El blog de Marc Bernabé

Notari Matsutarō (Matsutarō el tranquilón)

Monday, February 20th, 2017
  • Título: のたり松太郎 –Notari Matsutarō– (Matsutarō el tranquilón)
  • Autor: Tetsuya Chiba
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comics
  • Años publicación: 1973-1998
  • Clasificación: deportivo, costumbrista
  • Tomos: 36

Durante mi “hiatus” en el blog, como ya comenté, no he dejado de leer manga en ningún momento, solo que he variado un poco mis hábitos: en vez de ir picoteando de aquí y de allá, tomos 1 y a lo sumo 2, para ver por encima cómo es una obra, hacerme una idea sobre ella y comentarla aquí en el blog, me he dedicado a leer obras más largas, a ritmo más bien pausado (el que me permitía el escaso tiempo disponible) y disfrutándolas como obra entera en vez de como algo puntual. Y me ha gustado mucho la experiencia, la verdad. Lástima que el tiempo que tengo sea tan escaso y haya tantísimas obras que me interesan, porque si no lo haría más a menudo. Tengo que encontrar el equilibrio entre leer obras largas que realmente me apetezca leer enteras y picotear tomos 1 por pura curiosidad como parte de mi faceta de “estudioso” del manga. Pero no es fácil.

En todo caso, una de las obras que leí entera durante esta época es esta Notari Matsutarō. Hubo un tiempo en el que tuve un pequeño “boom particular” de Tetsuya Chiba (autor de Ashita no Joe entre otras obras), y me leí algunas de este autor, bastante menores (a ver si en algún momento las reseño) y esta la tomé con muchísimas ganas porque hacía muuucho tiempo que me llamaba la atención. No en vano es la obra más larga de este autor, ¡estuvo 25 años trabajando en ella nada menos!

La historia nos cuenta la trayectoria de un chico llamado Matsutarō Sakaguchi, criado con su madre y sus numerosos hermanos pequeños en una zona deprimida cerca de Fukuoka, en Kyūshū. Pese a su entorno paupérrimo, no estamos ante el típico protagonista esforzado y que se parte el lomo para ayudar a su madre y a sus hermanos, sino todo lo contrario: no da más que problemas. De gran envergadura y con una fuerza descomunal, aparte de no ser precisamente el más listo de la clase (de hecho ha repetido curso varias veces), la especialidad de Matsutarō es meterse en líos, a cuál más gordo, y a dar muchos dolores de cabeza a su madre.

Muy a regañadientes, en un momento dado Matsutarō se ve metido en el mundo del sumō, el deporte nacional de Japón. Uno de sus profesores del colegio ve un enorme potencial en él y trata de convencerlo para que se apunte como aprendiz en un “establo” de sumō de Tokio. La cosa no es fácil, porque Matsutarō es un cabezón impresionante, y esto de la vida del luchador de sumō, el levantarse pronto, entrenar duro y respetar la jerarquía, no va absolutamente nada con él. Matsutarō no para de meterse en problemas, y en meter en problemas a compañeros suyos que sí están motivadísimos para seguir el camino del sumō, como el bajito Kiyoshi Tanaka, extremadamente tímido y, a priori, con un cuerpo demasiado pequeño para esta exigente disciplina, mezcla de deporte y ritual tradicional ancestral.

Entrenamientos, torneos y vida diaria se suceden en este interesante manga.

En todo caso, la historia va avanzando poco a poco, con Matsutarō y Tanaka ascendiendo en los rankings del banzuke (la “tabla clasificatoria” de los luchadores de sumō), pero no va a ser un camino fácil. Porque Matsutarō es un auténtico desastre como luchador: tiene todo lo que necesita para llegar a ser un gran campeón yokozuna, o al menos llegar a los puestos más altos, pero es vago e irreverente. A no ser que tenga una motivación especial, Matsutarō no hará demasiado buen papel en los torneos. Y esa motivación viene dada básicamente por el dinero: nuestro protagonista se convierte en un especialista en imponerse –en ocasiones de manera poco ética– a auténticos titanes del banzuke, porque es en esos combates que más llaman la atención donde el premio económico para el ganador es más cuantioso, mientras que los combates más asequibles para él, ante rivales a priori menores, suele perderlos por puro desinterés. En todo caso, la predisposición al vicio de Matsutarō hace que todo lo que pueda ganar se lo reviente en alcohol, tabaco, apuestas y mujeres…

Estamos ante un manga que en ocasiones se vuelve un poco repetitivo, irritante incluso (porque sabes que, si se lo propusiera, Matsutarō podría llegar a realizar verdaderas hazañas, pero el tío es tan vago y pasa tanto de todo que nunca llega a hacerlo del todo), pero de nuevo tiene esa característica que a mí tanto me gusta de este tipo de obras: aprendes muchísimo leyendo, en este caso sobre el mundo del sumō, sus reglas, su jerarquía, el modo en el que viven los luchadores, los tipos de premios que hay, sus peinados, su comida y muchísimas cosas más. No puedo decir que ahora soy un experto en sumō, pero desde luego mis conocimientos sobre él han aumentado de forma exponencial. ¡Aprender leyendo manga mola!

Lo mejor

  • Historia adictiva con la que además aprendes mucho.
  • El dibujo me encanta, tiene ese punto añejo pero deliciosamente detallado de un gran maestro del manga como Tetsuya Chiba.
  • Si te interesa este manga, difícilmente accesible si no sabes japonés, es posible que puedas acceder a un anime de 23 episodios que se realizó en 2014 o incluso a los 5 OVA que se crearon entre 1990 y 1991.

Lo peor

  • Se puede hacer un poco repetitivo.
  • El personaje de Matsutarō irrita porque sabes que puede llegar a mucho más pero simplemente pasa de todo. Pero, visto desde otro punto de vista, también es un mérito de la obra, ya que en el manga este tipo de personajes son poco comunes: generalmente se centran en el esfuerzo y la victoria final a pesar de todas las vicisitudes, y el hecho de tener un personaje tan pasota resulta bastante innovador. En este caso, sí que es cierto que Matsutarō se apunta alguna victoria, y alguna de ellas muy emotiva, pero por ejemplo en todo el arco final del manga el tío sigue en activo pese a tener ya 35 años (una edad en la que la mayoría de los luchadores hace tiempo que se han retirado) simplemente porque no tiene otra forma de ganarse la vida y ya le va bien ir tirando.
  • No se sabe si la historia está terminada porque Chiba nunca ha anunciado su final. Aunque es cierto que los últimos tomos ya son un spin-off que se centra básicamente en Tanaka y que difícilmente va a tener continuidad, aparte de que desde 1998 que no dibuja ningún capítulo nuevo.

Ashura

Wednesday, May 20th, 2015
  • Título: アシュラ –Ashura–
  • Autor: George Akiyama
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1970-71
  • Clasificación: histórico, cruento
  • Tomos: 3

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Sin tener en cuenta las historias de corte eroguro, que ya están pensadas para ser provocativas y dar rienda suelta a las peores imaginaciones de los autores, posiblemente Ashura sea el manga más cruento que haya existido jamás, al menos de aspiración mainstream (al fin y al cabo fue publicado en la Shōnen Magazine, una de las principales revistas de manga y, si no me equivoco, la más vendida de la época).

La historia es relativamente simple: el argumento se ambienta a finales del período Heian (s. VIII-XII), en un momento en el que terribles hambrunas azotaban el territorio nipón. Entre las montañas de cadáveres, terreno seco y ajado, y personas que parecen zombis con extrema delgadez e hinchadas barrigas, el foco de la historia se sitúa en una mujer, embarazada y enloquecida por culpa del hambre, que se alimenta de partes del cuerpo de otras personas fallecidas. Esta mujer acaba dando a luz a un niño, al que llama Ashura (un tipo de deidad violenta, casi demoníaca, del hinduismo y el budismo) y al cabo de poco tiempo, desesperada, decide asarlo en una hoguera para comérselo. Sin embargo, entonces cae un relámpago y el niño consigue sobrevivir a pesar de las quemaduras, debido a que la madre queda aturdida. Luego, el bebé se las apaña para sobrevivir entres las bestias de la montaña, y se convierte en una especie de demoniete extremadamente cruel, que no tiene reparos en abrirle la cabeza a quien sea con tal de sobrevivir y conseguir comida, sin importarle su procedencia (incluida, claro está, carne humana).

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A punto de comerse a su propio hijo…

Como veis, la historia es extremadamente cruda, algo a lo que además contribuye el grafismo de Akiyama, que no se corta ni un pelo a la hora de dibujar cabezas abiertas, personas desesperadas comiendo carne humana, evisceraciones, cadáveres medio podridos y llenos de gusanos, amputaciones y demás lindezas. Recordemos que el manga se publicó en la Shōnen Magazine: aunque en esa época, principios de los 70, dicha revista estaba más bien enfocada al público adulto (un poco más tarde se fundarían las revistas “Young”, donde irían a parar los mangas para el público posadolescente), es cierto que seguía manteniendo el apelativo Shōnen (Juvenil) en su cabecera… Y la publicación del primer capítulo de Ashura en esta revista se convirtió en un gran problema, ya que más de una prefectura prohibió su venta debido a que se consideró “material dañino para la juventud” y se originó un debate a nivel nacional sobre hasta qué punto se podía permitir según qué cosas en el manga. Así, Ashura fue un manga muy polémico en su época, no sin razón, francamente, y es un pedazo imprescindible de la historia del cómic japonés.

Lo mejor

  • La historia es muy gráfica y dinámica, se lee rápidamente.
  • Resulta muy impactante, y más sabiendo que se publicó en una revista mainstream para, en principio, el público juvenil, algo impensable hoy en día.
  • Un pedazo de la historia del manga.
  • Si os llama la atención la historia, existe una película de animación CGI basada en ella, con el mismo título. Yo no la he visto, pero mala no será si fue galardonada con un accésit del prestigioso Premio Media Arts, en la categoría de animación.

Lo peor

  • Obviamente, por temática no es apto para todos los paladares.

Yōkai Hunter Series (Serie Cazador de Yōkai)

Tuesday, March 17th, 2015
  • Título: 妖怪ハンターシリーズ –Yōkai Hunter Series– (Serie Cazador de Yōkai)
  • Autor: Daijirō Morohoshi
  • Editorial: Shūeisha
  • Revista: Shōnen Jump y varias otras
  • Años publicación: 1974-?
  • Clasificación: sobrenatural, folclore
  • Tomos: 6

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No sé cuánto hacía que tenía este manga, así como su remake –próximamente reseñado en este mismo blog– también en la pila de los “mangas por leer”, pero me atrevería a decir que años. Las prioridades lectoras son siempre caprichosas, y lo más normal era que, cuando terminaba un manga, seleccionara cualquier otro de la pila, muchas veces obras nuevas que se añadían a ella o que incluso ni siquiera llegaban a incorporarse a ella, ya que en cuanto caían en mis manos las leía. Pero, no sé por qué, el otro día me dio por leer esta obra y su remake y la verdad es que me lo he pasado muy bien con ambas lecturas. Tengo muchas otras obras en situación similar: por algún motivo u otro me llaman la atención y las coloco en la montañita de las “futuras lecturas para cuando pueda”, pero va pasando el tiempo y van quedando cada vez más hundidas en ella. Pero bueno, poco a poco…

No es la primera vez que reseño una obra de Daijirō Morohoshi (acabo de abrir una “categoría” dedicada a él para mantener mejor ordenadas sus reseñas), así que tal vez os sonará porque he hablado antes de él: un autor bastante peculiar, el típico que gusta mucho a los especialistas y autores de cómic, que lo tildan de genio, pero que entre el público general tiene un éxito más bien modesto. Esto es debido a su peculiar estilo de dibujo, de apariencia tosca, y a sus argumentos más bien enigmáticos. A mí me recuerda, salvando las diferencias, al enorme mangaka undergroud Yoshiharu Tsuge, pero tal vez sea una simple impresión mía. También su estilo de dibujo tiene una retirada al de Kazuichi Hanawa, para más referencias.

La serie Yōkai Hunter (Cazador de seres sobrenaturales yōkai) fue la primera serie de este autor, allá en 1974, para nada más y nada menos que la actualmente celebérrima Shōnen Jump. La serie no duró mucho en la revista, unos cinco capítulos apenas, debido a que, según cuenta el autor, por un lado fue temerario darle una serie semanal a un autor novato como él y, por el otro, las historias que publicaba no eran del todo indicadas para los lectores de la Jump. No obstante, el personaje protagonista, Reijirō Hieda, se hizo con el cariño de muchos lectores, lo que ha propiciado que, a lo largo de los años, Morohoshi haya ido publicando historias protagonizadas por él, la más reciente de las cuales no es una historia autoconclusiva –como es lo habitual en Yōkai Hunter– sino una miniserie publicada entre noviembre de 2012 y marzo de 2013.

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Hieda investigando misterios en ambientaciones rurales.

Yōkai Hunter es una recopilación de historias que giran alrededor de Reijirō Hieda, un folclorista y estudioso de lo sobrenatural que va investigando diferentes leyendas y sucesos por todo Japón, principalmente rural (en estas ambientaciones “ruralísimas” es donde le encuentro mayor similitud a la obra de Tsuge, que gustaba mucho de ir a balnearios onsen cutres de provincias y narrarlo en sus historias). En este aspecto de folclore y estudios de lo sobrenatural, la temática es parecida a Munakata Kyōju ikōroku (Crónicas sobre pensamientos distintos del profesor Munakata) del grandioso Yukinobu Hoshino, una obra que me encanta.

Como decía, la obra está estructurada en historias autoconclusivas y cada una es totalmente distinta a la otra, con el único nexo en común del personaje de Hieda, que a veces tiene un papel activo y otras es un mero observador y narrador. Como es lógico, hay altibajos en la calidad de las historias; algunas son simplemente pasables y otras son obras maestras. En el tomo 1 de la serie, por ejemplo, me ha dejado patidifuso la historia Seimei no ki (El árbol de la vida), ambientada en un pueblo muy rural del norte de Japón donde, al igual que en la zona de Nagasaki –pero de forma mucho menos conocida–, el cristianismo sobrevivió gracias a los “cristianos ocultos” kakure kirishitan y se conserva una rama del cristianismo peculiarísima (atención, esto es invención del autor: solo hubo kakure kirishitan en las cercanías de Nagasaki).

El propio autor reniega del título Yōkai Hunter, que fue impuesto en su día por su editor al cargo por ser sonoro y atractivo. No obstante, como el autor comenta en el epílogo del primer tomo, raramente aparecen yōkai (seres sobrenaturales del imaginario japonés) y mucho menos Hieda se dedica a cazarlos. De hecho, Hieda raramente hace algo activamente, ya que lo más habitual es que se limite a observar y narrar. Aun así, debido a la necesidad de tener un título que englobe a las andanzas de este personaje, se sigue utilizando la denominación Yōkai Hunter.

La edición que comento, por cierto, fue editada como tomo unitario en 1988, pero luego, a lo largo de los años, fueron saliendo otros volúmenes. Aparte, hubo una edición anterior en 1978 de un solo tomo. Ahora mismo no tengo medios para saber cuántos tomos exactamente ocupan todas las historias recopiladas, pero por informaciones que veo por ahí deduzco que hay seis: una edición en tres tomos de bolsillo de Shūeisha en 2005 recopila supuestamente todo el material que hubo hasta ese momento. Y luego han salido tres tomos nuevos más, publicados por Kōdansha, en 2005, 2009 y 2014.

Lo mejor

  • Fantásticas historias. Con altibajos, pero hay algunas de una calidad enorme.
  • El dibujo y manera de narrar de Morohoshi resultan inquietantes, lo que contribuye a la experiencia lectora.

Lo peor

  • El dibujo puede no gustar a según qué personas, sobre todo el de las historias más antiguas, las setenteras.

Asakiyumemishi

Tuesday, December 2nd, 2014
  • Título: あさきゆめみし –Asakiyumemishi–
  • Autor: Waki Yamato
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: mimi / mimi Excellent
  • Años publicación: 1979-93
  • Clasificación: histórico, shōjo
  • Tomos: 13

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Aunque en realidad terminó en 1993, Asakiyumemishi es considerado un manga shōjo clásico, concretamente de la primera edad de oro del shōjo, ya que empezó en 1979 y tiene un estilo tanto gráfico como narrativo muy “años 70”.

Asakiyumemishi es la adaptación a manga de la famosísima Genji Monogatari (La historia de Genji), considerada la primera novela de la historia de la humanidad y creada sobre el año 1008 por la cortesana imperial Murasaki Shikibu. Este manga tiene el mérito de ser el primer cómic japonés –o si no fue el primero, sin duda sí el más influyente– en adaptar al medio gráfico una de las grandes joyas de la literatura japonesa primigenia. Más adelante han surgido muchos más y entre varios autores y obras han hecho de esto una especie de subgénero dentro del manga, pero Waki Yamato fue toda una pionera en este sentido, y a ella se deben las descripciones gráficas en cuestión de ropa, arquitectura, peinados, etcétera que ahora todos asociamos con la época Heian de la historia japonesa. Claro está, Yamato tuvo que documentarse mucho para ello y no quiero decir que inventara nada, pero sí que afianzó una manera de dibujar a los personajes de esa época que hoy en día sigue viéndose. Sin ir más lejos, solo hay que mirar el estilo de Onmyōji, un manga que reseñé hace pocas semanas en este mismo blog, para ver las similitudes y evidentes influencias.

El Genji Monogatari original es una historia bastante ardua de leer, y no digo ya en japonés clásico –imposible directamente sin no eres un experto del tema– sino en las adaptaciones a japonés moderno o incluso en traducciones a otros idiomas. Las descripciones son muy ambiguas, las situaciones son complicadas de imaginar y ni siquiera muchos de los personajes tienen un nombre como tal, ya que se los menciona con apodos o según su cargo o rango. Por lo que es un verdadero galimatías, a pesar de que la historia como tal es bastante sencilla en el sentido de que narra las aventuras amorosas de Hikaru Genji (Genji el resplandeciente), un galán que, con sus bellísimas facciones y exquisitos modales, tenía a todas las damas de la corte suspirando por él.

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Genji intentando ligar a través de las cortinillas, con todo muy velado. Una imagen muy “del Genji Monogatari”.

Asakiyumemishi hace un trabajo excelente resumiendo, recopilando y concretando las diferentes historias. Si bien estamos no ante la verdadera “Historia de Genji” sino ante la interpretación de Waki Yamato de esa historia, a mí –y a miles y miles de japoneses– me vale para saber un poco más de esta novela, que en su momento empecé (en una traducción al castellano) pero que tuve que dejar porque me aburría sobremanera. Este manga permite aproximarse al Genji Monogatari de una forma más amena y con una perspectiva visual, y ampliar un poco los conocimientos de literatura clásica sin tener que tragarte ese –lo siento– tostón de 920 páginas (en una de sus versiones en español).

Por cierto, el título es un verso del famoso poema japonés “iroha”, compuesto en el período Heian (sobre la misma época que el Genji Monogatari) y curioso por utilizar todas las sílabas del idioma japonés una sola vez cada una. Durante siglos fue el “orden alfabético” de este idioma (ahora es distinto, ya no se usa el i-ro-ha). “Asakiyumemishi” significa “y no veremos sueños superficiales”.

Lo mejor

  • La posibilidad de aproximarse a la árida literatura japonesa de la época Heian mediante un medio más ameno como es el manga.
  • El trabajazo que tuvo que hacer Waki Yamato para ambientar gráfica y argumentalmente esta historia, partiendo de una base prácticamente inexistente en ambos sentidos. Actualmente, cualquier autor que quiera escribir sobre la época Heian tiene bastante documentación, pero a finales de los años 70 Yamato se encontró con un erial.
  • Gráficamente, las propuestas son muy interesantes, como el hecho de no pintar el pelo de negro en las escenas oníricas, o simplemente de jugar de alguna forma con las larguísimas melenas de las cortesanas, usándolas como recurso estilístico muy atractivo.

Lo peor

  • El Genji Monogatari no es una historia especialmente adictiva, y el manga, aunque mejora eso, sigue siendo un poco tostón, al menos para mi gusto.
  • Una de las cosas que hace que nos perdamos al leer el Genji Monogatari es la sucesión de términos, rangos y nombres de lugares que son totalmente de otra época, por lo que el lector no avezado se desorienta enseguida con tanta cosa nueva. En menor grado, esto es algo que ocurre también en Asakiyumemishi.
  • También el uso de ciertas expresiones arcaizantes en los diálogos dificulta que se pueda seguir bien el manga.

Dokushin apart Dokudami-sō (Apartamentos para solteros Dokudani)

Tuesday, September 9th, 2014
  • Título: 独身アパートどくだみ荘 –Dokushin apart Dokudami-sō– (Apartamentos para solteros Dokudani)
  • Autor: Takashi Fukutani
  • Editorial: Hōbunsha
  • Revista: Manga Times
  • Años publicación: 1979-93
  • Clasificación: humor, pobretones, apartamentos, slice of life, erótico
  • Tomos: 35

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Muchas veces leo mangas, lo confieso, porque la portada me ha llamado la atención por algo, y a veces me apetece salir de lo que está en boga en estos momentos, o incluso huir de la estética imperante en la actualidad para sumergirme en obras en apariencia más cutres. Y esto lo hago en parte para desconectar, y en parte para buscar cosas que en su tiempo no fueron tampoco especialmente famosas ni exitosas… porque uno no siempre puede estar “alimentándose” de obras maestras y me interesa, hasta cierto punto, saber cómo eran las “obras del montón” de las diferentes épocas.

Por estos motivos decidí leer Dokudami-sō, y la verdad es que –adelantando un poco la conclusión– me llevé una gratísima sorpresa. Mi intención era escribir una reseña favorable a esta obra y destacar que “curiosamente, hay obras que en su momento pasaron sin pena ni gloria pero que valen bastante la pena, como esta”. Y esto ha sido así hasta hace tan solo unos minutos, cuando buscando la información sobre este manga para rellenar la pequeña ficha técnica que siempre abre mis reseñas, he descubierto que en realidad este sí fue un manga muy conocido y relativamente exitoso.

No tenía ni idea porque no conocía ni el autor, ni el título, ni tan solo me sonaba la portada ni el personaje principal, pero según fuentes japonesas, este manga se publicó durante 14 años en la revista Manga Times y era uno de los más esperados por los lectores. También es verdad que la revista Manga Times, pese a ser una gran veterana de la escena seinen (se publica desde 1956!!! Y fue la primera revista de manga semanal), al estar pensada para lectores masculinos de más de 30-40 años, no llama demasiado la atención ni tiene series especialmente destacables (y, desde luego, nada conocidas fuera de Japón).

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Llevando y enguarrando unas bragas durante varios días, sin cambiárselas, para que adquieran ese “aroma” que le permitirá vendérselas a algún pardillo que se crea que realmente eran de una chica.

En todo caso, me alegra haber dado con Dokudami-sō: esta es la historia de Yoshio Hori, un auténtico desarrapado, vividor y casi vagabundo, que vive en los apartamentos Dokudami-sō de la forma más cutre posible (y al parecer está inspirado en el propio autor del manga…). Yoshio es vil, capaz de casi cualquier cosa para conseguir lo que quiere sin tener que esforzarse por ella: una especie de hippy de la vida pero de mala manera. Además, es un cerdo pervertido que no tiene ni idea de cómo seducir a una mujer: es grosero, guarro y… bueno, básicamente lo tiene todo. En la obra, además, aparecen mafiosos, prostitutas, travestis, drogadictos… Lo más granado de la sociedad japonesa de la época.

Sin embargo, las situaciones en las que se mete Yoshio terminan siendo bastante entretenidas de cara al lector, que pasa un buen rato leyéndolas a pesar de que en ocasiones es inevitable una mueca de asco delante de según qué actitudes (como masturbarse a lo guarro delante de una chica que ella cree que se le está insinuando –nada más lejos de la realidad–, o ponerse durante semanas unas bragas para intentar vendérselas a un comerciante de bragas usadas diciéndole que son de una chica guapa). Aunque el manga tiene grandes dosis de humor y es básicamente un manga para reírse y pasar el rato, algunos capítulos nos van a sorprender porque no terminan con el típico slapstick que podríamos esperar, sino que tienen un componente tragicómico que a veces nos va a provocar lástima por Yoshio, como cuando parece que hay una chica que se interesa por él pero luego pasa algo que hace que despierte de mala manera de su sueño (como cuando descubre que esa chica tan fantástica que conoce resulta ser un travesti)…

Lo mejor

  • Historias divertidas y con un toque guarro bastante acusado.
  • Los giros argumentales que da el autor: cuando te esperas un final de risa, va y consigue que sientas lástima por el personaje de Yoshio, que en realidad es lo peor de lo peor.

Lo peor

  • Hay situaciones que están bastante pasadas de rosca, sobre todo respecto al trato de la mujer como objeto. Recordemos que la obra empezó en 1979 y que los estándares sobre este tema eran muy diferentes a lo que estamos acostumbrados ahora, pero aun así resulta bastante chocante.