El blog de Marc Bernabé

El (antiguo) Museo Bandai

Friday, December 18th, 2009
  • Nombre del museo: バンダイミュージアム –Bandai Museum– Museo Bandai
  • Dirección (antigua): Piaza Matsudo Bldg. 1230-1 Matsudo, Matsudo-shi, Prefectura de Chiba (Google Maps)
  • Cómo ir: A 1 minuto a pie de la estación de Matsudo (línea Jōban)
  • Precio: 300 + 300 yenes (adultos)
  • Horario:
  • Web:


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No podíamos dar por cerrada esta semana dedicada al tokusatsu sin hablar del museo de la empresa juguetera más representativa de Japón: Bandai. Como probablemente sabéis, esta empresa es un monstruo en sí misma y realiza juguetes de todo tipo y para absolutamente todos los públicos, pero su nombre siempre ha estado y estará asociado por un lado al universo Gundam y por el otro a los muñecos y figuras de personajes de tokusatsu.

Las zonas "exteriores" (gratuitas) del museo. ¡Les pillé cambiando el escaparate!

Las zonas "exteriores" (gratuitas) del museo. ¡Les pillé cambiando el escaparate!

Antes de empezar, es muy importante decir que el museo tal y como lo describo en esta entrada ya no existe. De hecho, solo duró tres años en este lugar, de 2003 a 2006. Desde 2007, sin embargo, los fans de Bandai en general, o de Gundam o el tokusatsu en particular, pueden acudir al nuevo museo Bandai situado en la prefectura de Tochigi, a una hora y media en tren de Tokio. Pero yo no he estado (todavía) en el nuevo museo Bandai, así que os hablaré sobre el antiguo, que ya os avanzo que a mí me encantó.

Un muñeco feo (a la izquierda) y un notas vestido de héroe tokusatsero que iba haciendo el gili por ahí y adquiriendo poses tokusatseras a la que veía una cámara apuntándole
Un muñeco feo y un notas vestido de héroe tokusatsero que iba haciendo el gili por ahí y adquiriendo poses tokusatseras a la que veía una cámara apuntándole

El museo estaba situado justo delante de la estación de Matsudo, muy cerca del centro de Tokio, y ocupaba varias plantas de un edificio bastante alto. Tenía la particularidad de que estaba dividido en varias áreas, algunas de ellas de visita gratuita y otras de pago. Entre las áreas gratuitas tenías una exposición y venta de juguetes clásicos del Japón de antaño, tipo boliches, pistolas de agua y cosas así, ambientada como en una calle de los años 50 y que estaba bastante bien. También estaba la típica tienda donde comprar todo tipo de cacharros y muñecos (algunos de edición limitada que solo se podían comprar allí) etcétera.

¡Peazo bichejo el Gundam este! El precursor del de Odaiba.
¡Peazo bichejo el Gundam este! El precursor del de Odaiba.

Pero lo realmente interesante eran las dos áreas de pago, a las que podías entrar separadamente por 300 yenes cada una. Una de ellas, la que más atraía al público japonés, estaba dedicada a la sempiterna y popularísima Gundam y se llamaba Gundam Museum, así tal cual. Yo entré por entrar, la verdad. Siempre me había interesado Gundam, pero en aquel entonces no conocía absolutamente nada de la serie (de hecho, me enganché a ella tan recientemente como el año pasado a raíz de conocer a Yoshikazu Yasuhiko y a su editor), por lo que me metí allí básicamente para fisgar y por lo típico: “ya que estoy aquí, pues entro, que si no luego me arrepentiré”. Menos mal que entré.

Esto era la Meca de cualquier Gundam-baboso
Esto era la Meca de cualquier Gundam-baboso

Ahora, viendo las fotos que hice aquel día, entiendo un poco la gracia que tenía aquel museo y lo interesante que resultaba. Todo tipo de figuras y maquetas de Gundam en exposición, un montón de detalles pensados para hacer emocionar al más friki, y lo más impresionante de todo, una maqueta a escala real de la parte del tórax para arriba del Gundam RX78-2. Es decir, el precursor del famoso Gundam entero a escala 1:1 que montaron este pasado verano en Odaiba. La verdad es que resultaba impresionante. También, por cierto, había una zona con un montón de gachapones, esas maquinitas donde metes una moneda y te sale un muñecajo al azar. ¡Madre mía, cuánto vicio TLQM junto!

Gachapones, gachapones y más gachapones...
Gachapones, gachapones y más gachapones…

Por si fuera poco, también había un bar, en “Gundam Café”, donde servían cócteles alcohólicos y no alcohólicos. Francamente, aquel día me pregunté qué demonios hacía eso allí, pero ahora que conozco bien Gundam entiendo que era una representación del bar donde Char Aznable está tomando unas copas mientras por la televisión retransmiten el funeral de Garma Zabi. Ahora me arrepiento de no haberme sentado allí a tomar algo y mascullar, entre dientes, justo después de que Gihren se pregunte en voz alta aquello de “Y mi hermano ha muerto. ¿¡Por qué!?”, la famosísima frase “Bōya da kara sa (porque era un crío)” (vídeo aquí -doblado al inglés-. La escena en cuestión está en el minuto 1.00 – Because he was a spoiled brat, dice… ¡Ja, ja! Por cierto, los discursos de Gihren en Gundam son la HOSTIA; por cierto 2: ¿Soy yo o el que dobla a Gihren en este vídeo es el que hace de Homer en los Simpson (en inglés, claro)? Si no, se le parece un huevo…).

Mazinger z, Ultraman, Godzilla... ¡Menudos dioramas #TLQM!
Mazinger z, Ultraman, Godzilla… ¡Menudos dioramas #TLQM!

La otra zona de pago del Bandai Museum, Character World, es la que más disfruté aquel día. Estaba dedicada íntegramente a los “héroes” de la gran y la pequeña pantalla, todos estos grandes personajes y sus monstruosos enemigos convertidos en figuras por Bandai. Estaban todos allí, desde Godzilla a Mazinger Z, pasando por Kamen Rider, Goranger, Ultraman… Vamos, absolutamente todos, desde los más conocidos a los más oscuros. Cada pequeña sala tenía un display grande con figuras de los personajes a tamaño real en plan diorama (menos Godzilla y Mazinger, cuyo tamaño era reducido, claro XD), y luego vitrinas repletas de bichos de plástico de todo tipo. ¡Un verdadero museo de Todo Lo Que Mola ™! La guinda del pastel, además, estaba al final de la visita, en una pequeña sala donde podías sentarte delante de un televisor en el que echaban anuncios viejunos de los años 70 y tal de los juguetes lanzados por Bandai en la época. ¡Qué pasada de anuncios! ¡Cuánta hermosa caspa! Ojalá vendieran un DVD con esos anuncios, porque eran impresionantes.

¡Más muñecajos que en casa de Urías (que ya es decir)!
¡Más muñecajos que en casa de Urías (que ya es decir)!

No hace falta decir que, pese a que no soy un gran amante del tokusatsu, la visita me encantó. Descubrí la existencia de este museo una vez que fui a Akihabara y vi un anuncio de la inauguración; si no hubiese sido por eso, no me habría enterado. Es una lástima que actualmente el museo tal y como yo lo conocí ya no exista, pero es una suerte que no haya cerrado, sino que simplemente se haya trasladado. Tengo muchas ganas de ir al nuevo Museo Bandai, y la próxima vez que vaya a Japón con un poco de tiempo apartaré un día para ir y traeros una crónica de la visita. ¡Espero que sigáis leyéndome entonces!

¡Peazo "grillo" Kamen Raidero!
¡Toma “grillo” Kamen Raidero!

Bueno, ¿qué os ha parecido esta semana temática dedicada al tokusatsu? Tanto el Capitán Urías de La Arcadia como Adrián de Publicidad Japón como yo mismo os agradecemos las visitas y los comentarios, ¡pero seguid atentos! El mes que viene repetiremos semana temática con otro conocido blog. ¡Keep tuned, folks!

Y los otros posts de hoy, a los que se ha unido Comerjapones para una traca final impresionante de esta magnífica semana dedicada al tokusatsu

Kamen Rider (El motorista enmascarado)

Thursday, December 17th, 2009
  • Título: 仮面ライダー –Kamen Rider– (El motorista enmascarado)
  • Autor: Shōtarō Ishinomori
  • Editorial: Asahi Sonorama
  • Revista: Bokura Magazine / Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1970-72
  • Clasificación: shōnen, tokusatsu
  • Tomos: 4

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Por favor, que los fans más puristas del tokusatsu no lean esta reseña, o que si la leen lo hagan sabiendo que yo sé poco sobre esta temática y que podría soltar alguna barbaridad. Kamen Rider es posiblemente el personaje más famoso (con permiso de sus colegas Godzilla y Ultraman, claro) de este género. O tal vez no sea el más famoso, no sé, pero sí el personaje que ha estado siempre en boga desde que fue creado a principios de los años 70, y que actualmente sigue disfrutando de adaptaciones a la pequeña y a la gran pantalla. Existen decenas de series y películas de Kamen Rider, y su mundo está formado por una maraña de personajes tan densa que habría que realizar un máster para desentrañarla. En esta reseña nos ceñiremos solamente al Kamen Rider original, el primero, para no liarnos.

Kamen Rider (literalmente traducido como “El motorista enmascarado”) es, como he dicho, uno de los iconos del tokusatsu. Ya conocéis a Shōtarō Ishinomori, porque he hablado varias veces de él. No podemos decir que Ishinomori fuera el inventor del tokusatsu, puesto que ese honor pertenece a Ishirō Honda y, sobre todo, al mítico Eiji Tsuburaya (director y responsable de efectos especiales, respectivamente, de la primera peli de Godzilla, la de 1954, y a partir de ahí de un montón de películas y personajes, sobre todo Tsuburaya). Pero sí podemos decir que fue Ishinomori el que afianzó el género y, sobre todo, lo adaptó con gran éxito a la pequeña pantalla, tomando el testigo de obras de los años 60 como Gekkō Kamen (1958) o Ultraman (1966). Así, Ishinomori se embarcó en la creación de un sinfín de personajes vestidos con mallas a cuál más estrafalario; unos diseños y argumentos que vendía a las cadenas de televisión. En los años 70, pues, el “rey del manga” se dedicaba básicamente a inventarse bichos raros para la tele, y de su genio creativo surgieron Kamen Rider, su creación tokusatsu más conocida, y Kikaider (reseña aquí), al que conocemos en España por el mediocre remake que realizó Meimu y que publicó Planeta deAgostini.

Kamen Rider fue concebido, pues, como un personaje televisivo, pero antes de que empezara la serie por televisión, Ishinomori empezó a serializar la versión manga de ese personaje. Ahora nos parece raro que un mangaka tenga una idea, la venda a la televisión y DESPUÉS haga el manga. Pero en aquella época no era así: Gō Nagai se hinchó a hacer exactamente lo mismo (con Mazinger, Devilman, Cutie Honey…), y también Leiji Matsumoto (con Yamato, Capitán Harlock…). Algunos consideran este manga que reseño “la obra original de Kamen Rider”; pero al parecer eso no es así: primero vinieron los diseños y planteamientos para la serie televisiva de imagen real y después vino el manga (aunque finalmente el manga se publicó antes, de ahí la confusión).

El cara-grillo y la moto molan mucho; hay que reconocerlo

El cara-grillo y la moto molan mucho; hay que reconocerlo

¿Y de qué va esta serie? Pues básicamente es una lucha al uso entre el bien y el mal. Una organización muy mala malosa, llamada Shocker, pretende crear unos seres superiores (aunque totalmente controlados y supeditados a ellos como simples marionetas, faltaría más) con los que dominar a la humanidad entera como si fuera simple ganado. Para ello, escoge a personas especialmente destacables física y psicológicamente, las secuestra y las convierte en cyborgs con forma de insectos en un proceso que tiene dos pasos: 1) transformación del cuerpo físico en cyborg y 2) lavado total de cerebro para convertirlos en auténticos zombis que obedecen ciegamente las órdenes de Shocker (que parece ser una especie de ordenador, por cierto).

Takeshi Hongō es el protagonista, un chico muy guapo, fuerte, inteligente y rico al que un día los de Shocker tienden una emboscada. Luego le convierten en cyborg y, cuando están a punto de empezar la fase de lavado de cerebro, cae un relámpago en el laboratorio y Hongō se libera. Así, conseguimos un superhéroe de fuerza sobrehumana y totalmente libre de ataduras. Al poco, Takeshi escapa del laboratorio enemigo con la ayuda del doctor Midorikawa, un científico al que los Shocker habían secuestrado y al que obligaban a trabajar en sus proyectos. Midorikawa acaba muerto, pero no sin antes proporcionarle a Hongō una moto muy molongui, llamada Cyclon, que contiene un casco y un traje que dan al protagonista el aspecto de un grillo saltamontes humanoide.

Y así nace Kamen Rider, el motorista enmascarado, un héroe que cabalga su moto y que, para obtener poder, necesita alcanzar cierta velocidad. A partir de este momento, Hongō se enfrentará a numerosos bichos raros y, por supuesto, por en medio se meterá la típica chica, la hija del doctor Midorikawa, llamada Ruriko. Hacia el final del tomo 2, por cierto, Hongō debe enfrentarse a once clones suyos y acaba muriendo… Sin embargo, su legado (y su cerebro) siguen vivos, y es Hayato Ichimonji, un antiguo cyborg esclavo de Shocker, quien hereda el puesto de Kamen Rider mientras se comunica telepáticamente con el cerebro de Hongō, conservado en formol (o algo similar XD).

No hace falta decir que Kamen Rider es una de las series más influyentes en el tokusatsu. Existen numerosas copias de este personaje y estos planteamientos. Y, cómo no, también hay parodias, como por ejemplo Ultra Héroe (Action Kamen) de Shin Chan, una clarísima referencia a Kamen Rider.

En fin, estamos ante un manga francamente trepidante, en el que todo ocurre muy rápido. Por ejemplo, entre que se nos presenta al personaje Takeshi Hongō, le atrapan y le realizan la operación para convertirle en cyborg solo pasan 12 páginas. El ritmo es realmente rápido y se supone que el lector se lo tiene que creer todo. En este sentido es una obra bastante añeja, aunque no negaré que tiene su encanto, ya que el autor no se complica nada en crear bases sólidas: “las cosas son así, como yo te las digo, y se acabó”. Lo que es el desarrollo de la acción, el ritmo narrativo, aparte de ser también muy veloz, a mí me parece excelente, una demostración fantástica de cómo hacer bien las cosas en el lenguaje del cómic de acción: velocidad, capacidad de atraer la atención del lector y gran trabajo en el desarrollo de las viñetas y el guiado del ojo del lector a través de ellas.

A mí la obra básicamente me ha gustado porque 1) es una obra histórica y estas cosas me pirran; 2) las escenas de acción están genialmente llevadas (como con Kikaider); 3) Ishinomori demuestra una gran maestría como mangaka. Pero si no fuera porque a mí me encanta el manga clásico y me fascina poder estudiar con perspectiva la historia del manga, la verdad, este manga no me habría gustado. Porque ni la temática me acaba de gustar, ni el dibujo es maravilloso (en su momento lo era, ahora se ve pasado de moda), ni el argumento me parece decente: es infantil y simplón.

Lo mejor

  • Un manga realmente trepidante que se lee en un plis
  • Es una obra cortita. Hay muchas ediciones en Japón, pero la más reciente tiene 3 tomitos (la mía consta de 4)
  • Una obra muy interesante para introducirse en el complicado mundo de Kamen Rider

Lo peor

  • No nos engañemos: el dibujo es añejo y el contenido es ridículamente infantil
  • Los diseños de los enemigos son feos y ridículos
  • El diseño de grillo de Kamen Rider siempre me ha parecido de vergüenza ajena (¿soy el único?)

Y ahora, a leer las reseñas “hermanas” del día

Cyborg 009

Wednesday, December 16th, 2009
  • Título: サイボーグ009 –Cyborg 009–
  • Autor: Shōtarō Ishinomori
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Shōnen King, Shōnen Magazine, Bōken-ō, Shōnen Sunday, etc.
  • Años publicación: 1964-85 (aunque está inconclusa)
  • Clasificación: shōnen, ciencia-ficción
  • Tomos: 15 (esta edición)

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Cyborg 009 es seguramente la obra más famosa de Shōtarō Ishinomori con permiso de Kamen Rider, un clásico imperecedero del manga que ha gozado de múltiples adaptaciones animadas y sigue viva en el imaginario colectivo nipón. Aunque técnicamente no se le puede considerar una serie de tokusatsu puesto que nunca fue concebida como serie de imagen real ni los protagonistas llevan trajes de lycra con cascos que tapan sus rostros, sí que tiene muchos ingredientes de este género tan japonés y que tan bien llegó a cultivar el maestro Ishinomori a partir de los años 70. En este aspecto, sí que podríamos decir que Cyborg 009 fue una especie de “prototipo” para las posteriores obras tokusatsueras de Ishinomori.

Cyborg 009 (léase “Cyborg zero zero nine”, en inglés) es la “life work” (obra de la vida) de Ishinomori, puesto que desde que en 1964 empezó a publicarla en las páginas de la revista Shōnen King nunca dejó de trabajar y pensar en ella, haciendo nuevos episodios hasta 1985 e incluso anunciando, en el año 1997, que en el 2000 empezaría la “saga de conclusión”. Sin embargo, desgraciadamente Ishinomori falleció el 28 de enero de 1998, con lo que nos dejó a todos con las ganas de saber cómo terminaría su serie más representativa.

En plena Guerra Fría, los fabricantes y comerciantes de armas, así como los bancos, se lamentan de que el miedo a la amenaza nuclear puede provocar que deje de haber guerras y que, por lo tanto, ellos dejen de ganar dinero a espuertas. Así, conforman la organización Black Ghost, a la que encargan buscar una solución a este problema. Black Ghost, encabezada por un misterioso enmascarado, empieza a secuestrar a famosos científicos de todo el mundo y les encarga la fabricación de cyborgs con la idea de promover las guerras futuras mediante soldados cibernéticos que lucharían entre ellos. Con la idea de crear varios prototipos, agentes de Black Ghost recorren todo el mundo buscando a gente de todas las razas y condiciones para raptarles y ponerles en la mesa de operaciones y convertirlos en cyborgs.

Los nueve cyborgs, juntos con el profesor Gilmore. Siento que el scan haya quedado mal en la parte derecha; las páginas están tan bien cosidas que no podía abrir más el libro

Los nueve cyborgs, juntos con el profesor Gilmore. Siento que el scan haya quedado mal en la parte derecha; las páginas están tan bien cosidas que no podía abrir más el libro

Así, un total de nueve conejillos de indias son secuestrados y convertidos en cyborgs: un bebé ruso, un estadounidense chuleta, una francesa muy mona, un alemán, un indio americano, un chino regordete, un inglés, un africano y, por fin, un japonés de padre extranjero y madre japonesa. Cada uno de estos cyborgs recibe un número clave que empieza por 00. Así, el bebé es el 001, el estadounidense es el 002, etcétra. Y Joe Shimamura, el protagonista, es el 009. Cada uno de los cyborgs tiene unas características diferentes. Así, el bebé es extremadamente inteligente y hace de líder, el americano corre a toda pastilla, la francesa tiene una vista y un oído prodigiosos, etcétera. El protagonista Joe, al ser el último prototipo, reúne casi todos los poderes de sus compañeros.

El caso es que uno de los científicos raptados, el doctor Gilmore, se entera de las malvadas intenciones de Black Ghost y consigue liberar a los nueve cyborgs y escapar del lugar. A partir de este momento, empezará una lucha tremenda entre los cyborgs y los Black Ghost, con un montón de aventuras de todo tipo (el manga es una especie de agrupación de historias autoconclusivas más o menos largas, un poco al estilo de Astroboy).

Cuando leí por primera vez este manga, hace ya varios años, la verdad es que mi primera impresión fue “vaya, este autor tan famoso en realidad copiaba un montón a Tezuka”. Efectivamente, en aquel entonces no conocía muy bien la obra de Ishinomori, pero sí que es cierto que Cyborg 009 bebe directamente de las fuentes de Tezuka en todos los aspectos (no en vano Ishinomori fue uno de los más ilustres “influenciados” por Tezuka e incluso llegó a echarle una mano en alguna que otra ocasión). Empezando por el dibujo, extremadamente tezukiano, siguiendo por los argumentos de las historias, algunas de ellas muy parecidas a Astroboy, y siguiendo aún más con el evidente paralelismo de Astroboy como robot bueno con poderes que lucha contra los malos y Cyborg 009 como cyborg bueno con poderes que lucha contra los malos. A pesar de todo esto (que no es tanto una crítica como una observación), esta es una obra muy interesante y realmente mítica, que ha sido adaptada tres veces al anime (la última bastante reciente, de 2001-02).

Para finalizar, un apunte curioso sobre mi tomo. Lo compré de saldo en un Mandarake, creo, y es curioso porque es un libro que había estado de alquiler en una de las famosas kashihon’ya (librerías de alquiler) que tanto abundaron en Japón en los años 50 y parte de los 60. Aunque tengo más ejemplares de libros de kashihon’ya, este me parece excepcional por el mimo con el que el dueño lo había tratado. Primeramente, las sobrecubiertas están forradas con plástico adhesivo para reforzarlas y pegarlas a las cubiertas y que el libro dure más (esto es bastante normal en este tipo de libros de alquiler). Pero lo interesante es que hizo agujeros en la parte del lomo, por los que pasó hilos para coser las páginas y así impedir que se soltaran. Mi libro en concreto fue publicado a finales de los años 60 y la verdad es que está en magnífico estado a pesar de que seguramente fue leído por cientos de personas, y eso se debe sin duda a los impresionantes cuidados de el dueño de esa kashihon’ya.

Lo mejor

  • Un gran clásico del manga en general y una obra imprescindible en la bibliografía de Shōtarō Ishinomori, el “rey del manga”.
  • Acción trepidante y en general no se hace aburrido de leer.

Lo peor

  • Algunos tópicos derivados del hecho de tener personajes de varias nacionalidades.
  • Que solo haya una mujer entre nueve cyborgs.
  • Igual está un poco “demasiado” inspirado en Tezuka en general y en Astroboy en particular.
  • Que Glénat Francia haya empezado a editar esta obra en Francia en su nueva colección “Vintage” y en cambio en España dudo mucho que la veamos, al menos a corto-medio plazo.
  • Que se empezara a editar en Estados Unidos por Tokyopop y se dejara en el limbo (por si quedaban dudas, está claro que el manga clásico no vende).

Y ahora, no os perdáis los otros artículos relacionados

Ultraman

Tuesday, December 15th, 2009
  • Título: ウルトラマン –Ultraman–
  • Autor: Daiji Kazumine
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Bokura
  • Años publicación: 1966-67
  • Clasificación: shōnen, tokusatsu
  • Tomos: 2

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¿Qué decir sobre Ultraman que no se sepa ya ni que nos haya contado Urías en su post de La Arcadia? Aunque no se le puede considerar el verdadero padre del tokusatsu, ya que ese honor recae en Godzilla y un montón más de monstruos (怪獣 kaijū) del estilo, ni tampoco del tokusatsu televisivo (se considera que la primera serie de tokusatsu para la tele fue Gekkō Kamen (Máscara de Luna)), Ultraman en sí, concebido como una secuela de una serie tipo The Twilight Zone llamada Ultra Q, tiene el mérito de haber popularizado enormemente el género en la pequeña pantalla, y de ser el padre de montones y montones de héroes con cascos y leotardos.

Hay muchísimas series de Ultraman, ya que se han producido varias a lo largo de los años, y consecuentemente también manga basados en su universo. Hace un tiempo, se me metió entre ceja y ceja buscar un manga de Ultraman a secas, que adaptara la primera serie, más que nada para conocer los orígenes del personaje y saber un poco sobre él. Tras patearme montones de tiendas de manga de segunda mano en Tokio y otras ciudades, finalmente pude conseguir este que reseño ahora, cuyo título es simplemente Ultraman.

Francamente, el manga en sí, obra de Daiji Kazumine, un autor bastante prolífico en los años 60 (y autor de los dibujos de Kuroi himitsu heiki, considerado uno de los primeros manga de béisbol “fantásticos”), me ha decepcionado bastante. Y es que el manga empieza directamente con aventuras de Ultraman tal cual, y no se explica nada sobre su origen, de dónde viene, por qué es así, ni nada de nada. Simplemente se mete al lector de cabeza en un mundo constantemente amenazado por enormes monstruos a cuál más feo y se le obliga a asumir que existe un grupo de especialistas en contrarrestarlos, la Patrulla Especial Científica de Búsqueda (“Patrulla Científica” para los amigos), que sale con sus aviones y aparatos para luchar contra los monstruos.

Pero estos terribles monstruos no son moco de pavo, por lo que, en un momento dado, uno de los miembros de la Patrulla Científica, Shin Hayata, se las apaña para escaquearse, sacar una especie de cápsula y transformarse en Ultraman, un superhombre gigantesco extremadamente poderoso que lucha contra las bestias en combate cuerpo a cuerpo o bien con sus rayos de spacium o halos cortantes. Sin embargo, el poder de Ultraman depende de una carga de energía solar que se agota muy rápidamente; si la carga se agota antes de que consiga destruir al monstruo de turno, entonces no habrá nada que hacer.

Monstruitos contra Ultraman
Monstruitos contra Ultraman

Y así es el manga, una sucesión de episodios sueltos en los que aparece un monstruo, la Patrulla Científica lucha contra él, aparece Ultraman, se mete en apuros y parece que, esta vez sí, va a salir derrotado porque el enemigo es demasiado poderoso, y finalmente vence y todos felices. La verdad, se nota que es un producto “de encargo” y que fue concebido para contentar a los espectadores de la serie televisiva, que ya conocían la historia de sobras y que por lo tanto no querían que se la contaran de nuevo, sino ver peleas y observar a Ultraman derrotando a monstruos.

El dibujo de este manga es realmente añejo, muy de su época, bastante tosco incluso comparado con otros manga de la misma época. El argumento, ya lo he comentado, es extremadamente infantil. No es que me haya disgustado el manga, ojo. Es cierto que como manga no me ha gustado, pero como obra vintage, de los años 60, y como obra que adapta las aventuras de un icono de la cultura popular de Japón resulta bastante interesante. La lástima es que no te cuente nada del origen del personaje; he tenido que irme a la Wikipedia para enterarme un poco de por qué Hayata se transforma en Ultraman.

En los años 60 y 70, era muy común que las series televisivas de más éxito tuvieran más de una adaptación a cómic, ya que cada revista de manga “pujaba” por conseguir que aquel personaje tan famoso de la tele apareciera en sus páginas, con lo que podía captar muchos lectores. Es por esto que hay varias versiones de Mazinger Z (solo una de Gō Nagai, pero otras creadas por “negros” suyos como Gosaku Ōta), de Yamato y tantas otras. Este también es el caso de Ultraman. Este manga de Daiji Kazumine no es el único que existe sobre el personaje y que fue creado paralelamente a la serie televisiva; hay varios otros. Y, curiosamente, uno de ellos fue creado por el genial Kazuo Umezu. Valdría la pena investigar sobre este manga, ¿no?

Lo mejor

  • Adaptación manga de las aventuras de un icono de la cultura popular.
  • Lo ingenuo e infantil del planteamiento resulta paradójicamente refrescante.
  • No se complican la vida explicando grandes cosas: sale un monstruo, hay pelea y lo vencen.

Lo peor

  • El dibujo me parece muy tosco.
  • No se cuenta nada sobre los orígenes de Ultraman.

No pierdas los otros artículos del día:

Gojira (Godzilla)

Monday, December 14th, 2009
  • Título: ゴジラ –Gojira– (Godzilla)
  • Autor: Kazuhisa Iwata
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: CoroCoro Comic
  • Años publicación: 1985
  • Clasificación: shōnen, kaijū, tokusatsu
  • Tomos: 1

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Godzilla, el mítico monstruo destructor, esa especie de dinosaurio mutante por culpa de la radiación que se dedica a destruir Tokio una y otra vez… ¿Qué decir del más mítico de los 怪獣 kaijū (literalmente “extrañas bestias”) de la cinematografía japonesa que no se sepa o que no nos haya contado Urías en su post de la Arcadia?

Siendo el manga un medio de comunicación tan popular en Japón, no es nuevo que se adapten todo tipo de productos de éxito (películas, series, videojuegos, novelas…) al manga. Y Godzilla no es una excepción a ello, por supuesto. Sin embargo, durante mis pesquisas para encontrar algún manga basado en Godzilla quedé sorprendido al no encontrar prácticamente menciones a adaptaciones manga del terrible monstruo. Me consta que se hicieron cómics de Godzilla en los años 50, pero actualmente son inencontrables ya que nunca se han reeditado. Al final, tras buscar un rato, encontré este tomo único titulado simplemente Godzilla, que fue publicado a mediados de los años 80 y fue el primero de una serie de tomos autoconclusivos que adaptaban películas del monstruo.

Godzilla y Zoku-Godzilla (Más Gozilla), tomos editados en 1958 por Akashiya Shobô y creados por Shigeru Kayama (guión) y Shigeru Fujita (dibujo) más una página interior de muestra. Actualmente absolutamente inencontrables.

Godzilla y Zoku-Godzilla (Más Gozilla), tomos editados en 1958 por Akashiya Shobō y creados por Shigeru Kayama (guión) y Shigeru Fujita (dibujo) más una página interior de muestra. Actualmente absolutamente inencontrables.

Con este título, yo esperaba una adaptación manga de la película original de 1954, pero al empezar a leer me di cuenta de que en realidad era una adaptación de la película con la que se “resucitó” la serie Godzilla en el año 1984. Entre 1954 y 1975 se realizaron 15 películas del monstruo, que empezaron siendo cintas más bien de terror y fueron evolucionando hacia un producto infantil de lo más anodino hasta que finalmente perdieron el favor del público. En 1984, nueve años después de la última película hasta el momento, los productores de la Tōhō decidieron pulsar el botón de “reset” y volver a empezar con otra película titulada simplemente Godzilla (pero que los fans conocen como Godzilla 1984 para diferenciarla de la primera). Esta película se concibió como una secuela directa del film de 1954, ignorando a todas las obras realizadas entre medio. Este manga, pues, es una adaptación de Godzilla 1984, algo lógico por otra parte.

El argumento es más bien simple. 30 años después de la aparición de Godzilla, que destruyó Tokio (recordad que la acción transcurre en 1984, es decir exactamente 30 años después del estreno de la peli original), ocurre una erupción volcánica en el mar, cerca de Japón. Pronto, un barco pesquero que faenaba por la zona recibe el ataque de un misterioso monstruo… Mientras tanto, el joven periodista Gorō Maki se encuentra navegando por la zona (?) y se topa con el barco, que parece desierto. Tras abordarlo, comprueba horrorizado que unas gigantescas cochinillas han matado a la tripulación. Él mismo está a punto de morir también por culpa de los asquerosos y enormes insectos, cuando el único superviviente, el joven Okumura, aparece de repente y le salva in extremis.

Misilazos, destrucción... ¡Godzilla!

Misilazos, destrucción... ¡Godzilla!

Tras llegar a tierra, la acción avanza rápidamente. Un prestigioso científico llamado Hayashida entra en escena y, tras escuchar el testimonio de los jóvenes, concluye que el causante de todo esto no es otro que el terrible monstruo que asoló Japón 30 años atrás: ¡Godzilla! Probablemente, dice, la erupción volcánica ha despertado al dinosaurio mutante. Así, en colaboración con el gobierno japonés, pone en marcha un plan para impedir que el monstruo vuelva a causar estragos. Sin embargo, Godzilla llega antes de lo previsto y empieza a destruirlo todo, como no podía ser de otra manera.

A partir de este momento, la cosa se lía bastante y empiezan a salir escenas de las Fuerzas de Autodefensa japonesas liándose a misilazos con Godzilla, se meten en el ajo la URSS y los EEUU (recordemos que estamos a mediados de los 80), la URSS dispara un mísil con cabeza atómica contra el monstruo (que se encuentra en el centro de Tokio) y tal y pascual. Muchos tiros y mucha acción, en definitiva.

El manga no está mal, la verdad es que se deja leer bastante. Es muy infantil, no se matan en explicaciones o en justificar el argumento de manera lógica y es de desarrollo rápido. Poco más hay que esperar en un manga publicado originalmente en una revista infantil. El estilo de dibujo es típicamente ochentero, lo que personalmente me gusta bastante ya que, visto ahora, resulta hasta refrescante.

En definitiva, un manga que no pasará a la historia, desde luego, pero que se deja leer perfectamente.

No os perdáis los otros dos posts publicados simultáneamente con este:
Las pelis de Godzilla en La Arcadia de Urías
La publicidad y Godzilla en Publicidad Japón

Lo mejor

  • ¡Un manga de Godzilla! ¿How cool is that?
  • ¡Tiros, mísiles, destrucción, rugidos!
  • El dibujo de Godzilla está muy logrado.

Lo peor

  • Un poco demasiado infantil para mi gusto.
  • El diseño de personajes es bastante anticuado.