El blog de Marc Bernabé

Manga Michi (El camino del manga)

Thursday, January 7th, 2010
  • Título: まんが道 –Manga Michi– (El camino del manga)
  • Autor: Fujiko Fujio Ⓐ
  • Editorial: Akita Shoten / Shōnen Gahō-sha
  • Revista: Shōnen Champion / Shōnen Gahō
  • Años publicación: 1970-72 / 1977-82
  • Clasificación: shōnen, seinen, metamanga, biografía
  • Tomos: 1 + 19

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Ya me imagino que puedo hacerme muy pesadito con el tema de las biografías de autores de manga, sí, pero es que durante el último año me ha dado un ramalazo muy fuerte por estos temas. Supongo que es porque estoy muy metido en la historia del manga en general debido a que estoy redactando el guión de La historia del manga, hasta ahora publicada en la revista B’s LoG, una obra de la que estoy muy contento y satisfecho de cómo está quedando. Así, llevo meses leyendo obras históricas del manga y también biografías de autores y la verdad es que no me canso. Por supuesto, la mayoría de lo que leo también lo comento aquí, de ahí que en este último año salga tanta obra viejuna en este humilde blog.

Después de leer tantas biografías, como la de Yoshihiro Tatsumi o la de Shigeru Mizuki, me parecía una vergüenza no haber leído la “biografía manga” por antonomasia, la primera que hubo y la que marcó escuela: Manga Michi (el camino del manga). Corrijo: no haber leído entera esta obra, pues hace años adquirí el primer tomo de una de las varias ediciones que tiene y lo leí con gran interés, aunque no pasé de allí por el motivo de siempre: demasiados tomos y demasiado poco tiempo. No obstante, esta vez me lié la manta a la cabeza y me decidí a leerla entera porque considero que menudo “estudioso del manga” soy si no he leído una obra tan capital como esta. Para ello, investigué para encontrar la edición más compacta posible de la obra (y que no fuera edición de bolsillo, que no me gusta nada), así que finalmente di con una edición en 4 enormes tomos de unas mil páginas cada uno editada entre 1986 y 1987 por la editorial Chūō Kōronsha, que además contiene las tres primeras sagas, Asunaro-hen, Risshi-hen y Seiun-hen.

Maga y Saino conocen a "dios" Tezuka. Ojo a la representación gráfica "resplandeciente" que hacen de él, ¡es tronchante!

Maga y Saino conocen a "dios" Tezuka. Ojo a la representación gráfica "resplandeciente" que hacen de él, ¡es tronchante!

¿Y de qué va Manga Michi? Pues es la historia de dos chicos, Michio Maga y Shigeru Saino, desde que se conocen en la escuela primaria hasta que empiezan a obtener éxito como dibujantes de manga. El autor dice que la obra está “inspirada” en su propia vida, pero da la sensación de que es mucho más que eso: más que “inspirada”, a mí me parece una autobiografía en toda regla. Seguramente hay episodios totalmente inventados o exagerados, que no tienen nada que ver con lo que ocurrió en la realidad, pero en general la obra se me antoja un auténtico relato autobiográfico por varios motivos. Los nombres de los protagonistas son distintos a los reales: así, Michio Maga, que es el que relata la historia, es en realidad Motoo Abiko (conocido con su nom de plume de Fujiko Fujio Ⓐ); Shigeru Saino sería por supuesto su compañero Hiroshi Fujimoto (es decir, Fujiko F. Fujio, el autor de Doraemon). En cuanto a su pseudónimo como autores, en Manga Michi se hacen llamar primero Shigemichi Ashizuka (Fujio Ashizuka en la realidad) y luego lo cambian a Shigemichi Masai (o sea, los Fujiko Fujio en la realidad). Aparte de estos cambios de nombres en los protagonistas, el resto de “personajes” de la historia aparecen con sus nombres reales.

¡Y menudos personajes! Entre ellos destaca por supuesto la figura de Osamu Tezuka, el “dios del manga”, pero también aparecen Hiroo Terada (un día hablaré más sobre él, cada vez me cae mejor este hombre, el gran olvidado de la historia del manga, pobre), Fujio Akatsuka, Shōtarō Ishinomori, Jirō Tsunoda, etcétera, es decir, grandes nombres del manga de los años 50, los que hicieron del cómic japonés la gran industria del entretenimiento que es hoy.

Maga y Saino dibujando. A la izquierda, una muestra del manga que dibujan en ese momento (y que es un manga real que Fujiko Fujio hicieron en aquella época). Hay un montón de páginas de muestra como esta, a veces historias enteras.

Maga y Saino dibujando. A la izquierda, una muestra del manga que dibujan en ese momento (y que es un manga real que Fujiko Fujio hicieron en aquella época). Hay un montón de páginas de muestra como esta, a veces historias enteras. El scan es malillo porque cuesta un montón abrir bien estos libros tan gruesos para escanearlos.

Manga Michi empieza, como ya he dicho, contando el encuentro entre Maga y Saino y el inicio de su gran pasión con el manga en la pequeña ciudad provinciana de Takaoka, en la fría prefectura de Toyama. Su gran pasión se consolida gracias al descubrimiento, por pura casualidad, de la revolucionaria Shintakarajima (La nueva isla del tesoro) de Osamu Tezuka y Shichima Sakai. A partir de entonces, ambos desarrollan auténtica pasión por Tezuka y empiezan a cartearse con él, llegando incluso a ir a visitarle expresamente a su casa de Takarazuka antes de que se mude a Tokio. Luego, la obra sigue contándonos las peripecias de ambos chicos, que van presentándose a varios concursos y van evolucionando como autores de manga amateur, siempre trabajando juntos bajo el pseudónimo “Shigemichi Ashizuka” –Shigemichi por la combinación de sus nombres, Shigeru y Michio, y Ashizuka (que se escribe 足塚 pie-túmulo) en homenaje a su admirado Tezuka (手塚 mano-túmulo) –. La historia se centra en este punto sobre todo en Maga, que al terminar el instituto empieza a trabajar en un periódico, donde trabaja realizando ilustraciones para anuncios y cosas así. Un trabajo que deja al cabo de un tiempo para perseguir su sueño, junto con Saino, de ser dibujante profesional de manga.

Así, ambos se mudan a Tokio para empezar su trayectoria profesional y empiezan a vivir y trabajar en una minúscula habitación de dos tatami (¡poco más de 3 metros cuadrados!), en casa de unos familiares lejanos. Al cabo de un tiempo, Tezuka, que se había mudado un tiempo antes a Tokio desde Takarazuka y había estado viviendo en un edificio de apartamentos llamado Tokiwa-sō (donde uno de sus vecinos es el también mangaka Hiroo Terada), decide mudarse y les ofrece a Maga y Saino trasladarse a vivir a su hasta entonces apartamento. Ambos, contentísimos, aceptan (¡van a vivir donde vivió su gran maestro, el “dios del manga”!), pero poco después se dan cuenta de que no tienen los 30.000 yenes que hay que dejar en depósito al dueño del inmueble. Tezuka, sin embargo, decide no retirar el depósito que él había dejado al entrar a vivir para que los dos jóvenes puedan hacer el traslado sin problemas (meses más tarde, cuando empiezan a ganar algún dinero, Maga y Saino le devuelven los 30.000 yenes al gran maestro). De este modo, los dos empiezan a vivir en los míticos apartamentos Tokiwa-sō junto a Terada (al que llaman cariñosamente Tera-san, y que se convierte en una especie de “hermano mayor” para ellos). ¡Ahora disponen de un apartamento enorme, ni más ni menos que de cuatro tatamis y medio (¡Casi siete metros cuadrados!) –irony mode OFF–.

Una vez en el Tokiwa-sō, la carrera de Saino y Maga empieza a despegar, y junto a Tera-san y otros dibujantes forman el Shin Manga-tō (Nuevo partido manga) como vía para desarrollar nuevos proyectos. Al cabo de un tiempo, el también dibujante Shin’ichi Suzuki se muda también al Tokiwa-sō, que empieza a convertirse en los míticos “apartamentos del manga”. Ya hacia el final de Manga Michi, aparecen dos jóvenes y prometedores dibujantes llegados también desde provincias: Shōtarō Ishimori (antes conocido como Shōtarō Onodera y después como Shōtarō Ishinomori) y Fujio Akatsuka, que después entrarían también a vivir en Tokiwa-sō. Sin embargo, Manga Michi se da por concluido antes de que Ishimori y Akatsuka entren a vivir en los apartamentos, qué lástima. Así, puedo calcular que el período que se narra en Manga Michi abarca desde 1945 hasta finales de 1955 o principios de 1956, ya que Ishimori y Akatsuka se mudaron al Tokiwa-sō en abril de 1956.

Maga y Saino dibujando a toda caña en el Tokiwa-sô

Maga y Saino dibujando a toda caña en el Tokiwa-sō

Manga Michi empezó entre 1970 y 1972 como un pequeño extra serializado de dos páginas en una sección llamada Manga Kyōshitsu (Aula Manga) en la que el autor enseñaba a dibujar manga. Con ese material, publicado en la revista Shōnen Champion de la editorial Akita Shoten, se acabó publicando un solo tomo: es la parte actualmente conocida como Asunaro-hen (Saga “El día de mañana vamos a ser…”), y que tiene un estilo de dibujo bastante caricaturesco e infantil. Más tarde, en 1977, y con un dibujo mucho más sobrio que la Saga Asunaro-hen, Fujiko Fujio Ⓐ inició de nuevo la empresa de contar su biografía en forma de manga, y esta vez eligió las páginas de la revista Shōnen Gahō para hacerlo, una empresa que continuaría hasta 1982, cuando dio conclusión a la historia, que se recopiló en 19 tomos repartidos en dos sagas: la Risshi-hen (Saga de la determinación) y la Seiun-hen (Saga de la ambición). Este material hasta aquí es lo que se considera el “Manga Michi clásico” y el que se recopila en los 4 mega-tomos que he leído.

Por si fuera poco, sin embargo, la historia no acaba así, ya que más adelante, a finales de los años 80, Fujiko Fujio Ⓐ siguió con la historia en la llamada “Segunda parte”, que publicó por entregas al final de los tomos recopilatorios de sus obras completas. Esta segunda parte cuenta con dos tomos. Y ya para terminar, desde 1997 el autor se dedica a explicar más anécdotas de su vida, en lo que se considera la secuela de Manga Michi: la obra Ai… Shirisomeshi koro ni…, publicada en la revista Big Comic Zōkan y aún abierta con 9 tomos; en los próximos días publicaré las reseñas de estas otras obras. Además, a finales de los 80 se realizaron dos series de televisión con actores de carne y hueso basadas en Manga Michi.

Manga Michi no es solo interesante porque cuenta la historia de dos chavales aficionados al manga que deciden ir en pos de su gran sueño de ser dibujantes de cómic en una época en la que el manga no tenía, ni de lejos, el estatus que tiene ahora. A mí también me parece interesantísimo porque, intercaladas entre las páginas de la historia, se pueden leer extensas muestras de los trabajos que iban realizando Maga y Saino como autores, desde sus primeros gags y tiras que enviaban a concursos como dibujantes amateur a obras autoconclusivas o serializaciones que realizaron durante sus primeros años en Tokio, pasando por supuesto por la mítica obra Utopia (firmada por Fujio Ashizuka), considerada la obra con la que debutaron y que actualmente es el segundo libro de manga más buscado y cotizado en el mercado de libro antiguo, solo superado por el Shintakarajima de Tezuka y Sakai. Además, también se incluyen documentos como las cartas que enviaron y recibieron de Tezuka, entre otros, e interioridades de las editoriales y revistas de la época. Poder leer estas muestras es realmente interesante y hace de esta obra, Manga Michi, un verdadero tesoro.

Los 4 mega-tomos de Manga Michi puestos al lado de un 666 Satan de Glénat

Los 4 mega-tomos de Manga Michi puestos al lado de un 666 Satan para comparar

Lo mejor

  • Historia muy interesante y contada con el máximo detalle. Probablemente –esto es una deducción mía– el autor siempre ha llevado un diario y ha basado Manga Michi en él; de hecho, a veces aparecen fragmentos del diario, lo que hace que la historia cuente con una cantidad de detalle ingente.
  • Las muestras de manga auténtico intercaladas en la historia. ¡Verdaderos tesoros de la historia del manga!
  • La absoluta devoción y admiración que demuestran Maga y Saino por Tezuka, y la manera con que lo pintan. A veces da risa y todo de lo exagerado que llega a ser. ¡Pero es que Tezuka merece eso y más!
  • Se reivindica la figura de Hiroo Terada, un personaje esencial en el manga de los años 50, no tanto por su obra (que no llegó a destacar demasiado) sino por su papel como elemento aglutinador y “portador de buen rollo” entre los habitantes del Tokiwa-sō. Es posible que, de no haber sido por los ánimos de Tera-san, algunos de los grandes padres del manga hubieran abandonado sus carreras tras haber sufrido algún gran revés, como cuando en la historia Maga y Saino sufren una enorme pájara y no consiguen llegar a tiempo con un montón de fechas de entrega, lo que les granjea el recorte de todas sus series y el rechazo de casi todas las editoriales y revistas de la época.
  • Me entraron unas ganas irrefrenables de volver a pasear por los alrededores de donde estaba el Tokiwa-sō y en mi viaje a Tokio de diciembre pasado pude hacerlo… ¡Y con resultados magníficos (ya veréis el vídeo)!

Lo peor

  • Al contar la historia con tanto detalle, a veces la acción resulta demasiado lenta.
  • Solo abarca unos diez años de la historia de Maga y Saino. Me habría gustado leer más sobre su vida, y sobre todo sobre su época de más éxito: el inicio de Doraemon, Ninja Hattori-kun y todo esto.
  • No me gusta que sea “semi” autobiográfica y que el autor cambiara su nombre real y el de su compañero Hiroshi Fujimoto por otros nombres. Hubiera preferido una autobiografía en toda regla y no tener dudas sobre qué es lo que ocurrió en realidad y qué es lo que se ha sacado el autor de la manga para esta obra.
  • Por lo anticuado del estilo de dibujo, la temática alejada de la acción pura y dura y basada en “los buenos viejos tiempos” (del Japón de la posguerra) y su gran extensión, me parece prácticamente imposible que algún día podamos ver Manga Michi publicada en Occidente.

Manga Michi

Tuesday, January 5th, 2010

Actualmente, la serie Bakuman de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata ha puesto la temática del metamanga (manga que habla sobre manga) de moda con la exitosa y muy interesante historia de dos chicos que aspiran a ser algún día autores famosos de manga y a publicar para la Shōnen Jump. Sin embargo, muchos olvidan que esta temática no es del todo original, y que ha habido varias obras a lo largo de la historia del manga que se han basado en una premisa muy similar.

Manga Michi (El camino del manga), de Fujiko Fujio Ⓐ, es seguramente el metamanga más conocido y legendario que existe, el decano de todos los metamanga, y además una obra interesantísima, larguísima y compleja, que se compone de varias sagas recopiladas en distintos formatos a lo largo de 40 años –sus inicios se remontan al año 1970–. Hace unos meses decidí leerme esta historia y, posteriormente, escribir la correspondiente reseña para compartirla con vosotros. El manga en sí me gustó mucho, como veréis, así que con los meses me he ido picando y he ido consiguiendo todas sus secuelas y spin offs para disfrutar de él en su totalidad.

Así, poco a poco he ido consiguiendo los varios tomos de las varias sagas de que se compone el manga (no es fácil, ya que algunos tomos están descatalogados y cuestan de encontrar a un precio razonable), y he decidido realizar una reseña para cada una de ellas. Ha sido una tarea que me ha llevado meses, pero que también ha sido muy divertida debido a la dificultad para conseguir ciertos tomos, lo que ha añadido un pequeño factor “Indiana Jones” al proceso de desentrañar la maraña y “hacerme con todos”.

Este post será pues el “índice” de las varias reseñas de las diferentes partes de Manga Michi, por lo que a la que suba una reseña pondré el enlace a la misma en esta lista. Estas son las diferentes partes de la obra, y cada una tendrá una entrada propia.

Manga Michi de Fujiko Fujio Ⓐ:

Obras relacionadas de algún modo con Manga Michi:

¡Espero que os guste este largo viaje por el mundo de Manga Michi!

Kamen Rider (El motorista enmascarado)

Thursday, December 17th, 2009
  • Título: 仮面ライダー –Kamen Rider– (El motorista enmascarado)
  • Autor: Shōtarō Ishinomori
  • Editorial: Asahi Sonorama
  • Revista: Bokura Magazine / Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1970-72
  • Clasificación: shōnen, tokusatsu
  • Tomos: 4

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Por favor, que los fans más puristas del tokusatsu no lean esta reseña, o que si la leen lo hagan sabiendo que yo sé poco sobre esta temática y que podría soltar alguna barbaridad. Kamen Rider es posiblemente el personaje más famoso (con permiso de sus colegas Godzilla y Ultraman, claro) de este género. O tal vez no sea el más famoso, no sé, pero sí el personaje que ha estado siempre en boga desde que fue creado a principios de los años 70, y que actualmente sigue disfrutando de adaptaciones a la pequeña y a la gran pantalla. Existen decenas de series y películas de Kamen Rider, y su mundo está formado por una maraña de personajes tan densa que habría que realizar un máster para desentrañarla. En esta reseña nos ceñiremos solamente al Kamen Rider original, el primero, para no liarnos.

Kamen Rider (literalmente traducido como “El motorista enmascarado”) es, como he dicho, uno de los iconos del tokusatsu. Ya conocéis a Shōtarō Ishinomori, porque he hablado varias veces de él. No podemos decir que Ishinomori fuera el inventor del tokusatsu, puesto que ese honor pertenece a Ishirō Honda y, sobre todo, al mítico Eiji Tsuburaya (director y responsable de efectos especiales, respectivamente, de la primera peli de Godzilla, la de 1954, y a partir de ahí de un montón de películas y personajes, sobre todo Tsuburaya). Pero sí podemos decir que fue Ishinomori el que afianzó el género y, sobre todo, lo adaptó con gran éxito a la pequeña pantalla, tomando el testigo de obras de los años 60 como Gekkō Kamen (1958) o Ultraman (1966). Así, Ishinomori se embarcó en la creación de un sinfín de personajes vestidos con mallas a cuál más estrafalario; unos diseños y argumentos que vendía a las cadenas de televisión. En los años 70, pues, el “rey del manga” se dedicaba básicamente a inventarse bichos raros para la tele, y de su genio creativo surgieron Kamen Rider, su creación tokusatsu más conocida, y Kikaider (reseña aquí), al que conocemos en España por el mediocre remake que realizó Meimu y que publicó Planeta deAgostini.

Kamen Rider fue concebido, pues, como un personaje televisivo, pero antes de que empezara la serie por televisión, Ishinomori empezó a serializar la versión manga de ese personaje. Ahora nos parece raro que un mangaka tenga una idea, la venda a la televisión y DESPUÉS haga el manga. Pero en aquella época no era así: Gō Nagai se hinchó a hacer exactamente lo mismo (con Mazinger, Devilman, Cutie Honey…), y también Leiji Matsumoto (con Yamato, Capitán Harlock…). Algunos consideran este manga que reseño “la obra original de Kamen Rider”; pero al parecer eso no es así: primero vinieron los diseños y planteamientos para la serie televisiva de imagen real y después vino el manga (aunque finalmente el manga se publicó antes, de ahí la confusión).

El cara-grillo y la moto molan mucho; hay que reconocerlo

El cara-grillo y la moto molan mucho; hay que reconocerlo

¿Y de qué va esta serie? Pues básicamente es una lucha al uso entre el bien y el mal. Una organización muy mala malosa, llamada Shocker, pretende crear unos seres superiores (aunque totalmente controlados y supeditados a ellos como simples marionetas, faltaría más) con los que dominar a la humanidad entera como si fuera simple ganado. Para ello, escoge a personas especialmente destacables física y psicológicamente, las secuestra y las convierte en cyborgs con forma de insectos en un proceso que tiene dos pasos: 1) transformación del cuerpo físico en cyborg y 2) lavado total de cerebro para convertirlos en auténticos zombis que obedecen ciegamente las órdenes de Shocker (que parece ser una especie de ordenador, por cierto).

Takeshi Hongō es el protagonista, un chico muy guapo, fuerte, inteligente y rico al que un día los de Shocker tienden una emboscada. Luego le convierten en cyborg y, cuando están a punto de empezar la fase de lavado de cerebro, cae un relámpago en el laboratorio y Hongō se libera. Así, conseguimos un superhéroe de fuerza sobrehumana y totalmente libre de ataduras. Al poco, Takeshi escapa del laboratorio enemigo con la ayuda del doctor Midorikawa, un científico al que los Shocker habían secuestrado y al que obligaban a trabajar en sus proyectos. Midorikawa acaba muerto, pero no sin antes proporcionarle a Hongō una moto muy molongui, llamada Cyclon, que contiene un casco y un traje que dan al protagonista el aspecto de un grillo saltamontes humanoide.

Y así nace Kamen Rider, el motorista enmascarado, un héroe que cabalga su moto y que, para obtener poder, necesita alcanzar cierta velocidad. A partir de este momento, Hongō se enfrentará a numerosos bichos raros y, por supuesto, por en medio se meterá la típica chica, la hija del doctor Midorikawa, llamada Ruriko. Hacia el final del tomo 2, por cierto, Hongō debe enfrentarse a once clones suyos y acaba muriendo… Sin embargo, su legado (y su cerebro) siguen vivos, y es Hayato Ichimonji, un antiguo cyborg esclavo de Shocker, quien hereda el puesto de Kamen Rider mientras se comunica telepáticamente con el cerebro de Hongō, conservado en formol (o algo similar XD).

No hace falta decir que Kamen Rider es una de las series más influyentes en el tokusatsu. Existen numerosas copias de este personaje y estos planteamientos. Y, cómo no, también hay parodias, como por ejemplo Ultra Héroe (Action Kamen) de Shin Chan, una clarísima referencia a Kamen Rider.

En fin, estamos ante un manga francamente trepidante, en el que todo ocurre muy rápido. Por ejemplo, entre que se nos presenta al personaje Takeshi Hongō, le atrapan y le realizan la operación para convertirle en cyborg solo pasan 12 páginas. El ritmo es realmente rápido y se supone que el lector se lo tiene que creer todo. En este sentido es una obra bastante añeja, aunque no negaré que tiene su encanto, ya que el autor no se complica nada en crear bases sólidas: “las cosas son así, como yo te las digo, y se acabó”. Lo que es el desarrollo de la acción, el ritmo narrativo, aparte de ser también muy veloz, a mí me parece excelente, una demostración fantástica de cómo hacer bien las cosas en el lenguaje del cómic de acción: velocidad, capacidad de atraer la atención del lector y gran trabajo en el desarrollo de las viñetas y el guiado del ojo del lector a través de ellas.

A mí la obra básicamente me ha gustado porque 1) es una obra histórica y estas cosas me pirran; 2) las escenas de acción están genialmente llevadas (como con Kikaider); 3) Ishinomori demuestra una gran maestría como mangaka. Pero si no fuera porque a mí me encanta el manga clásico y me fascina poder estudiar con perspectiva la historia del manga, la verdad, este manga no me habría gustado. Porque ni la temática me acaba de gustar, ni el dibujo es maravilloso (en su momento lo era, ahora se ve pasado de moda), ni el argumento me parece decente: es infantil y simplón.

Lo mejor

  • Un manga realmente trepidante que se lee en un plis
  • Es una obra cortita. Hay muchas ediciones en Japón, pero la más reciente tiene 3 tomitos (la mía consta de 4)
  • Una obra muy interesante para introducirse en el complicado mundo de Kamen Rider

Lo peor

  • No nos engañemos: el dibujo es añejo y el contenido es ridículamente infantil
  • Los diseños de los enemigos son feos y ridículos
  • El diseño de grillo de Kamen Rider siempre me ha parecido de vergüenza ajena (¿soy el único?)

Y ahora, a leer las reseñas “hermanas” del día

Cyborg 009

Wednesday, December 16th, 2009
  • Título: サイボーグ009 –Cyborg 009–
  • Autor: Shōtarō Ishinomori
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Shōnen King, Shōnen Magazine, Bōken-ō, Shōnen Sunday, etc.
  • Años publicación: 1964-85 (aunque está inconclusa)
  • Clasificación: shōnen, ciencia-ficción
  • Tomos: 15 (esta edición)

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Cyborg 009 es seguramente la obra más famosa de Shōtarō Ishinomori con permiso de Kamen Rider, un clásico imperecedero del manga que ha gozado de múltiples adaptaciones animadas y sigue viva en el imaginario colectivo nipón. Aunque técnicamente no se le puede considerar una serie de tokusatsu puesto que nunca fue concebida como serie de imagen real ni los protagonistas llevan trajes de lycra con cascos que tapan sus rostros, sí que tiene muchos ingredientes de este género tan japonés y que tan bien llegó a cultivar el maestro Ishinomori a partir de los años 70. En este aspecto, sí que podríamos decir que Cyborg 009 fue una especie de “prototipo” para las posteriores obras tokusatsueras de Ishinomori.

Cyborg 009 (léase “Cyborg zero zero nine”, en inglés) es la “life work” (obra de la vida) de Ishinomori, puesto que desde que en 1964 empezó a publicarla en las páginas de la revista Shōnen King nunca dejó de trabajar y pensar en ella, haciendo nuevos episodios hasta 1985 e incluso anunciando, en el año 1997, que en el 2000 empezaría la “saga de conclusión”. Sin embargo, desgraciadamente Ishinomori falleció el 28 de enero de 1998, con lo que nos dejó a todos con las ganas de saber cómo terminaría su serie más representativa.

En plena Guerra Fría, los fabricantes y comerciantes de armas, así como los bancos, se lamentan de que el miedo a la amenaza nuclear puede provocar que deje de haber guerras y que, por lo tanto, ellos dejen de ganar dinero a espuertas. Así, conforman la organización Black Ghost, a la que encargan buscar una solución a este problema. Black Ghost, encabezada por un misterioso enmascarado, empieza a secuestrar a famosos científicos de todo el mundo y les encarga la fabricación de cyborgs con la idea de promover las guerras futuras mediante soldados cibernéticos que lucharían entre ellos. Con la idea de crear varios prototipos, agentes de Black Ghost recorren todo el mundo buscando a gente de todas las razas y condiciones para raptarles y ponerles en la mesa de operaciones y convertirlos en cyborgs.

Los nueve cyborgs, juntos con el profesor Gilmore. Siento que el scan haya quedado mal en la parte derecha; las páginas están tan bien cosidas que no podía abrir más el libro

Los nueve cyborgs, juntos con el profesor Gilmore. Siento que el scan haya quedado mal en la parte derecha; las páginas están tan bien cosidas que no podía abrir más el libro

Así, un total de nueve conejillos de indias son secuestrados y convertidos en cyborgs: un bebé ruso, un estadounidense chuleta, una francesa muy mona, un alemán, un indio americano, un chino regordete, un inglés, un africano y, por fin, un japonés de padre extranjero y madre japonesa. Cada uno de estos cyborgs recibe un número clave que empieza por 00. Así, el bebé es el 001, el estadounidense es el 002, etcétra. Y Joe Shimamura, el protagonista, es el 009. Cada uno de los cyborgs tiene unas características diferentes. Así, el bebé es extremadamente inteligente y hace de líder, el americano corre a toda pastilla, la francesa tiene una vista y un oído prodigiosos, etcétera. El protagonista Joe, al ser el último prototipo, reúne casi todos los poderes de sus compañeros.

El caso es que uno de los científicos raptados, el doctor Gilmore, se entera de las malvadas intenciones de Black Ghost y consigue liberar a los nueve cyborgs y escapar del lugar. A partir de este momento, empezará una lucha tremenda entre los cyborgs y los Black Ghost, con un montón de aventuras de todo tipo (el manga es una especie de agrupación de historias autoconclusivas más o menos largas, un poco al estilo de Astroboy).

Cuando leí por primera vez este manga, hace ya varios años, la verdad es que mi primera impresión fue “vaya, este autor tan famoso en realidad copiaba un montón a Tezuka”. Efectivamente, en aquel entonces no conocía muy bien la obra de Ishinomori, pero sí que es cierto que Cyborg 009 bebe directamente de las fuentes de Tezuka en todos los aspectos (no en vano Ishinomori fue uno de los más ilustres “influenciados” por Tezuka e incluso llegó a echarle una mano en alguna que otra ocasión). Empezando por el dibujo, extremadamente tezukiano, siguiendo por los argumentos de las historias, algunas de ellas muy parecidas a Astroboy, y siguiendo aún más con el evidente paralelismo de Astroboy como robot bueno con poderes que lucha contra los malos y Cyborg 009 como cyborg bueno con poderes que lucha contra los malos. A pesar de todo esto (que no es tanto una crítica como una observación), esta es una obra muy interesante y realmente mítica, que ha sido adaptada tres veces al anime (la última bastante reciente, de 2001-02).

Para finalizar, un apunte curioso sobre mi tomo. Lo compré de saldo en un Mandarake, creo, y es curioso porque es un libro que había estado de alquiler en una de las famosas kashihon’ya (librerías de alquiler) que tanto abundaron en Japón en los años 50 y parte de los 60. Aunque tengo más ejemplares de libros de kashihon’ya, este me parece excepcional por el mimo con el que el dueño lo había tratado. Primeramente, las sobrecubiertas están forradas con plástico adhesivo para reforzarlas y pegarlas a las cubiertas y que el libro dure más (esto es bastante normal en este tipo de libros de alquiler). Pero lo interesante es que hizo agujeros en la parte del lomo, por los que pasó hilos para coser las páginas y así impedir que se soltaran. Mi libro en concreto fue publicado a finales de los años 60 y la verdad es que está en magnífico estado a pesar de que seguramente fue leído por cientos de personas, y eso se debe sin duda a los impresionantes cuidados de el dueño de esa kashihon’ya.

Lo mejor

  • Un gran clásico del manga en general y una obra imprescindible en la bibliografía de Shōtarō Ishinomori, el “rey del manga”.
  • Acción trepidante y en general no se hace aburrido de leer.

Lo peor

  • Algunos tópicos derivados del hecho de tener personajes de varias nacionalidades.
  • Que solo haya una mujer entre nueve cyborgs.
  • Igual está un poco “demasiado” inspirado en Tezuka en general y en Astroboy en particular.
  • Que Glénat Francia haya empezado a editar esta obra en Francia en su nueva colección “Vintage” y en cambio en España dudo mucho que la veamos, al menos a corto-medio plazo.
  • Que se empezara a editar en Estados Unidos por Tokyopop y se dejara en el limbo (por si quedaban dudas, está claro que el manga clásico no vende).

Y ahora, no os perdáis los otros artículos relacionados

Ultraman

Tuesday, December 15th, 2009
  • Título: ウルトラマン –Ultraman–
  • Autor: Daiji Kazumine
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Bokura
  • Años publicación: 1966-67
  • Clasificación: shōnen, tokusatsu
  • Tomos: 2

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¿Qué decir sobre Ultraman que no se sepa ya ni que nos haya contado Urías en su post de La Arcadia? Aunque no se le puede considerar el verdadero padre del tokusatsu, ya que ese honor recae en Godzilla y un montón más de monstruos (怪獣 kaijū) del estilo, ni tampoco del tokusatsu televisivo (se considera que la primera serie de tokusatsu para la tele fue Gekkō Kamen (Máscara de Luna)), Ultraman en sí, concebido como una secuela de una serie tipo The Twilight Zone llamada Ultra Q, tiene el mérito de haber popularizado enormemente el género en la pequeña pantalla, y de ser el padre de montones y montones de héroes con cascos y leotardos.

Hay muchísimas series de Ultraman, ya que se han producido varias a lo largo de los años, y consecuentemente también manga basados en su universo. Hace un tiempo, se me metió entre ceja y ceja buscar un manga de Ultraman a secas, que adaptara la primera serie, más que nada para conocer los orígenes del personaje y saber un poco sobre él. Tras patearme montones de tiendas de manga de segunda mano en Tokio y otras ciudades, finalmente pude conseguir este que reseño ahora, cuyo título es simplemente Ultraman.

Francamente, el manga en sí, obra de Daiji Kazumine, un autor bastante prolífico en los años 60 (y autor de los dibujos de Kuroi himitsu heiki, considerado uno de los primeros manga de béisbol “fantásticos”), me ha decepcionado bastante. Y es que el manga empieza directamente con aventuras de Ultraman tal cual, y no se explica nada sobre su origen, de dónde viene, por qué es así, ni nada de nada. Simplemente se mete al lector de cabeza en un mundo constantemente amenazado por enormes monstruos a cuál más feo y se le obliga a asumir que existe un grupo de especialistas en contrarrestarlos, la Patrulla Especial Científica de Búsqueda (“Patrulla Científica” para los amigos), que sale con sus aviones y aparatos para luchar contra los monstruos.

Pero estos terribles monstruos no son moco de pavo, por lo que, en un momento dado, uno de los miembros de la Patrulla Científica, Shin Hayata, se las apaña para escaquearse, sacar una especie de cápsula y transformarse en Ultraman, un superhombre gigantesco extremadamente poderoso que lucha contra las bestias en combate cuerpo a cuerpo o bien con sus rayos de spacium o halos cortantes. Sin embargo, el poder de Ultraman depende de una carga de energía solar que se agota muy rápidamente; si la carga se agota antes de que consiga destruir al monstruo de turno, entonces no habrá nada que hacer.

Monstruitos contra Ultraman
Monstruitos contra Ultraman

Y así es el manga, una sucesión de episodios sueltos en los que aparece un monstruo, la Patrulla Científica lucha contra él, aparece Ultraman, se mete en apuros y parece que, esta vez sí, va a salir derrotado porque el enemigo es demasiado poderoso, y finalmente vence y todos felices. La verdad, se nota que es un producto “de encargo” y que fue concebido para contentar a los espectadores de la serie televisiva, que ya conocían la historia de sobras y que por lo tanto no querían que se la contaran de nuevo, sino ver peleas y observar a Ultraman derrotando a monstruos.

El dibujo de este manga es realmente añejo, muy de su época, bastante tosco incluso comparado con otros manga de la misma época. El argumento, ya lo he comentado, es extremadamente infantil. No es que me haya disgustado el manga, ojo. Es cierto que como manga no me ha gustado, pero como obra vintage, de los años 60, y como obra que adapta las aventuras de un icono de la cultura popular de Japón resulta bastante interesante. La lástima es que no te cuente nada del origen del personaje; he tenido que irme a la Wikipedia para enterarme un poco de por qué Hayata se transforma en Ultraman.

En los años 60 y 70, era muy común que las series televisivas de más éxito tuvieran más de una adaptación a cómic, ya que cada revista de manga “pujaba” por conseguir que aquel personaje tan famoso de la tele apareciera en sus páginas, con lo que podía captar muchos lectores. Es por esto que hay varias versiones de Mazinger Z (solo una de Gō Nagai, pero otras creadas por “negros” suyos como Gosaku Ōta), de Yamato y tantas otras. Este también es el caso de Ultraman. Este manga de Daiji Kazumine no es el único que existe sobre el personaje y que fue creado paralelamente a la serie televisiva; hay varios otros. Y, curiosamente, uno de ellos fue creado por el genial Kazuo Umezu. Valdría la pena investigar sobre este manga, ¿no?

Lo mejor

  • Adaptación manga de las aventuras de un icono de la cultura popular.
  • Lo ingenuo e infantil del planteamiento resulta paradójicamente refrescante.
  • No se complican la vida explicando grandes cosas: sale un monstruo, hay pelea y lo vencen.

Lo peor

  • El dibujo me parece muy tosco.
  • No se cuenta nada sobre los orígenes de Ultraman.

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