El blog de Marc Bernabé

Jump Festa 2009

Sigo por Japón, muy ocupado con mis cosas, por lo que no tengo mucho tiempo que dedicar al blog. Por supuesto, estoy aprovechando mi estancia aquí para visitar algunos lugares o ir a algunos actos que se celebran durante estas fechas. Curiosamente, nunca había estado en Tokio durante esta época de navidades y fin de año, por lo que nunca había podido asistir a dos grandes eventos del manganime que se celebran por estas fechas: la Jump Festa y el Comiket de invierno.

La Shônen Jump, la revista de manga más vendida del mundo

Información y macro póster en la entrada del recinto

No hace falta decir que nuestra empresa de traducción, Daruma, se encarga de realizar la versión española de muchos mangas de la Shônen Jump, la revista líder en el sector del shônen y la más vendida con diferencia de todas las revistas de manga del mundo. Así, medio por motivos profesionales y medio por curiosidad personal, decidí asistir a la Jump Festa de este año, que se celebraba en Makuhari (Chiba), a una media hora del centro de Tokio, en el centro de convenciones y exposiciones Makuhari Messe, los días 20 y 21 de diciembre. Así, este post es solo una pequeña narración de la visita, espero que os guste.

Sector cosplay: estrecho y abarrotado

La Jump Festa ya se celebra desde hace diez años, por lo que relativamente empieza a ser un evento veterano. Es lo más parecido a un Salón del Manga que existe en Japón, ya que el Comiket, lo más absolutamente bestial que existe, es más bien una macro reunión de fanzineros. Luego, aparte, está el Tokyo Anime Fair o TAF, que se centra en el anime, y el Tokyo Game Show, en los videojuegos. Pero de manga en sí, solo destaca la Jump Festa por encima de otros eventos que pudiera haber (que seguramente los hay, pero son tan pequeños que resultan de escaso o nulo interés).

Leyendo mangas de la Jump Square
en celebración de su primer año de vida

La primera impresión al llegar al recinto fue ESTO ES ENORME. Efectivamente, estamos hablando de tres pabellones enteros, cada uno de ellos tan grande como la Farga si no más (posiblemente más). En total, la superficie de la Jump Festa es más o menos la misma que la de la Japan Expo de París, calculo a ojo. La entrada es gratuita, por lo que evidentemente eso estaba abarrotado y con grandes colas para entrar (suerte que yo tenía acreditación, que si no, fiuuu!).

Panorámica del pabellón 3“Non ti preoccupare, bambino…”

Lo que me flipó es la cantidad de colas que había por todas partes, colas para hacer cualquier cosa: sin ir más lejos, si quieres entrar al recinto te obligan a elegir si quieres entrar a lo que es la Jump Festa o bien ponerte en la cola de comprar el merchandising oficial, que básicamente no es más que lo de siempre, (pegatinas, pósters, tazas, pins, etc.) pero de edición limitada. Cuando yo llegué, sobre las 12 del mediodía, había 150 minutos de espera en la cola del merchandising. ¡¡¡Dos horas y media!!! Y la gente esperando ahí pacientemente en medio del frío invernal.

Stand del videojuego de Claymore. ¡A repartir estopa!

Después, dentro, más de lo mismo: si quieres comprar lo que sea, cola, si quieres probar el videojuego X, cola, si quieres participar en la competición de cartas de Yu-Gi-Oh!, cola, si quieres comprarte una bebida o un poco de comida, cola… Buf! Santa paciencia… Por supuesto, ¡no compré nada de nada ahí dentro!

Escuchando pacientemente la presentación de un nuevo videojuego de Naruto en el stand de Bandai Namco. Todos bien sentaditos, por supuesto.

Probando el nuevo Kingdom Hearts en el stand de Square Enix

La estructura de los pabellones era la siguiente: en dos de los tres, la parte central estaba ocupada por stands de Shûeisha relacionados con la Shônen Jump, y a los alrededores había stands de empresas que trabajan con productos relacionados con los manga de la Jump o productos afines, como por ejemplo Konami, Takara Tomy, Sega, Bandai, 20th Century Fox (promocionando la peli de Dragon Ball), Square Enix, Koei, etc. El tercer pabellón era un poco diferente porque aproximadamente la mitad del mismo estaba ocupado por un escenario y su correspondiente platea, donde aparecerían a charlar varios mangaka (este año, Takeshi Konomi, Masashi Kishimoto, Tite Kubo y Eiichirô Oda, casi ná), actores y actrices de voz y otros famosetes.

Stand de Takara Tomy, donde presentaban los
nuevos videojuegos de Reborn! y Naruto

Un servidor haciendo el ganso… “¡Kuchiyose no jutsu!” XDDD


En cuanto a stands centrales, en uno de ellos había una exposición con numerosos originales de las revistas de la familia Jump (Shônen Jump, Jump Square -que celebraba un año de publicación- y V-Jump). Y cuando digo originales, digo originales de verdad. ¡Una pasada ver esas páginas de Naruto, Gintama, Reborn, One Piece, Tegamibachi, etc., con sus pegotes de Tipp-Ex incluidos! Otro tenía varios stands-dioramas de las series de la Jump, con la comisaría de policía de KochiKame, el templo de yôkais de Nurarihyon no mago, un mega-Gamabunta de Naruto al que podías hacer “kuchiyose” (XDDD), etc. Muy divertido.

Exposición de originales

¡La comisaría de KochiKame!

En otro lugar podías probar los manga para teléfonos móviles adaptados de la Jump y ver muestras de las ediciones internacionales (de España había cuatro –Gintama, Shaman King, Reborn y Bleach català- los cuatro traducidos por Daruma, dos de ellos míos, lo que nos hizo especialmente felices y orgullosos, ya os lo podéis imaginar). En fin… Como curiosidad, al final del evento, hacia la salida, había un stand en el que se ponían a la venta ediciones internacionales (las muestras que Shûeisha obliga a las editoriales extranjeras a mandar a Japón para aprobaciones), al precio que uno quisiera -mínimo cien yenes por tomo-; la idea era que los beneficios obtenidos por esta venta se destinarán a un proyecto de UNICEF.

Stand de venta y beneficiencia de ediciones internacionales

En resumen, la Jump Festa es un salón del manga básicamente participativo y no de compras. Porque básicamente si quieres comprar cosas, tienes que perder medio día haciendo cola a lo bestia (los japoneses son muy aficionados a esto de hacer cola, oye). Es interesante ir, especialmente si eres fan de la Jump, pero yo creo que con una vez basta. Ir, verlo, disfrutarlo, está muy bien, pero repetir solo en caso de ser mega fan.

“¿Qué pasa, tío?” – dijo el estoico Gintoki…

Próxima visita: el Comiket de invierno (28 a 30 de diciembre), junto con el Comiket de verano, posiblemente el evento más friki del mundo entero; la mayor exposición de dôjinshi (fanzines) que te puedes echar a la cara y el sitio con más densidad de otaku y fujoshi por metro cuadrado del universo.

Konchû Tantei Yoshida Yoshimi (Yoshimi Yoshida, Detective de insectos)

  • Título: 昆虫探偵ヨシダヨシミ -Konchû Tantei Yoshida Yoshimi- (Yoshimi Yoshida, Detective de insectos)
  • Autor: Aozora Daichi
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2008
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 1


¡Otra bizarrada! Este lo vi en un listado de novedades de tomo en Japón de este mismo año y me llamó la atención por el título. Así, decidí comprarlo como regalo para un amigo traductor que además es entomólogo de afición (no os perdáis el post que hizo sobre Naruto, por ejemplo). Por supuesto, no pude resistir la tentación de leerlo a mi vez. De hecho, entre los dos hemos acabado por hacer una entrada coordinada, el mismo día a la misma hora, cada cual reseñando la historia desde un punto de vista distinto, lo que me parece interesantísimo: él, como especialista en entomología y yo, como lector que de insectos no sabe demasiado. Si queréis comparar los dos puntos de vista (por favor, hacedlo), no tenéis más que hacer clic aquí.
Como bien dice el título, este manga va sobre un detective especializado en insectos. ¿Cómo? Pues sí… Yoshimi Yoshida es un detective privado que tiene la facultad innata de poder conversar con todo tipo de animales, especialmente con insectos. Así, durante las páginas de este manga se dedicará a resolver varios casos: infidelidades matrimoniales, desapariciones, fraudes… Todos relacionados con insectos, por supuesto. A cambio, solo pide que sus satisfechos clientes le indiquen la ubicación de algún escarabajo rinoceronte (kabutomushi), unos insectos muy apreciados en Japón como “mascotas” y por los cuales se llegan a pagar auténticas fortunas. Yoshida solo tendrá que ir al lugar, cazar al bicho de turno y luego venderlo para conseguir su dinero.
El manga se estructura en la forma de pequeños episodios de entre 4 y 10 páginas y su vocación es humorística. Digo “vocación” porque realmente es rara la vez que consigue hacer reír, ya que los chistes o situaciones son más bien… Raros. O con poca gracia, no sé. Muchas veces las situaciones se basan en comportamientos de los diferentes insectos, como la forma de copular de las libélulas o la propensión de las mariquitas a hacerse las muertas cuando se sienten amenazadas. En cuanto al dibujo… Buf… Pues ya lo veis en la página de muestra: es feo-feo. XDD

¡Si no fuera porque son insectos, este sería un manga hentai!

El manga se fue publicando a trancas y barrancas en la revista Morning entre 2003 y 2008, un montón de años para recopilar solamente 133 páginas que son las que conforman este tomo, por lo que se podría decir (y de hecho el autor lo comenta) que es casi un milagro que haya podido recopilarse en formato tomo. Y es que aunque parezca mentira, en Japón hay miles y miles de páginas que se publican mes a mes en los cientos de revistas de manga que existen que nunca llegan a tener la suerte de ser recopiladas en tomo y vendidas en las librerías.
Lo que más me gustó de este tomo son los extras que tiene, donde el autor comenta cosas sobre su infancia relacionadas con su pasión por la entomología, como cuando salía a cazar bichos. Se trata de una afición de infancia muy arraigada en el Japón rural, de la que tenía consciencia porque sale a menudo en manga y películas, pero esto de tener un testimonio de primera mano que te cuenta lo que hacía durante sus aventuras entomológicas de infancia resulta interesante. El autor, por cierto, se hace llamar Aozora Daichi (Cielo azul, gran tierra), un seudónimo que sin duda está inspirado en su tierra natal, la isla de Hokkaidô. Se podría decir que este autor prácticamente debutó con esta obra y es casi lo único que ha hecho.
En fin, un ejemplo más de un manga de tercera fila que jamás llegará a España, y un buen ejemplo por si no teníais claro que la ecuación “manga = hostias/violencia/ojos grandes/líneas cinéticas” no es cierta.

Makoto-chan House y Tokiwa-sô; un paseíto por Tokio

Esta tarde he estado dando un paseíto de estos que tanto me gustan por Tokio, mapa en mano y con dos o más puntos relativamente cercanos entre sí que quería visitar y muchas ganas de andar. Hoy, cómo no, he estado en dos sitios “mangueros”.
Primero me he acercado a Kichijôji, donde el ínclito Kazuo Umezu (el protagonista del “Adivina qué mangaka es” más reciente) se ha construido una polémica casa muy de su estilo. La casa se llama “Makoto-chan House” y es un homenaje a una de sus obras más famosas, Makoto-chan, cuya secuela comenté en este post.

A la izquierda, la Makoto-chan House, en medio del vecindario. Tampoco canta tanto, ¿no?
Vista frontal

¡El tío se ha puesto un buzón “vintage” de verdad!

Como veis, la casa está pintada a rayas rojas y blancas, que es el estilo que se asocia a Umezu (siempre va con camisetas de esta guisa) y tiene detallitos muy curiosos. En un principio, se ve que los vecinos se quejaron mucho de la “aberración” que representaba esta casa e incluso le llevaron a juicio para que no la construyera, pero ahora parece que se han calmado las cosas. Se supone que Umezu vive y trabaja en este lugar (aunque no sé seguro si vive o no, creo que su estudio está aquí). Hace relativamente poco que se inaguró, por cierto: fue en abril de este año 2008.

Una panorámica de la casita


Un detalle de la característica torre en forma de cara


La casa está muy cerca de la estación de Kichijôji, a apenas unos 5 minutos andando, por lo que es fácil de visitar. Incluso se puede combinar perfectamente con un paseo desde el Museo Ghibli (ruta desde el museo Ghibli hasta Makoto-chan House). Yo no lo he hecho pero calculo que como mucho habrá media horita a pie atravesando el parque de Mitaka y la zona residencial con unas casitas de agárrate y no te menees.
Al volver a la estación me he encontrado una tienda de libros de segunda mano increíble. Tenían de todo y la sección de manga, aunque bastante pequeña, era curiosísima porque no era de las típicas que tienen manga de segunda mano reciente, sino que tenía cosas muy recientes mezcladas con cosas realmente antiguas y rarísimas. Por ejemplo, me he encontrado y comprado un libro-revista de 1968 (¡40 años!) de la Ribon con una versión manga de Lo que el viento se llevó realizada por la veteranísima decana del shôjo Miyako Maki (esposa de Leiji Matsumoto, por cierto). ¡Increíble! Por supuesto, cuando me lo lea lo comentaré aquí.

La tienda de libros de segunda mano


Vista del interior de la tienda. ¡Yo vuelvo!


Lo suyo en este punto, en un viaje “normal”, es subir al tren en Kichijôji y, a escasas cinco o seis estaciones en dirección Shinjuku se encuentra Nakano, con el inefable edificio Broadway, meca del otakismo japonés; sería una parada lógica en un recorrido manguero Museo Ghibli – Makoto-chan House, Broadway – Tokiwa-sô. Pero como en invierno oscurece muy pronto, he decidido pasar por alto esta fase y me he dirigido hasta la siguiente estación, Higashi-Nakano, donde he hecho un trasbordo a la línia Ôedo hasta Ochiaiminaminagasaki (pronunciar sin respirar XD). El objetivo: visitar el sitio donde en su momento estuvieron los famosos apartamentos Tokiwa-sô, los “apartamentos del manga”. Este es el lugar por si alguna vez os apetece ir, aunque ya veréis que no hay nada que valga la pena, la verdad, es más la gracia de ir y presentar los respetos a los dioses del manga que otra cosa. Los muy capullines de los japoneses, en vez de preservar el edificio y habilitarlo como museo o algo así, lo derribaron en 1982. ¡Para mear y no echar gota!
En fin, ya he hablado mil veces de Tokiwa-sô en este blog, pero aun así en principio ahora venía todo el rollo de Osamu Tezuka, Fujio Fujiko, Shôtarô Ishinomori y tal y pascual, pero una extraña conexión mental con Alejo, genial responsable del genial Glob! (¡no es peloteo, lo juro -James, que te conozco XD-! ¡Me encanta el Glob!) ha hecho que justo hoy, mientras yo estaba paseando por las calles que pisaron estos monstruos del manga, él estuviera escribiendo y publicando un post sobre esto mismo, así que pongo un link y os ahorro el rollo: os dejo con Alejo, que os contará qué fue el Tokiwa-sô.
La verdad es que no esperaba ver nada especial en el lugar, quizás una plaquita conmemorativa o algo (aunque ni siquiera esto me esperaba, conociendo a los japoneses), y me he sorprendido al ver este cartel, que es un poco cutrillo, pero que es mejor que nada.

“El distrito comercial en el que estaba el Tokiwa-sô: Calle Comercial Minaminagasaki Nikoniko y Calle Comercial Jiyûdôri Ninu – 1953 a 61 aprox. – Aquí estuvieron las raíces de los dioses del manga – El lugar sagrado del manga en el que pasaron su juventud los dioses del manga (Osamu Tezuka, Fujiko Fujio, Shôtarô Ishinomori, Fujio Akatsuka) – Entrada al lugar donde estaba el Tokiwa-sô – Antes, el Tokiwa-sô se encontraba al final a la derecha de este callejón, donde actualmente está la editorial Nihon Kajo”

¡En este lugar exacto estaba el Tokiwa-sô! ¡Reverencia! Actualmente hay una editorial.


Edificio de apartamentos muy cerca del antiguo Tokiwa-sô.


Los callejones de la zona

Tras la visita y merodear un poco por los alrededores, he decidido irme andando hasta la estación de Kanamechô porque me iba bien para coger el metro, y de camino he pasado por los alrededores de la estación de Shiinamachi, que son realmente pintorescos, y he dado un paseíto buenísimo en un día de invierno bastante cálido y agradable y con una atmósfera limpísima. Esto es lo bueno del invierno japonés: aunque haga frío, la atmósfera suele estar muy limpia y el cielo azul, es un tiempo ideal para ir a sacar fotos.

El distrito comercial Nikoniko


Niños flipándose ante un extranjero con cámara (hacía mucho que no me pasaba esto en Tokio, je je)


Papel de váter de Shin-chan y Chibi Maruko-chan. ¡No lo había visto nunca! Si alguna vez tengo ganas de limpiarme el culo con Shinnosuke, ¡ahora ya sé cómo! XD


La zona cerca de la estación de Shiinamachi


Aparte, como bonus track, ayer estuve con mi amiguete David, al que supliqué que por favor me dejara participar en la genial sección “La bebida del día” de su blog Nihoneymoon. Y visitando a David desde Nara estaba otro David, más conocido como “Flapy”, autor del visitadísimo y premiadísimo blog Flapy in Japan, que también aprovechó para hacerme una entrevista en vídeo. No creo que ninguno de los dos Davides tarde mucho en subir este material en el que me humillo públicamente, así que permaneced atentos a vuestros monitores! XDDD

Tetsu no Ji (Iron Butt)

  • Título: 鉄の字 -Tetsu no ji- (Letra “Tetsu” / Iron Butt)
  • Autor: Shinya Ohmori
  • Editorial: Magazine House
  • Revista: Brutus / Comic Are!
  • Años publicación: 1993-94
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 1


Curiosísimo manga este Iron Butt, un solo tomo que me dejó muy buen sabor de boca. El manga nos explica episodios de la vida de un flipado por el motocross, concretamente por saltar lo más alto posible con una moto. Pero nos lo cuenta con mucha gracia y con la originalidad de hacer que cada episodio se enmarque en una fase de la vida del protagonista, Tetsumi.
Así, los primeros tres capítulos del manga nos muestran al Tetsumi niño, un mocoso muy parecido al Shiro de Tekkon Kinkreet tanto en expresión facial como en comportamiento y carácter, que va con su bici por las calles de su pueblo, haciendo tonterías, y descubre el mundo de las motos y del motocross. Concretamente, ve a alguien que realiza un salto espectacular con su moto y, a partir de aquel momento, su obsesión será la de conseguir realizar los mayores y más espectaculares saltos con una moto.
En los próximos capítulos, Tetsumi ya ha crecido y se ha convertido en un adolescente que empieza a hacer sus primeros pinitos con el motocross, con la ayuda de un abuelo del vecindario que antes de jubilarse trabajó como ingeniero en una modesta fábrica de motos. Vemos cómo se va introduciendo en el mundillo y cómo reta a otros corredores de la especialidad. Y, finalmente, en el último capítulo, Tetsumi ya es un corredor retirado de unos 30-35 años y tiene hasta un hijo pequeño que… ¡Resulta estar tan o más pirado que él!

Shiro… Digo, Tetsumi intentando hacer motocross con una scooter

Aunque parezca que la historia está muy condensada y que intenta contar mucho en muy pocas páginas (el tomo tiene poco más de 200 páginas), eso no es así porque el autor no ha querido contar muchos detalles, sino solo simples episodios. Lo que pasa entre medio hay que deducirlo (o no, tampoco importa).
Estamos ante un manga muy entretenido sobre… motocross. Sí, en el manga hay todo tipo de temáticas, ya lo hemos dicho mil veces. Pero esto es más que un manga sobre motocross, es un manga sobre la vocación, sobre el esfuerzo y ese punto de locura que hay que tener para llevar a cabo con éxito los sueños, por más alocados que estos sean. Además, lo hace de forma muy entretenida.
El estilo de dibujo resulta curioso porque es muy similar al estilo de Taiyô Matsumoto (o Matsumoto Taiyou, como se le acredita en Occidente), el autor de la genial Tekkin Konkreet, entre muchas otras obras que no han llegado todavía a España. No sé hasta qué punto esta similitud de estilo es coincidencia o no (Matsumoto debutó en 1988, pero no creo que obtuviera mucha notoriedad en sus primeros años, mientras que Iron Butt empezó en 1993). No hay prácticamente información sobre Shinya Ohmori, el autor de este manga, en la red, solo que tiene otro manga también de tipo motociclístico, así que resulta bastante misterioso de dónde salió y adónde fue un autor capaz de realizar un manga tan notable como Iron Butt. Yo hasta sospecho que podría ser un “alter ego” de Matsumoto, porque que un autor a priori tan bueno como este Ohmori solo tenga dos obras menores en el mercado resulta un poco raro. Pero claro, esto es solo una cábala personal mía, yo qué sé.
A propósito, el título es curioso, ya que en japonés es Tetsu no Ji, o sea “letra tetsu” (le letra tetsu (鉄) significa “hierro/metal/acero), supongo que porque el protagonista se llama 鉄美 Tetsumi. Sin embargo, el título inglés es Iron Butt o sea “Culo de Hierro”, una mención explícita al culo que hay que tener cuando uno monta en una moto de motocross XDD.

 

Kazuo Umezu

Atención: este post está escrito bajo el antiguo formato de “Adivina qué mangaka es”, en el que se presentaba una foto antigua del mangaka y el lector debía adivinar de quién se trata. Ahora el formato ha cambiado, pero dejo la redacción del artículo tal cual.

Los dibujantes de manga suelen ser gente bastante anónima, y no es raro que muchos de ellos no se dejen fotografiar o ver en público, por lo que a veces incluso llega a ser una incógnita si un dibujante o guionista en concreto es hombre o mujer. Esto antes no se daba tanto, pero sí es cierto que conseguir fotos de caretos de mangaka no es algo que sea tan sencillo como a priori podría parecer.
Sin embargo, hace poco pude conseguir un libro muy interesante, publicado en 1982, que da un repaso a la historia del manga hasta ese año y en el que se analizan varias obras y, además, se ofrece información acerca de sus autores y de las circunstancias históricas en las que fueron escritas. Aparte de ser muy buen libro, la gracia que tiene es que en él salen fotografías de todos los mangaka de los que se habla, tomadas en los alrededores de 1982. Y, por lo tanto, ¡este libro se convertirá en una verdadera mina para seguir alimentando esta sección!

Empezaremos con uno fácil, a ver si adivináis de quién se trata. Digo que es “fácil” porque sus facciones no han cambiado mucho en estos 25 años transcurridos, y además es alguien bastante notorio y que sale a menudo por la tele, revistas o libros (en Japón, claro). El primer “invitado” proveniente del libro, pues, es este de aquí:


¿Lo sabes? Si no, no tienes más que hacer clic en el link de “Leer el post entero” de aquí debajo y lo sabrás enseguida…Time machine: 26 años más tarde…

¡A que te pego con el mesheroooo!

 

Pues es Kazuo Umezu (o Umezz, como al parecer quiere ser llamado en grafías occidentales), gran dibujante con más de 40 años de carrera y uno de los principales creadores del género de terror. En España le estamos conociendo gracias a la edición en curso de Aula a la deriva, una de sus obras más famosas y que a mí personalmente me gustó mucho, como se puede comprobar en este post.
Aparte de terror, se especializó en humor, sobre todo gracias a Makoto-chan, una comedia de dudoso gusto, muy tosca y basta, pero que tuvo un gran éxito en Japón. Además, tampoco se cerró nunca ninguna puerta y trabajó el shônen e incluso el seinen.
Umezu es un creador peculiar. Siempre va vestido a rayas rojas y blancas y en los últimos años aparece a menudo en la tele japonesa como “invitado gracioso” (en Japón, a estos invitados-famosuelos les llaman “tarento” a pesar de que “talento” real muchas veces no tienen ninguno XD). Últimamente ha salido bastante por las noticias porque se ha construido una casa muy particular en el barrio de Kichijôji, cerca de Tokio (una casa muy polémica, ya que sus vecinos se han quejado y amenazan con llevarle a juicio para que la derribe), que está entre los destinos a visitar en mi próximo viaje a Japón… Que empieza mañana. ¡Permaneced atentos a este blog, porque la visita promete!

 

¡Gwashi!