El blog de Marc Bernabé

¿Listos para el Salón?

¿Ya estáis preparados para el 14º Salón del Manga? ¡Que empieza mañana!
En principio, este año no tengo previsto firmar ejemplares de Japonés en viñetas en el stand de Norma Editorial, como solía hacer cada año, pero eso no significa que si queréis que os eche una dedicatoria en cualquier ejemplar de Japonés en viñetas, Kanji en viñetas, Kanji para recordar, Rumbo a Japón o Apuntes de Japón, por supuesto podréis contar con ella.
Será bastante sencillo encontrarme en la Farga de l’Hospitalet ya que voy a estar interpretando a Kaiji Kawaguchi, con lo que si queréis una firmilla, pasaros al final de cada uno de los actos de Kawaguchi y llamadme la atención. ¡Con mucho gusto os atenderé!
En la web de Glénat tenéis el plan completo de actividades de Kaiji Kawaguchi. Haced clic aquí.
Ejemplo práctico: viernes a las 13, Kawaguchi termina de atender a la prensa en la Sala de Prensa. Si esperáis a la salida de esa sala a esa hora, me pilláis seguro.
Alternativamente, podéis venir a mi conferencia del próximo miércoles día 5 sobre Osamu Tezuka (ahora mismo pongo más información).
¡Venga, a pasarlo bien en el salón!

Taiyô no mokushiroku (A Spirit of the Sun)

  • Título: 太陽の黙示録 -Taiyô no mokushiroku- (El apocalipsis del sol; A Spirit of the Sun)
  • Autor: Kaiji Kawaguchi
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Big Comics
  • Años publicación: 2002-?
  • Clasificación: seinen, apocalíptico
  • Tomos: 17 (en curso)

Debo decir que esta obra de Kawaguchi no la conocía hasta esta misma semana, cuando por fin pude conseguirla y leerla con tal de prepararme para la tarea de hacer de intérprete del autor en el Salón del Manga (que felizmente me ha tocado a mí, ¡yuju!). Y la impresión no puede ser más positiva. Lo que ya no sé es si es porque la obra está muy bien dibujada y narrada (algo que se puede esperar de Kawaguchi) o si porque es un tema subjetivo mío, ya que empiezo a pensar que tengo un apetito morboso muy intenso por las historias apocalípticas japonesas. Akira en su momento me dejó alucinado, Dragon Head me encantó cosa mala y la peli Nihon Chinbotsu (El Hundimiento de Japón) casi me hizo llorar por las escenas del “bello Japón” del inicio y por las posteriores escenas de destrucción de monumentos y edificios a los que tengo especial cariño, como el Glico Running Man de Osaka sepultado bajo las aguas.
Taiyô no mokushiroku, que literalmente se traduciría por “El apocalipsis del sol”, pero que el autor titula en inglés A Spirit of the Sun (Un espíritu del sol), va precisamente en la onda de El Hundimiento de Japón (recomiendo encarecidamente la película, sobre todo el remake de 2006, disponible en alquiler en España de la mano de Selecta Visión). Así, el primer tomo, que es el que me he leído yo, narra como, en agosto de 2002, Japón se va al carajo debido a una cadena de desastres naturales de espantosa magnitud. Primero es el área de Tokio y Yokohama la que es arrasada por un terrible terremoto y posteriores tsunami, luego el monte Fuji entra en erupción, después otro terremoto brutal asola la parte de Osaka y Kioto y, para colmo de males, ¡Japón acaba partido en dos! Efectivamente, la zona de convergencia de las placas Euroasiática y Norteamericana, cuya línea de unión atraviesa la isla de Honshû por el centro, pasando por el lago Biwa y las ciudades de Kioto y Osaka, se separa y parte Honshû en dos, creando en el proceso un nuevo estrecho marino al que bautizan “Estrecho de Japón”.
Hasta aquí, la historia es casi calcada a la de El Hundimiento de Japón (una popularísima novela apocalíptica de 1973 adaptada dos veces a la pantalla grande (1973 y 2006), al manga, a la televisión o al serial radiofónico), lo que puede decepcionar un poco por ser “más de lo mismo”. Pero entre medio Kawaguchi incluye el intenso drama de Gen’ichirô Ryû, nieto de un importante político, que se ve envuelto en el desastre ya que está cerca del Fuji cuando entra en erupción.
Pero hacia el final del primer tomo, en el que se da un salto en el tiempo a unos meses después del desastre, el interés del manga se desplaza sobre todo a las implicaciones económicas y políticas que tiene el hecho de haber perdido veinte millones de vidas y tener unos cuarenta millones de desaparecidos, de tener un país destrozado en todos los sentidos y de saber que muchos millones de japoneses están emigrando hacia otros países en calidad de refugiados (con todos los problemas de adaptación y discriminación que pueden surgir de una situación como esta).

¡Un brutal tsunami arrasa Tokio! 

Así, una parte importante del devenir del argumento del manga lo ocupará el tema político. ¿Puede Japón salir del atolladero con sus propias fuerzas? Evidentemente, con toda la industria paralizada, los servicios básicos sin garantizar y el yen por los suelos, la respuesta es rotundamente negativa. Varios países acuden para ayudar a Japón con la reconstrucción, pero esto implicará pagar un duro precio, el de la independencia económica y hasta política. Así, los principales países que pueden ayudar a Japón son China y Estados Unidos, pero por un lado ninguno de ellos independientemente podría hacer frente a la enorme factura que supondría la reconstrucción de Japón y por el otro tampoco están dispuestos a colaborar conjuntamente.
Así, la decisión que se toma es salomónica: China se hará cargo de la parte norte de Japón, con capital en Sapporo, mientras los Estados Unidos se ocuparán de la parte sur, con capital en Fukuoka. Así, con el país dividido y millones de japoneses dispersados por el mundo, se desarrolla una historia que, según he visto investigando un poco más sobre ella, da un salto en el tiempo hasta el año 2017 en el segundo tomo y desde ahí narra toda la problemática suscitada por las consecuencias del enorme desastre y el esfuerzo de la reconstrucción.
Después de leer el tomo 1, me he quedado con ganas de más y es muy posible que me anime a comprar los 16 otros tomos que han salido hasta el momento. Y es que Kawaguchi es un genio de la narrativa acompañada de un dibujo muy bueno y muy atractivo a los ojos. No en vano, este manga ha cosechado dos premios importantísimos en Japón: el del Media Arts Festival (sección manga) y el Shôgakukan. Además, la historia de los primeros cuatro tomos ha sido adaptada en dos OVA de 77 minutos cada uno (página web oficial).
Si antes de leer este manga ya pensaba que el hecho de tener a Kawaguchi como invitado es un verdadero lujo, después de leerlo me reafirmo aún más si cabe en mi convicción. ¡Ya están tardando en publicar este manga aquí! Lo malo es lo de siempre con este autor: serie seinen que aún sigue abierta y además es larga (17 tomos y contando)…

Zipang

  • Título: ジパング -Zipang-
  • Autor: Kaiji Kawaguchi
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2000-?
  • Clasificación: seinen, bélico
  • Tomos: 36 (en curso)

Tengo el blog muy abandonado este mes, que está siendo más caótico y ocupado de lo que había previsto. En fin, supongo que ya me resarciré en noviembre, de momento sigamos reseñando las obras más famosas de Kaiji Kawaguchi, uno de los autores invitados a este XIV Salón del Manga, un verdadero peso pesado del seinen.
Con Zipang, Kawaguchi quiso seguramente seguir la estela de su éxito más sonado hasta el momento, The Silent Service, y volvió a meterse de lleno en el tema bélico, esta vez con un argumento que muy novedoso no es, pero que es resultón y, si está bien llevado (como es el caso), puede convertir a un manga que en principio podría ser mediocre en un muy buen manga.
El argumento no es nada complicado de explicar, es tan sencillo como que el gobierno japonés manda a una pequeña flota de las Fuerzas de Autodefensa (FF.AA.) de Japón a una misión de mantenimiento de paz en Ecuador (un tema muy polémico ya que, en teoría, según estipula la Constitución, las FF. AA. solo pueden entrar en combate para defender a Japón de un posible ataque, con lo cual cualquier operación que incluya un potencial conflicto en el extranjero es vista con mucho recelo por el público japonés). La flota, entre la que se encuentra la fragata Mirai, un barco de guerra equipado con tecnología AEGIS último modelo, zarpa pues rumbo a Sudamérica ante la crítica mirada de los manifestantes que exigen que la operación se cancele.
En un momento dado, la flotilla se topa con una fuerte tormenta, un rayo impacta sobre el Mirai (el nombre significa “futuro”) y, sin comerlo ni beberlo, ¡se topan de bruces con el legendario Yamato, buque insignia de la Armada Imperial japonesa durante la II Guerra Mundial! Poco después, los tripulantes del Mirai descubren que se encuentran en una zona con muchísima concentración de barcos y aviones, que parecen pertenecer a dos bandos opuestos, y que están en plena batalla.
¡Por un desconocido fenómeno, el Mirai se ha trasladado a junio de 1942, en plena batalla de Midway entre la Armada Imperial japonesa y la flota de los Estados Unidos! La batalla de Midway fue importantísima en el devenir de la II Guerra Mundial porque marcó un antes y un después. Hasta ese momento, la maquinaria japonesa de guerra había pasado como una apisonadora imparable por ahí donde ponía la vista, pero en Midway los Estados Unidos consiguieron pararles los pies por primera vez. A partir de esa batalla, todo iría cuesta abajo: un camino descendente que desembocaría en el bombardeo intensísimo de Japón por parte de los Estados Unidos y en la terrible batalla de Okinawa, y que culminaría con las dos bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Cuando la tripulación del Mirai aún está intentando asimilar lo ocurrido, encuentran un avión derribado, a punto de hundirse, con un superviviente a bordo, un joven oficial llamado Takumi Kusaka, teniente comandante de la Armada Imperial japonesa. Así pues, el primer dilema es: ¿salvan al joven oficial de una muerte segura o le dejan morir ahí mismo? Si le salvan, ¿cambiarán el curso de la Historia? ¿Deben inmiscuirse o no? Al final, después de una discusión a bordo, se decide salvar a Kusaka, que a partir de entonces se incorporará como personaje habitual en la historia.

Un ejemplo de la maestría gráfica y narrativa de Kawaguchi


El siguiente dilema, claro está, es: con un barco del siglo XXI equipado con la última tecnología bélica es posible acabar con cualquier acorazado e incluso portaaviones de los años 40… ¿Deben utilizar esta baza a su favor o bien deben mantenerse al margen? Si se mantienen al margen, ellos conocen perfectamente lo que ocurrió y saben que no intentar detener la ceguera japonesa a tiempo provocará millones de muertes de sus compatriotas…
Así empieza pues esta historia, que como ya he dicho antes es bastante manida (lo del viaje en el tiempo y las dudas sobre si inmiscuirse o no en la historia lo hemos visto/leído en infinidad de ocasiones), pero que resulta muy trepidante en manos de un maestro como Kawaguchi, que no se corta a la hora de incluir temática patriótica japonesa en su obra. Este es un terreno muy resbaladizo, ya que cualquier historia que hable de la II Guerra Mundial, según como se enfoque, puede llegar a ser considerada “de extrema derecha” por el público y por lo tanto perder inmediatamente el apoyo de los lectores e incluso ganarse su desprecio. Pero no, Kawaguchi consigue esquivar (a veces por los pelos) la temática más radical del “gran Japón” y realiza una historia muy bien hilvanada que no se emborracha (en demasía) en discursitos de exaltación de la raza japonesa.
Debido a su calidad y al apoyo del público y la crítica, Jipang consiguió un premio Kôdansha y además se ha adaptado a un anime de 26 episodios (que adapta solamente una parte del manga). El dibujo de Zipang es mucho más claro y estilizado que en The Silent Service, se nota una evolución muy positiva en el estilo de Kawaguchi que acerca el dibujo (sobre todo de los barcos y aviones, tanto modernos como antiguos) a cotas de belleza y realismo dignas de Naoki Urasawa.
En su momento yo me leí más o menos hasta el tomo 5 y la verdad es que la historia me encantó y siempre he querido seguir leyéndola. Kawaguchi la lleva muy bien y sabe cómo sorprender al lector y mantenerle en vilo. Igual cuando se termine me agencio un día la serie completa y me la ventilo toda seguida, ya veremos.
El caso es que ocho años después de su inicio sigue publicándose en las páginas de la revista Morning y lleva ya la friolera de 36 tomos… Como ya dije en la reseña de The Silent Service, Kawaguchi será muy bueno, pero sus historias más conocidas y exitosas son tan largas que francamente hay que tener narices para arriesgarse a traerlas a nuestro país. Los franceses, sin embargo, parecen más atrevidos en este sentido (también tienen un mercado del manga infinitamente mayor) y la editorial Kana ha publicado ya los 15 primeros tomos. En fin, ¿quién sabe? A ver si algún día podemos leerla en castellano, ¿no? ¡La esperanza es lo último que se pierde!

Chinmoku no kantai (The Silent Service)

  • Título: 沈黙の艦隊 -Chinmoku no kantai- (La flota silenciosa; The Silent Service)
  • Autor: Kaiji Kawaguchi
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1988-96
  • Clasificación: seinen, bélico
  • Tomos: 32

Este octubre estoy siendo muy poco prolífico con el blog, y no precisamente porque no lea manga (tengo un buen montón de mangas por reseñar), sino porque estoy muy liado con otro proyecto personal que me está robando más tiempo del que pensaba (pero me lo estoy pasando en grande con él) y además octubre es el mes del Festival de Sitges (este año solo pude ir a ver dos pelis, ¡pero vaya dos! 20th Century Boys y Ponyo, las dos muy buenas, en especial la segunda, ¡qué maravilla!), el Salón del Manga… ¡Y menos mal que a mí no me toca ir ni al Mipcom ni a Frankfurt, que si no…!
En fin, como prometí en mi anterior post, voy a comentar algunas de las obras de Kaiji Kawaguchi, uno de los autores invitados a este Salón del Manga 08. En esta ocasión le toca a Chinmoku no kantai (The Silent Service), todo un clásico moderno y un ejemplo de lo que da de sí el manga bélico “mainstream” (no, Motofumi Kobayashi no es “mainstream” XD).
The Silent Service es una historia de submarinos de las que a Kawaguchi le encantaban de pequeño y que siempre quiso hacer. Y la apuesta le salió bien, ya que este manga se publicó durante ocho años (aunque narra solamente los acontecimientos de dos meses), recopiló 32 tomos, recibió el 14º Premio Kôdansha y consiguió montar tal polémica que incluso se discutió sobre él en el Parlamento japonés.
Todo empieza con la construcción en secreto del Sea Bat, el primer submarino nuclear japonés. Fue construido en secreto primero porque el público japonés, lógicamente, no tiene muchos buenos recuerdos ni tampoco mucho cariño por el adjetivo “nuclear”, y segundo porque años atrás ya hubo un intento fallido de introducir submarinos nucleares en las Fuerzas de Autodefensa de Japón que casi acabó en desastre.

Kaieda, sus hombres, el submarino y los americanos

Así, la historia arranca con el aparente accidente que sufre el submarino “Yamanami” capitaneado por el comandante Kaieda. Según la versión oficial de los hechos, el Yamanami ha chocado contra un submarino nuclear soviético y se ha hundido irremediablemente, con lo que toda su tripulación ha fallecido. Lógicamente, la rabia y el pánico se apodera de la población ante la amenaza soviética, pero justamente eso era lo que deseaban tanto el gobierno japonés como el americano. La realidad es que todo es un montaje para permitir que Kaieda (ahora nombrado “póstumamente” subalmirante) y su tripulación cojan el timón del nuevo submarino Sea Bat.
El plan consiste en colocar al Sea Bat al mando de la 7º Flota de los EE.UU., pero al ser un submarino realizado con fondos y tecnología japoneses y en Japón, lógicamente la tripulación debe ser nipona y debe pertenecer a las Fuerzas de Autodefensa del país.
En estas, un eterno rival-amigo de Kaieda que le conoce muy bien, el comandante Fukamachi del submarino diésel “Tatsunami”, no se traga la historia del hundimiento del submarino de Kaieda y empieza a investigar… Hasta que descubre la verdad.
La historia sigue avanzando hasta el punto de que el Sea Bat queda al mando de Kaieda y sale a hacer un trayecto de pruebas. ¡Pero a Kaieda se le cruzan los cables y se escapa con el Sea Bat! A partir de este momento, el manga entra en una espiral de persecuciones y estrategias de los americanos (y también los japoneses y los soviéticos) contra el submarino nuclear japonés y la manera como Kaieda les esquiva y les machaca de lo lindo. En medio de todo esto, el subalmirante decide cambiarle el nombre al submarino y le pone “Yamato“, un nombre más japonés imposible.
Y más o menos aquí termina el primer tomo. Luego la cosa se lía mucho más, ya que a Kaieda se le ocurre la idea de declarar al Yamato “nación independiente” y surge la posibilidad de que el buque esté cargado con cabezas nucleares. En fin, el pollo que se monta ya os lo podéis imaginar.
En esta obra, al menos en sus primeros tomos, el dibujo de Kawaguchi es más bien normalillo, pero va evolucionando considerablemente. Ya veréis cuando ponga el post de Zipang, uno de sus manga más recientes, cómo domina actualmente los lápices y lo bien que dibuja los buques de guerra, los uniformes, las expresiones, etcétera. Y como narrador la verdad es que lleva las historias muy bien. Sin duda, Kaiji Kawaguchi podría ser considerado el Tom Clancy del manga.

Sobre los invitados al Salón del Manga

Cada año, cuando se acerca el Salón del Manga, todos los aficionados nos hacemos la misma pregunta: ¿qué invitados nos traerán este año? ¿Podré conocer a alguno de mis autores favoritos? Incluso, no se sabe muy bien por qué canales, muchas veces se “filtran” o se “inventan” nombres de posibles invitados, lo que provoca que las expectativas, en el caso de que el nombre barajado sea el de un considerado “grande” (se entienda lo que se entienda por esta noción), se vayan por las nubes.

Pero lo que prácticamente siempre ocurre, casi invariablemente, es que cuando se ofrece la lista de invitados al Salón del Manga siempre surgen los típicos quejicas que dicen “jo, ya estamos, siempre invitan a personajillos de tres al cuarto”. ¡Pero es que en realidad eso no es así! Al menos durante los últimos tres años, la organización del Salón del Manga ha hecho un esfuerzo muy grande para mejorar en este aspecto. Esto no quiere decir que antes no se esforzaran, sino que parece que últimamente se está consiguiendo atraer a muy buenos autores gracias a 1) el mercado del manga es más boyante que antes, por lo que hay más dinero que invertir y 2) se ha conseguido comprender mejor el carácter japonés y las ofertas se mandan a Japón de manera atractiva y viable, incluyendo viajes a Japón para visitar a las editoriales y extender las invitaciones personalmente.

Yo no estoy directamente implicado en el proceso de invitación de autores, pero mi buena relación con Ficomic me permite estar al tanto (bastante tangencialmente, eso sí) de los procesos que se siguen para traer a mangakas. Y, francamente, es una tarea muy complicada por varios motivos:

  • Ritmo de trabajo: los autores japoneses, como bien sabéis, trabajan un montón de horas a la semana y tienen entregas semanales, quincenales o (los que tienen más suerte) mensuales. El ritmo infernal provoca que sea dificilísimo conseguir que un autor X deje los lápices durante una semana o diez días para viajar a Barcelona (y muchas veces no porque el autor no quiera, sino porque los editores se lo impiden).
  • Veteranía: cuando un autor está de moda y es joven (caso de la mayoría de los de la Shônen Jump) la editorial tiende a exprimirlo todo lo que puede y no le deja ni levantarse de la silla. Sin embargo, cuando ya es veterano tiene muchísimo más poder sobre la editorial, sobre sus editores y sobre su ritmo de trabajo y se lo puede combinar mejor. Por no decir que los autores veteranos suelen ser todos unos caballeros (Monkey Punch, Hideshi Hino, Chiyoji, por nombrar a unos cuantos a los que he conocido) con gran interés y muchas ganas de trabajar, mientras que algunos de los dibujantes jóvenes (sobre todo mujeres mangaka que se dedican al shôjo) son tan extremadamente tímidos y parados que cuesta sacarles más de dos palabras seguidas y francamente son un muermo. Además, las anécdotas que te puede contar un veterano y las que te puede contar un joven autor con apenas una serie en el mercado (aunque tenga mucho éxito) no tienen color. ¡Vivan los veteranos!
  • Lejanía: No nos engañemos, Barcelona está lejos de Japón y entre el viaje de 17-20 horas en total (contando el necesario trasbordo, ya que no hay vuelos directos Japón-España) y el atontamiento jet-lag, hace que uno se lo piense mucho. Un viaje corto de una semana o menos en este plan puede ser terrible para el organismo.
  • Peticiones absurdas: ya se considera un “estándar” que un autor japonés de cierto renombre solicitará viajar en clase “business” y exigirá que a su acompañante (normalmente, el editor) se le dispense el mismo trato (aunque cuando hay suerte y el autor es enrollado o no tiene tanto “caché”, viajará tan feliz en clase turista). Ya de por sí, dos billetes en clase “business” cuestan mucho dinero, pero como he comentado antes esto ya se contempla normalmente en el presupuesto. Lo que no es raro es que haya autores que exijan cosas como viajar en primera (muchísimo más caro), traerse a toda una troupe de acompañantes, etc. lo que hace que sea del todo inviable para la organización.
  • Pocas ganas de trabajar: a veces hay autores que acceden a venir pero con la condición de no conceder entrevistas a los medios, o bien no realizar ninguna sesión de firmas y/o encuentro con los fans. Como es lógico, la organización no puede invertir tanto dinero en traer a un autor si este no se compromete a estar en contacto con su público o a ayudar a su editorial en España (que corre con una buena parte de los gastos) a vender más ejemplares.

Como veis, no es nada fácil conseguir que un autor pueda venir a una convención de manga y anime. Y puede que queráis rebatirme diciéndome que “mira la Japan Expo, esos sí que traen buenos autores”. Y sí, lo de la Japan Expo es para fliparlo y soy el primero en reconocerlo, pero 1) estamos hablando de París, una ciudad con vuelos directos a Japón y que encima flipa a los japoneses y 2) en la Japan Expo les da igual que el autor X conceda o no entrevistas o quiera o no hacer sesiones de firmas, ellos tienen dinero y traen a los autores aunque sepan que no podrán sacarles el máximo partido (algo que Ficomic no puede permitirse). Y lo mismo se aplica a las convenciones de EE.UU. (recordad que a los japoneses les encantan los USA).

En cuanto a los autores de este año, ¡madre mía! ¡Tenemos a verdaderos monstruos en el Salón del Manga!

No son “autores punteros” en el sentido de que no son jóvenes pipiolos con tremendo éxito como Masahi Kishimoto o Tite Kubo, pero por ejemplo Kaiji Kawaguchi es un pedazo de autor que ha ganado cinco prestigiosos premios durante su carrera (3 Kodansha Manga Award, 1 Shogakukan Manga Award y 1 Media Arts Festival Award). ¡Que se dice pronto! No todos los días podemos tener cerca a un autor tan destacado y premiado 

Para que os hagáis a la idea, el grandísimo Akira Toriyama solo tiene 1 Shogakukan Manga Award en su haber… Y por Dr. Slump! Sí, sí, Dragon Ball no ha ganado ni un premio.

Personalmente, cuando me enteré de que Kawaguchi venía, pegué un gran bote de alegría. La pena es que no hayamos podido leer todavía nada de él en español (apenas si estará Eagle), pero yo espero que algún día podamos disfrutar de sus grandísimas obras The Silent Service, Zipang o Taiyô no mokushiroku, todas ellas de calidad indiscutible y de dibujo y trama “urasawaianos” total. ¿Por qué nadie le publica aún? Vale, quizás porque es seinen y sus obras tienen mogollón de tomos… Pero aun así… En todo caso, este mes me plantearé hacer un “especial Kawaguchi” y comentaré sus obras para que le conozcáis mejor.

En cuanto a Yoshikazu Yasuhiko, que según el PDF de novedades de Norma también nos visitará, es un veterano animador que trabajó a las órdenes directas de Tezuka (¡no todos los días se tiene cerca a un ex ayudante de un dios!) y más tarde se pasó al manga, donde ha despuntado con una capacidad gráfica y narrativa increíbles.

¡Y qué decir de Ichiro Mizuki! ¡Que es el cantante del opening de Mazinger, por diosssss! ¿Cuántas veces hemos cantado aquello de Sora ni sobieru kurogane no shiroooo, suuupaaaa robotto maaaajinga zettoooo!? El cantante más prestigioso de openings de anime, el Tezuka de los openings y endings, el cantante de las más de mil canciones, el padre de todos los cantantes de openings de anime, ¡un monstruo!

Y luego tenemos a secundarios de excepción como Junko Mizuno (que según la página web de su editorial estará en el Salón, aunque todavía no hay confirmación por parte de Ficomic), una artista-dibujante con un gran prestigio internacional, y a teóricos del manganime que vienen a darnos conferencias sobre nuestra temática favorita directamente desde Japón e invitados por el Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país.

En fin, como vuelva a oír que este año no tenemos buenos invitados al Salón del Manga, empiezo a repartir sopapos, ¡hala! ^_^