El blog de Marc Bernabé

Virgin Kinku (Tabú virgen)

Tuesday, October 27th, 2009
  • Título: ばあじん禁句 –Virgin Kinku– (Tabú virgen)
  • Autor: Kei Sakyô
  • Editorial: Sun Shuppan
  • Revista: ???
  • Años publicación: 1984
  • Clasificación: hentai
  • Tomos: 1

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Hay una tendencia muy clara en lo referido a los estudios o los comentarios sobre manifestaciones de cultura popular de obviar la parte más sórdida y sexual de ellas. Me explico: un crítico de cine comentará la última de la Coixet, así como también la de Peter Jackson, pero raramente se parará a ni siquiera tener en cuenta la última cinta protagonizada por Nacho Vidal o Silvia Saint; es más, seguramente ni sabrá que existe ni tampoco la verá. Lo mismo con el cómic: hablamos de Robert Crumb y de Akira Toriyama, pero nunca de aquella divertida historieta porno publicada en Kiss Comix. (Creo que hay una sola excepción, sin embargo: mi colega y amigo Hernán Migoya, que el tío no se corta un pelo en reconocer su gusto por lo más sublime del cine, el cómic o lo que sea, así como también por lo más chabacano; y si no, visitad asiduamente su Comicsario y lo veréis XD).

En fin, yo tengo una filosofía, y es que cuando uno quiere estudiar algo, debe hacerlo desde todos los ángulos. Ya he dicho alguna vez que a mí, la verdad, el porno no me interesa como material de lectura/visión. Pero no olvido que una parte muy importante del manga es pornográfico, y de hecho hay cifras que hablan de que más de un 20% de todo el manga que se publica en Japón es seijin muke (“para adultos”; aquí lo llamamos hentai). Así, como “estudioso del manga” que intento ser, de vez en cuando me intereso por obras de este tipo. ¿Cómo voy a obviar una porción tan enorme de lo que es manga? (Además, por cierto, los pocos posts sobre hentai que he puesto en este blog son los que“curiosamente” más visitas globales tienen, así que con este post me ganaré varios miles más de visitantes XD…)

Francamente, después de leer u hojear algunos tomos de lo que se publica en los últimos años (diría que desde los años 90) en Japón, y de meterme en tiendas de lo más sórdido y espeluznante en Akihabara o Nipponbashi, puedo decir que el manga hentai actual me parece poco menos que repugnante. Mujeres con pechos descomunales, semen y fluido vaginal por todas partes, posturas de acróbata descoyuntado, caderas grotescas, miembros imposibles… Bastante asqueroso, la verdad (algún día comentaré alguno de estos manga y veréis a lo que me refiero).

Sin embargo, sobre todo gracias a haber conocido al encantador autor de hentai manga Chiyoji (como explico en la reseña de Naked Star), pude tener acceso a obras anteriores a este período, creadas en los albores de la historia del manga pornográfico, que yo sitúo sobre los años 70 (algo que corrobora la Wikipedia japonesa, como compruebo ahora mismo), algunas dibujadas por el propio Chiyoji, otras realizadas por otros autores.

¿Es bonito o no este estilo de dibujo?

¿Es bonito o no este estilo de dibujo?

En aquel momento, durante los años 70 y buena parte de los 80, el estilo de dibujo en el manga pornográfico era eminentemente realista: es decir, estilo gekiga. Francamente, pura belleza hecha manga. Tengo algunas historias dibujadas por Chiyoji en aquella época (incluso páginas originales que me regaló) y son para babear sin parar de lo absolutamente bonitos que son los dibujos. Alguna vez, en mis habituales “razzias” por librerías de segunda mano, he encontrado manga pornográfico de los años 70 y 80, y el problema es que están bastante cotizados en comparación con otros tomos de manga de la misma época. No son baratos, para que nos entendamos, pero por curiosidad y afán de coleccionista alguna vez he adquirido alguno. Virgin Kinku, el tomo que comento en esta ocasión, es uno de ellos.

Como ocurre con la mayoría de las historias hentai que he leído, este tomo se compone de varias historias autoconclusivas, en este caso en concreto, 14 de ellas. Algunas resultan bastante repulsivas desde el punto de vista occidental (violaciones en las que la mujer acaba gozando y enamorándose del violador y cosas así –una temática desgraciadamente bastante presente en el hentai, por cierto–), pero otras son bastante curiosas e incluso divertidas. Una característica del hentai de los 70 y los 80, por cierto, es que muchas de las historias, a pesar de ser pornográficas, tienen un alto grado de humor y la verdad es que te ríes con ellas. Si no, probad a leer alguna de las obras de Chiyoji editadas en España por La Cúpula y me diréis.

Como no podía ser de otra manera, Virgin Kinku tiene un dibujo muy bonito y muy realista: las mujeres son verdaderas mujeres japonesas, sin pechos descomunales (más bien pequeñitos pero adorables) y en general muy agradables a la vista. Nada que ver con el horrible y exagerado “estilo anime” que se usa en la actualidad en las obras hentai.

A propósito de la censura, como seguramente sabéis Japón tiene una legislación que prohíbe la obscenidad: no se pueden mostrar los genitales. Así, las películas porno llevan un “mosaico” encima de la acción y en el manga se tapa inteligentemente con varias estrategias la parte “ofensiva”. Además, hasta 1993 también estaba prohibido mostrar vello público… Últimamente, sin embargo, los autores y las editoriales de manga se pasan bastante por el forro esta legislación y simplemente ponen una pequeña “tira” encima de los genitales, una tira que apenas tapa absolutamente nada. Virgin Kinku, como obra de los 80 que es, no muestra genitales ni tampoco vello púbico, lo que da para mucho juego de “enseño pero no enseño” y estrategias muy inteligentes y sugerentes de mostrar lo que no se puede mostrar, como por ejemplo usando juegos de sombras o metáforas (un enorme tronco impactando en una puerta… cosas así). Por cierto, como curiosidad, en la obra de Chiyoji publicada en España se ha contratado a un dibujante español para que dibuje los penes y las vulvas con todo su esplendor, algo que Chiyoji observó divertido durante su visita.

Podría extenderme aún más en el tema del hentai, por ejemplo hablando de la revolución que han supuesto los cómics porno para teléfonos móviles en Japón, pero de momento prefiero aparcarlo aquí. En otra ocasión prometo extenderme sobre este tema tan curioso e interesante.

Oh! Tōmei Ningen (¡Oh! Hombre invisible)

Monday, April 20th, 2009
  • Título: Oh!透明人間 –Oh! Tōmei ningen– (¡Oh! Hombre invisible)
  • Autor: Yasuhiro Nakanishi
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1982-87
  • Clasificación: shōnen
  • Tomos: 11

Sigo enfrascado y más enfrascado… ¡Menudos mesecitos llevo! Por suerte para mi salud mental, esto parece tener fecha de caducidad y ya pronto podré disfrutar de un poco más de tiempo para dedicarlo a leer manga y comentarlo en este blog. Por cierto, este miércoles pasado estuve en Huelva dando una conferencia. Siento no haber avisado antes, pero es que el viaje no se decidió hasta el último momento. A todo esto, la madre de mi futura hija (ups, lo he dicho como quien no quiere la cosa ^_^), Verónica Calafell, dará una conferencia este jueves 23 de abril en Vigo. Tenéis más info en el Blog Manga de Norma por si queréis pasaros.
En fin, vamos a lo que nos incumbe, que es la reseña de manga. A veces me entero de la existencia de mangas curiosos por vías poco ortodoxas, y este es el caso Oh! Tōmei ningen. Me explico: hace unas semanas estuve traduciendo el tomo 9 de Kurosagi servicio de entrega de cadáveres, y en él había una historia sobre un tío que consigue crear un traje con el que volverse invisible y tal. En fin, no os contaré nada más, ya lo leeréis dentro de poco cuando se publique el tomo en España. El caso es que cuando le preguntan al colega cuál fue la motivación o lo que le inspiró que le llevó a crear ese traje de invisibilidad, en vez de decir Ghost in the Shell, que sería lo obvio (como afirman los propios personajes de Kurosagi), el tío menciona Oh! Tōmei ningen.
En fin, me picó la curiosidad y, como estaba en Japón en esos momentos, poco tiempo me faltó para conseguir un ejemplar del tomo 1 de esta serie de 11 volúmenes publicada en los años 80. Y, madre mía, ¡qué manga más picantillo! No llega a ser un hentai, pero se le acerca.
Cualquier excusa es buena para enseñar cacho ^_^

El argumento es básicamente una excusa para meter al protagonista en situaciones picantes y para enseñar cacho de las protagonistas femeninas, como tantísimos otros mangas, ¡pero la gracia de este es que es un manga de los años 80 y que se publicó en una revista infantil-juvenil como es la Shōnen Magazine! Ahora no creo que fueran capaces de publicar un manga en el que aparecen tetas y culos a cada momento en la misma Magazine, la verdad, pero es curioso ver lo muy “liberales” que ya eran los japoneses en los años 80. Aunque, pensándolo bien, Harenchi Gakuen (La escuela indecente) de Go Nagai también es muy bruto en este sentido, por lo que se puede pensar que los japoneses se han vuelto más mojigatos de lo que eran, ¿no?
El argumento nos presenta a Tooru, un chico enclenque que, por circunstancias que no se nos explican, acaba viviendo en casa de su tía, que vive con la abuela y que tiene tres hijas: una niña pequeña llamada Rumi, una adolescente bastante “madurita” para su edad de nombre Yoshie y Aiko, una veinteañera muy guapa pero muy tranquila que, para que os hagáis una idea, recuerda a Kasumi de Ranma ½. ¡O sea, todo mujeres!
El caso es que Tooru odia las huevas de salmón, un exquisito manjar japonés, pero en un momento dado se ve obligado a comerlas… ¡Con el resultado de que se vuelve invisible! Así es, las huevas de salmón tienen este efecto en Tooru, que a partir de ese momento se volverá invisible cada dos por tres con el objetivo de hacer todo tipo de “guarreridas niponas” sobre todo ante Yoshie, que no duda en quedarse en cueros a la mínima.
Estamos ante una comedia picante bastante divertida y, sobre todo, muy guarrilla. Un shōnen entretenido que dudo mucho que jamás salga de las fronteras de Japón. Por cierto, este manga tiene una secuela, llamada Oh! Tōmei ningen 21, que consta de 8 tomos y que fue publicada en la revista Super Jump de Shūeisha entre 2002 y 2006 que sin duda fue pensada para esos treintañeros que en su infancia disfrutaron como enanos de las aventuras guarrillas de Tooru.

π (Pi)

Monday, August 18th, 2008
  • Título: π -パイ- -Pai- (Pi)
  • Autor: Usamaru Furuya
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Big Comics
  • Años publicación: 2002-05
  • Clasificación: shônen, seinen
  • Tomos: 9

En mi reseña de Chronicles of the Clueless Age ya expresé mi deseo de obtener más obras de este genio de lo visual que es Usamaru Furuya. Ese desparpajo gráfico que muestra el autor en su opera prima Palepoli y en Chronicles me dejaron anonadado, así que ni corto ni perezoso, procuré hacerme con alguno más de sus manga. Aunque Furuya es un autor que se siente muy cómodo en historias de un solo tomo, o a lo sumo de dos, su manga más popular (o, al menos, el más sencillo de encontrar en las librerías japonesas) es este π, que se publicó en la “primera división” del manga seinen, concretamente en la revista Big Comics, y terminó en 2005 con un total de nueve tomos.
Y después de leer el primer tomo, tengo un par de cosas que decir: primero, que los que esperen al Furuya más creativo gráficamente hablando, con esas metáforas visuales tan increíbles, así como al Furuya de argumentos surrealistas y profundos, se sentirán defraudados. Y segundo, que es una excelente obra de entretenimiento que me hizo pasar un muy buen rato mientras la leía.
Antes de empezar a explicar de qué va el manga en sí, hay que hacer una pequeña explicación sobre su título, que es ni más ni menos que el símbolo matemático π, es decir, el famoso “pi” (3,1416…). Lo que pasa es que en japonés se pronuncia “pai”, lo que a su vez recuerda a la palabra “oppai”, que significa “tetas”.
Habiendo explicado esto, se entenderá mejor el argumento. Yumeto Sawaki es un estudiante de bachillerato guaperas, bien vestido, con el pelo teñido de rubio, silencioso y taciturno. Un verdadero misterio que lleva de cabeza a todas sus compañeras. Lo que nadie sabe es que, hasta hace muy poco, Yumeto era un friki seboso, feo y baboso que lleva toda la vida obsesionado con la relación entre las tetas y el número “pi”. Según su sesuda teoría, a la que lleva dedicadas más de diez libretas llenas de ecuaciones, gráficos y fórmulas matemáticas, la teta perfecta es la que más cerca está del número “pi”. Asimismo, su obsesión por los pechos le lleva a convertirse en dibujante de pin-ups de chicas con las tetas al aire, un mundillo en el que llega a ser bastante famoso, aunque no tanto como el célebre Chigusa (que aparecerá también como personaje).

La relación entre los pechos y el número pi…

Pero claro, para demostrar su teoría en el aspecto práctico necesita ver y palpar pechos en primera persona, así que se pone a pensar… ¿Cuáles son las probabilidades de que, con su aspecto actual, consiga encontrar y gozar de las tetas perfectas de sus sueños? Respuesta: cero pelotero. Así, Yumeto se esfuerza a lo bestia hasta finalmente conseguir un aspecto de play-boy increíble. Por fuera, pues, es un guaperas que se las lleva de calle, pero por dentro sigue siendo ese friki obsesionado con los pechos. A todo esto no hay más que sumarle a la guapísima Jun Tamura, que tiene un trauma desde que un pervertido la sobó en un tren y no soporta que los chicos la miren lascivamente. Según Yumeto, Tamura podría ser la propietaria de sus codiciadas tetas “pi”, pero por otro lado una de sus letales “patadas voladoras” podría matar a cualquiera…
Y así se desarrolla una historia de humor picante que realmente se hace muy amena de leer. Francamente, es una obra comercial a más no poder que está a años luz del mejor Furuya, pero resulta muy divertida. Aunque Furuya no se prodiga demasiado en sus metáforas visuales, de vez en cuando se marca algún destello genial que hace subir un poco el nivel general de la obra. Resumiendo: no mata, pero se deja leer.
Como último apunte, destacar que el argumento, las situaciones y la forma de representar al “friki interno” del protagonista me parece muy similar al de Tonari no Yaoi-chan, por lo que o bien es pura casualidad, o bien la dibujante de Tonari se inspiró bastante en π a la hora de crear su obra.

Dôsei jidai (La época en la que vivíamos juntos)

Wednesday, June 25th, 2008
  • Título: 同棲時代 –Dôsei jidai– (La época en la que vivíamos juntos)
  • Autor: Kazuo Kamimura
  • Editorial: Futabasha
  • Revista: Manga Action
  • Años publicación: 1972-73
  • Clasificación: seinen, costumbrista
  • Tomos: 6

Impresionado. Esta es la palabra que resume cómo me quedé al leer este manga hace escasos meses. Me maravilla la profundidad que tiene el mundo del manga (como la puede tener el del cine, la literatura, etc, claro), en el que, cuando tienes la sensación de estar muy cerca del fondo, de conocer las obras más maravillosas que se han parido en la Tierra del Sol Naciente, vas y te encuentras otra perla, esta vez realizada hace más de tres décadas y media. Este tipo de encuentros son los que animan a uno a seguir adelante, a seguir escarbando, y lo cierto es que últimamente estoy siendo bastante afortunado, puesto que sigo encontrando obras que me dejan anonadado (junto a mucha morralla, que también es verdad que no todo es tan bonito ^_^).
Dôsei jidai es una obra fascinante en muchos sentidos. A mí me encantó, y eso que, como suelo hacer, solo me leí el primer tomo. Espero algún día poder leerme los otros cinco. La obra está ambientada en los años 70, es decir, en la misma época en la que se creó, justo después de los graves disturbios y protestas estudiantiles que definieron la segunda mitad de los años 60. Era una época en la que se empezó a poner de moda entre los jóvenes que empezaban a entrar en la edad adulta el hecho de irse a vivir juntos, es decir, el 同棲 dôsei. Esto que en Occidente ahora nos parece tan obvio, en Japón, incluso ahora, sigue estando relativamente mal visto, ya que la tendencia habitual es la de irse a vivir con la pareja solo después de haberse casado. De hecho, la palabra dôsei (cohabitar -un hombre y una mujer, y se entiende que como pareja, es decir, manteniendo relaciones sexuales y tal-) no tiene connotaciones positivas: se usa muy poco y se prefieren paráfrasis más “blandas” como por ejemplo issho ni sumu koto (vivir juntos). Como anécdota personal, una vez, durante mi primer año de estudios en Japón, allá en el 99, se me ocurrió en mi ignorancia decir que yo “dôsei” con mi pareja, y la verdad es que me miraron bastante raro, como si estuviese haciendo algún tipo de cosa mala. 

Un sugerente dibujo y un poético pero trágico y oscuro guión 

En cualquier caso, si incluso ahora hay pocas parejas japonesas que den el paso de ponerse a vivir bajo el mismo techo sin estar casadas, en los años 70, a pesar de que en la época fue un fenómeno que cuajó bastante, no era precisamente algo bien visto. Esta obra, dibujada y guionizada por Kazuo Kamimura, nos narra la historia de una de estas parejas; Kyôko, empleada en una empresa publicitaria, y Jirô, ilustrador freelance.
El manga es extremadamente poético, muy pausado, pero también de contenido muy duro. Vivir en pareja no es fácil, ni tampoco es todo precioso, bonito y de color de rosa. Y menos si se hace yendo contracorriente de la sociedad, es decir, compartiendo piso sin estar casados. Ya de por sí, encontrar un lugar donde vivir no es fácil, puesto que los propios propietarios de apartamentos de alquiler no se fían demasiado de las parejas no casadas (lo he puesto en presente porque es algo que todavía hoy, en el año 2008, sigue vigente), pero es que la incomprensión social y la falta de que te tomen en serio es realmente grave. Por ejemplo, hay un capítulo en el que Kyôko es tentada por su jefe en la empresa para irse de copas y “algo más”. Ella se niega porque tiene pareja, pero él le dice “venga ya, si no estás casada ni nada”. Esto implica que el jefe no cree que la relación de Kyôko sea seria ni estable, sino que la considera un simple pasatiempo y que es algo tan frágil que es prácticamente como si estuviera soltera. Esto es algo que, incluso hoy, sigue ocurriendo, aunque afortunadamente con menos intensidad; el hecho es que una pareja no casada no es tomada muy en serio.
La atmósfera del manga es más bien oscura, ya que Kyôko es una mujer muy taciturna y con muchos problemas internos, mientras que Jirô, a pesar de sus virtudes, tiene también muchos defectos como por ejemplo el de no ser demasiado “echado para delante” (vamos, que es un poco vago). Una obra tremendamente realista y adulta, dura, en la que seremos testigos de discusiones entre la pareja, incluso cosas tan duras como abortos y conatos de suicidio, pero también tiernas escenas de amor e incluso de sexo, con una ambientación maravillosa en la que el cuidado texto acompaña a la perfección la bella imagen, llena de metáforas visuales.
Cabe comentar que el actualmente tan famoso y apreciado (en Occidente, por lo menos) Jirô Taniguchi empezó como ayudante de Kazuo Kamimura, el autor de este manga. Ciertamente, leyendo Dôsei jidai me ha parecido entrever las raíces de Taniguchi en más de una ocasión. Ojalá alguna editorial descubra esta obra algún día y la traiga, ya que hará las delicias de las legiones de amantes del buen cómic costumbrista, poético, y calmado, pero lleno de sentimiento que, hasta ahora, solo se han podido refugiar bajo el paraguas de Jirô Taniguchi.

Naked Star

Friday, April 18th, 2008
  • Título: Naked Star
  • Autor: Oh! Great
  • Editorial: Core Magazine
  • Revista: Varias
  • Años publicación: 2004
  • Clasificación: Pornográfico (hentai)
  • Tomos: 1 


Ya aviso antes de empezar que este post es “para mayores de 18 años”, en especial la página de muestra, así que los que puedan sentirse ofendidos por el sexo explícito, que lo pasen de largo. Como ya dije en su momento, en este blog me gustaría tocar un poco de todo del amplísimo mundo del manga, y por supuesto los géneros erótico y pornográfico (conocido en Occidente como “hentai”) son, guste o no, incomode o no, una parte considerable del mismo -se dice que este tipo de manga copa más del 20% del mercado total en Japón-. Por eso, no es en absoluto desdeñable y se merece alguna representación.
Debo decir que no soy consumidor de este tipo de productos (ahora saldrá el típico que dirá “sí, claro, lo dice para quedar bien”), pero hace tres o cuatro años tuve la gran suerte de trabajar para el Festival de Cine Erótico de Barcelona, encargándome de interpretar al autor japonés de cómic pornográfico Chiyoji (Miss 130, El príncipe del manga, etc.). Chiyoji y su esposa son un matrimonio increíblemente afable, muy mundanos ambos, con dos hijas ya veinteañeras y que llevan una vida completamente normal, pese a las obras que él dibuja con su esposa como ayudante.
Era muy divertido verles alucinar, boquiabiertos, en medio del Festival, con los espectáculos pornográficos en vivo y los vídeos ultra-X que se pasaban por las pantallas del mismo, así como en la ceremonia de entrega de premios, sentados al lado de gente como Rocco Sifredi o Celia Blanco. Realmente, pese a dedicarse a la pornografía (para comer, porque la afición artística de Chiyoji, en lo que es un crack, es la nihonga), parecían más bien una pareja cincuentañera normal y corriente flipando ante todo el pantagruélico espectáculo carnal que se desenvolvía ante sus ojos.

En cualquier caso, el hecho de conocer a Chiyoji, y de leer algunas recopilaciones de cómic erótico-pornográfico que me regaló cuando fui a visitarle a su casa (aparte de varios originales suyos y un montón de ejemplares antiguos de Yoshiharu Tsuge -¡uno incluso firmado!-, Yoshihiro Tatsumi, Yû Takita, etc. que guardo como oro en paño) me hizo interesarme un poco por este mundo.
Cabe decir que la mayoría del manga pornográfico publicado en Japón me parece pura basura, esto que quede claro. Abundan el dibujo malillo, las historias manidas, las situaciones asquerosas y muchas auténticas aberraciones vomitivas en forma de “lolicon”. Hay tiendas en Akihabara que son verdaderos antros de perversión del manganime y videojuego porno, realmente enfermizas y perturbadoras.
Pero a veces encuentras curiosidades como esta que presento: Naked Star. Lo encontré por casualidad en una tienda de segunda mano, cómo no. Iba a la caja a pagar unos tomos que había encontrado y sin querer pasé por la zona “para adultos”; no sé cómo, mis ojos se detuvieron en los kanji 大暮維人 que figuraban en el lomo de uno de esos tomos. Y, mira por dónde, ese nombre me sonaba: “Oogure Ito, ¿de qué me suena?” pensé. “Estos kanji los tengo vistos de antes”. Cogí el tomo y vi la romanización “Oh! Great” en la portada. Pues claro, ¡”Oh! Great” es la forma elegida por el amigo 大暮 維人 (Oogure Ito) de romanizar su nombre! Oh! Great, para los despistados, es el creador de grandes éxitos del manga shônen actual como Tenjô Tenge (Del cielo al infierno) o Air Gear, ambos editados en España por Norma Editorial. Cabe decir que ninguna de estas dos obras me gustó. Sinceramente, las dos las encontré horrendas. El dibujo: espectacular, precioso, una pasada… El argumento: pura bazofia (en mi humilde opinión y respetando a la gente a quien le guste).
Desconocía que Oh! Great se dedicara también a la pornografía y me pareció realmente curioso, así que lo compré. El libro es básicamente una recopilación de historias cortas e ilustraciones de este autor publicadas en varios medios, como dôjinshi, revistas de manga pornográfico o revistas shônen o seinen. Curiosamente, no todo el libro es hentai, sino que casi la segunda mitad la copan dos historias publicadas en la Shônen Ace y en la Ultra Jump Megamix que son típicos shônen de Oh! Great, es decir, con acción, violencia y tías buenas.
Dibujo: Oh! Great! / Historia: Oh! Coñazo!

Ahora bien, la primera mitad y pico es bastante depravada. El libro empieza con varias ilustraciones a todo color de corte erótico, con chicas cañón muy ligeras de ropa dibujadas al estilo Oh! Great. Luego, empieza la caña con tres historias cortas —The Beautiful World, one self y Hane— bastante fuertes a nivel porno. A continuación, una curiosidad: Shabon, una historia también hentai que Oh! Great quiso publicar de modo que nadie pudiera adivinar que era suya. Cambió su estilo considerablemente y lo hizo más bien “à la nouvelle manga”. Le quedó realmente curioso y, efectivamente, es casi imposible adivinar que es una obra suya si no te lo dicen.
Luego, otra curiosidad: Shiborinbô Shôgun, una serie de textos ilustrados en los que el autor explica diversos conceptos o estilos tales como el bondage, el sadomasoquismo, y otras cosas que más vale no mentar aquí por lo enfermizas que son. Cierra el bloque porno del libro una historia en dos partes titulada Necroman que es otro festival de sexo a lo bestia en la que dos chicas son violadas (no del todo contra su voluntad) en grupo en un autobús, luego aparece una especie de bestia que se carga a los violadores disparando por la polla (???) y finalmente la historia finaliza con que a una de las chicas de repente le surge un pene (?????) con el que se tira a su amiga, y finalmente eyacula y eyacula hasta secársele todo el cuerpo y morir (????????). Incomprensible.
A partir de aquí, cierran en libro las dos historias más bien larguitas de corte normal shônen -seinen con grandes dosis de violencia y típicamente Oh! Great, es decir, de gran dibujo pero de guión aborrecible: West Side Story y S -song of sapphire star-.
En conclusión, para mi gusto es un cómic totalmente prescindible, pero que me alegro de tener en mi colección como elemento curioso, porque realmente es raro que un autor shônen de éxito se dedique o se haya dedicado también al hentai, al menos firmando con el mismo nombre en las dos facetas.