El blog de Marc Bernabé

Urotsukidōji (Niño rondador)

Wednesday, October 29th, 2014
  • Título: 超神伝説うろつき童子 –Chōjin densetsu Urotsukidōji– (La leyenda del superdios – Niño que ronda)
  • Autor: Toshio Maeda
  • Editorial: Wani Magazine-sha
  • Revista: Manga Erotopia
  • Años publicación: 1981-87
  • Clasificación: sobrenatural, monstruos
  • Tomos: 6

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Los más viejos del lugar recordamos perfectamente la obra Urotsukidōji que, aunque nunca nos llegó en su forma original de manga, sí lo hizo como uno de los primeros animes que se publicó en formato VHS en España. Urotsukidōji causó una gran impresión entre los jóvenes interesados en la animación japonesa. Si hasta entonces habíamos asociado la animación (o “dibujos animados”) a productos para el público infantil, la llegada de obras como Akira y poco después la irrupción de la empresa Manga Films, que trajo obras como El puño de la estrella del norte, contribuyó a cambiar esta asociación. Aún recuerdo con claridad el impacto que Akira causó en mí, cuando me di cuenta de que la animación no era algo exclusivamente para niños y que en Japón estaban realizando espectaculares obras animadas para el público adulto.

Pero Urotsukidōji fue un paso más allá, al presentar una obra de animación con alto contenido sexual en la que preciosas chicas caían presa de terribles monstruos repletos de tentáculos, y que esos tentáculos eran capaces de levantar a las chicas en el aire y se introducían en orificios habidos y por haber… Ya imagino que, medio en coña, me diréis que miento para mantener una apariencia “respetuosa” (ja ja ja), pero lo cierto es que personalmente nunca he visto Urotsukidōji. Nunca he tenido especial interés en esta obra ni tampoco se ha cruzado nunca en mi camino, pero obviamente sé de qué va y he visto imágenes aquí y allá, y soy consciente de la enorme importancia que tuvo en su momento a la hora de popularizar el manga y el anime en España, ya que no eran pocos los que, cuando les preguntaban qué obras japonesas conocían, respondían que Dragon Ball y Urotsukidōji.

Hace pocas semanas, el autor del manga original, Toshio Maeda, visitó Madrid en ocasión de la Japan Weekend y tuve la oportunidad de conocerlo, ya que da la casualidad que él también conoce al artista Chiyoji, al que conozco desde hace años. El hecho de tener un conocido común nos acercó y quedamos para charlar un rato y para que lo ayudara durante la Japan Weekend en calidad de intérprete. Así, procuré conseguir un ejemplar de su obra más famosa para poder conocerla de primera mano, y esta es la reseña que presento.

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Monstruos aprovechándose de chicas… Aunque no todo el manga de Urotsukidoji es así, por supuesto… Esta es la imagen que se nos ha quedado grabada en las retinas.

El manga se ambienta en un instituto y narra una historia en la que una serie de monstruos amenaza a la humanidad, ya que el llamado chōjin (superdios) está a punto de surgir después de 300 años. Los diferentes monstruos, de lascividad extrema, van atacando a diferentes chicas y mujeres de formas de lo más estrambóticas. Bueno, el argumento es el que es, y en realidad es bastante complicado de resumir: por qué aparecen los monstruos, quién y qué es el chōjin, etcétera, son cuestiones que se van desgranando poco a poco formando una historia que en realidad es bastante compleja. Pero lo que interesa, en realidad, es que todo es una excusa para sacar a monstruos que se lo monten con chicas humanas.

El tema de los tentáculos en sí apenas aparece en el manga original: Maeda simplemente transforma ciertas partes, como la lengua o una cola, en largas protuberancias que adoptan formas fálicas. Al parecer, según contó el propio autor, fue el director del anime quien tuvo la idea de los múltiples tentáculos como de pulpo que todos asociamos ahora con Urotsukidōji. En realidad, la idea de utilizar protuberancias como falos penetradores vino del deseo de esquivar de forma inteligente la censura japonesa contra la pornografía, que prohíbe la descripción gráfica de órganos sexuales, tanto femeninos como masculinos. Al dibujar protuberancias en forma de falo como sustitutivos de penes, es posible dibujarlas con todo lujo de detalles, sin necesidad de censurar nada. Esta fue, pues, la génesis del ahora ya establecido subgénero de “sexo con tentáculos”.

Lo mejor

  • El estilo de dibujo de Toshio Maeda me parece espectacular, sobre todo en comparación con el manga erótico y pornográfico de la actualidad, donde se deforman los personajes para convertirlos en auténticas caricaturas de mujeres de pechos y nalgas imposibles y ojos casi más grandes que la propia cara, recubiertas por cuajarones de sospechoso líquido blancuzco.
  • El hecho, muy “old school”, de querer hilvanar una historia compleja para presentar diferentes situaciones sexuales. De nuevo, en el manga erótico y pornográfico actual necesitan poca historia para “entrar a matar”, ya que cualquier excusa es buena.

Lo peor

  • La historia es tan complicadilla que yo, francamente, me he perdido un poco. Tanto monstruo, varios mundos, leyendas y más cosas hacen que el manga sea complicado de seguir. Tampoco importa tanto, porque en realidad el lector de este tipo de obras va a lo que va, y como las escenas de sexo están muy bien dibujadas, ¿qué más da lo demás?

Jigoku no gundan (El ejército infernal)

Thursday, March 27th, 2014
  • Título: 地獄の軍団 –Jigoku no gundan– (El ejército infernal)
  • Autor: Yoshihiro Tatsumi
  • Editorial: Jitsugyō no Nihon-sha
  • Revista: Manga Sunday
  • Años publicación: 1982-83
  • Clasificación: horror, bajos fondos
  • Tomos: 6

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Ya he hablado varias veces sobre Yoshihiro Tatsumi y he reseñado algunas de sus obras en este mismo blog, pero si recordáis siempre han sido libros sueltos, generalmente recopilatorios de historias cortas autoconclusivas. Y es que Tatsumi, el “inventor” de la palabra gekiga, que surgió para distinguir lo que hacía él y otros autores, enfocado a un publico más adulto, del “manga” que había hasta entonces (básicamente para niños, de argumentos simples y maniqueos). Durante décadas, la palabra gekiga indicó pues al manga para público adulto, término que fue sustituido más adelante por el neutro “seinen manga” (manga para adultos), que es la denominación que se utiliza actualmente.

En todo caso, como digo, Tatsumi siempre ha trabajado mejor las historias cortas y es muy raro encontrar historias suyas que se desarrollen durante más de un tomo. Jigoku no gundan (El ejército infernal) es posiblemente su obra más larga, ya que se editó en 6 volúmenes, una verdadera rareza en la obra de este autor.

Los lectores de Tatsumi tenemos muy presente sus filias por los bajos fondos, por la descripción de las miserias humanas. Las suyas son historias de perdedores, de gente miserable, extremadamente oscuras y gran parte de las veces con desenlaces que no son precisamente de “happy end”. Si te gustan estas historias depresivas, pero que dan muchísimo que pensar, Tatsumi es un autor que te encantará y te recomiendo encarecidamente la película Tatsumi, que presenta en forma de animación varias de ellas. Una auténtica joya de la animación, realizada por un director de Singapur.

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El niño criado por las ratas en la alcantarilla.

A pesar de ser una historia larga, Jigoku no gundan es tan dura o más que las historias cortas de Tatsumi. Nos presenta la historia de un chico al que su madre abandona en una sucísima letrina pública nada más darle a luz por ser un hijo no deseado. Algunas ratas de alcantarilla descubren al bebé y deciden llevárselo y criarlo, un poco como en la historia de Rómulo y Remo y la loba. Pasa el tiempo y el bebé se hace cada vez mayor al lado de las ratas, viviendo en la nauseabunda alcantarilla y alimentándose básicamente de desechos. Más tarde, una vieja vagabunda le descubre y decide adoptarle, enseñarle a hablar y a desenvolverse en la sociedad humana. Pero el mal está hecho para el chico, que tiene una psique de lo más retorcida y es capaz de hacer auténticas atrocidades controlando a las ratas a su antojo…

Lo mejor

  • Poder ver cómo Tatsumi se desenvuelve en el ámbito de la historia larga argumental.
  • Las vilezas y atrocidades que nos cuenta.

Lo peor

  • Francamente, me encanta Tatsumi, así que no veo grandes pegas a esta dura historia. Como mucho, decir que no es para todos los públicos, como se hace patente por poco que leas el argumento que acabo de describir. Y que la premisa, obviamente, es totalmente irreal, pero bueno, eso es algo que para mí no tiene importancia.

Colored (De color)

Tuesday, February 18th, 2014
  • Título: からぁ怒 –Colored– (De color)
  • Autor: Kazuo Koike (guión) / Seisaku Kanō (dibujo)
  • Editorial: Studio Ship
  • Revista: Gekiga Gendai
  • Años publicación: 1973-74
  • Clasificación: samuráis
  • Tomos: 1

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Kazuo Koike es uno de los guionistas más prolíficos del manga, concretamente en su versión para adultos seinen o, como se solía denominar en los años 60, 70 y hasta 80, gekiga. A Koike le debemos auténticas maravillas del gekiga como El lobo solitario y su cachorro, Asa el ejecutor, Hanzo – El camino del asesino, Crying Freeman o Lady Snowblood (cito estas porque todas ellas están publicadas en España) pero su producción total es realmente inmensa.

Me apetecía leer un poco más de este guionista tan sobrio, especializado en historias de samuráis y de yakuza, y también ver cómo se manejaba con dibujantes que no fueran Gōsuke Kojima (dibujante de El lobo solitario, Asa y Hanzo, entre muchas otras), Ryōichi Ikegami (Crying Freeman) o Kazuo Kamimura (Lady Snowblood), por lo que escogí una obra creada en tándem con Seisaku Kanō, otro de los dibujantes con los que Koike ha trabajado extensamente: así es como he acabado decantándome por Colored ((Persona) de color), cuyo título en japonés es Colored, tal cual, pero no escrito de la forma como se debería escribir, en katakana カラード (karaado), sino usando hiragana para la parte からぁ karaa y el kanji 怒 (do, rabia, ira) para el final do, expresando la idea de que el manga va de alguien “de color” (es decir, negro) y que contiene un fuerte componente de “rabia”.

Colored de Kazuo Koike

La japonesa, aterrada al ver a King (que solo quiere ayudarla), prefiere suicidarse.

Colored es una historia curiosa: ambientado en el año 1783, cuenta las aventuras de un par de náufragos, un japonés y un africano, que consiguen escapar del barco de transporte de esclavos en el que iban cuando este se hunde y llegan a las orillas de Japón. Allí, bajo la dirección de Jōji, el ex esclavo japonés, ambos tendrán que intentar sobrevivir de alguna manera en el Japón feudal. Lo primero que hacen es asaltar a un par de samuráis errantes y quitarles la ropa y el equipo para hacerse pasar por ellos. Pero claro, aunque uno de ellos sí es japonés y conoce bien las costumbres de Japón y puede pasar desapercibido, el otro es… ¡Un negro! En una época en la que ningún japonés había visto una persona de esta raza.

A partir de esta premisa, nuestros personajes, Jōji y King, tienen varias aventuras amenizadas con mucha acción y la particularidad de contar con un personaje totalmente ajeno al lugar y la época que encima no tiene ni idea de las costumbres ni el idioma del país en el que se encuentra.

PD 1: Corto y pego este comentario interesantísimo en Facebook de Jonathan López-Vera, responsable del genial blog Historia Japonesa.com:
“Hay un caso parecido documentado, bastante anterior, de 1581, muy curioso: cuando llegó a Japón el jesuita Alesandro Valignano, que fue el jefe de la misión jesuita en Asia durante una temporada, en su séquito había un esclavo negro, de alguna de las bases portuguesas en África, Mozámbique, supongo. Que se sepa, es el primer africano en pisar Japón, con lo que la gente nunca había visto a alguien negro, y se corrió la voz por todos sitios, hasta llegar al que entonces era el máximo dirigente de Japón (aunque el país aún no estaba completamente unificado), Oda Nobunaga, que tenía bastante buen rollo con los jesuitas. Oda quiso que Valignano le fuese a ver para hablar de unos temas y, de paso, insistió en que llevase consigo a ese hombre de color negro del que había oido hablar. Al llegar a la capital, hubo hasta un tumulto popular, con curiosos que querían ver al africano y acabaron tirando abajo la puerta de la casa donde se hospedaban y hubo hasta algunos heridos. Cuando llegaron a la cita, Oda mandó que al pobre hombre lo frotasen con un montón de aceites, cremas, ungüentos y todo lo que tenían a mano, porque no se creía que fuese de ese color, pensaba que lo habían pintado con algo. Al final no tuvo más remedio que creerse que realmente ese era su color. Valignano entonces, como gesto de buena voluntad, se lo regaló. Así, como el que regala una corbata. El caso es que Oda lo tuvo entre su séquito, le pusieron de nombre Yasuke y, en teoría, como vasallo directo de un jefe samurai, él pasó también a ser un samurai. Se sabe que estuvo con él hasta que Oda murió un año más tarde, en una emboscada a traición, incluso estuvo luchando a su lado en esa última batalla, pero acabó huyendo y refugiándose de nuevo con los jesuitas. Y ahí, me temo, se pierde la pista.”

PD2: Al parecer, este título fue publicado en inglés con el título de Color of Rage.

Lo mejor

  • Esperaba poco de esta obra, pero la verdad es que se me ha hecho entretenida. Los varios capítulos son fáciles de leer y resulta muy amena.
  • El dibujo de Kanō es “100% gekiga”, muy en el estilo del gran maestro del género Gōsuke Kojima.

Lo peor

  • La premisa está muy cogida por los pelos, y no se nos cuenta nada del pasado de los personajes: ¿qué hacía un japonés en un barco de esclavos? ¿Por qué traba una amistad tan fuerte con King? ¿Cuál es su objetivo exactamente?
  • El final también es bastante decepcionante, ya que queda muy abierto y no se sabe muy bien qué ocurre.

Gekiga Yose – Shibahama (Teatrillo Gekiga – Shibahama)

Friday, April 30th, 2010
  • Título: 劇画寄席・芝浜 –Gekiga Yose – Shibahama– (Teatrillo Gekiga – Shibahama)
  • Autor: Yoshihiro Tatsumi
  • Editorial: Basilico
  • Revista:
  • Años publicación: 2009
  • Clasificación: costumbrista, histórico, humor, gekiga
  • Tomos: 1

Hace poco cayó en mis manos la obra más reciente de Yoshihiro Tatsumi, el gran maestro del gekiga que lleva más de 50 años en activo y con mejor salud que nunca tras la publicación de su obra de corte autobiográfico Gekiga Hyōryū (Una vida errante, publicada en España por Astiberri), que le valió el prestigioso Premio Cultural Osamu Tezuka.

Esta obra, titulada Gekiga Yose – Shibahama (Teatrillo Gekiga – Shibahama), en un principio no me llamaba nada la atención, porque básicamente la portada sugiere que es una obra de corte histórico ambientada en la época Edo, y en general este tipo de obras no me atrae demasiado. Sin embargo, el otro día cayó en mis manos y, ya que lo tenía a tiro, decidí leerlo. ¡Y suerte que lo hice! Es una obra impresionantemente buena y entretenida, como todas las de Yoshihiro Tatsumi.

Kabuki, noh, bunraku… Estas artes escénicas japonesas son bastante conocidas en todo el mundo, sobre todo las dos primeras. Sin embargo, hay un género que, a pesar de ser muy popular en el Japón de ayer y de hoy, pasa totalmente desapercibido en Occidente: estamos hablando del rakugo. En el rakugo, un solo “actor” (que suele ser de cierta edad) vestido con kimono, sentado con las rodillas y con un abanico en la mano, realiza monólogos que suelen tener componente cómico. Se trata pues de un arte escénico muy sencillo en apariencia, simples monólogos sin atrezzo ni vestuario: un solo hombre sentado y contando historias. De ahí que sea prácticamente desconocido en Occidente, ya que para poder disfrutar del rakugo se requiere básicamente saber japonés y tener un gran bagaje cultural sobre la vida en la época Edo, ya que casi todas las historias de rakugo, al menos las más famosas, se ambientan en ese período.

En el rakugo, lo que importa en esencia no es el “chiste” final, que a veces resulta incluso pueril o absurdo, sino el modo de contar la historia. En definitiva, no es el “destino” lo que es importante, sino el “viaje”. Y los maestros de rakugo transportan hábilmente a la audiencia en un viaje absorbente con las únicas herramientas con las que cuentan: sus gestos, un abanico y la voz, que modulan diferentemente según el personaje que interpreten (masculino o femenino, niño o adulto, joven o viejo…) y la situación en la que estén (horror, comedia, romance, misterio…). Todo tiene su manera de expresarse.

Líos de faldas en locales de geishas de la época Edo

Líos de faldas en locales de geishas de la época Edo

Pues bien, en esta ocasión, Tatsumi ha querido distanciarse un poco de su registro habitual de historias de perdedores, de los bajos fondos, de violencia y las bajezas del ser humano, y ha decidido adaptar algunas historias famosas del rakugo a formato manga. Así, en este libro se recogen ocho historias, una de las cuales, Shibahama, es el subtítulo del libro. Cómo no, la mayoría de las historias se basan precisamente en las temáticas que Tatsumi siempre ha tocado: la envidia, la codicia, la avaricia, la lujuria, etcétera. Pero esta vez no son historias salidas directamente de la mente del maestro del gekiga, sino que son adaptaciones de representaciones de rakugo ambientadas, cómo no, en la época Edo, sobre todo en los siglos XVIII y XIX. Historias de hombres que frecuentan el barrio de placer de Yoshiwara para pasar un buen rato en compañía de geishas, de amoríos e infidelidades, de timadores y hombres honrados, de golpes de fortuna y rachas de mala suerte… El ser humano en sí, pintado a menudo de forma cómica y realmente entretenida. Y, cómo no, aunque las historias suelen tener finales humorísticos, el chiste final es lo de menos: Tatsumi, al igual que los grandes maestros del rakugo, consigue meter al lector en la historia y hacerle partícipe de ese “viaje” en el que lo importante no es el destino, sino el trayecto. Impresionante Tatsumi.

Lo mejor

  • No habría imaginado que una adaptación a cómic de rakugo podría ser tan interesante.
  • Los “viajes” de las ocho historias que adapta Tatsumi son entretenidísimos.

Lo peor

  • Aunque a mí el dibujo de Tatsumi me gusta mucho y lo encuentro ideal para las historias que quiere contar, algunos lectores lo encontrarán tal vez un poco tosco. En este libro en concreto, esto tal vez sea “culpa” de la magnífica impresión con la que cuenta, que hace que las líneas estén perfectamente definidas y da la sensación de que no estemos ante un producto impreso, sino ante las páginas originales dibujadas por Tatsumi, con lo que se ven todos sus “defectos” (en algunas ocasiones se “pasa de la raya”, en otras se olvida de entintar un trozo de pelo…). A mí, que conste, esto me ha encantado, porque acerca el libro al lector y hace ver que el creador es solo uno, que ha hecho ese libro por sí solo, con todas las ventajas e inconvenientes que eso conlleva. Este, desde luego, es un producto artesanal creado sin la ayuda de ayudantes ni trucos informáticos.

Shurayukihime Gaiden (Lady Snowblood – Historias alternativas)

Tuesday, November 3rd, 2009
  • Título: 修羅雪姫 外伝 –Shurayukihime Gaiden– (Lady Snowblood – Historias alternativas)
  • Autor: Kazuo Koike (guión) / Ryōichi Ikegami (dibujo)
  • Editorial: Koike Shoin
  • Revista: Jin
  • Años publicación: 2006-07 (el tomo, de 2009)
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 1

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Si eres aficionado al manga y al cine a la vez, sabrás que una de las grandes influencias detrás de Kill Bill, de Quentin Tarantino, fueron las dos películas japonesas Shurayukihime (de 1973 y 1974), basadas a su vez en un gekiga del gran guionista Kazuo Koike (conocido por haber guionizado El lobo solitario y su cachorro y decenas de otras series manga) y del dibujante Kazuo Kamimura (el de Dōsei Jidai). El manga de Shurayukihime está disponible bajo el título Lady Snowblood en tres gruesos tomos en España de mano de Planeta deAgostini (los dos primeros se publicaron en 2006 y el último, “El retorno”, salió hace solo unos meses).

A mí me encargaron la traducción de este último tomo, y como no conocía la historia anterior, me la leí para poder realizar la traducción con garantías de coherencia con lo anteriormente publicado. Los dos primeros tomos me parecieron bastante buenos y trepidantes, pero el que me tocó a mí, “El retorno”, se me antojó hasta un poco ridículo, sobre todo el rollo de la gimnasia sueca… ¡Por favor! Aunque no está mal, deja bastante que desear. En fin, esta es una historia de venganza realmente cruda: Sayo Kashima ve cómo su familia es asesinada por cuatro hombres y jura vengarse. Consigue matar a uno, pero la encarcelan de por vida. Como ve que le será imposible salir de la cárcel, se deja violar por varios hombres hasta que queda preñada. La niña, Yuki, hereda pues el rencor y la sed de venganza de su madre, y cuando ya tiene una edad suficiente, empieza la caza de los tres hombres restantes.

Tras consumar la venganza en los 2 primeros tomos y regresar para protagonizar unas cuantas historias alternativas en “El retorno”, Yuki Kashima cayó en el olvido. Imagino que el hecho de que Tarantino hiciera Kill Bill y se inspirara tan directamente en las películas de Shurayukihime espolearon a Kazuo Koike a desempolvar la historia, algo que hizo en 2006 junto al dibujante Ryōichi Ikegami. Por cierto, Koike e Ikegami ya formaron tándem en la inolvidable Crying Freeman en los años 80, y hacía 17 años que no colaboraban.

¡Tías buenas con espadas! ¡Yeah!

¡Tías buenas con espadas! ¡Yeah!

Así, entre 2006 y 2007 se publicaron unas cuantas historias alternativas protagonizadas por la bella y sanguinaria Yuki que a principios de este año 2009 fueron por fin recopiladas en este tomo que reseño ahora. La primera historia del tomo está protagonizada por el hijo de uno de los hombres a los que Yuki mató, así como por su esposa, una guapa mujer yakuza. En esta historia, Koike demuestra que la venganza solo genera más venganza en una espiral inacabable de violencia, y Yuki tiene, de nuevo, que sufrir por sus vengativos actos recibiendo el ataque de la mujer yakuza y protagonizando un ya clásico enfrentamiento con katanas entre dos mujeres demidesnudas en un jardín japonés. Las otras historias son también similares y resultan muy entretenidas, aunque igual que ocurría con “El retorno”, el argumento ya deja de ser original para convertirse en una excusa para buscar más batallas y desnudar a Yuki (curioso que siempre acabe en pelota picada, ja ja…)

Los principales atractivos de este tomo son 1) ver de nuevo una obra de los mismos creadores de Crying Freeman, muchos años después; 2) disfrutar de los estupendos guiones de Koike y 3) admirar el estupendo dibujo de Ikegami. Aunque en este último punto tengo que decir que Ikegami dibuja de maravilla pero sigue sin tener ni idea de darles expresión a sus personajes, que siempre aparecen con cara de palo (algo que parodió con mucho acierto y muchísima gracia Eiji Nonaka en su Cromartie High School). Además, la Yuki de Ikegami tiene una cara bastante masculina, ¿no? Se parece un montón a Yō Hinomura de Crying Freeman, pero con el pelo largo y un par de… Ehm… Sí, eso.

Como curiosidad, el título original de la saga, 修羅雪姫 Shurayukihime, me encanta: es una alteración del título del cuento 白雪姫 Shirayukihime (Blancanieves) en la que el primer 白 shira (blanco) se ha sustituido con la palabra 修羅 shura (demonio, situación sanguinaria). Por si fuera poco, la protagonista se llama 雪 Yuki (nieve), por lo que el título original japonés es sencillamente perfecto. Lo que no me gustó nada de la adaptación castellana, por cierto, es que la llamaran Lady Snowblood, en inglés. Tal vez el título sí lo hubiera dejado como Lady Snowblood, pero en el interior yo personalmente habría preferido dejar el nombre en japonés o bien buscar una adaptación española, pero el uso de la expresión inglesa me parece desacertado y poco procedente. Queda un poco raro que cuando le pregunten “¿Y tú quién eres?” ella, que es japonesa, diga en inglés “¡Lady Snowblood!”. ¿No os parece?

En fin, un título recomendable para los amantes del género y para los lectores en general de Lady Snowblood, ya que está bastante a la altura, si no de la serie original, como mínimo del tomo de “El retorno”. Si todo va bien, este es un tomito que tiene números para publicarse en España. ¡Veremos!

Lo mejor

  • Dos grandes maestros del manga, de nuevo juntos.
  • El guión es de Kazuo Koike.
  • El dibujo es espectacular, muy bonito, muy Ikegami.
  • Yuki Kashima aparece más bella que nunca gracias al arte de Ikegami.
  • Las ilustraciones a color del principio del tomo son para enmarcarlas.

Lo peor

  • Un solo tomito de 200 páginas sabe a poco.
  • Las expresiones estáticas de los personajes.