El blog de Marc Bernabé

Natsuko no sake (El sake de Natsuko)

Wednesday, March 1st, 2017
  • Título: 夏子の酒 –Natsuko no sake– (El sake de Natsuko)
  • Autor: Akira Oze
  • Editorial: Kōdasha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1988-1991
  • Clasificación: costumbrista
  • Tomos: 12

Los que me seguís en redes sociales ya sabéis que en los últimos dos años o así me he convertido en un apasionado del sake, el “licor de arroz” típico japonés. Todo empezó a raíz de traducir el tomo 2 de la edición de Norma de Oishinbo, el manga especializado en cocina japonesa: durante esa traducción, que fue durísima pero me encantó, aprendí una cantidad de datos incomensurable sobre sake. Variedades, calidades, fabricación, conservación, modos de servirlo, etcétera. No puedo decir que me haya convertido en un experto, porque no es así ni mucho menos, pero lo que sí es seguro es que ahora mismo seguramente seré una de las pocas personas en todo el país que tienen un conocimiento relativamente profundo del sake. Tampoco es tan difícil, ya que, lamentablemente, ¿a cuánta gente conocéis que pueda contaros en qué consiste la –abismal– diferencia entre un sanzōshu y un daiginjō? Es una lástima, pero espero que, a lo largo del tiempo, la gente de aquí pueda empezar a apreciar el buen sake, ya que el mundo del sake no tiene nada que envidiar al de, por poner un ejemplo de una bebida igualmente fermentada, el vino. ¡La variedad de calidades, sabores y matices del sake resulta sorprendente!

El hecho de que uno de mis amigos, Roger Ortuño de comerjapones.com se haya convertido en el único sumiller de sake de origen no japonés en toda la península ibérica, y haya sido nombrado, entre otras cosas, Embajador de Buena Voluntad de la Gastronomía Japonesa, especializándose muchísimo en sake y compartiendo algunos de sus conocimientos conmigo, ha ayudado mucho en este “boom particular” del sake. De un tiempo a esta parte, cada vez que voy a Japón procuro degustar todo tipo de sake y aprender más sobre él, e incluso hace poco tuve el privilegio de visitar una bodega de sake acompañado del maestro tōji (máximo responsable de la producción de sake) de dicha bodega.

Como siempre que siento curiosidad sobre algún tema en concreto lo primero que hago es intentar conseguir más datos: si es posible, en forma de manga, ya que lo considero una forma ideal de aprender mientras pasas un buen rato leyendo. Una de las obras que más he disfrutado durante el parón del blog ha sido Natsuko no sake (El sake de Natsuko). Esta es una obra, como tantas, que ya conocía de antes, de nombre, pero no había tenido oportunidad de leer todavía.

Pues bien, me puse a ello y disfruté muchísimo, aprendiendo una cantidad ingente de cosas durante el proceso. Esta es la historia de Natsuko Saeki, una joven que es hija del dueño de una bodega de sake. En principio, la bodega la va a heredar su hermano mayor, que es un gran apasionado del sake y, cómo no –esto es un manga, amigos–, aspira a fabricar el mejor de los sakes posibles. Para ello, después de investigar mucho, consigue encontrar una variedad de arroz que se creía perdida, llamada tatsunishiki, y que, pese a ser ideal para la producción de sake, se dejó de utilizar porque su cultivo era extremadamente complicado y, a los agricultores de antaño, les daba más problemas que otra cosa, por lo que pasaron a cultivar arroz más sencillo de manejar.

Natsuko catando el sake que se produce en su bodega.

Cuando el hermano lo tiene todo listo para empezar la operación de fabricar ese “mejor sake de Japón”, ocurre el gran drama, como suele pasar en los mangas: el joven cae enfermo y muere. Entonces, Natsuko decide que, en memoria de su hermano, hará todo lo posible por seguir y completar su sueño.

Así empieza la historia de Natsuko, una veinteañera sin apenas conocimientos de fabricación de sake (aunque a sumiller no la gana nadie, ya que tiene una experiencia, un paladar y una resistencia al alcohol increíbles) que tendrá que luchar contra viento y marea, y contra las tendencias de la industria japonesa del momento (finales de los 80, principios de los 90) de “cantidad sobre calidad”, para crear ese nuevo sake a partir del arroz tatsunishiki. Para ello, lo primero que tendrá que hacer es cultivar los pocos granos del arroz que consiguió su hermano para conseguir, en un par de años, suficiente cantidad de arroz como para iniciar la producción de sake. Y así es el primer gran arco argumental de este manga: la pugna de Natsuko por, por un lado, conseguir una primera cosecha (¡al final tendrá que cultivar el arroz ella misma!) y, por el otro, convencer a la cooperativa agraria de que cultivar el tatsunishiki, y con ello renunciar a cualquier tipo de ayuda externa en forma de pesticidas y abonos químicos, es la mejor idea posible.

Una vez superado este escollo, cosa que no resulta nada fácil debido a la cabezonería de los agricultores, Natsuko tendrá que trabajar codo con codo junto al tōji para, sin dejar de producir sake “normal” (ya que la bodega es una empresa y no puede permitirse el lujo de paralizar toda la producción por un “capricho de la niña”), embarcarse en la creación de ese sake supremo fabricado a partir del arroz tatsunishiki. En medio de todo esto, por supuesto, todo tipo de aventuras, desengaños, algún que otro escarceo amoroso, rivalidades y mucho, mucho, mucho esfuerzo.

Lo mejor

  • Aunque manida, la historia entretiene y el dibujo la acompaña muy bien.
  • Lo que se aprende sobre el cultivo de arroz y la fabricación de sake vale su peso en oro.

Lo peor

  • Sinceramente, es una historia bastante previsible, aunque no por ello menos interesante.

Notari Matsutarō (Matsutarō el tranquilón)

Monday, February 20th, 2017
  • Título: のたり松太郎 –Notari Matsutarō– (Matsutarō el tranquilón)
  • Autor: Tetsuya Chiba
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comics
  • Años publicación: 1973-1998
  • Clasificación: deportivo, costumbrista
  • Tomos: 36

Durante mi “hiatus” en el blog, como ya comenté, no he dejado de leer manga en ningún momento, solo que he variado un poco mis hábitos: en vez de ir picoteando de aquí y de allá, tomos 1 y a lo sumo 2, para ver por encima cómo es una obra, hacerme una idea sobre ella y comentarla aquí en el blog, me he dedicado a leer obras más largas, a ritmo más bien pausado (el que me permitía el escaso tiempo disponible) y disfrutándolas como obra entera en vez de como algo puntual. Y me ha gustado mucho la experiencia, la verdad. Lástima que el tiempo que tengo sea tan escaso y haya tantísimas obras que me interesan, porque si no lo haría más a menudo. Tengo que encontrar el equilibrio entre leer obras largas que realmente me apetezca leer enteras y picotear tomos 1 por pura curiosidad como parte de mi faceta de “estudioso” del manga. Pero no es fácil.

En todo caso, una de las obras que leí entera durante esta época es esta Notari Matsutarō. Hubo un tiempo en el que tuve un pequeño “boom particular” de Tetsuya Chiba (autor de Ashita no Joe entre otras obras), y me leí algunas de este autor, bastante menores (a ver si en algún momento las reseño) y esta la tomé con muchísimas ganas porque hacía muuucho tiempo que me llamaba la atención. No en vano es la obra más larga de este autor, ¡estuvo 25 años trabajando en ella nada menos!

La historia nos cuenta la trayectoria de un chico llamado Matsutarō Sakaguchi, criado con su madre y sus numerosos hermanos pequeños en una zona deprimida cerca de Fukuoka, en Kyūshū. Pese a su entorno paupérrimo, no estamos ante el típico protagonista esforzado y que se parte el lomo para ayudar a su madre y a sus hermanos, sino todo lo contrario: no da más que problemas. De gran envergadura y con una fuerza descomunal, aparte de no ser precisamente el más listo de la clase (de hecho ha repetido curso varias veces), la especialidad de Matsutarō es meterse en líos, a cuál más gordo, y a dar muchos dolores de cabeza a su madre.

Muy a regañadientes, en un momento dado Matsutarō se ve metido en el mundo del sumō, el deporte nacional de Japón. Uno de sus profesores del colegio ve un enorme potencial en él y trata de convencerlo para que se apunte como aprendiz en un “establo” de sumō de Tokio. La cosa no es fácil, porque Matsutarō es un cabezón impresionante, y esto de la vida del luchador de sumō, el levantarse pronto, entrenar duro y respetar la jerarquía, no va absolutamente nada con él. Matsutarō no para de meterse en problemas, y en meter en problemas a compañeros suyos que sí están motivadísimos para seguir el camino del sumō, como el bajito Kiyoshi Tanaka, extremadamente tímido y, a priori, con un cuerpo demasiado pequeño para esta exigente disciplina, mezcla de deporte y ritual tradicional ancestral.

Entrenamientos, torneos y vida diaria se suceden en este interesante manga.

En todo caso, la historia va avanzando poco a poco, con Matsutarō y Tanaka ascendiendo en los rankings del banzuke (la “tabla clasificatoria” de los luchadores de sumō), pero no va a ser un camino fácil. Porque Matsutarō es un auténtico desastre como luchador: tiene todo lo que necesita para llegar a ser un gran campeón yokozuna, o al menos llegar a los puestos más altos, pero es vago e irreverente. A no ser que tenga una motivación especial, Matsutarō no hará demasiado buen papel en los torneos. Y esa motivación viene dada básicamente por el dinero: nuestro protagonista se convierte en un especialista en imponerse –en ocasiones de manera poco ética– a auténticos titanes del banzuke, porque es en esos combates que más llaman la atención donde el premio económico para el ganador es más cuantioso, mientras que los combates más asequibles para él, ante rivales a priori menores, suele perderlos por puro desinterés. En todo caso, la predisposición al vicio de Matsutarō hace que todo lo que pueda ganar se lo reviente en alcohol, tabaco, apuestas y mujeres…

Estamos ante un manga que en ocasiones se vuelve un poco repetitivo, irritante incluso (porque sabes que, si se lo propusiera, Matsutarō podría llegar a realizar verdaderas hazañas, pero el tío es tan vago y pasa tanto de todo que nunca llega a hacerlo del todo), pero de nuevo tiene esa característica que a mí tanto me gusta de este tipo de obras: aprendes muchísimo leyendo, en este caso sobre el mundo del sumō, sus reglas, su jerarquía, el modo en el que viven los luchadores, los tipos de premios que hay, sus peinados, su comida y muchísimas cosas más. No puedo decir que ahora soy un experto en sumō, pero desde luego mis conocimientos sobre él han aumentado de forma exponencial. ¡Aprender leyendo manga mola!

Lo mejor

  • Historia adictiva con la que además aprendes mucho.
  • El dibujo me encanta, tiene ese punto añejo pero deliciosamente detallado de un gran maestro del manga como Tetsuya Chiba.
  • Si te interesa este manga, difícilmente accesible si no sabes japonés, es posible que puedas acceder a un anime de 23 episodios que se realizó en 2014 o incluso a los 5 OVA que se crearon entre 1990 y 1991.

Lo peor

  • Se puede hacer un poco repetitivo.
  • El personaje de Matsutarō irrita porque sabes que puede llegar a mucho más pero simplemente pasa de todo. Pero, visto desde otro punto de vista, también es un mérito de la obra, ya que en el manga este tipo de personajes son poco comunes: generalmente se centran en el esfuerzo y la victoria final a pesar de todas las vicisitudes, y el hecho de tener un personaje tan pasota resulta bastante innovador. En este caso, sí que es cierto que Matsutarō se apunta alguna victoria, y alguna de ellas muy emotiva, pero por ejemplo en todo el arco final del manga el tío sigue en activo pese a tener ya 35 años (una edad en la que la mayoría de los luchadores hace tiempo que se han retirado) simplemente porque no tiene otra forma de ganarse la vida y ya le va bien ir tirando.
  • No se sabe si la historia está terminada porque Chiba nunca ha anunciado su final. Aunque es cierto que los últimos tomos ya son un spin-off que se centra básicamente en Tanaka y que difícilmente va a tener continuidad, aparte de que desde 1998 que no dibuja ningún capítulo nuevo.

Gyakkyō Nine (Nueve en la adversidad)

Wednesday, April 29th, 2015
  • Título: 逆境ナイン –Gyakkyō Nine– (Nueve en la adversidad)
  • Autor: Kazuhiko Shimamoto
  • Editorial: Tokuma Shoten
  • Revista: Shōnen Captain
  • Años publicación: 1989-91
  • Clasificación: nekketsu, deportivo, béisbol
  • Tomos: 6

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Ya hemos hablado en este blog algunas veces sobre obras de Kazuhiko Shimamoto, concretamente Moe yo pen (Arde, plumilla) y Aoi Honoo (Llamas azules) así que sabemos que este autor se especializa en historias con una enorme carga de nekketsu (sangre caliente). El subgénero nekketsu, muchas veces, si no siempre, relacionado directamente con el spokon (sports konjō o “tenacidad deportiva”), recordemos, estuvo muy en boga en los años 70, con la publicación de numerosos mangas deportivos en los que el esfuerzo y la exageración están a la orden del día: entrenamientos asesinos, partidos épicos, lesiones, dramas, recuperaciones milagrosas, y hasta… ¡La misma muerte (en mangas como Astro Kyūdan, el epítome del spokon)!

Pues bien, Shimamoto es un digno heredero del nekketsu, que aplica en todas sus obras, como vimos en Moe yo pen y, en menor medida, en Aoi Honoo, con personajes que se desviven por lo que hacen, siempre dentro de un ambiente gráfico –creado por Shimamoto, claro– que fomenta la “epicidad” y la exageración.

Gyakkyū Nine es una de las obras de la primera etapa profesional del autor, y como tal tiene cierto carácter primitivo comparado con sus obras más recientes, sobre todo Aoi Honoo, pero no por eso desmerece, casi al contrario: el dibujo está lleno de fuerza y el ritmo de lectura es trepidante gracias a páginas con dibujos espectaculares que alientan el nekketsu (tanto, que resulta hasta paródico y cómico, sin duda la intención del autor) junto a poco pero muy intenso texto.

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¡A SACO!

La historia comienza cuando, en el instituto Zenryoku (todas las fuerzas), el director amenaza con suprimir el club de béisbol porque no hay dinero para mantener todos los clubs y alguno tiene que desaparecer. Y como el de béisbol no arroja resultados, pues es el elegido. Cuando Tōshi Fukutsu (“inquebrantable ansia de luchar”), el capitán del equipo, se entera, declara que su intención es impedir que el club sea suprimido y, para ello, ganarán ese año el mítico torneo del Kōshien (torneo de béisbol de institutos extremadamente prestigioso en Japón; ganarlo es la meta de un porcentaje enorme de los mangas de béisbol de instituto que existen, como bien sabéis si sois lectores habituales de este blog o conocéis, sin ir más lejos, obras como Touch). Para demostrar su determinación ante esta enorme adversidad (gyakkyō en japonés, palabra que forma parte del título junto a Nine, es decir, “nueve”, el número de jugadores en un equipo de béisbol), Fukutsu promete que derrotarán en un amistoso al instituto Hinode (salida de sol), un poderoso instituto de la zona.

A partir de ese momento empieza un brutal entrenamiento, al triple de la intensidad de lo habitual, pero… empiezan a sucederse las “adversidades”: jugadores que se lesionan, otros que no aguantan el ritmo y se van, otros que tienen exámenes, otros que se hunden moralmente porque les ha dejado la novia… Y al final Fukutsu es el único que aguanta junto al cátcher, pero… en otra desgraciada coincidencia, va y se lesiona de gravedad el brazo, indispensable para lanzar las pelotas ya que es el pítcher del equipo… Aun así, Fukutsu decide que va a presentarse al partido, aunque sea solo y con el brazo inutilizado, y que lo va a ganar… Su determinación espolea al resto del equipo, que de repente se presenta también en la cancha… ¡Y ganan el partido! Pero no por haberlo jugado, sino porque llueve mucho y los del Hinode deciden que prefieren no jugar para evitar lesiones o resfriados innecesarios ante la temporada que se avecina y prefieren dejarse ganar por incomparecencia. Aunque patética, esta cuenta como un victoria, lo que evita que el club sea suprimido y pueda iniciar el sueño de conquistar el Kōshien…

Lo mejor

  • Ritmo trepidante.
  • Muy divertido.
  • Las adversidades que Shimamoto se saca de la manga.

Lo peor

  • A veces hay demasiada intensidad y todo.

Yōkai Hunter Series (Serie Cazador de Yōkai)

Tuesday, March 17th, 2015
  • Título: 妖怪ハンターシリーズ –Yōkai Hunter Series– (Serie Cazador de Yōkai)
  • Autor: Daijirō Morohoshi
  • Editorial: Shūeisha
  • Revista: Shōnen Jump y varias otras
  • Años publicación: 1974-?
  • Clasificación: sobrenatural, folclore
  • Tomos: 6

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No sé cuánto hacía que tenía este manga, así como su remake –próximamente reseñado en este mismo blog– también en la pila de los “mangas por leer”, pero me atrevería a decir que años. Las prioridades lectoras son siempre caprichosas, y lo más normal era que, cuando terminaba un manga, seleccionara cualquier otro de la pila, muchas veces obras nuevas que se añadían a ella o que incluso ni siquiera llegaban a incorporarse a ella, ya que en cuanto caían en mis manos las leía. Pero, no sé por qué, el otro día me dio por leer esta obra y su remake y la verdad es que me lo he pasado muy bien con ambas lecturas. Tengo muchas otras obras en situación similar: por algún motivo u otro me llaman la atención y las coloco en la montañita de las “futuras lecturas para cuando pueda”, pero va pasando el tiempo y van quedando cada vez más hundidas en ella. Pero bueno, poco a poco…

No es la primera vez que reseño una obra de Daijirō Morohoshi (acabo de abrir una “categoría” dedicada a él para mantener mejor ordenadas sus reseñas), así que tal vez os sonará porque he hablado antes de él: un autor bastante peculiar, el típico que gusta mucho a los especialistas y autores de cómic, que lo tildan de genio, pero que entre el público general tiene un éxito más bien modesto. Esto es debido a su peculiar estilo de dibujo, de apariencia tosca, y a sus argumentos más bien enigmáticos. A mí me recuerda, salvando las diferencias, al enorme mangaka undergroud Yoshiharu Tsuge, pero tal vez sea una simple impresión mía. También su estilo de dibujo tiene una retirada al de Kazuichi Hanawa, para más referencias.

La serie Yōkai Hunter (Cazador de seres sobrenaturales yōkai) fue la primera serie de este autor, allá en 1974, para nada más y nada menos que la actualmente celebérrima Shōnen Jump. La serie no duró mucho en la revista, unos cinco capítulos apenas, debido a que, según cuenta el autor, por un lado fue temerario darle una serie semanal a un autor novato como él y, por el otro, las historias que publicaba no eran del todo indicadas para los lectores de la Jump. No obstante, el personaje protagonista, Reijirō Hieda, se hizo con el cariño de muchos lectores, lo que ha propiciado que, a lo largo de los años, Morohoshi haya ido publicando historias protagonizadas por él, la más reciente de las cuales no es una historia autoconclusiva –como es lo habitual en Yōkai Hunter– sino una miniserie publicada entre noviembre de 2012 y marzo de 2013.

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Hieda investigando misterios en ambientaciones rurales.

Yōkai Hunter es una recopilación de historias que giran alrededor de Reijirō Hieda, un folclorista y estudioso de lo sobrenatural que va investigando diferentes leyendas y sucesos por todo Japón, principalmente rural (en estas ambientaciones “ruralísimas” es donde le encuentro mayor similitud a la obra de Tsuge, que gustaba mucho de ir a balnearios onsen cutres de provincias y narrarlo en sus historias). En este aspecto de folclore y estudios de lo sobrenatural, la temática es parecida a Munakata Kyōju ikōroku (Crónicas sobre pensamientos distintos del profesor Munakata) del grandioso Yukinobu Hoshino, una obra que me encanta.

Como decía, la obra está estructurada en historias autoconclusivas y cada una es totalmente distinta a la otra, con el único nexo en común del personaje de Hieda, que a veces tiene un papel activo y otras es un mero observador y narrador. Como es lógico, hay altibajos en la calidad de las historias; algunas son simplemente pasables y otras son obras maestras. En el tomo 1 de la serie, por ejemplo, me ha dejado patidifuso la historia Seimei no ki (El árbol de la vida), ambientada en un pueblo muy rural del norte de Japón donde, al igual que en la zona de Nagasaki –pero de forma mucho menos conocida–, el cristianismo sobrevivió gracias a los “cristianos ocultos” kakure kirishitan y se conserva una rama del cristianismo peculiarísima (atención, esto es invención del autor: solo hubo kakure kirishitan en las cercanías de Nagasaki).

El propio autor reniega del título Yōkai Hunter, que fue impuesto en su día por su editor al cargo por ser sonoro y atractivo. No obstante, como el autor comenta en el epílogo del primer tomo, raramente aparecen yōkai (seres sobrenaturales del imaginario japonés) y mucho menos Hieda se dedica a cazarlos. De hecho, Hieda raramente hace algo activamente, ya que lo más habitual es que se limite a observar y narrar. Aun así, debido a la necesidad de tener un título que englobe a las andanzas de este personaje, se sigue utilizando la denominación Yōkai Hunter.

La edición que comento, por cierto, fue editada como tomo unitario en 1988, pero luego, a lo largo de los años, fueron saliendo otros volúmenes. Aparte, hubo una edición anterior en 1978 de un solo tomo. Ahora mismo no tengo medios para saber cuántos tomos exactamente ocupan todas las historias recopiladas, pero por informaciones que veo por ahí deduzco que hay seis: una edición en tres tomos de bolsillo de Shūeisha en 2005 recopila supuestamente todo el material que hubo hasta ese momento. Y luego han salido tres tomos nuevos más, publicados por Kōdansha, en 2005, 2009 y 2014.

Lo mejor

  • Fantásticas historias. Con altibajos, pero hay algunas de una calidad enorme.
  • El dibujo y manera de narrar de Morohoshi resultan inquietantes, lo que contribuye a la experiencia lectora.

Lo peor

  • El dibujo puede no gustar a según qué personas, sobre todo el de las historias más antiguas, las setenteras.

Money Hunter

Tuesday, January 20th, 2015
  • Título: マネーハンター –Money Hunter–
  • Autor: Tarō Gen
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comics
  • Años publicación: 1987-88
  • Clasificación: salaryman, economía
  • Tomos: 4

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De vez en cuando me apetece leer alguna obra que haya pasado sin pena ni gloria por la historia del manga japonés, y especialmente me llaman la atención las obras de los años 80 publicadas en revistas para hombres como Big Comic o Morning, que suelen tener contenidos bastante seriotes pero a la vez amenos. Es el caso de Money Hunter, que narra anécdotas que ocurren en una sucursal de un banco en la época de la burbuja económica japonesa.

Tenemos la imagen de Japón como un país altamente tecnológico, donde todo funciona de forma impecable gracias a la ayuda de la tecnología más puntera y, aunque a veces es cierto que usan la tecnología de forma muy innovadora, cuando llegas a Japón descubres que, básicamente, en este país se funciona todavía de forma muy analógica y que los grandes cambios tardan muchísimo tiempo en cuajar. Este manga es fiel reflejo de esto, ya que vemos como, a finales de los años 80, la informática, tan indispensable hoy en día en cualquier sector pero sobre todo en el financiero, estaba todavía muy lejos de tener un papel central en el funcionamiento de los bancos japoneses.

Este manga resulta interesante porque presenta varios problemas a los que tienen que enfrentarse los empleados, como por ejemplo ladrones que intentan timar al banco fingiendo averías de los cajeros automáticos, problemas de impagos, la historia de una empleada novata y un poco torpe que se equivoca al darle unos billetes a un hombre (los billetes japoneses son muy parecidos entre sí y además hubo un pequeño cambio de diseño justo a mediados de los años 80, por lo que la chica se equivoca y le da al cliente varios billetes de 10.000 y uno de 1.000, cuando todos tendrían que haber sido de 10.000) y muchos otros problemas.

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“Ha llegado el señor Tal y dice que quiere quitar todo su dinero de nuestro banco”.

Aunque no es un manga que resulte especialmente adictivo ni mucho menos (de hecho me ha costado un poco terminar el primer tomo), sí que es cierto que tiene algunos detalles que son muy interesantes en el sentido que abre una ventana a una parte de la sociedad japonesa de los años 80. Por un lado, vemos cómo era una sociedad que nadaba en la abundancia gracias a la enorme burbuja financiera e inmobiliaria en la que estaba sumida, y por el otro vemos cuestiones de clarísimo machismo y denigración del papel de la mujer, ya que, recordemos, Japón va por detrás de los países occidentales en el aspecto de la igualdad entre géneros. Por lo que si ya en Occidente se daban unas situaciones bastante chocantes en este sentido en los años 80, en Japón esto era así en un grado aún mayor.

Lo mejor

  • El manga está enfocado desde un punto educativo basado en el entretenimiento. Es decir, presenta situaciones que podrían servir al lector en la vida real, como por ejemplo cómo ir a pedir un préstamo de modo que haya más posibilidades de que te lo concedan. Eso sí, todo ello amenizado con situaciones más pensadas para el entretenimiento que otra cosa, como algunos líos amorosos, malentendidos, etc.

Lo peor

  • No resulta una obra especialmente destacable ni en dibujo ni en argumento.