El blog de Marc Bernabé

Ressentiment

  • Título: ルサンチマン –Ressentiment–
  • Autor: Kengo Hanazawa
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic Spirits
  • Años publicación: 2004-05
  • Clasificación: tragicomedia, mundo virtual, prota patético
  • Tomos: 4

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Conocer al autor Kengo Hanazawa en el pasado Salón del Manga me encantó: me pareció un tipo genial, muy sincero y en realidad muy normal en lo referente a manera de ver la vida y reflejar sus vivencias en sus propios mangas. Lógicamente, Hanazawa ha triunfado gracias a su obra de zombis I am a Hero, que tengo el gusto de traducir para Norma Editorial, y una de las grandes curiosidades de dicha obra es que el protagonista está hecho a imagen y semejanza del propio Hanazawa, que en las diversas entrevistas que tuvo afirmó siempre que cuando más cómodo se siente es cuando se puede asimilar a sus propios personajes. Por eso, siempre ha creado historias con personajes con los que tiene un vínculo, pongamos, mental. En el caso de I am a Hero y también de Boys on the Run, además, el vínculo es también físico, ya que ambos protagonistas se parecen al autor como dos gotas de agua: hasta cierto punto, se puede afirmar –corroborado por Hanazawa– que dichos protagonistas están hechos a imagen y semejanza de él mismo, tanto física como mentalmente.

Antes de dedicarse al manga, Hanazawa no tuvo precisamente una trayectoria brillante: de hecho su primer gran éxito ha sido I am a Hero, con permiso de Boys on the Run, que al parecer no fue mal –de hecho se hizo una película de imagen real y una serie de TV basadas en él– pero tampoco fue un superventas, y se le nota que en estos momentos aún está intentando asimilar el éxito cosechado por su manga de zombis. Así, al tener Hanazawa una base mental más bien de “loser”, lo natural es que sus historias estén protagonizadas por personajes “loser”, de lo más patéticos y con unos modos de pensar más bien ruines, como ya comprobé en Boys on the Run.

Conocer a Hanazawa hizo que me interesara mucho por su obra anterior, lo que me hizo conseguir los tomos de Boys on the Run y disfrutarlos muchísimo. La historia empieza de forma magistral, muy entretenida, y luego baja bastante de intensidad hasta sorprendernos con un final poco convencional, pero la verdad es que disfruté enormemente del “viaje” de leer esos 10 tomos. Y ahora, ansioso de más Hanazawa, he decidido introducirme en su primera obra, Ressentiment, la única que me faltaba por leer de las tres únicas que tiene (sin contar historias cortas, que probablemente alguna ha publicado alguna vez, pero nunca se han recopilado en tomo).

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Takurô en su versión virtual (arriba) y real (abajo), intentando ligar con la chica virtual Tsukiko (derecha).

En Ressentiment nos encontramos con un Hanazawa primerizo, muy lejos todavía de la maestría gráfica que demuestra en I am a Hero, y con una historia bastante interesante pero también lejos de los recursos narrativos demostrados en Boys on the Run y, sobre todo, I am a Hero. En definitiva, es una historia bastante justita y que, de no ser por la trayectoria posterior del autor, probablemente nunca me habría llamado la atención como para leerla. Aun así, tengo que decir que, pese a que no me está enganchando tanto como sus otras obras, me está pareciendo un manga fácil de leer y, al ser cuatro tomos solamente, disfrutaré sin problemas hasta el final.

De nuevo, la historia está protagonizada por un loser empedernido, Takurō Sakamoto, que trabaja en una imprenta y es un fracasado total de 30 años de edad, gordo, feo, medio calvo, virgen (con chicas normales, ya que con las de pago sí se ha “estrenado”), que vive con sus padres y básicamente lo tiene todo para no triunfar en absoluto en la vida, ni en el ámbito laboral ni el personal. La historia se ambienta en un “futuro próximo” con respecto al momento en el que se creó la historia (2004-05): en año 2015 (XD), donde todo está básicamente igual salvo por la aparición de unos videojuegos de realidad virtual muy logrados. En estos juegos, te puedes introducir en el mundo que tú desees siempre que tengas el dinero suficiente para pagarte casas, coches e incluso, claro, mujeres (u hombres, imagino) virtuales.

Takurō conoce la existencia de estos juegos gracias a un conocido, que es igual de loser de él pero que tiene una doble vida virtual: dentro del juego, vive en una mansión espectacular y está rodeado por un auténtico harén de chicas a cuál más preciosa, que se desviven por él. Takurō, entonces, decide introducirse también en el juego, y empieza gastándose todos sus ahorros en el hardware necesario y, claro está, en el único software que se puede permitir: una choza en una isla solitaria y una chica llamada Tsukiko, cuyo software encuentra por casualidad, abandonado debajo de una estantería, en la tienda después de mirar y remirar todas las opciones y precios. Takurō configura el programa, se crea su identidad virtual (su propia imagen y semejanza cuando iba al instituto) y se dispone a vivir una vida de ensueño junto a Tsukiko… Pero parece que algo no va bien con la configuración del personaje, ya que hace cosas que no debería hacer…

Lo mejor

  • Una historia entretenida, sin más.

Lo peor

  • El tema de las vidas virtuales está un poco visto.

Estadísticas manga 2014

Un año más, de nuevo toca analizar el mercado del manga en España. Y este año hablamos solo de manga, ya que no se ha publicado ningún otro cómic procedente de Asia Oriental –aunque no avancemos acontecimientos–. Como siempre, para situarte en contexto, recomendamos leer las estadísticas del año anterior antes de seguir adelante con este texto: aquí tienes las del 2013. Y si te interesan las anteriores, aquí he realizado un índice con todas las que he hecho a lo largo de los años, desde 2008.

Al principio siempre me toca repetir unas cuestiones, y desde hace unos años corto y pego el mismo texto, que viene bien tener en mente: este es un estudio cuantitativo. Solo contamos las novedades (no se cuentan relanzamientos a precio reducido ni segundas o terceras ediciones, aunque sí reediciones en formato distinto al que aparecieron en su origen –kanzenban, bolsillo, tomo doble…*-). Independientemente de que una novedad tenga una tirada de 500 o 20.000 ejemplares –dato que no podemos saber–, para nosotros será solo una novedad. Tampoco el número de páginas influye: cuenta igual un tomo de Naruto de 190 páginas como la reedición en dos tomos en cofre de Nausicaä, de unas 1100 páginas en total (es injusto, lo sabemos, pero de algún modo tenemos que hacer el recuento).

* Aunque ya empezó durante 2013, en 2014 ha seguido existiendo el fenómeno del relanzamiento, por parte de otras editoriales, de series que en su momento pertenecieron a Glénat-EDT. Consideramos estos relanzamientos como novedades a todos los efectos, ya que se incluyen en los plannings de lanzamientos de las empresas como tales, independientemente de que se reaproveche por completo la traducción, rotulación y diseño de EDT (caso de Panini con relanzamientos de Rurouni Kenshin, Bleach y Gantz), de que se aproveche solo la traducción y se haga rotulación y diseño nuevo (caso de Norma con Death Note, Blue Dragon y Claymore y de Planeta con Naruto) o de que se haga todo desde cero (caso de Ivrea con Zetman y D.Gray-man y Planeta con Saint Seiya).

No barajamos cifras de tiradas ni de ventas simplemente porque las editoriales no las facilitan. Por eso, aunque podamos llegar a una conclusión (p.e., el mercado del manga en España está estable), esta conclusión solo se aplica al hecho de que sale una cantidad similar de novedades con respecto a los últimos dos o tres años. Si supiéramos otro tipo de cifras, la conclusión podría ser radicalmente distinta (ejemplo: aunque el mercado parece estabilizado, lo cierto es que estamos en declive porque la tirada media o el promedio de las cifras de ventas son muy menores y por lo tanto arrojan menos beneficios a las editoriales. O al contrario, que está en auge. Pero esto no lo podemos saber.)

Entendemos “manga”, por cierto, como cómic realizado originalmente en Japón, “manhwa” como cómic realizado originalmente en Corea del Sur y “manhua” como cómic realizado originalmente en China, Hong Kong o Taiwán, por lo que no se incluye en el recuento ningún tipo de obra con estilo gráfico influenciado por el manga realizada fuera de Asia Oriental (en algún lugar hay que trazar la línea).

Vamos allá con la cifra de tomos de manga editados en el año 2014:

estadistica 2001-2014

De nuevo, corto y pego del análisis del año anterior porque me parece que la situación es idéntica, al menos en cuestión de cifras totales: aunque hay un ligero repunte, lo cierto es que es muy tímido. Observamos que en los 4 últimos años (o incluso 5) nos estamos moviendo en cantidades muy similares, lo que parece indicar que las editoriales han encontrado el punto de equilibrio del mercado español, que estaría en torno a las 350-380 novedades al año. Una cifra sensiblemente superior a esa podría suponer una nueva sobresaturación del mercado y una repartición de las ventas que provocaría que varias obras fueran inviables por arrojar pérdidas (lo que ocurrió sin duda en el período “loco” de 2005-09). Una cifra menor significaría que el manga empieza a gustar menos (o que otros factores externos están haciendo inviable su publicación física en España) y los amantes del cómic japonés nos veríamos ante el triste escenario de ver cómo nuestra afición se vuelve cada vez más y más minoritaria. Afortunadamente, ni una cosa ni la otra está ocurriendo y el equilibrio y estabilidad parecen estar a la orden del día después de la acusada debacle de 2010 con respecto a 2009. La situación, pues, es de aparente normalidad.

Si el año pasado teníamos una tímida aparición de cómic asiático oriental no japonés con varios tomos del manhua chino El rey mono por la editorial JR Comics y tres del manhwa coreano Simon Sues por parte de Milky Way Ediciones, en 2014 no se ha editado ni un solo cómic asiático oriental no japonés, por primera vez desde que redacto estas estadísticas (2008). De hecho, si te fijas, el título del primer gráfico reza “Cómic asiático en España (2001-14)”, y ese título proviene de que en el año 2008 se publicó mucho manhwa coreano (un 7% del total) y algo de manhua chino (un 1%), por lo que me pareció que era más prudente hablar de “cómic asiático” en general que solamente de “manga” japonés. Ahora se ha demostrado que eso fue un fenómeno pasajero: ya en 2009, el porcentaje de manhwa bajó al 4% y el de manhua desapareció, y desde entonces, aunque se ha publicado algún título coreano y/o chino cada año, siempre ha sido extremadamente poca cantidad en comparación con el material japonés… Hasta que el 2014 ha desaparecido por completo.

Bien, ¿y cómo queda repartido el “pastel” del manga por editoriales?

editoriales 2014

Este año, además, incorporamos un nuevo gráfico al análisis, el de la evolución de número de lanzamientos por editorial y año desde 2008.

evolucion

Como vemos, Ivrea sigue manteniendo ese primer puesto que ganó el año pasado, sensiblemente por encima de la segunda editorial en lanzamientos, que es Planeta. Además, Ivrea ha aumentado incluso esa diferencia, ya que este año ha publicado 130 tomos (frente a 112 el año pasado, y muy cerca de su récord absoluto de 139 en 2008). Sin duda, su política de escoger series de temática variada (es la única editorial que, entre otras cosas, sigue apostando –aunque en menor medida- por el shōjo) y de marcado gusto otaku está siendo rentable para esta editorial.

Planeta sigue en su línea ascendente desde hace un par de años, tras tocar un doble fondo en 2010 y 2012, y ha publicado 98 novedades (por 77 el año pasado), que le permiten encaramarse a la segunda posición, puesto que no ostentaba desde 2008 (en 2009 quedó primera, y desde entonces bajó a situarse en tercera o cuarta posición según el año). Con su política de recuperar –con nuevas traducciones y rotulaciones- material clásico (en ocasiones con propuestas diferentes, como la publicación de Dragon Ball Full Color) sin olvidar proponer novedades y éxitos del manga actual, Planeta está recuperando por fin un lugar que nunca debió haber perdido, ya que no en vano es la editorial de manga más poderosa –y probablemente la que más beneficios obtiene y más ejemplares vende– ni que sea solo porque cuenta con la “tríada prodigiosa” Dragon Ball, One Piece y Naruto.

Norma sigue con su línea de clara estabilidad: en cuestión de lanzamientos ha bajado a la tercera posición, pero no porque haya editado menos (de hecho es solo un tomo menos, de 95 en 2013 a 94 en 2014), sino simple y llanamente porque Planeta ha sacado más material. La política de Norma es muy coherente y enfocada al equilibrio: es la editorial que mejor consigue licencias “jugosas” y esperadas por el público –lo que no le impide realizar apuestas relativamente arriesgadas y lanzarse a publicar títulos que podrían no funcionar–, por lo que cuenta con el apoyo casi unánime del público lector de manga, al que satisface además con ediciones muy cuidadas.

Como vemos en el gráfico evolutivo, Norma y Panini son las editoriales más constantes: ni siquiera en los “años locos” sacaron cantidades muy alejadas de las que están sacando en estos últimos años: Norma lleva 4 años estabilizada entre las 85-95 novedades/año, mientras que Panini está entre 20 y 30.

Panini, por cierto, es como siempre la editorial “más pequeña” entre las grandes, y ha sacado 26 novedades frente a 27 el año pasado. Sensiblemente lejos de las cifras de las tres grandes, pero también bastante por encima de las pequeñas, se mantiene aparentemente cómoda en esa situación, ocupando su lugar en el mercado del manga mientras ejerce su liderazgo en el mundo del cómic en general con las ediciones del material de Marvel.

La polarización de la que hablamos siempre en este informe se mantiene y hasta se ve acusada: si bien ha habido 11 editoriales que han sacado tomos unitarios de manga en 2014, el 83,8% de todo el manga que se edita en España sale de la mano de solo tres de ellas (76% el año pasado). Sin embargo, si habitualmente hablábamos de “cuatro grandes y muchas pequeñas”, este año podemos hablar de “tres editoriales grandes, tres medianas-pequeñas” y “varias pequeñas”.

editoriales

Las tres grandes son, como hemos visto, Ivrea, Planeta y Norma. Las tres medianas serían Panini (la más pequeña de las grandes o la más grande de las medianas), ECC (15 novedades) y Milky Way (10), mientras que las pequeñas son Tomodomo (5), Herder (se mantiene en 3), Ponent Mon (pasa de 3 a solo 1), Astiberri (pasa de 5 a solo 1) y Gallo Nero (1). Destaquemos el surgimiento de las nuevas editoriales en el panorama manga Tomodomo y Gallo Nero y la desaparición, al menos durante el año 2014, de Yowu Entertainment, JR Comics y Random House.

De nuevo me permitiréis que haga un “corta y pega”, ya que esto es importante: recordemos otra vez que estas cifras obedecen estrictamente a número de lanzamientos. No podemos hablar en términos de “beneficios editoriales” ni de “tiradas” porque son datos que las editoriales consideran confidenciales y no facilitan. Es perfectamente posible que el reparto que vemos aquí sea totalmente distinto considerando esos otros factores: por ejemplo, con casi total seguridad, Planeta o Norma se disputarían el título de ser la primera editorial de España en cuanto a beneficios editoriales y/o tiradas, vista la popularidad masiva de algunos títulos que manejan. Y es que no es lo mismo lanzar 100 novedades con unas ventas medias de 2.000 ejemplares (pongamos) que lanzar 50 novedades con unas ventas medias de 5.000 ejemplares (cifras totalmente inventadas, ojo, no tengo ni idea de cómo son las reales).

Para concluir, pasemos al análisis final:

Si entre las cuatro editoriales más potentes podemos ver que impera la estabilidad, en el caso del mercado manga en general eso no es necesariamente así, ya que tres factores han sido de especial relevancia este año: “La desaparición definitiva de EDT”, “La entrada en el mercado de ECC” y “La consolidación de Milky Way”.

Si el año pasado comentábamos la delicada situación por la que pasaba EDT (antes conocida como Glénat, filial española del gigante francés del cómic) y manteníamos la esperanza de que la editorial pudiera levantar cabeza y reorganizarse, este año hemos visto como la situación de EDT se ha venido definitivamente abajo. No se ha realizado ningún anuncio oficial de quiebra ni desaparición de la editorial, eso es cierto, pero el hecho de que llevan un año y medio sin editar nada (un período precedido por evidentes saldos y retapados disfrazados de “reediciones”) evidencia que la empresa, si no está muerta, está a lo sumo en estado de “vida suspendida”. Sin duda es a priori una enorme pérdida para el manga en España, pero lo cierto es que, viendo las cifras globales, el mercado del manga no ha acusado el golpe en absoluto, ya que las cifras globales de publicación se mantienen iguales e incluso presentan un ligero aumento. Poco a poco, el puesto que ocupaba EDT ha sido ocupado por otras editoriales: los grandes éxitos han sido copados por las cuatro grandes y la línea más independiente y rompedora que tenía EDT, sobre todo en sus últimos tiempos, ha sido repartida: Norma saca algo de material que podríamos decir que tiene “espíritu EDT” (como Solanin, o la inminente publicación de Oishinbo), así como Planeta (Sabu to Ichi, clásico de Shōtarō Ishinomori, anunciado para 2015), y también editoriales como ECC (con la edición de material de Junji Itō) y Milky Way (con su política de obras relativamente cortas pero de autores de gran calidad de corte actual) están ocupando el nicho más independiente. Está por ver si surgirá alguna editorial que apueste por la parte más transgresora (del estilo de Shintarō Kago…) y también apueste por material algo más clásico por el que de vez en cuando apostaba EDT. En cuanto esto se haga realidad (esperemos que sí), podremos decir que el hueco que deja EDT ha sido completamente rellenado.

“La entrada en el mercado de ECC” resulta importante porque estamos hablando de la editorial que lanza el material americano de DC en España, lo que la convierte en una de las editoriales de cómic en general más importantes del país. El hecho de que una empresa de estas características entre en liza supone la posibilidad de que en cuestión de relativamente poco tiempo se sume al grupo de “las grandes”, por lo que debemos seguirla con atención. De momento ECC se ha situado en su primer año en la 5ª posición de las editoriales de manga de España, tras empezar con Crows (un manga de corte juvenil noventero, apoyado por las películas de culto de imagen real basadas en él) y material clásico de enorme calidad del tándem “Lobo solitario” Koike/Kojima y el indefectible Tezuka, además de la apuesta por algo más independiente y transgresor como son las obras de Junji Itō, el maestro del terror y las historias desconcertantes.

Finalmente “La consolidación de Milky Way” representa un gran soplo de aire fresco en el mercado del manga en España: desde que en febrero de 2014 empezaran a editar manga japonés con La chica a la orilla del mar de Inio Asano, no han dejado de editar tomos de manga (10 en total este año) y se han convertido en la editorial favorita de muchos internautas amantes del manga. Recalco “internautas” porque Milky Way cuenta con una gran presencia virtual y sabe ganarse el favor del público a través de las redes sociales, sin duda su mayor y mejor arma. El hecho de la venta directa a través de la página web de la propia editorial, con gastos de envío gratuitos e incentivos en forma de pequeños extras (postales, puntos de libro, pósters…) si se adquieren sus obras por esta vía han posibilitado que poco a poco se haya ganado el apoyo incondicional de un grupo de personas que compran religiosamente todo lo que saca. Obviamente, esto es así no solo por lo que acabo de mencionar, sino también por la exquisita selección de obras que realiza Milky Way, que permite al comprador tener la casi certeza de que puede comprar una obra a ciegas y que le gustará, ya que se fía del criterio de los editores. La política de Milky Way ha estado centrada en obras de gran calidad y escasa duración –tomos unitarios u obras de pocos tomos, lo que facilita probar con nuevos autores y nuevas propuestas–, y por esto, en el primer año que lleva como editora de manga (antes editaba cómic de estilo manga, pero no japonés), se ha situado entre las editoriales medianas (de nuevo, no sabemos si clasificarla como la más pequeña entre las medianas o como la más grande entre las pequeñas).

En cuanto a las editoriales pequeñas, destacamos el nacimiento de Tomodomo, una pequeña empresa que intenta hacerse un hueco en el mercado del manga apostando por material por el que ninguna otra editorial apostaba hasta el momento: el BL. Esperemos que su andadura sea fructífera y consiga la estabilidad, ya que la variación es siempre bienvenida. Además, Herder sigue con su línea de manga educativo, con las adaptaciones realizadas por el equipo de la editorial japonesa East Press de obras de la literatura y el pensamiento universal al manga: parece haberse estabilizado en unas 3 novedades al año, y esperamos que en 2015 sigua en esta interesantísima línea.

Finalmente, destacaremos el inminente nacimiento de la editorial DKO, una iniciativa de los impulsores de la extinta editorial MangaLine Ediciones que promete dar mucho juego en 2015. Aunque el plan de publicación que han anunciado para 2015 situaría a esta nueva editorial probablemente en el cuarto o quinto puesto de las editoriales de manga en España (con la posibilidad de que superara incluso a Panini en número de tomos editados), los precedentes de los responsables de dicha editorial en forma de innumerables promesas incumplidas a lo largo de muchos años han hecho que estos anuncios hayan sido recibidos de forma muy cautelosa por la comunidad de amantes del manga. Vamos a ver qué ocurre.

Como vemos, en general el mercado del manga sigue estable y aparentemente muy sano. No creo que en 2015 tengamos grandes sobresaltos: todo indica que la línea de actuación va a ser la misma que en los últimos años y que seguiremos disfrutando de un mercado saneado y con todo tipo de propuestas: bombazos, obras comerciales, obras independientes, relanzamientos de obras fundamentales, algún clásico y algún que otro material de nicho.

Llevo años esperando la irrupción del e-manga, pero parece ser que las editoriales (básicamente las japonesas, que son muy reticentes todavía a dar derechos de explotación digital salvo en Estados Unidos y el propio Japón) aún no están por la labor. Veo fuertes movimientos en el campo del manga digital en forma de grandes avances en las apps de las editoriales japonesas, como Shueisha con la Shōnen Jump, la edición de revistas en formato digital en simultáneo con el lanzamiento en papel, el coloreado de innumerables mangas en la app japonesa de la Jump, etc. Estos movimientos parecen ser de tanteo de las posibilidades del medio, con Japón como centro y los Estados Unidos como campo de pruebas. Sin embargo, aunque podemos esperar el desembarco del e-manga a nivel mundial (o al menos en idiomas importantes para el manga como el inglés, español, francés, alemán e italiano, además de chino y coreano), no se sabe cuándo se producirá. Puede que sea en este 2015, puede que más adelante. Pero sin duda, cuando se produzca y logre estabilizarse, representará un cambio muy importante en el mercado del manga.

De nuevo, este año hemos realizado el recuento basándonos sobre todo en las lisas de Listado Manga, cotejándolas con otras fuentes. Mis agradecimientos por su encomiable labor, así como a Toni Ramírez por su gran ayuda con los recuentos.

Ultraman

  • Título: ウルトラマン –Ultraman–
  • Autor: Eiichi Shimizu (guión) y Tomohiro Shimoguchi (dibujo)
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Gekkan Heroes
  • Años publicación: 2011-?
  • Clasificación: tokusatsu, superhéroes, fantasía
  • Tomos: 5 (en curso)

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Lo primero que evoca el título Ultraman es, obviamente, el nombre del héroe más icónico del tokusatsu japonés, el “padre” de los Power Rangers, Kamen Riders y demás luchadores justicieros, aunque viendo la portada de este manga uno tiene dudas de que sea un título de la franquicia Ultraman y se pregunta si está ante una obra cuyo único punto en común con la famosísima serie televisiva es que el título es el mismo. Lo segundo es realmente difícil en un lugar como Japón, con tanta protección de los derechos de autor y tanto respeto por la obra ajena, y más por una tan representativa y que ha marcado a varias generaciones. Aunque se diera el caso de que realmente la palabra “Ultraman” no estuviera registrada y cualquiera podría usarla, sería muy complicado que realmente surgiera alguien en Japón dispuesta a utilizarla de forma tan flagrante.

Efectivamente, pues, este manga pertenece al canon oficial de Ultraman y está aprobado por todos los estamentos necesarios… Cosa muy curiosa porque de hecho, como veremos, desmonta varias temáticas recurrentes de la franquicia. No sé si leéis Zetman de Masakazu Katsura, pero a mí me ha recordado más a esta obra que al Ultraman clásico, al menos en el primer tomo. Por cierto, hace unos años reseñé un manga de Ultraman de los años 60, para que tengáis más información podéis leerlo.

La historia se desarrolla varias décadas después de que el “gigante de la luz” Ultraman salvara el planeta Tierra de la amenaza de varias criaturas provenientes del espacio. Ultraman se asimiló con un terrestre y, gracias a sus poderes, logró vencer a los monstruos y devolver la paz a nuestro planeta. Ahora, la figura de este héroe es un vestigio del pasado, y aunque su historia se cuenta en museos y libros de texto, ya pocos se acuerdan realmente de él. De hecho, la base de la Patrulla Científica, actualmente desmantelada, es ahora un museo… Sin embargo, pronto descubriremos que, a pesar de que la paz reina en la Tierra y la amenaza alienígena se percibe como muy lejana en el tiempo y como algo que no volverá a ocurrir, la Patrulla Científica sigue alerta, sin haber sido desmantelada, trabajando para prevenir posibles invasiones futuras. Así pues, lo primero que choca al empezar a leer Ultraman es que los miembros de la famosa Patrulla Científica, como Shin Hayata (que de hecho fue el humano que se asimiló con el gigante de la luz en su momento) o Mitsuhiro Ide, son ahora cincuentones.

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¡El rayo Specium! Y la famosa pose de Ultraman, que aquí se justifica como “acoplar el antebrazo izquierdo con el derecho para activar el arma”.

Como no puede ser de otra manera, surge de nuevo una amenaza de invasión alienígena y es Shin Hayata quien debe salir a luchar, dotado de una especie de armadura biónica que le convierte en Ultraman, contra el monstruo de turno. Sin embargo, el bicho resulta ser muy poderoso y le “da pa’l pelo”. Pero en ese momento aparece Shinjirō Hayata, el hijo de Shin, que cuenta al parecer con un poder descomunal de forma innata, al que le proporcionan una nueva armadura creada especialmente para él sin que él supiera nada de antemano, y se pone a luchar para defender el planeta Tierra.

Lo mejor

  • El manga está muy bien dibujado, y tiene muchísima acción. No se hace nada pesado, al contrario, la acción es trepidante.
  • Me ha gustado ver la versión cincuentona de los personajes clásicos de Ultraman. Es un claro guiño a los lectores actuales de esta serie, que crecieron disfrutando de las aventuras de este personaje. Parece claro que los creadores de este manga quieren atrapar a las nuevas generaciones pero, también, apelar a la nostalgia de los mayores para intentar llegar al máximo de público posible.

Lo peor

  • Como he dicho antes, todo el tema de las armaduras biónicas le quita un poco de magia a la serie y la acerca, tal vez demasiado, a otras obras como Robocop o Zetman.
  • El diseño de ese traje biónico, de nuevo, es demasiado “robocop” para mi gusto. Le quita la esencia de “látex” de Ultraman. Igual ha sido demasiado…

Entrevista a Frederik L. Schodt

Como ya sabrás si me sigues en Twitter, este año mis vacaciones me llevaron a la costa oeste de los Estados Unidos y, durante mi estancia en la preciosa ciudad de San Francisco, aproveché para conocer a Frederik L. Schodt. Si no sabes quién es Schodt, podemos decir, resumiendo mucho, que es “el” gran pionero del manga en Occidente. Fue uno de los primeros occidentales que se interesó por el manga japonés, en los años 70, y que trabajó para que el manga pudiera llegar a Occidente, sobre todo gracias a su libro Manga! Manga! The World of Japanese Comics. Este libro, escrito en 1983 y aún disponible en las librerías (en inglés), ha sido y sigue siendo uno de los textos de cabecera de los interesados en la historia y la dimensión del manga en Japón: incluso hoy en día, más de 30 años después de su publicación, sigue siendo fascinante y, para mí, resta insuperado. Aparte de este hecho, ya de por sí muy relevante, Schodt es uno de los pocos occidentales (y probablemente el único) que pudo conocer con relativa profundidad al “dios del manga” Osamu Tezuka, ya que no solo en aquellos años Tezuka era un desconocido en Occidente, sino que escasísimos occidentales podían directamente hablar con él en su idioma, el japonés, en una época en la que saber japonés para un occidental era casi una quimera.

En todo caso, puedes visitar su página http://www.jai2.com/y perderte en ella para saber más acerca de este gran personaje.

En principio no tenía previsto entrevistarle, solo aprovechar para conocerle como es debido (coincidimos una vez hace 3 o 4 años en Tokio, donde él dio una conferencia y le saludé brevemente, pero estaba muy ocupado y no pudimos prácticamente charlar), pero al comentar en Twitter que le iba a conocer, alguien me sugirió entrevistarle para el blog. Como no me pareció mala idea, así lo hice, y aquí tienes la transcripción de la charla.

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Para empezar, cuéntenos un poco sobre su vida y cómo llegó a Japón.

Bueno, yo crecí en el extranjero: en Noruega, Australia… Cuando tenía 15 años, mi padre, que trabajaba en la Embajada, vino un día diciendo que el próximo destino iba a ser París, en Francia. Sin embargo, unas semanas más tarde dijo que habían cambiado las órdenes, que ya no era Francia sino Japón. Y así es como llegué a Japón, desde Australia, a los 15 años. Pasé entre 2 años y medio y 3 allí, yendo a la escuela internacional en Tokio. Me gradué y a continuación fui a la universidad en California durante un par de años antes de volver a Japón, también a la universidad.

¿Cómo descubrió el manga y empezó a interesarse por él?

Corría el año 1970, y en la residencia universitaria en la que vivía en Tokio, todos mis compañeros –japoneses, claro– estaban leyendo manga. En aquella época, el manga se estaba convirtiendo en un gran fenómeno en Japón y los universitarios empezaban a leerlo. Era como una cultura alternativa, como lo sería el rock n’ roll en Estados Unidos y Europa, y fue entonces cuando yo empecé a leer cómics japoneses también.

Pasé 2 años en Japón, en la universidad, antes de volver a los Estados Unidos, donde me puse a trabajar, y también me hice hippy durante un tiempo… luego volví de nuevo a Japón sobre 1975, creo, y estudié interpretación y traducción en la misma universidad japonesa en la que había estado anteriormente. A continuación trabajé como intérprete en Tokio para una empresa antes de volver definitivamente a San Francisco en 1978.

Para mí, leer manga era como una ventana abierta a un mundo nuevo, y era una manera fantástica de aprender japonés y disfrutar de una cultura diferente. Un universo abierto, libre, sin restricciones… Siempre me habían gustado los cómics y el arte, y eso fue como una revelación, algo natural para mí.

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Durante mi tercera estancia en Japón, inicié un proyecto con unos amigos llamado “Dadakai”. Éramos dos japoneses y otro americano, aparte de yo mismo, y juntos empezamos a traducir manga. Teníamos grandes sueños; que nosotros supiéramos, nadie había traducido manga antes. No sabíamos cómo conseguir que aquello funcionara, y de hecho fue un fracaso porque ninguna de nuestras traducciones llegó a publicarse. Eso sí, tradujimos obras como Fénix, historias de Leiji Matsumoto, otras de Tezuka… Y, aparte, con un amigo tradujimos La rosa de Versalles de Riyoko Ikeda y el segundo libro de Hadashi no Gen (Hiroshima). El primer tomo había sido traducido por un grupo de voluntarios llamado Project Gen, del que me hice miembro también. En aquella época no sabíamos cómo podíamos publicar las obras en Occidente y en este sentido fuimos un fracaso.

Fue entonces cuando se me ocurrió que era necesario un libro sobre manga. En aquella época, los estadounidenses ni siquiera habían descubierto el sushi, y si hablabas de “manga”, pensaban que estabas usando el verbo italiano “mangiare”, o sea, “comer”. La gente no tenía interés en los cómics japoneses, ni siquiera sabían que existían… En blanco y negro, “al revés”… Así es como empecé.

¿Y cómo conoció a Osamu Tezuka y qué impresión le causó?

Cuando formamos el grupo Dadakai, nombramos a uno de sus miembros, llamado Shinichi Sakamoto, “mánager de negocios” –aunque nunca tuvimos ningún negocio, pero bueno– . Y de alguna manera, creo que a través de su hermano, encontramos la manera de contactar con Tezuka Productions. Básicamente dijimos que queríamos traducir Fénix, porque era una de las obras que queríamos presentar a Occidente ya que era una de nuestras favoritas. Empezamos, pues, desde lo más alto.

Lo más impresionante fue cuando, al ir a Tezuka Productions, conocimos al mismísimo Tezuka, al que le gustó la idea. Y nos ayudó mucho. En esa época, Tezuka ya era conocido en el extranjero, por Astroboy y otras de sus animaciones, pero quería que le conocieran mejor. La idea de que el manga pudiera llamar la atención fuera de Japón era muy nueva, por eso nos ayudó mucho. Sin embargo, la traducción que hicimos para él en esa época, sobre 1977, no pudimos publicarla. Así que los borradores de las traducciones de los cinco primeros volúmenes de Fénix estuvieron acumulando polvo en la caja fuerte de Tezuka Productions durante unos 25 años, creo, hasta que finalmente fueron utilizadas en la edición estadounidense de Viz Media.

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Tezuka en su visita a Disney, con Ward Kimball. Al fondo, un joven Schodt que hacía de intérprete.

¿Y utilizaron las mismas traducciones?

Sí, las de los cinco primeros tomos. Y mi amigo Jared Cook y yo, con el que estuve en Dadakai muchos años antes, tradujimos el resto de la obra. Así que las primeras cinco sagas de Fénix fueron traducidas entre 1977 y 1978, mientras que el resto, otros siete tomos, fueron traducidos casi 25 años más tarde.

Para contarte una curiosidad, cuando publiqué Manga! Manga!, mi primer libro sobre manga, al final del libro añadí partes de varias obras como muestra: Fénix, La rosa de Versalles, Hiroshima y una historia de Leiji Matsumoto. Tezuka se prestó a colaborar con Fénix, entendió perfectamente que las páginas tenían que ser volteadas, y encima existe un chiste en el volumen “El pájaro de fuego” donde aparece, como broma, uno de los personajes de Shigeru Mizuki, el “Hombre rata” (Nezumi otoko), algo que sin duda resulta hilarante para el lector japonés. Pero claro, yo le dije a Tezuka que nadie en Occidente iba a entenderlo, así que lo redibujó. En Manga! Manga!, solo en esa versión, aparece un personaje diferente que no figura en ninguna de las otras versiones.

A la izquierda, la página original de Fénix. A la derecha, la volteada y retocada por el propio Tezuka para el libro Manga! Manga! (c) Tezuka Productions

A la izquierda, la página original de Fénix. A la derecha, la volteada y retocada por el propio Tezuka para el libro Manga! Manga! (c) Tezuka Productions

Actualmente, en España se está publicando la “versión original” de Fénix. No la versión que Tezuka arregló posteriormente para su publicación en tomo, sino la que se publicó originalmente, entrega a entrega, en las diferentes revistas. Y es cierto que Tezuka redibujaba y retocaba mucho sus obras a lo largo del tiempo.

Sí, estaba todo el tiempo alterando sus obras, redibujando páginas o viñetas, y la gente se volvía loca con esto.

Usted trabajó con Tezuka como su intérprete en varias ocasiones, de hecho he visto su foto en los estudios Disney, sin ir más lejos. ¿Cómo fueron estas experiencias?

Sí, trabajé como intérprete suyo durante varios años, cada vez que venía a los Estados Unidos, desde 1979 hasta su muerte. Así que a veces viajaba con él por los Estados Unidos e incluso a Canadá. Y era una persona fascinante porque era extremadamente inteligente y con una cultura extensísima: era un auténtico intelectual con el que se podía hablar de cualquier cosa.

Siempre estaba trabajando, pero a la par disfrutaba mucho cuando salía de Japón, porque eso era como una liberación para él. Poner tierra de por medio con todos los editores… Y se lo pasaba muy bien, hasta el punto, claro, de retrasarse con las entregas. Pero era fascinante hablar con él durante horas y horas, por ejemplo en los aviones, viajando de una ciudad a otra. Hablaba de cualquier cosa, siempre tenía curiosidad por saber: sobre sucesos que ocurrían, qué pensaba la gente en Estados Unidos y en Occidente… Me fascinaba todo lo que me contaba.

Una vez estábamos en el aeropuerto, aquí en San Francisco, esperando que saliera nuestro avión para ir a Canadá. El avión tenía que llegar, nosotros embarcar y luego ir a Canadá. Estábamos esperando en la puerta de embarque, hablando. Me lo pasé tan bien charlando con él que no me di cuenta de que el avión llegó y se fue (risas). Pero a pesar de mi despiste fue muy amable… Yo era responsable del plan de viaje, y pude encontrar otro vuelo, pero fue muy vergonzoso para mí… Pero él fue muy amable, siempre lo fue conmigo. Era un genio.

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Tezuka en una de sus visitas a los Estados Unidos

He leído bastante sobre él y tengo la impresión, leyendo entre líneas, de que en ocasiones se mostraba bastante arrogante. ¿Era así en realidad?

No, yo no diría que era arrogante, en absoluto. Pero sí podía llegar a ser muy infantil y tener una rabieta como un niño pequeño. No le gustaba nada la competencia ajena. Era un hombre muy amable, y una de las cosas que más me gustaban de él es que podía hablar con todo tipo de personas: niños, intelectuales, camareros, carpinteros… Lo que fuera. Y siempre obtenía información de ellos; de hecho, siempre estaba buscando nuevas ideas para sus historias. Se empapaba de todo lo que le contaban y luego, en ocasiones, usaba esos datos en alguna de sus historias. Era fascinante. Yo lo considero un de las personas más interesantes que he conocido y, desde luego, tuvo una gran influencia en mí.

Aunque creo que acaba de contestar a la siguiente pregunta, voy a realizarla igualmente: entre todos los mangaka que seguramente ha conocido, ¿cuál fue el que le sorprendió más y por qué?

Sí, por supuesto, Osamu Tezuka fue el que más influencia causó en mí, en parte porque fue con el que estuve más tiempo. Pero también porque nunca había conocido a nadie que fuera tan culto, tan abierto a nuevas ideas… Un intelectual de los pies a la cabeza.

¿Es cierto que tenía una memoria tan prodigiosa que era capaz de recordar cada viñeta y dar instrucciones a sus ayudantes por teléfono de memoria?

Sí, desde luego, era cierto. Y a veces le veías observar cosas y luego las veías apareciendo en sus historias. Para mí, una de las cosas más interesantes es que siempre estaba trabajando y apenas dormía unas 4 horas por la noche. Hay gente, incluso hoy en día, que dice que quizás no fue él quien dibujó toda su obra, sino que fueron sus ayudantes –ya que tenía un sistema de producción; hasta llegó a tener unas 80 personas en un momento dado, que le ayudaban a dibujar los fondos y otras tareas– los que hicieron gran parte del trabajo.

Pero te voy a contar lo que pasó una vez en cuando fui con él a Florida, a Disney World: estábamos allí para un documental para la televisión japonesa. Querían grabar a Tezuka en Disney World, y todo el mundo estaba agotado, sin dormir. Por primera vez en la vida, vi a uno de los ayudantes de grabación, el que sostiene los focos y demás, dormirse de pie, sosteniendo un foco. ¡Nunca había visto algo así! Todos estábamos agotados para cuando volvimos al hotel, ya tarde por la noche. Tezuka dijo “buenas noches” y se fue a trabajar. Cuatro o cinco horas más tarde, salió de la habitación y, efectivamente, había estado creando páginas para Fénix. Lo tenía todo aboceteado a lápiz, ya había puesto los personajes principales, tenía los diálogos escritos… La historia que había creado había que mandarla a Japón para que los ayudantes pudieran pintar todas las partes en negro y añadir lo que él había indicado en cada parte: un arbusto aquí, un árbol allá, este tipo de cosas. Pero lo cierto es que ya había creado todo lo esencial: la historia, los diálogos e incluso había dejado entintados los personajes principales. Me pareció sencillamente increíble.

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En aquella época, no había mucha información sobre la historia del manga ni siquiera en Japón. ¿Cuáles fueron sus principales fuentes de información para escribir Manga! Manga!?

Invertí mucho tiempo yendo a bibliotecas en Japón, y también pasé bastante tiempo en la Universidad de Berkeley, donde, aunque parezca mentira, tenían bastante información sobre el tema. La mayoría, sin embargo, lo obtuve de bibliotecas japonesas. Aparte, tenía acceso a los archivos de Kōdansha, donde se guarda todo lo que la editorial ha publicado a lo largo de su historia. Como mi editorial era subsidiaria de Kōdansha, tuve facilidad para acceder a esos archivos y usar muchas obras originales, como Norakuro de Suihō Tagawa. De hecho, mucho del manga publicado antes de la guerra fue publicado por Kōdansha, así que tenían los originales guardados y yo tuve acceso a ellos.

También había una biblioteca de pago en Tokio, donde podías leer manga si pagabas cierta cantidad, la Colección Naiki, en la que me apoyé muchísimo. La Biblioteca Nacional también fue un buen recurso… Y también conseguí acceder a la Colección Suyama, administrada por su hijo…

¡Fue muchísimo trabajo! Pero era joven, estaba apasionado con el tema…

¿Cuánto tiempo tardó en escribir el libro?

Pues hasta que finalmente salió publicado, creo que cuatro o cinco años. Fue un trabajo bastante intensivo y arduo.

¿Pensó alguna vez que el libro llegaría a ser tan influyente y básico para presentar el manga a Occidente, como finalmente lo ha sido?

Bueno, la verdad es que me sorprende gratamente que, a día de hoy, 31 años después de su publicación, el libro siga reimprimiéndose y comercializándose. Nunca ha llegado a vender grandes cantidades de ejemplares, pero la gente a quien le gusta, le gusta mucho. Para mí es maravilloso porque muchos lectores, que en principio se lo han leído tras sacarlo de la biblioteca –de hecho, tengo la sensación de que muchos de los que se lo han leído, ha sido gracias a las bibliotecas y nunca se lo han comprado, pero no me parece mal, al contrario– me han expresado lo mucho que les gusta. Entre todos los libros que he escrito, este es el que mejores ventas ha tenido, de lejos.

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Yo, de hecho, la primera vez que lo leí fue gracias a una biblioteca…

Sí, la mayoría de la gente que lo lee está aún estudiando, en la universidad o incluso en el instituto.

Pero luego, años más tarde, me lo compré, e incluso he llegado a comprarlo dos veces, ya que presté mi primera copia a un conocido y nunca me la llegó a devolver…

Fantástico, entonces tú eres un comprador especial y te has ganado mi reconocimiento (risas).

Ahora sin bromas, nunca pensé que el manga llegaría a ser tan popular en Occidente como lo es ahora. Ni en sueños. Pensaba que ojalá llegara a serlo, pero en realidad veía tantos obstáculos que no pensé que pudiera ser. Y ahora, la gente en Europa y América quiere que el manga se publique sin voltear, mientras que en 1983 nadie habría querido leer nada que estuviera “al revés”.

¿Y cómo convenció a Tezuka para que escribiera el prefacio y a los otros autores para que le dejaran publicar algunas páginas de sus mangas para ponerlas como muestra en la parte final del libro?

Bueno, a Tezuka ya le conocía y estaba muy de acuerdo con el proyecto, por lo que me dijo que sí inmediatamente y escribió una introducción maravillosa. En cuanto a los otros autores, como iba a ser prácticamente la primera vez que sus obras se darían a conocer fuera de Japón, también dieron su consentimiento e hicieron posible ese epílogo con muestras de grandes mangas reales. Lo mismo para todas las ilustraciones que hay dentro del libro, cuyos derechos sería imposible conseguir hoy en día. En aquella época, que alguien del extranjero quisiera presentar el manga fuera de Japón era muy nuevo para ellos.

De hecho, sin embargo, en Tezuka Productions llegué a ver unas revistas publicadas en Suiza, Le Cri qui Tue. Para mí, eso fue una inspiración, porque vi que el manga japonés podría llegar a adaptarse a otros idiomas, publicarse y ser leído y disfrutado por lectores no japoneses. Nunca he llegado a conocer a Atoss Takemoto, el impulsor de esa publicación; lo que hizo fue impresionante, digno de mención. Pero también es cierto que lo que hizo estuvo demasiado adelantado a su tiempo.

Más tarde, en 1996, publicó Dreamland Japan como una especie de continuación o actualización a Manga! Manga!, pero ya nada más sobre el tema del cómic japonés desde ese momento.

También está The Astroboy Essays, en el que hablo sobre Astroboy como serie en particular y de Osamu Tezuka en general. El hecho es que no creo que sea necesario que yo escriba nada más sobre el tema; ya hay muchos libros publicados. Y encima hay tanto manga traducido hoy en día que la gente ya lo puede estudiar por su cuenta sepa o no japonés. Puede que haya hueco para libros sobre autores en concreto, o sobre entrevistas a artistas, pero ya no son necesarias obras sobre manga en general.

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Pero muchos pensamos que Manga! Manga! es, incluso 30 años después de su publicación, el mejor libro introductorio sobre manga pero, por supuesto, carece de información sobre estas tres últimas décadas. ¿Podemos esperar ver alguna vez una versión actualizada de Manga! Manga!?

No, yo no lo voy a hacer. Quizás tú, ¿quién sabe? (Risas).

Pero sí he hecho otras cosas, como bien sabes, como Dreamland Japan o el libro sobre Astroboy, así como una biografía de Tezuka. También un libro sobre acróbatas japoneses. Me gusta el intercambio cultural, es algo con lo que disfruto.

¿Podría contarnos algo sobre sus libros The Four Immigrants Manga y Professor Risley and the Imperial Japanese Troupe, ya que tengo la sensación de que no son tan conocidos como Manga! Manga! y Dreamland Japan?

Siempre me han llamado la atención personajes que, en su tiempo, fueron especiales pero que por alguna razón quedaron olvidados por la historia, especialmente relacionados con Japón. Uno de ellos es Henry Kiyama, que creó el Manga de los cuatro inmigrantes en 1931, bueno, de hecho en 1927. Era un inmigrante japonés que vino a San Francisco y acabó creando, casi por accidente, la primera novela gráfica de la historia –dependiendo de cómo definas “novela gráfica”, claro–. Fue una de las primeras obras de cómic (comic books) creadas en los Estados Unidos, y fue realizada por un artista japonés.

También he escrito sobre un joven nacido en Oregón, Ranald MacDonald, medio nativo americano y medio británico, escocés. Fue a Japón, en 1848-49, para enseñar inglés a los primeros intérpretes en Japón y estuvo en la cárcel allí también.

Mi libro más reciente habla sobre la compañía imperial japonesa, un grupo circense que vino a los Estados Unidos, y también estuvo en España (Madrid, Barcelona, Valencia…). La  compañía circense causó sensación y contribuyó a despertar el interés sobre Japón en Occidente, en un momento tan temprano como 1868.

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El diploma y condecoración concedidos por el Emperador de Japón a Schodt.

También ha traducido algunos mangas. ¿Disfruta de este tipo de trabajo? Me sorprende porque se podría pensar que ha traducido muchísimas obras, pero ha sido muy selectivo. ¿Por qué?

Normalmente traduzco obras que quiero traducir. Si no me parece que una historia vale la pena en este sentido, prefiero no involucrarme en ella. Al fin y al cabo, no se gana mucho dinero con esto, por lo que para mí es como un trabajo que hago por amor al medio. Una de las obras que he traducido en los últimos años es Pluto, de Naoki Urasawa, que se basó en una historia de Astroboy de Tezuka. Y me encanta, es una obra impresionante.

No traduzco mucho manga, la verdad, pero sí trabajé en una obra sobre la Madre Teresa de Calcuta. No sé, me lo pidieron en Shōgakukan y me pareció interesante (risas)… Y, aunque tampoco es manga, hace poco he terminado, junto con compañera llamada Beth Cary, de traducir el segundo volumen de las memorias de Hayao Miyazaki: Turning Point (Orikaeshi ten), un libro enorme de unas 450 páginas. Juntamente con el primer volumen, Starting point (Shuppatsu ten), estamos ante una obra de más de 800 páginas, enorme. He estado mucho tiempo trabajando en ella junto a Beth…

Para mí, el trabajo relacionado con el manga es básicamente hecho porque me gusta. Mi trabajo principal es el de intérprete especializado en tecnología, así que no tiene nada que ver con esto del manga.

Y, por último, ¿qué sintió cuando recibió unos premios tan importantes como el Premio Cultural Osamu Tezuka y la Orden del Sol Naciente de Rayos Dorados con Roseta?

Un honor increíble, enorme. No sé por qué me los dieron a mí, la verdad. Imagino que la conexión con el manga fue el motivo principal, pero bueno, el hecho es que me sentí muy honrado. Es maravilloso.

Muchísimas gracias por dedicarnos el tiempo de esta entrevista, hemos aprendido muchísimo.

Gracias a ti, ha sido un placer.

ds

Cómo no, aproveché para que me dedicara mi copia de Manga! Manga! y también para regalarle un ejemplar de la nueva edición de Japonés en viñetas.

Ping Pong

  • Título: ピンポン –Ping Pong–
  • Autor: Taiyō Matsumoto
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic Spirits
  • Años publicación: 1996-97
  • Clasificación: deportivo, experimental
  • Tomos: 5

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Ya hace años, me leí parte de esta historia y también en su momento vi la película de imagen real basada en ella, y es una historia que me gusta mucho (enseguida explicaré por qué) que había dejado medio olvidada. Hasta que me enteré de que Masaaki Yuasa, un director de anime que me gusta muchísimo por tener un estilo inimitable (me flipa su película Mind Game, y también dirigió la película de Shin Chan más sui géneris, que también me gusta mucho: Aventuras en Henderland) está dirigiendo una serie de anime basada en este manga de los años 90.

Me puse a ver el anime y efectivamente no me decepcionó, es una obra bastante experimental y muy bien hecha (no gustará a todos los públicos, solo al gafapasta o cansado de siempre lo mismo y gustoso de algo fresco de vez en cuando) que adapta a la perfección el manga original. Totalmente recomendado siempre que te guste lo diferente y poco convencional. Si lo tuyo es Naruto o One Piece, entonces mejor ni te acerques a él.

Ping Pong cuenta la historia de dos chicos, Peko (Yutaka Hoshino) y Smile (Makoto Tsukimoto) que forman parte del club de ping pong de un instituto y participan en los diferentes torneos. Normalmente, los mangas deportivos tienen dos tipos de protagonista: el que es un genio innato (que suele ser el “rival” que al final pringa por arrogancia) y el que no lo es necesariamente pero con esfuerzo consigue la victoria. Sin embargo, Matsumoto se cargó todos los clichés del manga deportivo con esta obra: al principio puede parecer que es Peko, un chico muy abierto, bastante polémico y chuleras, el que tiene el don; mientras que Smile, un chaval de gafas, callado, cabizbajo y que nunca sonríe (de ahí su irónico apodo) es su sidekick, que a duras penas está allí porque simplemente se esfuerza por estar a la altura de su amigo de toda la vida.

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¿Quién dijo que el ping pong no podía ser excitante?

Pero pronto vemos que no es así necesariamente: es Smile el que realmente tiene el don y, aunque a regañadientes, su profesor consigue motivarle a su manera para que se esfuerce más y pueda superar a otros rivales. Uno de los momentos más impactantes de la serie, a mi entender, es cuando aparece un chico que, cuando nos cuentan su background, vemos que es un monstruo del esfuerzo, que todo lo que ha conseguido ha sido no por ser especialmente bueno, sino por entrenar como un loco. Y Smile va y se lo carga, con lo que ahí el autor Taiyō Matsumoto desmonta parcialmente uno de los dogmas más férreos de la mentalidad japonesa: el esfuerzo por encima de todo lo demás (digo “parcialmente” porque es cierto que Smile tiene un don, pero también es cierto que se esfuerza a su vez).

En cuanto al dibujo, es el Taiyō Matsumoto de los años 90, mucho más cercano a Tekkonkinkreet que a Takemitsu Zamurái o Sunny con un estilo muy suelto y muy poco “manga” que chocará a los no profanos que piensen que el estilo del manga es más o menos siempre igual con todos los autores. La puesta en escena me parece brutal, con un manejo magistral de las viñetas para dar sensación de velocidad e incluso ansiedad sobre todo en los partidos, que son cortos pero intensos.

Lo mejor

  • Un gran manga con un argumento sorprendente y muchas lecturas.
  • Un dibujo peculiar con una puesta de escena inmejorable.
  • No solo los protagonistas tienen carisma, sino sobre todo los rivales. China, Sakuma, Dragon… Impresionantes, todos a su manera.

Lo peor

  • Muy pocos valorarán realmente lo grande que es este manga.