El blog de Marc Bernabé

Ultraman

Tuesday, November 11th, 2014
  • Título: ウルトラマン –Ultraman–
  • Autor: Eiichi Shimizu (guión) y Tomohiro Shimoguchi (dibujo)
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Gekkan Heroes
  • Años publicación: 2011-?
  • Clasificación: tokusatsu, superhéroes, fantasía
  • Tomos: 5 (en curso)

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Lo primero que evoca el título Ultraman es, obviamente, el nombre del héroe más icónico del tokusatsu japonés, el “padre” de los Power Rangers, Kamen Riders y demás luchadores justicieros, aunque viendo la portada de este manga uno tiene dudas de que sea un título de la franquicia Ultraman y se pregunta si está ante una obra cuyo único punto en común con la famosísima serie televisiva es que el título es el mismo. Lo segundo es realmente difícil en un lugar como Japón, con tanta protección de los derechos de autor y tanto respeto por la obra ajena, y más por una tan representativa y que ha marcado a varias generaciones. Aunque se diera el caso de que realmente la palabra “Ultraman” no estuviera registrada y cualquiera podría usarla, sería muy complicado que realmente surgiera alguien en Japón dispuesta a utilizarla de forma tan flagrante.

Efectivamente, pues, este manga pertenece al canon oficial de Ultraman y está aprobado por todos los estamentos necesarios… Cosa muy curiosa porque de hecho, como veremos, desmonta varias temáticas recurrentes de la franquicia. No sé si leéis Zetman de Masakazu Katsura, pero a mí me ha recordado más a esta obra que al Ultraman clásico, al menos en el primer tomo. Por cierto, hace unos años reseñé un manga de Ultraman de los años 60, para que tengáis más información podéis leerlo.

La historia se desarrolla varias décadas después de que el “gigante de la luz” Ultraman salvara el planeta Tierra de la amenaza de varias criaturas provenientes del espacio. Ultraman se asimiló con un terrestre y, gracias a sus poderes, logró vencer a los monstruos y devolver la paz a nuestro planeta. Ahora, la figura de este héroe es un vestigio del pasado, y aunque su historia se cuenta en museos y libros de texto, ya pocos se acuerdan realmente de él. De hecho, la base de la Patrulla Científica, actualmente desmantelada, es ahora un museo… Sin embargo, pronto descubriremos que, a pesar de que la paz reina en la Tierra y la amenaza alienígena se percibe como muy lejana en el tiempo y como algo que no volverá a ocurrir, la Patrulla Científica sigue alerta, sin haber sido desmantelada, trabajando para prevenir posibles invasiones futuras. Así pues, lo primero que choca al empezar a leer Ultraman es que los miembros de la famosa Patrulla Científica, como Shin Hayata (que de hecho fue el humano que se asimiló con el gigante de la luz en su momento) o Mitsuhiro Ide, son ahora cincuentones.

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¡El rayo Specium! Y la famosa pose de Ultraman, que aquí se justifica como “acoplar el antebrazo izquierdo con el derecho para activar el arma”.

Como no puede ser de otra manera, surge de nuevo una amenaza de invasión alienígena y es Shin Hayata quien debe salir a luchar, dotado de una especie de armadura biónica que le convierte en Ultraman, contra el monstruo de turno. Sin embargo, el bicho resulta ser muy poderoso y le “da pa’l pelo”. Pero en ese momento aparece Shinjirō Hayata, el hijo de Shin, que cuenta al parecer con un poder descomunal de forma innata, al que le proporcionan una nueva armadura creada especialmente para él sin que él supiera nada de antemano, y se pone a luchar para defender el planeta Tierra.

Lo mejor

  • El manga está muy bien dibujado, y tiene muchísima acción. No se hace nada pesado, al contrario, la acción es trepidante.
  • Me ha gustado ver la versión cincuentona de los personajes clásicos de Ultraman. Es un claro guiño a los lectores actuales de esta serie, que crecieron disfrutando de las aventuras de este personaje. Parece claro que los creadores de este manga quieren atrapar a las nuevas generaciones pero, también, apelar a la nostalgia de los mayores para intentar llegar al máximo de público posible.

Lo peor

  • Como he dicho antes, todo el tema de las armaduras biónicas le quita un poco de magia a la serie y la acerca, tal vez demasiado, a otras obras como Robocop o Zetman.
  • El diseño de ese traje biónico, de nuevo, es demasiado “robocop” para mi gusto. Le quita la esencia de “látex” de Ultraman. Igual ha sido demasiado…

One Punch-man

Monday, May 6th, 2013
  • Título: One Punch-man
  • Autor: ONE (guión) / Yūsuke Murata (dibujo)
  • Editorial: Shūeisha
  • Revista: Tonari no Young Jump (online)
  • Años publicación: 2012-en curso
  • Clasificación: aventuras, superhéroes
  • Tomos: 3 (en curso)

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Esta serie me llamó la atención cuando, no sé a través de qué medio, me enteré de su argumento: “va de un superhéroe que es tan poderoso que acaba con sus enemigos con un solo puñetazo, lo que le frustra sobremanera”. Esto, sumado al hecho de que está dibujado por Yūsuke Murata, dibujante de la célebre serie de fútbol americano Eyeshield 21, hizo que, en cuanto pude, le echara la mano encima para leerlo.

Más curiosa resulta la historia de su concepción, que acabo de averiguar ahora mismo al buscar los datos de publicación para rellenar la minificha con la que empiezo todas mis reseñas. Resulta que la obra original es de un autor que usa el pseudónimo ONE, que la estuvo publicando en su propia página web Wanpanman. Como podéis ver, el dibujo (capítulo 1 de la obra original) es cutre de narices, pero la originalidad del argumento llamó muchísimo la atención a la gente y corrió como la pólvora. Corrió tanto que llegó a llamar la atención del dibujante Yūsuke Murata, que pidió permiso a ONE para hacer el remake de forma profesional, manteniéndole a él como guionista. Este remake empezó a publicarse en la revista online de Shūeisha  Tonari no Young Jump, medio en el que a día de hoy sigue presentándose de forma totalmente gratuita (aquí están los capítulos, solo que no los dan todos, van borrando algunos antiguos para que te compres los tomos).

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Saitama cargándose a un gigante con un solo puñetazo

Murata es un dibujante excepcional, de lo mejorcito del panorama del shōnen actual, y junto a la original historia de ONE han conseguido una obra muy atractiva, dinámica y divertida. El argumento es justo el que os he presentado antes: un superhéroe calvo con el anodino nombre de “Saitama” (su apellido real) se enfrenta a todo tipo de amenazas, monstruos gigantes incluidos, a los que derrota con un solo puñetazo por haberse pasado de rosca en sus entrenamientos en su momento. La obra es en clave de humor y los giros están muy bien buscados, además de presentar personajes secundarios como Genos, un joven cyborg que se empeña en ser el discípulo de Saitama y que puede dar mucho juego en tomos posteriores.

ACTUALIZACIÓN

Me veo obligado, varios días después de subir la reseña, a hacer algo que nunca antes había hecho en este blog: modificar o hacer añadidos a una reseña ya publicada. Y es que estos días me he puesto al día de esta serie tras conseguir los tomos 2 y 3 (los disponibles hoy en día), una lectura muy amena y divertida, sin más a destacar que lo que ya dije en su momento en la reseña… El caso es que, después de terminar los tomos, pensé que podría seguir la serie regularmente en su versión online, sin tener que esperar a los tomos, y me puse a leer con mi iPad a partir del capítulo correspondiente. Por cierto, la lectura online desde el Safari del iPad, muy buena. El interfaz es cómodo y el único fallo que se le puede achacar es cierta lentitud en cargar las páginas nuevas, sobre todo cuando vas leyendo con velocidad.

Fue entonces cuando pasé de estar leyendo una serie muy entretenida, sin más pretensiones que hacer pasar un buen rato al lector, a verme de golpe ante una propuesta extremadamente original, un experimento fantástico de cómo trabajar de forma online. Todos sabemos que en una revista dispones de ciertas limitaciones, ambas de tipo físico, impuestas por el propio medio de publicación: tinta sobre papel. Por un lado, los dibujantes disponen de un cierto número de páginas estipulado para cada entrega de su serie, y por el otro el uso del color está extremadamente limitado en el manga porque imprimir a color resulta muchísimo más caro.

Pero, obviamente, estas limitaciones no existen en el medio online, así que Murata aprovecha la absoluta libertad que le da internet para publicar entregas con número de páginas variable (la más corta que he visto es de 12 páginas, mientras que la más larga superaba las 60), y a menudo usa esa profusión de páginas para presentar escenas de forma espectacular, movimiento por movimiento, en forma de splash pages impresionantes que si se unieran conformarían prácticamente una obra de animación (y alguien ya lo ha hecho, mirad las imágenes aquí debajo –Importante: haz clic en ellas para ver a lo que me refiero). Por otro lado, la restricción del color tampoco existe en internet, lo que Murata aprovecha para marcarse un increíble capítulo entero a todo color, aparte de otros experimentos.

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Me parece una iniciativa increíble la de Murata, el hecho de leer One Punch Man en su versión en tomo es una experiencia de lectura de manga “normal”, de las de toda la vida (ya que recorta un montón estas espectaculares escenas para que cada capítulo tenga más o menos el mismo número de páginas y no obtengamos tomos enteros con muchísimas páginas sin texto, por muy espectaculares que sean), mientras que leer la misma historia online es una experiencia totalmente distinta y muy original.

Yo no sé cómo será el futuro del cómic cuando el formato digital sea mucho más común que ahora, seguramente la propuesta de Murata no será la que se acabe imponiendo. Pero lo que me parece muy bonito es que vayan surgiendo autores que vayan experimentando con el medio y rompan con las convenciones del pasado para crear cosas innovadoras y aprovechen, cada vez más, las enormes posibilidades que ofrece la publicación online. Y si encima son dibujantes tan requetebuenos y famosos como Yūsuke Murata, mucho mejor porque contribuyen a dar notoriedad y publicidad a estas iniciativas. ¡Bravo!

Lo mejor

  • Dibujo espectacular.
  • Lectura muy dinámica y divertida. Sensación refrescante.
  • La versión online: ¡Muy grande!

Lo peor

  • Alguna historia, aunque divertida, resulta un poco anodina.

Ultra Q

Wednesday, February 6th, 2013
  • Título: ウルトラQ –Ultra Q–
  • Autor: Kamui Fujiwara
  • Editorial: Kadokawa Shoten
  • Revista: Newtype The Live
  • Años publicación: 2003-04
  • Clasificación: ciencia-ficción, fantasía, kaijū
  • Tomos: 2

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Si sois amantes del llamado tokusatsu o ciencia-ficción con muñecos y monstruitos de goma japonés, cuyos máximos exponentes son Godzilla, Gamera, Ultraman, Kamen Rider y sus “hermanos”, posiblemente os suene el título de Ultra Q, una de las primeras series televisivas del género, estrenada en 1964, y que fue el preludio a muchas otras series “Ultra”, entre ellas, cómo no, la celebérrima Ultraman.

Los 11 episodios de Ultra Q son de tipo autoconclusivo, un poco al estilo de La dimensión desconocida, y narran aventuras basadas en hechos sobrenaturales, con bastante participación de monstruos gigantes. Se dice que Eiji Tsuburaya, legendario especialista en tokusatsu que tuvo una participación decisiva en los films de Godzilla y las series de Ultraman, entre tantos otros, no abogaba mucho por la aparición de monstruos en la serie, pero los productores le forzaron a sacarlos aprovechando el tirón de las películas de kaijū (monstruos gigantes) que él mismo había causado.

Como digo, Ultra Q es una serie de episodios autoconclusivos precursora directa de Ultraman y, como tal, goza de un estatus de culto entre la generación de japoneses que ahora mismo rondará los 50-60 años de edad. Justo la franja de edad en la que se encuentra Kamui Fujiwara, conocido aquí por ser el autor de la inconclusa en España Raïka, pero que en Japón es más conocido por sus mangas de Dragon Quest: Roto no monshō y por la adaptación a manga de las historias de Mamoru Oshii Kerberos Panzer Cops (quizás os suene más su adaptación animada: Jin-Roh).

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¡Un monstruo gigante en el Polo Sur!

En todo caso, el manga de Ultra Q adapta seis de los 11 capítulos de la serie original, tres por cada uno de los dos tomos de los que se compone, y por lo que se ve es una adaptación extremadamente fiel. Hasta el punto de que la historia se ambienta siempre en los años 60 y que tiene un espíritu retro muy interesante. A mí no me ha acabado de gustar, la verdad es que encuentro las historias demasiado pueriles, pero es que así era la serie original, y así eran las series de tokusatsu en los años 60. Por comentarios de lectores japoneses que leo en Amazon o similares, a la generación que se crió viendo Ultra Q les encanta la gran fidelidad de Kamui Fujiwara en la adaptación, lo que denota “su amor por Ultra Q”. Sin embargo, a un lector que no conoce Ultra Q, o solo lo conoce tangencialmente, yo creo que le dejará más bien frío.

Lo mejor

  • Una ventana abierta a una de las series más míticas del tokusatsu televisivo japonés.

Lo peor

  • El dibujo es muy bueno, casi diría que excelente, pero para mí es bastante impersonal y “frío”.
  • Las historias son pueriles y bastante precipitadas.
  • No lo recomiendo a los que no sean fans del tokusatsu o de Ultra Q.

El (antiguo) Museo Bandai

Friday, December 18th, 2009
  • Nombre del museo: バンダイミュージアム –Bandai Museum– Museo Bandai
  • Dirección (antigua): Piaza Matsudo Bldg. 1230-1 Matsudo, Matsudo-shi, Prefectura de Chiba (Google Maps)
  • Cómo ir: A 1 minuto a pie de la estación de Matsudo (línea Jōban)
  • Precio: 300 + 300 yenes (adultos)
  • Horario:
  • Web:


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No podíamos dar por cerrada esta semana dedicada al tokusatsu sin hablar del museo de la empresa juguetera más representativa de Japón: Bandai. Como probablemente sabéis, esta empresa es un monstruo en sí misma y realiza juguetes de todo tipo y para absolutamente todos los públicos, pero su nombre siempre ha estado y estará asociado por un lado al universo Gundam y por el otro a los muñecos y figuras de personajes de tokusatsu.

Las zonas "exteriores" (gratuitas) del museo. ¡Les pillé cambiando el escaparate!

Las zonas "exteriores" (gratuitas) del museo. ¡Les pillé cambiando el escaparate!

Antes de empezar, es muy importante decir que el museo tal y como lo describo en esta entrada ya no existe. De hecho, solo duró tres años en este lugar, de 2003 a 2006. Desde 2007, sin embargo, los fans de Bandai en general, o de Gundam o el tokusatsu en particular, pueden acudir al nuevo museo Bandai situado en la prefectura de Tochigi, a una hora y media en tren de Tokio. Pero yo no he estado (todavía) en el nuevo museo Bandai, así que os hablaré sobre el antiguo, que ya os avanzo que a mí me encantó.

Un muñeco feo (a la izquierda) y un notas vestido de héroe tokusatsero que iba haciendo el gili por ahí y adquiriendo poses tokusatseras a la que veía una cámara apuntándole
Un muñeco feo y un notas vestido de héroe tokusatsero que iba haciendo el gili por ahí y adquiriendo poses tokusatseras a la que veía una cámara apuntándole

El museo estaba situado justo delante de la estación de Matsudo, muy cerca del centro de Tokio, y ocupaba varias plantas de un edificio bastante alto. Tenía la particularidad de que estaba dividido en varias áreas, algunas de ellas de visita gratuita y otras de pago. Entre las áreas gratuitas tenías una exposición y venta de juguetes clásicos del Japón de antaño, tipo boliches, pistolas de agua y cosas así, ambientada como en una calle de los años 50 y que estaba bastante bien. También estaba la típica tienda donde comprar todo tipo de cacharros y muñecos (algunos de edición limitada que solo se podían comprar allí) etcétera.

¡Peazo bichejo el Gundam este! El precursor del de Odaiba.
¡Peazo bichejo el Gundam este! El precursor del de Odaiba.

Pero lo realmente interesante eran las dos áreas de pago, a las que podías entrar separadamente por 300 yenes cada una. Una de ellas, la que más atraía al público japonés, estaba dedicada a la sempiterna y popularísima Gundam y se llamaba Gundam Museum, así tal cual. Yo entré por entrar, la verdad. Siempre me había interesado Gundam, pero en aquel entonces no conocía absolutamente nada de la serie (de hecho, me enganché a ella tan recientemente como el año pasado a raíz de conocer a Yoshikazu Yasuhiko y a su editor), por lo que me metí allí básicamente para fisgar y por lo típico: “ya que estoy aquí, pues entro, que si no luego me arrepentiré”. Menos mal que entré.

Esto era la Meca de cualquier Gundam-baboso
Esto era la Meca de cualquier Gundam-baboso

Ahora, viendo las fotos que hice aquel día, entiendo un poco la gracia que tenía aquel museo y lo interesante que resultaba. Todo tipo de figuras y maquetas de Gundam en exposición, un montón de detalles pensados para hacer emocionar al más friki, y lo más impresionante de todo, una maqueta a escala real de la parte del tórax para arriba del Gundam RX78-2. Es decir, el precursor del famoso Gundam entero a escala 1:1 que montaron este pasado verano en Odaiba. La verdad es que resultaba impresionante. También, por cierto, había una zona con un montón de gachapones, esas maquinitas donde metes una moneda y te sale un muñecajo al azar. ¡Madre mía, cuánto vicio TLQM junto!

Gachapones, gachapones y más gachapones...
Gachapones, gachapones y más gachapones…

Por si fuera poco, también había un bar, en “Gundam Café”, donde servían cócteles alcohólicos y no alcohólicos. Francamente, aquel día me pregunté qué demonios hacía eso allí, pero ahora que conozco bien Gundam entiendo que era una representación del bar donde Char Aznable está tomando unas copas mientras por la televisión retransmiten el funeral de Garma Zabi. Ahora me arrepiento de no haberme sentado allí a tomar algo y mascullar, entre dientes, justo después de que Gihren se pregunte en voz alta aquello de “Y mi hermano ha muerto. ¿¡Por qué!?”, la famosísima frase “Bōya da kara sa (porque era un crío)” (vídeo aquí -doblado al inglés-. La escena en cuestión está en el minuto 1.00 – Because he was a spoiled brat, dice… ¡Ja, ja! Por cierto, los discursos de Gihren en Gundam son la HOSTIA; por cierto 2: ¿Soy yo o el que dobla a Gihren en este vídeo es el que hace de Homer en los Simpson (en inglés, claro)? Si no, se le parece un huevo…).

Mazinger z, Ultraman, Godzilla... ¡Menudos dioramas #TLQM!
Mazinger z, Ultraman, Godzilla… ¡Menudos dioramas #TLQM!

La otra zona de pago del Bandai Museum, Character World, es la que más disfruté aquel día. Estaba dedicada íntegramente a los “héroes” de la gran y la pequeña pantalla, todos estos grandes personajes y sus monstruosos enemigos convertidos en figuras por Bandai. Estaban todos allí, desde Godzilla a Mazinger Z, pasando por Kamen Rider, Goranger, Ultraman… Vamos, absolutamente todos, desde los más conocidos a los más oscuros. Cada pequeña sala tenía un display grande con figuras de los personajes a tamaño real en plan diorama (menos Godzilla y Mazinger, cuyo tamaño era reducido, claro XD), y luego vitrinas repletas de bichos de plástico de todo tipo. ¡Un verdadero museo de Todo Lo Que Mola ™! La guinda del pastel, además, estaba al final de la visita, en una pequeña sala donde podías sentarte delante de un televisor en el que echaban anuncios viejunos de los años 70 y tal de los juguetes lanzados por Bandai en la época. ¡Qué pasada de anuncios! ¡Cuánta hermosa caspa! Ojalá vendieran un DVD con esos anuncios, porque eran impresionantes.

¡Más muñecajos que en casa de Urías (que ya es decir)!
¡Más muñecajos que en casa de Urías (que ya es decir)!

No hace falta decir que, pese a que no soy un gran amante del tokusatsu, la visita me encantó. Descubrí la existencia de este museo una vez que fui a Akihabara y vi un anuncio de la inauguración; si no hubiese sido por eso, no me habría enterado. Es una lástima que actualmente el museo tal y como yo lo conocí ya no exista, pero es una suerte que no haya cerrado, sino que simplemente se haya trasladado. Tengo muchas ganas de ir al nuevo Museo Bandai, y la próxima vez que vaya a Japón con un poco de tiempo apartaré un día para ir y traeros una crónica de la visita. ¡Espero que sigáis leyéndome entonces!

¡Peazo "grillo" Kamen Raidero!
¡Toma “grillo” Kamen Raidero!

Bueno, ¿qué os ha parecido esta semana temática dedicada al tokusatsu? Tanto el Capitán Urías de La Arcadia como Adrián de Publicidad Japón como yo mismo os agradecemos las visitas y los comentarios, ¡pero seguid atentos! El mes que viene repetiremos semana temática con otro conocido blog. ¡Keep tuned, folks!

Y los otros posts de hoy, a los que se ha unido Comerjapones para una traca final impresionante de esta magnífica semana dedicada al tokusatsu

Kamen Rider (El motorista enmascarado)

Thursday, December 17th, 2009
  • Título: 仮面ライダー –Kamen Rider– (El motorista enmascarado)
  • Autor: Shōtarō Ishinomori
  • Editorial: Asahi Sonorama
  • Revista: Bokura Magazine / Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1970-72
  • Clasificación: shōnen, tokusatsu
  • Tomos: 4

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Por favor, que los fans más puristas del tokusatsu no lean esta reseña, o que si la leen lo hagan sabiendo que yo sé poco sobre esta temática y que podría soltar alguna barbaridad. Kamen Rider es posiblemente el personaje más famoso (con permiso de sus colegas Godzilla y Ultraman, claro) de este género. O tal vez no sea el más famoso, no sé, pero sí el personaje que ha estado siempre en boga desde que fue creado a principios de los años 70, y que actualmente sigue disfrutando de adaptaciones a la pequeña y a la gran pantalla. Existen decenas de series y películas de Kamen Rider, y su mundo está formado por una maraña de personajes tan densa que habría que realizar un máster para desentrañarla. En esta reseña nos ceñiremos solamente al Kamen Rider original, el primero, para no liarnos.

Kamen Rider (literalmente traducido como “El motorista enmascarado”) es, como he dicho, uno de los iconos del tokusatsu. Ya conocéis a Shōtarō Ishinomori, porque he hablado varias veces de él. No podemos decir que Ishinomori fuera el inventor del tokusatsu, puesto que ese honor pertenece a Ishirō Honda y, sobre todo, al mítico Eiji Tsuburaya (director y responsable de efectos especiales, respectivamente, de la primera peli de Godzilla, la de 1954, y a partir de ahí de un montón de películas y personajes, sobre todo Tsuburaya). Pero sí podemos decir que fue Ishinomori el que afianzó el género y, sobre todo, lo adaptó con gran éxito a la pequeña pantalla, tomando el testigo de obras de los años 60 como Gekkō Kamen (1958) o Ultraman (1966). Así, Ishinomori se embarcó en la creación de un sinfín de personajes vestidos con mallas a cuál más estrafalario; unos diseños y argumentos que vendía a las cadenas de televisión. En los años 70, pues, el “rey del manga” se dedicaba básicamente a inventarse bichos raros para la tele, y de su genio creativo surgieron Kamen Rider, su creación tokusatsu más conocida, y Kikaider (reseña aquí), al que conocemos en España por el mediocre remake que realizó Meimu y que publicó Planeta deAgostini.

Kamen Rider fue concebido, pues, como un personaje televisivo, pero antes de que empezara la serie por televisión, Ishinomori empezó a serializar la versión manga de ese personaje. Ahora nos parece raro que un mangaka tenga una idea, la venda a la televisión y DESPUÉS haga el manga. Pero en aquella época no era así: Gō Nagai se hinchó a hacer exactamente lo mismo (con Mazinger, Devilman, Cutie Honey…), y también Leiji Matsumoto (con Yamato, Capitán Harlock…). Algunos consideran este manga que reseño “la obra original de Kamen Rider”; pero al parecer eso no es así: primero vinieron los diseños y planteamientos para la serie televisiva de imagen real y después vino el manga (aunque finalmente el manga se publicó antes, de ahí la confusión).

El cara-grillo y la moto molan mucho; hay que reconocerlo

El cara-grillo y la moto molan mucho; hay que reconocerlo

¿Y de qué va esta serie? Pues básicamente es una lucha al uso entre el bien y el mal. Una organización muy mala malosa, llamada Shocker, pretende crear unos seres superiores (aunque totalmente controlados y supeditados a ellos como simples marionetas, faltaría más) con los que dominar a la humanidad entera como si fuera simple ganado. Para ello, escoge a personas especialmente destacables física y psicológicamente, las secuestra y las convierte en cyborgs con forma de insectos en un proceso que tiene dos pasos: 1) transformación del cuerpo físico en cyborg y 2) lavado total de cerebro para convertirlos en auténticos zombis que obedecen ciegamente las órdenes de Shocker (que parece ser una especie de ordenador, por cierto).

Takeshi Hongō es el protagonista, un chico muy guapo, fuerte, inteligente y rico al que un día los de Shocker tienden una emboscada. Luego le convierten en cyborg y, cuando están a punto de empezar la fase de lavado de cerebro, cae un relámpago en el laboratorio y Hongō se libera. Así, conseguimos un superhéroe de fuerza sobrehumana y totalmente libre de ataduras. Al poco, Takeshi escapa del laboratorio enemigo con la ayuda del doctor Midorikawa, un científico al que los Shocker habían secuestrado y al que obligaban a trabajar en sus proyectos. Midorikawa acaba muerto, pero no sin antes proporcionarle a Hongō una moto muy molongui, llamada Cyclon, que contiene un casco y un traje que dan al protagonista el aspecto de un grillo saltamontes humanoide.

Y así nace Kamen Rider, el motorista enmascarado, un héroe que cabalga su moto y que, para obtener poder, necesita alcanzar cierta velocidad. A partir de este momento, Hongō se enfrentará a numerosos bichos raros y, por supuesto, por en medio se meterá la típica chica, la hija del doctor Midorikawa, llamada Ruriko. Hacia el final del tomo 2, por cierto, Hongō debe enfrentarse a once clones suyos y acaba muriendo… Sin embargo, su legado (y su cerebro) siguen vivos, y es Hayato Ichimonji, un antiguo cyborg esclavo de Shocker, quien hereda el puesto de Kamen Rider mientras se comunica telepáticamente con el cerebro de Hongō, conservado en formol (o algo similar XD).

No hace falta decir que Kamen Rider es una de las series más influyentes en el tokusatsu. Existen numerosas copias de este personaje y estos planteamientos. Y, cómo no, también hay parodias, como por ejemplo Ultra Héroe (Action Kamen) de Shin Chan, una clarísima referencia a Kamen Rider.

En fin, estamos ante un manga francamente trepidante, en el que todo ocurre muy rápido. Por ejemplo, entre que se nos presenta al personaje Takeshi Hongō, le atrapan y le realizan la operación para convertirle en cyborg solo pasan 12 páginas. El ritmo es realmente rápido y se supone que el lector se lo tiene que creer todo. En este sentido es una obra bastante añeja, aunque no negaré que tiene su encanto, ya que el autor no se complica nada en crear bases sólidas: “las cosas son así, como yo te las digo, y se acabó”. Lo que es el desarrollo de la acción, el ritmo narrativo, aparte de ser también muy veloz, a mí me parece excelente, una demostración fantástica de cómo hacer bien las cosas en el lenguaje del cómic de acción: velocidad, capacidad de atraer la atención del lector y gran trabajo en el desarrollo de las viñetas y el guiado del ojo del lector a través de ellas.

A mí la obra básicamente me ha gustado porque 1) es una obra histórica y estas cosas me pirran; 2) las escenas de acción están genialmente llevadas (como con Kikaider); 3) Ishinomori demuestra una gran maestría como mangaka. Pero si no fuera porque a mí me encanta el manga clásico y me fascina poder estudiar con perspectiva la historia del manga, la verdad, este manga no me habría gustado. Porque ni la temática me acaba de gustar, ni el dibujo es maravilloso (en su momento lo era, ahora se ve pasado de moda), ni el argumento me parece decente: es infantil y simplón.

Lo mejor

  • Un manga realmente trepidante que se lee en un plis
  • Es una obra cortita. Hay muchas ediciones en Japón, pero la más reciente tiene 3 tomitos (la mía consta de 4)
  • Una obra muy interesante para introducirse en el complicado mundo de Kamen Rider

Lo peor

  • No nos engañemos: el dibujo es añejo y el contenido es ridículamente infantil
  • Los diseños de los enemigos son feos y ridículos
  • El diseño de grillo de Kamen Rider siempre me ha parecido de vergüenza ajena (¿soy el único?)

Y ahora, a leer las reseñas “hermanas” del día