El blog de Marc Bernabé

Keimusho no mae (Antes de la prisión)

Tuesday, April 1st, 2008
  • Título: 刑務所の前 -Keimusho no mae- (Antes de la prisión)
  • Autor: Kazuichi Hanawa
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Big Comics
  • Años publicación: 2002-2007
  • Clasificación: Seinen
  • Tomos: 3 (completa)

Si ya de por sí los japoneses en general tienen facetas poco comprensibles para los occidentales, los hay que son directamente raros y que tienen unos “senderos mentales” realmente retorcidos. En el manga tenemos varios ejemplos de tíos raros, como Suehiro Maruo, Shintarô Kago, Hiroaki Samura, Hideo Azuma… Pero se ve que este Kazuichi Hanawa se lleva la palma. Motofumi -Genbun- Kobayashi afirma conocerle bastante bien y, en su última visita a Granada, me contó que, en su opinión, a Hanawa le falta un tornillo (o dos) y que está para encerrar -en mi opinión, también Kobayashi está para encerrar, pero ése es otro tema XDDD-.
Confieso no haber leído casi nada de este autor, por lo que desconozco la mayoría de su obra. Sin embargo, no puedo dejar de recomendar 刑務所の中 (Keimusho no naka), editado en España por Ponent Mon con el título En la prisión. Se trata de un diario extremadamente detallado de la vida en una prisión japonesa, concretamente de Sapporo, al norte del país. Y es, por si os lo preguntáis, autobiográfico. El manga en sí no tiene argumento, sino que se dedica simple y llanamente a explicar con viñetas (y gráficos e ilustraciones) cómo es la vida en la cárcel japonesa. Fascinante, primero porque nos proporciona una descripción muy vívida del día a día (el trabajo, la hora de dormir, el baño, el tiempo libre, las comidas…) y segundo porque Hanawa usa un estilo de dibujo muy detallista y muy “años 30”, no sabría cómo definirlo de otra manera.
Keimusho no naka tuvo un gran éxito en Japón, recibió incluso el premio cultural Osamu Tezuka (pero Hanawa lo rechazó alegando que un mangaka tan minoritario como él no tiene derecho a recibir ningún premio) y fue convertido en película.
La historia de una chica en la era de los samuráis… WTF!?

Poco tardaron las grandes editoriales en llamar a su puerta ofreciéndole suculentos tratos. De hecho, en Keimusho no naka (publicado por la pequeña editorial Seirin Kôgeisha) se nos cuenta solamente que el autor fue arrestado y encarcelado por posesión de armas, pero no se nos dan más detalles. Entonces, ¿exactamente qué pasó? Al final fue el gigante Shôgakukan quien convenció a Hanawa para que contara, en forma de manga, lo que le llevó a la cárcel, y de ahí surgieron estos tres tomos de Keimusho no mae (Antes de la prisión).
Se ve que Shôgakukan le dio carta blanca a Hanawa para que hiciera lo que le diera la gana… Y ciertamente, se lo tomó al pie de la letra. Porque el manga en sí es extrañísimo y desconcertante. A ver, ¿cómo lo pongo para que se entienda? Por un lado, Hanawa nos cuenta su propia historia: que le vendieron una pistola real hecha polvo que alguien había encontrado enterrada en una jungla del sudeste asiático, y que él decidió restaurarla. Por el otro, el 70% del primer tomo aproximadamente está ocupado por la historia de una chica que es hija de un forjador de fusiles en el Japón de la época de los samuráis (allá por el siglo XVI o XVII). ¿Qué tiene que ver la historia de la chica con la del propio Hanawa? No tengo ni idea, porque no he podido leer todavía los tomos 2 y 3, pero aparentemente nada…
De hecho, a mí personalmente la historia de la chica me pareció aburrida, y si aguanté hasta el final del tomo fue porque me moría de curiosidad y quería leer las partes en las que Hanawa cuenta su propia historia. Las transiciones entre las dos historias son brusquísimas, en una página puede de repente cambiar de una viñeta a otra sin previo aviso, lo que hace que la sensación sea más extraña todavía.
Sobre la historia autobiográfica… Ratifico lo que me contó Kobayashi: Hanawa está para ingresar en un frenopático de un momento a otro. El detalle con el que va contando cómo iba restaurando la dichosa pistola es bestial, y los conocimientos sobre armas de fuego que demuestra son increíblemente vastos. De hecho, se ve que Hanawa es un friki de lo militar (de ahí que Kobayashi -otro friki redomado- y él sean colegas) y le encantan las pistolas réplica (model gun). Absolutamente desconcertante el nivel de conocimiento que tiene y, como traductor, personalmente temblaría si tuviese que traducir eso, con tanta palabrita especializada en tema armamentístico y de ingenería de armas de fuego.

En las páginas autobiográficas, Hanawa se mata más con el dibujo. ¡El nivel de detalle es increíble! Me entra sudor frío al pensar que existe la posibilidad de que algún día alguien me encargue traducir esto… ¡Ugh, no, por favooor! ^_^

La verdad sea dicha, me he quedado con ganas de leer los otros dos tomos para saber cómo seguía restaurando ese montón de hierro oxidado al que llamaba “pistola”, porque el tio poco a poco lo iba consiguiendo: limando aquí, pegando allá, golpeando acullá… Aunque la historia de la chica y sus peripecias, sinceramente, me sobra. También huelga avisar de que el dibujo en esta obra no es tan detallado y tan “retro” como en Keimusho no naka, lo que es algo a tener en cuenta (a mí me decepcionó un poco porque esperaba encontrarme con ese estilo de dibujo, pero supongo que no es lo mismo tener años y años para trabajar un tomo que tener sólo meses).
Sólo he leído el tomo 1, así que no sé los detalles, pero sí que se sabe que alguien denunció al amigo Hanawa por posesión de armas (en Japón es absolutamente ilegal poseer armas de fuego) y acabaron condenándole a tres años de cárcel. Sus abogados iban a recurrir alegando que es un castigo demasiado duro para alguien que no ha cometido ningún crimen aparte del de restaurar y poseer una pistola, pero se ve que él aceptó la pena sin rechistar (¿lo veis como es rarito-rarito?)
En resumen: Keimusho no naka (En la prisión), absolutamente recomendable. Una joya. Kemusho no mae (Antes de la prisión). Bastante prescindible, pero es interesante como espécimen de “manga raro”.

Kuro no tenshi (Los ángeles negros)

Tuesday, March 4th, 2008
  • Título: 黒の天使 -Kuro no tenshi- (Los ángeles negros)
  • Autor: Takashi Ishii
  • Editorial: Shônen Gahôsha
  • Revista: Young Comic
  • Años publicación: 1976-77
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 3

Hace unos años, en lo que era la antigua Nipoweb (un portal sobre lengua y cultura japonesa), en la sección de cine japonés escribí un artículo sobre películas basadas en manga que fue uno de los que consiguió más éxito. De hecho, más de uno me escribió pidiéndome reproducirlo en su revista, web o fanzine, y de hecho incluso una versión mejorada del mismo acabó saliendo en la revista Cine Asia, debidamente rescatado y reescrito por mi buen amigo Eduard Terrades, reputado crítico cinematográfico especializado en Japón. De hecho, es posible que un día me decida a rescatar mi artículo original, sacarle un poco el polvo, actualizarlo un poco y presentarlo de nuevo en este blog, ya que fue un trabajo muy interesante en todos los aspectos y es una lástima que esté muriéndose de risa en mi disco duro.
En cualquier caso, con esto quiero decir que no pocos manga han sido adaptados a la gran pantalla, en películas de imagen real para cines. Pero tal vez uno de los casos más peculiares es el de Takashi Ishii, puesto que este autor no sólo vio varios de sus manga adaptados a la gran pantalla (siendo el más famoso Tenshi no Harawata –Angel Guts-, con nueve obras cinematográficas), sino que él mismo acabó “adaptándose” a sí mismo al cine, haciendo primero de guionista y más tarde de director, puesto en el que sigue hoy en día. Tal vez los más inquietos del lugar hayáis visto su película más conocida hasta el momento, titulada GONIN, ya que ha llegado a nuestro país en DVD. En esta obra tiene un pequeño papel el ínclito Takeshi Kitano, lo que sin duda ha contribuido a que esté en las videotecas de muchos aficionados al cine japonés, independientemente de la calidad de la peli (que no está mal, pero tampoco es una de las mayores joyas del séptimo arte). Cabe decir que el amigo Ishii se ha especializado en lo que en Japón se llama “Pinku eiga” (o sea, “cine rosa”), que no va de las versiones japonesas de la Pantoja o del príncipe Guillermo (por decir algo) sino que es un término acuñado para designar a un tipo de cine erótico único en Japón. Digo único porque las leyes de censura japonesas, que prohíben mostrar abiertamente los órganos sexuales –y que hasta 1993 prohibían incluso mostrar el vello púbico– obligaban a los directores de cine a inventarse todo tipo de trucos para crear obras semipornográficas sin tener que recurrir necesariamente al “mosaico” (pixelado que tapa los órganos sexuales) que define al porno japonés o AV (Adult Video). Las películas de “pinku eiga” no son solamente de folleteo y “yamete yamete*”, sino que tienen una historia –generalmente pero no necesariamente asociada a la violencia yakuza– amenizada por sesiones eróticas más o menos enfermizas, según el director.

*En japonés “detente, detente”. Es lo que gritan las chicas japonesas cuando hacen guarreridas niponas, al menos si hacemos caso de estas películas. Accidentalmente, da para un excelente juego de palabras en español.

En cualquier caso, Takashii Ishii empezó como dibujante, concretamente especializado en lo que durante muchos años se llamó gekiga y actualmente se llama seinen manga. La palabra gekiga fue acuñada por Yoshihiro Tatsumi para desmarcarse del “manga”, término que en los años 50-60 se asociaba al público infantil, a trazo sencillo “tezukiano” y a argumentos más bien maniqueístas y simples. Así, el gekiga nacía como una nueva concepción de cómic, enfocada a un público más adulto, con dibujo más realista y detallado, y con argumentos mucho más complejos. Para que os hagáis a la idea, Golgo 13 es tal vez el gekiga más representativo de la historia. Pues bien, este Kuro no Tenshi que reseño en esta ocasión es, a mi entender, uno de los ejemplos más puros y a la vez bellos de gekiga que conozco.

Reza lo que sepas, colega…

De hecho, Kuro no Tenshi (Los ángeles negros) es una “pinku eiga” en papel, ni más ni menos. Nos cuenta la historia de dos asesinas a sueldo, Mayo y Emu, ambas para mojar pan, que se dedican a cumplir sus misiones haciendo uso de sus “armas de mujer”. De hecho, este libro tiene pinta de haber sido creado casi como storyboard para un filme. De hecho, mi tomo, una primera edición del año 1977, lleva una faja que anuncia la creación de una película basada en él, dirigida por Norifumi Suzuki. Curiosamente no encuentro ninguna referencia a esta obra por ninguna parte, así que cabe asumir que el proyecto fue cancelado. Lo que sí he visto por ahí es una película con el mismo título, dirigida por el mismo Takashi Ishii, de 1998, pero el argumento no parece casar mucho con el del manga, así que estoy un poco perdido.
En cualquier caso, el primer tomo –de tres– abarca cinco historias en las que nuestras dos sexi-heroínas se dedican a cumplir misiones, matando a facinerosos, capos yakuza y cosas así. Los métodos que usan son bastante chocantes, de hecho. En una misión, Mayo seduce al facineroso de turno después de pasar una especie de cásting en el que competía con varias otras mujeres y de ser cacheada “a conciencia” (con todo lo que las comillas implican) y atada en plan bondage; luego se carga al tío cogiéndole con las piernas y asfixiándole con el potorrillo. En otra historia, Mayo se hace pasar por stripper y, cuando tiene al yakuza encandilado con su baile erótico, después de habérselo enseñado todo-todito, saca la pistola dispuesta a matarle. Pero tiene tan mala suerte que, como ya la habían calado debido a un chivatazo, la capturan y la encierran en una sala para violarla de todas las maneras posibles. Emu, la modosita del dúo sexi-letal, acude al rescate, pero también la atrapan y la violan. Al final, entre las dos logran escapar y cumplir su misión, cómo no, acabando con los enemigos en pelota picada.
En fin, el manga no es precisamente un alegato al feminismo, como podéis ver. De hecho, destila un tufo setentero machista japonés bastante fuerte. Sin embargo, el dibujo de Ishii es de lo más detallado y bonito que he visto, y dibuja a las mujeres con una fuerza tremenda. Es un poco como el estilo de Ryôichi Ikegami, realista y lleno de detalle, con preciosas mujeres, pero los personajes que dibuja Ishii son más flexibles y menos estáticos que los de Ikegami. Como podéis comprobar en este blog, el manga en general me gusta mucho y, aunque también disfruto del cine, las películas japonesas de bajo presupuesto –y en especial el pinku eiga— no son generalmente de mi agrado. Así, no os sorprenderá si os digo que lamento profundamente que el manga haya perdido a un autor tan fantástico como Takashi Ishii, con todo el respeto a todos los cinéfilos a los que os guste su obra cinematográfica.
Ésta y la que viene son unas semanas un poco complicadas para mí, con muchos compromisos (¡me ha tocado hacer de vocal en una mesa electoral, buaaaah, todo el domingo a la porra!), un montón de trabajo, y un viaje en ciernes, así que probablemente tendré que bajar el ritmo de actualizaciones durante unos días. Pero como compensación, entre Ackman y un servidor hemos preparado una sorpresa para todos vosotros que presentaremos probablemente hacia finales de esta misma semana. ¡No os lo perdáis!