El blog de Marc Bernabé

Natsuko no sake (El sake de Natsuko)

Wednesday, March 1st, 2017
  • Título: 夏子の酒 –Natsuko no sake– (El sake de Natsuko)
  • Autor: Akira Oze
  • Editorial: Kōdasha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1988-1991
  • Clasificación: costumbrista
  • Tomos: 12

Los que me seguís en redes sociales ya sabéis que en los últimos dos años o así me he convertido en un apasionado del sake, el “licor de arroz” típico japonés. Todo empezó a raíz de traducir el tomo 2 de la edición de Norma de Oishinbo, el manga especializado en cocina japonesa: durante esa traducción, que fue durísima pero me encantó, aprendí una cantidad de datos incomensurable sobre sake. Variedades, calidades, fabricación, conservación, modos de servirlo, etcétera. No puedo decir que me haya convertido en un experto, porque no es así ni mucho menos, pero lo que sí es seguro es que ahora mismo seguramente seré una de las pocas personas en todo el país que tienen un conocimiento relativamente profundo del sake. Tampoco es tan difícil, ya que, lamentablemente, ¿a cuánta gente conocéis que pueda contaros en qué consiste la –abismal– diferencia entre un sanzōshu y un daiginjō? Es una lástima, pero espero que, a lo largo del tiempo, la gente de aquí pueda empezar a apreciar el buen sake, ya que el mundo del sake no tiene nada que envidiar al de, por poner un ejemplo de una bebida igualmente fermentada, el vino. ¡La variedad de calidades, sabores y matices del sake resulta sorprendente!

El hecho de que uno de mis amigos, Roger Ortuño de comerjapones.com se haya convertido en el único sumiller de sake de origen no japonés en toda la península ibérica, y haya sido nombrado, entre otras cosas, Embajador de Buena Voluntad de la Gastronomía Japonesa, especializándose muchísimo en sake y compartiendo algunos de sus conocimientos conmigo, ha ayudado mucho en este “boom particular” del sake. De un tiempo a esta parte, cada vez que voy a Japón procuro degustar todo tipo de sake y aprender más sobre él, e incluso hace poco tuve el privilegio de visitar una bodega de sake acompañado del maestro tōji (máximo responsable de la producción de sake) de dicha bodega.

Como siempre que siento curiosidad sobre algún tema en concreto lo primero que hago es intentar conseguir más datos: si es posible, en forma de manga, ya que lo considero una forma ideal de aprender mientras pasas un buen rato leyendo. Una de las obras que más he disfrutado durante el parón del blog ha sido Natsuko no sake (El sake de Natsuko). Esta es una obra, como tantas, que ya conocía de antes, de nombre, pero no había tenido oportunidad de leer todavía.

Pues bien, me puse a ello y disfruté muchísimo, aprendiendo una cantidad ingente de cosas durante el proceso. Esta es la historia de Natsuko Saeki, una joven que es hija del dueño de una bodega de sake. En principio, la bodega la va a heredar su hermano mayor, que es un gran apasionado del sake y, cómo no –esto es un manga, amigos–, aspira a fabricar el mejor de los sakes posibles. Para ello, después de investigar mucho, consigue encontrar una variedad de arroz que se creía perdida, llamada tatsunishiki, y que, pese a ser ideal para la producción de sake, se dejó de utilizar porque su cultivo era extremadamente complicado y, a los agricultores de antaño, les daba más problemas que otra cosa, por lo que pasaron a cultivar arroz más sencillo de manejar.

Natsuko catando el sake que se produce en su bodega.

Cuando el hermano lo tiene todo listo para empezar la operación de fabricar ese “mejor sake de Japón”, ocurre el gran drama, como suele pasar en los mangas: el joven cae enfermo y muere. Entonces, Natsuko decide que, en memoria de su hermano, hará todo lo posible por seguir y completar su sueño.

Así empieza la historia de Natsuko, una veinteañera sin apenas conocimientos de fabricación de sake (aunque a sumiller no la gana nadie, ya que tiene una experiencia, un paladar y una resistencia al alcohol increíbles) que tendrá que luchar contra viento y marea, y contra las tendencias de la industria japonesa del momento (finales de los 80, principios de los 90) de “cantidad sobre calidad”, para crear ese nuevo sake a partir del arroz tatsunishiki. Para ello, lo primero que tendrá que hacer es cultivar los pocos granos del arroz que consiguió su hermano para conseguir, en un par de años, suficiente cantidad de arroz como para iniciar la producción de sake. Y así es el primer gran arco argumental de este manga: la pugna de Natsuko por, por un lado, conseguir una primera cosecha (¡al final tendrá que cultivar el arroz ella misma!) y, por el otro, convencer a la cooperativa agraria de que cultivar el tatsunishiki, y con ello renunciar a cualquier tipo de ayuda externa en forma de pesticidas y abonos químicos, es la mejor idea posible.

Una vez superado este escollo, cosa que no resulta nada fácil debido a la cabezonería de los agricultores, Natsuko tendrá que trabajar codo con codo junto al tōji para, sin dejar de producir sake “normal” (ya que la bodega es una empresa y no puede permitirse el lujo de paralizar toda la producción por un “capricho de la niña”), embarcarse en la creación de ese sake supremo fabricado a partir del arroz tatsunishiki. En medio de todo esto, por supuesto, todo tipo de aventuras, desengaños, algún que otro escarceo amoroso, rivalidades y mucho, mucho, mucho esfuerzo.

Lo mejor

  • Aunque manida, la historia entretiene y el dibujo la acompaña muy bien.
  • Lo que se aprende sobre el cultivo de arroz y la fabricación de sake vale su peso en oro.

Lo peor

  • Sinceramente, es una historia bastante previsible, aunque no por ello menos interesante.

Shōta no sushi (El sushi de Shōta)

Tuesday, February 14th, 2017
  • Título: 将太の寿司 –Shōta no sushi– (El sushi de Shōta)
  • Autor: Daisuke Terasawa
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1992-97
  • Clasificación: culinario, shōnen
  • Tomos: 27

A Daisuke Terasawa lo conocemos básicamente por ser el autor de Mr. Ajikko, una obra que, al menos en tierras catalanas, nos es bastante familiar gracias a su versión animada, emitida en los años 90 en TV3, con el título El gran Suixi (sic.), aunque todos lo llamábamos El rei del sushi. Esa era la historia de un chaval que se dedicaba a participar en concursos culinarios, no necesariamente de sushi (de hecho, cocinaba de todo menos sushi, casi se podría decir) y con una exageración pasmosa en cuanto a reacciones de los comensales al probar la comida. El manga de Mr. Ajikko en el que se basa ese mítico anime lo reseñé en este mismo blog hace unos años.

Tengo el tomo 1 de Shōta no sushi en mi “mangateca” particular desde hace muchos años, no sé si incluso desde antes de comisariar la exposición “Manga paladear” para el Salón del Manga de Barcelona de 2012. Obviamente, en ese momento sí era consciente de que era un manga del mismo autor que Mr. Ajikko, pero cuando lo tomé el otro día, para por fin leerlo –no sé exactamente qué impulso me llevó a hacerlo– ya ni me fijé en el nombre del autor y hasta este mismo momento, en el que me he puesto a buscar los datos de años de publicación y todo lo demás para la ficha que abre la reseña, he caído en la cuenta: “¡Pero si es del mismo autor que Mr. Ajikko!”

Hasta este punto resulta diferente una obra de la otra. Ciertamente, el estilo de dibujo es el mismo, pero es que el de Terasawa es un estilo bastante común entre los mangakas de finales de los 80 y principios de los 90, así que no me sorprende no haber caído en la cuenta. Lo que cambia bastante es el enfoque de la obra, al menos en este primer tomo. Luego, según voy leyendo por ahí, la cosa cambia y el manga pasa a presentar “competiciones” y “retos” entre cocineros, al igual que con Mr. Ajikko, pero en este primer tomo la historia que nos presenta es muy costumbrista y para nada exagerada.

La historia está protagonizada por Shōta, un joven que trabaja en un restaurante de sushi como aprendiz. Ya lleva año y medio allí y, como no puede ser de otra manera dentro de la estricta jerarquía nipona, se dedica a tareas menores como servir té a los clientes, limpiar el local y, tal vez, preparar algún pescado (quitarle las espinas, marinarlo, o lo que sea) para que se pueda servir más tarde en forma de sushi.

Primer enfrentamiento: contra un chaval engreído que se cree el mejor sushiman del universo.

Pero Shōta es ese chaval típico tan voluntarioso que aparece en los mangas. Se ilusiona con su trabajo, lo considera un orgullo y le da igual ser el último mono en el restaurante porque a su lado tiene al gran y prestigioso “sushiman” que es el dueño y a sus senpais que trabajan en la barra haciendo el sushi, y él está aprendiendo de ellos. Pero claro, como es el típico protagonista de shōnen, siempre tan ilusionado y voluntarioso, practica como loco en su casa, durante horas, cocinando el arroz y dándole forma para que los nigiri le salgan lo mejor posible.

Si bien este no es estrictamente un manga de historias autoconclusivas, porque la trama subyacente va avanzando y Shōta digamos que cada vez cuenta con mayor confianza del dueño del restaurante y sus senpai, sí que al menos en el primer tomo tenemos un total de tres arcos argumentales que pueden considerarse autoconclusivos. En el primero, una antigua compañera de clase de Shōta, muy joven, tiene que casarse por una cuestión de relaciones familiares, y quiere que Shōta le prepare una ración de sushi: será la primera vez que el dueño del restaurante le permita ponerse detrás de la barra y hacer nigiri y maki para que los deguste un cliente. En el segundo arco, aparece un chico muy prepotente que resulta que sabe hacer excelentes nigiri con un solo gesto de la mano (cuando lo normal es hacerlo en 5 o 6 movimientos, en 4 o 3 los más experimentados). Tiene una historia bastante negra detrás relacionada con su padre y ahora se dedica a retar a restaurantes de sushi para ganar dinero, en plan “si consigo hacer un mejor sushi que tú me pagarás X dinero”. Pese a su obvia inexperiencia, Shōta acaba teniendo que enfrentarse a él por orden del dueño de su restaurante. Finalmente, el tercer capítulo del tomo nos habla sobre la relación del wasabi con el sushi, cuando aparece una chica que es responsable de un campo de cultivo de wasabi: esta hace abrir los ojos del protagonista sobre la gran importancia que tiene esta raíz en el sushi y cómo se tiene que tratar.

A mí me ha parecido un manga la mar de entretenido y, como suele pasar con los mangas temáticos, aprendes muchísimas cosas: en este caso sobre el funcionamiento de un restaurante de sushi y los procesos de preparación de este manjar. Por lo que veo, el manga evoluciona más tarde hacia las típicas batallas y enfrentamientos entre cocineros (de hecho, el reto entre el chaval prepotente y Shōta ya entra dentro del estilo tan típico de Terasawa), pero no me cabe duda de que sigue siendo un manga entretenidísimo, muy costumbrista (al menos al principio), y con el que vas aprendiendo un montón de cosas. Me encantan este tipo de mangas.

A propósito, este título tuvo que tener un éxito bastante considerable, porque no solo el manga original abarcó un total de 27 tomos (mientras que Mr. Ajikko duró 19), sino que encima ha tenido dos secuelas (aunque es cierto que, a diferencia de Mr. Ajikko, Shōta no sushi no ha sido nunca adaptado a anime). La primera se subtitula “Saga del Torneo Nacional” (ya estamos con los torneítos…), se publicó entre 1997 y 2000 y alcanzó los 17 tomos. La segunda, en cambio, no tuvo aparentemente tanto éxito: se publicó entre 2013 y 2015, bajo el título Shōta no sushi 2 – World Stage y duró solamente 4 volúmenes.

Lo mejor

  • De esos mangas que a mí tanto me gustan con los que pasas un buen rato leyendo y encima aprendes.
  • Tiene buen desarrollo y no se hace aburrido.

Lo peor

  • No le veo nada de malo, al menos hasta donde he leído (el tomo 1), aunque tal vez luego la cosa se vuelva más previsible y aburrida.

7 Seeds

Monday, February 6th, 2017
  • Título: 7 SEEDS
  • Autor: Yumi Tamura
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Betsucomi, Flowers
  • Años publicación: 2001-en curso
  • Clasificación: shōjo, aventuras, misterio
  • Tomos: 33 (en curso)

No sé quién, ni cuánto tiempo hace, alguien me recomendó encarecidamente este manga. Literalmente llevaba años en el montoncito de “manga por leer”, y siempre que iba a ese montoncito a por una nueva obra esta quedaba irremediablemente relegada a “otro día”. Cierto es que la portada del tomo 1 tampoco es que me parezca –a mí, lector varón de 40 tacos– a priori atractiva, pero no sé si este era el único factor del irremediable “bueno, ya otro día si eso”. En todo caso, craso error.

El otro día, no sé muy bien por qué, tomé por fin este tomo, dispuesto a ver qué tal era esta obra que hacía tanto tiempo que me habían recomendado, me sumergí en él y, al cabo de un rato, descubrí que me lo había leído entero del tirón. Aunque me gustaría hacerlo, y no lo descarto, no he leído más allá; será cuestión de ver si consigo los demás tomos, aunque estamos hablando de una serie que ya cuenta con 33 volúmenes y sigue abierta. No es precisamente cortita.

Eso sí, si os sumergís en ella, sobre todo no vayáis a la Wikipedia a conseguir información sobre ella, porque os va a destripar todas las sorpresas. El tomo 1 es un tomo muy misterioso, no sabes muy bien qué está pasando, te deja con una sensación de misterio impresionante, te introduce de forma magistral en la historia sin contarte nada del fondo y te deja con ganas de saber qué narices les está pasando a esos personajes y por qué. Yo he cometido ahora mismo el error de ir a la Wikipedia a por la información para rellenar la ficha que abre la reseña (años de publicación, revista, etc.) y allí, al menos en la versión en inglés, la primera que me ha salido, de buenas a primeras te desvelan todo el misterio que Tamura, la autora, se está guardando como oro en paño al menos a lo largo de todo el tomo 1.

Violentísimos conejos, enormes plantas carnívoras… Una maravilla de isla, la verdad.

En fin, ¿y de qué va este manga? Pues tiene un inicio de esos que podríamos definir como trepidantes. Tras una brevísima presentación de la protagonista, la tímida Natsu, que es la típica adolescente insegura pero por otra parte totalmente normal, con su familia y todo eso, la acción se traslada de golpe y porrazo a alta mar, en un bote hinchable en medio de una tormenta y en plena noche. En ese bote se encuentran otras tres personas: dos chicos (el guapo y atento Arashi y el guaperas y desvergonzado Semimaru) y una chica (la borde y sexi Botan). A duras penas consiguen capear el temporal, y al día siguiente logran llegar a una costa que parece tropical.

¿Qué demonios hacen esos cuatro allí? Ninguno de ellos sabe nada (corrijo: Botan sí parece saber algo, pero no acaba de soltar prenda y juega a hacerse la misteriosa), cuando se fueron a dormir, en sus respectivas casas, todo estaba perfectamente normal. Y de repente despertaron en un bote en medio del mar, equipados con mochilas con aparatos y provisiones de supervivencia.

Al desembarcar, empiezan a explorar la isla para ver si encuentran a otras personas o al menos algo de comida. Y se empiezan a topar con cosas rarísimas: cantidades enormes de grimosos insectos, una especie de conejos carnívoros que se devoran unos a otros y se abalanzan sobre ellos, gigantescas y peligrosísimas plantas carnívoras y muchísimas más anomalías.

¿Qué ocurre en esa isla? ¿Cómo han acabado allí? ¿Cómo saldrán de esta? Esta y muchas más preguntas acosan al lector desde el primer momento en el que se sumerge en 7 Seeds y, como digo, el misterio está a la orden del día, ya que en todo el tomo 1 no se da absolutamente ninguna pista: al contrario, el misterio aumenta a cada página que pasa. De nuevo, por favor, no vayáis a buscar información a Wikipedia o donde sea sobre este título: yo lo he hecho, para rellenar la ficha que abre la reseña, y me he comido un saco de spoilers tan grande que me está consumiendo la rabia. En todo caso, lo que he leído por encima, spoiler mediante, me ha dejado bastante sorprendido, y me ha dado aún más ganas de seguir leyendo esta historia.

Lo mejor

  • Un misterio total, la autora sabe mantener muy bien la tensión y dejarnos con ganas de saber qué narices va a pasar. Y no suelta prenda.
  • El survival horror que presenta este título me recuerda un poco a Lost. Aunque tengamos en cuenta que Lost es posterior, del 2004.
  • Un ejemplo más (por si hiciera falta, que creo que a estas alturas ya no) de que el shōjo manga, o manga creado originalmente teniendo en mente el público femenino joven como target principal, tiene una variedad de temáticas y estilos tan grande como el shōnen o el seinen.

Lo peor

  • Muchos ni se acercarían a este manga por la estética decididamente shōjo que tiene, con esos ojazos de la protagonista y los perfiles egregios de los guaperillas Semimaru y Arashi. A mí, y eso que soy un gafotaku bregado, casi me pasa. La habría cagado mucho.
  • Tamura tiene un dibujo que a veces peca de poco detallado y hasta sucio (al menos en el tomo 1), en el sentido de que, sobre todo en escenas de acción, a veces no sabes muy bien qué está ocurriendo.

Ultra Heaven

Sunday, January 29th, 2017
  • Título: ウルトラヘブン –Ultra Heaven–
  • Autor: Keiichi Koike
  • Editorial: Enterbrain
  • Revista: Comic Beam
  • Años publicación: 2001-detenida
  • Clasificación: psicodélico
  • Tomos: 3 (inconcluso)

Por fin creo que estoy en disposición de sacar este blog del estado de “hiato” en el que ha estado sumido durante mucho tiempo por cuestiones de carga de trabajo y compromisos varios y, sobre todo, por las exigencias de la paternidad. Si bien lo segundo es para toda la vida, cierto es que los dos primeros años de vida de un bebé son los que absorben más a los padres y creo que ya estamos en una etapa en la que puedo contar con un poco más de margen en este sentido. Además que he conseguido, por fin, regular un poco mejor mi carga de trabajo. Espero que esta resurrección del blog sea duradera y mi intención es presentar una reseña nueva cada semana, siempre dentro de lo posible.

Durante todo este tiempo no he dejado de leer manga, obviamente. Aunque a un ritmo mucho menor por la escasez de tiempo (¡y la escasez de sueño!), he seguido leyendo, pero también es cierto que lo he hecho de forma diferente a lo que solía hacer. Si antes me interesaba conocer cuantos más mangas posibles aunque fuera limitadamente (es decir, leyendo solamente un tomo o dos para conocer el argumento y los personajes), de un tiempo a esta parte me ha dado por leer obras completas relativamente largas, disfrutando por completo de ellas, de principio a fin. De ahí que si miramos cantidad de obras leídas durante todo este tiempo salga un número reducido, pero en cuestión de tomos leídos salen bastantes. En próximas reseñas de MangaLand os hablaré de dos obras que he disfrutado mucho a lo largo de los meses: Notari Matsutarō de Tetsuya Chiba y Natsuko no sake de Akira Oze. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos venideros.

La obra de la que hablaré en esta ocasión, Ultra Heaven, es una excepción relativa a esta nueva forma de leer que he adoptado últimamente. Porque si bien es cierto que la he leído entera (al menos lo que hay disponible, porque de momento es una obra inconclusa) solo cuenta con 3 tomos editados.

No quiero dar muchos detalles al respecto de este manga porque prefiero que lo leas y disfrutes tú mismo si, como me gustaría, esta reseña hace que alguna editorial se interese por ella y acaba sacándola al mercado español. Porque no es un manga para disfrutar de su argumento –que también, ojo– sino sobre todo de su dibujo y de las impresionantes técnicas de representación de alucinaciones de las que hace alarde su autor, Keiichi Koike.

Es complicado elegir una página de muestra de esta obra, porque hay tantas y tantas con alardes como la que muestro…

Porque esto es lo impresionante de este manga: el increíble dibujo y el viaje psicotrópico al que somete al lector. De hecho, he llegado a leer por ahí que hay quien define a este manga como “droga en papel”. La historia se ambienta en un futuro no muy lejano donde tomar drogas psicotrópicas está a la orden del día y de hecho son legales, aunque eso no significa que los yonquis estén bien vistos socialmente: igual que en Ámsterdam puedes ir a un coffee shop a fumarte un canuto de marihuana porque es legal, pero eso no quita que si vas fumado por ahí eso se perciba positivamente por parte del resto de la sociedad.

En todo caso, la excusa de los viales de droga que se inyecta Kabu hace que Keiichi Koike nos deleite con impresionante página tras página de alucinaciones brutales, con un estilo de dibujo que recuerda bastante al de Katsuhiro Otomo mezclado con la acongojante imaginación y capacidad de plasmar según qué cosas de Shintarō Kago (pero sin escatología). Evidentemente, hay un argumento por ahí, la aparición de una nueva droga que lleva a Kabu a cotas aún más flipantes, juegos mentales, una especie de secta de iluminados psicotrópicos, engaños y mucha, mucha, mucha, alucinación. Realmente, leer este manga es seguramente la forma más cercana posible de tomar una droga alucinógena sin realmente hacerlo, de ahí esa denominación de “droga en papel”.

Koike no es un autor que se prodigue demasiado, sinceramente, y aunque Ultra Heaven empezó en 2001, solo han aparecido tres volúmenes en el mercado: el primero en 2002, el segundo en 2005 y el tercero en 2009. La obra no está terminada, de hecho el tercer tomo deja el argumento colgando, pero en todo caso eso es casi lo de menos. Si realmente te gusta el cómic y disfrutas con los alardes a los lápices de los mejores dibujantes, el hecho de que la obra esté inconclusa no debería ser impedimento para ir a por ella, ya que no todos los días uno se encuentra con semejante “tour de force”. A mí, sinceramente, me ha dejado impresionado y eso que, en cuestión de manga, he visto de todo. Esperemos que no tarde en ser editada en España.

Lo mejor

  • El dibujo es increíble, y las descripciones gráficas de las alucinaciones lo mejor que he visto al respecto. Y además, no es una página suelta muy currada aquí y allá, sino que las alucinaciones se prolongan durante páginas y páginas, a cuál más alucinante (válgame la redundancia).
  • La historia, aunque a veces se hace difícil de seguir (debido a que hay ocasiones en las que deliberadamente el autor no deja claro si lo que está ocurriendo es “la realidad” o forma parte de una “alucinación” (¡incluso con varias capas de alucinaciones dentro de alucinaciones!) también resulta muy interesante.

Lo peor

  • El hecho de que esté inconclusa y sin pistas sobre si va a seguir hasta su conclusión o nos va a dejar colgados.

Chiisakobee

Monday, November 2nd, 2015
  • Título: ちいさこべえ –Chiisakobee–
  • Autor: Shūgorō Yamamoto (historia original) / Minetarō Mochizuki (manga)
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic Special
  • Años publicación: 2012-15
  • Clasificación: slice of life
  • Tomos: 4

chiisakobee1

Desde que lo descubrí con Dragon Head, a finales de los 90 (y poco después, en 2001, fue uno de los primeros encargos de traducción de manga que tuve), Minetarō Mochizuki es un autor que me gusta y al que sigo la pista siempre que puedo. Tiene un estilo de dibujo peculiar, bastante “simplón” si lo queremos llamar así, pero a mí personalmente me fascinan sus historias y, dentro de ellas, su trabajo en la composición de cada página y los ángulos y enfoques que usa en sus viñetas, muy peculiares (como se puede ver en la página de ejemplo que incluyo un poco más abajo).

En su día ya disfruté de sus obras anteriores a Dragon Head, bastante primitivas, y más tarde en Maiwai, obra que llegó a España y en cuya traducción estuve involucrado (no como traductor, porque no podía en ese momento, pero sí como revisor de la traducción). Y ahora me he puesto un poco al día leyendo las últimas cosas en las que ha trabajado: esta Chiisakobee y otra llamada Tōkyō Kaidō (Chicos extraños de Tokio).

Entre ellas no tienen nada que ver, en realidad. Chiisakobee es una adaptación a manga de una novela histórica del escritor Shūgorō Yamamoto (1903-67) que, entre otras adaptaciones (una película, una obra de teatro musical…), tuvo una pequeña serie televisiva de 5 episodios en la cadena NHK en el año 2006. Mientras que novela, película, obra y serie de TV se ambientan en el período Edo (1603-1868), Mochizuki ha tenido la idea de trasladar la acción al Japón actual, y de convertir al protagonista, Shigeji, en una especie de hipster barbudo y melenudo que personalmente me recuerda muchísimo a algunos personajes de Wes Anderson.

SDS

Me encantan las composiciones de Mochizuki.

Shigeji es hijo de un carpintero tradicional de los que, en Japón, se encargan de construir viviendas de madera al estilo de toda la vida, que estudió arquitectura en la universidad y que durante varios años estuvo perdido por ahí sin que se supiera nada de él. Hace relativamente poco, volvió con una espesísima barba y melena y se incorporó a la empresa Ōdome de su padre. Sin embargo, mientras el equipo de Shigeji se encuentra en Kamakura trabajando en una construcción, se declara un gran incendio en el barrio de Tokio donde se encuentra la sede de la empresa y no solo esta se quema, sino que los padres de Shigeji fallecen.

El estoico y taciturno Shigeji se encuentra, pues, en la tesitura de tener que liderar la empresa y levantarla de nuevo. Para que les ayude con las tareas de la casa (afortunadamente la casa principal de Ōdome, donde se alojan algunos de los empleados, se ha salvado del fuego), contratan a la joven Ritsu, que también ha perdido su vivienda… Al poco, sin embargo, Shigeji descubre que Ritsu se ha traído consigo a varios niños huérfanos, cada cual con su carácter particular, que tampoco tienen donde vivir. Tras algunos estira y afloja, se decide que todos vivirán en la casa. Si ya Shigeji tenía suficientes problemas para ponerse al frente de la empresa de carpintería debido a sus precedentes, a su juventud y a su aspecto, ahora se ve ante la responsabilidad de cuidar de Ritsu y los niños. Y, a pesar de todo, extremadamente celoso y orgulloso, se niega a recibir ayuda alguna…

Lo mejor

  • Una tranquila historia sobre sentimientos y humanidad, con toques de comedia romántica.
  • Te acabas encariñando de los tozudos (cada uno a su manera) Shigeji y Ritsu.

Lo peor

  • Es una historia demasiado japonesa como para que ninguna editorial española pueda decidir apostar por ella. No hay nada imposible, claro, y cosas más raras se han visto, pero lo veo complicado.