El blog de Marc Bernabé

Bōken Dankichi (Dankichi el aventurero)

Friday, June 14th, 2013
  • Título: 冒険ダン吉 –Bōken Dankichi– (Dankichi el aventurero)
  • Autor: Keizō Shimada
  • Editorial: Dainihon Yūbenkai Kōdansha (actual Kōdansha)
  • Revista: Shōnen Club
  • Años publicación: 1933-39
  • Clasificación: aventuras
  • Tomos: 3

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Bōken Dankichi es, solo después de Norakuro, el gran referente del manga de preguerra, una influencia enorme en miles y miles de niños que más tarde decidirían seguir el camino del manga y contribuirían a hacer del cómic japonés la colosal industria que es hoy en día. Aunque siempre aparece en los libros de historia de manga, lo cierto es que Bōken Dankichi no es un cómic, sino una especie de “auca” (lo siento, según la Wikipedia las “auques”, tan típicas de Catalunya, se llaman “aleluyas” en castellano, pero se me hace rarísimo llamarlo así), que en japonés es conocida como e-monogatari (historia ilustrada), uno de cuyos grandes maestros fue Shigeru Komatsuzaki, y el otro Sōji Yamakawa, autor de Shōnen Keniya .

En el caso de esta historia, tenemos grandes ilustraciones con la explicación de lo que está ocurriendo al pie, aunque con la peculiaridad de que en las ilustraciones, a veces, se incluyen bocadillos de texto. Esta última particularidad hace que Bōken Dankichi se considere una obra a caballo entre el manga y el e-monogatari (modalidad de contar historias que tuvo su máximo esplendor en los años 40 y 50).

Bōken Dankichi cuenta la historia de un chaval llamado Dankichi que sube a su barca para salir a pescar junto a su “Milú” particular, un espabilado ratón parlante llamado Karikō. Dankichi se duerme en la barca, que empieza a ir a la deriva hasta llegar a una isla. Al desembarcar, Dankichi y Karikō vivirán numerosas aventuras: serán perseguidos por fieros animales como leones o elefantes y acabarán siendo coronados reyes de una tribu de “negros salvajes”, a los que ayudarán y “civilizarán”.

Como podemos ver, estamos ante una historia con bastantes paralelismos con Tintín en el Congo (dudo mucho, por cierto, que Shimada se inspirara en Hergé más que nada porque las obras son casi contemporáneas: Tintín en el Congo, versión revista en b/n, es de 1930-31 (primera versión japonesa en 1968) y Dankichi empezó en 1933): el superior hombre blanco (en este caso un chico japonés) ayuda a los ignorantes negritos a organizarse la vida, y les enseña cómo funciona “la civilización”. Ellos, alegres y contentos, alucinan ante los conocimientos y consejos del “sabio”, le coronan rey, y poco a poco van evolucionando y “civilizándose”.

Como me estoy liando porque sois todos iguales, os pondré un número a cada uno.

Como me estoy liando porque sois todos iguales, os pondré un número a cada uno.

Es, obviamente, un retrato fiel de la época: Japón se encontraba en esos momentos inmerso en un proceso de expansión e invasión de otras culturas, desde Papúa Nueva-Guinea hasta la India, pasando por Vietnam, Filipinas, Malasia y Singapur, por no olvidarnos, claro está, de Corea y China. La idea japonesa era “luchar” contra el colonialismo occidental imponiendo un estilo de colonialismo “asiático”: no nos dejemos colonizar por el hombre blanco occidental, vamos a unirnos (aunque yo seré el líder lo queráis o no) y les echaremos de “nuestro” continente. En todo caso, los japoneses estaban convencidos de ser superiores y de querer ayudar a sus “hermanos asiáticos” diciéndoles qué y cómo tenían que hacer. Y Bōken Dankichi es un documento fantástico para conocer de primera mano estas ideas, que se transmitían (sin malicia, ya que no era una obra de propaganda, sino comercial pura y dura) a los niños.

A día de hoy, muchísimas imágenes de esta obra pueden llegar a herir sensibilidades al igual que Tintín en el Congo, empezando por el modo de dibujar a los “negritos” (totalmente salvajes, todos iguales, bocas enormes, etc.) y acabando por la actitud “superior” y “adoctrinadora” (repito: sin malicia) de Dankichi y Karikō, pasando por el uso de ciertos vocablos que hoy en día resultarían muy ofensivos, y otras escenas, como una que me llamó especialmente la atención: como Dankichi se lía con sus súbditos y no los distingue, les pinta un número a cada uno en la tripa y les llama “número 1”, “número 2”, etcétera…

Lo mejor

  • Una obra histórica, esencial para entender la evolución del manga desde la preguerra hasta la posguerra.
  • Poder echar un vistazo a la mentalidad japonesa de la época imperialista.

Lo peor

  • Igual debería poner esto en “lo mejor”, porque a mí personalmente me encanta, pero la obra está escrita con las convenciones del japonés escrito de preguerra, bastante diferente al de hoy en día: uso de kanji antiguos y usos diferentes del hiragana (ver la reseña de Norakuro para saber más sobre esto).
  • Hoy en día puede resultar bastante ofensiva, aunque hay que saber situarse en el contexto en el que fue dibujada y escrita.

Famicom runner Takahashi Meijin Monogatari (La historia de Takahashi Meijin, el atleta de la Famicom)

Wednesday, July 21st, 2010
  • Título: ファミコンランナー高橋名人物語 –Famicom runner Takahashi Meijin Monogatari– (La historia de Takahashi Meijin, el atleta de la Famicom)
  • Autor: Kazuyoshi Kawai
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: CoroCoro Comic
  • Años publicación: 1986
  • Clasificación: kodomo, videojuegos
  • Tomos: 1

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No conocía a Takahashi Meijin hasta leer esta entrada en La Arcadia de Urías durante la 2ª Semana Temática #TLQM, y la verdad es que quedé bastante anonadado al conocer la historia de este personaje, básicamente un tío que se hizo famoso en los años 80 por ser un crack de los videojuegos. Su principal mérito era el de pulsar 16 veces por segundo el botón de disparo de un joystick y memorizar cada pantalla de los videojuegos de la época de modo que podía pasárselos casi sin pestañear. Esto, en un momento en el que el videojuego de 8 bits estaba en un momento de brutal expansión gracias al éxito de la Nintendo Famicom (NES en Europa y USA), convirtió a este personaje, entonces un joven empleado de 27 años de la empresa de desarrollo de videojuegos Hudson Soft, en un verdadero ídolo de masas. Meijin (literalmente “hombre famoso” o, dicho de otra manera “crack”) es el título que le dieron en Hudson emulando a los grandes maestros del shōgi. Su nombre real es Toshiyuki Takahashi. Si queréis saber más sobre este personaje, Pepino pudo conocerle en persona y le dedicó una entrada.

El caso es que en 1986, en pleno auge de su popularidad, se publicó un manga sobre su vida, su filosofía y sus andanzas. Pero ojo, porque todo está muy exagerado y lleno de chistes y hasta de cierto romanticismo. Las aventuras de Takahashi cuando se entrena, cuando era niño, cuando se enfrenta a rivales, cuando desarrolló su famosa técnica de las 16 pulsaciones por segundo…

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¡Dale al joystick!

Este es un manga para niños publicado en una revista para niños y no tiene más. Es una simple curiosidad, está muy bien por el anacronismo y la nostalgia que desprende ahora, pero nada más. Porque actualmente, con la tecnología de videojuegos que hay, con rivales inteligentes e imprevisibles, trampas, trucos que te obligan a pensar, etc., ¿qué gracia puede hacernos un manga que te enseña cómo pasarse un videojuego en el que conduces una nave y tienes que cargarte –con municiones infinitas– a enemigos que en cada partida siempre salen por el mismo lado y actúan de la misma manera? A muchos (me incluyo) estos videojuegos nos encantan, claro está, por pura nostalgia, pero verlo en forma de manga 25 años después queda un poco desfasado.

El manga en sí ocupa unas 120 páginas, que se complementan con unas 45 páginas con información textual, aderezada con muchas fotos, sobre Takahashi: su infancia, entrevistas, consejos (jugar a la consola solo una hora al día, estudiar, etc.), etcétera que en su momento imagino que harían las delicias de cientos de miles de niños.

En definitiva, una curiosidad interesante pero puramente anecdótica. Una muestra más de que en el mundo del manga podemos encontrar absolutamente de todo.

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Así se entrena Takahashi Meijin para ser el mejor jugón del planeta.

Lo mejor

  • Los capítulos son autoconclusivos y resultan divertidos de leer.
  • Conocer a un personaje tan curioso como Takahashi Meijin.
  • La nostalgia de los 8 bits. Dan ganas de pillarse una NES y liarse a jugar.

Lo peor

  • Bastante desfasado actualmente.
  • Contenido muy infantil.

Norakuro gunsō (Sargento Norakuro)

Monday, April 26th, 2010
  • Título: のらくろ軍曹 –Norakuro gunsō– (Sargento Norakuro)
  • Autor: Suihō Tagawa
  • Editorial: Dainihon Yūbenkai Kōdansha (actual Kōdansha)
  • Revista: Shōnen Club
  • Años publicación: 1931-1941
  • Clasificación: shōnen
  • Tomos: 10

Ya di unas cuantas pinceladas sobre Norakuro en el post sobre el Museo Suihō Tagawa, pero esta vez, aprovechando que tras escribir mi relato de esa visita me entraron ganas de leer el manga, escribiré esta reseña en la que ampliaré un poco sobre este icónico personaje.

Norakuro empezó en 1931 en las páginas de la revista para niños Shōnen Club. En aquel entonces, las revistas infantiles llevaban básicamente artículos, fotos y relatos, y muy poco manga, pero el editor jefe decidió que tal vez sería interesante incorporar un cómic, ya que podría tener éxito entre los chavales. Así, contactó con Suihō Tagawa, un dibujante que ya destacaba en la época. Al proponerle el editor la idea, Tagawa pensó en que, para gustar a los niños, había que hacer una mezcla de las cosas que les gustaban a los chavales de la época: los perros y jugar a batallitas. Y así se inventó la idea detrás de Norakuro: un perro que se apunta al ejército.

Norakuro empieza pues presentándonos al perro vagabundo (norainu) negro y blanco (inspiración directa del gato Félix, según dicen) llamado Kurokichi, que se alista como recluta de segunda al ejército. Su sobrenombre Norakuro viene pues de la contracción de Norainu no Kurokichi (Kurokichi, el perro vagabundo. Además, “kuro” significa “negro”). El personaje cayó tan bien a los lectores que llegó a tener un gran éxito, en parte porque Tagawa, respondiendo a las expectativas de los mismos lectores, hacía subir de rango a su personaje poco a poco: así, de recluta de segunda pasa a recluta de primera, después a recluta mayor, cabo de segunda, cabo, sargento, etc. Y así hasta llegar a teniente de segunda, que es donde se quedó el personaje.

Se dice que Tagawa quería seguir aumentando de rango a Norakuro, pero que el ejército japonés, harto de que el personaje banalizara a las fuerzas armadas y la guerra, no solo impidió que Norakuro llegara a capitán –al parecer, la idea original de Tagawa–, sino que presionó para que la serie fuera cortada. Recordemos que en aquella época, Japón estaba en plena carrera expansionista, en guerra contra China, y poco después se metería de cabeza en la Segunda Guerra Mundial, por lo que el ejército tenía un poder absoluto sobre la sociedad. Además, en una época en la que la guerra y la gloria de la “tierra de los dioses” estaba por encima de cualquier otra cosa, dibujar, publicar y leer manga se percibía como una banalidad imperdonable.

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Atención a la sencillez del diseño de las páginas. Tres viñetas iguales por página y efectos "cinemáticos" brillando por su ausencia.

Hacía años que tenía este manga en la estantería pendiente de leer (creo que lo compré en el año 2001 o 2002), y de hecho había hecho varios intentos por leerlo, pero siempre había desistido a las pocas páginas debido a que los textos están escritos en japonés de preguerra, es decir, con un uso muy distinto del hiragana para expresar ciertos sonidos o expresiones, uso de kanji con formas antiguas, etcétera. Unos ejemplos:

  • Para escribir gun’i (médico militar), en vez del actual 軍医, ponen 軍醫 (gun’i). O sea, usan el kanji antiguo 醫, que tras la guerra sería simplificado a 医. O para escribir 学生 (gakusei, estudiante), ponen 學生.
  • En vez de おとこ (otoko, “hombre”), escriben をとこ (wotoko). Esta を se pronuncia “o”, pero actualmente se usa solo como partícula gramatical. También en algunas ocasiones, el hiragana は ha se pronunciaba wa (en otras no, se pronunciaba simplemente ha). Así, la palabra actualmente escrita como おわり (owari, “fin”), en Norakuro aparece como をはり (wohari). Esta pronunciación de は como wa en vez de ha se mantiene actualmente, pero solo con la partícula gramatical de tema. En las demás ocasiones se ha sustituido por わ wa.
  • Usan los hiragana actualmente abolidos ゐ (i) y ゑ (e), actualmente sustituidos por い (i) y え (e) en todos los casos. O sea, en vez de しばい (芝居, shibai, “representación teatral”), ponen しばゐ.
  • El sonido shō, en vez de escribirlo しょう shō como se hace actualmente, se escribe せう seu. O sea, en vez del actual 行きましょう (ikimashō, “vayamos”), ponen 行きませう (ikimaseu). Imagino que se pronunciaba ikimashō igual. Lo mismo con 少尉 (“teniente segundo”), actualmente escrito しょうい (shōi) pero que en esta obra aparece como せうゐ (seui). Ojo porque en este caso también el い se escribe ゐ.
  • Lo mismo ocurre por ejemplo con ひょう (hyō), que aquí aparece como へう (heu). Ejemplo: 土俵 (dohyō, “ring de sumo”), aparece escrito どへう (doheu).
  • Las sílabas “ka” y “ga” se escriben muy distinto. En vez de poner simplemente ゆかい (yukai, agradable) o まんが (manga, cómic), escriben ゆくわい (yukwai) y まんぐわ (mangwa), respectivamente. (Ver el interesante aporte de Tatenori en los comentarios para más información).
  • Uso de algunas expresiones y palabras obsoletas actualmente.

En fin, realmente, aunque no lo parezca, no resulta tan complicado leer esta obra si tu nivel de japonés es alto, porque enseguida te acostumbras a las diferencias respecto al japonés moderno y al cabo de un rato estás leyendo normal. Además, como la obra tiene furigana en todos los kanji, pues cuando no entiendes el kanji en cuestión porque es una versión antigua lo puedes deducir a partir de la lectura. Y viceversa: aunque la lectura sea せうゐ seui, cuando ves el kanji 少尉 deduces rápidamente que actualmente eso se lee しょうい shōi.

En fin, y en cuanto al manga en sí, el tomo que tengo en casa corresponde a la época en la que Norakuro es sargento, de ahí que el título del mismo sea precisamente Norakuro gunsō (Sargento Norakuro). Los cómics de Norakuro se publicaron en blanco y negro en la revista Shōnen Club, pero más adelante fueron redibujados por Suihō Tagawa y publicados en lujosos tomos impresos a todo color, protegidos en una caja de cartón y con tapa dura forrada de tela. Cada tomo llevaba como título la graduación de Norakuro en aquel momento, y en total hay diez de estos tomos (Norakuro gunsō sería el tercero de la colección). Estos libros, a pesar de su caro precio (un yen) se vendieron como rosquillas e influenciaron enormemente a muchos chavales, algunos de los cuales, como Osamu Tezuka y Machiko Hasegawa, se convertirían en los mangaka de la siguiente generación.

Norakuro gunsō cuenta las andanzas de Norakuro en el cuartel militar donde se encuentra. A pesar de su graduación, ya todo un sargento con unos cuantos hombres (=perros) a su cargo, Norakuro sigue siendo un personaje torpón pero sumamente adorable que a menudo mete la pata. Pero si gran disposición y su tenacidad siempre obtienen recompensa, hasta el punto de que en un momento dado realiza alguna hazaña y, claro está, le suben de rango.

En este tomo se describe básicamente el día a día en el cuartel, y sorprendentemente, a pesar de que en los textos sobre manga siempre he visto descrito a Norakuro como “perro militarista”, no hay escenas de guerra, sino simples aventurillas cotidianas. Un entrenamiento sobre el uso de la bayoneta que acaba un poco mal, una expedición para ir a cazar elefantes con moraleja incluida, una competición de sumo, una representación teatral de la obra Chūshingura, unas maniobras de entrenamiento, etcétera. Todo muy blanco, con escenas de humor basadas en la relación de Norakuro con sus subordinados y sus superiores, y básicamente entretenido.

Quedé muy sorprendido al leer el tomo entero y ver que el personaje que se había descrito como “militarista” tampoco era tal. De hecho, Norakuro se revela como un perro realmente adorable. Voluntarioso y de ideas fijas y muy nobles, pero torpón, amable y con las ideas claras, mucho más “humanista” de como nos lo suelen pintar.

Monos contra perros, un compañero se suicida en plan kamikaze para salvar a los suyos y Norakuro acaba llorando ante su tumba.

Monos contra perros, unos compañeros se suicidan en plan kamikaze para salvar a los suyos y Norakuro acaba llorando ante su tumba. Versión en blanco y negro para la revista Shonen Club; aquí sí aparece el tema militar.

Por suerte, en casa tengo un libro japonés que repasa la historia del manga y da muchas muestras en forma de varias páginas de los cómics más representativos de la historia, y en este libro aparecen varias páginas de la primera etapa de Norakuro. Es decir, no la versión en tomo (coloreada y reorganizada), sino la versión original publicada en la revista (en blanco y negro y en pequeñas viñetas). En estas páginas sí se puede ver al Norakuro militar, el que va a la guerra (al principio contra los monos*, pero después contra otras especies, como cerdos y tal). Aparte del diseño totalmente distinto del personaje –la evolución gráfica del personaje hasta convertirse en el Norakuro que conocemos hoy en día es notable–, aquí vemos escenas de guerra abierta e incluso una historia en la que unos compañeros, al ver que la tropa está en apuros, deciden lanzarse en plan kamikaze contra el enemigo para abrir una vía por la que pasar. La historieta termina con Norakuro llorando delante de su tumba y dándoles las gracias por sacrificarse por sus compañeros.

*犬猿の仲 (inuzaru no naka), traducida literalmente como “llevarse como el perro y el mono”, es la expresión japonesa equivalente a lo que en español expresamos como “llevarse como el perro y el gato”.

Ha sido un placer leer a Norakuro, todo un icono de la cultura popular japonesa de preguerra y el primer éxito manga de la historia (con permiso de Shōchan no bōken –Las aventuras de Shōchan–, que comentaré en otra ocasión), y aprender más sobre él. No en vano, esta es una obra capital en la historia del manga, y sin la que posiblemente no se habría dado la evolución posterior que desembocó en la aparición de Osamu Tezuka y su quinta, los que hicieron del manga lo que es ahora.

Dos curiosidades para terminar:

  1. Como veis en la página de muestra que adjunto, el diseño de las páginas de esta obra es extremadamente simple. Normalmente son tres viñetas horizontales por página y la sensación de movimiento que se da de una viñeta a otra es prácticamente nula. A pesar de que el tomo contiene algunas escenas de acción, esta resulta totalmente estática.
    Como sabréis, cuando se habla de Shintakarajima (La nueva isla del tesoro), de Osamu Tezuka y Shichima Sakai, siempre se menciona la revolución gráfica que supuso en lo referente a disposición de las viñetas en la página y en la sensación de vertiginoso movimiento que consiguió Tezuka gracias al uso de técnicas cinematográficas. Imagino que ahora, tras ver cómo era el manga de la preguerra, podéis imaginar con más precisión el fuerte impacto que tuvo Shintakarajima. Porque pasamos directamente de un tipo de manga estático a otra cosa muy distinta: verdaderos dibujos en movimiento. Vista ahora Shintakarajima, resulta infantil, anodina y no muy destacable (hasta aburrida y chorras), pero imaginaos el impacto que tuvo en los lectores de la época, acostumbrados a algo mucho más estático.
    A mí esto me recuerda un poco a cuando vimos la peli Matrix, o recientemente Avatar: de repente, y de un momento a otro, los efectos especiales en el cine han dado un salto adelante brutal y decisivo. Matrix y Avatar han marcado un antes y un después en la historia del cine, igual que Shintakarajima hizo lo propio en la historia del manga.
  2. Cuando apareció el personaje de Keroro, inmediatamente pensé “vaya, esto está inspirado directamente en Norakuro”. Efectivamente, creo que no me equivoco, ya que hay muchos rasgos de Keroro sacados de Norakuro. Para empezar, el hecho de que sea un animal militar (Norakuro es un perro, Keroro una rana), el rango de Keroro es gunsō, o sea “sargento”. O sea, igual que el tomo que yo tengo de Norakuro (por casualidad): el título original de Keroro es Keroro gunsō, mientras que el de este tomo de Norakuro es Norakuro gunsō.
    Keroro usa el pronombre de primera persona wagahai (yo), bastante anticuado. El mismo que usa Norakuro. Además, Keroro utiliza de arimasu, la forma arcaica del verbo desu (“ser”)… Exactamente igual que Norakuro.
    Por si teníamos dudas, en el tomo 4 de Keroro se incluye un gag directamente inspirado en los cómics de preguerra. Tres viñetas por página, circulito amarillo con un dibujín en la parte superior, colores desgastados, sensación de movimiento cero, y uso de hiragana antiguos en los bocadillos. Además de los circulitos con rabo detrás de los personajes para indicar movimiento, un rasgo tan absolutamente característico de Norakuro.
    ¿A alguien le queda alguna duda? ¡A mí me parece curiosísimo todo esto, y parece que nadie se haya dado cuenta!
Página en el tomo 4 de Keroro. ¿Es o no es un homenaje a Norakuro?

Página en el tomo 4 de Keroro. ¿Es o no es un homenaje a Norakuro?

En fin, me dejo un montón de cosas en el tintero sobre Norakuro (adaptaciones a anime, otras versiones, spin-offs del personaje, etc.), pero creo que por hoy ya os he dado bastante la tabarra, ¿verdad? Así que lo dejamos aquí.

Lo mejor

  • Una obra imprescindible para entender la historia y la evolución del manga.
  • La presentación y edición del tomo. Mi copia es una edición símil publicada por Kōdansha a finales de los años 60 que se ve que se vendió muy bien debido al efecto nostalgia. Es una copia casi exacta de las ediciones en tomo de preguerra: la única diferencia, según el prólogo del propio autor, es que esta nueva edición tiene un papel de mayor gramaje.
  • El mensaje subliminal de paz y concordia que tiene la obra, en contra de lo que nos han hecho pensar hasta ahora las obras sobre manga editadas en Occidente que describen al personaje como “un perro militarista”.

Lo peor

  • La obra está descatalogada actualmente en Japón. Hace años que no se publica de nuevo, aunque no creo que tarden mucho.
  • Vista actualmente, es inevitable decir que es bastante aburridilla (aunque a mí me ha encantado por su carácter naif, ojo).
  • Es casi imposible verla publicada en Occidente.
  • Si se publican aquí obras como, digamos, El príncipe Valiente, ¿por qué no Norakuro?

UnP Sensei (Profesor Caca)

Tuesday, April 20th, 2010
  • Título: うんP先生 –UnP Sensei– (Profesor Caca)
  • Autor: Hideki Ohwada
  • Editorial: Kadokawa Shoten
  • Revista: KeroKero Ace
  • Años publicación: 2008-?
  • Clasificación: infantil, humor
  • Tomos: 1 (en curso)

Después de Mudazumo naki kaikaku (The Legend of Koizumi) y Kidō Senshi Gundam-san (Mr. Mobile Suit Gundam), esta es la tercera obra que reseño de Hideki Ohwada. La verdad es que no es muy frecuente que reseñe tantas obras de un solo autor, y mucho menos de un autor no puntero como Ohwada, pero es que la casualidad ha querido que estas tres obras, las tres que lleva publicando en la actualidad, me hayan gustado por motivos muy diferentes.

Mudazumo naki kaikaku es un manga de mah-jongg protagonizado por famosos políticos de talla mundial en el que prima el humor cafre. Kidō Senshi Gundam-san es una parodia muy divertida de la famosa serie Gundam, que me encanta. Y UnP Sensei es una obra para público infantil de humor escatológico. Como veis, estos tres manga son de humor (un género que me encanta si está bien hecho), pero aparte de este punto en común la gracia es que están pensados para público totalmente distinto: adultos amantes del mah-jongg, frikis de Gundam y niños pequeños.

Makio Toguro es un profesor de primaria que está enamorado de su compañera de trabajo, la señorita Ayako. Un día, durante una excursión, le entran ganas de mear y encuentra una especie de urinario de piedra en medio del bosque. Sin más dilación, mea ahí dentro, lo que provoca que se “rompa el sello”. Una vez en la escuela, se encuentra con unos padres de alumnos que, muy maleducados, buscan follón. Toguro literalmente “se caga” de miedo: le entra dolor de barriga y corre al váter para defecar. Y una vez vaciados los intestinos, oye una voz que proviene de dentro de la taza: “¡¡Eres patético!!”

Sorprendido, mira dentro de la taza y se encuentra a una caca con antifaz allí flotando: es “el dios de la mierda”, que le dice que él es el elegido para ser el receptor de los poderes de la caca y le enseña un conjuro. Toguro, incrédulo, recita el conjuro y se convierte en UnP Sensei (Profesor Caca), una especie de superhéroe patético con antifaz, un sombrero en forma de truño y unos calzoncillos en forma de váter de estilo japonés. Lógicamente, las pintas asustan al principio a Toguro, que se avergüenza un montón, sobre todo delante de su amada Ayako, pero pronto le coge el gustillo a eso y empieza a aprender a luchar con las artes fecales.

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¿Es un váter? ¿Es una escobilla? ¡No, es el Profesor Caca!

A partir de entonces, el Profesor Caca se encargará de luchar contra el mal que amenaza a los anos de la población humana. Concretamente, sus mayores rivales son los miembros del clan Kurobenpi (Estreñimiento negro), los enemigos jurados de los diferentes UnP desde hace generaciones. Para ello, sin embargo, contará con la ayuda de Blue UnP (Caca Azul) y toda una serie de gadgets que va proporcionándole el dios de la caca, como los calzoncillos-cúter, la moto-taza, la escobilla-lanza y demás.

En fin, tampoco hay mucho que comentar de este manga. Acabaría rápido diciendo que es una mierda, pero la verdad es que no lo es (al menos en el sentido de “malo”). Se trata de un manga muy divertido, lleno de referencias a series tokusatsu como Kamen Rider y familia, con mucho humor escatológico, juegos de palabras muy chorras pero que te arrancan la sonrisa, y ese estilo de dibujo tan exagerado de Hideki Ohwada que me encanta. Es un manga pensado para público infantil, y como tal hay que leerlo. Ciertamente, no creo que a los padres de los niños que leen la KeroKero Ace les guste que sus hijos lean una serie tan guarra como esta, pero la verdad es que creo que no hace ningún mal a nadie.

En definitiva, no se me ocurre mejor manga que este para llevárselo al lavabo y leerse un capítulo o dos mientras uno está respondiendo a una llamada de la naturaleza. Confesaré que yo lo he ido leyendo precisamente de esta manera y lo cierto es que creo que es así como se debería leer, sentado en la taza y acompañado por esos “efluvios” que dan ambiente a la obra para convertir la experiencia lectora en una auténtica experiencia 4D. ¡Ríete tú de Avatar!

Lo mejor

  • Es un manga de mierda.
  • Exageradísimo y divertidísimo.
  • Los juegos de palabras.
  • Los guiños a series tokusatsu.
  • La posibilidad más que real de llevártelo contigo a cagar.

Lo peor

  • No va a gustar a los padres.

Aokishi (El caballero azul)

Thursday, April 15th, 2010
  • Título: 青騎士 –Aokishi– (El caballero azul)
  • Autor: Osamu Tezuka (historia original) / Akira Himekawa (guión)
  • Editorial: Kadokawa Shoten
  • Revista: Kerokero Ace
  • Años publicación: 2009-10
  • Clasificación: aventuras, ciencia-ficción
  • Tomos: 1

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Cuando en Japón alguien tiene una buena idea, invariablemente surgen imitadores que “copian” el concepto. En ocasiones llegan incluso a mejorarlo, pero lo normal es que la “copia” sea solo eso, una simple copia sin mucho valor en sí misma. En el mundo del manga ocurre exactamente lo mismo: cuando una idea o una temática consigue cierto éxito o se pone de moda, al poco empiezan a salir otros manga realizados por otras editoriales que recuerdan tremendamente a la idea original.

Pluto es uno de los mayores éxitos del manga de los últimos años. Realizado por el magistral Naoki Urasawa, Pluto es una adaptación moderna de una de las historias autoconclusivas que componen Tetsuwan Atom (Astroboy), una de las obras más conocidas de Osamu Tezuka, el “dios” del manga. La originalidad de Pluto no radica solamente en el atractivo rediseño de los personajes al estilo Urasawa, ni siquiera en la traslación de algunas temáticas modernas –como el tema de la guerra de Irak y las “armas de destrucción masiva” – en el hilo narrativo de la historia. Para mí, la originalidad de esta obra radica principalmente en una magistral reestructuración en todos los aspectos que hizo posible que un argumento pensado originalmente para público infantil, bastante plano y aburrido para los estándares de hoy en día, se convirtiera en una historia de enorme profundidad, con grandes interrogantes de tipo filosófico (¿qué es la vida? ¿dónde está la frontera de lo que denominamos “ser humano”?…) y ético (¿un robot tan evolucionado como para ser casi indistinguible de un ser humano es una simple máquina? ¿puede tener derechos?…). Pluto es, en definitiva, un gran manga de corte seinen cuyas raíces se encuentran en un manga shōnen bastante plano basado en luchas entre robots, sin duda una de las historias más simples de las que se recopilan en Astroboy.

Pues bien, el éxito de Pluto ha sido copiado por Kadokawa Shoten, que entre noviembre de 2009 y marzo de 2010 encargó a Akira Himekawa el remake de otro episodio de Astroboy: Aokishi (El caballero azul), cuya versión original, por cierto, podéis leer en el tomo 19 de Astroboy editado por Glénat España. Para ser un poco más justo, quiero decir también que me parece que esta versión es más que nada no tanto un intento de aprovecharse del éxito de Pluto (que también) como un truco para “chupar rueda” del estreno de la película americana de animación 3D Astroboy realizada por Imagi Studios (que, por cierto, fue un fracaso absoluto a nivel mundial y ni siquiera ha llegado a estrenarse en España).

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Astroboy y el Caballero Azul, diseños muy parecidos a los originales de Tezuka, pero con un "look" mucho más moderno.

Aokishi narra la historia de un robot que decide montar una revolución para conseguir una nación independiente para los robots, en la que los seres mecánicos podrán vivir en paz y gozarán de derechos. Sin embargo, los humanos cuentan con la “ayuda” de Astroboy, que se enfrentará al rebelde para intentar convencerle de que lo mejor es convivir con el ser humano en vez de enfrentarse a él. Sin duda, es una temática bastante profunda para la época en la que fue concebida la historia, a principios de los años 60.

No obstante, si Pluto tiene el mérito de dar una vuelta de tuerca importante a la obra original en la que está basado (El mejor robot sobre la faz de la Tierra, tomo 3 de Astroboy de Glénat), con un trabajo importante a la hora de rediseñar los personajes y recomponer el guión para darle un toque adulto y lleno de implicaciones, Aokishi para mí es un fracaso absoluto en estos aspectos.

En el epílogo del tomo 2 de Pluto, Macoto Tezka (hijo y heredero de Osamu Tezuka) narra el proceso preliminar de creación de la obra, y cómo él exigió y colló a Urasawa para que hiciera algo original, para que no se limitara a adaptar la obra de su padre, sino que le diera un toque propio. Incluso llega a insinuar que si Urasawa no llega a hacerle caso, no le habría dado permiso para hacer Pluto. Tras leer esto, uno piensa que no tiene que ser fácil trabajar con este tipo de material, que adaptar a Tezuka es una tarea reservada solo para unos pocos elegidos. Cuál fue mi sorpresa al leer Aokishi y constatar que Akira Himekawa ha hecho todo lo que Tezka no permitió hacer a Urasawa: no solo los diseños de personajes son extremadamente parecidos a los originales de Urasawa, sino que la historia en sí es calcada. Cierto, Himekawa se permite algunas licencias y alguna “puesta al día” de algunos temas, pero esencialmente la historia es exactamente la misma. Desconozco los motivos por los que Tezka fue tan duro con Urasawa y en cambio dejó vía libre a Himekawa; tal vez una de las razones sea que la versión moderna de Aokishi se publicó en una revista para público infantil y, claro está, tampoco se podía hacer gran cosa con el argumento ni poner en él temas demasiado profundos o filosóficos.

En cualquier caso, Aokishi no me parece un manga para recomendar: teniendo la historia original de Osamu Tezuka, ¿para qué quieres leer un remake realizado por un autor moderno? Como no sea para leer la historia con un estilo de dibujo acorde con los tiempos que corren (y el dibujo ciertamente es lo de menos), francamente no tiene ningún sentido. Mejor la historia original.

Lo mejor

  • Un intento para acercar a los chavales de hoy en día a todo un icono de la cultura popular japonesa: Astroboy.
  • El dibujo no está mal. El rediseño moderno de los personajes está interesante.

Lo peor

  • Remake casi calcado de la historia original. ¿Para qué quieres un remake teniendo la historia original?
  • El dibujo está bien pero tampoco es excelente.
  • La historia en sí es anticuadilla y resulta incluso aburrida.