El blog de Marc Bernabé

Sabu to Ichi torimono hikae (Notas de los arrestos de Sabu e Ichi)

Tuesday, November 23rd, 2010
  • Título: 佐武と市捕物控 –Sabu to Ichi torimono hikae– (Notas de los arrestos de Sabu e Ichi)
  • Autor: Shōtarō Ishinomori
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Shōnen Sunday, Big Comic
  • Años publicación: 1966-72
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 17

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Aunque respeto y admiro muchísimo al gran maestro Shōtarō Ishinomori, debo decir que sus manga que había leído hasta este momento me habían dejado un poco frío. Sí, es cierto que Ishinomori imprime un ritmo frenético a sus historias, que incorporan técnicas visuales muy originales y efectivas incluso vistas hoy en día, pero prácticamente todo lo suyo que había leído, como Cyborg 009, Kamen Rider o Kikaider, me había llegado incluso a aburrir. Vale, supongo que es porque ya tengo una edad y la temática shōnen de “el bien contra el mal” y los poderes y todo esto ya no causan ese efecto “mágico” en mí que, por otra parte, sí causan en el público más joven. En cierto modo, es completamente normal. Tengo que decir, sin embargo, que guardo buen sabor de boca de cuando, hace ya años, leí partes de Hotel y de La historia de Japón en manga, obras más “adultas” de este mismo autor que, a la luz del descubrimiento que acabo de hacer, veo que debo releer con cierta urgencia.

La temática “período Edo”, que entendemos como historias ambientadas en lo que, para simplificar, podríamos llamar “la época samurái pero sin guerras”, tampoco ha sido tradicionalmente algo que me atraiga en especial, ya que en general prefiero obras ambientadas en la época contemporánea o de ciencia-ficción.

Por estos dos factores (cierta “pereza” ante una obra de Ishinomori y ambientación en el período Edo), había dejado ad aeternum en la enorme pila de manga “para leer” que tengo en casa esta obra que reseño: Sabu to Ichi torimono hikae (Notas de los arrestos de Sabu e Ichi).

Solo me decidí a sacarla de la pila y darle una oportunidad cuando vi que está nominada para los premios del prestigioso festival de Angouleme, en Francia (donde la obra se está publicando en 4 enormes tomos de unas 1000 páginas cada uno): si el festival que descubrió y coronó por fin al grandioso Shigeru Mizuki a Europa tenía en consideración esta obra, por fuerza tenía que tener algo especial. ¡Y vaya si lo tiene! Me ha dejado sin palabras, francamente, y con ganas de pegarme dos bofetadas por tener ciertos prejuicios (que afortunadamente no tengo reparos en romper, eso sí).

Sabu to Ichi torimono hikae cuenta la historia de Sabu, un ayudante de okappiki (un agente de policía de la época, para entenderlos) que se dedica a investigar varios casos criminales en la ciudad de Edo de, calculo, el siglo XVIII. Alrededor de Sabu se concentran varios personajes, como su jefe, la hija de este (que se llama Midori y está enamorada de él) y, sobre todo, el masajista ciego Ichi. Pese a su ceguera, este último es capaz de llevar una vida relativamente normal debido a la agudeza de sus restantes sentidos: sin ir más lejos, es capaz de jugar a go contra Sabu (y vencerle muy a menudo) y de manejar la espada que esconde en su bastón a la perfección para convertirse en una máquina de matar.

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Imaginativos diseños de página ayudan a mantener el ritmo de lectura trepidante

Ichi es un poco como el cerebro supletorio de Sabu, esa pieza que, a menudo conversando distendidamente ante el tablero de go, consigue que finalmente Sabu ate todos los cabos sueltos y resuelva los casos. A veces, la resolución de estos casos exige cierta dosis de acción y entonces aparece Ichi de una u otra forma con su espada oculta, de forma idéntica a la del famoso personaje cinematográfico Zatōichi, sin duda más que una inspiración para este personaje de Shōtarō Ishinomori.

Las historias están muy bien narradas y el ritmo de lectura se convierte en un no parar; solo por esto, este manga ya merecería el calificativo de “muy bueno”. Pero lo que lo convierte en “excelente”, a mi modo de ver las cosas, es la magnífica puesta en escena, el alarde visual que hace Ishinomori que, con efectos visuales, metáforas, oníricos diseños de página con disposiciones de viñetas muy poco ortodoxas, juegos de planos y ángulos, etcétera, deja con la boca abierta al lector. A día de hoy, más de 40 años después del inicio de este manga en 1966, no se ven casi experimentos visuales de este tipo al menos en el manga mainstream; parece que los dibujantes han dejado de lado la experimentación y se limitan a dibujar páginas y viñetas siguiendo un manual. Si algo tenía Ishinomori, es que a él las convenciones le importaban un rábano y no se cortaba a la hora de improvisar e innovar. El manga actual debe muchísimo a este autor, el “rey del manga”, pero no ha habido una evolución desde que él puso sus pautas, más bien al contrario, hemos retrocedido como los cangrejos.

Cuenta Ishinomori en el epílogo de este primer tomo que Sabu e Ichi es su primera obra para público adulto. Aunque empezó a publicarse en la revista para adolescentes Shōnen Sunday (que en aquella época empezaba a tener lectores bastante mayorcitos debido a que aún no había revistas seinen), en 1968 pasó a las páginas de la primera revista seinen realmente mainstream, la Big Comic, y desde allí evolucionó mucho más. Imagino que Ishinomori quiso encontrar un estilo que pudiera atraer a los lectores adultos y por eso experimentó de esta manera. A mi parecer, lo consiguió con creces.

Lo mejor

  • La historia, organizada en capítulos autoconclusivos que narran un caso cada uno, es excelente.
  • El diseño visual, la experimentación y la poco ortodoxa pero muy efectiva división en viñetas de algunas páginas.

Lo peor

  • El personaje Ichi es bastante copia de Zatōichi, un personaje extremadamente popular en aquella época. Tal vez Ishinomori se pasó un poco y chupó demasiada rueda aquí.
  • ¿La veremos algún día en castellano?

Fūunji-tachi– (Los espíritus libres)

Thursday, November 4th, 2010
  • Título: 風雲児たち –Fūunji-tachi– (Los espíritus libres)
  • Autor: Tarō Minamoto
  • Editorial: Ushio Shuppan
  • Revista: Shōnen World / Comic Tom
  • Años publicación: 1979-1998
  • Clasificación: humor, histórico
  • Tomos: 30

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Fūunji-tachi es la obra más representativa del autor de manga humorístico Tarō Minamoto, autor de Homo Homo Seven. Estamos ante una obra de corte histórico donde se narra de forma bastante fidedigna la historia de Japón desde la batalla de Sekigahara del año 1600 hasta la época del fin del shōgunato Tokugawa en 1868. Pero la principal particularidad de este manga es que narra la historia siempre con el humor por bandera, sin dejar, eso sí, de ser una narración correcta y documentada.

Se dice que Tarō Minamoto quería hacer un manga sobre la época del bakumatsu, ya sabéis, el fin del shōgunato Tokugawa, esa época mítica que tan hondo cala en el corazón de los japoneses y que tanto les gusta, reflejada en mangas como Rurōni Kenshin, Sidooh, Ryūgetsushō y tantísimos otros en los que seguro que ahora mismo no estoy cayendo. Sí, toda esa historia del Shinsengumi (Kondō, Hijikata, Okita, Saitō…), Takamori Saigō, Ryōma Sakamoto, Kaishū Katsu y toda esta peña que sale una y otra vez en los manga. Sin embargo, sin consultar con la editorial, que ya había dado el OK a un manga histórico-humorístico sobre el bakumatsu, Minamoto decidió en el último momento que no se podía comprender el bakumatsu si no ponía antes la base y empezaba a explicar la historia desde la batalla que marca el inicio de la dinastía de shōgunes Tokugawa: la batalla de Sekigahara.

Y así empieza este manga, con una narración al dedillo del transcurrir de la batalla de Sekigahara documentada hasta el último detalle, pero con la particularidad de que todo se toma a cachondeo, desde el diseño deforme y cabezón de los personajes (que a mí me parece genial) hasta la manera como se presenta la información. Por ejemplo, fue esencial en esta batalla el hecho de que uno de los generales del ejército del Oeste, Hideaki Kobayakawa, traicionara a su bando y se pasara al Este (ejército de Ieyasu Tokugawa). Pues aquí nos pintan a Kobayakawa como un perfecto imbécil que acaba traicionando a su bando prácticamente sin querer. Y es cierto, se dice que Kobayakawa no era muy inteligente…

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Sí, el de la última viñeta es Kobayakawa...

En cualquier caso, justamente mientras leía este tomo estaba traduciendo una historia corta de Hiroshi Hirata ambientada también en la batalla de Sekigahara, y lo que Hirata cuenta con tremendo detalle histórico nos lo cuenta también perfectamente Minamoto en esta Fūunji-tachi, sin olvidarse ni de un solo detalle, lo que deja entrever que el autor se documentó con ahínco para realizar esta historia.

Hace años que me llamaba la atención Fūunji-tachi, sobre todo porque una vez cayó en mis manos un tomo en muy mal estado que utilicé para escanear algunas viñetas para que sirvieran como manga-ejemplos de Japonés en viñetas 2. El tomo estaba muy deteriorado y además era un número a medias, por lo que decidí tirarlo, aunque se me quedó en la memoria ese estilo de dibujo tan peculiar y siempre había querido introducirme en la obra, algo que por fin he podido hacer.

Fūunji-tachi tuvo muchísimo éxito en su momento y Tarō Minamoto ha seguido basando su carrera en este proyecto. Entre 1998 y 2000 dibujó una primera secuela en la que contaba la vida del famoso revolucionario Ryōma Sakamoto (5 tomos), y desde 2001 se encarga de una nueva secuela (en la que por fin se decide a contar su versión del bakumatsu) para la editorial Lead.

Lo mejor

  • El diseño de los personajes es hilarante.
  • Cuenta lo que pasó de forma fidedigna, aunque con mucho humor.

Lo peor

  • Hay muchos chistes sacados de programas de tele, mangas, animes, películas y cosas así de la época, por lo que ahora no se entienden. En una edición posterior recopilatoria se tuvieron que incluir explicaciones para que la gente pudiera captar esos chistes.

Kamui-den (La leyenda de Kamui)

Monday, September 27th, 2010
  • Título: カムイ伝 –Kamui-den– (La leyenda de Kamui)
  • Autor: Sanpei Shirato
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Garo
  • Años publicación: 1964-71
  • Clasificación: seinen, samuráis, clásico
  • Tomos: 4 (edición de lujo)

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Como durante el año no tengo mucho tiempo para leer historias muy largas y prefiero ir “mordisqueando” aquí y allá leyendo un tomo de este manga, otro del otro manga, etcétera, desde hace un par de años aprovecho que en verano tengo un poco más de tiempo para leer una obra completa de las largas. El año pasado lo hice con Manga Michi y me lo pasé genial con la historia semiautobiográfica del dúo de mangakas Fujiko Fujio, y este año he decidido leer de una vez por todas la celebérrima Kamui-den, que tiene ni más ni menos que 6000 páginas, lo que me salía a 200 páginas al día si quería leerla en un mes. Al final han surgido varios imprevistos que han requerido mi atención, por lo que he no he dispuesto de tanto tiempo como planeaba y he tenido que dedicarle casi el doble de tiempo a leerla completa.

Hace años ya que leí el tomo 1 de esta historia y me dejó bastante frío. No es que me disgustara, pero sí es cierto que no entendía por qué Kamui-den es considerada una de las mejores obras de la historia del manga. Pero esta vez, a medida que iba leyendo y superaba ese primer tramo, mi boca se iba abriendo gradualmente hasta quedar prácticamente colgando. Kamui-den se merece su fama y mucho más.

Cierto es que cuesta entrar en la obra porque, al principio de todo, su autor se empeña en contar la historia de un lobo blanco que es marginado por su manada, e invierte muchísimas páginas en este subargumento que, al fin y al cabo, resulta prescindible en el marco general del manga (al menos en esta primera parte, en teoría la primera de una trilogía, luego cuento más). La del lobo es una saga que no está mal, y donde se aprenden muchas cosas sobre el funcionamiento de estos depredadores y del equilibrio de la naturaleza en general, aparte de que se pretende hacer un paralelismo entre la marginación del lobo blanco por ser distinto por parte de su manada y los prejuicios de la sociedad humana en general. Pero, a pesar de que no está mal, lo cierto es que no pinta mucho o nada en la historia. Así que, si alguna vez puedes leer Kamui-den, te recomiendo que, en tu interior, tengas muy claro que lo de los lobos es solo una saga que terminará pronto para dar paso a la historia de verdad. No lo dejes ahí porque no vas a llegar a lo realmente bueno.

Kamui-den se enmarca en el período feudal japonés y nos cuenta las vidas de todos los estamentos sociales de un pequeño feudo llamado Hioki. Y cuando digo “todas”, es “todas”. Como sabréis, en la época de los samuráis, la sociedad estaba dividida en castas. Cada una de estas castas tenía sus funciones y no podía haber relación entre ellas más que de vasallaje. Así, por encima de todo estaban los samuráis, luego los campesinos, los artesanos y los comerciantes, por este orden. Por debajo de todo, ya que ni siquiera eran considerados una casta como tal, estaban los hinin y los eta, que ni siquiera estaban considerados personas (非人 hinin significa literalmente “no persona”).

Pues bien, una de las características de los manga, películas y novelas de época japonesas es que narran solamente una pequeña historia y, generalmente, solo de un estamento, que generalmente es el samurái. Así, es muy común leer obras sobre honor samurái, grandes batallas, amoríos entre un guerrero y la doncella de turno, etcétera. En este sentido, Kamui-den es tremendamente distinto porque nos presenta las vidas de absolutamente todas las castas:

  • Samuráis: tremendas luchas de poder entre los altos consejeros del señor feudal, sucias maniobras políticas, venganzas, un enorme secreto que puede poner en entredicho la autoridad del bakufu (gobierno feudal central) Tokugawa, etcétera.
  • Campesinos: representan el centro de la historia. Duro trabajo para cultivar el arroz, gran parte del cual darán a los samuráis en concepto de tributo, represiones, apertura de nuevos arrozales, desarrollo de nuevas herramientas, asociaciones, malos rollos, aprendizajes, nuevos cultivos de algodón, cría de gusanos de seda, buenas cosechas, terribles hambrunas, construcción de presas para asegurarse el agua, etcétera. Y mucha animadversión hacia los hinin (parias), provocada por los samuráis, a los que interesaba que campesinos y hinin estuvieran a malas para mantener su férreo control sobre ellos.
  • Artesanos: no aparecen mucho, solo en las escenas que se desarrollan en la ciudad al pie del castillo (jōkamachi) y en Edo, pero ahí están también. No sé si los pescadores pertenecían a este estamento –es posible que sí, ahora que lo pienso–, pero hay una saga bastante extensa que nos presenta sus vidas.
  • Comerciantes: estos tienen un papel fundamental en la obra, sobre todo el personaje Yumeya Shichibee, que pasa de ser un reo a un importante comerciante que pretende hacerse con el poder a través del dinero, para así colocar bajo su yugo a los arrogantes samuráis. También destacar el personaje Kuraya, que no para de untar a uno de los altos consejeros para conseguir tratos favorables y monopolios que machacan a los campesinos, y sus “sucesores” Ookuraya e Itamiya, a cuál más taimado.
  • Hinin: los grandes maltratados, se encargan de llevarse los cadáveres de las bestias, curtir las pieles y hacer tareas policiales (son ellos los que, siguiendo las órdenes de los samuráis, arrestan a campesinos que han cometido alguna falta y les castigan, a veces haciendo incluso de verdugos, lo que obviamente les granjea un profundísimo odio por parte de los labradores). Tienen prohibido cultivar el campo, vestir cierto tipo de ropa, llevar cierto tipo de peinados, etcétera. Históricamente los hinin y eta eran como dos subcastas distintas, pero en Kamui-den se “fusionan” y solo aparecen como hinin.
  • Echo de menos, sin embargo, a los monjes budistas y a los sacerdotes sintoístas. Cierto es que aparece alguno por ahí, pero siempre de forma muy residual. Me habría gustado verles un poco más metidos en la historia, aunque tal vez Shirato no los puso por convicciones propias (las ideas desarrolladas en Kamui-den son bastante de izquierdas, de tipo marxista).
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Gran acción y gran historia. Para quitarse el sombrero (disculpas por la mala calidad del scan, abrir un libro de 1500 páginas para escanearlo no es fácil ^_^)

Como veis, la historia de Kamui-den se desarrolla en múltiples planos, y nos presenta la vida de un montón de personajes, cuyos caminos se entrecruzan y cuyas decisiones les afectan mutuamente.

¿Pero de qué va la historia? Básicamente es un gran retrato de los sucesos en el feudo de Hiochi durante varios años: las intrigas políticas de los gobernantes, los esfuerzos de los campesinos y la miseria de los hinin. Se puede decir que tenemos cuatro ejes distintos en la historia, cada cual centrado en un personaje representante de una de las castas.

  • Shōsuke: un chaval campesino muy inteligente que se las apaña para aprender a leer y escribir (cosa totalmente prohibida a los campesinos). Con los conocimientos adquiridos ayudará a sus congéneres del pueblo de Hanamaki a mejorar sus cultivos, a cultivar productos, como el algodón, no directamente para comer (como el arroz o el mijo), sino para comerciar, a inventar nuevas herramientas, a abrir nuevos campos de cultivo, a criar gusanos de seda, a hacer presas para asegurar el agua, etcétera. Pero sobre todo pugna por conseguir un entendimiento entre los campesinos y los hinin que les permita librarse, aunque sea un poco, del yugo de los gobernantes samurái. Shōsuke se enamora de una hinin y tiene un hijo con ella, pero no pueden casarse debido a la prohibición que existe de que los campesinos y los hinin se relacionen. Entonces se jura a sí mismo que cambiará las cosas en el país.
  • Kamui: aunque este manga lleve su nombre, no es el protagonista central. Se trata de un hinin que, desde muy pequeño, odia la idea de estar siempre bajo yugo ajeno, y desea ser el más fuerte para no depender de nadie. Entonces decide hacerse ninja, y de hecho consigue ser uno de los mejores. Kamui aparece a menudo en la historia como observador, y raramente entra en acción.
  • Ryūnoshin Kusaka: joven samurái muy dotado para el manejo de la espada. Ve como, por culpa de una intriga política, todo su clan es exterminado, y entonces se promete a sí mismo que se vengará. Durante su larga travesía, convivirá con hinin y campesinos y averiguará las penurias que estos sufren. Finalmente se convertirá en uno de los mayores aliados de las castas más deprimidas y pondrá su gran dominio de la espada a su servicio.
  • Shichiya: un reo que consigue escapar del exilio junto a Akame, el maestro ninja de Kamui que consigue desertar como ninja, algo hasta el momento considerado imposible. Shichiya funda el comercio Yumeya, con el que pretende amasar grandes cantidades de dinero para poner a los estamentos más poderosos a sus pies. Es extremadamente ambicioso, pero también ayuda considerablemente a los campesinos para ganarse su favor, algo que a otros comerciantes menos calculadores, como Kuraya, ni siquiera se les ocurre.

Por supuesto, estos cuatro personajes no son los únicos que pululan por las páginas de este enorme manga. También están el rebelde campesino convertido en hinin Kokemaru; la adorable hinin Nana –hermana de Kamui y amante de Shōsuke–; la ninja Saesa, obsesionada con Kamui; el astuto jefe policial hinin Yokome; el impresionante ninja Akame; el alto consejero Gundayu Tachibana, su hijo Kazuma y su hermano Genba; el fiel aliado de Ryūnoshin llamado Ikkaku Sasa; el cobarde alcalde del pueblo de Hanamaki; el rōnin Ukon Minazuki; el campesino Koroku, que se vuelve loco de remate tras sufrir un revés tras otro; y un montón de personajes más.

En los años 60, cuando se publicó este manga, acabó siendo una gran influencia para los numerosos jóvenes japoneses que exigían un cambio de gobierno y de política más orientado a la izquierda, y es que hay un montón de ideas marxistas imbuidas en él de forma totalmente natural. Así, leída en el contexto del momento en el que fue creada, la obra también resulta de lo más interesante. La miseria de los campesinos y los hinin causada por la clase gobernante samurái, que se aprovecha como parásitos de ellos y les manipulan con el dogma “divide y vencerás”, la idea de “la unión hace la fuerza” que intenta promulgar Shōsuke, la rebeldía de Kokemaru y Kamui… Todo ello sigue siendo perfectamente válido hoy en día, y no me parece que haya ideas que hayan caído en desuso o sean anticuadas. En un momento dado tal vez sí que hay uno o dos “momentos felices” bastante utópicos de “todos colaboramos juntos y nos beneficiamos juntos de nuestro trabajo, por igual”, pero pronto vuelve la realidad y surgen los típicos traidores, maquinadores y actores externos, como sequías o inundaciones, que dan al traste con todo.

Kamui-den es una historia publicada en los años 60 y –este es otro de los motivos por el que me ha dejado con la boca tan abierta– si la comparamos con otros manga de la misma época, resulta tremendamente madura, bien narrada, bien hilada, bien dibujada y en definitiva, increíblemente avanzada a su tiempo. Vamos, que podría ser perfectamente contemporánea a obras de Kazuo Koike como El lobo solitario y su cachorro, solo que fue creada diez años antes. De hecho, el principal responsable del dibujo de la primera parte de la obra, junto con su autor Sanpei Shirato, no fue otro que Gōseki Kojima, el dibujante de El lobo solitario y su cachorro. El dibujo resulta tremendamente bueno en comparación con lo que se estilaba en los 60, aunque en la segunda mitad de la obra se vuelve algo tosco.

Cuando la aplastante mayoría de los manga de los años 60 se ven de lo más anticuados sea en el aspecto gráfico, en el argumental, o en ambos, Kamui-den sigue siendo una obra más que válida actualmente en ambos aspectos, lo que la convierte en imperecedera. En definitiva, es uno de los más grandes manga de la historia. Para quitarse el sombrero.

Para terminar, unas curiosidades

  • Con los años que han pasado desde su publicación original y el estatus de culto que ha adquirido esta obra, es evidente que tiene que haber varias ediciones de las 6000 páginas de Kamui-den en Japón. La más reciente (2005, Shōgakukan) tiene 15 tomos de unas 400 páginas cada uno. Yo he leído la obra en una edición de solo 4 tomos de 1500 páginas cada uno, auténticos ladrillos enormes de una calidad excelente, papel muy fino, impresión perfecta y tapa dura forrada de tela que se puso a la venta en 1982. Esta edición es la que ha sido elegida por la editorial francesa Kana para publicar la obra en el país vecino. Así que si tenéis conocimientos de francés y os llama la atención esta obra, sabed que la tenéis al otro lado de la frontera.
  • ¿Sabíais que una parte de Kamui-den fue publicada en España? En 1992, los albores de la historia del manga en España, se publicaron 7 tomitos de Kamui bajo el título La leyenda de Kamui, una verdadera historia de ninjas. Al parecer, recopilaba unas cuantas historias sueltas tanto del Kamui-den original como de Kamui Gaiden.
  • Kamui-den es en realidad una trilogía, y esta reseña es solo de la primera parte. La segunda parte fue publicada entre 1988 y 2000 y abarca 12 tomos (edición de 2006). La tercera y última parte aún no ha sido empezada, aunque el año pasado se anunció que por fin Shirato estaba empezando a trabajar en su composición. A ver si es cierto, aunque la avanzada edad de Shirato (78 años) no invita precisamente al optimismo. Por si fuera poco, también existe una especie de spin-off de corte shōnen y de acción, llamado Kamui Gaiden (Historia alternativa de Kamui), con dos series que, juntas, abarcan 11 tomos, y que fueron publicadas entre 1965-67 y 1982-87 respectivamente. Es decir, que el mundo de Kamui, en su totalidad tal y como lo conocemos hoy en día, abarca un total de 38 tomos de unas 400 páginas cada uno en su edición más reciente. Casi nada.

Lo mejor

  • Una obra maestra, imprescindible para entender la historia del manga. Sus ideas fueron muy influyentes en su tiempo.
  • Las numerosas ramificaciones e intersecciones de las distintas líneas argumentales.
  • Las numerosas explicaciones y aclaraciones que ofrece el autor de vez en cuando, que ayudan a seguir muy bien el hilo de la compleja historia.
  • Que no se hable solo de samuráis, sino también de campesinos, comerciantes, hinin, artesanos, ninjas…
  • Las excitantes escenas de acción y los impresionantes trucos ninja, brutales incluso hoy.
  • Sigue siendo perfectamente válida incluso ahora, casi 50 años después de haber sido presentada.

Lo peor

  • En la segunda mitad, el dibujo se vuelve bastante tosco.
  • Difícil verla publicada en España.
  • La historia de los lobos no aporta nada a la historia principal. ¿La ligará con la historia en la segunda o tercera sagas de la serie?
  • Quedan bastantes cabos sueltos y Kamui no aparece nada en la última parte; aunque imagino que esto es porque, de hecho, la historia no queda terminada en este punto sino que sigue en la segunda parte y tal vez en la tercera, aún inédita.

Boku wa Beatles (Yo soy los Beatles)

Tuesday, September 14th, 2010
  • Título: 僕はビートルズ –Boku wa Beatles– (Yo soy los Beatles)
  • Autor: Kaiji Kawaguchi (dibujo) / Tetsuo Fujii (guión)
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2010-?
  • Clasificación: seinen, música
  • Tomos: 2 (en curso)

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Kaiji Kawaguchi es uno de esos autores que me gusta muchísimo cómo llevan sus historias y lo adictivos que son sus manga. El gran problema de Kawaguchi, para mí que vivo fuera de Japón, es que sus manga son tremendamente largos y superan fácilmente la treintena de tomos, por lo que adquirir y luego enviar colecciones enteras de Zipang, The Silent Service o A Spirit of the Sun podría llevarme fácilmente a la ruina, y más ahora que el yen está por las nubes ^_^ (¡manga electrónico, ponte las pilas de una vez!). Y cuando voy a Japón suelo estar tan ocupado que no tengo tiempo para irme a una cafetería manga a leer…

Así que ya tenía ganas de que este autor empezara una nueva serie para poder hincarle el diente desde el principio, ya que ir comprando y trayendo uno o dos tomos cada varios meses, aprovechando viajes a Japón propios o de amigotes, o visitas de amigos japoneses, no se nota casi en el bolsillo. Así que cuando, esta semana pasada, Mori-san, amiga de un colega, vino a Barcelona para estar aquí unos tres meses estudiando y me dijo si quería me traía algo de Japón, sin dudarlo le pedí el número 1 de Boku wa Beatles, la nueva obra de Kaiji Kawaguchi, recientemente aparecido en Japón.

Kawaguchi no se encarga de la historia esta vez, sino que la deja en manos de Tetsuo Fujii, un joven autor que presentó el guión al concurso Manga Open y lo ganó (la primera vez que lo ganaba solo un guión en vez de un manga). Entonces apareció Kawaguchi, que se ve que se moría de ganas de hacer algo relacionado con los Beatles y justo acababa de poner el punto y final a Zipang, y se ofreció para ilustrarlo. ¿Te imaginas siendo un chaval que envía un guión a un concurso, y no solo lo gana, sino que uno de los más prestigiosos mangaka de Japón se encarga de dibujarlo? Pues así de flipado se quedaría Fujii al conocer la noticia.

Uno podría pensar que este manga seguramente no tiene ese regusto kawaguchiero que tanto gusta en Japón, pero eso no es así. Kawaguchi ha tomado una historia ajena y la ha convertido en un manga muy suyo, muy bien llevado y tan adictivo como el que más.

La historia comienza presentándonos a un grupo imitador de los Beatles. Se llaman The Fab 4, son japoneses, y se toman muy en serio su trabajo. Tanto, que el bajista, que hace de Paul McCartney, se fuerza a tocar con la izquierda porque Paul es zurdo.

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Los Fab 4 (aquí solo son 2) tocando ante la atónita mirada de los japoneses del año 1961, en un local de música hawaiana

El caso es que, en un momento dado, se les presenta la oportunidad de participar en un concurso mundial de imitadores de los Beatles en Liverpool, cuyo vencedor tendrá el derecho a componer y grabar una nueva canción y a promocionarla como si fuera de los propios Beatles originales. Entonces surge una disputa entre Rei –Lennon– y Makoto –McCartney– que llega hasta las manos, hasta el punto de que caen a la vía del metro justo cuando está a punto de pasar un tren (muy al estilo Gantz, si se me permite la comparación). Shō –Harrison–, que pasaba por allí, intenta impedir que Makoto empuje a Rei a las vías, pero caen los tres ante la atónita mirada de Konta –Starr–.

Justo después, Makoto y Shō aparecen en el Japón del año 1961, en un viaje en el tiempo que son incapaces de explicarse (nada se sabe de Rei y Konta, por cierto). Así, tendrán que organizar su vida en este entorno tan distinto que todavía no conoce a los Beatles, que están a un año de debutar y de conseguir el éxito.

Tras la lógica parte de “qué hacemos aquí”, “y ahora qué”, “y dónde viviremos”, “quiero volver a casa” y tal, a Makoto se le ocurre la idea de suplantar a los Beatles, es decir, tocar sus canciones antes que ellos para conseguir la fama mundial. La lógica que “justifica” la polémica decisión es la de picar al genio colectivo de los Beatles para que hagan nuevas y mejores canciones que puedan deleitarles. Así, el mundo no solo podrá gozar de las 213 canciones originales del fabuloso grupo –interpretadas por Makoto y Shō con su grupo The Fab 4–, sino que además será testigo del nacimiento de nuevas canciones, tal vez mejores incluso, creadas por los Beatles de verdad. ¿Conseguirán Makoto y Shō suplantar a los Beatles a pesar de ser japoneses? ¿Cómo afectarán sus decisiones al devenir de la historia musical?

La verdad es que yo personalmente tengo cierta tirria a los Beatles, pero la historia me ha gustado. Tengo debilidad por las historias de viaje en el tiempo, y fácilmente caigo en su trampa, así que me encanta poder ver escenas del Japón de principios de los 60, cómo vivían, cómo era el país en aquel entonces, y todo esto. Sin duda seguiré comprando los tomos; de hecho el 2 ya está anunciado para salir en octubre y ya tengo ganas de leerlo. El único “fallo” que se le puede achacar es que, después de Zipang, que ya se basaba en un viaje temporal y se planteaba los problemas derivados de cambiar la historia, Kawaguchi haya decidido hacer otra obra basada en la misma premisa. Me parece una apuesta bastante arriesgada por la que seguro le critican. Pero, lo dicho, a mí me ha gustado.

Lo mejor

  • Adictiva historia muy bien narrada, de lectura rápida, typical Kawaguchi.
  • El nivel de detalle en lo referente a vestuario, instrumentos musicales, Tokio de los años 60…
  • Las narices de pretender suplantar a los propios Beatles.

Lo peor

  • ¿Otra historia de viajes en el tiempo, señor Kawaguchi? Igual está abusando…
  • Toda la premisa de la historia está bastante cogida por los pelos.

Gekiga Yose – Shibahama (Teatrillo Gekiga – Shibahama)

Friday, April 30th, 2010
  • Título: 劇画寄席・芝浜 –Gekiga Yose – Shibahama– (Teatrillo Gekiga – Shibahama)
  • Autor: Yoshihiro Tatsumi
  • Editorial: Basilico
  • Revista:
  • Años publicación: 2009
  • Clasificación: costumbrista, histórico, humor, gekiga
  • Tomos: 1

Hace poco cayó en mis manos la obra más reciente de Yoshihiro Tatsumi, el gran maestro del gekiga que lleva más de 50 años en activo y con mejor salud que nunca tras la publicación de su obra de corte autobiográfico Gekiga Hyōryū (Una vida errante, publicada en España por Astiberri), que le valió el prestigioso Premio Cultural Osamu Tezuka.

Esta obra, titulada Gekiga Yose – Shibahama (Teatrillo Gekiga – Shibahama), en un principio no me llamaba nada la atención, porque básicamente la portada sugiere que es una obra de corte histórico ambientada en la época Edo, y en general este tipo de obras no me atrae demasiado. Sin embargo, el otro día cayó en mis manos y, ya que lo tenía a tiro, decidí leerlo. ¡Y suerte que lo hice! Es una obra impresionantemente buena y entretenida, como todas las de Yoshihiro Tatsumi.

Kabuki, noh, bunraku… Estas artes escénicas japonesas son bastante conocidas en todo el mundo, sobre todo las dos primeras. Sin embargo, hay un género que, a pesar de ser muy popular en el Japón de ayer y de hoy, pasa totalmente desapercibido en Occidente: estamos hablando del rakugo. En el rakugo, un solo “actor” (que suele ser de cierta edad) vestido con kimono, sentado con las rodillas y con un abanico en la mano, realiza monólogos que suelen tener componente cómico. Se trata pues de un arte escénico muy sencillo en apariencia, simples monólogos sin atrezzo ni vestuario: un solo hombre sentado y contando historias. De ahí que sea prácticamente desconocido en Occidente, ya que para poder disfrutar del rakugo se requiere básicamente saber japonés y tener un gran bagaje cultural sobre la vida en la época Edo, ya que casi todas las historias de rakugo, al menos las más famosas, se ambientan en ese período.

En el rakugo, lo que importa en esencia no es el “chiste” final, que a veces resulta incluso pueril o absurdo, sino el modo de contar la historia. En definitiva, no es el “destino” lo que es importante, sino el “viaje”. Y los maestros de rakugo transportan hábilmente a la audiencia en un viaje absorbente con las únicas herramientas con las que cuentan: sus gestos, un abanico y la voz, que modulan diferentemente según el personaje que interpreten (masculino o femenino, niño o adulto, joven o viejo…) y la situación en la que estén (horror, comedia, romance, misterio…). Todo tiene su manera de expresarse.

Líos de faldas en locales de geishas de la época Edo

Líos de faldas en locales de geishas de la época Edo

Pues bien, en esta ocasión, Tatsumi ha querido distanciarse un poco de su registro habitual de historias de perdedores, de los bajos fondos, de violencia y las bajezas del ser humano, y ha decidido adaptar algunas historias famosas del rakugo a formato manga. Así, en este libro se recogen ocho historias, una de las cuales, Shibahama, es el subtítulo del libro. Cómo no, la mayoría de las historias se basan precisamente en las temáticas que Tatsumi siempre ha tocado: la envidia, la codicia, la avaricia, la lujuria, etcétera. Pero esta vez no son historias salidas directamente de la mente del maestro del gekiga, sino que son adaptaciones de representaciones de rakugo ambientadas, cómo no, en la época Edo, sobre todo en los siglos XVIII y XIX. Historias de hombres que frecuentan el barrio de placer de Yoshiwara para pasar un buen rato en compañía de geishas, de amoríos e infidelidades, de timadores y hombres honrados, de golpes de fortuna y rachas de mala suerte… El ser humano en sí, pintado a menudo de forma cómica y realmente entretenida. Y, cómo no, aunque las historias suelen tener finales humorísticos, el chiste final es lo de menos: Tatsumi, al igual que los grandes maestros del rakugo, consigue meter al lector en la historia y hacerle partícipe de ese “viaje” en el que lo importante no es el destino, sino el trayecto. Impresionante Tatsumi.

Lo mejor

  • No habría imaginado que una adaptación a cómic de rakugo podría ser tan interesante.
  • Los “viajes” de las ocho historias que adapta Tatsumi son entretenidísimos.

Lo peor

  • Aunque a mí el dibujo de Tatsumi me gusta mucho y lo encuentro ideal para las historias que quiere contar, algunos lectores lo encontrarán tal vez un poco tosco. En este libro en concreto, esto tal vez sea “culpa” de la magnífica impresión con la que cuenta, que hace que las líneas estén perfectamente definidas y da la sensación de que no estemos ante un producto impreso, sino ante las páginas originales dibujadas por Tatsumi, con lo que se ven todos sus “defectos” (en algunas ocasiones se “pasa de la raya”, en otras se olvida de entintar un trozo de pelo…). A mí, que conste, esto me ha encantado, porque acerca el libro al lector y hace ver que el creador es solo uno, que ha hecho ese libro por sí solo, con todas las ventajas e inconvenientes que eso conlleva. Este, desde luego, es un producto artesanal creado sin la ayuda de ayudantes ni trucos informáticos.