El blog de Marc Bernabé

Kasei Tanken (La exploración de Marte)

  • Título: 火星探険 –Kasei Tanken– (La exploración de Marte)
  • Autor: Tarô Asahi (guión) / Noboru Ôsaka (dibujo)
  • Editorial: Shôgakukan Creative
  • Revista:
  • Años publicación: 1940
  • Clasificación: kodomo
  • Tomos: 1


Se habla de Osamu Tezuka como el padre absoluto del manga, el “dios” creador, pero a menudo olvidamos que el cómic japonés ya existía antes de esta importantísima figura. Sin por supuesto llegar a las cotas de popularidad y permeabilidad que obtuvo el manga en los años 50 gracias a Tezuka y ha ido manteniendo hasta la actualidad, el cómic japonés “a.T.” (antes de Tezuka XD) tuvo un éxito considerable en la época. Podemos decir que Tezuka no inventó el manga, ni mucho menos, pero sí que, debido a su gran pasión por el cine, el teatro y la música, incluyó elementos de estas otras disciplinas artísticas en el cómic y consiguió llevarlo hasta una nueva dimensión. Así, contribuyó a hacer de él la piedra angular de una industria de entretenimiento que actualmente domina Japón y se está expandiendo por el mundo en la forma de manga, anime, videojuegos, merchandising y películas.
Sin embargo, a veces podemos sentirnos tentados a olvidar que Osamu Tezuka, por supuesto, también fue un niño, y recibió influencias de tebeos de su época infantil, entre los que se cuentan Norakuro, la verdadera estrella del cómic de preguerra y este manga que comento ahora. Con el permiso de Norakuro, publicado por la poderosa editorial Kôdansha, Kasei Tanken (La exploración de Marte) es uno de los manga más influyentes de la pre y entreguerra a pesar de que fue publicado por la pequeña editorial tokiota Nakamura que, con su colección “Nakamura Manga” consiguió rivalizar con las editoriales más poderosas del momento. El “truco” que usaron, si se puede llamar así, fue el de publicar manga como si fueran “libros serios”, para que los padres de la época, muy reticentes al entretenimiento infantil en forma de cómic por considerarlo dañino, se creyeran que estaban comprando un producto educativo para sus hijos en vez de entretenimiento barato y tosco. Los libros de la colección “Nakamura Manga” se publicaban a todo color, con buen papel, excelente encuadernación cosida y en tapa dura, y además iban protegidos dentro de una caja-funda de cartón. A cambio, eso sí, eran bastante más caros que los demás manga.

Un lujo a todo color

La edición que comento es una preciosa edición facsímil de 2005 publicada por Shôgakukan Creative imitando exactamente hasta el último detalle del original. De hecho, aparte de la página de créditos final (se incluye también la página de créditos original de la época, por cierto) y una funda descartable que recubre la caja de cartón por fuera y que incluye, entre otras cosas, el código de barras o el ISBN (por supuesto, en el original no lo había pero ahora es obligatorio ponerlos), podríamos decir que la edición es idéntica a la original. Aparte, incluye un pequeño libreto extra con artículos de Sakyô Komatsu (novelista autor original deh Nihon Chinbotsu), Leiji Matsumoto (el autor de Capitán Harlock y tantas otras leyendas del manga y anime) y dos especialistas más que comentan varios aspectos de la obra. Tanto lujo y fidelidad, por cierto, se paga caro, ya que el librito cuesta 3600 yenes del ala (unos 29 euros al cambio de hoy).
Kasei Tanken, realizado por Tarô Asahi en el guión y Noboru Ôsaka a los lápices, es un sorprendente cómic en muchos aspectos. La historia nos cuenta cómo Tentarô, hijo de un importante astrónomo, aprende curiosidades sobre Marte gracias a conversaciones con su padre y con el rival del mismo. Los dos científicos discuten sobre los canales de Marte: uno piensa que son una enorme obra de ingeniería realizada por los marcianos, mientras que el otro está convencido de que son simples casualidades geológicas y que Marte no está habitado. Tentarô, por cierto, tiene dos fieles amigos que le acompañan a todas partes, la gatita Nyanko y el perro Pichikun, ambos atropomorfizados en una de las pocas licencias artísticas que se permiten los autores (recordemos que la obra está enfocada al público infantil y que por lo tanto es un kodomo manga en toda regla).
En un momento dado, la obra deriva hasta la fantasía más pura e imaginativa, ya que nos describe un sueño de Tentarô en el que él y sus amigos van hacia Marte, conocen a los marcianos y viven varias aventuras y desventuras hasta que el chaval se despierta. Cuando luego va a explicarle a su padre que ha “estado” en Marte, él se decide a explicarle la realidad de ese planeta (según se conocía en 1940, claro), que es un planeta yermo, deshabitado, y todo eso que ahora tenemos tan y tan claro debido a la mucha información de que disponemos en el siglo XXI. Sin embargo, en 1940 la gente no tenía ni idea de lo que había o no en Marte y por supuesto varias leyendas sobre los marcianos estaban muy en boga. Sorprende ver un cómic japonés de 1940 donde se dé tanto valor a la veracidad científica sin que por ello se tenga renunciar al componente fantástico (aunque tenga que ser a través de un sueño) y a las aventuras, máxime cuando los americanos por aquella época estaban en pleno boom de la “pulp science-fiction” con historias sobre extraterrestres y tal y en los años 50 se rodaron tantísimas películas en Hollywood sobre marcianitos. En este sentido, Kasei Tanken sorprende por su precocidad y su veracidad.
Una curiosidad bastante interesante es que, al haber sido publicado en la preguerra, al igual que Norakuro, este cómic está escrito en japonés antiguo, con los hiragana ゑ y ゐ (actualmente abolidos) utilizados por doquier, versiones antiguas de los kanji (ya que la reforma de los kanji es posterior a la guerra) y curiosas maneras de expresar y escribir ciertas expresiones. Para un lingüista, leer este manga también es una gozada en este sentido.

Mudazumo naki kaikaku (The legend of Koizumi)

  • Título: ムダヅモ無き改革 –Mudazumo naki kaikaku– (Reformas sin tiradas innecesarias / The legend of Koizumi)
  • Autor: Hideki Ohwada
  • Editorial: Takeshobô
  • Revista: Kindai Mahjong Original
  • Años publicación: 2007-?
  • Clasificación: seinen, mahjong
  • Tomos: 1 (en curso)

Durante esta reciente estancia en Japón no me he quedado de brazos cruzados en lo referente al manga: he leído un montón y también he estado preparando una buena batería de reseñas y de crónicas de algunas visitas que he hecho, pero me las voy guardando para ponerlas poco a poco aquí.
Además, está claro que no hay viaje a Japón sin que realice al menos un descubrimiento notable en materia de manga: en mi anterior viaje, sin ir más lejos, descubrí Detroit Metal City y Saint Oniisan (que está obteniendo un éxito tremendo, por cierto, está por todas partes). Esta vez ya pensaba que, a pesar de haber encontrado obras francamente interesantes, no había conseguido localizar ninguna especialmente destacable. Pero solo cuatro días antes de irme, un amigo me preguntó si conocía este manga que reseño, ya que le había parecido muy interesante y además está obteniendo un éxito notable actualmente. Y sí, puedo decir que este manga es el gran descubrimiento de este viaje, porque me lo he pasado de maravilla leyéndomelo. Lo más curioso es que es un manga de mahjong…
¿De mahjong? Sí, lo habéis leído bien. El juego de mesa de origen chino del mahjong es muy popular en Japón como juego de apuestas, al estilo del póker en Occidente, y hay tantos interesados en este juego que existen, además de libros y tal, revistas enteras –semanales, quincenales o mensuales- dedicadas al mismo. ¡Incluso existen revistas de manga sobre mahjong! Sí, sí, revistas de manga, de las típicas con 400 o 500 páginas, solo que llevan íntegramente mangas dedicados al mahjong. ¿Qué qué tienen de interesante? No sé, la verdad, porque no sé jugar al mahjong, pero me imagino que consiguen trasladar con fidelidad las emociones y sensaciones que puede tener uno cuando juega una partida y se está jugando una cantidad respetable de dinero.
Mudazumo naki kaikaku es un manga publicado originalmente en una de estas revistas, concretamente la Kindai Mahjong Original, pero con la particularidad de que los que juegan al mahjong en sus páginas no son otros que políticos famosos: o bien japoneses o bien pesos pesados de la política internacional. Por un lado, el protagonista es Jun’ichirô Koizumi, el primer ministro que con muuuucha diferencia ha durado más en su cargo en las últimas décadas (2001-06), y le acompañan políticos japoneses de la talla de Shinzô Abe (primer ministro en 2006-07), Tarô Aso (ex Ministro de Asuntos Exteriores y actual primer ministro de Japón) o Naoto Kan (antiguo líder de la oposición), además de Kotarô Koizumi, hijo de Jun’ichirô y que en 2001 protagonizó un intento de ganarse la vida como modelo y actor aprovechándose de la popularidad de su padre. Por el otro lado, los rivales son George Bush (padre e hijo, acompañados por Condoleezza Rice, Donald Rumsfeld y Colin Powell), Kim Jong-Il, Vladimir Putin (¡qué chungo es el cabrón!), Margaret Thatcher… ¡¡Y se ve que a partir del segundo tomo aparecerá hasta Benedicto XVI! (sí, sí, Ratzinger)!

¡Koizumi contra George W. Bush! (con Sugimura de testigo de excepción)

Finalmente, la nota femenina kawaii la pone Yukari, miembro del parlamento y comentarista de las jugadas, mientras que la nota cómica viene de parte de Taizô Sugimura, joven miembro del parlamento que fue elegido “por potra” (como él mismo dijo) en 2005 y que se hizo famoso por salir por la tele absolutamente flipado por haber salido elegido parlamentario y comentando que con el sueldazo que le darían se compraría un BMW y subiría gratis al tren bala y tal (historia verídica).
La gracia del manga, aparte de que salgan los políticos jugando al mahjong, es por un lado que se toman el juego como si fuera una verdadera guerra (en vez de dinero, se juegan F-15 y cosas así). Así, el mahjong es la piedra de toque de las relaciones entre los varios países del mundo. Así, Koizumi es el jugador de mah-jong más legendario de Japón y su función es defender al país de los ataques extranjeros, aparte de salvar al pobre Sugimura, al que siempre atrapan y usan como rehén para forzar a Koizumi a jugar. Por otro lado, en este manga Hideki Ohwada se destapa como un verdadero maestro de la exageración gráfica. Este cómic es un verdadero manual de cómo utilizar imágenes, metáforas visuales, efectos, planos imposibles, sombras y demás para que una simple tirada en una partida de mahjong parezca el lanzamiento de un auténtico mísil con cabeza nuclear. En este sentido, esta obra es brutal y debería formar parte de los libros de referencia que cualquier aspirante a mangaka debería tener.
Aunque se trate de un manga de mahjong y salgan expresiones bastante especializadas que solo los entendidos en el juego pueden comprender, uno puede disfrutar este manga sin muchos problemas. Aunque, evidentemente, si uno sabe jugar al mahjong lo disfrutará mucho más. Yo, por ejemplo, no tengo ni idea de mahjong y aun así me ha encantado, pero el amigo que me lo recomendó sí sabe jugar y me comentó que es una pasada también en el sentido de que las jugadas que salen están muy bien trabajadas. Aunque son una exageración bastante brutal, claro, como cuando Koizumi hace trampas borrando con el dedo (como si fuese una lima) la superficie de una ficha para que parezca que es una ficha blanca en vez de una con algo impreso. Además, los nombres de las jugadas son también hilarantes, en plan “tirada de ataque preventivo” (de G.W. Bush), “lanzamiento de Taepodong” (de Kim Jong-Il) o “Rising Sun” (de Koizumi).
El manga está teniendo un éxito considerable en Japón a pesar de ser un manga de mahjong (no son precisamente mayoritarios). Algunos achacan este éxito a que Koizumi sigue siendo muy popular a pesar de haber dejado de ser ministro hace ya algunos años, pero francamente a mí me parece que el manga es popular porque es muy bueno, muy gracioso y está muy bien dibujado. Curiosamente, el único tomo disponible, publicado en septiembre de 2008, no lleva el número 1 por ninguna parte, por lo que puede considerarse un tomo único, pero al parecer el éxito que está obteniendo ha hecho que el manga haya vuelto a aparecer en la revista Kindai Mahjong Original e imagino que durante este 2009 saldrá el tomo 2.
Sobre el título, la palabra kaikaku (reforma) apunta directamente a Koizumi, ya que en su época como primer ministro siempre estaba hablando de “kaikaku”. En cuanto a mudazumo, es una amalgama de “muda” (innecesario) y “tsumo” (una palabra que indica una tirada básica del mahjong). Finalmente, “naki” significa “sin”. Así que una traducción literal del título sería algo como “Reformas sin tiradas innecesarias”. Aunque en inglés se especifica el título The legend of Koizumi.

San gatsu no lion (March comes in like a lion / León de marzo)

  • Título: 3月のライオン -San gatsu no lion- (March comes in like a lion / León de marzo)
  • Autor: Chica Umino
  • Editorial: Hakusensha
  • Revista: Young Animal
  • Años publicación: 2007-?
  • Clasificación: seinen, costumbrista
  • Tomos: 2 (en curso)

Todo lo bueno se acaba y ya es mi último día en Japón. De aquí me llevo muchos recuerdos, muchos encuentros, muchas experiencias y muchos manga descubiertos y leídos. De todo esto iré escribiendo poco a poco en este blog en cuanto tenga un rato para ponerlo por escrito. Pero bueno, tampoco es para montar ningún drama, porque como decía el amigo Schwartzie, “I’ll be back”.
Me gustaría despedirme del viaje a Japón de esta vez con una preciosa historia muy especial para mí: San gatsu no lion. Siento decir que esta es la primera historia de Chica Umino que leo, y eso a pesar de que Honey & Clover está siendo traducida por Daruma. Simplemente, son demasiados tomos al mes los que pasan por la oficina y desgraciadamente no puedo leérmelos todos; así, Honey & Clover es una de las historias que han pasado por la oficina de Daruma, tanto en manga como en anime, que no he tenido el placer de leer ni tampoco de ver en forma de anime. Y después de leer los dos primeros tomos de San gatsu no lion, los únicos que de momento están disponibles, imagino que es algo que tendré que solucionar pronto, porque esta nueva historia de Umino me está gustando mucho.
Cuando voy a Tokio, suelo alojarme en una zona muy cercana al río Sumida, un sitio donde confluyen varios canales que entran o salen del río, y donde hay dos o tres islas con muchísimo encanto, concretamente la isla de Shinkawa (que no parece una isla, porque los canales que la rodean son pequeñitos), y la de Tsukuda/Tsukishima, que es mucho más grande. Una de las actividades que hago por las mañanas es levantarme muy temprano e ir a correr un poco por el lado del río, bajando por el lado “continental” hasta el mercado del pescado de Tsukiji, atravesando el río Sumida por el puente Kachidoki, y volviendo a subir por la isla de Tsukishima y Tsukuda hasta finalmente atravesar el precioso puente colgante y volver a Shinkawa (mapa con el itinerario). La verdad es que es una pasada de circuito para salir a correr, con un paisaje impresionante gracias al río y los imponentes edificios de Tokio, así como gracias al área tradicional de Tsukishima-Tsukuda, con sus canales, sus casas antiguas y su pequeño santuario sintoísta.

¡El precioso puente Chûô Ôhashi!

Tsukishima es una isla con mucha solera, habitada desde hace siglos, y forma parte del llamado “shitamachi” o, en mi traducción adaptativa, “área castiza”. El vocablo “shitamachi” se refiere a zonas populares ya pobladas en tiempos de los samuráis, donde vive gente sencilla y de toda la vida. En las “shitamachi” se suelen encontrar casas de madera antiguas, templos y cosas así, en contraste con las nuevas zonas residenciales, que solo tienen casas unifamiliares y poco más.
Pues bien, haciendo footing y pasando por la zona comercial de Tsukishima-Tsukuda (famosa por sus tortas al estilo de Tokio llamadas monja-yaki) vi que había publicidad de este manga por todas partes y la verdad es que me preguntaba por qué, aunque no le di más importancia. Sin embargo, un día, en un Book Off, me topé con este manga y ya que estaba decidí echarle un vistazo (en Book Off los manga no están precintados). ¡Cuál fue mi sorpresa al ver que está ambientado precisamente en esta zona que me gusta tantísimo! Aunque Umino no menciona en ningún momento ninguna referencia topográfica real, las viñetas en las que aparece el río, el puente, las casitas, el santuario, etcétera, no dejan lugar a ninguna duda. ¡San gatsu no lion se ambienta exactamente en el área donde salgo a correr todos los días cuando estoy en Tokio! Así, no me extraña que en la calle comercial de Tsukishima hayan decidido darle un homenaje a este manga.
En fin, ¿y de qué va el manga? Pues nos cuenta la historia de Rei Kiriyama, un solitario joven de 17 años que sufrió la desgracia de perder a toda su familia en un accidente de tráfico. Sin embargo, Rei tiene el don de jugar maravillosamente al shôgi (una especie de ajedrez a la japonesa); de hecho, juega tan bien que a sus 17 años ya es jugador profesional, de quinto dan, y puede permitirse vivir solo en un apartamento. Pero debido a su carácter hermético y a la terrible pérdida que sufrió de pequeño, Rei es un chico extremadamente introvertido que no se relaciona con nadie.
Todo cambia cuando, por una casualidad, una chica llamada Akari se lo encuentra y lo lleva a su casa, donde conocerá a las dos hermanitas de Akari: Hinata y la pequeña Momo. Las tres hermanas viven con su abuelo ya que también perdieron a sus padres, pero eso no les impide formar una familia de lo más alegre y cálida, con muchos gatos. A destacar los gatos, ya que al parecer a Umino le encantan los adorables felinos y a veces les caracteriza y les “pone voz” con una gracia y un cariño que solo un verdadero amante de los gatos puede conseguir.
Así, Rei empezará (al principio con muchas reticencias) a aceptar la hospitalidad de esta familia y a inmiscuirse en su día a día mientras sigue estudiando en la escuela secundaria y se dedica a preparar torneos y partidas de shôgi en su carrera como profesional. Estamos ante un manga más bien costumbrista, muy bonito, en el que no suceden grandes cosas, pero que aun así relaja y consigue hacer sentir bien al lector. El dibujo es muy tierno, en la línea de Honey & Clover. La verdad es que parece mentira que esta serie se esté serializando en la revista Young Animal de Hakusensha, junto a otras obras como Berserk o Detroit Metal City. ¡Es que no tiene nada que ver!
Otra curiosidad del manga son las explicaciones que el jugador profesional de shôgi Manabu Senzaki ofrece al término de cada capítulo. Son explicaciones muy simples, que evitan los tecnicismos y las frases farragosas, y que consiguen despertar el interés en el shôgi en el lector, ya que no pretenden “enseñar” a jugar al shôgi, sino solo a comprender algunos detalles sobre este juego que aparecen en el manga (siempre detalles nimios que no requieren en ningún caso que el lector tenga nociones del juego para saber lo que está ocurriendo). Respecto al título, se ve que proviene de la expresión inglesa “March comes in like a lion and goes out like a lamb” (Marzo viene como un león y se va como un cordero). Ignoro el porqué de esta elección de título.
En resumen, un gran manga pero de nuevo uno de esos títulos que, aunque salga en España (espero que sí), dudo que consiga mucho éxito a pesar de ser mucho mejor que el 90% de lo que se publica actualmente.

Comiket 75

Como lo prometido es deuda, hoy he estado en el Comiket y esta es mi crónica. Antes de empezar, me gustaría dejar muy claro que hago esto no para dar envidia (¡jo, de verdad que no es esta la intención!) sino para compartir con vosotros toda esta información que recibo, porque me gusta compartirla y ser una especie de puente o, dicho de otra manera, vuestros “ojos” en Japón.

Dicho esto, vamos allá con el Comiket. El Comiket o Comic Market es un evento que se celebra dos veces al año en el gigantesco espacio de convenciones Big Sight de Tokio. Una es en verano, en pleno agosto, y la otra durante los últimos días del año, en pleno invierno. Las dos ediciones duran tres días cada una.

El Comiket empezó en 1975 y la actual es la 75º edición, que se dice pronto. La principal particularidad de este evento es que es un evento de fans y para fans, y aunque últimamente el espacio con stands profesionales está aumentando año tras año, lo que se hace en el Comiket es básicamente vender y comprar dôjinshi, o sea fanzines. Se estima que más de medio millón de personas (!!!!) acuden a cada edición del Comiket, y eso que “solo” se venden fanzines en él; esto lo convierte, lógicamente, en la convención de cómics más bestial del mundo.

El hecho de que prácticamente solo se vendan fanzines provoca, pues, que estemos ante una convención más bien atípica; miles de creadores de dôjinshi y aspirantes a mangaka profesional se preparan para este evento dos veces al año, creando historias expresamente para venderlas en el transcurso del mismo. Es importante decir que cada “círculo” (así es como se llaman los creadores de fanzines) solo tiene derecho a un pequeño espacio durante uno de los tres días que dura el evento, por lo que cada día se vende material diferente, con gente diferente. Esto suma miles y miles y miles de creadores, para cientos de miles de visitantes, compradores y curiosos. La entrada, por cierto, es gratuita.

Muchos de los dôjinshi que se venden en el Comiket son parodias de mangas famosos, gran parte de los cuales yaoi (si los que los dibujan son chicas) o bien pornográficos (si los que los dibujan son chicos). Muy poco de lo que se vende en el Comiket es obra original, aunque hay algunos creadores, incluso consagrados, que disfrutan preparando sus dôjinshi y vendiéndolos en el Comiket. Sin ir más lejos, el mismísimo Range Murata suele participar y esta vez estaba ahí vendiendo su nuevo fanzine. También casi todos los editores de manga de Japón acuden al Comiket para ojear y tratar de encontrar nuevos talentos, por lo que este se ha convertido en la verdadera cantera del manga japonés.

Una cosa que me ha sorprendido del Comiket es ver toda una sección llena de CD y DVD que no recuerdo haber visto en mi anterior visita, allá en el verano de 2001, tal vez porque no llegué a esa sección. Algunos fanzines se venden no en papel, sino en CD, e incluso hay una zona donde aspirantes a compositores venden sus creaciones musicales inspiradas en canciones de anime o bien bandas sonoras de videojuegos, con la esperanza de que algún día les fichará alguna compañía. Hoy me he entretendido un rato por allí, escuchando las muestras, ¡y realmente están curradas!

El evento ocupa la totalidad del Big Sight. Para haceros una idea, el Tokyo Anime Fair también se celebra en el Big Sight, pero solo ocupa un pabellón de los cinco que hay disponibles en total. El Comiket ocupa los cinco (dos en la zona oeste, dos en la zona este y uno para los stands profesionales), más la zona del jardín y la zona trasera del aparcamiento, acondicionados para el cosplay. Estamos hablando de unos 80.000 metros cuadrados netos, según calculo a partir de lo que dice la Wikipedia (La Farga de l’Hospitalet tiene unos 8.000 m2). ¡Brutal!

El Comiket es también el lugar preferido de los japoneses para dedicarse en cuerpo y alma al cosplay. Cientos, hasta miles de aficionados llegan con sus disfraces metidos en maletitas y se cambian en los vestuarios disponibles a tal efecto (en Japón está muy mal visto ir disfrazado por la ciudad, por lo que no está permitido llegar con cosplay desde casa, sino que debes cambiarte en los sitios oficiales) y se pasan horas y horas posando en cualquiera de los dos espacios habilitados para esto o bien pululando por el recinto. Y, al finalizar el evento, es curioso verles a todos con sus maletitas de ruedas, cosplayers (con sus trajes) y no cosplayers (con los dôjinshi adquiridos durante el día) hacia casita.

La organización, por cierto, brutal. Cientos de colaboradores que van guiando a la gente por todas partes, un sistema de organización de colas y de rutas de paso impresionante, servicios de limpieza impecables, servicios de envío de paquetería para que la gente no tenga que cargar con todo lo que compra, etcétera. ¡Increíble! Manejar medio millón de personas no es fácil, pero estos tíos lo consiguen.

En fin, voy a dejar que las fotos hablen por sí solas, ¡espero que os gusten!

El Tokyo Big Sight. Yo he llegado sobre las 2 de la tarde y el Comiket cierra a las 4, por lo que, aunque había muchísima gente, en realidad estaba vacío para los estándares del evento.

Uno de los múltiples pabellones. Las mesitas de los “stands” son pequeñísimas, con miles y miles de fanzineros vendiendo sus creaciones.

Foto panorámica de una zona de venta.

Otro pabellón. En la zona este hoy abundaban los fanzines yaoi, con vendedores y público básicamente femenino, mientras que en la oeste había muchos más chicos.

Parte de la zona de stands profesionales.

Una de las dos zonas de cosplay, desde lejos.

Pabellón oeste. ¡Todo tíos!

Otra panorámica del interior del Comiket.

La pirámide invertida del Tokyo Big Sight, desde debajo.

Naruto y Sakura.

¡El Jesucristo de Saint Oniisan! ¡Moooola! ¡Mi cosplay preferido de hoy! ^_^ Se ha sorprendido mucho de que conociera al personaje y, cuando le he preguntado que dónde estaba Buda, me ha dicho que hoy no ha venido porque no se encuentra bien.

Tal vez mi foto preferida de la sesión de hoy. Esos ojos rojos… ¡Uof!

Estos daban un grimoncio que no veas…

“¡Malditos asaltacunas lolicon!” XDDD

La peña de D.Gray-man

Los Akatsuki de Naruto

Bleach.

Er… No sé la serie, pero son monas, ¿eh? XD

Kakashi da ne… Kakkoii.

¿Serán dos Maetel? ¿De Galaxy Express 999? Creo que sí…

¡Go to D.M.C.! XDDD

¡El Equipo Rocket!

Foto artística dentro de uno de los pabellones.

Puesta de sol al término del evento.

Hi’nyô kika-i Ippongi Mamoru! (¡Mamoru Ippongi, urólogo!)

  • Título: 泌尿器科医 一本木守! Hi’nyô kika-i Ippongi Mamoru! (¡Mamoru Ippongi, urólogo!)
  • Autor: Atsuko Takakura
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Young Champion
  • Años publicación: 2001-05
  • Clasificación: seinen, humor
  • Tomos: 11

Ayer día 26 hizo un año desde la primera entrada en este blog. ¡Un año ya! Y para celebrarlo, qué mejor que comentando un manga raruno de estos que tanto nos gustan, ni más ni menos que…¡El manga del urólogo! ¡Sí señor! Hace unas semanas apareció en el Glob una mención a este manga y, como ya comenté en los comentarios de ese post, resulta que lo había visto en una librería hace ya tiempo y en ese momento me llamó muchísimo la atención, pero claro, uno no puede comprar absolutamente todo lo que le llama la atención, por lo que resulta que lo dejé ahí… Pero cuando salió en el Glob me piqué y decidí encontrar el primer tomo y leérmelo.¿Alguien duda ya a estas alturas de que en el mundo del manga podemos encontrar de todo? Supongo que no, porque las obras que suelo reseñar en este blog ejemplifican perfectamente la tremenda amplitud del manga: desde el shônen más comercial al shôjo más pasteloso, pasando por bizarradas alternativas y manga que jamás veremos por estos lares. Y como muestra, otro botón: ni más ni menos que un manga cuyo protagonista es un urólogo. ¡Ja! ¡Y la verdad es que el tebeo no está mal!

Estamos ante un manga de humor de los que tanto abundan en Japón, pero con la particularidad de que este trata sobre un joven doctor, Mamoru Ippongi, que trabaja en una clínica atendiendo a señores con problemas en sus partes. Ippongi es campechano, alegre y muy buen doctor; una especie de aprendiz de Black Jack especializado en urología (de hecho, Black Jack es un personaje “de la casa” (la editorial Akita Shoten) y eso lo aprovechan para hacerle hacer un cameo en el tomo 11 de esta serie –el último-, por lo que he podido ver por ahí). Alrededor de Ippongi hay varios personajes, cada cual con su gracia: la enfermera seria, la enfermera joven que siempre habla demasiado, el director salido, el joven doctor empollón, la novia de Ippongo, con quien mantiene una relación de amor y odio…

Es gracioso cómo la autora expresa en imágenes los penes con fimosis…
Con muñequitos que llevan turbantes o gorros de lana, ¡ja, ja!

Cada capítulo es más o menos autoconclusivo y trata sobre un tema diferente cada vez; a veces va simplemente sobre casos médicos que pasan por su consulta y a veces sobre las relaciones personales de Ippongi con su novia. Es especialmente tronchante la relación de vaivén con su novia, porque a pesar de que Ippongi es joven, atractivo, y además es doctor, su condición de urólogo hace que sus amigas se cachondeen de ella, y además al estar siempre hablando sobre su profesión, llega el punto en el que ella ve formas que le recuerdan a penes XD por todas partes (como por ejemplo, una fuente-surtidor que echa agua en forma de paraguas).

El caso es que al principio del manga la historia se centra mucho en problemas de fimosis y busca la vis cómica en este sentido. Por ejemplo, un capítulo muy divertido va sobre un padre y su hijo, ambos con fimosis. Resulta que la novia del hijo le ha exigido que se opere si quiere seguir con ella, pero el padre no quiere que su hijo deje de tener fimosis porque él no se operó en su momento. Sin embargo, la madre entra en acción (se ve que frustrada porque su marido tiene fimosis y nunca ha querido operarse) y, con la colaboración de Ippongi, les empuja a operarse los dos juntos. El final de la historia es un final feliz, con los dos contentos y agradecidos al doctor.

En fin, este manga es una obra divertida, para pasar el rato y nada más. El dibujo es resultón; no es malo pero tampoco es espectacular. Para lo que es la historia, cumple con creces y hace que el manga sea agradable de leer. El guión está divertido y entretenido, pero tampoco es ninguna obra maestra del humor; de nuevo, suficiente para pasar el rato sin más pretensiones. Recomendado como material de lectura en todas las consultas médicas, eso sí. ¡Que ya está bien de tener solo el ¡Hola! y el Lecturas, joer!