El blog de Marc Bernabé

Bōken shōnen (Chico aventurero)

Wednesday, February 5th, 2014
  • Título: 冒険少年 –Bōken shōnen– (Chico aventurero)
  • Autor: Mitsuru Adachi
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic Original
  • Años publicación: 1998-2005
  • Clasificación: costumbrista, historias cortas
  • Tomos: 1

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Tras leer algunas de las historias más representativas de Mitsuru Adachi, autor que me parece entrañable, me apetecía leer algo distinto suyo. Y si sus obras son principalmente para público juvenil, de muchos tomos y generalmente de temática comedia romántica con el deporte como telón de fondo, desde luego Bōken shōnen no puede ser más atípico en su obra: este es un tomo único que recopila siete historias cortas publicadas en una revista para público adulto y de temáticas variadas, pero todas ellas con cierto regusto adulto.

Boken Shonen de Mitsuru Adachi

Una de las bonitas páginas a color con las que empieza cada una de las historias.

No voy a reseñar cada historia, sino que prefiero expresar mi opinión global sobre el tomo. La verdad es que esperaba más de esta lectura y, aunque no puedo decir que me haya decepcionado en su totalidad, sí que pensaba que Adachi daría para más en el campo de la historia corta para adultos. Hay alguna historia que me ha gustado, y alguna, como por ejemplo la última, que realmente ha llegado a mí, pero otras son bastante anodinas e incluso hay un par que, sorprendentemente para ser de Adachi, tienen una narración bastante confusa y cuestan de seguir.

Eso sí, en el plano gráfico Adachi se ha esmerado mucho en este caso, ya que todas las historias cuentan con una calidad de dibujo bastante superior a la habitual y se inician con preciosas páginas a color. En este aspecto, el tomo es una gozada y es más que digno de figurar en lugar preferente en la estantería de cualquier aficionado a este autor.

Lo mejor

  • El plano gráfico y las páginas a color.
  • Alguna historia que está realmente bien.

Lo peor

  • Globalmente, esperaba más de Adachi en este campo.

Henshin (Transformación)

Friday, January 10th, 2014
  • Título: ヘ/ン/シ/ン –Henshin– (Transformación)
  • Autor: J.M. Ken Niimura
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Ikki Para
  • Años publicación: 2013
  • Clasificación: historias cortas, fantasía, costumbrista
  • Tomos: 1

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No puedo ser imparcial en la reseña de este manga, puesto que es obra de un buen amigo, el autor hispanojaponés J.M. Ken Niimura. Ken, hijo de padre japonés y madre española, se crió enteramente en España hasta que sus inquietudes le instaron a irse por ahí a hacer mundo: primero a Bélgica, en un Erasmus de Bellas Artes, luego a París, más tarde una temporada en la parte francófona de Canadá y ahora mismo en el país de su padre y sus abuelos paternos: Japón.

Ken y yo nos conocimos hace un montón de años, unos 15 o así, cuando ambos estábamos colaborando para la revista Dokan: yo con mi curso de japonés (embrión del libro Japonés en viñetas, en el que él colaboró como ilustrador, por cierto), y él con ilustraciones varias. Aún recuerdo esa pequeña historia que realizó y envió a la revista por primera vez; creo que tenía solo 17 años o así, pero esa historia tenía ya un dibujo y un argumento que atrapaban. Fue a raíz de esa historia que Mary Molina, entonces redactora jefa de la revista, decidió ficharle para encargarle ilustraciones de vez en cuando, y fue así como nos conocimos y trabamos amistad.

En el primer párrafo he detallado un poco el “currículum vital” de Ken y los países en los que ha vivido porque es un dato que resulta esencial para entender a este autor. Si bien su base mental y cultural es española, por motivos obvios tuvo siempre un contacto muy cercano con la cultura japonesa, y está claro que su primerísima influencia fue el manga y el anime de Japón, imagino que también con no poca influencia del cómic eminentemente español de la escuela Bruguera que todos hemos leído en nuestra infancia (Mortadelo, Zipi y Zape, Anacleto…, estas cosas).

Así, durante su primera época Ken tenía un estilo eminentemente manga, que pronto variaría un poco al entrar a estudiar Bellas Artes y participar en un Erasmus que le mandó nada menos que a Bélgica, cuna del cómic europeo de “línea clara” (Tintín y sus “compañeros”, para que nos entendamos). Ese contacto con el cómic europeo y sus autores se acentuó más tarde cuando se desplazó a París. En esta etapa “francófila” incorporó claras influencias del cómic francobelga en su arte. Pero más tarde, Ken también se vio situado en el Nuevo Mundo, concretamente en Canadá, donde imagino que de nuevo absorbería influencias y conseguiría contactos y conocidos que le arrastrarían un poco hacia el cómic americano. De hecho, llegó a publicar una historia corta de Spiderman en la editorial Marvel, y su obra hasta el momento más exitosa es Soy una matagigantes, publicada originalmente en Estados Unidos y guionizada por el prestigioso Joe Kelly. Finalmente, desde hace un par de años, Ken se encuentra en Tokio intentando abrirse paso en la industria del manga, algo francamente MUY DIFÍCIL (como se puede comprobar viendo este vídeo). Y lo está consiguiendo, hasta el punto de haber conseguido una serialización, esta Henshin, que se publicará en forma de tomo dentro de un par de meses en Japón, en el seno nada menos que de la editorial Shōgakukan, una de las “tres grandes” editoriales de manga.

Todo esto me lleva a dos reflexiones:

  1. No conozco a ningún autor tan “global” como Ken, con influencias de todo el cómic importante en el mundo (europeo, japonés, americano, español y seguramente argentino e italiano…), y que a pesar de eso ha conseguido un estilo único, perfectamente suyo, que incorpora un poco todas estas influencias. Es el “mestizo comiquero” más formidable que me puedo imaginar.
  2. Tampoco conozco a ningún autor que haya conseguido publicar en las principales industrias del cómic del mundo “desde dentro”. Ken ha publicado en España, en Francia, en Estados Unidos y ahora en Japón. Y no me refiero a traducciones de sus obras, sino a hacerlas específicamente para cada uno de esos mercados, usando los formatos específicos para esos mercados (álbum, comic book, novela gráfica y ahora tomo de manga).

¡¡BRUTAL, KEN!!

Henshin de Ken Niimura

Ken (el de las gafas) con invitados en su propia casa (la disposición del piso es real XD)

Dicho esto, voy a reseñar el manga que ha realizado Ken, siempre refiriéndome a “manga” con mi propia definición de “cómic hecho en Japón, pensado en su origen para el público japonés y con métodos editoriales japoneses”, en la que Henshin encaja perfectamente.

Estamos ante una obra originalmente publicada en la revista online Ikki Para de forma gratuita (de hecho, si queréis podéis leerla entera aquí si sabéis japonés. Y si no, pues esperad unos pocos meses porque no creo que tarde mucho en publicarse en España).

Cuenta con un total de 12 historias autoconclusivas que pueden versar sobre casi cualquier cosa: algunas son bastante fantásticas, otras costumbristas, otras simplemente se basan en experiencias y relatos del día a día del propio autor… Pero todas ellas tienen “algo”, una pizca de gracia, de ingenuidad, de mala leche (¡ese capítulo 5, por dios!), de cariño y buen gusto que consiguen atrapar al lector. Aunque al principio fui siguiendo la serialización de forma mensual, es cierto que los últimos meses, por varias circunstancias, no estuve atento a las actualizaciones. Hace muy poco, sin embargo, decidí leer todo el material, los 12 capítulos, y me sorprendí a mí mismo devorándolos con avidez, capítulo tras capítulo, hasta el punto de que tuve que parar porque estaba notando que debía dejar un poco más de tiempo para “digerir” lo que estaba leyendo. Si fuera por mí, lo habría leído del tirón, y de hecho voy a hacerlo un día de estos para encontrar más cosas ocultas, buscar cabos que atar (la primera historia y la última, sin ir más lejos, están interrelacionadas) y darme cuenta de matices que en una lectura rápida seguramente se me han pasado.

Todo ello con el estilo gráfico y argumental de Ken, un autor que aglutina todo lo bueno de los diferentes estilos del cómic mundial… Aunque tiene el “defecto” (que para mí no lo es, ojo), de ser bastante “gafapasta” y “underground” (el capítulo 10 –perfectamente disfrutable sepas japonés o no porque es mudo– es de lo más “gafotaku” que existe, por cierto), motivo por el que muchos potenciales lectores seguramente no le darán una oportunidad a este libro cuando salga publicado. Ellos se lo pierden.

Lo mejor

  • ¡El primer manga de Ken!
  • Historias autoconclusivas muy variadas pero todas con un toque entrañable.

Lo peor

  • Que mucha gente, al ver el dibujo “poco manga” de Ken, no le dé una oportunidad. De cualquier modo, esta no es una historia para adolescentes amantes del shōnen comercial, así que tampoco es grave.

Hiatari ryōkō (Alegre juventud)

Monday, December 30th, 2013

  • Título: 陽あたり良好 –Hiatari ryōkō– (Alegre juventud)Hiatari ryōkō
  • Autor: Mitsuru Adachi
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Shōjo Comic
  • Años publicación: 1980-81
  • Clasificación: comedia romántica
  • Tomos: 5 (edición normal) / 2 (edición Wide)

Debo reconocer que he tardado mucho en descubrir a Mitsuru Adachi, pero que una vez lo he descubierto, hará cosa de dos o tres años, me he rendido a la evidencia: es uno de los autores más entrañables que existen en el mundo del manga. Sus historias suelen ser todas muy parecidas, con triángulos amorosos sutiles, historias de instituto y mucho deporte (sobre todo béisbol) de trasfondo. Pero a pesar de que muchas de sus historias son calcadas, tiene algo que engancha y que directamente enamora.

Tras Touch, Miyuki, Cross Game y alguna que otra historia menos larga, esta vez me he decidido a leer Hiatari ryōkō, cuyo anime fue emitido en España bajo el título de Alegre juventud y es muy recordado por ello. Por eso he usado ese título en la ficha de más arriba, aunque en realidad Hiatari ryōko es una expresión que se traduciría por “da mucho el sol”, más o menos, y que se utiliza una vez al principio de la historia cuando Kasumi, la protagonista femenina, abre la cortina de su cuarto, ve encantada cómo la luz del sol inunda alegremente la habitación y exclama justo esa frase.

Temporalmente, esta historia pertenece a la segunda época de Adachi, que desde que debutó a principios de los años 70 hasta finales de esa misma década no pasó de ser un autor del montón, sin conseguir demasiado éxito. Pero luego, sobre todo a partir de la historia de béisbol Nine, el éxito comercial empezó a sonreírle y a partir de entonces encadenó tres exitazos sonados: Hiatari ryōko, Miyuki (creada en parte simultáneamente con Hiatari ryōko) y, cómo no, Touch (que empezó justo después de terminar Hiatari ryōkō y que hizo mientras trabajaba también en Miyuki).

Aunque en épocas posteriores Adachi ha seguido siendo un autor muy exitoso y sus historias son muy buenas (sobre todo Cross Game), creo que serán pocos los que negarán que su época de mayor esplendor fue precisamente la de Nine – Hiatari ryōko – Miyuki – Touch.

Hiatari ryōkō

Inteligentes y divertidos diálogos en una obra de rápida y entretenida lectura.

Así pues, ya empecé a leer Hiatari ryōkō con muchas ganas, sabiendo que estaba ante una obra muy querida por la gente (por algo será) y que fue contemporánea de Miyuki, un manga que me robó el corazón. Y ciertamente no me ha defraudado, ¡qué maravilla de manga!

De nuevo, si estamos ya acostumbrados a los planteamientos adachianos, no nos sorprenderá saber que la historia se basa en un triángulo amoroso. En este caso, los protagonistas son Yūsaku Takasugi, un chico bastante peculiar al que le gusta “animar a la gente” (y que por lo tanto se apuntará en el grupo de animadores del instituto, que tiene pésima fama) y Kasumi Kishimoto, una chica muy espabilada y dicharachera que tiene un noviete, Katsuhiko, que vive en el extranjero.

La historia empieza cuando Kasumi se va a vivir con su tía para poder ir desde su casa cómodamente al instituto. Una vez allí, se encuentra con que su tía ha montado una especie de pensión para otros chicos del instituto, todos ellos hombres: el guaperas pervertido ligón Shin Mikimoto, el grandullón y devorador Takashi Ariyama, el extraño y silencioso Makoto Aido y… el atrevido Yūsaku Takasugi, al que conoce cuando este abre, en pelotas, la puerta del baño y la ve allí duchándose también desnuda.

Como siempre en las obras adachianas, habrá muchos líos y muchas situaciones diferentes, incluso el casi obligatorio arco en el que el club de béisbol del instituto participa en las eliminatorias para el Kōshien (¡un arco bastante largo en el que el manga se transforma, deja de ser una comedia romántica y pasa a ser un manga deportivo con todas las letras!), y los sentimientos de Kasumi hacia Takasugi, que al principio eran casi odio, se van poco a poco transformando…

 

Lo mejor

  • Para mí, lo mejor de los mangas de Adachi son sus diálogos, absolutamente brillantes, mordaces y divertidos. Desde mi faceta como traductor profesional, y como parte de la deformación profesional que lógicamente tengo, pienso que tiene que ser todo un reto trasladar estos textos de modo que mantengan en lo posible esa gran agudeza del original. Ojalá algún día pueda…

 

Lo peor

  • Ahora ya no, pero en su momento seguro que muchos lectores renegaron de este manga puesto que originalmente fue publicado en una revista para chicas, la Shōjo Comic nada menos. Sin embargo, su contenido es muy poco shōjo. Tan shōjo como puede serlo Miyuki (¡publicado en una revista shōnen, la Shōnen Big Comic!) o incluso menos puesto que Hiatari ryōkō tiene un componente fuerte de béisbol en un momento dado y en Miyuki el deporte no se toca para nada.

 

Oshiire (El armario)

Tuesday, December 17th, 2013
  • Título: 押し入れ –Oshiire– (El armario)
  • Autor: Ryōko Yamagishi
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Amie
  • Años publicación: 1997-98
  • Clasificación: josei, historias cortas
  • Tomos: 1

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Ryōko Yamagishi es una miembro del llamado Grupo del 24 (ver aquí un vídeo explicativo y en el primer párrafo de este artículo una explicación textual sobre lo que representa esta generación de autoras para la historia y el desarrollo del shōjo manga) que es muy conocida en Japón por obras como Arabesque (1971-73) y Hi izuru tokoro no tenshi (El ángel de donde sale el sol, 1980-84).

Aunque alguna vez he leído partes de sus obras, me parece que nunca había reseñado ninguna en este blog, así que empezar con Oshiire me parece una buena idea.

Oshiire es una recopilación de historias cortas publicadas en la revista Amie entre 1997 y 1998, aunque una de ellas es un poco anterior, de 1994. Es decir, nos encontramos con una Yamagishi ya madura, lejos de su versión más popular y conocida (su momento de máximo esplendor durante los años 70 y la primera mitad de los 80, al igual que el resto de las autoras del Grupo del 24). Pero también encontramos una autora perfectamente asentada, que puede hacer un poco lo que le da la gana sin preocuparse de cuestiones comerciales porque ya tiene a su público y ha dejado de importarle vender más o menos.

Así, aunque Yamagishi nunca ha destacado por tener un dibujo especialmente bonito (a los ojos de un lector contemporáneo, ojo, y siempre con muchos matices sobre lo que significa “dibujo bonito”), en las historias de Oshiire su trazo se relaja mucho, hasta el punto de parecer incluso “dejado”. Eso no significa, claro está, que sus personajes no resulten creíbles y sus historias no lleguen a enganchar considerablemente. A mí, desde luego, la lectura de las historias me ha dejado muy buen sabor de boca y me ha atrapado a pesar de que no hayan sido creadas para un público objetivo como el que podría representar yo, es decir, por una mujer más bien madura y pensando en un público también femenino de 30 o 40 años para arriba.

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¿Habrá algo en el armario, que empeña en quedarse entreabierto?

Las historias de que se compone este tomo son:

  • Yoru no uma (Caballo nocturno): Inquietante historia sobre experiencias después de la muerte, cuando alguien que ha estado muerto durante un instante regresa a la vida habiendo experimentado ciertas sensaciones, con un planteamiento muy original y una conclusión sorprendente.
  • Media: Junto con Oshiire, la historia que más me ha gustado. Narra la trayectoria de una joven estudiante y su relación con su obsesiva madre, que la ama con auténtica pasión… Ella también quiere muchísimo a su madre, pero las neuras de esta suponen un obstáculo para su carrera.
  • Oshiire (El armario): Narración de una historia basada en hechos reales que una autora de manga le contó en su día a Yamagishi. Está contada en primera persona por la autora y narra unos misteriosos hechos que ocurren en la casa de una ayudante de mangaka y su hermana, en los que el armario desempeña un papel fundamental.
  • Ameonna (La mujer de la lluvia): Enrevesada historia en la que una mujer casada descubre ciertas infidelidades de su marido, pero luego resulta que no es así y… de nuevo, un manejo curioso del guión para jugar con la vida, la muerte y el más allá.

Lo mejor

  • Historias curiosas que enganchan bastante.
  • Buena sensación de lectura, amena y agradable.

Lo peor

  • El dibujo no acaba de gustarme, la verdad.
  • Algún giro del guión, sobre todo de Yoru no uma y Ameonna, me parece un poco demasiado complicado y poco claro.

Miyamoto kara kimi e (A ti de parte de Miyamoto)

Thursday, August 29th, 2013
  • Título: 宮本から君へ –Miyamoto kara kimi e– (A ti de parte de Miyamoto)
  • Autor: Hideki Arai
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1990-94
  • Clasificación: slice-of-life
  • Tomos: 12

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Hace unos meses, Joan Navarro estuvo publicando en su blog una recopilación de pequeñas notas sobre experiencias pasadas en Japón con motivo del adiós de Shūeisha a su editorial. Los dedicados a su primer viaje a Japón en 1993 me llamaron especialmente la atención, especialmente este en el que narraba la fiesta de entrega de los premios de la editorial Shōgakukan de 1993. Comenta, entre otras cosas, “Y comienza la ceremonia con la triunfal entrada del presidente de la compañía, acompañado de los ganadores de los premios, entre los que por primera vez figura un autor de Kodansha, del que Pierre-Alain me habla maravillas: tres hombres y dos mujeres.”

Me llamó mucho la atención el hecho de que por primera vez un autor de Kōdansha, una de las grandes rivales de Shōgakukan, se llevara un premio de esta última. En los últimos años es bastante habitual galardonar obras de otras editoriales, pero hasta ese momento generalmente todo quedaba en casa: el premio Kōdansha era para una obra publicada por Kōdansha, y el Shōgakukan para una obra suya. Así que me puse a investigar cuál era esta obra que mereció la rotura una regla tan ancestral y acabé descubriendo que era Miyamoto kara kimi e. Ni corto ni perezoso, me puse a buscarla y la pude encontrar y leer.

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Una agradable comedia romántica.

La verdad es que he quedado gratamente sorprendido con esta obra, tanto en el aspecto gráfico como el argumental. En el aspecto gráfico, como se puede ver por la muestra que dejo, porque es un estilo realmente muy poco “manga” (si es que, a estas alturas de la película, nos empeñamos en definir el manga por su aspecto visual, un error comprensible pero muy común). En el aspecto argumental, por presentar una historia muy del “día a día”, pero de forma exquisita y brillante.

Esta es la historia de Hiroshi Miyamoto, un joven “salaryman” recién contratado por su empresa, un fabricante de artículos de papelería, y que cada día ve a una chica muy guapa en el metro de camino a su trabajo. Intrigado por ella, poco a poco intenta acercársele y averiguar más cosas sobre ella hasta que por fin se decide a hablarle… Poco a poco, muy poco a poco, irán iniciando una relación. Los varios obstáculos y situaciones que se encuentran hacen que la historia, capítulo a capítulo, resulte de muy agradable lectura y tenga un corte realista muy interesante para lo que suelen ser estas historias. Resumiendo: me ha gustado mucho.

Lo mejor

  • El dibujo me parece muy original y atractivo.
  • La historia dista de ser original pero está muy bien llevada, con un alto grado de realismo.
  • Describe el Japón de los primeros años 90, justo el final de la gran burbuja económica japonesa y el inicio de la enorme crisis que aún colea, una época que me habría gustado conocer en persona.

Lo peor

  • Nada a destacar.