El blog de Marc Bernabé

Virgin Kinku (Tabú virgen)

Tuesday, October 27th, 2009
  • Título: ばあじん禁句 –Virgin Kinku– (Tabú virgen)
  • Autor: Kei Sakyô
  • Editorial: Sun Shuppan
  • Revista: ???
  • Años publicación: 1984
  • Clasificación: hentai
  • Tomos: 1

virginkinku1

Hay una tendencia muy clara en lo referido a los estudios o los comentarios sobre manifestaciones de cultura popular de obviar la parte más sórdida y sexual de ellas. Me explico: un crítico de cine comentará la última de la Coixet, así como también la de Peter Jackson, pero raramente se parará a ni siquiera tener en cuenta la última cinta protagonizada por Nacho Vidal o Silvia Saint; es más, seguramente ni sabrá que existe ni tampoco la verá. Lo mismo con el cómic: hablamos de Robert Crumb y de Akira Toriyama, pero nunca de aquella divertida historieta porno publicada en Kiss Comix. (Creo que hay una sola excepción, sin embargo: mi colega y amigo Hernán Migoya, que el tío no se corta un pelo en reconocer su gusto por lo más sublime del cine, el cómic o lo que sea, así como también por lo más chabacano; y si no, visitad asiduamente su Comicsario y lo veréis XD).

En fin, yo tengo una filosofía, y es que cuando uno quiere estudiar algo, debe hacerlo desde todos los ángulos. Ya he dicho alguna vez que a mí, la verdad, el porno no me interesa como material de lectura/visión. Pero no olvido que una parte muy importante del manga es pornográfico, y de hecho hay cifras que hablan de que más de un 20% de todo el manga que se publica en Japón es seijin muke (“para adultos”; aquí lo llamamos hentai). Así, como “estudioso del manga” que intento ser, de vez en cuando me intereso por obras de este tipo. ¿Cómo voy a obviar una porción tan enorme de lo que es manga? (Además, por cierto, los pocos posts sobre hentai que he puesto en este blog son los que“curiosamente” más visitas globales tienen, así que con este post me ganaré varios miles más de visitantes XD…)

Francamente, después de leer u hojear algunos tomos de lo que se publica en los últimos años (diría que desde los años 90) en Japón, y de meterme en tiendas de lo más sórdido y espeluznante en Akihabara o Nipponbashi, puedo decir que el manga hentai actual me parece poco menos que repugnante. Mujeres con pechos descomunales, semen y fluido vaginal por todas partes, posturas de acróbata descoyuntado, caderas grotescas, miembros imposibles… Bastante asqueroso, la verdad (algún día comentaré alguno de estos manga y veréis a lo que me refiero).

Sin embargo, sobre todo gracias a haber conocido al encantador autor de hentai manga Chiyoji (como explico en la reseña de Naked Star), pude tener acceso a obras anteriores a este período, creadas en los albores de la historia del manga pornográfico, que yo sitúo sobre los años 70 (algo que corrobora la Wikipedia japonesa, como compruebo ahora mismo), algunas dibujadas por el propio Chiyoji, otras realizadas por otros autores.

¿Es bonito o no este estilo de dibujo?

¿Es bonito o no este estilo de dibujo?

En aquel momento, durante los años 70 y buena parte de los 80, el estilo de dibujo en el manga pornográfico era eminentemente realista: es decir, estilo gekiga. Francamente, pura belleza hecha manga. Tengo algunas historias dibujadas por Chiyoji en aquella época (incluso páginas originales que me regaló) y son para babear sin parar de lo absolutamente bonitos que son los dibujos. Alguna vez, en mis habituales “razzias” por librerías de segunda mano, he encontrado manga pornográfico de los años 70 y 80, y el problema es que están bastante cotizados en comparación con otros tomos de manga de la misma época. No son baratos, para que nos entendamos, pero por curiosidad y afán de coleccionista alguna vez he adquirido alguno. Virgin Kinku, el tomo que comento en esta ocasión, es uno de ellos.

Como ocurre con la mayoría de las historias hentai que he leído, este tomo se compone de varias historias autoconclusivas, en este caso en concreto, 14 de ellas. Algunas resultan bastante repulsivas desde el punto de vista occidental (violaciones en las que la mujer acaba gozando y enamorándose del violador y cosas así –una temática desgraciadamente bastante presente en el hentai, por cierto–), pero otras son bastante curiosas e incluso divertidas. Una característica del hentai de los 70 y los 80, por cierto, es que muchas de las historias, a pesar de ser pornográficas, tienen un alto grado de humor y la verdad es que te ríes con ellas. Si no, probad a leer alguna de las obras de Chiyoji editadas en España por La Cúpula y me diréis.

Como no podía ser de otra manera, Virgin Kinku tiene un dibujo muy bonito y muy realista: las mujeres son verdaderas mujeres japonesas, sin pechos descomunales (más bien pequeñitos pero adorables) y en general muy agradables a la vista. Nada que ver con el horrible y exagerado “estilo anime” que se usa en la actualidad en las obras hentai.

A propósito de la censura, como seguramente sabéis Japón tiene una legislación que prohíbe la obscenidad: no se pueden mostrar los genitales. Así, las películas porno llevan un “mosaico” encima de la acción y en el manga se tapa inteligentemente con varias estrategias la parte “ofensiva”. Además, hasta 1993 también estaba prohibido mostrar vello público… Últimamente, sin embargo, los autores y las editoriales de manga se pasan bastante por el forro esta legislación y simplemente ponen una pequeña “tira” encima de los genitales, una tira que apenas tapa absolutamente nada. Virgin Kinku, como obra de los 80 que es, no muestra genitales ni tampoco vello púbico, lo que da para mucho juego de “enseño pero no enseño” y estrategias muy inteligentes y sugerentes de mostrar lo que no se puede mostrar, como por ejemplo usando juegos de sombras o metáforas (un enorme tronco impactando en una puerta… cosas así). Por cierto, como curiosidad, en la obra de Chiyoji publicada en España se ha contratado a un dibujante español para que dibuje los penes y las vulvas con todo su esplendor, algo que Chiyoji observó divertido durante su visita.

Podría extenderme aún más en el tema del hentai, por ejemplo hablando de la revolución que han supuesto los cómics porno para teléfonos móviles en Japón, pero de momento prefiero aparcarlo aquí. En otra ocasión prometo extenderme sobre este tema tan curioso e interesante.

Gekiga baka-tachi!! (¡¡Los tontos del gekiga!!)

Thursday, September 10th, 2009
  • Título: 劇画バカたち!! –Gekiga baka-tachi!! – (¡¡Los tontos del gekiga!!)
  • Autor: Masahiko Matsumoto
  • Editorial: Seirin Kōgeisha
  • Revista: Big Comic Zōkan
  • Años publicación: 1979-84 (publicación en revista) / 2009 (libro)
  • Clasificación: seinen, autobiografía
  • Tomos: 1


Hace unos meses reseñé la obra Gekiga Hyōryū de Yoshihiro Tatsumi, un manga autobiográfico lanzado en conmemoración del 50º aniversario de la acuñación de la palabra gekiga (“dibujos dramáticos”, más o menos –hay muchas variaciones, pero para que se entienda– lo que actualmente se conoce como “seinen manga”). En aquel momento no lo sabía, pero Gekiga Hyōryū ya había sido licenciado por Astiberri y no creo que su versión española tarde mucho en aparecer por estos lares. Antes de seguir con esta reseña, por cierto, recomiendo releer la de la obra de Tatsumi ya que daré cosas por sabidas.

Lo que prácticamente nadie sabía es que antes de Gekiga Hyōryū ya existía otro relato en forma de manga sobre los inicios del gekiga y que precedía al de Tatsumi en 16 años, ya que fue publicado entre 1979 y 1984 en las páginas de la revista Big Comic Zōkan por Masahiko Matsumoto. La obra nunca fue publicada en forma de tomo hasta que, en abril de este año 2009, seguramente gracias al éxito cosechado por la biografía de Yoshihiro Tatsumi, la misma editorial Seirin Kōgeisha decidió rescatar la obra de Matsumoto del olvido.

Masahiko Matsumoto (1934-2005) fue uno de los principales integrantes del movimiento gekiga, junto con Yoshihiro Tatsumi (el que inventó la palabra), Takao Saitō (autor de Golgo 13, Survival, Breakdown, etc.) y otros autores. Esta obra se centra básicamente en los inicios de estos tres autores desde su debut en Osaka hasta que se mudaron a Tokio después del éxito de publicaciones como Kage, Machi o Kagi. Así, nos cuenta lo mismo que Gekiga Hyōryū, solo que empieza después y acaba antes. Mientras que Gegiga Hyōryū se inicia con la infancia de Tatsumi y su hermano y nos cuenta su trayectoria durante los años 50 hasta llegar a principios de los 60, Gekiga baka-tachi!! se centra solamente entre los años 1953 y 1957 aproximadamente. El final, por cierto, es abrupto y da la sensación de que se podría haber seguido perfectamente con la historia, pero que alguien (no necesariamente el autor) decidió dejarla aparcada. Aun así, esto no resta importancia al evidente valor documental de este libro.

Saitō, Matsumoto y Tatsumi currando en Osaka

Aunque ambas obras se solapan y básicamente cuentan la misma historia, es interesantísimo compararlas y observar el cambio de punto de vista entre los dos autores. Es decir, en esta ocasión tenemos el raro privilegio de poder “escuchar” dos versiones de la misma historia, con algunas situaciones descritas de forma radicalmente distinta según las cuenta Tatsumi o Matsumoto (un poco como en la película Rashōmon XD).

Matsumoto, Tatsumi y Saitō debutaron a principios de los años 50 con la editorial de Osaka Hinomaru Bunko, para la cual dibujaban historias para su publicación y distribución en la red de librerías de alquiler (kashihon’ya). En un momento dado, ante la dificultad que tenía un solo dibujante para realizar historias largas para recopilarlas en un solo tomo, se les ocurrió la idea de colaborar unos cuantos autores con historias cortas para formar una especie de “libro-revista” de periodicidad mensual titulada Kage (Sombra). Aunque al principio costó un poco, Kage obtuvo un gran éxito por lo innovador de su concepto y por lo transgresor de sus contenidos, en los que figuraban detectives, pistolas, persecuciones, asesinatos… en una época en la que el manga en general se nutría básicamente de contenidos muy blancos para niños.

El éxito de Kage propició que salieran muchas publicaciones que imitaban su estilo, algunas de ellas, como Machi (Ciudad) o Kagi (Llave), dibujadas o incluso directamente editadas por los propios autores de Kage. Con tal de desmarcarse del manga más infantil y también para responder a las críticas de asociaciones de padres y demás por la crudeza de sus historias, estos autores buscaron una denominación alternativa, ya que, según ellos, lo suyo era “manga que no es manga”. Así, Matsumoto propuso en 1956 la denominación “komaga” (dibujos de piezas), que no llegó a cuajar; al final fue la palabra “gekiga” (dibujos dramáticos), propuesta por Tatsumi, la que se impuso en 1957, y poco después estos autores formaron el llamado Gekiga Kōbō (Taller Gekiga) para canalizar su obra.

Según se puede leer en el artículo explicativo que acompaña a Gekiga baka-tachi!! (una verdadera rareza que se agradece mucho), esta obra fue propuesta por el exitoso Takao Saitō a su editor en la revista Big Comic. El editor, pues, aceptó contratar a Matsumoto, que por aquel entonces había caído en la más absoluta de las oscuridades y se dedicaba a dibujar manga pornográfico con el seudónimo de Takashi Inaga, para que hiciera esta obra en los números extra (zōkan) de Big Comic. Big Comic, por cierto, es donde, desde 1969, se publica Golgo 13, la obra magna de Takao Saitō, por lo que seguramente por esto Matsumoto decidió enfocar Gekiga baka-tachi!! de modo que explicara varias anécdotas de la juventud de Saitō (menudo pillo estaba hecho el tío, por cierto) para complacer a los lectores de Golgo 13.

Al final de la obra, además, se incluye un texto de Takao Saitō en el que aclara varias cosas sobre su modo de ser, su actitud hacia la profesión de mangaka, su relación con Matsumoto y Tatsumi, etcétera. También dice expresamente que él no piensa crear nunca su autobiografía, con lo que lamentablemente no vamos a poder conocer nunca una tercera versión de los hechos que rodearon al nacimiento del manga para adultos.

Kage (Sombra) y Machi (Ciudad)

Monday, September 7th, 2009
  • Título: 影 –Kage – (Sombra) y 街 –Machi– (Ciudad)
  • Autor: Varios
  • Editorial: Shōgakukan Creative (edición facsímil)
  • Revista:
  • Años publicación: 1956-1966 (Kage) y 1957-1962 (Machi) / 2009 (edición facsímil)
  • Clasificación: seinen, gekiga
  • Tomos: 120 (Kage) y 63 (Machi)
Portada de Kage 1

Leyendo la obra Gekiga Hyōryū, el manga autobiográfico de Yoshihiro Tatsumi, es imposible refrenar los impulsos para ampliar, por poco que sea, los conocimientos sobre el manga de la época que aparecen en el libro. O si no ya me diréis cuando os leáis la edición española de este interesantísimo libro que está preparando Astiberri…

Una de las cosas que más llaman la atención de la época en la que Yoshihiro Tatsumi, Takao Saitō y Masahiko Matsumoto, entre otros, estaban creando las fundaciones de lo que poco después se conocería como gekiga (dibujos dramáticos) y que ahora se conoce como seinen manga (manga para adultos) es el tema de sus primeros pinitos con los libros-revista, sobre todo Kage.

En los años 50, la edición de manga estaba clarísimamente dividida en dos tipos de editoriales, que tenían rutas totalmente distintas de publicación y distribución. Mientras las editoriales grandes publicaban revistas infantiles que incluían manga (de Osamu Tezuka, Fujiko Fujio, Shōtarō Ishinomori, etc.) que se vendían en las librerías de todo Japón, había otras editoriales, mucho más pequeñas y humildes, que centraban su negocio en publicar tomos de manga exclusivamente para la red de librerías de alquiler kashihon’ya y con distribución limitada a zonas concretas. En los años 50 había kashihon’ya por todas partes en las que, por un módico precio, uno podía alquilar un manga o una novela para leer tranquilamente en casa o en la misma tienda.

Portada de Machi 1

Tatsumi y los suyos trabajaban para este último mercado de librerías de alquiler, un mercado en el que, por supuesto, había muchos menos tabúes y manías respecto a qué era lo que se podía publicar y cómo. Como se cuenta en Gekiga Hyōryū, un día los jóvenes y motivados creadores que trabajaban para la editorial de Osaka llamada Hinomaru Bunko tuvieron la idea de unirse para crear antologías de historias cortas de misterio y detectives. Así, en vez de dedicar un solo autor varios meses de su tiempo a realizar un libro unitario, entre varios podían unirse para, con solo unas pocas páginas al mes cada uno, poder lanzar un libro mensualmente, numerado como si fuera una revista. Así es como nació Kage (Sombra), en 1956. Kage obtuvo un gran éxito y, cómo no, poco después empezaron a salirle imitadores por todas partes. Incluso, como nos cuenta Tatsumi, los propios autores de Kage empezaron a comprometerse con otras editoriales para realizar otras de estas cabeceras, como Machi (en la que no participó Takao Saitō porque el tipo no tendía a caer muy bien).

En febrero de este año, la editorial Shōgakukan Creative (ojo a esta editorial porque lo que están haciendo desde hace solo unos pocos años con reediciones facsímil de obras de manga clásico es increíble) tuvo la genial idea de crear una edición facsímil de los números 1 de Kage y Machi para saciar la curiosidad de gente como yo mismo. Y es que en 2009 se conmemora el 50º aniversario de la acuñación de la palabra gekiga, un movimiento del que Kage y Machi son los embriones.

Página de la interesantísima historia El hombre de la habitación contigua, incluida en Kage 1

La edición de Shōgakukan Creative imita perfectamente la edición original de ambas revistas, tanto en tamaño como en aspecto. Lo único que han añadido es una pequeña página extra de créditos al final de cada libro, pero aparte de esto, la edición es exacta a la de los años 50 de ambos libros-revista: así, ambos cuentan con unas 96 páginas, tienen tapa dura, un primer pliegue de páginas a todo color y el resto de los pliegues impresos con tintas de colores cambiantes. Ambos libros vienen en una caja de cartón y están acompañados de un folleto con interesantes artículos complementarios, como por ejemplo una entrevista a Takao “Golgo 13” Saitō, una cronología, etcétera.

Leídas ahora las historias contenidas en Kage y Machi, la verdad es que parecen más bien pueriles, pero si lo colocamos en su contexto, en el que el manga era solo para niños y tenía unos contenidos francamente anodinos y planos, puedo comprender la revolución que armaron al crear un tipo de manga no para niños (lo normal en la época), sino para lectores adolescentes y adultos que habían crecido leyendo las obras de Tezuka y compañía y que querían seguir leyendo cómics, aunque no infantiles. En Kage 1, por cierto, se incluye la legendaria historia Rinshitsu no otoko (El hombre de la habitación contigua) de Masahiko Matsumoto, una obra que impactó enormemente a Tatsumi y a los demás autores de su círculo y que moldeó los inicios del manga para lectores adultos, con violencia realista, sangre, muertes y un uso impresionante de las técnicas cinematográficas para absorber al lector.

Las demás historias incluidas en ambos títulos tienen altibajos, ya que las hay bastante aburridas, pero otras, sobre todo las de Tatsumi y Matsumoto, resultan muy interesantes pese a su evidente “primitivismo” visto ahora. Ni que sea para observar la evolución increíble de Takao Saitō (el autor de Golgo 13, Survival y Breakdown, recordémoslo) desde su anodina primera historia para Kage hasta ahora, o la evolución en dibujo y estilo que ya hay entre las obras de Tatsumi y Matsumoto entre 1956 (en Kage 1) y 1957 (en Machi 1) vale la pena hacerse con esta magnífica edición facsímil.

Nanatsu no kao o motsu otoko, Tarao Bannai (Bannai Tarao, el hombre de los siete rostros)

Saturday, August 29th, 2009
  • Título: 七つの顔をもつ男、多羅尾伴内 –Nanatsu no kao o motsu otoko, Tarao Bannai– (Bannai Tarao, el hombre de los siete rostros)
  • Autor: Kazuo Koike (guión), Shôtarô Ishinomori (dibujo), Yoshitake Hisa (historia original)
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1978
  • Clasificación: shônen, misterio
  • Tomos: 5


Al final he tenido que dejar el blog de lado durante dos semanitas, pero por una muy buena causa: ¡mi hija Gemma nació el pasado 20 de agosto! Y esto de ser padre es un oficio absorbente, de verdad XD. Pero bueno, creo que ya todo empieza a volver a su (nuevo) cauce. En fin, vamos allá y retomemos el blog:
No recuerdo en qué librería de segunda mano de Tokio compré este tomo ni cuándo, pero viendo los nombres en la portada entiendo inmediatamente por qué alargué la mano hacia el libro y me hice con él sin pensarlo dos veces. No es para menos: en el guión tenemos a uno de los guionistas más prestigiosos del manga de todos los tiempos, Kazuo Koike (El lobo solitario y su cachorro, Lady Snowblood, Hanzo el camino del asesino…), mientras que a los lápices tenemos al mismísimo “rey del manga” Shōtarō Ishinomori. ¿Qué amante del manga clásico querría perderse una colaboración de este nivel?
Lo curioso es que esta obra no aparece apenas mencionada en las bibliografías ni de Koike ni de Ishinomori (salvo en las bibliografías más completas, claro). ¿Entonces qué pasa? Después de leer el cómic, tengo que decir que no es ninguna maravilla en ninguno de los dos aspectos, ni en el guión ni en el dibujo, pero tampoco me ha parecido tan malo como para merecer que la Historia se olvide de él. De hecho, tiene detalles muy buenos y se deja leer de forma bastante trepidante, lo que ojalá muchos manga de hoy en día pudieran decir.
Las aventuras del detective Bannai Tarao (vaya apellido más desafortunado, por cierto XD) son una serie de novelas creadas por Yoshitake Hisa a partir de la posguerra y que obtuvieron mucho éxito durante los años 50, cuando fueron adaptadas a la pantalla grande. Koike e Ishinomori quisieron rendir homenaje a este carismático personaje y le dedicaron este manga en 1978, ya años después de su gran “boom”.

La famosa frase trademark de Tarao: “A veces soy chófer tuerto, a veces marinero de ultramar, a veces gran magnate, a veces bien vestido caballero de mediana edad, a veces cocinero chino, a veces misterioso cazador, y a veces el detective Bannai Tarao… Y sin embargo, mi verdadera identidad… ¡Es la del mensajero de la justicia y la verdad: Taizō Fujimura!”

El manga nos cuenta las tribulaciones de un envejecido Bannai Tarao que busca desesperadamente a algún joven digno de convertirse en el segundo Bannai Tarao. Un día conoce a Junpei Shitai, un joven muy impulsivo y testarudo, y decide investigarle para ver si se corresponde con la idea que tiene del que debería ser su sucesor. A pesar de lo brusco que es y los aparentes problemas de carácter que tiene Junpei, Tarao decide finalmente que este chico es su sucesor ideal… Y se enfrasca en la tarea de atraerle hacia sí y convencerle de que herede su puesto, el puesto del prestigioso detective de las “siete caras” (siete disfraces con los que es capaz de camuflarse en cualquier entorno).
Junpei es más tozudo que una mula y no se deja convencer por Tarao y así empieza un tremendo estira y afloja entre los dos. Al final del primer tomo, por fin Tarao convence a Junpei para ser su sucesor y… la verdad es que en este punto me quedé con ganas de más, pero como solo tengo el primer tomo no sé cómo sigue. En fin, a ver si algún día tengo la oportunidad para ver cómo sigue el manga.
La verdad es que me ha gustado el manga, sí. Me ha parecido entretenido, bien narrado (cómo no, viniendo de la mente de Koike) y bien dibujado para la época. No entiendo cómo aparentemente no consiguió gran repercusión en su momento…

Gekiga Hyōryū (A la deriva en el gekiga)

Thursday, March 26th, 2009
  • Título: 劇画漂流 –Gekiga Hyōryū– (A la deriva en el gekiga)
  • Autor: Yoshihiro Tatsumi
  • Editorial: Seirin Kōgeisha
  • Revista: Mandarake manga mokuroku / Mandarake ZENBU
  • Años publicación: 1995-2006
  • Clasificación: seinen, autobiografía
  • Tomos: 2

Como buen aficionado a la historia del manga no pude evitar emocionarme cuando me enteré de que en noviembre y diciembre de 2008 se puso a la venta la recopilación en dos tomos de la autobiografía de Yoshihiro Tatsumi, esta Gekiga Hyōryū que fue publicada por entregas entre 1995 y 2006 en los catálogos de manga vintage de la famosa tienda Mandarake. Por cierto, la edición de los tomos conmemora el 50º aniversario de la palabra gekiga (luego explico de qué va esto). Por supuesto, no tardé en hacerme con ella y aquí está mi reseña.
Vivimos tiempos felices los amantes del manga clásico, ya que además, en este mes de marzo se ha puesto a la venta en Japón la tan esperada recuperación de la mítica Shin-Takarajima, La nueva isla del tesoro. Me refiero a la original, la de Shichima Sakai y Osamu Tezuka (en contraposición al “remake” que Tezuka hizo a principios de los años 80 para que se incorporara a sus obras completas y que editó Glénat en España hace un par de años). Por supuesto, esta edición de Shin-Takarajima, la primera desde que se lanzó el manga en 1945, también forma parte de mi colección… concretamente, la edición de lujo (porque han salido dos, la normal y la de lujo, que cuesta 8.000 yenazos pero es… ¡Un peazo lujo!). A ver cuándo tengo un rato para saborear Shin-Takarajima y compararla con el remake ochentero de Tezuka. No dudéis que cuando lo haga aquí habrá la correspondiente reseña.
En fin, no me voy más por las ramas. Empecemos por hablar de quién es Yoshihiro Tatsumi, ¿os parece? En Japón, Tatsumi no es un autor demasiado conocido, la verdad, ni en Occidente tampoco, pero por supuesto tiene sus seguidores. Este histórico autor empezó a trabajar durante los años 50 y destacó por ser uno de los primeros dibujantes que quisieron desmarcarse del manga eminentemente infantil de aquella época para empezar a crear algo que fuera más allá, algo que pudieran disfrutar lectores más adultos. Y fue el que inventó la palabra “gekiga” (dibujos dramáticos), un término que estuvo muy en boga durante los años 60 y 70 pero que luego cayó en desuso y ahora solo se usa para las obras de corte adulto de autores de los años 60 y 70 (por ejemplo, El lobo solitario y su cachorro es un ejemplo perfecto de lo que la palabra gekiga define en el Japón actual).
En los años 50, la palabra “manga” era sinónimo de cómic para niños, de trazo infantiloide y trama simplona (los que hayáis leído Astroboy, por ejemplo, tenéis un buen ejemplo de lo que era un “manga” en la época, y pongo Astroboy como ejemplo porque es prácticamente el único ejemplo que tenemos editado en España de una obra de entonces). Ahora esta percepción ha cambiado mucho y “manga” designa al cómic en general, sea para niños, para jóvenes, o incluso pornográfico. Pero en aquella época, Tatsumi y sus compañeros no querían que sus obras quedaran etiquetadas con la palabra “manga”, ya que ellos hacían “manga que no es manga” (un poco como la reticencia actual de algunos autores a llamar “cómic” a su arte para usar en cambio la expresión “novela gráfica”). Así, para diferenciar su arte de lo que hacían los demás autores de la época, Tatsumi decidió acuñar el término gekiga, una palabra que significa literalmente “dibujos dramáticos”. Pero como he dicho antes, esta palabra cayó en desuso durante los años 80 y pasó a ser sustituida por el término “seinen manga”, es decir, “manga para público adulto”.

El adolescente Tatsumi va a visitar a su admirado Osamu (“dios”) Tezuka, cuando este todavía vivía en la casa de sus padres y apenas acababa de debutar

El gekiga se caracteriza por un trazo realista que huye de los típicos ojos grandes y caricatuzaciones, así como por argumentos muy trabajados y a menudo llenos de dureza, violencia, sexo e incluso de consideraciones de tipo político. Es decir, absolutamente nada que ver con Astroboy y su tropa.
En Gekiga Hyōryū, Tatsumi nos narra una parte de su vida que va desde el fin de la II Guerra Mundial en 1945 hasta principios de los años 60, y lo hace a través de 800 páginas repletas de datos y anécdotas divididas en dos gruesos tomos. A pesar de que es una autobiografía, Tatsumi no utiliza su propio nombre en el cómic, sino que el protagonista se llama “Hiroshi Katsumi”, lo que a mí francamente me parece muy raro, máxime cuando casi todos los demás personajes de la historia sí aparecen con su nombre real. Pero bueno, sus razones tendría…
En el cómic se nos narran por ejemplo los primeros pasos de Tatsumi en el mundo del manga, cómo se quedó alucinado con las obras de Osamu Tezuka en su adolescencia, cómo conoció al propio Tezuka, cómo empezó a publicar algunas historias, etc. Luego pasa a la fundación de la mítica revista-compilación Kage y a su pugna por crear “manga que no es manga” (o sea, lo que luego bautizaría como “gekiga”). Todo esto amenizado con numerosas notas y aclaraciones sobre la sociedad y política japonesa de cada época que trata, lo que resulta muy interesante para contextualizar lo que nos cuenta. En la historia vemos cómo va evolucionando la manera de pensar y de considerar el manga de Tatsumi, a la vez que el propio mercado del manga iba cambiando, sobre todo gracias a la eclosión de las librerías de alquiler (kashi hon’ya), que se alimentaban de los autores y de las editoriales que surgieron a su estela y que generaron un gran mercado en la época.

Puntos a favor:

  • Me ha parecido una obra muy entretenida e interesante y la he devorado.
  • Los numerosos datos que ofrece sobre historia, sociedad y política de la época, que ayudan a contextualizar lo que nos cuenta.
  • ¡¡¡¡Tatsumi es de Osaka y vivía en Hotarugaike, justo al lado de donde vivía yo durante mis tres años en Osaka!!! Las viñetas donde salen los trenes Hankyū, el Hospital Toneyama y toda esa zona me han encantado.
  • Casi todo el manga está en dialecto de Kansai cerrado. Me encanta el dialecto de Kansai.

Puntos en contra:

  • Tiene que gustarte el manga clásico y la historia en general para disfrutar este manga.
  • El manga se acaba justo al entrar los años 60. ¿Qué hay del resto de la vida de Tatsumi?
  • El protagonista se llama Hiroshi Katsumi en vez de Yoshihiro Tatsumi. ¿¡Por qué!?
  • La historia se centra casi exclusivamente en la faceta de Tatsumi como mangaka. Casi no se nos cuenta nada acerca de actividades, sentimientos o problemas fuera de lo que es el mundo del manga.

Por cierto, en primicia os diré que en la solapa de los tomos, donde ponen la biografía de Tatsumi y tal, se dice que “desde incluso antes de que se publicaran estos dos tomos en Japón, se ha decidido ya su publicación en inglés y español, y se espera que se vayan definiendo otras ediciones internacionales muy pronto”. ¿En español? Fíjate, habré descubierto una primicia de alguna editorial sin comerlo ni beberlo. Tiene pinta de Ponent Mon, ¿no? ¿O será La Cúpula, que ha editado algunas obras de Tatsumi? Chi lo sa