El blog de Marc Bernabé

Cesare

Wednesday, January 21st, 2009
  • Título: チェーザレ –Cesare–
  • Autor: Fuyumi Souryo
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2005-?
  • Clasificación: seinen, histórico
  • Tomos: 6 (en curso)

Toca comentar un manga histórico increíblemente bien documentado y trabajado. Cesare, hakai no sôzôsha (Cesare, il creatore che ha distrutto), es un sorprendente manga en muchos aspectos. Primeramente, su aspecto externo resulta chocante en las estanterías de venta de manga, ya que, como se puede ver en el escaneo de la portada, más sobrio no puede ser: todo blanco y con las letras del título en negro. Punto. Si no fuera por la faja adicional que han puesto, con una ilustración a color del interior, difícilmente podríamos deducir que se trata de un manga (sin abrirlo, se entiende).
Cesare es una obra creada por Fuyumi Souryo, conocida entre los círculos otaku por la obra Mars y, debido al gran detallismo en documentación (tanto de hechos como de aspectos del tipo ropajes, herramientas, aspecto de las ciudades y demás) se publica a trompicones en la revista seinen de Kôdansha Morning desde 2005. Actualmente cuenta con seis tomos.
Esta obra se basa en la vida de Cesare Borgia (o César Borja), noble de origen español y figura importantísima en el Renacimiento italiano en la época a caballo entre los signos XV y XVI, aunque la historia se cuenta desde el punto de vista del joven florentino Angelo da Canossa. Todo empieza cuando Angelo, tras recibir una beca de la familia Medici, entra a estudiar a la Universidad Sapienza, en Pisa. Allí, los estudiantes deben dividirse en grupos según su origen, y Angelo por supuesto entra al “grupo fiorentino”. Sin embargo, desde el primer día, y sin que haya mala intención por su parte, se gana mala fama entre sus compatriotas debido a una supuesta falta de respeto hacia Giovanni de Medici, el líder de los florentinos e hijo del hombre que se ha convertido en su mecenas y le ha permitido entrar a la universidad. Es en este momento cuando la figura de Cesare, líder del “grupo español”, acompañado de su lugarteniente Michelotto (Miguel) aparece para ayudar a Angelo, lo que representa el inicio de su relación de amistad y camaradería, para desespero de su amigo y confidente Roberto, que le ayuda a comprender las situaciones y los diferentes rifirrafes políticos que hay.

Angelo con Cesare. Un poco gays, ¿no? XD

En medio de todo esto, Souryo nos deleita con sus extensísimos conocimientos sobre el Renacimiento y la situación de los estudiantes en la Universidad de Pisa, así como sobre la biografía de Cesare Borgia, los Medici y todo este percal. Todo está extraordinariamente documentado, como evidencia la extensa bibliografía que se incluye como extra al final del tomo, y comprobado y corregido por el especialista en el campo Motoaki Hara. De hecho, la historia sigue el hilo trazado por la biografía de Cesare Borgia realizada por el especialista más importante en este campo, Gustavo Sacerdote. Es cierto que a veces la lectura puede hacerse bastante espesa, sobre todo en japonés –con tantos nombres italianos, españoles, alemanes y franceses escritos en el silabario katakana– pero resulta muy interesante. Supongo que en una traducción a cualquier lengua occidental escrita en alfabeto romano, en este aspecto en concreto se mejorará considerablemente la legibilidad de la obra.
Por lo que se ve, Cesare se está publicando en Italia (Souryo y Hara fueron invitados a la feria de Lucca 2007 con motivo de la publicación de este título), y no me extrañaría que en un futuro no demasiado lejano tuviésemos también una versión en español, ni que sea porque el solo hecho de que el protagonista de la obra es una figura histórica perteneciente a una familia noble española tan famosa como los Borgia. Por supuesto, este hecho puede estimular mucho la curiosidad del público lector y de los medios. A mí me ha parecido una obra muy interesante, muy bien documentada, y excelentemente dibujada (todos los personajes son muy bishônen, eso sí –dudo que en la realidad fueran todos tan guapos– pero se puede perdonar).

Oo-oku (El harén)

Monday, June 30th, 2008
  • Título: 大奥 –Oo-oku– (El harén)
  • Autor: Fumi Yoshinaga
  • Editorial: Hakusensha
  • Revista: Melody
  • Años publicación: 2004-?
  • Clasificación: josei, seinen, histórico
  • Tomos: 3 (en curso)

Este manga no me lo habría comprado si no hubiese sido por su palmarés; y me habría arrepentido, la verdad. No me malinterpretéis: las obras de samuráis me gustan bastante, y de hecho hasta cierto punto me he llegado a “especializar” en traducir obras históricas (La Espada del Inmortal, Kenshin, Sidooh, Gintama, Ryûgetsushô, Ikkyû etc.), pero hay un tipo de obras de época con las que de momento no he congeniado mucho. Me refiero a las típicas series de samuráis de esas que suelen echar en la tele japonesa, como Mito Kômon o similares, donde predomina el diálogo y la acción queda en un segundo o tercer plano. En este tipo de obras, se utiliza un lenguaje “antiguo”, con expresiones bastante rocambolescas y rebuscadas, así como conceptos y cargos de la antigua corte imperial o del gobierno feudal bakufu.
Para que os hagáis a la idea, una frase tipo “Cuidado con el karô, que ha ido al bugyôsho para hablar de la situación en Hatchôbori” no sería demasiado rara en este tipo de obras, pero además adornada con una pátina de expresiones y construcciones gramaticales antiguas actualmente en desuso (el japonés antiguo y el moderno son bastante diferentes). Ahora, debido al rodaje que llevo de tomos y tomos de mangas de samuráis traducidos, puedo ya comenzar a captar de qué va la cosa y saber que la frase anterior se refiere a que se preste atención al miembro del consejo del comandante supremo –shôgun– (karô), porque se ha ido a la oficina del bugyô (traducido como “magistrado”, pero en realidad era una especie de comisario de la policía de la época) para hablar de la situación en la antigua cárcel de la ciudad de Edo -actual Tokio-, situada en la zona de Hatchôbori. Aunque ahora más o menos puedo seguir fluidamente este tipo de conversaciones, sigue sin atraerme demasiado el tema “costumbrismo samurái”, la verdad.
En cualquier caso, la obra que reseño en esta ocasión, Oo-oku, está realizada por Fumi Yoshinaga, autora conocida por sus manga josei, como Antique Bakery, así como por sus obras de boy’s love. Ciertamente, no es una temática que me atraiga demasiado. Sin embargo, Oo-oku consiguió un premio a la excelencia en 2006 del prestigioso Japan Media Arts Festival y fue nominada para los premios Tezuka, auténtica referencia de la industria del manga, en 2007. Había que ver de qué va la cosa, ¿verdad? Y, sinceramente, me ha encantado.
El inicio del manga es bastante soprendente: una misteriosa epidemia se declara en un pueblecito de Japón y se extiende a todo el país en cuestión de pocos años. Curiosamente, la epidemia solo afecta a los hombres, así que la población masculina de Japón queda reducida a una cuarta parte de lo que había sido. Esto provoca, por supuesto, que haya un hombre por cada cuatro mujeres, lo que obliga a las mujeres a hacerse cargo de las riendas del país y a realizar trabajos que hasta el momento habían sido realizados por hombres, como la construcción, herrería, temas militares… Incluso los máximos cargos dentro del gobierno pasan a ser ocupados por mujeres, y el cargo de shôgun acaba recayendo también sobre una mujer. Los hombres se convierten en preciadas piezas de una sociedad matriarcal que les necesita para reproducirse; así, con tal de conseguir “simiente” masculina, las tornas se cambian también en los barrios de placer, como el de Yoshiwara, donde los hombres se acuestan con sus clientas y les “donan” su simiente a cambio de dinero.
Un dibujo austero pero resultón y un guión fluido y adictivo


Como no puede ser de otra manera, tener a un hombre a disposición exclusiva de una mujer se convierte en un gran lujo. Así, la shôgun demuestra su enorme poder con un harén masculino que se dice que cuenta con más de 3000 hombres (aunque en realidad hay unos 800), todos a su exclusivo servicio. Los aposentos de este harén, donde ninguna mujer excepto la shôgun puede entrar, se llaman “oo-oku” (El gran fondo), y existieron en el Japón real del período Edo pero, claro está, con shôguns masculinos y harenes femeninos.
Oo-oku nos cuenta la historia de Yûnoshin Mizuno, hatamoto (samurái de rango bajo al servicio del shôgun) bonachón y amable con todas las mujeres, hasta el punto de que se acuesta con muchas de ellas, feas y guapas, gratuitamente, para “hacerles el favor” de regalarles su simiente. En un momento dado, Mizuno decide ingresar al oo-oku para ayudar a su familia, en una situación económica más bien precaria, y ahí empieza de verdad el manga, que nos cuenta las intrigas del harén masculino, el trato con la shôgun, etc.
Me ha parecido un manga muy interesante, muy bien narrado y apasionante. A pesar del extenso uso de jerga “de época” como la que mento más arriba, tal vez porque ya estoy por fin acostumbrado a ella, o tal vez porque Yoshinaga escribe con una fluidez sorprendente que hace que las distintas intervenciones sean muy sencillas de seguir, devoré el primer tomo y me quedé con ganas de más. El manga, además, está por lo visto estructurado en varias historias autoconclusivas: unas tres cuartas partes del primer tomo las ocupa la historia de Yûnoshin Mizuno, y luego empieza otra historia, igualmente interesante. De hecho, el primer tomo termina con un cliffhanger que provoca ganas de seguir leyendo el segundo volumen inmediatamente (lástima que no lo tenga a mano).
Al ser un josei, el manga está escrito por una mujer y enfocado básicamente a público femenino, aunque eso no quita que cualquiera pueda disfrutar de él. El trazo, sencillo y femenino, puede echar para atrás en el momento de hojear el manga, pero una vez te pones a leer, no desmerece en absoluto el guión. Hay escenas, como por ejemplo un conato de violación entre los hombres del harén, ávidos de sexo, y también algún detalle de amor o afecto homosexual, como era esperable de una autora que destaca por sus obras de boy’s love, pero en absoluto desentonan. De hecho, lo raro sería que este tipo de cosas no ocurrieran en una situación extrema en la que tienes a ochocientos hombres jóvenes encerrados y sin contacto alguno con ninguna mujer que no sea la shôgun. Una shôgun, por cierto, que al principio del manga es una señorona, pero luego pasa a ser una niña que por supuesto no tiene el horno para bollos, y cuatro largos años después, tras la muerte por enfermedad de la shôgun infantil, pasa a ser una mujer bastante pueblerina que, por fin, parece que va a utilizar el oo-oku para su propósito. ¿Quién será el afortunado elegido por la shôgun para pasar la noche?