El blog de Marc Bernabé

Kawaita kisetsu (La estación seca)

Thursday, December 10th, 2009
  • Título: 乾いた季節 –Kawaita kisetsu– (La estación seca)
  • Autor: Yoshihiro Tatsumi
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Young Champion
  • Años publicación: 1990
  • Clasificación: seinen, slice of life
  • Tomos: 2

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La historia de estos dos tomos de Kawaita kisetsu es curiosa. Resulta que un amigo me pidió si podía encontrar el título y fecha originales de publicación del tomo Venga, saca las joyas, de Yoshihiro Tatsumi, que editó en 2004 Ponent Mon. No tuve suerte y aún hoy no he conseguido averiguar este dato (si alguien lo tiene, que lo ponga en los comentarios, por favor), pero en mi búsqueda fui a parar a la web oficial de Yoshihiro Tatsumi. En esa web hay un apartado de “venta”, y quedé sorprendidísimo al ver que varios ejemplares firmados por Tatsumi u otros autores estaban disponibles por muy poco dinero… Ni corto ni perezoso, decidí comprar los dos tomos de Kawaita kisetsu que allí se ofrecían, con sendos magníficos dibujos y firmas de Tatsumi, por lo que rellené el formulario y lo envié por e-mail. Al día siguiente, ¡tenía un mail del propio Tatsumi! Qué fuerte… Al cabo de poco recibí los tomos y a día de hoy sigo escribiéndome con él, a ver si le puedo conocer en persona un día de estos (en este último viaje no ha podido ser porque justo está en Singapur, ya que están rodando una película basada en su obra).

Los dibujillos que adornan mis dos tomos de Kawaita kisetsu. ¡Tesoraco!

Los dibujillos que adornan mis dos tomos de Kawaita kisetsu. ¡Tesoraco!

No conocía Kawaita kisetsu, pero este feliz acontecimiento me ha permitido poder leer una obra muy “Tatsumi”. Se trata de historias autoconclusivas, muy del estilo de este autor, que se publicaron en 1990 en las páginas de la revista Young Champion. Son duras, con actos de violencia, sexo prácticamente explícito, perversiones incluso; páginas llenas de ese ambiente deprimente y ese sabor amargo del Japón más sórdido, el Japón de los bares de baja ralea, los antros de perversión de Kabuki-chō, las prácticas ilegales, etcétera.

Se trata de una obra muy “de su tiempo”. A finales de los años 80, cuando la burbuja económica japonesa estaba más hinchada que nunca, se sucedieron actos realmente feos de mobbing inmobiliario. Así, los yakuza y demás gente de mal hacer se dedicaron a atosigar a personas que toda la vida había estado viviendo en un lugar X, durante generaciones, para que se fueran de allí, dejando vía libre a la compra de esos terrenos y a su posterior venta a precios astronómicos a constructoras y similares. Vamos, exactamente lo mismo que ha ocurrido en España en estos últimos años, cuando la especulación inmobiliaria estaba a la orden del día, qué os voy a decir (los españoles hemos sido tan gilipollas de, teniendo el precedente de Japón relativamente fresco, seguir exactamente el mismo camino, de ahí la crisis actual, que en Japón duró más de diez años (leed, leed, este artículo de Wiki y veréis la que nos espera, los políticos van diciendo que ya empezamos a salir de la crisis, pero hm… No sé, no sé – Traducción de Google, aquí). En Kawaita kisetsu, pues, encontramos historias en este contexto de los “locos años 85-90 (aprox.)” de la burbuja económica japonesa, pero no historias de éxito, que sería lo más normal, sino historias de perdedores, víctimas y gente de baja ralea.

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Muchas de las historias transcurren en barrios sórdidos de mala vida.

A mí personalmente me encanta este estilo Tatsumi, así que he devorado los dos tomos, que contienen un total de 19 historias, en un santiamén. ¡Y encima firmados y con dibujazos! Directamente pasan al lugar de honor de mi colección, faltaría más.

Lo mejor

  • El ambiente sórdido que Tatsumi imprime a sus historias
  • El hecho de que, pese al contexto de euforia económica que se vivía aún en 1990, este manga sea tan oscuro
  • El humor que hay en algunos momentos

Lo peor

  • A veces el dibujo de Tatsumi flojea un poco
  • Que las nuevas generaciones no sepan apreciar el arte y la maestría de Tatsumi

Tsuri baka nisshi (Diario de un loco por la pesca)

Tuesday, December 1st, 2009
  • Título: 釣りバカ日誌 –Tsuri baka nisshi– (Diario de un loco por la pesca)
  • Autor: Jūzō Yamasaki (guión) / Ken’ichi Kitami (dibujo)
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic Original
  • Años publicación: 1979-?
  • Clasificación: seinen, costumbrista
  • Tomos: 75 (en curso)

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Tsuri baka nisshi es otro de esos manga “eternos” tan queridos por los japoneses y que prácticamente todo el mundo en el país del sol naciente conoce. Al igual que ocurre con KochiKame u Oishinbo, Tsuri baka nisshi es uno de esos tebeos que te encuentras siempre en los garitos de comida rápida tipo ramen, soba, donburi y tal, para leer mientras llenas la barriga de rica y sencilla comida sin pretensiones.

En publicación desde 1979, actualmente llevan ya recopilados 75 tomos de esta historia medio costumbrista, medio de humor sobre las andanzas de un chupatintas japonés que un buen día descubre el mundo de la pesca gracias a su jefe y acaba volcándose de pleno en ella, hasta llegar a cotas absurdas. El humor de este manga es muy suave y de tipo “cariñoso”; es decir, en general uno no se ríe a carcajadas ni hay chistes en especial, sino que son situaciones llevadas un poco al extremo con el único objetivo de entretener al lector y hacerle pasar un buen rato.

Densuke Hamasaki es un relativamente joven empleado de una constructora japonesa que tiene una vida de lo más normal: vive con su esposa embarazada en un piso bastante destartalado y la verdad es que no hace gran cosa aparte de trabajar, ya que no tiene ninguna afición destacable. Esto juega bastante en su contra en una sociedad como la japonesa, donde por ejemplo ir a jugar al golf los domingos con los jefes o con posibles clientes de otras empresas puede hacer (o podía, al menos en los años 80) que se te considere seriamente para un ascenso. Por eso su mujer le empuja bastante para que se busque una afición, ya que a ella le gustaría vivir un poco mejor. Recordemos que la serie empieza en el Japón de los primeros años 80 y que por lo tanto todos los estereotipos de la época se cumplen, entre ellos el de “el hombre gana el pan y la mujer se queda en casa y cuida de los niños”.

El jefe de sección de Hamasaki es un tío bastante borde que siempre llama “Hamazaki” al chico (lo cierto es que lo más normal sería que los kanji de su apellido se leyeran Hamazaki, con “z”, pero en su caso no es así – imagino que es lo mismo que siempre le pasa al autor, que se llama Yamasaki en vez de lo que sería más normal, “Yamazaki”, e supongo que es por eso que firma en hiragana (やまさき yamasaki) en vez de con kanji (山崎), ya que el 100% de los japoneses lo leería por defecto “Yamazaki”.). En fin, que un buen día, el jefe, que se llama Sasaki, invita a Hamasaki a ir de pesca porque no consigue que nadie más le acompañe. Y es que lo que en realidad desea es a un acompañante porque ha invitado a la dueña de un bar que él frecuenta, que irá con una amiga fea, y necesita que alguien le quite a la fea de encima para ver si se puede ligar a la dueña (y sí, está casado). En la primera salida de Hamasaki, resulta que tiene la suerte del principiante y pesca un montón de peces ante el jefe, que no puede contener la rabia ante la humillación sufrida a manos de ese novato de pacotilla, con lo que surge una insana rivalidad.

Este Hamasaki es un auténtico pirado por la pesca

Este Hamasaki es un auténtico pirado por la pesca

El episodio hace que Hamasaki descubra la pasión por la pesca, que llevará a sus últimas consecuencias, como por ejemplo cuando, en el momento de nacer su primer hijo, se obsesiona con pescar una carpa gigante muy escurridiza, a la que persigue desde hace semanas, hasta el punto de que llega tarde al hospital, cuando el niño ya ha nacido (eso sí, el tío consigue pescar la carpa). Y así, cuando la mujer le pregunta qué nombre quiere ponerle al niño, él dice lo primero que le viene a la mente, que es Koitarō (koi significa “carpa”, mientras que “tarō” es un sufijo muy habitual para nombres de primeros hijos varones). A la mujer, que ignora que su marido ha estado pescando mientras ella sufría en la sala de partos, le gusta el nombre ya que la figura de la carpa se asocia a la fuerza y al vigor… Y bueno, así siguen las andanzas del gañán de Hamasaki, siempre relacionadas con el mundo de la pesca pero que en general tienen más que ver con el día a día y las situaciones tontuelas.

Tsuri baka nisshi es extremadamente famosa en Japón no solo por el manga, sino también por las películas de imagen real basadas en ellas. Estas películas están muy ligadas a Tora-san en la psique japonesa, puesto que al principio (finales de los 80) las pelis de Tsuri baka nisshi se produjeron para que sirvieran como “teloneras” para las de Tora-san, aunque pronto se independizaron. Y tras la muerte de Kiyoshi Atsumi, el prota de Tora-san, se convirtieron en las películas insignia de la mítica productora Shōchiku. Así, el muy chabacano actor Toshiyuki Nishida interpreta a Hamasaki (apodado Hama-chan) en una serie de películas que consta de 20 secuelas y… Se acabó, porque la 20º película (O sea, Tsuri baka nishi 20), que se estrena el 26 de diciembre de 2009, será la última.

El manga en sí me ha gustado bastante, es entretenidillo y, sobre todo, me gusta por la misma razón que me gustan otras series del mismo tipo: porque me interesa el fenómeno sociológico que suscita en Japón y me gusta mucho entrar en él para investigarlo. Y en este sentido ha sido un placer conocer Tsuri baka nisshi, aunque sea de refilón ya que solo he leído el tomo 1. También me gusta el guión, porque combina las viñetas de toda la vida con textos de narración bastante jocosos, lo que crea un efecto bastante particular y original (dentro del mundo del manga, donde no abunda este tipo de recurso).

La pesca, por cierto, es una afición muy común en Japón. Aunque parece que en los últimos años ha pasado un poco de moda, durante los 80 y los 90 muchos japoneses se iban a pescar para relajarse y abundan las piscinas y estanques privados, en las ciudades, donde por un módico precio uno puede ir con su caña de pescar a pasar el rato (eso sí, en general uno no se puede llevar los peces que pesca, sino que los tiene que devolver al agua). Si digo que ha pasado un poco de moda es porque cuando yo fui a Japón por primera vez, en el año 1999, me sorprendí mucho al ver un montón de tiendas de pesca por todos lados, pero últimamente no veo tantas, ni mucho menos. Y, por cierto de nuevo, este no es el único manga de pesca que existe: hay un shōnen extremadamente famoso llamado Tsurikichi Sanpei (Sanpei el pescador) que tuvo un éxito tremendo en su momento.

Dedico esta entrada a Roger de ComerJaponés, ya que en nuestro encuentro en el Koyuki (entrevista aquí y aquí) le llamó la atención los montones de tomos de Tsuri baka nisshi que tiene el dueño en las estanterías (ver foto 1 en el primer link y la última foto del segundo link) y le prometí que reseñaría esta obra. A Roger le hace gracia, por cierto, que cada tomo está titulado con el nombre de un pez diferente (el tomo 1 es メダカの巻 Medaka no maki. Medaka es un tipo de pescado desconocido por estos lares, mientras que “no maki” significa “historia de” y es un sufijo bastante habitual para indicar “tomo” o “capítulo”). En la contracubierta de cada tomo aparece una foto del pez en cuestión con una explicación sobre su hábitat y tal y otra explicación sobre los trucos para pescarlo. La verdad es que resulta interesante, sí.

Lo mejor

  • Un clásico entre clásicos.
  • Una lectura entretenida.
  • Una ventana a la vida de un japonés cualquiera en el Japón de los primeros años 80.
  • El estilo del narrador.

Lo peor

  • El estilo de dibujo es más bien sencillo (aunque pega muy bien con el tono del manga, todo hay que decirlo).
  • El protagonista de las películas de Tsuri baka nisshi nunca me ha caído bien.

Otoko wa tsurai yo – Comic Tora-san (Qué duro es ser un hombre – Tora-san en cómic)

Friday, November 27th, 2009
  • Título: 男はつらいよ・コミック寅さん–Otoko wa tsurai yo – Comic Tora-san– (Qué duro es ser un hombre – Tora-san en cómic)
  • Autor: Yōji Yamada (historia original) / Norio Hayashi (guión) / Ken’ichirō Takai (dibujo)
  • Editorial: Gakken
  • Revista:
  • Años publicación: 1991-97
  • Clasificación: seinen, costumbrista
  • Tomos: 9

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Si os hablo de Tora-san, la mayoría me miraréis con cara de extrañados y me diréis que no tenéis ni idea de qué os hablo. Y es cierto, Tora-san es un gran desconocido para los no japoneses, pero como ocurre con tantas otras cosas en Japón, es un verdadero icono con mayúsculas de su cultura popular, concretamente cinematográfica, un personaje conocido por absolutamente todos… Y en cambio perfectamente desconocido fuera del país nipón. Aunque probablemente si le hablamos a un francés (no hace falta irse tan lejos como Japón) sobre Alfredo Landa tampoco le conocerá, con lo que de otra parte es lógico que algo así ocurra; son personajes demasiado locales como para salir a la palestra internacional.

Efectivamente, Tora-san (o, mejor dicho, Kiyoshi Atsumi, el actor que le encarnaba) es más o menos el equivalente japonés a Alfredo Landa. Atsumi encarnó en la pantalla grande a Torajirō Kuruma (conocido cariñosamente como Tora-san), un vividor empedernido, bribón y medio estafador que, a pesar de todo, tiene un gran corazón. Existen 48 películas de Tora-san (el título oficial es Otoko wa tsurai yo, es decir, Qué duro es ser un hombre, pero todo el mundo se refiere a ellas como “las pelis de Tora-san”), producidas entre 1969 y 1995, cuando tuvieron que parar por la muerte de Atsumi a los 68 años. La serie cinematográfica, la más longeva del mundo hasta hace poco (leo en la Wikipedia que una serie de películas chinas la ha superado), se ganó los corazones de todos los japoneses, que acudían en masa a los cines dos veces al año para su cita con el granuja de Tora-san. Tan famoso llegó a ser el personaje que, cómo no, se ha erigido un museo en Tokio en su honor, situado en la zona de Shibamata, que por cierto es un barrio encantador muy desconocido por el turista occidental y que para mí es uno de los grandes secretos de Tokio. ¡Tiene un encanto brutal!

Foto recuerdo de mi visita al museo de Tora-san

Foto recuerdo de mi visita al museo de Tora-san

Un apunte: toda la serie de Tora-san fue dirigida y guionizada por Yōji Yamada, que en los últimos años se ha convertido en un director muy reconocido a nivel internacional por sus películas costumbristas ambientadas en el período Edo como Tasogare Seibei (El ocaso del samurái), Kakushi ken – oni no tsume (The Hidden Blade) o Bushi no ichibun (Love and Honor), estrenadas todas ellas en España por Notro Films.

Las pelis de Tora-san son siempre básicamente iguales: Tora-san vagabundea por alguna región de Japón, siempre diferente, donde conoce a una mujer madura pero muy guapa y soltera, de la que se enamora. En un momento dado, como buen hijo pródigo, Tora-san vuelve a casa de sus tíos en la zona de Shibamata, en Tokio, donde regentan una tienda de dulces. Ahí suele liarla con la gente del barrio, insultando a todo el mundo y haciendo la vida imposible a sus tíos y a su hermana Sakura, aunque por su carisma nadie se acaba cabreando realmente con él. Al final siempre se las apaña para acabar con un desengaño amoroso y marchándose de viaje otra vez… Hasta la siguiente película.

Todas las películas son así, sí, y puede parecer de lo más aburrido, pero la verdad es que engancha. La gran mayoría de los japoneses de 55 años para arriba adoran a Tora-san, así como algunos gaijin excéntricos como mi amigo David de Nihoneymoon o yo mismo. A mí personalmente estas películas me encantan, son de lo más entretenidas, me encanta la personalidad y el modo de hablar garrulo y basto de Tora-san y lo paso muy bien viéndolas, ya que además me abren una ventana a la vida de las clases trabajadoras durante la era Shōwa (1926-89), una época, ya lo he dicho varias veces, que me fascina de verdad. En la oficina hasta tengo colgada una lámina de Tora-san en la pared, je je. Durante mi etapa en Japón a veces solía ir al videoclub y alquilaba alguna de Tora-san; creo que habré visto unas 12 o 15 de ellas. Ahora hace ya años que no veo ninguna y de vez en cuando me entran muchísimas ganas de hacerlo, pero desde España es imposible (nota mental: comprar alguna peli de Tora-san en mi próximo viaje a Japón para resarcirme).

Durante uno de estos arrebatos de tener ganas de ver en acción al colega Tora-san pensé “ostras, la teoría dice que hay un manga para todo. Siguiendo la lógica, tiene que haber algún comic de Tora-san, ¿no?”. Así que me puse a investigar y, como es habitual, los japoneses no me defraudaron: existe una serie de cómics de Tora-san. Increíble. ¡Anda que tardé en hacerme con el tomo 1!

Cabezones, pero absolutamente adorables

Cabezones, pero absolutamente adorables

Por lo que veo, la serie no tuvo demasiado éxito, ya que solo se editaron 9 tomos entre 1991 y 1997. Con Norio Hayashi a los guiones y Ken’ichirō Takai al dibujo, cada tomo al parecer adapta una de las películas; como mínimo el tomo 1 es un recuento prácticamente al milímetro de la primera peli. La adaptación a mí me ha parecido magnífica, porque los autores no se han limitado a traspasar tal cual al papel lo que ocurre en la pantalla, sino que han utilizado todas las “armas” propias y únicas del medio del manga para expresar los sentimientos de los personajes, la tensión o calidez de las situaciones, etcétera.

El dibujo es muy curioso, con personajes cabezones y bajitos, de estética casi “superdeformed”. Leyendo el manga me estaba sonando mucho ese estilo, pero no había atado cabos hasta informarme más tarde un poco mejor. Y es que Hayashi y Takai son los autores de la serie de Yamaguchi Roppeita, un clásico del manga de salaryman en publicación desde 1986 que suele verse a menudo en Japón, sobre todo si te metes en garitos de ramen o comida sencilla y rápida, donde suelen tener manga de este tipo para que lo lean los clientes mientras comen (y más de una vez he hojeado tomos de Yamaguchi Roppeita en estos garitos, por lo que no me extraña que me sonara tanto ese estilo de dibujo).

A mí el tomo 1 me ha encantado. Igual tengo alma de hombre japonés de la tercera edad, no sé, pero confieso que me fascina Tora-san y este manga me ha saciado un poco ese “mono” que tenía por ver alguna peli del entrañable personaje, me ha arrancado más de una carcajada y hasta suspiros de añoranza por esos años que pasé viviendo en Japón y que a veces echo tanto de menos.

Lo mejor

  • ¡Tora-san en manga! ¿Para qué decir más?
  • Una adaptación muy buena, que usa recursos propios y únicos del medio del cómic.
  • El estilo de dibujo, aunque curiosísimo, me parece muy apropiado y no desentona nada.

Lo peor

  • Que solo durara 9 tomos. ¿No tuvo éxito? Leo en un blog japonés que la distribución de estos manga fue muy mala, y que era muy complicado encontrarlo en las librerías.
  • Que no conozca a mucha gente (occidental, se entiende) a quien le guste Tora-san. ¡Me encantaría tener conversaciones con otros sobre este personaje!

Genkaku Picasso (Alucine Picasso)

Wednesday, November 25th, 2009
  • Título: 幻覚ピカソ –Genkaku Picasso– (Alucine Picasso)
  • Autor: Usamaru Furuya
  • Editorial: Shūeisha
  • Revista: Jump SQ
  • Años publicación: 2008-?
  • Clasificación: seinen, shōnen
  • Tomos: 2 (en curso)

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Ya he dicho muchas veces que Usamaru Furuya es uno de mis autores favoritos. De hecho, lo es tanto que este ya es el quinto manga suyo que comento (creo que ningún otro autor ha conseguido más protagonismo que Furuya en este blog, desde luego) he decidido darle una categoría específica para que, con un solo clic, podáis acceder a todas las reseñas que he hecho sobre sus obras: Usamaru Furuya. En principio, reservo las categorías, listadas en el apartado “Autores” de la derecha, a mangaka clásicos o representativos históricamente, categoría a la que Furuya de momento no pertenece, pero dadas las circunstancias me parece perfectamente lícito hacer una excepción en este caso.

Genkaku Picasso es la obra más reciente de Furuya, y la publica desde octubre de 2008 en la nueva revista de Shūeisha Jump SQ. Como prácticamente todas sus obras, este es un manga excelente, que derrocha imaginación y buen hacer. Aunque por supuesto no es un manga tan experimental como otros suyos ya que se publica en una revista eminentemente comercial, sí que sus páginas tienen a veces destellos de esa creatividad genial de la que suele hacer gala este autor.

Hikari Hamura, un chaval bajito, enclenque y con gafas, es un estudiante de instituto al que sus compañeros, en especial su amiga Chiaki Yamamoto, llaman Picasso, en parte porque a Hikari le encanta el arte pictórico en general (admira a Leonardo DaVinci) y en parte por un error de Chiaki al conocerse (luego me extiendo más, que tiene guasa). Picasso, pues, es el típico chaval de la clase que pasa más bien desapercibido; no se meten excesivamente con él, pero desde luego tampoco tiene amigos, a excepción de Chiaki, que siente curiosidad por él.

Un día, mientras Picasso está a la orilla de un río practicando dibujo junto a Chiaki, que disfruta de la lectura de obras sesudísimas de la historia de la filosofía, un helicóptero sufre un accidente y se estrella justo encima de ellos dos: Chiaki muere y Picasso se salva milagrosamente. Al cabo de poco, Chiaki se aparece alrededor de Picasso como si fuera un angelito con alas y le dice que su destino aquel día era morir, pero que le habían perdonado la vida especialmente para que “salvara a los demás”. Así, o bien “salva a alguien”, o bien su cuerpo empezará a pudrirse hasta la muerte.

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Una de las impresionantes representaciones psicológicas de las que hace gala este manga

Entonces, Picasso (por supuesto, es el único que puede ver a la mini-Chiharu alada), descubre, muy a su pesar, que puede representar en el papel una “imagen de la psique” de las personas que están en apuros a su alrededor, y que en un momento dado puede introducirse en esa psique (metiéndose literalmente en el dibujo) para ayudarlas a salir del atolladero. Así, cada persona que ayuda acaba sintiéndose muy agradecida y atraída por Picasso, que ve como su círculo de amigos va creciendo… Aunque a él eso mucha gracia no le haga.

Ya he avisado de que la historia es bastante rara, y más si la explicas por escrito como acabo de hacer yo. Pero leída en forma de manga resulta una historia absorbente, muy curiosa y, sobre todo, llena de esos destellos geniales en el plano gráfico y argumental que solo Furuya puede ofrecer. A mí me ha entretenido sobremanera y sin duda la seguiré a partir de ahora.

Sobre lo de Picasso: todo empieza cuando Chiaki ve escrito, en el silabario katakana, el nombre Hikari (ヒカリ) en las zapatillas del chico. El caso es que las sílabas RI (リ) y SO (ソ), se parecen bastante, y Hikari escribe su リ de forma un poco extraña, de modo que Chiaki, al leer el nombre, se equivoca y lee HIKASO en vez de HIKARI. De aquí, derivar ヒカソ (Hikaso) a ピカソ (Picaso) es cuestión solo de añadir el circulito que indica la marca de oclusión (conversión de “hache aspirada” en “pe”). Totalmente intraducible, sí, pero bastante gracioso.

Lo mejor

  • La gran imaginación de Furuya
  • Esas imágenes alucinógenas con las que representa la psique
  • Capítulos autoconclusivos que se dejan leer muy bien

Lo peor

  • La explicación de la psique a través de dibujos a veces resulta bastante pueril. Desde luego, Freud se tiraría de los pelos
  • Picasso es un poco repelentillo

Tetsujin Gamma (Gamma, el hombre de hierro)

Thursday, November 19th, 2009
  • Título: 鉄人ガンマ –Tetsujin Gamma– (Gamma, el hombre de hierro)
  • Autor: Yasuhito Yamamoto
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1992-95
  • Clasificación: seinen, humor
  • Tomos: 10 + 3

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No me permito muchas excepciones a mis propia regla según la que no comentaré manga que haya sido licenciado o publicado en España, pero esta vez me apetece hacer una por dos motivos: 1) se trata de una obra bastante mítica, publicada parcialmente en nuestro país hace ya unos catorce años (!) y demandada por algunos lectores, por lo que me pica la curiosidad por leerla y saber cómo es ya que en su momento no la leí –un caso similar al de mi reseña de Regreso al mar–; y 2) nos permite al Capi de la Arcadia y a Ale de Pepinismo realizar una “triple reseña al unísono”, un experimento siempre interesante.

Recordad, las “reseñas al unísono” consisten en que otro blogger (esta vez dos) y yo leemos una misma obra manga, escribimos una reseña cada uno con su estilo y bajo su punto de vista particular y, sin habérnoslas mostrado previamente (las reseñas, mal pensados), las publicamos simultáneamente, el mismo día a la misma hora, en nuestros respectivos blogs. Ya hice esto con Jesús de Entomoblog con Yoshimi Yoshida, el detective de insectos, y con Roger de ComerJapones con Oishinbo, y ahora es un gran honor hacerlo con El Capitán de La Arcadia de Urías y Ale de Pepinismo.

Y aquí tenéis sus reseñas, recién saliditas del horno, por si os interesa comparar (muy recomendable): Gamma en Pepinismo / Gamma en Arcadia.

Bueno, vamos a la reseña en sí: como he dicho antes, Gamma, el hombre de hierro, fue publicada en España prácticamente en los albores del manga en nuestro país, concretamente entre 1995 y 1996 por Norma Editorial, en 11 números de formato prestigio (56-64 páginas) que abarcaron los tomos japoneses 1 a 3. A partir de aquí, presumiblemente las bajas ventas les obligaron a cortar la serie, en un caso idéntico a tantísimas otras series manga a mediados de los años 90 cuando, en pleno boom de Dragon Ball, las editoriales se animaron a sacar todo tipo de series en una especie de “fiebre del oro manguero”. El problema es que ni los editores muchas veces sabían exactamente qué es lo que estaban sacando, ni conocían a su público, ni tampoco el público estaba dispuesto a consumir gran cosa más allá de Dragon Ball, por lo que muchas series que vieron la luz en aquel momento fueron inevitablemente cortadas a medias.

Gamma antes...

Gamma antes…

Durante la primera década del siglo XXI hemos visto cómo algunas de esas series cortadas eran recuperadas y publicadas en su totalidad, pero aún quedan muchas, como esta misma o la tan demandada 3×3 Ojos, que siguen en ese limbo. El caso es que Gamma seguramente se vendió muy poco, cierto, pero los pocos lectores que la compraron le tienen un gran cariño y de vez en cuando se oyen voces suspirando por su recuperación.

Teruo Gamma es encargado en un supermercado normal y corriente de Japón. A pesar de su físico ciertamente enorme, que le permitiría sin duda dedicarse a otro tipo de trabajo, y su cara absolutamente fea, él intenta trabajar como cualquier otro empleado de supermercado: es decir, se dedica a reponer productos en las estanterías, realizar actos de promoción como por ejemplo freír unas salchichas delante de la gente para dárselas a degustar, atender a los clientes que buscan algún producto en concreto y no lo encuentran, etcétera… Gamma es también totalmente normal en el plano personal: vive en un modesto bloque de pisos, está casado (con una mujer muy guapa y cariñosa, eso sí), y tiene un hijo…

Hasta aquí, todo normal. El único problema de Gamma, al menos desde mi punto de vista, es que es un hombre normal y corriente que además es perfectamente honrado y quiere genuinamente a su mujer. El caso es que a veces Gamma se ve un poco acorralado, o se mete en líos (muy inocentes) de faldas y claro, entonces surge la bestia que tenemos todos los hombres en nuestro interior, una bestia llamada “instintos animales” a la que cuesta poner riendas…

Y aquí es cuando empieza el “festival del humor”, porque cuando Gamma se quita la ropa revela un cuerpo digno de un culturista, espectacular y lleno de músculos, algo que contrasta enormemente con su feísima cara y su carácter más bien pusilánime. Y no solo eso, sino que además también su carácter, o modo de expresarse, cambia radicalmente tras la “transformación”. Y este contraste es el que alimenta a este manga, que se nutre de situaciones más bien normales (OK, muy exageradas pero al fin y al cabo no son del todo increíbles) llevadas al extremo.

...Y Gamma después.

…Y Gamma después.

El manga se compone de capítulos autoconclusivos, más o menos ligados entre ellos, por lo que se hace muy ameno de leer. Y todos los capítulos tienen más o menos la misma estructura: un inicio normal en el que se nos presenta el día a día de Gamma (algún capítulo es flashback, otros transcurren en el presente), una situación extrema que pone a Gamma contra las cuerdas y luego, ¡pam! viñeta espectacular de Gamma arrancándose la ropa y mostrando sus poderosos músculos (y alguna escena en la que, con alguna excusa, se nos muestra a una mujer desnuda) y su metamorfosis en “hombre de hierro” y desarrollo de la acción exagerada hasta el final, cuando todo vuelve a la normalidad y el protagonista se arrepiente muchísimo de lo que acaba de hacer.

Estamos ante un seinen manga muy “90s” y a mí personalmente me ha distraído mucho. A ver, no me ha parecido un título tan brillante como podría parecer por la nostalgia con el que lo recuerdan y lo piden sus fans españoles (en Japón ya ni se acuerdan de él, de hecho), pero se deja leer y es muy entretenido, la verdad. Actualmente, con el clima de crisis que se respira y los batacazos que se han dado algunas editoriales españolas con títulos seinen que no sean de samuráis, dudo mucho que ninguna editorial apueste por Gamma, pero quién sabe si dentro de unos años, cuando vuelvan las vacas gordas, alguien la recupera. Visto ahora, 10 tomos (más una secuela de tres tomos llamada Gamma –The γ–) tampoco es una cantidad tan desmesurada.

Lo mejor

  • El contraste entre el carácter y el físico de Gamma
  • Comedia costumbrista muy noventera
  • La mujer de Gamma, muy guapa y dulce
  • El hecho que las historias sean autoconclusivas

Lo peor

  • Hay aspectos de este título que me gustan más y me gustan menos, pero soy incapaz de encontrar algo digno de entrar en esta categoría de “lo peor”. A lo sumo, que es un manga bastante del montón (de la parte superior del montón, eso sí, pero del montón en definitiva).