El blog de Marc Bernabé

Neko de gomen! (¡Soy una gata, perdón!)

Monday, February 4th, 2008
  • Título: 猫でごめん! (Neko de gomen!) -¡Soy una gata, perdón!-
  • Autor: Akane Nagano
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1989-1993
  • Clasificación: Shônen, comedia romántica
  • Tomos: 8

A esta serie le tengo un cariño especial porque fue uno de los primeros tomos de manga que tuve jamás. Recuerdo que lo compré mucho antes de empezar a estudiar siquiera japonés, porque lo encontré muy barato en una caja en la que saldaban material de importación en una tienda de Barcelona (creo que era Norma, pero no estoy seguro). Era el tomo 7 y todavía lo guardo como trofeo. Más tarde, creo que en Kioto durante mi época de estudiante de intercambio (1999-2000, buf, ¡cuántos años hace de eso ya!), encontré el primer tomo y me lo compré.
No sé, el título del manga me caía muy bien y además, por poco japonés que sepas puedes entenderlo (neko = gato; gomen = perdón), pero por circunstancias de la vida nunca lo había leído. En Kioto compré muchos tomos y mi nivel no me permitía leer demasiado rápido, así que muchos tomos de los que compré entonces no pude leerlos en su momento. Luego, una mudanza y otra etapa, esta vez de cuatro años, en Japón, hicieron que estos tomos quedaran en cajas en el sótano de mi abuela. Por fin, hace relativamente poco conseguí hacer realidad mi sueño de tener una biblioteca donde guardar los tomos de forma ordenada y pude rescatar todo ese material, entre el que se encontraba este tomo 1 de Neko de gomen!, que finalmente me decidí a leer.
Cada generación en el manga tiene a uno o dos autores fetiche, del cual muchos de los demás autores imitan el estilo. Por ejemplo, en los 50 y 60 todo el mundo imitaba el estilo Tezuka, mientras que en los 70 el estilo épico del gekiga, encarnado en obras legendarias como Ashita no Joe y Kyojin no hoshi, hizo mella en el manga. En los 80, fueron sobre todo Rumiko Takahashi y Mitsuru Adachi quienes dejaron su impronta, mientras que las generaciones actuales de dibujantes shônen copian descaradamente el estilo de Akira Toriyama, hasta el punto de que la Shônen Jump, con el permiso de series como Kochikame, presenta a una serie de clones de Dragon Ball tras otra. Esto no es necesariamente malo, que quede claro, que soy el primero que disfruta con Bleach y con Naruto.
El manga shônen ochentero me encanta, sobre todo en el aspecto gráfico, con esas líneas más redondeadas del estilo de Adachi y Takahashi. Al menos, acostumbrado como estoy ahora a estar todo el tiempo trabajando con shônen actual, para mí es un soplo de aire fresco ver cómo se hacía el shônen no hace tanto tiempo.
Yayoi se pone “gatuna” en cuanto su estado anímico se altera… ¡O ve a un ratón! ^_^

El manga japonés se caracteriza también por la feroz competencia entre editoriales; cuando una editorial consigue un éxito, enseguida vienen otras a copiar la idea y tratar de chupar rueda. ¿Ejemplos? Samurai Deeper Kyo fue la respuesta de Kôdansha a Rurôni Kenshin de Shûeisha; D-Gray-man a mí me huele como el intento de Shûeisha de conseguir un Fullmetal Alchemist (de Square-Enix) propio; luego están los múltiples mangas de fútbol salidos a la estela de Captain Tsubasa (de Shûeisha), como Shoot! (de Kôdansha) o tantos otros. Mirad la lista de mangas de fútbol que tiene la Wikipedia japonesa, es para alucinar. Y seguro que la práctica totalidad son posteriores a Tsubasa.
El manga que nos ocupa en esta reseña, Neko de gomen!, es claramente, y sin ningún rubor, un intento de Kôdansha de aprovechar el éxito de Ranma 1/2, de Shôgakukan. En plan comedia, personaje que se transforma, secundarios raritos, situaciones absurdas, etc. Yayoi es una chica normal y corriente, a la que le gusta un chico empolloncete del instituto. También resulta que el padre de Yayoi es un científico un poco (bueno, mucho) chiflado que inventa una máquina de teleportación. Así, al tío no se le ocurre otra cosa que probar la maquinita con su propia hija… Pero la mala suerte hace que entre un gatito en la cabina y… Al descomponerse en la cabina de salida las moléculas de Yayoi y el gato, luego se vuelven a montar en la cabina de llegada pero de forma combinada. Esto, aquí donde lo veis, es un plagio bestial de la película La mosca (de 1986, remake de la original de 1958), lo que pasa es que en vez de mosca hay un gato y en vez de un drama-terror, es una historia de humor. Lo gracioso es que el manga no se esconde de eso, incluso se cachondea explícitamente de la “similitud” (ejem).
En fin, que el aspecto físico de Yayoi después de quedar combinada con el gato por culpa de su padre es totalmente normal… Aunque cuando se pone nerviosa, se asusta o se emociona, le salen orejitas de gato y una cola. El caso es que, por supuesto, nadie debe enterarse de esto y Yayoi trata de esconderlo, incluso ante la presencia del chico que le gusta, Minoru, que al poco le pide salir con ella. El problema es que Minoru no soporta a los gatos…
¿Queréis saber mi opinión sincera? Este manga no es un alarde de originalidad, se copia conceptos de La mosca, de Ranma 1/2 y de tantos otros… Pero me lo pasé muy bien leyéndolo. Las situaciones son divertidas y al fin y al cabo lo que cuenta en un buen manga es que cumpla su función, que es la de entretener. Y a mí me entretuvo. Este manga ciertamente no pasará a los anales de la historia del género, pero ese sabor ochentero (y de principios de los 90) que tiene me encantó, fue un buen cambio respecto de la rutina.

 

Sakigake! Cromartie Kôkô (¡A por todas! Instituto Cromartie)

Tuesday, January 29th, 2008
  • Título: 魁!!クロマティ高校 -Sakigake! Cromartie Kôkô- (¡A por todas! Instituto Cromartie)
  • Autor: Eiji Nonaka
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 2000-2006
  • Clasificación: Shônen, humor
  • Tomos: 17 (completa)

Hay manifestaciones del humor japonés que simplemente no acabo de entender o compartir. A ver, los típicos programas de la tele japonesa que se basan en el “martillazo, risita, otro martillazo y a ver cómo se la pega” tienen su gracia, pero se repiten más que el ajo. Soy consciente de que el humor japonés es complicadillo de exportar, pero quizás en España somos más receptivos a él que en otros países. Sin ir más lejos, aquí han triunfado animes como Shin-chan, Dr. Slump o incluso Musculman, que en otros países occidentales han pasado más bien sin pena ni gloria. Shin-chan, por ejemplo, es un tremendo éxito en España pero en Francia, Estados Unidos, Italia, etc. ha sido un completo y tremendo fiasco. En Estados Unidos ha llegado a haber dos versiones, una traducción normal (fracaso total) y una reescritura a lo bestia -aprobada e incluso impulsada por los japoneses- en la que Shin-chan dice tacos gordos, y es muy-muy grosero. Supongo que lo que buscaban era la provocación, llamar la atención y así ganar audiencia. Pues se ve que así tampoco. Y en cambio, en España parece que el humor japonés del “caca-pedo-culo-pis” sí funciona, o al menos cae en gracia. Si no, ¿a qué se debe el boom Shin-chan aquí y en cambio la indiferencia total en otros países occidentales?
Aunque algunas de las manifestaciones del humor japonés no acaban de gustarme, hay otras que me chiflan. Por ejemplo, parece que soy de los pocos que disfruta como un enano de Gintama, ¡es que yo me parto con las burradas que se inventa su autor y al traducir me río como un gipil$%as, yo solito! Mi serie favorita es Dr. Slump, y la misma Shin-chan, pese a más de 450 episodios de anime traducidos entre nuestro equipo, 35 tomos en catalán, 25 en castellano, unas 10 películas, 4 videojuegos y lo que te rondaré, sigue arrancándome carcajadas. Por lo tanto, no es de extrañar que Cromartie me divierta muchísimo.
El argumento va de que hay un chico, llamado Kamiyama, que es el típico empollón. Tiene un colega que es un macarrilla que además es muy duro de mollera, y le preocupa el hecho de que sus notas no le permitirán entrar a ningún instituto. Kamiyama le anima y le dice que se presente al “Cromartie”, el peor instituto de todo Japón, lleno de gamberros que no tienen ni un dedo de frente pero que cuya nota de corte es ínfima (según él, “con sólo que sepas restar, ya entras”). Para probarle su amistad, Kamiyama le dice que se presentará con él al examen… Al final, resulta que Kamiyama aprueba y su amigo no. Así que tenemos a Kamiyama atrapado en medio de un montón de goriloides llenos de cicatrices y caras de malas pulgas, gamberros sin remedio y gente de la peor calaña posible… Que además, son más tontos que una suela de zapato.


El Ikegami del humor
El caso es que Kamiyama acaba adaptándose a todo este nuevo entorno, mejor de lo que él mismo podía imaginar, y se enreda en una serie de situaciones hilarantes. La serie no tiene un hilo conductor como tal, simplemente son un gag detrás de otro en historietas de cuatro páginas aproximadamente. Los gags se apoyan muchísimo en el texto, lo que da como resultado un cómic con una densidad muy grande de texto. La gracia, aparte del propio guión, que es genial, también está en el dibujo, ya que tiene un estilo Ryôichi Ikegami bestial que contrasta muchísimo con la temática humorística del tebeo, lo que aumenta todavía más el efecto cómico. Ese estilo tan estático y de nula expresividad en los personajes de Ikegami (digooo, de Nonaka ^_^) realza las situaciones humorísticas cosa mala.
Aparte de los macarras, en el manga aparecen también personajes que no sé muy bien cómo definir. Por ejemplo, están Freddy (inspirado claramente en Freddy Mercury, de Queen ^_^), que es un tío con bigote, aspecto occidental y pelo en pecho que no habla nada (ni siquiera se sabe si habla japonés); una especie de robot llamado Mekazawa del que nadie (excepto Kamiyama y su quinta) se extraña de su aspecto robótico; o un gorila enorme que parece más inteligente que la mayoría de los alumnos del instituto XDD.

Ahora, al buscar la información sobre los años de publicación y demás para completar la ficha de más arriba, he encontrado algunas perlas sobre esta serie. Una de ellas habla sobre que lo de imitar a Ikegami es totalmente intencionado (ya decía yo), y que el propio Ikegami ha declarado que es un honor que le imiten porque eso es señal de que es un mangaka famoso. No le gustaría que directamente imitaran su estilo como un mono, pero que en el caso de Cromartie no pasa nada porque el registro cómico es totalmente contrario a su registro habitual y que está muy bien. También dijo que le daba cierta rabia que una serie que imita su estilo de dibujo se venda mejor que las suyas propias, ja ja. Por último, también he leído que se ha dado el caso de gente que, leyendo una obra de Ikegami, se ha confundido pensando que estaba leyendo una obra del autor de Cromartie y se ha sorprendido de que un autor de manga cómico pueda cambiar tan radicalmente de registro (^_^).
Otra perlita es sobre el nombre del manga. El autor indica en su obra que, cuando estaban pensando en nombres chungos para el instituto de marras, al tío no se le ocurrió otra cosa que “Cromartie”, que es el apellido de un famoso jugador de béisbol que jugó en Japón entre 1983 y 1991: Warren Cromartie. Supongo que Cromartie era conocido por ser muy chungo, no sé. El caso es que al amigo Warren no le hizo ninguna gracia que su apellido fuera usado para un manga donde salen macarras que fuman, se apalean entre ellos y además son tontos de remate, y puso una querella y todo (estos americanos…).
Cromartie tiene una serie de animación (cómo no), de 26 episodios, curiosa porque está formada por episodios de 15 minutos en vez de los 22 minutos habituales. Y además, ¡hay una película de imagen real! Esto hay que verlo, aunque no creo que supere a la fumada de Jigoku Kôshien (Battlefield Baseball), que es de lo más chungo que he visto en película de imagen real. ^_^ Atención al trailer, que tiene una pinta… No sé vosotros, ¡pero yo me la pillo! ^_^ Y además, por lo que oigo, la música es de los Kishidan, ¡no podían encontrar a mejor grupo!

Para los curiosos, sabed que hay una empresa americana, ADV Manga, que ha tenido las narices de publicar el manga en los USA.

Kingyo-ya koshoten suitôchô (El libro de cuentas de la librería de viejo Kingyo-ya)

Sunday, January 27th, 2008
  • Título: 金魚屋古書店出納帳 -Kingyo-ya koshoten suitôchô- (El libro de cuentas de la librería de viejo Kingyo-ya) / 金魚屋古書店 -Kingyo-ya koshoten- (La librería de viejo Kingyo-ya)
  • Autor: Seimu Yoshizaki
  • Editorial: Shônen Gahôsha / Shôgakukan
  • Revista: Young King Ours Zôkan Our Girls / Young King Ours Zôkan Ours + / Ikki
  • Años publicación: 2000-2002 / 2004-?
  • Clasificación: Seinen
  • Tomos: 2 (completa) + 6 (en curso)


Todos los que escribimos artículos introductorios sobre manga, sea de forma amateur o profesional, acabamos siempre recurriendo a la famosa frase de que “existe manga para todas las edades y estratos sociales, así como para gente de todas las profesiones”. Incluso acabamos diciendo (y me incluyo) la famosa frasecita de que “incluso hay manga para amas de casa”. Bueno, pues resulta que es verdad.
Ya he comentado alguna vez lo de mi afición por recorrer librerías de viejo japonesas, principalmente las que están especializadas en manga. También sé que hay pocos japoneses que tengan esta misma afición; es decir, existir existen, pero las dimensiones y extensión en páginas y tomos de los manga son inversamente proporcionales al espacio que el japonés medio tiene disponible para almacenarlos. Es decir, que muchísimos japoneses consumen manga pero no lo coleccionan porque simplemente no tienen espacio para guardarlo. Lo que hacen es principalmente venderlo a grandes cadenas de tiendas de manga de segunda mano (tipo Book-Off o Furuhon Ichiba), que acaban funcionando como una especie de bibliotecas de pago (empieza uno comprando un manga nuevo, lo vende a la librería, viene otro que lo compra, luego lo vuelve a vender, etc.) Aparte, están las librerías de segunda mano más pequeñitas, que acaban haciendo la misma función, pero a una escala mucho más modesta. Por último, existen unas pocas librerías de viejo especializadas en manga antiguo de verdad, que son las que tienen esas joyas que a mí me fascinan.
Por la cantidad tan reducida de librerías de manga de coleccionista que hay, así como la cara de pasmo en plan “joder, no pensaba que fueras tan friki” que me ponen los japoneses a los que les digo que colecciono este tipo de obras, deduzco que hay poquísima gente con mi misma afición. Pues bien, como reza el tópico del “existe un manga para cualquiera”, ahora puedo decir que, pese a que puede resultar increíble, existe un manga para : se trata de este Kingyo-ya koshoten suitôchô. Ojo, porque no tiene pérdida: la tienda Kingyo-ya (tienda del pez de colores) es una librería de viejo situada en una zona residencial, lejos del bullicio, y está especializada en manga antiguo, en verdaderas joyas de coleccionista. Tiene un stock increíble, con una especie de mazmorra interminable repleta de manga hasta donde alcanza la vista (esto es muy ci-fi, pero se lo perdonaré, hala).
Una página de muestra, con interesante nota al margen explicativa incluida. Aquí se habla de Roppu-kun (1965), de Tezuka, y de una obra llamada Dori-chan ikka (1953), de Shôsuke Kurakane, de la cual no existen reimpresiones.


Alrededor de la Kingyo-ya pulula una serie de personajes, ya que la historia se estructura en historias autoconclusivas cada una diferente, de gente que busca un manga en concreto por un motivo en concreto. Por ejemplo, una de ellas habla sobre un chico que empieza a leer Touch porque su vecino, al mudarse, le regala una bolsa con 25 tomos de esta serie. El chico se lleva el primer tomo al instituto y, justamente, a la chica que le gusta le llama la atención que esté leyendo Touch y le pide que le vaya prestando un tomo al día. Lo que pasa es que Touch tiene 26 tomos en su versión original, su vecino sólo le ha dado hasta el 25, y en las librerías de libros nuevos ya no tienen esa edición (tienen la de bolsillo o la wide-ban). Al cabo de 25 días, el chico se entera de que la chica tiene que irse a otra ciudad (toma dramón). Finalmente, consigue ese tomo 26 y último en la librería Kingyo-ya y se lo da en el último momento, cuando ella ya está dentro del tren y él tiene que correr por el andén para dárselo a través de la ventana (topicazo, sí, ya lo sé, pero funciona, snifff ^_^).
Otra historia: un chico y una chica que se dedican a ganarse unas perras con el “sedori”, el arte de comprar a precios irrisorios ciertas obras en tiendas de segunda mano no especializadas y revenderlas a otras tiendas especializadas, como la Kingyo-ya, a un precio mayor (no tenía ni idea de que existiera gente que se dedicara a eso). El chico y la chica acaban enfrentándose en una especie de “a ver quién puede más”; son el terror de las librerías de viejo.

Otra historia nos narra la relación de un hombre con su padre, coleccionista de todos los tomos de Golgo 13 en su primerísima edición. Se ve que Golgo 13 se edita primero en la revista Big Comic; al cabo de un año, se lanza un tomo llamado “Golgo 13 Series Bessatsu“, parecido a una revista; al cabo de otro año, ese material vuelve a editarse, en tamaño un poco más pequeño, en la colección “Big Comic Zôkan Golgo 13“; y, finalmente, al cabo de otro año, sale el tomo normal, que será el que se irá reeditando al largo de los años. Pues bien, el padre del personaje, con el que tiene una relación muy complicada, posee toda la colección de Bessatsu de Golgo 13 menos uno. El protagonista acaba descubriendo el porqué de esa falta en la colección: fue el tomo que salió a la venta cuando él nació y su padre no pudo ir a comprarla porque estuvo con él y su madre en el hospital, al complicarse el parto.

La gracia de este manga está en que, como veis, usa obras reales de manga como hilo conductor de las diferentes historias, lo que permite que aprendamos al mismo tiempo que disfrutamos de las varias historias. Además, el autor nos deleita con notas al margen explicando más datos sobre las obras de las que habla. Muchas veces, los manga que hacen de hilo conductor son bastante desconocidos, sobre todo en Occidente (pero me encanta, porque aprendo muchísimo y salen datos como cuál es el manga más antiguo -con viñetas y bocadillos- y cosas así*), pero otras veces se apoya en manga de sobras conocido como Touch, Ginga Tetsudô 999 o Golgo 13.
*Es Otogi Shô-chan no bôken, de Tôfûjin (1923-1926)
Descubrí este manga por casualidad, en una tienda de manga nuevo. Fue como si me llamara, porque aún no sé por qué -supongo que por la hilera larguísima de 9 kanji del título-, el lomo me llamó la atención. Al sacarlo de la estantería, vi la faja publicitaria que ponía algo así como “el manga para los frikis del manga”, lo ojeé y, al ver de qué iba, inmediatamente decidí comprarlo. De hecho, compré los dos tomos disponibles, lo que pasa es que hay otra colección que de momento lleva 6 tomos y todavía no la tengo…
Me explico: la serie tuvo un mal inicio, ya que empezó a publicarse en una revista de la editorial Shônen Gahôsha. La revista quebró y la serie pasó a otra revista… que también quebró. Así, Kingyo-ya se quedó en sólo dos tomos. Unos años más tarde, la editorial Shôgakukan decidió recuperar la idea y darle a su autor Seimu Yoshizaki la posibilidad de continuarla en la revista Ikki, especializada en manga alternativo. En la revista, el título de la serie fue abreviado (quedándose sólo en Kingyo-ya koshoten -La librería de viejo Kingyo-ya-, perdiendo la parte “Suitôchô”) y, a día de hoy, lleva seis tomos publicados y sigue en curso. Y ya que estaban, los de Shôgakukan decidieron republicar esos dos primeros tomos, que son los que yo acabé consiguiendo.
Ya cuento los días que faltan para mi próximo viaje a Japón para hacerme con los seis tomos de la nueva serie. ¡Es que es “mi” serie! Por cierto, ¿habéis encontrado vosotros “vuestra” serie?

Kodomo no jikan (La hora de los niños)

Tuesday, January 22nd, 2008
  • Título: こどものじかん -Kodomo no jikan- (La hora de los niños)
  • Autor: Kaworu Watashiya
  • Editorial: Futabasha
  • Revista: Comic High!
  • Años publicación: 2005-en curso
  • Clasificación: Moe, ¿seinen?
  • Tomos: 4 (en curso)


La reseña de esta vez tiene un contenido bastante polémico, y lo cierto es que no sé muy bien cómo enfocarla. Así que iré escribiendo y ya me saldrá lo que me saldrá, ¿vale? Vamos a ver… Hace un par de meses, la casualidad quiso que tuviera la oportunidad de visitar, después de un par de años, al editor Tooru Masuo de la editorial Futabasha en su oficina. Igual os suena Masuo de los cómics de Shin-chan, ya que aparece como personaje (al que siempre le dicen que “aunque no lo parezca, es un buen tío” XDDD) haciendo, cómo no, de editor de Yoshii Usuto, el mangaka perro y rastrero que es el alter ego del autor original, Yoshito Usui ^_^. En fin, que tuve la oportunidad de ir a tomar unas copas con él y con su compañero y tuvimos una agradable conversación. Hablando y hablando, no sé cómo surgió el manga de MPD Psycho en la conversación y él me preguntó que si no había problemas en España al editar manga tan violento y bestia como MPD Psycho. No me lo pensé dos veces y dije que en España, básicamente no hay problemas con nada, que tenemos una mente bastante abierta y que en general nadie pone el grito en el cielo por que se publiquen cosas violentas (por muy bestias que sean) ni siquiera por sacar material pornográfico de lo más basto (recordad que en Japón existe una ley de censura que prohíbe mostrar los genitales -aunque muchos se la salten casi-casi olímpicamente en la actualidad-).

Sin embargo, de repente caí en la cuenta de que hay un tema que en Japón está muy en boga, una industria nada desdeñable, ante la cual una amplia mayoría de la población española, conservadores y progres, se llevaría las manos a la cabeza. Estoy hablando del “lolicon”, o “lolita complex”, que es básicamente el fetichismo de tipo sexual orientado a chicas de apariencia virginal o directamente infantil. Un fetichismo que muchos tildarían directamente de “pederastia”. El “lolicon” se manifiesta básicamente en el manga y en el anime, aunque por supuesto también se ha extendido al AV (adult video) y otros tipos de entretenimiento erótico o pornográfico. Hay grados y grados en el “lolicon”, por supuesto, pero a mí me preocupa porque cada vez lo llevan más al extremo. He visto mangas aberrantes, enfermizos, terribles… Sinceramente, me preocupa muchísimo este aspecto del otakismo japonés, porque veo que cada vez va de mal en peor.
En España, concretamente, el tema de la pederastia es básicamente tabú, y con razón, y este tipo de manga o anime “lolicon”, si hubiese alguna empresa con las narices de traerlo, ciertamente no creo que recibiese muy buenas críticas. Yo creo que se montaría un buen pollo.


Es la hora de los niños


El manga que comento esta vez, precisamente editado por la editorial Futabasha a la que pertenece el editor Masuo, está en la frontera de lo aceptable o no en España. Yo creo que más bien cabe dentro de lo que no es aceptable, pero no soy yo quien debe juzgarlo. Desde luego, si yo tuviese una editorial de manga o anime, no me arriesgaría a jugármela con este título. Kodomo no jikan nos cuenta la historia del profesor Aoki, un maestro de primaria novato que acaba de entrar a trabajar en un colegio. Allí, le encargan la tutoría de una clase en la que destaca la pequeña Rin Kokonoe, de nueve años. Nada más entrar el profesor al aula, se encuentra a Rin en pelotas, cambiándose de ropa; entonces, ella decide que él le gusta y se dedica a perseguirle y a insinuársele, afirmando querer ser su novia y forzando al profesor a que le diga que le gusta y cosas así. Cierto es que el acoso proviene de parte de la niña y no al revés (porque si no, sería cuestión de apaga y vámonos), pero es que las situaciones no están exentas de polémica porque están bastante subidas de tono, llegando fácilmente al nivel sexual. Es decir, no es un simple encaprichamiento cariñoso, ¡es que la niña incluso llega a quitarse las bragas delante del profesor! Y luego están todos esos planos en la que se nos muestra a Rin (o a alguna otra de sus virginales amigas) en posturas eróticas, etc. ¡Buf!
A ver, el manga tiene su gracia y si en vez de ser una niñita de nueve años se tratara de una adolescente más crecidita no creo que me enganchara (porque yo prefiero otros géneros), pero posiblemente me entretendría más. Kodomo no jikan, sinceramente, me parece que va un poco más allá de lo que estoy dispuesto a considerar “normal”, y no me considero precisamente un mojigato. O tal vez es que soy más conservador de lo que pienso, no sé…
En Estados Unidos este manga llegó a estar licenciado y a punto de salir al mercado, pero el editor al final decidió desestimar su publicación. Al parecer, el tomo 1 tiene un contenido más light, y a partir del tomo 2 la cosa sube de intensidad (me parece increíble, porque el 1, que es el que he leído, tiene cada escena…). El editor supongo que por un lado se asustó ante lo que tenía entre manos, y por el otro también vio como los libreros se negaban a hacerle pedidos de esa obra y al final decidió no publicarla.
Kodomo no jikan es uno de los manga de moda entre el público otaku más acérrimo de la actualidad, ése que está enganchado al “moe” (chicas monas de estilo 100% manga, ojazos enormes, cabelleras imposibles y un toque de pavería importante). De hecho, ya se ha realizado un anime y todo, que tiene 12 episodios más un OVA. Como dato curioso, el anime está producido por un estudio, sito en Tokio, llamado “Studio Barcelona” (?). Otra curiosidad es que existe otro manga, que no tiene nada que ver con éste, que se llama Otona no jikan (La hora de los adultos), publicado en España con el título de Adult Time (es un shôjo). Por el título, parece que sean historias complementarias, pero no es así.
Bueno, ya está la reseña. ¿Qué os ha parecido? Para haberla escrito del tirón y sin pensar en absoluto en lo que iba a decir, creo que no me ha salido mal. Se la dedico a R.I., que me ha pinchado un par de veces para que le dijera mi opinión sobre ella. ¡Espero que no te haya defraudado! Por otra parte, me gustaría montar un pequeño debate en los comentarios, si os parece bien, porque no sé si es que soy yo el mojigato o bien mi opinión es compartida por los demás. ¿Qué me decís?

Pied Piper

Saturday, January 19th, 2008
  • Título: パイドパイパー Pied Piper
  • Autor: Trawar Asada
  • Editorial: Gentôsha
  • Revista: Comic Birz
  • Años publicación: 2002-2006
  • Clasificación: Seinen
  • Tomos: 6 (completa)

Pasamos a comentar una obra más actual, que no sabría catalogar como seinen o como shônen, ni siquiera si llamarla “gafapasta” o directamente de piños. Ciertamente, es complicado clasificar a esta obra. El argumento va de disputas de bandas juveniles en una Tokio situada en una especie de dimensión paralela, por lo que si fuera solamente por esto diríamos que es claramente un shônen de peleas. Sin embargo, las escenas violentas que contiene, así como algunas escenas pseudo-impresionistas y de fumadilla psicológica (hay alguna escena que recuerda a Maruo y todo), así como el brillante dibujo lleno de experimentos, podría situarlo en la línea del seinen de tipo “gafapasta”. Total, al final no es ni una cosa ni la otra.
También es complicado definir el argumento de Pied Piper más allá de decir que va de bandas juveniles, ya que tiene un desarrollo muy confuso que no ayuda en absoluto al lector a situarse. En la Tokio del futuro próximo que nos presenta la obra, viven bastantes extranjeros, y las bandas multinacionales de jóvenes que se forman luchan entre ellas por el territorio. Pied Piper nos cuenta la historia de una de estas bandas, llamada “357”, formada por personajes japoneses, hongkoneses/americanos, chinos y coreanos. Entre ellos destaca el andrógino Natsuhiko, un tío de estética gótica que da bastante “yuyu”, y al que le mola auto infligirse heridas (es el tío de la ilustración de la portada). ¡Brrr! 

El dibujo de esta obra es un portento 

Ésta es de las típicas lecturas que requieren un elevado grado de concentración y, aun así, resultan complicadas de entender. No soy muy amante de este tipo de obras, ya que si yo leo manga lo hago para entretenerme y pasar un buen rato, no para que el autor juegue conmigo y me dificilte la comprensión de su propia historia. Por eso, en el plano argumental, debo decir que esta obra directamente no me ha gustado.
Pero el dibujo… ¡Ah, el dibujo! Es lo que le merece a esta obra el apelativo de rareza digna de estudio, puesto que su autora (firma con nombre masculino, pero se ve que es mujer) es un portento de la experimentación gráfica y domina de maravilla las posibilidades de la aplicación del diseño gráfico por ordenador en los cómics. Su uso del ordenador da un plus muy interesante al dibujo, trufado de dinámicas viñetas con muchísimo volumen, efectos muy bien utilizados y un uso estéticamente bellísimo de las onomatopeyas similar al de, por ejemplo, Oh! Great en Air Gear. Como dijo un amigo al que le presté el manga, “del argumento no he entendido un pijo, pero este manga podría ser un bonito ‘table book’ para admirar su dibujo”. (Un table book es uno de esos libros tipo Taschen: grandes, llenos de fotos a todo color, que básicamente son para dejar en una mesa y hojear de vez en cuando y maravillarse.)
Pied Piper se ha publicado en Italia por la editorial d/visual. Precisamente he encontrado el dossier de prensa de esta editorial en PDF y la verdad es que se lo han currado mucho, con muchas informaciones e imágenes del interior. Aunque está en italiano, no es difícil de entender grosso modo. Por supuesto, como es de la propia editorial, su reseña habla maravillas de la obra (aunque avisa de que resulta “complicada” de entender), pero no por ello se debe descartar como simple “propaganda”. Es un gran dossier, sí señor. Podéis verlo aquí.