El blog de Marc Bernabé

Notari Matsutarō (Matsutarō el tranquilón)

Monday, February 20th, 2017
  • Título: のたり松太郎 –Notari Matsutarō– (Matsutarō el tranquilón)
  • Autor: Tetsuya Chiba
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comics
  • Años publicación: 1973-1998
  • Clasificación: deportivo, costumbrista
  • Tomos: 36

Durante mi “hiatus” en el blog, como ya comenté, no he dejado de leer manga en ningún momento, solo que he variado un poco mis hábitos: en vez de ir picoteando de aquí y de allá, tomos 1 y a lo sumo 2, para ver por encima cómo es una obra, hacerme una idea sobre ella y comentarla aquí en el blog, me he dedicado a leer obras más largas, a ritmo más bien pausado (el que me permitía el escaso tiempo disponible) y disfrutándolas como obra entera en vez de como algo puntual. Y me ha gustado mucho la experiencia, la verdad. Lástima que el tiempo que tengo sea tan escaso y haya tantísimas obras que me interesan, porque si no lo haría más a menudo. Tengo que encontrar el equilibrio entre leer obras largas que realmente me apetezca leer enteras y picotear tomos 1 por pura curiosidad como parte de mi faceta de “estudioso” del manga. Pero no es fácil.

En todo caso, una de las obras que leí entera durante esta época es esta Notari Matsutarō. Hubo un tiempo en el que tuve un pequeño “boom particular” de Tetsuya Chiba (autor de Ashita no Joe entre otras obras), y me leí algunas de este autor, bastante menores (a ver si en algún momento las reseño) y esta la tomé con muchísimas ganas porque hacía muuucho tiempo que me llamaba la atención. No en vano es la obra más larga de este autor, ¡estuvo 25 años trabajando en ella nada menos!

La historia nos cuenta la trayectoria de un chico llamado Matsutarō Sakaguchi, criado con su madre y sus numerosos hermanos pequeños en una zona deprimida cerca de Fukuoka, en Kyūshū. Pese a su entorno paupérrimo, no estamos ante el típico protagonista esforzado y que se parte el lomo para ayudar a su madre y a sus hermanos, sino todo lo contrario: no da más que problemas. De gran envergadura y con una fuerza descomunal, aparte de no ser precisamente el más listo de la clase (de hecho ha repetido curso varias veces), la especialidad de Matsutarō es meterse en líos, a cuál más gordo, y a dar muchos dolores de cabeza a su madre.

Muy a regañadientes, en un momento dado Matsutarō se ve metido en el mundo del sumō, el deporte nacional de Japón. Uno de sus profesores del colegio ve un enorme potencial en él y trata de convencerlo para que se apunte como aprendiz en un “establo” de sumō de Tokio. La cosa no es fácil, porque Matsutarō es un cabezón impresionante, y esto de la vida del luchador de sumō, el levantarse pronto, entrenar duro y respetar la jerarquía, no va absolutamente nada con él. Matsutarō no para de meterse en problemas, y en meter en problemas a compañeros suyos que sí están motivadísimos para seguir el camino del sumō, como el bajito Kiyoshi Tanaka, extremadamente tímido y, a priori, con un cuerpo demasiado pequeño para esta exigente disciplina, mezcla de deporte y ritual tradicional ancestral.

Entrenamientos, torneos y vida diaria se suceden en este interesante manga.

En todo caso, la historia va avanzando poco a poco, con Matsutarō y Tanaka ascendiendo en los rankings del banzuke (la “tabla clasificatoria” de los luchadores de sumō), pero no va a ser un camino fácil. Porque Matsutarō es un auténtico desastre como luchador: tiene todo lo que necesita para llegar a ser un gran campeón yokozuna, o al menos llegar a los puestos más altos, pero es vago e irreverente. A no ser que tenga una motivación especial, Matsutarō no hará demasiado buen papel en los torneos. Y esa motivación viene dada básicamente por el dinero: nuestro protagonista se convierte en un especialista en imponerse –en ocasiones de manera poco ética– a auténticos titanes del banzuke, porque es en esos combates que más llaman la atención donde el premio económico para el ganador es más cuantioso, mientras que los combates más asequibles para él, ante rivales a priori menores, suele perderlos por puro desinterés. En todo caso, la predisposición al vicio de Matsutarō hace que todo lo que pueda ganar se lo reviente en alcohol, tabaco, apuestas y mujeres…

Estamos ante un manga que en ocasiones se vuelve un poco repetitivo, irritante incluso (porque sabes que, si se lo propusiera, Matsutarō podría llegar a realizar verdaderas hazañas, pero el tío es tan vago y pasa tanto de todo que nunca llega a hacerlo del todo), pero de nuevo tiene esa característica que a mí tanto me gusta de este tipo de obras: aprendes muchísimo leyendo, en este caso sobre el mundo del sumō, sus reglas, su jerarquía, el modo en el que viven los luchadores, los tipos de premios que hay, sus peinados, su comida y muchísimas cosas más. No puedo decir que ahora soy un experto en sumō, pero desde luego mis conocimientos sobre él han aumentado de forma exponencial. ¡Aprender leyendo manga mola!

Lo mejor

  • Historia adictiva con la que además aprendes mucho.
  • El dibujo me encanta, tiene ese punto añejo pero deliciosamente detallado de un gran maestro del manga como Tetsuya Chiba.
  • Si te interesa este manga, difícilmente accesible si no sabes japonés, es posible que puedas acceder a un anime de 23 episodios que se realizó en 2014 o incluso a los 5 OVA que se crearon entre 1990 y 1991.

Lo peor

  • Se puede hacer un poco repetitivo.
  • El personaje de Matsutarō irrita porque sabes que puede llegar a mucho más pero simplemente pasa de todo. Pero, visto desde otro punto de vista, también es un mérito de la obra, ya que en el manga este tipo de personajes son poco comunes: generalmente se centran en el esfuerzo y la victoria final a pesar de todas las vicisitudes, y el hecho de tener un personaje tan pasota resulta bastante innovador. En este caso, sí que es cierto que Matsutarō se apunta alguna victoria, y alguna de ellas muy emotiva, pero por ejemplo en todo el arco final del manga el tío sigue en activo pese a tener ya 35 años (una edad en la que la mayoría de los luchadores hace tiempo que se han retirado) simplemente porque no tiene otra forma de ganarse la vida y ya le va bien ir tirando.
  • No se sabe si la historia está terminada porque Chiba nunca ha anunciado su final. Aunque es cierto que los últimos tomos ya son un spin-off que se centra básicamente en Tanaka y que difícilmente va a tener continuidad, aparte de que desde 1998 que no dibuja ningún capítulo nuevo.

Asakiyumemishi

Tuesday, December 2nd, 2014
  • Título: あさきゆめみし –Asakiyumemishi–
  • Autor: Waki Yamato
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: mimi / mimi Excellent
  • Años publicación: 1979-93
  • Clasificación: histórico, shōjo
  • Tomos: 13

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Aunque en realidad terminó en 1993, Asakiyumemishi es considerado un manga shōjo clásico, concretamente de la primera edad de oro del shōjo, ya que empezó en 1979 y tiene un estilo tanto gráfico como narrativo muy “años 70”.

Asakiyumemishi es la adaptación a manga de la famosísima Genji Monogatari (La historia de Genji), considerada la primera novela de la historia de la humanidad y creada sobre el año 1008 por la cortesana imperial Murasaki Shikibu. Este manga tiene el mérito de ser el primer cómic japonés –o si no fue el primero, sin duda sí el más influyente– en adaptar al medio gráfico una de las grandes joyas de la literatura japonesa primigenia. Más adelante han surgido muchos más y entre varios autores y obras han hecho de esto una especie de subgénero dentro del manga, pero Waki Yamato fue toda una pionera en este sentido, y a ella se deben las descripciones gráficas en cuestión de ropa, arquitectura, peinados, etcétera que ahora todos asociamos con la época Heian de la historia japonesa. Claro está, Yamato tuvo que documentarse mucho para ello y no quiero decir que inventara nada, pero sí que afianzó una manera de dibujar a los personajes de esa época que hoy en día sigue viéndose. Sin ir más lejos, solo hay que mirar el estilo de Onmyōji, un manga que reseñé hace pocas semanas en este mismo blog, para ver las similitudes y evidentes influencias.

El Genji Monogatari original es una historia bastante ardua de leer, y no digo ya en japonés clásico –imposible directamente sin no eres un experto del tema– sino en las adaptaciones a japonés moderno o incluso en traducciones a otros idiomas. Las descripciones son muy ambiguas, las situaciones son complicadas de imaginar y ni siquiera muchos de los personajes tienen un nombre como tal, ya que se los menciona con apodos o según su cargo o rango. Por lo que es un verdadero galimatías, a pesar de que la historia como tal es bastante sencilla en el sentido de que narra las aventuras amorosas de Hikaru Genji (Genji el resplandeciente), un galán que, con sus bellísimas facciones y exquisitos modales, tenía a todas las damas de la corte suspirando por él.

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Genji intentando ligar a través de las cortinillas, con todo muy velado. Una imagen muy “del Genji Monogatari”.

Asakiyumemishi hace un trabajo excelente resumiendo, recopilando y concretando las diferentes historias. Si bien estamos no ante la verdadera “Historia de Genji” sino ante la interpretación de Waki Yamato de esa historia, a mí –y a miles y miles de japoneses– me vale para saber un poco más de esta novela, que en su momento empecé (en una traducción al castellano) pero que tuve que dejar porque me aburría sobremanera. Este manga permite aproximarse al Genji Monogatari de una forma más amena y con una perspectiva visual, y ampliar un poco los conocimientos de literatura clásica sin tener que tragarte ese –lo siento– tostón de 920 páginas (en una de sus versiones en español).

Por cierto, el título es un verso del famoso poema japonés “iroha”, compuesto en el período Heian (sobre la misma época que el Genji Monogatari) y curioso por utilizar todas las sílabas del idioma japonés una sola vez cada una. Durante siglos fue el “orden alfabético” de este idioma (ahora es distinto, ya no se usa el i-ro-ha). “Asakiyumemishi” significa “y no veremos sueños superficiales”.

Lo mejor

  • La posibilidad de aproximarse a la árida literatura japonesa de la época Heian mediante un medio más ameno como es el manga.
  • El trabajazo que tuvo que hacer Waki Yamato para ambientar gráfica y argumentalmente esta historia, partiendo de una base prácticamente inexistente en ambos sentidos. Actualmente, cualquier autor que quiera escribir sobre la época Heian tiene bastante documentación, pero a finales de los años 70 Yamato se encontró con un erial.
  • Gráficamente, las propuestas son muy interesantes, como el hecho de no pintar el pelo de negro en las escenas oníricas, o simplemente de jugar de alguna forma con las larguísimas melenas de las cortesanas, usándolas como recurso estilístico muy atractivo.

Lo peor

  • El Genji Monogatari no es una historia especialmente adictiva, y el manga, aunque mejora eso, sigue siendo un poco tostón, al menos para mi gusto.
  • Una de las cosas que hace que nos perdamos al leer el Genji Monogatari es la sucesión de términos, rangos y nombres de lugares que son totalmente de otra época, por lo que el lector no avezado se desorienta enseguida con tanta cosa nueva. En menor grado, esto es algo que ocurre también en Asakiyumemishi.
  • También el uso de ciertas expresiones arcaizantes en los diálogos dificulta que se pueda seguir bien el manga.

Bōken Dankichi (Dankichi el aventurero)

Friday, June 14th, 2013
  • Título: 冒険ダン吉 –Bōken Dankichi– (Dankichi el aventurero)
  • Autor: Keizō Shimada
  • Editorial: Dainihon Yūbenkai Kōdansha (actual Kōdansha)
  • Revista: Shōnen Club
  • Años publicación: 1933-39
  • Clasificación: aventuras
  • Tomos: 3

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Bōken Dankichi es, solo después de Norakuro, el gran referente del manga de preguerra, una influencia enorme en miles y miles de niños que más tarde decidirían seguir el camino del manga y contribuirían a hacer del cómic japonés la colosal industria que es hoy en día. Aunque siempre aparece en los libros de historia de manga, lo cierto es que Bōken Dankichi no es un cómic, sino una especie de “auca” (lo siento, según la Wikipedia las “auques”, tan típicas de Catalunya, se llaman “aleluyas” en castellano, pero se me hace rarísimo llamarlo así), que en japonés es conocida como e-monogatari (historia ilustrada), uno de cuyos grandes maestros fue Shigeru Komatsuzaki, y el otro Sōji Yamakawa, autor de Shōnen Keniya .

En el caso de esta historia, tenemos grandes ilustraciones con la explicación de lo que está ocurriendo al pie, aunque con la peculiaridad de que en las ilustraciones, a veces, se incluyen bocadillos de texto. Esta última particularidad hace que Bōken Dankichi se considere una obra a caballo entre el manga y el e-monogatari (modalidad de contar historias que tuvo su máximo esplendor en los años 40 y 50).

Bōken Dankichi cuenta la historia de un chaval llamado Dankichi que sube a su barca para salir a pescar junto a su “Milú” particular, un espabilado ratón parlante llamado Karikō. Dankichi se duerme en la barca, que empieza a ir a la deriva hasta llegar a una isla. Al desembarcar, Dankichi y Karikō vivirán numerosas aventuras: serán perseguidos por fieros animales como leones o elefantes y acabarán siendo coronados reyes de una tribu de “negros salvajes”, a los que ayudarán y “civilizarán”.

Como podemos ver, estamos ante una historia con bastantes paralelismos con Tintín en el Congo (dudo mucho, por cierto, que Shimada se inspirara en Hergé más que nada porque las obras son casi contemporáneas: Tintín en el Congo, versión revista en b/n, es de 1930-31 (primera versión japonesa en 1968) y Dankichi empezó en 1933): el superior hombre blanco (en este caso un chico japonés) ayuda a los ignorantes negritos a organizarse la vida, y les enseña cómo funciona “la civilización”. Ellos, alegres y contentos, alucinan ante los conocimientos y consejos del “sabio”, le coronan rey, y poco a poco van evolucionando y “civilizándose”.

Como me estoy liando porque sois todos iguales, os pondré un número a cada uno.

Como me estoy liando porque sois todos iguales, os pondré un número a cada uno.

Es, obviamente, un retrato fiel de la época: Japón se encontraba en esos momentos inmerso en un proceso de expansión e invasión de otras culturas, desde Papúa Nueva-Guinea hasta la India, pasando por Vietnam, Filipinas, Malasia y Singapur, por no olvidarnos, claro está, de Corea y China. La idea japonesa era “luchar” contra el colonialismo occidental imponiendo un estilo de colonialismo “asiático”: no nos dejemos colonizar por el hombre blanco occidental, vamos a unirnos (aunque yo seré el líder lo queráis o no) y les echaremos de “nuestro” continente. En todo caso, los japoneses estaban convencidos de ser superiores y de querer ayudar a sus “hermanos asiáticos” diciéndoles qué y cómo tenían que hacer. Y Bōken Dankichi es un documento fantástico para conocer de primera mano estas ideas, que se transmitían (sin malicia, ya que no era una obra de propaganda, sino comercial pura y dura) a los niños.

A día de hoy, muchísimas imágenes de esta obra pueden llegar a herir sensibilidades al igual que Tintín en el Congo, empezando por el modo de dibujar a los “negritos” (totalmente salvajes, todos iguales, bocas enormes, etc.) y acabando por la actitud “superior” y “adoctrinadora” (repito: sin malicia) de Dankichi y Karikō, pasando por el uso de ciertos vocablos que hoy en día resultarían muy ofensivos, y otras escenas, como una que me llamó especialmente la atención: como Dankichi se lía con sus súbditos y no los distingue, les pinta un número a cada uno en la tripa y les llama “número 1”, “número 2”, etcétera…

Lo mejor

  • Una obra histórica, esencial para entender la evolución del manga desde la preguerra hasta la posguerra.
  • Poder echar un vistazo a la mentalidad japonesa de la época imperialista.

Lo peor

  • Igual debería poner esto en “lo mejor”, porque a mí personalmente me encanta, pero la obra está escrita con las convenciones del japonés escrito de preguerra, bastante diferente al de hoy en día: uso de kanji antiguos y usos diferentes del hiragana (ver la reseña de Norakuro para saber más sobre esto).
  • Hoy en día puede resultar bastante ofensiva, aunque hay que saber situarse en el contexto en el que fue dibujada y escrita.

Shiroi hata (Bandera blanca)

Thursday, May 23rd, 2013
  • Título: 白い旗 –Shiroi hata– (Bandera blanca)
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Publicación original como kashihon (libros de alquiler)
  • Años publicación: años 60
  • Clasificación: manga documental, bélico
  • Tomos: 1 (colección completa: 4 tomos)

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Ya sabéis que soy gran fan de Shigeru Mizuki desde hace tiempo y que me encantan sus obras autobiográficas. Una de la que más me impactó, aunque técnicamente no es autobiográfica, es Sōin gyakusai se yo, editada en España bajo el título Operación muerte. Y es que aunque no está explícitamente protagonizada por él mismo, esta historia sí que incluye bastantes de las experiencias que sufrió Mizuki durante la Segunda Guerra Mundial: las condiciones en la selva de Rabaul (actual Papúa-Nueva Guinea), la mentalidad de los soldados y oficiales japoneses y el hecho de perder el brazo izquierdo durante un bombardeo de los Aliados.

En todo caso, me apetecía leer más de las obras bélicas de Mizuki y un día, en una librería de segunda mano, encontré este tomo, titulado Shiroi hata (Bandera blanca), el tercer tomo de una colección de cuatro volúmenes editada a principios de los años 90 (concretamente para “conmemorar” el 50.º aniversario del inicio de la Guerra del Pacífico) que presentan una selección de las obras bélicas del autor ambientadas en la Guerra del Pacífico. El primer tomo, por cierto, corresponde a Operación muerte.

Por lo que veo, la colección es bastante variopinta y recopila obras de varias épocas de este autor, realizadas entre 1960 y 1980. Concretamente, este tercer tomo es curioso porque contiene historias de la época más desconocida de este autor, principios de los años 60, una época en la que Mizuki dibujaba manga para ganarse, a durísimas penas, la vida. Y es que Mizuki, tras perder el brazo izquierdo en la guerra, pasó 20 años intentando hacer todo tipo de trabajos para salir adelante, pero solo el manga le reportaba algo de dinero, lo justo para poder vivir (miserablemente, pero vivir). Hasta que finalmente, en 1965, a los 43 años de edad, por fin conoció el éxito, un éxito que labró a lo largo de los años hasta ser considerado, actualmente, uno de los mejores mangaka de todos los tiempos.

Mizuki había realizado varios trabajos como artista para teatrillo callejero kamishibai hasta finalmente debutar como mangaka en 1957, por lo que dos de las obras que se recopilan en este tomo, publicadas en 1960 y 1961 respectivamente, son realmente de su primerísima época, lo que resulta muy interesante. Eso sí, su estilo aquí es extremadamente primitivo y tosco; pasarían bastantes años hasta que lo puliera.

Estas son las historias que contiene este tomo en concreto, todas ellas de tipo documental. Es decir, no narran grandes aventuras ni gestas, sino que explican lo que ocurrió en realidad en cada caso, eso sí, desde la perspectiva japonesa. Acostumbrados a conocer la guerra del Pacífico solamente por el lado americano, gracias a las películas, series y novelas dedicadas a ese conflicto, verla desde el otro bando resulta bastante refrescante.

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En esta plancha se puede apreciar el dibujo primitivo de Shigeru Mizuki de esa época. Desde luego, en pocos años mejoró muchísimo.

  • Shiroi hata (Bandera blanca, 1968): Se trata de un remake de una historia anterior, de 1964. Cuenta la cruenta y famosa batalla de Iwo Jima desde el bando japonés, y en ella vemos la actitud totalmente intransigente de los oficiales nipones, determinados a perder la vida (y hacerla perder a sus hombres) antes que escapar o rendirse. Al parecer está basada en la historia real de un amigo íntimo del hermano de Mizuki, uno de los escasísimos supervivientes japoneses de la batalla.
  • Bougainville jōkū namida ari (Lágrimas en el cielo de Bougainville, 1970): Narra la operación aliada para acabar con el comandante en jefe de la flota combinada japonesa Isoroku Yamamoto, la llamada Operación Venganza.
  • Tanaka Raizō (Raizō Tanaka, 1960): Reivindica la figura y las hazañas del sagaz almirante Raizō Tanaka, bastante famoso entre los americanos por su fiereza, pero curiosamente poco conocido entre sus compatriotas japoneses.
  • Tokkō (Kamikaze, 1961): Esta historia (la más larga del tomo), dividida claramente en dos partes cuyo vínculo es el piloto de Zero Mamoru Kamishiro, empieza narrando la última travesía del gigantesco crucero Yamato, buque insignia de la armada japonesa, concretamente los hechos que desembocaron en su hundimiento cuando se dirigía a Okinawa para ayudar en la batalla de Okinawa. Luego deriva hacia contarnos el papel de las tropas tokkō (“ataque especial”, conocidas en Occidente como kamikaze) y lo increíblemente difícil que resultaba hacer chocar un avión contra un objetivo enemigo sin ser derribado antes.

Lo mejor

  • Aprender sobre la guerra del Pacífico a través del manga y desde el punto de vista japonés.
  • Conocer mejor la obra de Shigeru Mizuki cuando no era famoso.

Lo peor

  • El dibujo es muy tosco, sobre todo en las dos últimas historias. Se nota que Mizuki tenía que mejorar muchísimo, aunque el salto de calidad entre la tercera (1960) y la segunda (1970) es abismal.
  • Algunas explicaciones resultan confusas. Concretamente, me perdí bastante en la tercera historia.

Orochi

Tuesday, April 30th, 2013
  • Título: おろち –Orochi–
  • Autor: Kazuo Umezu
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Shōnen Sunday
  • Años publicación: 1969-70
  • Clasificación: horror
  • Tomos: 6 (ed. clásica) / 4 (kanzenban)

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Orochi es una de las series más famosas del maestro del terror Kazuo Umezu, aunque no la había leído hasta ahora. Como ocurre a veces, el hecho de haberla leído es fruto de una casualidad, y es que paseando por las tiendas vintage de Nakano Broadway con el Capitán Urías en mi último viaje a Japón me topé de bruces con una tienda en la que había expuesto un precioso póster con la imagen que ilustra la portada del primer tomo del manga en su edición más reciente, la kanzenban de 2006.

Este póster, con una imagen en primer plano de Orochi, la protagonista, me gustó tanto que no dudé ni un segundo en entrar a la tienda a comprarlo, e inmediatamente después me fui al Mandarake, justo delante de esa tienda, y me hice con el tomo en cuestión (que ahora reseño).

Me leí este tomo en el avión de vuelta, en esos ratos muertos tan pesados en los que hay que apagar los dispositivos electrónicos y que a veces son tan largos que se hacen casi eternos. Es un manga, como casi todos los de Umezu, de lectura muy rápida y trepidante, y que consigue enganchar mucho al lector gracias, en parte, a esa velocidad de lectura.

Orochi es una enfermera, aparentemente inmortal o con ciertos poderes (de los que se nos cuenta muy poco) que hace como de testigo o agente en casos en los que hay una persona o varias en situaciones extremas de rabia, infortunio, desdicha o muerte. El formato es el de historias autoconclusivas, aunque en este tomo, el primero, se recopilan dos solamente en 300 páginas, por lo que, como se puede deducir, son historias con mucho peso específico.

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Determinada a acabar con su (ya difunto) marido: “Huesos”

La primera, titulada “Las hermanas”, narra la historia de dos hermanas con un terrible destino: todas las mujeres de su familia, incluida su madre (que aún vive, escondida en la buhardilla) han empezado a volverse muy feas a partir de los 18 años recién cumplidos y han terminado sus vidas como verdaderos monstruos. Las hermanas, una de 16 años y la otra de 17, saben lo que les depara el destino, y el pensamiento de lo que les espera en poco tiempo las tortura sobremanera… La cosa, cómo no, acaba como el rosario de la aurora…

La segunda, “Huesos”, es la historia de una mujer que ha sido extremadamente desdichada durante toda su vida, pero que por fin consigue la felicidad al casarse con un hombre que la trata con mucho cariño. Sin embargo, este hombre muere en un accidente y ella, desesperada, ruega porque vuelva a la vida. Orochi, que había escuchado sus ruegos, intenta hacerlos realidad y trata de revivir al hombre, pero aparentemente no lo consigue. Digo “aparentemente” porque poco después, con el hombre ya enterrado, este consigue revivir en su tumba… Aunque su cuerpo, ya muerto, se empieza a descomponer… Mientras tanto, la mujer ha vuelto a encontrar la felicidad y se ha casado con otro (le duró poco la desesperación, vamos). Otra historia que acaba como el rosario de la aurora.

BONUS TRACK
Tenía esta entrada hecha desde hace pocos días, pero el otro día el Capitán Urías me comentó que iba a poner hoy el vídeo en el que podemos visitar la peculiarísima mansión de este peculiarísimo autor, la Makoto-chan House: el vídeo incluye una toma realizada hace pocas semanas, desde el exterior, y varias otras del increíble interior de esta casa, unas imágenes que tomé yo mismo hace un par de años cuando fui a entrevistar al gran Kazuo Umezu. Os pongo el vídeo aquí mismo (¡no os lo podéis perder!), pero también podéis verlo en la muy recomendable entrada original de la Arcadia de Urías.

Ya que estamos, aprovecho para recordaros este vídeo de Masters of Manga en el que el propio Umezu se presenta (está grabado en el interior de su casa).

Lo mejor

  • Brutal velocidad de lectura y nivel de adicción el que alcanza Umezu en esta obra.
  • Historias tétricas, bien llevadas, trepidantes.
  • La portada el tomo 1 de la edición kanzenban (esta que reseño) me parece maravillosa.

Lo peor

  • Como ocurre con las historias de Umezu, esta también ha quedado un poco desfasada por el tiempo y ha envejecido mal.
  • Algunas escenas se supone que deberían aterrorizar, pero en realidad lo que consiguen es el efecto contrario: provocar la risa.
  • Hay una adaptación cinematográfica de 2007 que vi hace dos o tres años y que me aburrió bastante. Coloco el tráiler aquí debajo.