El blog de Marc Bernabé

Osamu Tezuka conoce a Walt Disney

Wednesday, June 12th, 2013

El otro día me preguntaron por Twitter si Osamu Tezuka había llegado a conocer a Walt Disney, su gran ídolo e inspirador, alguna vez, y si había alguna foto del momento. La respuesta es sí, ambos coincidieron una sola vez solo dos años antes de que Disney falleciera, pero al parecer no hay fotos de ese encuentro o, si las hay, no se han hecho públicas (hay quien dice que sí existe al menos una y que está enmarcada en las oficinas de Tezuka Productions en Tokio, aunque no tengo manera de confirmarlo o desmentirlo).

En todo caso, me puse a buscar y encontré dos referencias, bueno, tres. 1) La narración del encuentro en la biografía oficial en formato manga del maestro (ver más abajo); 2) La descripción del encuentro en la autobiografía de Tezuka Boku wa mangaka (Yo soy dibujante de manga), aunque esta no la puedo verificar ahora porque no tengo el libro a mano y; 3) hoy mismo, buscando si tenía Boku wa mangaka o no, he encontrado el el libro 2 de la recopilación de ensayos de Tezuka (Tezuka Osamu Essay-shū, portada aquí debajo) un escrito sobre ese momento que me he decidido a traducir y a compartir con todos vosotros.

Disney fue la mayor referencia e influencia de Osamu Tezuka, que siempre había deseado, precisamente debido a películas de Disney como Bambi (afirma el propio Tezuka que la llegó a ver cientos de veces en el espacio de pocos meses), dedicarse a la animación. En el Japón de la posguerra, arrasado y sin industria del entretenimiento, era imposible hacer animación, por lo que Tezuka empezó a hacer lo único que podía hacer que se le parecía y se podía hacer por uno mismo con solo papel, tinta y una plumilla: cómics. De ahí a convertirse en el gran padre del manga hubo un paso.

Pero Tezuka nunca perdió sus ganas de hacer animación, y a finales de los años 50 tuvo sus primeras oportunidades colaborando con la recién fundada Toei Animation y, poco después, a principios de los años 60, fundó su propio estudio, Mushi Pro y creó la primera serie televisiva semanal de la historia de la animación japonesa: Tetsuwan Atom (Astroboy).

Todo esto se debe a la influencia que causó Disney en él, por lo que es fácil imaginar la devoción ciega que le profesaba. Vemos en este relato que Tezuka se presentó ante Disney no como el gran y respetado “dios del manga” que estaba en proceso de ser en Japón, sino casi como un niño ilusionado ante la oportunidad de conocer a su mayor ídolo.

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Disney en Nueva York
por Osamu Tezuka

Una vez conocí a Walt Disney en Nueva York. Mejor dicho, tal vez sería más apropiado decir que me topé con él.

El día de la inauguración de la Feria Mundial de Nueva York (N del T: 22 de abril de 1964) tuve, por casualidad, la oportunidad de cruzar unas palabras con él. El caso es que él había acudido en calidad de director conceptual de cuatro de los pabellones del certamen, mientras que yo estaba allí simplemente como artista enviado especialmente por un periódico y para curiosear. Así que, en circunstancias normales, nunca habría tenido la oportunidad de encontrarme con él.

En dicha Feria Mundial presentó, entre otras, una atracción panorámica basada en muñecos-robot especiales electrónicos.

Aquellos trucos robóticos, llamados Audio-Animatronics, estaban tremendamente elaborados, más de lo que podía parecer a simple vista. Por ejemplo. un muñeco de Lincoln hablaba como si fuera perfectamente humano, mientras que mil figuras que cantaban y bailaban hacían las delicias de los visitantes del pabellón de Pepsi Cola.

Cuando me acerqué al pabellón de Pepsi para desempeñar mi trabajo, me topé por pura casualidad con el propio Disney cortando la cinta inaugural.

Estaba saludando a una muchedumbre de unas 500 personas desde lo alto de una tarima. ¡Quedé impresionado al ver las atentas miradas de los ancianos, los jóvenes, los niños y hasta los bebés, que escuchaban con devoción cada una de sus palabras! ¡Cientos de ojos brillando con miradas de respeto, expectación y gratitud!

Todas aquellas personas de distintas generaciones riéndose, disfrutando, amando y, en definitiva viviendo con los personajes de Disney.

Si no recuerdo mal, en aquel momento Disney hizo una especie de broma del estilo de “mis queridos hijos están dispuestos a pasar toda la vida junto a todos vosotros, despreocupadamente y sin causaros nunca ninguna molestia. Al fin y al cabo, ellos no se hacen mayores…”

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“Tiene una especie de aura y todo.”

Antes de encontrarme con Disney, había escuchado varias críticas hacia él en varias partes de los Estados Unidos de boca de expertos.

Todos los animadores de Los Ángeles, sin ir más lejos, coincidían en decir que había caído en la comercialidad más absoluta. Según ellos, merecía su desprecio porque había dejado de ser un creador de películas de animación para pasar a ser un empresario al que todos trataban como un famoso.

Uno de ellos me dijo: “Piénsalo bien. Disneyland no lo ha desarrollado él con sus propios medios. El gobierno le proporcionó esas tierras y fueron empresas recomendadas quienes levantaron el parque por él. Es lo que recibe a cambio de haber hecho una película propagandística tras otra a las órdenes del Pentágono durante la guerra. El gobierno utilizó su fama, mientras que él, a su vez, utiliza al gobierno. Disney no es uno de nosotros.”

También en Japón hay quien critica de forma bastante dura a Disney en los últimos tiempos. De hecho, no son pocos los que dicen que las películas que hizo desde la guerra representan un claro retroceso y pecan de ser estereotipadas, lo que ha desencantado a muchos.

Sin embargo, yo quiero creer que, dejando a un lado el tema de las películas de animación, el propio Disney no estuvo nunca en declive ni cayó en estereotipos, sino que su postura a la hora de querer conseguir una animación lo más amplia posible se hizo, con los años, cada vez más firme y ambiciosa.

La palabra “animación” se suele asimilar con lo audiovisual, pero su base es el animismo, es decir, el modo de hacer que algo que no goza de vida parezca estar vivo.

Desde nuestra más tierna infancia hasta nuestra muerte, los humanos albergamos sueños. Todos hemos soñado alguna vez con ser capaces de volar o de transformarnos. También desearíamos poder conversar con las montañas, los ríos, las sillas, las mesas, las flores, los pájaros y los demás animales. Estoy seguro de que, ahora y en el pasado, en todas las partes del mundo, la gente ha pensado que sería maravilloso que todos estos seres pudieran actuar como las personas.

Estoy convencido de que Disney, en su esencia, persiguió siempre este sueño.

Pensamos por ejemplo que él hizo posible, en la gran pantalla, obras con fuerte carga ecológica como Bambi o documentales sobre la naturaleza en los que los animales actúan como si fueran humanos. Además, una vez completados, quiso dotarles de tridimensionalidad… No me cabe duda de que, como un paso más hacia una expresividad aún más verosímil, se decidió en su momento a crear todo tipo de seres artificiales para Disneyland y a explorar las posibilidades del Audio-Animatronics.

En todo caso, cuando me acerqué al pabellón de Pepsi Cola para hacer mi trabajo, me topé con el propio Disney a los pies de la tarima, una vez hubo terminado su discurso. Muy nervioso y sin saber muy bien qué hacer, me presenté.

– “Hola, soy el jefe de un estudio de animación japonés”, dije.

– “Vaya, bienvenido”, me respondió Disney sin demasiado entusiasmo.

– “Nosotros hemos hecho Astroboy (Tetsuwan Atom).

– “Oh, Astroboy.”

Por primera vez mostró algo de interés.

– “Lo conozco, lo vi en Los Ángeles. Es una obra excelente.”

– “Gracias, mi equipo se alegrará mucho. Por cierto, ¿podría decirme qué le parece?”

– “Es una historia científica francamente interesante”, me dijo Disney.

– “A partir de ahora, las miradas de los niños se dirigirán hacia el espacio. Estoy pensando en crear algo por el estilo. Si alguna vez tiene tiempo, acérquese a Burbank.”

Está claro que Disney estaba siempre atento al paso del tiempo y a la evolución de los gustos del público infantil.

Burbank es la ciudad en la que se encuentran los estudios Disney. Dentro de los desolados estudios solo hay unos pocos animadores-modelo para deleitar a los visitantes. A mí se me antojó como una especie de yacimiento arqueológico que Disney dejó atrás tal cual, un lugar en el que, en su momento, trabajó con pasión hasta que decidió dedicarse a otros menesteres.

El gran Walt Disney nos ha dejado y no creo que surja nadie capaz de seguir verdaderamente su legado. Al fin y al cabo, aunque podamos aprender las técnicas y la teoría, nadie podrá estar a la altura de sus inagotables sueños y su espíritu inconformista.

(Revista Bungei Shunjū, número de mayo de 1967)

Narración en manga del encuentro Tezuka-Disney (1)

Narración en manga del encuentro Tezuka-Disney (1)

Narración en manga del encuentro Tezuka-Disney (2)

Narración en manga del encuentro Tezuka-Disney (2)

 

Black Jack Sōsaku Hiwa (Historias secretas de la creación de Black Jack)

Wednesday, May 8th, 2013
  • Título: ブラックジャック創作秘話 –Black Jack Sōsaku Hiwa– (Historias secretas de la creación de Black Jack)
  • Autor: Masaru Miyazaki (guión) / Kōji Yoshimoto (dibujo)
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Bessatsu Shōnen Champion
  • Años publicación: 2011-en curso
  • Clasificación: biográfico
  • Tomos: 3 (en curso)

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Leí el primer tomo de este manga el año pasado, ya que me llamó poderosamente la atención después de que hubiera obtenido el primer puesto en las votaciones de “mejor manga para el año 2012 en categoría de manga para público masculino” del libro-guía Kono manga ga sugoi!! (en la edición 2013 ganaron Terra formars (masculino) y Ore monogatari!! (femenino)). No solo el hecho de haber conseguido esta distinción (que no es oficial ni representa un premio de ningún tipo, pero da pistas muy buenas sobre qué mangas de reciente factura pueden ser interesantes)  me llamó la atención: por supuesto, el título y la temática hicieron que no dudara ni un segundo en hacerme con él.

El libro fue pensado como un tomo único (fijaos que no hay número 1 en la portada), así que pensaba que ya estaba todo, que había leído una obra de un solo tomo y punto. Y eso fue así hasta que, gracias a esa distinción, se corrió la voz y empezó presumiblemente a venderse muy bien, lo que hizo que, como es lógico, los editores instaran a los autores a seguir trabajando en la obra. A día de hoy existen tres tomos en el mercado y hace muy poco he podido leer los tomos 2 y 3. Me sorprende comprobar que en su momento no hiciera una reseña de este manga; probablemente lo leí en un momento en el que estaba muy ocupado con otras cosas y no tenía tiempo para el blog. El caso es que más vale tarde que nunca, ¿verdad?

Como muy bien indica el título, Historias secretas de la creación de Black Jack, estamos ante un docu-manga que nos cuenta las interioridades de la época en la que Osamu Tezuka, el “dios del manga”, creó Black Jack, una de sus obras más queridas en Japón. Basándose en entrevistas y charlas con personas que vivieron aquella época, como antiguos ayudantes, empleados de Tezuka Productions, coetáneos (a destacar cameos de famosos creadores como Leiji Matsumoto o Buichi Terasawa), etcétera, esta obra recrea aquellos años de la vida de Tezuka con todo lujo de detalles. Esto, en todo caso, es válido para el primer tomo, porque los tomos 2 y 3 ya no se centran tanto en el “cirujano ilegal de lo imposible” Black Jack y desgranan otras anécdotas de otras épocas de la vida del genial autor, desde la época de su debut pasando a su mudanza a Tokio (primero en Tokiwa-sō, luego en Namiki House, etcétera) hasta la escena de su mismísima enfermedad final y fallecimiento, con la que concluye el tercer tomo (eso sí, la historia no es lineal, así que el tercer tomo no es necesariamente el último, seguramente habrá más).

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Tezuka trabajando en Black Jack y cabreándose…

Habiendo leído ya bastantes libros sobre Osamu Tezuka, tanto sobre su vida como su biografía, y a pesar de que muchas de las anécdotas ya las conocía, y también de que conocía bastante bien el excéntrico carácter y la energía casi sobrenatural del “dios del manga”, este manga me ha parecido una lectura deliciosa. Muy bien documentado, tanto en lo que respecta a las entrevistas como en lo puramente gráfico (pensar en el proceso de documentación que han tenido que recorrer les autores para saber cómo era el interior de los estudios de Tezuka Productions en tal o cual época, o cómo era la casa de Tezuka en el año tal o pascual, me marea muchísimo), y muy adictivo. Tanto, que he devorado las páginas de los tomos en tiempo récord.

Lo mejor

  • Indispensable para conocer mejor a Tezuka.
  • Es difícil que se traduzcan a idiomas occidentales libros (de texto, se entiende) sobre la vida de Tezuka, pero obras como esta ya no es tan descabellado, por lo que hay posibilidades de dejar de ser uno de los pocos privilegiados con acceso a esta información (lo cual me llena de alegría).
  • Hace poco se ha anunciado que se está creando un dorama (serie de imagen real) basado en este manga. Me muero por verlo.
  • Impresionante trabajo de documentación.
  • Aunque empezó tratando solo sobre la época en la que se creó Black Jack, el éxito de la obra ha propiciado que se siga adelante con ella y se salga del “marco” de BJ para contar anécdotas de otras épocas del autor. No cabe decir que la obra, si ya era buena, gana enteros con esto.

Lo peor

  • Podría decir que el dibujo, pero es que simplemente no es justo. No podemos exigir a todos los mangaka que dibujen como Takehiko Inoue. El esfuerzo de Kōji Yoshimoto a los lápices es encomiable y traslada a la perfección el guión establecido por Masaru Miyazaki.

Jitsuroku Adachi Mitsuru Monogatari (La historia real de Mitsuru Adachi)

Monday, March 11th, 2013
  • Título: 実録あだち充物語 –Jitsuroku Adachi Mitsuru Monogatari– (La historia real de Mitsuru Adachi)
  • Autor: Tsutomu Adachi & Adachi Pro
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Shōnen Big
  • Años publicación: 1984
  • Clasificación: biografía, humor
  • Tomos: 1

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Mitsuru Adachi está considerado actualmente uno de los mayores maestros del manga, por lo menos de los últimos 30 años. Una de las cosas que define a Adachi es que no es en absoluto un one hit wonder, sino que en estas tres últimas décadas se ha caracterizado por haber escrito un manga de éxito (casi todos ellos ambientados en el mundo del deporte, sea este el béisbol u otro) tras otro. Cierto, no todas sus obras han sido mega hits, pero sí que siempre, al igual que ha ocurrido con las de Rumiko Takahashi, se han venido vendiendo extremadamente bien y han tenido recorridos muy largos.

No voy a aburrir con un listado de las obras de Mitsuru Adachi (para eso está por ejemplo la Wikipedia), nada más comentaré las que han llegado a ser más conocidas: Touch (Bateadores) es sin duda su obra más recordada, en Japón y allende los mares; pero obras como Miyuki, Cross Game o Hiatari Ryōkō (Alegre Juventud) no le van a la zaga en popularidad y “cariño” por parte de los lectores.

Como bien sabéis, últimamente había pasado un pequeño “my boom” (que dicen los japoneses) de Adachi, y me he leído varias obras suyas que en general me han gustado y entretenido mucho. Una de las obras que tenía en la recámara es una grandiosa curiosidad: ¡una especie de biografía del autor realizada por su hermano a principios de los años 80!

Muy pocos saben (yo, sin ir más lejos, lo desconocía), que Mitsuru Adachi tenía un hermano mayor que también era mangaka. Hablo en pasado, “tenía” y “era”, porque escribiendo esta reseña he sabido que Tsutomu Adachi falleció en 2004 a la prematura edad de 56 años… En cualquier caso, Tsutomu nunca cosechó un gran éxito como mangaka, y en la época en la que creó la obra que reseño, hablando sobre la vida de su hermano, ya estaba de capa caída y se encontraba en el mismo estudio que Mitsuru trabajando en “sus labores”, que básicamente eran las de mánager de Mitsuru (por cierto, en el manga él mismo nos cuenta, jocosamente, que a menudo la gente que acudía al estudio le confundía con uno de los ayudantes de su hermano).

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Mitsuru (el de la visera) y Tsutomu (el de las gafas), hermanos y residentes en Tokio.

Como digo, esta especie de biografía (que más bien es un recopilatorio de pequeñas anécdotas pasadas y “presentes”) fue creada a principios de los años 80, cuando Adachi estaba por fin en la cresta de la ola gracias a Miyuki y Touch, ambas series creadas por esas fechas, así como por el éxito anterior de Hiatari Ryōkō.

En esta obra sabremos un poco más sobre cómo es Adachi, o más bien cómo era en esa época, y también conoceremos cómo empezó en el mundo del manga y las vicisitudes que tuvo que sufrir hasta por fin conseguir triunfar. De hecho, al no casar su estilo más bien blando y suave con el shōnen imperante en la época -años 70- (muy influido por el estilo “machote”, de líneas y argumentos abigarrados del gekiga, como en Ashita no Joe), en un momento dado tuvo que derivar su flujo creativo hacia el shōjo (de ahí, sin ir más lejos, surgió Hiatari Ryōkō, creado para una revista para chicas, la Shōjo Comic). Adachi estuvo muchos años sin conseguir mucho éxito, desde que empezó, muy joven, a mandar historias para que las valoraran los expertos de la revista COM de Osamu Tezuka.

Estos hechos también se narran en la historia, y de hecho sale la página que puse hace tiempo en este mismo blog, de la COM número 9 de 1967, que fue lo primero que se publicó jamás de Mitsuru Adachi.

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El momento en el que Mitsuru descubre la existencia de la mítica revista COM

El estilo de este manga es jocoso y distendido, con un dibujo sencillo que está a caballo entre el del propio Mitsuru (se nota que Mitsuru tuvo influencias de su hermano) y el de Fujio Akatsuka (del que Tsutomu fue ayudante). El hermano y creador de este manga, Tsutomu, tiene bastante protagonismo. De hecho, por la forma con la que se pinta y describe a sí mismo, recuerda sobremanera a personajes “jetas” tan adachianos como Ryūichi de Miyuki. Es evidente la influencia que Tsutomu ejerció sobre Mitsuru en su carrera. Seguramente sin Tsutomu, Mitsuru habría acabado dando su brazo a torcer y abandonando el manga en los muchos años que pasó como dibujante sin pena ni gloria, y este es un bonito homenaje de parte del hermano mayor al menor.

Lo mejor

  • Jocoso, distendido, interesante.
  • Una ventana al Mitsuru Adachi de los primeros años 80.
  • Curiosísimo tener una “biografía” de un autor cuando todavía era tan joven y hacía tan relativamente poco que había empezado a triunfar.

Lo peor

  • No es una obra especialmente memorable, ya que su valor (para mí, muy elevado) es puramente sentimental.

 

GeGeGe no kakeibo (El libro de cuentas de GeGeGe)

Thursday, November 8th, 2012
  • Título: ゲゲゲの家計簿 –GeGeGe no kakeibo– (El libro de cuentas de GeGeGe)
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic
  • Años publicación: 2011-?
  • Clasificación: seinen, autobiográfico
  • Tomos: 1 (en curso)
 

Si sois lectores asiduos de este blog, sabéis que me encantan las obras de Shigeru Mizuki, el gran maestro nonagenario especializado en obras protagonizadas por monstruos yōkai y demás bichos del folclore japonés (podéis leer más sobre él y sus obras en su Categoría: Shigeru Mizuki).

De hecho, sin embargo, las obras que más me atraen de Mizuki no son tanto las folclóricas sino las de corte autobiográfico. Entre ellas se encuentra Operación Muerte (publicada en España por Astiberri), que nos narra de forma semiautobioagráfica sus peripecias en la selva de Papúa-Nueva Guinea durante la II Guerra Mundial, donde perdió el brazo izquierdo. O su autobiografía en tres volúmenes, o su obra maestra NonNonBaa to ore, o el libro conmemorativo de sus 88 años, o… Bueno, imagino que Mizuki debe de ser el autor que más veces ha contado sus batallitas en las páginas de un manga, porque desde luego su producción en este sentido es ingente, y ya he leído las mismas anécdotas varias veces (y no me disgusta, que conste, pero…).

En todo caso, de nuevo Mizuki publica, a sus 90 años (¡sí, sigue en activo!) una nueva obra de corte autobiográfico, de la cual ha salido el primer tomo de un total de dos o tres. El primer tomo está marcado con el signo 上巻 (libro de arriba). En estos casos, lo suyo es que haya un 下巻 (libro de abajo), aunque en ocasiones entre medio aparece un 中巻 (libro de en medio), por lo que a estas alturas no puedo decir si habrá solo dos o si serán tres (sí que puedo decir, eso sí, que como máximo serán tres y como mínimo dos).

Haciendo cuentas… (sin brazo izquierdo)

Hace unos meses, la familia de Mizuki encontró, haciendo limpieza, una serie de libros de cuentas donde Mizuki apuntaba todos sus ingresos y gastos desde que volvió de la guerra hasta que empezó por fin a ganarse bien la vida. Estamos hablando de un período de unos 15-20 años en los que el autor apenas podía ir tirando con lo mínimo.

Estos libros de cuentas han servido como excusa para contar más batallitas. Se seleccionan episodios concretos de la vida del autor en esa época, como la compra de una lavadora o una radio, o el ingreso de dinero por las ventas de sus obras, para contar con cierto nivel de detalle los sucesos que fue viviendo en esos duros años.

Esos años coinciden, como he dicho, con el inicio de la carrera de Shigeru Mizuki, que tardó mucho tiempo en, por fin, ser reconocido y conseguir fama y dinero. En esta época, Mizuki se dedicó a dibujar historias para kamishibai (teatrillo callejero con ilustraciones) y también, una vez pasada la moda del kamishibai, a libros para las kashihon’ya (librerías de alquiler). Se trata de una época de la vida del autor relativamente poco tratada en las demás obras autobiográficas suyas, así que resulta un documento interesantísimo para conocer cómo era el mundo del manga, el kamishibai y el kashihon en esa época, y para conocer los inicios de uno de los autores de manga más influyentes y populares de todos los tiempos.

Lo mejor

  • Una obra autobiográfica de Mizuki siempre resulta interesante.
  • La ventana que abre a una época pretérita que, para un estudioso del manga, resulta muy interesante.
  • Hay muy pocas obras que hablen sobre cómo era la vida de un artista de kamishibai, y menos en primera persona, y en este sentido, esta resulta interesantísima.

Lo peor

  • La enésima obra autobiográfica. A veces se solapa con otras del mismo autor.

Idol A

Thursday, September 13th, 2012
  • Título: アイドルA –Idol A–
  • Autor: Mitsuru Adachi
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Young Sunday / Gessan
  • Años publicación: 2005-07 y 2010 – ?
  • Clasificación: shōnen, deportivo, comedia romántica
  • Tomos: 1 (en curso)

He llegado tarde al mundo de Mitsuru Adachi, de hecho hasta el año pasado no había leído nada de él hasta que por fin decidí enfrentarme a esta gran asignatura pendiente con el manga que tenía y leerme el gran clásico Touch (Bateadores). No hace falta decir que me encantó Touch y que me quedé con ganas de más Adachi, pero el tiempo disponible es el que es, así como el acceso al material original.

Hace poco, sin embargo, cayó en mis manos el primer tomo de Idol A una “nueva” serie de béisbol de Adachi (sí, se repite más que el ajo, el pobre). Pongo “nueva” entre comillas porque es una serie que parece que no le da mucha importancia, ya que publicó unos pocos capítulos entre 2005 y 2007 y luego en 2010 la retomó, publicó un par de capítulos más de forma aperiódica, y así hasta el día de hoy. Este primer tomo, por cierto, recopila todo lo publicado hasta ahora de la serie y de hecho en su recopilación de historias cortas Short Program 3 se recogieron esos capítulos que publicó en la primera etapa.

El manga cuenta la historia de un chico y una chica, Keita Hirayama y Azusa Satomi, que son amigos desde la infancia y, a pesar de que no guardan ningún tipo de parentesco, se parecen sobremanera. Se parecen tanto que, con un simple cambio de ropa y una peluca, son capaces de pasar el uno por el otro. Azusa consigue llegar a ser una modelo e ídolo, pero siempre se le ha dado muy bien el béisbol y su sueño es jugar en la competición de bachillerato. Pero claro, como mujer no puede hacerlo…

¿Quién es el chico y quién la chica? ¿Estás seguro…?

Así que Keita decida ayudarla a cumplir su sueño y se intercambian los papeles. Azusa, en el papel de Keita, consigue destacar en el torneo de bachillerato, mientras Keita, disfrazado de Azusa, intenta que no le pillen y llega incluso a participar en programas televisivos interpretando a su amiga (o más que amiga, ya sabemos cómo son los mangas de Adachi y su rollete romántico…). Poco después, ya graduados de secundaria, Keita recibe la oferta de un equipo profesional de béisbol, los Tokyo Onions, y decide seguir ayudando a Azusa a vivir su gran sueño de ser beisbolista profesional a pesar de su condición de chica…

Y así prosigue esta historia, extremadamente cogida por los pelos (nadie se cree que un chico y una chica se puedan intercambiar así como así, y mucho menos sin ser parientes, aunque el propio Adachi se ríe de esto en las páginas del manga) pero muy entretenida. A mí francamente me ha gustado bastante.

Lo mejor

  • Una historia entretenida, sin más pretensiones que ayudar a pasar el rato.
  • La historia extra con la que concluye el tomo, dibujada por turnos por Adachi y Rumiko Takahashi en la que ambos cuentan su trayectoria como mangaka a lo largo de los años, y en conmemoración por el 50.º aniversario de la revista Shōnen Sunday. Un documento excepcional.

Lo peor

  • El argumento está muy-muy-muy cogido por los pelos.
  • ¿Más béisbol? Adachi, macho, ¿no te cansas nunca?