El blog de Marc Bernabé

Genkaku Picasso (Alucine Picasso)

Wednesday, November 25th, 2009
  • Título: 幻覚ピカソ –Genkaku Picasso– (Alucine Picasso)
  • Autor: Usamaru Furuya
  • Editorial: Shūeisha
  • Revista: Jump SQ
  • Años publicación: 2008-?
  • Clasificación: seinen, shōnen
  • Tomos: 2 (en curso)

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Ya he dicho muchas veces que Usamaru Furuya es uno de mis autores favoritos. De hecho, lo es tanto que este ya es el quinto manga suyo que comento (creo que ningún otro autor ha conseguido más protagonismo que Furuya en este blog, desde luego) he decidido darle una categoría específica para que, con un solo clic, podáis acceder a todas las reseñas que he hecho sobre sus obras: Usamaru Furuya. En principio, reservo las categorías, listadas en el apartado “Autores” de la derecha, a mangaka clásicos o representativos históricamente, categoría a la que Furuya de momento no pertenece, pero dadas las circunstancias me parece perfectamente lícito hacer una excepción en este caso.

Genkaku Picasso es la obra más reciente de Furuya, y la publica desde octubre de 2008 en la nueva revista de Shūeisha Jump SQ. Como prácticamente todas sus obras, este es un manga excelente, que derrocha imaginación y buen hacer. Aunque por supuesto no es un manga tan experimental como otros suyos ya que se publica en una revista eminentemente comercial, sí que sus páginas tienen a veces destellos de esa creatividad genial de la que suele hacer gala este autor.

Hikari Hamura, un chaval bajito, enclenque y con gafas, es un estudiante de instituto al que sus compañeros, en especial su amiga Chiaki Yamamoto, llaman Picasso, en parte porque a Hikari le encanta el arte pictórico en general (admira a Leonardo DaVinci) y en parte por un error de Chiaki al conocerse (luego me extiendo más, que tiene guasa). Picasso, pues, es el típico chaval de la clase que pasa más bien desapercibido; no se meten excesivamente con él, pero desde luego tampoco tiene amigos, a excepción de Chiaki, que siente curiosidad por él.

Un día, mientras Picasso está a la orilla de un río practicando dibujo junto a Chiaki, que disfruta de la lectura de obras sesudísimas de la historia de la filosofía, un helicóptero sufre un accidente y se estrella justo encima de ellos dos: Chiaki muere y Picasso se salva milagrosamente. Al cabo de poco, Chiaki se aparece alrededor de Picasso como si fuera un angelito con alas y le dice que su destino aquel día era morir, pero que le habían perdonado la vida especialmente para que “salvara a los demás”. Así, o bien “salva a alguien”, o bien su cuerpo empezará a pudrirse hasta la muerte.

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Una de las impresionantes representaciones psicológicas de las que hace gala este manga

Entonces, Picasso (por supuesto, es el único que puede ver a la mini-Chiharu alada), descubre, muy a su pesar, que puede representar en el papel una “imagen de la psique” de las personas que están en apuros a su alrededor, y que en un momento dado puede introducirse en esa psique (metiéndose literalmente en el dibujo) para ayudarlas a salir del atolladero. Así, cada persona que ayuda acaba sintiéndose muy agradecida y atraída por Picasso, que ve como su círculo de amigos va creciendo… Aunque a él eso mucha gracia no le haga.

Ya he avisado de que la historia es bastante rara, y más si la explicas por escrito como acabo de hacer yo. Pero leída en forma de manga resulta una historia absorbente, muy curiosa y, sobre todo, llena de esos destellos geniales en el plano gráfico y argumental que solo Furuya puede ofrecer. A mí me ha entretenido sobremanera y sin duda la seguiré a partir de ahora.

Sobre lo de Picasso: todo empieza cuando Chiaki ve escrito, en el silabario katakana, el nombre Hikari (ヒカリ) en las zapatillas del chico. El caso es que las sílabas RI (リ) y SO (ソ), se parecen bastante, y Hikari escribe su リ de forma un poco extraña, de modo que Chiaki, al leer el nombre, se equivoca y lee HIKASO en vez de HIKARI. De aquí, derivar ヒカソ (Hikaso) a ピカソ (Picaso) es cuestión solo de añadir el circulito que indica la marca de oclusión (conversión de “hache aspirada” en “pe”). Totalmente intraducible, sí, pero bastante gracioso.

Lo mejor

  • La gran imaginación de Furuya
  • Esas imágenes alucinógenas con las que representa la psique
  • Capítulos autoconclusivos que se dejan leer muy bien

Lo peor

  • La explicación de la psique a través de dibujos a veces resulta bastante pueril. Desde luego, Freud se tiraría de los pelos
  • Picasso es un poco repelentillo

Cosmo World (Leiji Matsumoto)

Monday, November 23rd, 2009
  • Nombre del lugar: Cosmo World – Osaka WTC Building Cosmotower
  • Dirección: 1-14-16 Nankō-kita, Suminoe-ku, Osaka (Google Maps)
  • Cómo ir: Aunque está justo delante la estación Trade Center Mae (línea Nankō Port Town), es más económico y racional bajar en la estación Cosmo Square (línea Chūō), desde la que solo hay 7 minutos andando.
  • Precio: Ya no existe
  • Horario: Ya no existe

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Esta visita de algo relacionado con el manga en Japón ya no existe, por lo que solo lo podréis conocer a partir de esta entrada y otros vestigios que queden por internet. Siento poner algo así, ya que parece que os esté “restregando por la cara” algo que yo sí pude disfrutar. Bueno, podéis considerarlo una venganza de todos aquellos que este verano estuvieron por Japón y vieron el Gundam a escala 1:1 (¡Cabrones! ¡Qué envidia os tengo! XD) o simplemente lo que es, simples ganas de compartir algo que es parte de #TLQM (todo lo que mola). Y esto ha sido provocado por los posts sobre Capitán Harlock que hicieron la semana pasada Ale y el Capitán Urías en sus respectivos blogs (leedlos, que son muy chulos, ¡y el vídeo es la hostia! Harlock en Pepinismo y Harlock en la Arcadia), unos posts que me instaron a escribir sobre anécdotas personales relacionadas con Harlock en este otro post.

La entrada

La entrada

El sitio #TLQM que os presento en esta ocasión es una exposición que se hizo sobre la obra de Leiji Matsumoto en el mirador de la torre del World Trade Center de Osaka (Osaka WTC Building Cosmotower). Esta torre fue construida en 1995 y, con 256 metros de altura, es el segundo edificio más alto de Japón (la Landmark Tower de Yokohama tiene 295,8 m).

Mural de la adorable Maetel

Mural de la adorable Maetel

Desde octubre de 2002 hasta septiembre de 2005, Vero y yo estuvimos viviendo en Osaka, donde estábamos cursando unos másters gracias a la beca de La Caixa (que ya no existe para Japón, nosotros fuimos los últimos becarios del programa, por desgracia). De vez en cuando, como es lógico, salíamos a pasear por ahí y a conocer la ciudad que nos acogía. Un día, concretamente el 2 de mayo de 2003 (según la fecha de las fotos), nos acercamos al área portuaria de la ciudad para ver qué tal. Aparte de poder constatar que el área no tiene mucho encanto (en este aspecto, Yokohama u Odaiba, en Tokio, ganan por goleada), nos acercamos a ver esa enorme torre que veíamos ahí gallarda, casi en medio de la nada.

Una firmilla de Matsumoto colgada en una de las paredes

Una firmilla de Leiji Matsumoto colgada en una de las paredes

Y una vez allí, vimos publicidad de una exposición o algo dedicada a Leiji Matsumoto en la zona del mirador, nada menos, y con el lema “El lugar más cercano al espacio del oeste de Japón” (pos fale). Ya que estábamos, decidimos pagar religiosamente los 800 yenes de la entrada y subir al mirador, desde donde podríamos observar el paisaje y además disfrutar de la exposición de un autor de manga que, debo confesarlo, en aquel entonces no me interesaba mucho y casi desconocía a excepción de Capitán Harlock.

Mural de Galaxy Express 999

Murales de Capitán Harlock (arriba) y Galaxy Express 999 (abajo)

A la hora de hacer este artículo he estado buscando información sobre este lugar para ver si aún estaba abierto, pero desgraciadamente he descubierto que la exposición sobre Matsumoto se cerró en primavera del año 2005, lo que significa que duró un par de años (se inauguró el 24 de abril de 2003, es decir, que nosotros estuvimos allí un poco más de una semana después de que se inaugurara, toma casualidad).

No recuerdo mucho acerca de esa exposición, ni tampoco sacamos muchas fotos que puedan ayudarme a reconstruir la visita, así que me referencio en otras fuentes, como por ejemplo esta, para contaros lo que había. La verdad es que no era gran cosa, y según el blog que acabo de enlazar, también para los verdaderos fans de Matsumoto era realmente decepcionante.

Vero al timón de la Arcadia, cual una Harlock del siglo XXI

Vero al timón de la Arcadia, cual una Harlock del siglo XXI

Había tres áreas: una dedicada a Dai-Yamato, el nuevo anime de Matsumoto (por aquel entonces), otra dedicada a Galaxy Express 999 y la última a Capitán Harlock. En las tres áreas, lo supuestamente interesante eran imágenes y montajes audiovisuales de las tres series, pero siempre según ese blog en el que me referencio, resultaban de lo más decepcionantes (yo ni me acuerdo, francamente). Lo único interesante que recuerdo eran los montajes, murales y dioramas, poca cosa, y la mayor gracia que tenía eso era la posibilidad de sentarte en el sillón de mando del Yamato, acomodarte en el vagón del 999 junto al revisor, y tomar el timón de la Arcadia. Poco más. ¡Ah, sí! Y pasar por la tiendecilla de merchandising, que recuerdo que tenía cosas muy chulas, pero en aquel entonces, ay, éramos lo que se llama 苦学生 (kugakusei, estudiantes sufridos) y solo compramos una lámina muy chula de Harlock que aún conservo como oro en paño (nota mental: un día tengo que encontrarle un marco y colgarla).

Vero a los mandos de la fragata espacial Yamato. "¡Abran fuego!" "¡Piung, piung!"

Vero a los mandos de la fragata espacial Yamato. "¡Abran fuego!" "¡Piung, piung!"

Eso sí, al estar la exposición situada en el mirador del edificio, lógicamente se podía disfrutar de las vistas desde un lugar privilegiado. Aunque, la verdad sea dicha, tampoco era tan especial la cosa puesto que esa área de la bahía de Osaka no es muy bonita, y básicamente lo que se podía ver era el puerto, las grúas y todo eso. Y claro, la ciudad a lo lejos (aunque con la neblina tampoco se veía muy claro).En fin, la verdad es que tampoco os perdéis nada por no haber ido, que conste.

Las vistas desde el mirador del edificio WTC de Osaka

Las vistas desde el mirador del edificio WTC de Osaka (fotos muy retocadas para intentar eliminar la neblina y que se vea algo)

Los fans más fans de Leiji Matsumoto, sin embargo, pueden visitar la ciudad de Tsuruga (aquí), en la prefectura de Fukui, donde hay una calle, la llamada Symbol Road, donde se pueden admirar decenas de estatuas de bronce de las series más famosas de este autor (imágenes aquí y aquí, id haciendo clic en los links para verlas). Yo no he estado (Fukui queda lejos un poco de todo…), pero ganas no me faltan; a ver si en algún viaje a Japón puedo acercarme, aunque lo veo complicadillo. Por lo que veo, las estatuas están realmente bien hechas y el concepto me recuerda mucho al de la Mizuki Shigeru Road de Sakai-Minato. ¡Urías, apúntatelo para tu próximo viaje a Cipango, hombre! Bien pensado, estaría bien coordinarnos Urías, Ale y yo mismo y hacer un tour #TLQM en Fukui, ¿no? XD

Bonus: no atiné a sacar una foto del vagón del 999 (burro de mí), pero en honor a Urías he escaneado esta fotaca que he encontrado en un libro que tengo

Bonus: no atiné a sacar una foto del vagón del 999 (burro de mí), pero en honor a Urías he escaneado esta fotaca que he encontrado en un libro que tengo

Tetsujin Gamma (Gamma, el hombre de hierro)

Thursday, November 19th, 2009
  • Título: 鉄人ガンマ –Tetsujin Gamma– (Gamma, el hombre de hierro)
  • Autor: Yasuhito Yamamoto
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1992-95
  • Clasificación: seinen, humor
  • Tomos: 10 + 3

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No me permito muchas excepciones a mis propia regla según la que no comentaré manga que haya sido licenciado o publicado en España, pero esta vez me apetece hacer una por dos motivos: 1) se trata de una obra bastante mítica, publicada parcialmente en nuestro país hace ya unos catorce años (!) y demandada por algunos lectores, por lo que me pica la curiosidad por leerla y saber cómo es ya que en su momento no la leí –un caso similar al de mi reseña de Regreso al mar–; y 2) nos permite al Capi de la Arcadia y a Ale de Pepinismo realizar una “triple reseña al unísono”, un experimento siempre interesante.

Recordad, las “reseñas al unísono” consisten en que otro blogger (esta vez dos) y yo leemos una misma obra manga, escribimos una reseña cada uno con su estilo y bajo su punto de vista particular y, sin habérnoslas mostrado previamente (las reseñas, mal pensados), las publicamos simultáneamente, el mismo día a la misma hora, en nuestros respectivos blogs. Ya hice esto con Jesús de Entomoblog con Yoshimi Yoshida, el detective de insectos, y con Roger de ComerJapones con Oishinbo, y ahora es un gran honor hacerlo con El Capitán de La Arcadia de Urías y Ale de Pepinismo.

Y aquí tenéis sus reseñas, recién saliditas del horno, por si os interesa comparar (muy recomendable): Gamma en Pepinismo / Gamma en Arcadia.

Bueno, vamos a la reseña en sí: como he dicho antes, Gamma, el hombre de hierro, fue publicada en España prácticamente en los albores del manga en nuestro país, concretamente entre 1995 y 1996 por Norma Editorial, en 11 números de formato prestigio (56-64 páginas) que abarcaron los tomos japoneses 1 a 3. A partir de aquí, presumiblemente las bajas ventas les obligaron a cortar la serie, en un caso idéntico a tantísimas otras series manga a mediados de los años 90 cuando, en pleno boom de Dragon Ball, las editoriales se animaron a sacar todo tipo de series en una especie de “fiebre del oro manguero”. El problema es que ni los editores muchas veces sabían exactamente qué es lo que estaban sacando, ni conocían a su público, ni tampoco el público estaba dispuesto a consumir gran cosa más allá de Dragon Ball, por lo que muchas series que vieron la luz en aquel momento fueron inevitablemente cortadas a medias.

Gamma antes...

Gamma antes…

Durante la primera década del siglo XXI hemos visto cómo algunas de esas series cortadas eran recuperadas y publicadas en su totalidad, pero aún quedan muchas, como esta misma o la tan demandada 3×3 Ojos, que siguen en ese limbo. El caso es que Gamma seguramente se vendió muy poco, cierto, pero los pocos lectores que la compraron le tienen un gran cariño y de vez en cuando se oyen voces suspirando por su recuperación.

Teruo Gamma es encargado en un supermercado normal y corriente de Japón. A pesar de su físico ciertamente enorme, que le permitiría sin duda dedicarse a otro tipo de trabajo, y su cara absolutamente fea, él intenta trabajar como cualquier otro empleado de supermercado: es decir, se dedica a reponer productos en las estanterías, realizar actos de promoción como por ejemplo freír unas salchichas delante de la gente para dárselas a degustar, atender a los clientes que buscan algún producto en concreto y no lo encuentran, etcétera… Gamma es también totalmente normal en el plano personal: vive en un modesto bloque de pisos, está casado (con una mujer muy guapa y cariñosa, eso sí), y tiene un hijo…

Hasta aquí, todo normal. El único problema de Gamma, al menos desde mi punto de vista, es que es un hombre normal y corriente que además es perfectamente honrado y quiere genuinamente a su mujer. El caso es que a veces Gamma se ve un poco acorralado, o se mete en líos (muy inocentes) de faldas y claro, entonces surge la bestia que tenemos todos los hombres en nuestro interior, una bestia llamada “instintos animales” a la que cuesta poner riendas…

Y aquí es cuando empieza el “festival del humor”, porque cuando Gamma se quita la ropa revela un cuerpo digno de un culturista, espectacular y lleno de músculos, algo que contrasta enormemente con su feísima cara y su carácter más bien pusilánime. Y no solo eso, sino que además también su carácter, o modo de expresarse, cambia radicalmente tras la “transformación”. Y este contraste es el que alimenta a este manga, que se nutre de situaciones más bien normales (OK, muy exageradas pero al fin y al cabo no son del todo increíbles) llevadas al extremo.

...Y Gamma después.

…Y Gamma después.

El manga se compone de capítulos autoconclusivos, más o menos ligados entre ellos, por lo que se hace muy ameno de leer. Y todos los capítulos tienen más o menos la misma estructura: un inicio normal en el que se nos presenta el día a día de Gamma (algún capítulo es flashback, otros transcurren en el presente), una situación extrema que pone a Gamma contra las cuerdas y luego, ¡pam! viñeta espectacular de Gamma arrancándose la ropa y mostrando sus poderosos músculos (y alguna escena en la que, con alguna excusa, se nos muestra a una mujer desnuda) y su metamorfosis en “hombre de hierro” y desarrollo de la acción exagerada hasta el final, cuando todo vuelve a la normalidad y el protagonista se arrepiente muchísimo de lo que acaba de hacer.

Estamos ante un seinen manga muy “90s” y a mí personalmente me ha distraído mucho. A ver, no me ha parecido un título tan brillante como podría parecer por la nostalgia con el que lo recuerdan y lo piden sus fans españoles (en Japón ya ni se acuerdan de él, de hecho), pero se deja leer y es muy entretenido, la verdad. Actualmente, con el clima de crisis que se respira y los batacazos que se han dado algunas editoriales españolas con títulos seinen que no sean de samuráis, dudo mucho que ninguna editorial apueste por Gamma, pero quién sabe si dentro de unos años, cuando vuelvan las vacas gordas, alguien la recupera. Visto ahora, 10 tomos (más una secuela de tres tomos llamada Gamma –The γ–) tampoco es una cantidad tan desmesurada.

Lo mejor

  • El contraste entre el carácter y el físico de Gamma
  • Comedia costumbrista muy noventera
  • La mujer de Gamma, muy guapa y dulce
  • El hecho que las historias sean autoconclusivas

Lo peor

  • Hay aspectos de este título que me gustan más y me gustan menos, pero soy incapaz de encontrar algo digno de entrar en esta categoría de “lo peor”. A lo sumo, que es un manga bastante del montón (de la parte superior del montón, eso sí, pero del montón en definitiva).

Un texto histórico sobre manga

Wednesday, November 18th, 2009

Había oído hablar de una mítica colección de 48 fascículos, recopilados y encuadernados en 4 volúmenes, llamada La historia de los comics y editada por Josep Toutain a principios de los años 80, básicamente de boca de Antoni Guiral, uno de las personas que más saben de cómic en España. Fue en la presentación de la colección de Del tebeo al manga: una historia de los cómics (Panini), un pedazo de colección impresionante que cualquier amante del cómic debería hacerse (actualmente van por el tomo 6 de 12 y van sacando un tomo cada 4 o 5 meses). En esa presentación Guiral y el editor Alejandro Martínez Viturtia destacaron que desde La historia de los comics de Toutain, hacía ya más de 20 años, no había habido ningún intento de volver a realizar un trabajo similar ni de actualizarlo, de lo que se lamentaban. Por eso decidieron embarcarse en el proyecto Del tebeo al manga.

Como suelo hacer, dejé esta información aparcada en mi mente y seguí con mi vida. Y así, de vez en cuando oía hablar sobre la mítica La historia de los comics de Toutain y ya la sabía ubicar, ya sabía de qué estaban hablando (aunque no lo hubiera visto nunca). Recientemente, sin embargo, y en relación a mi faceta recientemente descubierta de “arqueólogo del manga”, pude ver esta colección con mis propios ojos. Aparte de quedar asombrado de la impresionante calidad y rigurosidad de la obra (¡realizada a principios de los 80, sin internet ni nada de eso!), me sorprendió encontrarme un texto sobre el manga. Escrito por Hisao Kato en 1983, son solo 8 páginas dentro de una colección que abarca más de 1300. Originalmente se publicó en el fascículo 45, por lo que está incluido en el volumen 4 del encuadernado. Seguramente es el primer texto sobre manga aparecido en España.

Historia de los Comics (4501)

El fascículo 45, con portada de Dômu, de Katsuhiro Otomo

Son solo 8 páginas, pero contienen una gran cantidad de información, extremadamente condensada. Da la sensación de que Kato escribió mucho más pero que los editores metieron las tijeras. Es muy curioso leer este artículo actualmente, cuando en general sabemos tanto sobre manga (las traducciones literales de los títulos –Tetsuwan Atom (Astroboy), por ejemplo, es “Átomo Poderoso” –, y también es muy curioso ver un artículo sobre manga escrito por un japonés en el año 1983, dando una importancia enorme al Otomo pre-Akira y al Toriyama pre-Dragon Ball, por ejemplo. ¡No se puede negar que Kato sabía muy bien sobre qué estaba hablando! Algunas de las cosas que dice son bastante subjetivas, y otras la verdad es que vistas ahora son de una ingenuidad casi entrañable. Da la sensación, por cierto, de que el artículo original estaba escrito en inglés y que fue traducido al español, por algunos falsos amigos y terminología que se utiliza.

En fin, a mí me ha parecido muy interesante y os dejo aquí con las 8 páginas escaneadas; como siempre, si hacéis clic se ampliarán y se podrán leer. ¡Espero que os gusten!

Leer online en Scribd

¡Cómo han cambiado las cosas con los años, ¿verdad? A principios de los 80, el manga solo pudo ganarse 8 páginas de un total de unas 1300 (o sea, el 0,62% del total). Actualmente en la colección Del tebeo al manga, no solo la palabra “manga” aparece en el mismísimo título de la colección, sino que además 2 de los 12 tomos de los que constará la colección estarán íntegramente dedicados al cómic japonés. ¡El 16,17%! Vaya, vaya…

Info sobre Hisao Kato: Nací en Oiso (a 60 kilómetros de Tokio) y empecé a interesarme por los comics a una edad muy temprana. A los veinte años de edad trabajaba a horas en una pequeña agencia editorial, donde, en calidad de de director adjunto, dirigía numerosas revistas de comics. A los 21 años obtuve un empleo de director adjunto en la editorial Hobunsha. Allí he estado trabajando unos 10 años. Introduje muchos comics y dibujantes japoneses como colaborador de The World Encyclopaedia of Comics en 1976, dirigida por Maurice Horn. Desde 1976 utilicé el seudónimo de Asuka Ran y escribí muchos artículos sobre los comics extranjeros. En 1979 pasé a desempeñar las funciones de supervisor de la versión japonesa de la famosa Vampirella.

¡Gracias a la biblioteca Tecla Sala de l’Hospitalet por la ayuda!

Uchū Kaizoku Captain Herlock (Capitán Harlock, el pirata espacial)

Tuesday, November 17th, 2009
  • Título: 宇宙海賊キャプテンハーロック –Uchū Kaizoku Captain Herlock– (Capitán Harlock, el pirata espacial)
  • Autor: Leiji Matsumoto
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Play Comic
  • Años publicación: 1977-79
  • Clasificación: shōnen, space opera
  • Tomos: 5
  • ¡Editado en España por Ediciones Glénat!

harlock

Hoy he recibido una sorpresa brutal por parte de los colegas Urías de La Arcadia de ídem y Ale de Pepinismo, y es que han realizado una “reseña a cuatro manos”, concepto desarrollado humildemente sin quererlo ni beberlo en este blog (ver Yoshimi Yoshida y Oishinbo), de Capitán Harlock. No estando contentos con realizar una simple reseña por escrito, ¡han hecho un vídeo y todo con conexión Mataró-Fukuoka! Vamos, me quito el sombrero ante semejante hazaña, estoy asombrado.

Vedlo, vedlo: Capitán Harlock en La Arcadia de Urías y en Pepinismo (no os perdáis el final, con la canción en versión dual y GameBoyera)

El caso es que vía Twitter me han “desafiado” a hacer un comentario “extenso” al respecto y, como buen caballero, recojo el guante que me han lanzado y aquí estoy. La doble reseña me ha parecido fabulosa y poco puedo añadir al respecto más que contar mis recuerdos personales sobre esta obra en particular, que fue editada en España por Glénat hace unos años.

La verdad sea dicha, yo no vi el anime de Harlock en mi infancia, aunque Vero sí que lo vio y se confiesa gran fan del pirata espacial este. Llegamos a Japón por primera vez el 26 de marzo de 1999, cuando fuimos a pasar un año como estudiantes de intercambio allí. El mismo día 26 vinieron unos estudiantes a recibirnos al aeropuerto y nos acompañaron a la universidad, nos enseñaron el piso donde viviríamos, fuimos a comprar cuatro cosas y todo eso… Y caímos rendidos por culpa del largo viaje y el jet-lag. Al día siguiente, 27 de marzo, empezamos a explorar los alrededores y, justo delante de la estación de Saiin, encontramos una librería en un segundo piso, a la que entramos sin más dilación. ¡Yo me moría de ganas de ver cómo era la sección de manga! Recuerdo que estuvimos mirando (no era muy grande la librería) y entre muchas otras cosas encontramos la edición en formato bolsillo de Capitán Harlock (3 tomos). Vero me dijo que le traía muchos recuerdos y al final compramos ese tomo… ¡Es decir, que puedo decir que fue el primer manga que compramos en Japón! Menudos recuerdos me trae…

El primer manga que compré en Japón

Este es el primer tomo de manga que compré en Japón

Pocos años después, en 2002, la editorial Glénat licenció este título y nos encargó su traducción. Recuerdo que ellos querían publicar la edición en 5 tomos (la que enseña Ale y cuya foto he puesto al principio), pero en aquel entonces estaba más que descatalogada, por lo que compramos por un lado los 3 tomos de la edición de bolsillo para trabajar con ellos y enguarrarlos, mientras que yo conseguí de segunda mano por mi parte los 5 tomos de la versión original para saber de qué página a qué página había que traducir cada vez para recomponer los 5 tomos. A día de hoy, por supuesto, aún guardo estos 5 tomos originales en mi biblioteca, ocupando un sitio de honor al lado de Galaxy Express 999 y otras obras de Leiji Matsumoto.

De la traducción recuerdo la anécdota de que en aquel verano de 2002 vivíamos en Yokohama. El Mundial de Fútbol ya se había acabado y yo estaba agotando mi contrato con el Ayuntamiento de Yokohama, por lo que debíamos mudarnos pronto a Osaka, donde en septiembre/octubre empezaríamos nuestros respectivos másters (Vero en relaciones internacionales, yo en japonología) gracias a la beca de La Caixa. Hacía mucho calor y vivíamos en un “apaato”, una casa de madera con tatamis en el suelo y váter de estilo japonés (de agacharse) y sin aire acondicionado. Era tal el calor que recuerdo estar preparando la mudanza, quitarme la camiseta y literalmente sacar agua de ella al estrujarla un poco. De vez en cuando íbamos a “refugiarnos” en un famiresu (family restaurant) cercano para trabajar una o dos horas fresquitos, pero claro, eso era infernal… Desde entonces, siempre he procurado que todos los sitios donde vaya a vivir tengan aire acondicionado (en Osaka fue casi lo primero que compramos), nunca lo he pasado tan mal con el calor.

Y un día llegó una llamada de nuestro gran amigo y mentor Jim Heisig (Kanji para recordar) proponiéndonos si nos apetecía pasar unos días en su “cabaña” del lago Nojiri, en la prefectura de Nagano. ¡Se abrió el cielo! Terminamos la mudanza a toda prisa, mandamos los trastos a Osaka, y “a Nojiri falta gent”. Nojiri es un sitio precioso, paradisíaco. En los años 50, muchos misioneros y extranjeros montaron unas cabañitas en una orilla del lago y se creó una comunidad internacional en ese lugar, algo que aún sigue (de hecho, lo llaman Gaijin-mura, o sea “pueblo de los extranjeros”).

En Nojiri se estaba de miedo: fresquito (¡por la noche hasta teníamos que encender fuego!) y de vez en cuando podías bajar al lago a hacer un chapuzón. ¡Pero los bichos que hay por allí son brutales! ¡Auténticos mutantes que podrían perfectamente enfrentarse a Godzilla! ¡Feos, con muchas patas y muy GORDOS! Y bueno, tengo muy asociado lo de Nojiri con Capitán Harlock, puesto que fue allí donde traduje el tomo 3 de esta serie mientras Vero trabajaba en la traducción de Monster y Heisig estaba currando en una traducción al inglés de un libro sobre Ramon Llull (este, precisamente) No sé, tengo esta imagen grabada en la mente de los tres currando con nuestros portátiles en una cabaña destartalada en medio de un bosque, fresquitos, y con bicharracos enormes dando vueltas por allí. Es por esto que este manga también me despierta recuerdos muy vívidos.

Aunque la obra de Matsumoto me gusta, la verdad es que cuando tengo que elegir qué quiero leer no suelo alargar la mano hacia uno de sus manga. Pero sí es cierto que me lo pasé muy bien traduciendo Capitán Harlock y leyendo Galaxy Express 999. Prometo más reseñas de Matsumoto en los próximos meses.

De la traducción de Capitán Harlock puedo añadir también un par de cosas: creo que es el único manga en el que he “suavizado” bastante expresiones extremadamente machistas. Es decir, el único manga en el que me he atrevido a alterar un poco el original para disfrazar frases directamente ofensivas para las mujeres (temía que si lo traducía literalmente, Glénat tuviera problemas y recibiera denuncias o quejas). Aparte, también me rayaban bastante las “cancioncillas” que pone Matsumoto, aunque es cierto que casi siempre ponía la misma, lo que me permitía hacer “copy & paste” y una página menos que traducir (lo cual ayuda mucho, no os mentiré).

“Yo vivo libre bajo mi propia bandera… Y seguiré haciéndolo, en este oscuro mar espacial, en este mar sin futuro, hasta que las fuerzas me abandonen… Viviré libre bajo mi propia bandera… Vago por los confines del espacio… Me llaman “el capitán Harlock”… Mientras me quede un hálito de vida, viviré libre en este mar sin futuro bajo mi propia bandera, la bandera de la calavera… Viviré libre bajo mi propia bandera…” <— ¡Pesao!

Otra curiosidad es que en japonés las mujeres enemigas se llaman マゾーン (mazon), mientras que en la versión catalana del anime eran las “mazoni”. Nos debatimos mucho entre si poner “mazon” como el original o “mazoni” como la versión catalana. Al final llegamos a la conclusión (no hemos podido probar nunca que sea verdad, o sea que sigue siendo una hipótesis) de que probablemente Harlock se tradujo del italiano al catalán, y ya sabéis cómo hacen los plurales los italianos. Piatto – piatti; grande – grandi... Y así, “mazon – mazoni”, ¿no? Con lo que al final optamos por pasar de la “i” y ceñirnos al original “mazon”.

Finalmente, el título. Los japoneses, cuando romanizan el nombre del protagonista, ponen “Herlock”, con “e”. Aquí sí que primamos la versión catalana, la conocida por los lectores potenciales del manga de Glénat, y le pusimos “Harlock”. Por cierto, el personaje en Francia se conoce como Albator y allí sí que tienen verdadera pasión por él. ¡Es todo un icono!

Y nada, hasta aquí mis recuerdos y anécdotas de esta obra. ¡Gracias por despertar en mí todos estos recuerdos, Ale y Urías!