El blog de Marc Bernabé

Kuro no tenshi (Los ángeles negros)

Tuesday, March 4th, 2008
  • Título: 黒の天使 -Kuro no tenshi- (Los ángeles negros)
  • Autor: Takashi Ishii
  • Editorial: Shônen Gahôsha
  • Revista: Young Comic
  • Años publicación: 1976-77
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 3

Hace unos años, en lo que era la antigua Nipoweb (un portal sobre lengua y cultura japonesa), en la sección de cine japonés escribí un artículo sobre películas basadas en manga que fue uno de los que consiguió más éxito. De hecho, más de uno me escribió pidiéndome reproducirlo en su revista, web o fanzine, y de hecho incluso una versión mejorada del mismo acabó saliendo en la revista Cine Asia, debidamente rescatado y reescrito por mi buen amigo Eduard Terrades, reputado crítico cinematográfico especializado en Japón. De hecho, es posible que un día me decida a rescatar mi artículo original, sacarle un poco el polvo, actualizarlo un poco y presentarlo de nuevo en este blog, ya que fue un trabajo muy interesante en todos los aspectos y es una lástima que esté muriéndose de risa en mi disco duro.
En cualquier caso, con esto quiero decir que no pocos manga han sido adaptados a la gran pantalla, en películas de imagen real para cines. Pero tal vez uno de los casos más peculiares es el de Takashi Ishii, puesto que este autor no sólo vio varios de sus manga adaptados a la gran pantalla (siendo el más famoso Tenshi no Harawata –Angel Guts-, con nueve obras cinematográficas), sino que él mismo acabó “adaptándose” a sí mismo al cine, haciendo primero de guionista y más tarde de director, puesto en el que sigue hoy en día. Tal vez los más inquietos del lugar hayáis visto su película más conocida hasta el momento, titulada GONIN, ya que ha llegado a nuestro país en DVD. En esta obra tiene un pequeño papel el ínclito Takeshi Kitano, lo que sin duda ha contribuido a que esté en las videotecas de muchos aficionados al cine japonés, independientemente de la calidad de la peli (que no está mal, pero tampoco es una de las mayores joyas del séptimo arte). Cabe decir que el amigo Ishii se ha especializado en lo que en Japón se llama “Pinku eiga” (o sea, “cine rosa”), que no va de las versiones japonesas de la Pantoja o del príncipe Guillermo (por decir algo) sino que es un término acuñado para designar a un tipo de cine erótico único en Japón. Digo único porque las leyes de censura japonesas, que prohíben mostrar abiertamente los órganos sexuales –y que hasta 1993 prohibían incluso mostrar el vello púbico– obligaban a los directores de cine a inventarse todo tipo de trucos para crear obras semipornográficas sin tener que recurrir necesariamente al “mosaico” (pixelado que tapa los órganos sexuales) que define al porno japonés o AV (Adult Video). Las películas de “pinku eiga” no son solamente de folleteo y “yamete yamete*”, sino que tienen una historia –generalmente pero no necesariamente asociada a la violencia yakuza– amenizada por sesiones eróticas más o menos enfermizas, según el director.

*En japonés “detente, detente”. Es lo que gritan las chicas japonesas cuando hacen guarreridas niponas, al menos si hacemos caso de estas películas. Accidentalmente, da para un excelente juego de palabras en español.

En cualquier caso, Takashii Ishii empezó como dibujante, concretamente especializado en lo que durante muchos años se llamó gekiga y actualmente se llama seinen manga. La palabra gekiga fue acuñada por Yoshihiro Tatsumi para desmarcarse del “manga”, término que en los años 50-60 se asociaba al público infantil, a trazo sencillo “tezukiano” y a argumentos más bien maniqueístas y simples. Así, el gekiga nacía como una nueva concepción de cómic, enfocada a un público más adulto, con dibujo más realista y detallado, y con argumentos mucho más complejos. Para que os hagáis a la idea, Golgo 13 es tal vez el gekiga más representativo de la historia. Pues bien, este Kuro no Tenshi que reseño en esta ocasión es, a mi entender, uno de los ejemplos más puros y a la vez bellos de gekiga que conozco.

Reza lo que sepas, colega…

De hecho, Kuro no Tenshi (Los ángeles negros) es una “pinku eiga” en papel, ni más ni menos. Nos cuenta la historia de dos asesinas a sueldo, Mayo y Emu, ambas para mojar pan, que se dedican a cumplir sus misiones haciendo uso de sus “armas de mujer”. De hecho, este libro tiene pinta de haber sido creado casi como storyboard para un filme. De hecho, mi tomo, una primera edición del año 1977, lleva una faja que anuncia la creación de una película basada en él, dirigida por Norifumi Suzuki. Curiosamente no encuentro ninguna referencia a esta obra por ninguna parte, así que cabe asumir que el proyecto fue cancelado. Lo que sí he visto por ahí es una película con el mismo título, dirigida por el mismo Takashi Ishii, de 1998, pero el argumento no parece casar mucho con el del manga, así que estoy un poco perdido.
En cualquier caso, el primer tomo –de tres– abarca cinco historias en las que nuestras dos sexi-heroínas se dedican a cumplir misiones, matando a facinerosos, capos yakuza y cosas así. Los métodos que usan son bastante chocantes, de hecho. En una misión, Mayo seduce al facineroso de turno después de pasar una especie de cásting en el que competía con varias otras mujeres y de ser cacheada “a conciencia” (con todo lo que las comillas implican) y atada en plan bondage; luego se carga al tío cogiéndole con las piernas y asfixiándole con el potorrillo. En otra historia, Mayo se hace pasar por stripper y, cuando tiene al yakuza encandilado con su baile erótico, después de habérselo enseñado todo-todito, saca la pistola dispuesta a matarle. Pero tiene tan mala suerte que, como ya la habían calado debido a un chivatazo, la capturan y la encierran en una sala para violarla de todas las maneras posibles. Emu, la modosita del dúo sexi-letal, acude al rescate, pero también la atrapan y la violan. Al final, entre las dos logran escapar y cumplir su misión, cómo no, acabando con los enemigos en pelota picada.
En fin, el manga no es precisamente un alegato al feminismo, como podéis ver. De hecho, destila un tufo setentero machista japonés bastante fuerte. Sin embargo, el dibujo de Ishii es de lo más detallado y bonito que he visto, y dibuja a las mujeres con una fuerza tremenda. Es un poco como el estilo de Ryôichi Ikegami, realista y lleno de detalle, con preciosas mujeres, pero los personajes que dibuja Ishii son más flexibles y menos estáticos que los de Ikegami. Como podéis comprobar en este blog, el manga en general me gusta mucho y, aunque también disfruto del cine, las películas japonesas de bajo presupuesto –y en especial el pinku eiga— no son generalmente de mi agrado. Así, no os sorprenderá si os digo que lamento profundamente que el manga haya perdido a un autor tan fantástico como Takashi Ishii, con todo el respeto a todos los cinéfilos a los que os guste su obra cinematográfica.
Ésta y la que viene son unas semanas un poco complicadas para mí, con muchos compromisos (¡me ha tocado hacer de vocal en una mesa electoral, buaaaah, todo el domingo a la porra!), un montón de trabajo, y un viaje en ciernes, así que probablemente tendré que bajar el ritmo de actualizaciones durante unos días. Pero como compensación, entre Ackman y un servidor hemos preparado una sorpresa para todos vosotros que presentaremos probablemente hacia finales de esta misma semana. ¡No os lo perdáis!

Kinnikuman Ni-sei (Musculman II)

Friday, February 29th, 2008
  • Título: キン肉マンII世 Second Generations -Kinnikuman Ni-sei- (Musculman II)
  • Autor: Yudetamago (Takashi Shimada y Yoshinori Nakai)
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Playboy
  • Años publicación: 1998-en curso
  • Clasificación: shônen / seinen
  • Tomos: 39 (en curso)

Hace pocos días terminé la traducción de Musculman (Kinnikuman), un verdadero parto debido a la necesidad de traducir cada mes 370 páginas llenas hasta la bandera de texto. “¿Cómo? Pero si es un manga de lucha”, me diréis algunos pensando que es imposible que haya tanto texto en un manga eminentemente de acción y piños. Bueno, por un lado tenemos al pelmazo del comentarista, que no calla ni para ir al lavabo. Por el otro, los personajes también parecen tener unas necesidades imperiosas de darle a la sinhueso, justificando, página sí, página también, todas sus acciones con giros argumentales que parecen sacados de la chistera del guionista más salvaje e irresponsable. En plan: dos personajes que no se conocen empiezan a luchar entre ellos. Al cabo de cien páginas, uno desarrolla una técnica que aterroriza al otro. Entonces, ese otro recuerda de repente su infancia, cuando el cuñado del primo segundo de su rival actual le hizo la gracieta de subirle la cremallera mientras estaba meando, con la consiguiente “pillada”. Esto traumatizó a nuestro héroe, que desde entonces, cada vez que ve una técnica con forma de cremallera (justamente la que le está lanzando su rival) se pone tenso y pierde los papeles. Pero luego aparece otro héroe de la nada, que se suponía estaba muerto (pero “no estaba muerto, lere”, como dice la canción, “estaba tomando cañas en el cementerio de superhombres”, me atrevería a decir) y, en contra de todas las normas de combate que se habían establecido 300 páginas más atrás, irrumpe en el ring y salva a su colega. Entonces, incluso los enemigos aceptan que ese nuevo héroe luche en esa pelea de grupos en la que se suponía que sólo podían luchar cinco contra cinco, pero que por el bando de los “buenos” ya llevamos ocho y contando…
En fin, todo esto me lo he inventado, pero no está muy lejos de la realidad. Me cuentan amigos japoneses, antiguos lectores de la serie, que precisamente esta falta de previsión de los autores, Yudetamago, junto con la necesidad de justificarlo todo con explicaciones peregrinas que a menudo caen en la contradicción (¡el horror del guionista!) era precisamente la gracia de esta serie. Efectivamente, yo disfrutaba como el que más de ella cuando la echaban, en su versión animada, hará unos 15 años o más en TV3. Era mega fan de Musculator y su tropa. Aunque os confesaré que Terryman y Menja-tallarines me caían gordísimos, yo siempre he sido fan del gran Warsman.

Por eso, me puse muy contento cuando me ofrecieron la posibilidad de traducir el manga, y de hecho he disfrutado bastante su traducción… Sin embargo, también debo confesar que la cantidad de texto que contiene y el hecho de que son 18 tomos dobles, uno al mes sin parar, hicieron mella en mi ánimo, al ver que traducía y traducía y no había manera de acabar cada uno de esos tochos interminables. Y cuando terminaba, ¡pues ya casi que tocaba el siguiente…! Desesperante, vamos. Además, el hecho de ir con tanta rapidez hacía que pillara enseguida todos estos errores conceptuales, en plan “¡joder, pero si hace un momento (250 páginas) había dicho A, y ahora resulta que se lo saltan a la torera y es B!”. Supongo que leyendo 20 páginas a la semana o incluso un tomo normal de 200 páginas cada tres meses (ritmo de publicación original), todo eso no se nota tanto, pero un tomo de 370 páginas al mes es un ritmo demasiado rápido. A veces ya no sabía cuáles son “los siete superhombres del apocalipsis”, cuáles son “los caballeros diabólicos” o “los superhombres perfectos”, ni nada, ¡me perdía!

Búfal con alguna canita luchando contra Terry The Kid

Para los que no seguisteis la serie en la tele o no seguís el manga (únicamente disponible en catalán), os diré que Musculman es una serie de humor tonto y lucha libre. Empieza como serie de humor, parodia de las series de “héroes que salvan el mundo” tipo Ultraman , pero luego la cosa va derivando hacia un manga bastante bruto de lucha libre entre “superhombres”. El protagonista es un luchador inútil que se llama Suguru Músculo (Kinniku Suguru) que al principio no sirve ni para pelar patatas pero que va evolucionando hasta convertirse en el líder de los “superhombres justicieros”, sobre todo gracias a su “fuerza bruta en el momento decisivo”, que le permite derrotar a tíos de 70 millones de unidades de poder contando él mismo únicamente con 950.000 (por cierto, que todo el último torneo se lo pasa casi enterito luchando sin esta “fuerza bruta” contra tíos de 70 millones de unidades y lo gana). En fin, la serie tiene bastante humor burro al principio (Musculator vuela con la “fuerza de propulsión” que le dan los pedos que se tira, ya no os digo más) y luego este humor, aunque se mantiene, va quedando en un segundo plano, siendo “la fuerza de la amistad” y la importancia de la justicia y bla bla bla el tema central de toda la segunda mitad de la obra. Esta serie fue un éxito tremendo en el Japón de los años 80, generó toneladas de merchandising y se convirtió en todo un hit generacional.
Llegando por fin al motivo original de esta entrada (vaya introducciones más largas me salen siempre), como soy así de masoca, una vez terminada la traducción me picó la curiosidad y me leí el primer tomo de Kinnikuman Ni-sei (Musculman Segunda Generación). Ahora Glénat va por el tomo 14 o 15 de los 18 de los que consta la obra y los que la seguís ya sabéis que los personajes están enfrascados en un mega torneo entre siete equipos de cinco superhombres cada uno, liderado cada equipo por uno de los “príncipes del destino”, siendo Musculator el líder del “Equipo Músculo”. El que gane el torneo será designado nuevo “gran rey del planeta Músculo” y patapim patapam. En fin, no creo que haga un gran spoiler a nadie si os cuento que finalmente es Musculator quien gana el torneo y es coronado rey, ¿no? Es algo que nos imaginábamos todos.
El manga original de Musculman se publicó entre 1979 y 1987 y fue la obra de Takashi Shimada y Yoshinori Nakai, apodados Yudetamago (literalmente “huevo duro” – en el epílogo del tomo 18 explican el porqué de este apodo, es una chorrada tan grande como que estaban pensando nombres para ponerse y justo en aquel momento estaban comiendo huevos duros… No comment). Su primer manga, Musculman, tuvo tanto éxito que entre 1982 y 1988 crearon también, simultáneamente a su serie más famosa, Tatakae! Ramenman, un spin-off centrado en la figura de Ramenman (Menja-tallarines), el secundario más popular de la misma. Después de unos años trabajando en otras series que no triunfaron (una de monstruos, una de judo, una de muay-thai y otra de kung-fu) la revista Playboy, en su edición japonesa, les ofreció en 1998 la posibilidad de publicar en sus páginas una historia corta que fuera una segunda parte de su serie más famosa.

Así, nació la idea de Kinnikuman Ni-sei Second Generations, que sólo tenía que durar dos o tres capítulos pero que tuvo tanto éxito que a día de hoy, diez años más tarde, sigue publicándose, habiendo sacado ya al mercado ya la friolera de 39 tomos, más otros 4 de una serie paralela titulada Kinnikuman Ni-sei All Chôjin Daishingeki. ¿Y de qué va esta serie? Pues se sitúa 28 años después de los hechos narrados en la serie original, con el universo en paz bajo la batuta de Musculator, actualmente gran rey de todos los superhombres.

Un envejecido Musculator, con barrigón y brazos y piernas de palillo, y Ronyona están casados y tienen un hijo, Mantarô, que se llama así por la siguiente coña difícil de explicar. Se ve que el hijo de Ultraman se llama Tarô, así que en japonés se llamaría Ultraman Tarô (en japonés se antepone el apellido al nombre de pila). Tarô es un nombre muy normal (demasiado normal) en Japón. El nombre original de Musculator es Kinniku Suguru, y su “nom de guerre” es Kinnikuman. Así, Mantarô se llama Kinniku Mantarô, y la coña viene de que, si se lee rápido, se tiende a pronunciar “Kinnikuman Tarô”, igual que lo de Ultraman. De hecho, durante el primer tomo Mantarô corrige varias veces a la gente que le llama “Kinnikuman Tarô”, ya que no le gusta nada que le llamen así.

En fin, Mantarô es un chavalín enclenque y parece un poco el Son Gohan de cuando era niño, en plan estudioso y mosquita muerta, incluso lleva gafas y todo. Aunque en realidad luego descubrimos que es tan o más inútil que su padre, y saca unas notas pésimas. Total, que como no podía ser de otra manera, de repente vienen unos superhombres malvados a tocar las narices. La larga era de paz ha hecho que no se hayan formado nuevas generaciones de superhombres justicieros capaces de hacer frente a la nueva amenaza, y los antiguos héroes ya están tan decrépitos que caen derrotados enseguida. Cuando parecía todo perdido, el líder de los malos rapta a Mantarô, que de repente, sin comerlo ni beberlo, se transforma en un tiarro musculado igual que su padre en sus años mozos y vence al malo con un “Muscle Buster” (sí, claro). Así, eso da tiempo a los superhombres justicieros para hacer una convocatoria de nuevos y jóvenes superhombres para, primero, someterles a un entrenamiento bestial en la “Heracles Factory”, de la que sólo diez se graduarán. Estos diez superhombres, entre los que se incluye Terry The Kid, el chuletilla hijo de Terryman, son destinados a diferentes puntos de la Tierra, donde se dedicarán a luchar contra los malos.
He encontrado esta secuela es bastante entretenida. Parece que los autores quisieron recuperar un poco del humor original del manga, dejado tan en segundo plano en la última de las sagas de la serie original, y eso es bastante positivo. Aunque en ningún momento se separan de lo que hizo famosa a la historia en primer lugar, es decir, los combates surrealistas, los personajes bizarros a más no poder y las técnicas más absurdas que uno puede imaginar. Yudetamago han hecho un buen trabajo a la hora de recuperar los antiguos personajes, ahora todos ellos cincuentones, y también de presentar a su descendencia (en este tomo 1, aparte de Mantarô y Terry The Kid, conocemos también al hijo de Robin de les Estrelles (Robin Mask), llamado Kevin Mask). Es decir, que han tomado ingredientes antiguos, los han mezclado con nuevos, y han presentado una historia que es “más de lo mismo”, pero que ha logrado reenganchar a la primera generación de lectores, una generación que ahora va por la treintena larga (en Japón) y que disfruta de estas luchas y esta épica estrambótica como la primera vez. Una lectura recomendada solamente para los muy fans de Musculman.

Más sobre KochiKame

Saturday, February 16th, 2008
No sé si debido a mi post de KochiKame de hace unas semanas o a la casualidad, en algunos foros se ha comenzado a hablar sobre la posibilidad o no de que una editorial saque en España este manga. Evidentemente, como decía en ese post original, editar íntegramente KochiKame es una temeridad mayúscula, primero por la cantidad de tomos de que consta (158 y contando), segundo porque es una serie muy “japonesa”, tercero porque algunos episodios se basan en cosas de actualidad japonesa y según qué temas ya están más que pasados de moda (recuerdo que sobre el tomo 110 y pico hay un capítulo dedicado a qué es mejor, si los sistemas de teléfono móvil o los sistemas PHS – años después, el PHS está prácticamente en desuso), etc.
Pero existen alternativas que hacen factible una hipotética edición parcial de KochiKame, de forma similar a lo de Golgo 13 (serie de 150 tomos y contando, de la cual Glénat sacó un “Best of”en 2 tomos de 1200 páginas en total). En casa tengo estos cuatro ejemplos, pero conociendo el tirón de esta serie en Japón, seguro que hay muchos más. Amigos editores, si os pasáis por aquí tomad nota, por favor. Ahí van:

1. KOCHIKAME SENRYÔBAKO
Año: 2005 / Páginas: 259 / ISBN: 4-08-873725-3

Para mí, la mejor opción y la más fácil de cara a negociar con la editorial japonesa por ser muy reciente. Se trata de un tomo unitario de tipo Kanzenban (“edición completa”, es decir, tamaño grandecito, papel de calidad superior, algunas páginas a color, igual que las ediciones de Planeta de Dragon Ball o Marmalade Boy o las de Glénat de Fushigi Yûgi -català- o la futura de Rurôni Kenshin). Aquí se recopilan las mejores historias (no se especifica según el criterio de quién) de los primeros 30 años de vida de la serie. Una de las historias, quizás la más famosa, de titulo El día que desaparecieron las chimeneas fantasma, ha recibido el trato especial de ser coloreada íntegramente para este libro. El punto flaco es que muchas de las historias son de las de la infancia de Ryôtsû, las que explotan el factor natsukashii (nostalgia) que tanto gusta a los japoneses en plan “ah, qué buenos viejos tiempos eran aquellos”. En Japón funciona muy bien el factor nostalgia, pero no creo que en España los lectores se emocionen mucho al recordar “aquel día de 1964 en que derribaron las cuatro chimeneas de la central eléctrica de Tokyo Denryoku en Senju”, más que nada porque dudo que nadie sepa nada sobre esas chimeneas. Las historias de la infancia de Ryôtsû me gustan bastante porque aprendo muchas cosas sobre la Tokio de los años 60, pero son las más aburridas para el lector occidental desde mi humilde punto de vista.

2. KOCHIRA KATSUSHIKA-KU KAMEARI KÔEN-MAE HASHUTSUJO
-DOKUSHA GA ERABU KESSAKUSEN- TOKUBETSU CHÛMON
Año: 1996 / Páginas: 249 / ISBN: 4-08-852690-2

Otra gran opción de tomo unitario con “lo mejor de”, esta vez totalmente en blanco y negro y con el mismo tamaño y calidad (malilla) que un tomo normal tipo shônen. Es este caso, se especifica que es la elección de los lectores, por lo que volvemos a encontrar unas cuantas historias de la infancia de Ryôtsû, pero menos que en el tomo que he presentado en el punto 1. Este tomo se publicó con la intención de presentar las 10 mejores historias de los 20 primeros años de la serie. La mala suerte es que algunas se repiten respecto al tomo del punto 1, pero solamente son dos (una de ellas, la de las chimeneas de las narices, pero esta vez en el blanco y negro original). Este tomo no lo he visto en librerías normales, pero curiosamente siempre está presente en las librerías de los aeropuertos, ya que es una gran opción para leer durante un vuelo.

3. KOCHIKAME ’82
Año: 2001 / Páginas: 183 / ISBN: 4-08-106118-1

Esta colección me parece muy interesante por su contenido, tal vez la más interesante de todas, pero creo que será muy difícil de licenciar si alguien se lo propone. Me explico: yo sólo tengo el tomo cuya portada pongo aquí, pero por lo visto forma parte de una colección de “lo mejor de KochiKame de cada año”, siendo este tomo el correspondiente a 1982. Si se editó en 2001, entonces cabe suponer que la colección tendrá unos 23-24 volúmenes si no la han ampliado desde entonces. El tema es que es casi imposible obtener más información sobre esta colección. En Japón, existe un mercado secundario para el manga que consiste en realizar recopilaciones en calidad malísima (papel malo, cubiertas de cartón blando sin sobrecubiertas, etc), pero muy-muy baratas. Estas recopilaciones se venden sobre todo en los llamados convini o “tiendas de conveniencia”, ubicuas en todo el archipiélago japonés. Así, este tomo lo compré en un convini una vez, supongo que para amenizar un viaje en tren o algo así. Estos tomos no se consideran colecciones como tales, sino revistas, por lo que no aparecen en bases de datos y no hay ni rastro de ellos en la web de Shûeisha, por lo que, a menos que se pregunte a la editorial Shûeisha, es imposible saber cuántos tomos son, y también es complicadísimo encontrarlos de segunda mano (ya que este tipo de tomos son para “leer y tirar”, básicamente, y en las tiendas de segunda mano apenas se encuentran).
Sin embargo, una colección de 20-25 tomos de KochiKame con lo mejor de cada año no estaría nada mal, ¿verdad? Desde luego, mucho menos arriesgado que la serie regular de 158 tomos…

4. KOCHIKAME TSUKIGIME
CHÔ SELECTION

Año: 2004 / Páginas: 187 / ISBN: No figura (??)

Otro de esos tomos de convini de los que hablaba en el punto 3. Para mí es la peor opción de las cuatro. El título sugiere que era una colección mensual (tsukigime significa “cada mes”) y éste era el correspondiente a diciembre, como se puede deducir de la portada. Estaría muy bien si fuera una colección de 12 números con historietas referentes a cada mes del año, y que por ejemplo ésta de diciembre incluyera historias sobre la Navidad en Japón y otras cosas interesantes que ocurren en esas fechas (Comiket, Jump Festa, fin de año, cumpleaños del Emperador, etc.). Pero no, se trata de una recopilación de historias y punto, sin ningún tema principal en concreto. Qué oportunidad más mal aprovechada, ¿verdad?

5. CHÔ KOCHIKAME

De este libro no pongo ISBN ni nada, porque no lo considero apto para ser publicado en España (imposible, debido a las muchas ilustraciones de muchos autores que hay, y que conociendo a los japoneses, se debería obtener permiso de toooodos y cada uno de ellos, ¡urgh!), pero es una curiosidad muy interesante. Es un libro de tamaño A4 de 325 páginas, varias de ellas a color, con un CD-ROM de regalo, que fue editado en 2006 para conmemorar el 30º aniversario de KochiKame. Está repleto de datos sobre la serie, entrevistas al autor, etc. Lo más curioso de todo es que hay varias historias de crossover, de KochiKame con alguna otra serie famosa. Concretamente, con Golgo 13 (la serie de más tomos –KochiKame– contra la más longeva –Golgo 13-), con Lupin III, con Musculman (anda que no), con Dragon Ball (Ryôtsû contra Freezer ^_^!!) y un “súper remix” delas cinco series de humor de la Shônen Jump en ese momento (KochiKame, Bobobo, Pyu to fuku Jaguar, Taizô Mote King Saga y Maison du Penguin). También hay un montón de ilustraciones de KochiKame realizadas por mangakas famosísimos, y sus mensajes de felicitación. Si queréis ver a Ryôtsû dibujado por Tite Kubo, Masashi Kishimoto, Tetsuo Hara, Kôsuke Fujishima, Hiromu Arakawa, etc., sólo lo encontraréis aquí.

Además, en este libro salen también los recopilatorios de KochiKame, y hay dos que yo no tengo y que deberían figurar también en este post por puro completismo:
6. KOCHIRA KATSUSHIKA-KU KAMEARI KÔEN-MAE HASHUTSUJO -SHITAMACHI FUNSENKI- Recopilatorio de lo mejor de los 10 primeros años de la serie.
7. EDICIÓN DE BOLSILLO (BUNKO-BAN). De 26 tomos, recopila lo mejor hasta el tomo 80 de la serie regular, y cuenta con una “secuela” de 4 tomos más. Existe una tercera colección de bolsillo, pero recopila íntegramente los tomos 81 a 100 en un total de 10 volúmenes (no es una selección, sino todo el material).

En fin, ya nadie tiene excusa para no editar algo de KochiKame en España. No creo que una hipotética editorial se forrara con esta serie, pero puede ser una buena curiosidad, ¿no? Además, contando con el apoyo del anime que se emite en varias cadenas autonómicas, seguro que no se vende mal del todo.

Hatsukare (Mi primer novio)

Sunday, February 10th, 2008
  • Título: ハツカレ 初彼 -Hatsukare- (Mi primer novio)
  • Autor: Miyoshi Tômori
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Margaret
  • Años publicación: 2003-2006
  • Clasificación: Shôjo, romance
  • Tomos: 10


Ya he comentado varias veces que me gusta estar informado sobre cómo está el mercado actual de manga, friki que es uno. Sin embargo, viendo este blog, supongo que se evidencia que el shôjo no es especialmente santo de mi devoción ya que, aunque quiera intentar buscar un equilibrio consciente entre shônen-shôjo-seinen-josei y también entre manga actual y clásico, me cuesta encontrar obras shôjo que tenga ganas de leer y, por lo tanto, de reseñar. Por otro lado, no quiero dejar escapar el carro del shôjo y trato de leer tanto como pueda.
Así, cada vez que voy a Japón, como las librerías ejercen una especie de magnetismo sobre mi persona y parecen “tirar” de mí cuando paso cerca de una, irremediablemente acabo entrando a muchas. En ellas, por supuesto, acabo visitando la zona de manga. En las librerías japonesas, los tomos están colocados primero por género (básicamente shônen, shôjo y seinen), dentro de cada género, la segunda clasificación es por editoriales. A continuación, por colección o revista en la que se publicó cada obra y, finalmente, por autor, en el orden “silabárico” propio del japonés. Así, si quisiéramos encontrar, por ejemplo, los tomos de esta obra que reseño ahora, Hatsukare, iríamos a la zona de shôjo, subzona Shûeisha; dentro de Shûeisha buscaríamos la colección “Margaret Comics” (normalmente, el diseño de los lomos es característico de cada colección y, cuando estás acostumbrado, un vistazo basta para localizarlos) y dentro de Margaret buscaríamos por orden “silabárico”, buscando los apellidos de autores que empiezan por TO, que están justo después de la TE y antes de la NA. ¡Ajá, ahí está! Hatsukare, de Miyoshi mori.
Sin embargo, también es muy fácil en Japón saber qué obras son las que más se venden o tienen más éxito potencial (porque se hace un anime, dorama o película de ellas): debajo de las estanterías suelen tener dispuesto un espacio horizontal en el que se apilan los tomos de las series destacadas, siendo perfectamente visibles sus portadas. Como yo no entiendo mucho de shôjo, suelo guiarme por “títulos que me suenan” (por haberlos leído en blogs o donde sea) o bien por qué series están destacadas en estas pilas. Hatsukare es una de las segundas, y supongo que estaría destacada porque en 2006 se hizo una película de imagen real basada en ella.
Chiro y Hashimoto se pasan toda la historia
ruborizándose sin parar. ¡Qué monos!

Hatsukare es una historia muy dulce, muy pastelosilla, y la verdad es que me gustó bastante. La protagonista es Chihiro (a la que sus amigas llaman Chiro), una chica muy tímida y modosita que cada mañana va al instituto en tren, como tantos miles y miles de estudiantes. En el tren, se topa siempre con un chico, Hashimoto. En la página 2 del manga, Hashimoto se declara a Chiro y le dice que si quiere salir con él. Ella se corta bastante, se ruboriza, y le dice que “vale”, sin conocerle en absoluto (claro que el chico es guapito). A partir de aquí, se desarrolla la historia entre los dos, muy tímidos ambos, que se ponen colorados a la mínima, y que se van enamorando poco a poco (es curioso porque la historia va al revés de lo habitual, donde siempre dan mil millones de vueltas antes de declararse su amor mutuo y de empezar a salir, normalmente en la última escena del manga).
Más tarde, también entran en escena los amigos de él y las amigas de ella, y probablemente habrá lío entre ellos a partir del tomo 2. La relación de Chiro (me encanta este apodo, es muy cariñoso, no sé) y Hashimoto no es un camino de rosas, ya que ni Chiro había salido antes con ningún otro chico (ni siquiera había hablado con chicos desde la guardería, ya que siempre ha ido a colegios femeninos), ni tampoco Hashimoto había tenido experiencia con chicas. Al cabo de poco aparece también en escena Ibushi, un tío que, en la guardería, se metía siempre con Chiro y la llamaba “unko” (literalmente “mierda”). Ibushi se ha cambiado de instituto y ahora va al de Hashimoto y, de hecho, se hace colega de él, un poco “a la fuerza”… Ibushi recuerda perfectamente a Chiro y, cómo no, sigue llamándola “unko”, ante lo que ella reacciona con extrema timidez y vergüenza (y más si está Hashimoto delante). En fin, imagino que Ibushi dará bastante de qué hablar en los tomos sucesivos, cómo no.
Otro tema. En la reseña de Lovely Complex comentaba que Love Com había roto el tabú que existía hasta entonces de no utilizar dialectos del japonés fuera del estándar de Tokio (leed esa reseña para más detalles). Qué sorpresa la mía al empezar a leer Hatsukare por pura casualidad (simplemente cogí uno de los shôjos de la pila de manga que tengo en la pila de “lecturas futuras”) y comprobar que en todo el manga, íntegramente, se utiliza el dialecto de Kansai. La historia ocurre en una zona ficticia de Japón, imagino que situada imaginariamente dentro de Kansai, concretamente en la zona de Osaka a juzgar por las expresiones que usan. No deja de ser curioso, ya que Love Com tenía cierta excusa para usar el dialecto de Kansai (es una especie de función de manzai mezclada con romance), pero es que en Hatsukare no hay ningún motivo en especial para usar este dialecto. Según veo, la autora es nativa de esta zona de Japón y posiblemente quiso usar su propio dialecto en su obra, sin ningún motivo en particular. Y como Love Com rompió el tabú y consiguió un éxito arrasador, imagino que su editor le dejaría hacerlo sin ningún problema. Creo que es una tendencia muy sana y además, como “kansaiero” de pro que soy al haber vivido unos años en Osaka y Kioto, sinceramente me alegro.

Rosario

Wednesday, February 6th, 2008
  • Título: ロサリオ -Rosario-
  • Autor: Maldonado
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 1995
  • Clasificación: Seinen
  • Tomos: 1 

Esta entrada va a ser un poco atípica. Primero, porque quiero contar un tema que hace mucho tiempo que me interesa y del cual no hay información por ninguna parte. Hace años que quiero investigar esto (haciendo entrevistas y tal) y no acabo de ponerme, porque nunca he encontrado el momento. Segundo, porque me gustaría que fuera un post “interactivo”, a ver si surge algún lector que proporciona información complementaria para investigar entre todos un poco el caso que comentaré.
Bien, no sé si a alguno de vosotros (tal vez a los veteranos sí) le sonará que a principios-mediados de los años 90, Kôdansha se sacó de la manga (nunca mejor dicho) una especie de beca, llamada “Morning Manga Fellowship”, con la que invitaba a autores europeos y americanos a Japón para que trabajaran para la revista Morning. Aparentemente, su intención era renovar un poco el género, buscar nuevos autores, en el extranjero, que pudieran aportar algo al mundo del cómic japonés, y para ello ficharon a prometedores autores jóvenes. El primero de ellos fue Frédéric Boilet, que más tarde fundaría el movimiento de la “nouvelle manga” y conseguiría cierto reconocimiento. De hecho, y aquí adelanto un poco los acontecimientos, es el único que acabó fijando su residencia permanente en Japón y tener cierto renombre allí. Otros autores, que yo sepa, son Lewis Trondheim, Baru, Alex Varenne, Benoît Peeters y Paul Pope. Como veis, amplia representación francesa, y algunos de ellos son pesos pesados actualmente en el mundo de la BD.
El caso es que el experimento no cuajó. En absoluto. Fracaso total y estrepitoso. Según me contó el mismo Boilet durante su visita en el pasado Salón del Manga, los autores extranjeros tenían dificultades para adaptarse a la vida japonesa, y además tampoco era muy bienvenido el típico estilo de los editores japoneses de exigir (bueno, pedir amable pero insistentemente) que se hagan las historias que ellos quieren, no las que los autores quieren dibujar. Como anécdota, me comentaba que el editor del proyecto le pidió que dibujara la historia de un japonés ligoncete en París… Cuando lo que él deseaba hacer, con lo que realmente se sentía identificado y podía poner mucho de sí, era la historia de un francés en Tokio. Al fin y al cabo, me decía, “¿qué narices podía saber yo sobre cómo se sentiría un japonés en París, cómo actuaría, qué haría, etc.?” En cambio, evidentemente, Boilet sí sabía cómo actuaba un francés en Tokio… Al final, el editor se salió con la suya, pero no con Boilet, que nunca cedió, sino con Varenne, que acabó creando Kiro. ¿Y de qué va Kiro, de Alex Varenne? Pues de un japonés que liga con francesas jamonas en París (también tengo este tomo, ya lo comentaré otro día). Boilet también se salió con la suya, por cierto (un poco tozudo sí es el tío ^_^), y publicó con otra editorial Tokio es mi jardín, que incluso podemos leer en español.
¡Ele! ¡Así se baila!

Es curioso, pero muy poca gente sabe que dos españoles han publicado en Japón, en la revista Morning ni más ni menos, y han sacado un tomo cada uno en el mercado japonés. Sorry, jóvenes mangakas, ya no podéis aspirar a ser “el primer español que publica un tomo en Japón” porque este título lo tiene Maldonado, dibujante nativo de Almuñécar para más señas. En su afán por encontrar autores e historias interesantes por el mundo, Kôdansha llegó también a España, donde se asoció con la editorial La Cúpula durante un tiempo. No sé si Maldonado llegó a Kôdansha a través de La Cúpula o si lo hizo independientemente, si alguien lo sabe podremos esclarecer un poco más esto.
Maldonado fue uno de los agraciados que recibió la beca de Kôdansha, hizo las maletas, se fue a Tokio y acabó publicando en la revista Morning, entre los números 15 y 27 de 1995, una historia llamada Rosario. Me imagino al editor diciéndole a Maldonado: “hombre, chico, bienvenido a Tokio. ¿Español, no? Pues venga, márcate una historia de flamenco, que eso a los japoneses nos mola”. No sé si a Maldonado le gusta el tema del flamenco o no (creo que sí, por lo que comenta en las historietas autobiográficas del final del tomo), pero fijo que el editor le “invitó amablemente” a crear una historia en la que el flamenco tuviera un papel central, y él tuvo que ceder. Sí, ya, ya sé…
La historia empieza una noche, en un tablao flamenco de una ciudad cuyo equipo está a punto de subir a la segunda división en un partido decisivo. El tablao está vacío y su propietario ha llamado a Rosario, una antigua bailaora, para que cubra las ausencias de las bailaoras titulares. A ese tablao acuden Pedro y Juan… Y casi ningún cliente más, por culpa del “furgo”. Pedro es un auténtico fanático del flamenco y sabe algo sobre una tal “Rosario” que era una increíble bailaora, y se ilusiona muchísimo cuando se entera de que alguien con este nombre bailará esa noche. Total, que Rosario baila, Pedro alucina pepinillos, y se prenda de ella. La historia evoluciona con la búsqueda de Rosario por parte del ingenuo y santurrón Juan, ayudado por el pícaro Pedro. En medio de la trama, una historia de drogas, desconfianza, puticlubs… En fin, esa España tan bonita que tenemos.
¿Mi impresión? Argumentalmente, para mi gusto, es un poco aburrido. No sé un japonés qué pensaría, porque ellos cuentan con el factor “exótico” que puede que les mole, pero ciertamente no es una obra destacable por su argumento. En el plano gráfico… Es muy curioso el esfuerzo consciente que Maldonado tuvo que hacer para adaptarse al estilo japonés, pugnando a la vez por mantener su estilo propio. El hecho de usar las tramas, de “descomprimir” la historia para que dure muchas páginas, viñetas grandes, “splash pages”, bocadillos en forma vertical para que puedan acomodar al texto japonés… Curiosísimo. Pero, ciertamente, deja bastante que desear.
Si algún día Maldonado lee esto, espero que me perdone, no estoy muy seguro de que él quiera que esta obra vea la luz ^_^ Igual está el tío ahora tranquilo pensando “buf, menos mal que nadie sabe que una vez publiqué ‘eso’ en Japón”. Si me lees y opinas así, lo siento, no lo he hecho con mala intención (es broma) ^_^
Antes he dicho que hubo dos autores españoles en Japón en esta época. Pues bien, esto es parte del “programa interactivo” que me gustaría montar en este post. Yo he tenido en mis manos, hace ya unos años, ese tomo de ese otro autor, pero no recuerdo ni el título ni el nombre del dibujante, ni tampoco he podido encontrar ninguna referencia. Sé que era un cómic muy surrealista, que iba de unos entes con formas raras que flotaban por el espacio, que usaba mucho el color negro y que era francamente raro. Éstas son todas las pistas que tengo. Así, la primera pregunta del “trivial”, sería,

  • ¿Alguien sabe el nombre del otro español que publicó para Morning y el título de su obra?

Y más preguntillas:

  • ¿Más autores que participaron en el Morning Manga Fellowship?
  • ¿Cuántos tomos acabaron saliendo? Yo tengo Rosario (de Maldonado) y Kiro (de Varenne)
  • ¿Más detalles sobre la beca? ¿Cuál era la asignación, contratos, por cuánto tiempo, ayudas para instalarse en Tokio…?
  • Otras cosillas que podamos averiguar…

¡A ver si entre todos conseguimos saber un poco más sobre esta interesante iniciativa del Morning Manga Fellowship, que fracasó tan estrepitosamente y sobre la cual hay cero información, al menos en Internet!

ACTUALIZACIÓN: Tras realizar esta entrada, hice unas cuantas investigaciones y decidí recopilar todo lo que iba averiguando en este otro post. De momento, varias preguntas han encontrado respuesta. El otro tomo de un autor español que fue publicado por Kôdansa es Kabel Imagines, de Juan Carlos Beneyto. También tenemos una lista de autores occidentales que gozaron en la beca, o como mínimo publicaron en Japón, así como la cuantía económica que se percibía y varios otros detalles.