El blog de Marc Bernabé

Virgin Kinku (Tabú virgen)

Tuesday, October 27th, 2009
  • Título: ばあじん禁句 –Virgin Kinku– (Tabú virgen)
  • Autor: Kei Sakyô
  • Editorial: Sun Shuppan
  • Revista: ???
  • Años publicación: 1984
  • Clasificación: hentai
  • Tomos: 1

virginkinku1

Hay una tendencia muy clara en lo referido a los estudios o los comentarios sobre manifestaciones de cultura popular de obviar la parte más sórdida y sexual de ellas. Me explico: un crítico de cine comentará la última de la Coixet, así como también la de Peter Jackson, pero raramente se parará a ni siquiera tener en cuenta la última cinta protagonizada por Nacho Vidal o Silvia Saint; es más, seguramente ni sabrá que existe ni tampoco la verá. Lo mismo con el cómic: hablamos de Robert Crumb y de Akira Toriyama, pero nunca de aquella divertida historieta porno publicada en Kiss Comix. (Creo que hay una sola excepción, sin embargo: mi colega y amigo Hernán Migoya, que el tío no se corta un pelo en reconocer su gusto por lo más sublime del cine, el cómic o lo que sea, así como también por lo más chabacano; y si no, visitad asiduamente su Comicsario y lo veréis XD).

En fin, yo tengo una filosofía, y es que cuando uno quiere estudiar algo, debe hacerlo desde todos los ángulos. Ya he dicho alguna vez que a mí, la verdad, el porno no me interesa como material de lectura/visión. Pero no olvido que una parte muy importante del manga es pornográfico, y de hecho hay cifras que hablan de que más de un 20% de todo el manga que se publica en Japón es seijin muke (“para adultos”; aquí lo llamamos hentai). Así, como “estudioso del manga” que intento ser, de vez en cuando me intereso por obras de este tipo. ¿Cómo voy a obviar una porción tan enorme de lo que es manga? (Además, por cierto, los pocos posts sobre hentai que he puesto en este blog son los que“curiosamente” más visitas globales tienen, así que con este post me ganaré varios miles más de visitantes XD…)

Francamente, después de leer u hojear algunos tomos de lo que se publica en los últimos años (diría que desde los años 90) en Japón, y de meterme en tiendas de lo más sórdido y espeluznante en Akihabara o Nipponbashi, puedo decir que el manga hentai actual me parece poco menos que repugnante. Mujeres con pechos descomunales, semen y fluido vaginal por todas partes, posturas de acróbata descoyuntado, caderas grotescas, miembros imposibles… Bastante asqueroso, la verdad (algún día comentaré alguno de estos manga y veréis a lo que me refiero).

Sin embargo, sobre todo gracias a haber conocido al encantador autor de hentai manga Chiyoji (como explico en la reseña de Naked Star), pude tener acceso a obras anteriores a este período, creadas en los albores de la historia del manga pornográfico, que yo sitúo sobre los años 70 (algo que corrobora la Wikipedia japonesa, como compruebo ahora mismo), algunas dibujadas por el propio Chiyoji, otras realizadas por otros autores.

¿Es bonito o no este estilo de dibujo?

¿Es bonito o no este estilo de dibujo?

En aquel momento, durante los años 70 y buena parte de los 80, el estilo de dibujo en el manga pornográfico era eminentemente realista: es decir, estilo gekiga. Francamente, pura belleza hecha manga. Tengo algunas historias dibujadas por Chiyoji en aquella época (incluso páginas originales que me regaló) y son para babear sin parar de lo absolutamente bonitos que son los dibujos. Alguna vez, en mis habituales “razzias” por librerías de segunda mano, he encontrado manga pornográfico de los años 70 y 80, y el problema es que están bastante cotizados en comparación con otros tomos de manga de la misma época. No son baratos, para que nos entendamos, pero por curiosidad y afán de coleccionista alguna vez he adquirido alguno. Virgin Kinku, el tomo que comento en esta ocasión, es uno de ellos.

Como ocurre con la mayoría de las historias hentai que he leído, este tomo se compone de varias historias autoconclusivas, en este caso en concreto, 14 de ellas. Algunas resultan bastante repulsivas desde el punto de vista occidental (violaciones en las que la mujer acaba gozando y enamorándose del violador y cosas así –una temática desgraciadamente bastante presente en el hentai, por cierto–), pero otras son bastante curiosas e incluso divertidas. Una característica del hentai de los 70 y los 80, por cierto, es que muchas de las historias, a pesar de ser pornográficas, tienen un alto grado de humor y la verdad es que te ríes con ellas. Si no, probad a leer alguna de las obras de Chiyoji editadas en España por La Cúpula y me diréis.

Como no podía ser de otra manera, Virgin Kinku tiene un dibujo muy bonito y muy realista: las mujeres son verdaderas mujeres japonesas, sin pechos descomunales (más bien pequeñitos pero adorables) y en general muy agradables a la vista. Nada que ver con el horrible y exagerado “estilo anime” que se usa en la actualidad en las obras hentai.

A propósito de la censura, como seguramente sabéis Japón tiene una legislación que prohíbe la obscenidad: no se pueden mostrar los genitales. Así, las películas porno llevan un “mosaico” encima de la acción y en el manga se tapa inteligentemente con varias estrategias la parte “ofensiva”. Además, hasta 1993 también estaba prohibido mostrar vello público… Últimamente, sin embargo, los autores y las editoriales de manga se pasan bastante por el forro esta legislación y simplemente ponen una pequeña “tira” encima de los genitales, una tira que apenas tapa absolutamente nada. Virgin Kinku, como obra de los 80 que es, no muestra genitales ni tampoco vello púbico, lo que da para mucho juego de “enseño pero no enseño” y estrategias muy inteligentes y sugerentes de mostrar lo que no se puede mostrar, como por ejemplo usando juegos de sombras o metáforas (un enorme tronco impactando en una puerta… cosas así). Por cierto, como curiosidad, en la obra de Chiyoji publicada en España se ha contratado a un dibujante español para que dibuje los penes y las vulvas con todo su esplendor, algo que Chiyoji observó divertido durante su visita.

Podría extenderme aún más en el tema del hentai, por ejemplo hablando de la revolución que han supuesto los cómics porno para teléfonos móviles en Japón, pero de momento prefiero aparcarlo aquí. En otra ocasión prometo extenderme sobre este tema tan curioso e interesante.

Child Planet

Friday, October 23rd, 2009
  • Título: チャイルド☆プラネット–Child Planet–
  • Autor: Issei Eifuku (dibujo) / Kentarō Takekuma
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Young Sunday
  • Años publicación: 1996-97
  • Clasificación: seinen, apocalíptico
  • Tomos: 7


childplanet1

Issei Eifuku es el guionista de Takemitsu Zamurai – El samurái que vendió su alma (Ediciones Glénat), y como tal nos visitará durante este próximo XV Salón del Manga como autor invitado (junto al genial dibujante Taiyō Matsumoto). Si te pones a investigar un poco sobre su figura, que es algo que he estado haciendo estos días para prepararme para ser el intérprete de él y Matsumoto durante el Salón, descubres que su carrera empezó en realidad no como guionista, sino como ayudante del propio Matsumoto. Ayudante de dibujo, se entiende: uno de esos “negros” que se dedican a dibujar los fondos, entintar, poner tramas y demás en las obras de manga de los dibujantes consagrados. Y como puedo comprobar, efectivamente, y como ya comenté en la reseña de GoGo Monster, Eifuku figura como ayudante en los créditos.

Sin embargo, como hacen tantos ayudantes, Eifuku también “salió del nido” y probó suerte como autor; en esta faceta, consiguió publicar varias obras que han sido recopiladas en unos cuantos tomos. Sin embargo, resulta curioso que la obra que mejor parece haber funcionado (al menos, la única–aparte de Takemitsu– que se menta como “más representativa” de Eifuku en las varias fuentes que he consultado) es Child Planet, ¡que está guionizada por un autor llamado Kentarō Takekuma (famoso crítico de manga, por cierto)! Pongo las exclamaciones porque realmente me sorprende esta inversión de papeles: un guionista tan absolutamente brillante como Eifuku haciendo de dibujante para otro guionista… ¡El mundo al revés!

La conclusión a la que he llegado tras leer el tomo 1 de los 7 de los que consta Child Planet es que me alegro mucho de que Eifuku haya conseguido destaparse como guionista genial y que por fin haya logrado el éxito con Takemitsu (que será su obra más larga, ya que el tomo 7 de Takemitsu está a punto de salir en Japón y aún sigue abierta, por lo que superará a Child Planet). Y lo digo porque como dibujante resulta… Bueno, digamos que más bien es del montón tirando hacia abajo, aunque se le nota cierta influencia de Matsumoto (que no resulta suficiente).

¡Que se mueran los adultos!

¡Que se mueran los adultos!

El argumento es el típico postapocalíptico: ocurre un gran desastre y los supervivientes tienen que espabilarse. En este caso, es un poco El señor de las moscas meets Dragon Head. El manga empieza fuerte, con unos escolares enterrando e incinerando a los profesores de su escuela, que están todos muertos. Poco después, el flash forward termina y se inicia la historia en sí, en la que vemos que por la acción de un virus o gas venenoso los adultos se vuelven locos y poco después mueren vomitando sangre, con lo que solo los niños y jóvenes quedan en pie. Accidentes, destrucción, persecuciones, sangre, más destrucción, más sangre, más violencia…

Las similitudes con Dragon Head de Minetarō Mochizuki son bastante importantes, hasta el punto de que, viendo la fecha de edición (empezó en 1996, mientras que Dragon Head es de 1995), uno puede llegar a sospechar aquello que he dicho más de una vez de la “copia” entre editoriales: si una obra tiene éxito, otra editorial contraataca con una obra similar (caso de Say hello to Black Jack vs. Team Medical Dragon, Rurōni Kenshin vs. Samurai Deeper Kyō, etc.), y Dragon Head es de Kōdansha mientras que Child Planet es de su gran rival editorial, Shōgakukan. Por si fuera poco, el estilo de dibujo de Eifuku se parece bastante al de Mochizuki.

Lo que sí es cierto es que ambas obras son muy de su tiempo. Dragon Head, curiosamente, tuvo el mérito de adelantarse (por solo días) al Gran Terremoto de Hanshin, así como al ataque terrorista con gas sarín en el metro de Tokio perpetrado por la secta Aum Shinrikyō, dos sucesos que calaron muy hondo en la conciencia colectiva de los japoneses. Precisamente por este componente “clarividente” resulta interesantísimo Dragon Head, mientras que Child Planet, posterior a todo esto, parece ser una respuesta más bien oportunista y aprovechada. Aun así, resulta interesante para captar, aunque sea de soslayo, el miedo a los grandes desastres y al terrorismo vírico o con gases que azotó a los japoneses durante la segunda mitad de los años 90. Por cierto, está bien analizar las obras manga dentro de su contexto, ¿verdad?

En resumen, Child Planet me ha parecido una obra bastante del montón, aunque entretenidilla, y si alguna vez tengo la oportunidad de leerla entera no me importará dedicarle unas horas. No en vano las historias apocalípticas me gustan bastante, y me he quedado intrigado por saber cómo se espabilarán los chavales en un mundo sin adultos.

Lo mejor

  • ¡Apocalipsis! ¡Destrucción! ¡Catástrofe!
  • Una obra muy de su tiempo e interesante para observar la psique de los japoneses de la época.
  • Que Eifuku haya descubierto su faceta de guionista genial y haya aparcado los lápices.

Lo peor

  • Guión bastante manido.
  • Dibujo más bien tosco.

Vinland Saga

Thursday, October 15th, 2009
  • Título: ヴィンランド・サガ –Vinland Saga–
  • Autor: Makoto Yukimura
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine / Afternoon
  • Años publicación: 2005-?
  • Clasificación: seinen, histórico
  • Tomos: 8 (en curso)

vinlandsaga1

Como he dicho otras veces, cuando leo o traduzco un manga que me gusta, siempre intento conseguir más obras del mismo autor para comprobar si ese manga que tanto me ha gustado es un simple “one hit wonder” o bien es que el autor es bueno y punto. Este es el caso del manga que nos ocupa, firmado por Makoto Yukimura, autor de esa maravilla del manga reciente de ciencia-ficción que es Planetes. Tengo entendido que Planetes, editado en España por Panini, vendió bastante mal, lo que no acabo de entender: es un pedazo de seinen como la copa de un pino y encima es cortito (solo 4 tomos de nada). ¿Cómo es posible que en España pasara desapercibido? ¿Tan tocho es el lector medio de manga? ¿Tan corto de miras es que solo quiere ver piños shōnen y romances ñoños shōjo? Puede que sea simplemente que la media de edad de los lectores es bastante baja y que no haya suficientes lectores adultos… Pero entonces, ¿por qué La espada del inmortal sí se vende bien? (ah, igual es porque sale violencia a mansalva y chicas monas y además Hiroaki Samura dibuja como dios…)

En fin, no me enrollo. Dadle una oportunidad a Planetes. Tanto con el manga (recordad: solo 4 tomos de deliciosa ciencia-ficción “costumbrista” -si es que existe eso-) como con el anime, editado por Selecta Visión en una preciosa edición y que es una adaptación libre del manga, pero aun así maravillosa y que en ocasiones incluso logra superarlo, y encima con una animación preciosa.

Ehm… ¿Por dónde iba? Ah, sí, Makoto Yukimura. A mí me encanta el estilo de este autor, así como sus personajes, por lo que cuando me enteré de que empezaba nueva obra, no dudé en hacerme con ella desde el primer tomo. Esta obra, titulada Vinland Saga, va sobre vikingos, una temática totalmente distinta a la de su primera obra Planetes, en todos los sentidos.

La portada del "antiguo" tomo 1 (colección Shônen Magazine Comics)

La portada del “antiguo” tomo 1 (colección Shōnen Magazine Comics)

Con Vinland Saga he tenido hasta ahora una relación un poco extraña, porque compré el primer tomo (que leí enseguida y me encantó), al cabo de unos meses salió el segundo (que no llegué a comprar) y luego esperé y esperé y no salió el tercero. Un año y pico o dos más tarde, cuando ya casi no me acordaba de la serie, en uno de mis viajes a Japón vi cuatro tomos de esta serie a la venta en una librería… ¡Pero tanto el tamaño de los libros como el diseño de las portadas eran totalmente distintos! En fin, decidí darle otra oportunidad, volver a comprar el tomo 1 (puesto que el tomo 1 de la nueva edición incluye un capítulo más que el de la antigua edición, llámales tontos) y los otros tres y leérmelos. Lo que ocurrió con Vinland Saga es algo bastante peculiar en Japón, y pocas veces lo he visto: este manga empezó a serializarse semanalmente en la revista Shōnen Magazine de Kōdansha, y por consiguiente los dos primeros tomos salieron con un tamaño y un diseño acordes a la colección de los tomos de la Magazine… Pero se ve que al autor se le hizo muy cuesta arriba esto de publicar a ritmo semanal (recuerdo que en los comentarios de Planetes decía que era lento dibujando, sí) y al final sus editores, para no quemarlo, decidieron trasladar la serie a la revista Afternoon, de cadencia mensual. Y claro, luego hubo que rediseñar y republicar el material para que los tomos fueran acordes a la colección seinen de la editorial Kōdansha. La verdad es que esto es bastante extraño, y me imagino que, si el autor alguna vez se hace mínimamente famoso, las primeras ediciones de estos tomos antiguos llegarán a cotizarse bastante en el mercado de coleccionistas.

Otro caso raro que recuerdo, que aún es más extremo que este, es el de Biomega, de Tsutomu Nihei, que empezó a publicarse en la Afternoon de Kōdansha, que llegó a publicar un tomo, y un par de años más tarde siguió en la Young Jump de Shūeisha, que republicó el tomo 1 con otro diseño y retomó la serie a partir de ahí. En este caso no solo hubo cambio de revista, ¡sino que incluso lo hubo de editorial! Algo rarísimo en Japón, creedme. Así, el tomo 1 de Biomega versión Kōdansha es otra rareza de estas que algún día igual se cotizan mucho (a ver si es verdad, que yo lo tengo e igual me saca de pobre XD).

Buf, cómo me voy por las ramas hoy, madre mía. ¡Esta es la reseña de Vinland Saga, ¿no?! XD Como he dicho, este es un manga de vikingos, lo cual es rarísimo en autores japoneses que cuando realizan mangas históricos normalmente no se atreven a salir de temas japoneses (¿cuántas versiones hay de la historia de Musashi, por ejemplo? ¡Decenas!) o como mucho chinos. En este manga se nos narra la historia del joven Torfin, un vikingo islandés que forma parte del temible grupo de Ashelad, un cínico líder vikingo que se dedica a saquear y piratear por toda Europa. El manga se abre con una feroz batalla entre dos señores feudales francos (francos de la antigua Francia, se entiende, no “sinceros”) en la que los vikingos de Ashelad irrumpen a lo bestia para decantar la balanza del lado de los atacantes… Y dejar “pelados” a los defensores, dejando con un palmo de narices a los atacantes. Una vez vencida la batalla, ¿el joven Torfin desafía a Ashelad porque ansía matarle?

Una brutal secuencia de acción a doble página (recordad, se lee a la japonesa, de izquierda a derecha)

Una brutal secuencia de acción a doble página (recordad, se lee a la japonesa, de derecha a izquierda)

Más tarde la historia entra en un largo flashback en el que se nos narra la infancia de Torfin en un pequeño pueblo de la fría Islandia en el que vivía con su padre, su madre y su hermana mayor. Ahí descubrimos que el padre de Torfin, Touls, había sido en realidad un fiero guerrero vikingo (el “troll”, le llamaban) que decidió desertar. En un momento dado, la invasión vikinga de Inglaterra se pone tan complicada que las tropas del rey de Dinamarca localizan y vuelven a llamar a filas a Touls… En fin, es un poco complicado de explicar lo que ocurre, pero al final Touls acaba muriendo por culpa de una trampa de Ashelad. El pequeño Torfin, que estaba presente, se empeña en matar a Ashelad sin conseguirlo, y al final acaba formando parte de su tropa: Ashelad solo le concede una oportunidad de cobrarse su cabeza cada vez que Torfin realiza una hazaña en la batalla.

Y bueno, de esto va Vinland Saga: batallas ferocísimas con mucha sangre y vísceras, invasiones vikingas, pinceladas de humor y la maestría al guión de Makoto Yukimura, que consigue una serie absorbente que se lee con mucha facilidad. Lástima que su ritmo sea más bien lento: solo hay 8 tomos en el mercado y cada vez que sale uno nuevo ya no te acuerdas de lo que pasó antes y por lo tanto toca releer.

Por cierto, para los que me pedís que hable un poco sobre traducción: este manga costaría bastante, más que nada en lo referente a la romanización de los nombres de los personajes y los varios conceptos de la cultura o mitología nórdica que aparecen. Habría que consultar con expertos para saber si el nombre del protagonista sería mejor Torfin o Tolfin o Torphin o Tolphin o incluso otra posibilidad. O Ashelad, Asherad, Aserat, yo qué sé. Realmente el japonés es un idioma tan pobre fonéticamente que los problemas de romanización correcta o plausible de según qué nombres extranjeros (fuera de los ingleses y, por supuesto, los españoles) son un dolor de cabeza brutal para el traductor.

Lo mejor

  • Acción a raudales muy bien dibujada.
  • Un argumento atractivo y muy bien llevado.
  • ¡Invasiones vikingas!
  • El dibujo me parece muy bueno.

Lo peor

  • La lentitud del autor. ¡Queremos más!
  • El “timo” de las dos ediciones de los tomos 1 y 2.

Cat’s Eye

Tuesday, October 13th, 2009
  • Título: キャッツ♥アイ –Cat’s Eye–
  • Autor: Tsukasa Hōjō
  • Editorial: Shūeisha
  • Revista: Shōnen Jump
  • Años publicación: 1981-84
  • Clasificación: shōnen, acción
  • Tomos: 18

catseye1

Como si esta fuera una reunión de Alcohólicos Anónimos, debo confesar una cosa. Sí, sí. No me matéis. Pero nunca había leído nada de Tsukasa Hōjō. Ni tampoco visto ninguno de los anime basados en su obra. Cat’s Eye es la primera obra de Hōjō que leo. Fuerte, ¿verdad?

Por alguna razón, cuando en los 90 se emitieron los anime de City Hunter y Cat’s Eye en las teles españolas no los vi, y cuando Norma editó (parcialmente) City Hunter en su momento tampoco lo compré. Y bueno, han ido pasando los años y aunque hace mucho tiempo compré los tomos 1 japoneses de City Hunter y de Cat’s Eye, nunca hasta ahora había atinado a leerlos. Sin embargo, Tsukasa Hōjō es uno de los autores más significativos del shōnen de los 80 y 90, una figura sin la que es imposible entender el manga de estos años, por lo que considero una obligación (¡y un placer!) conocer su obra. Y en algún momento tenía que empezar, ¿no?

Cat’s Eye fue la obra con la que debutó este autor, y ya desde el inicio de su carrera se podía intuir su gran capacidad artística. Ya en este primer tomo de Cat’s Eye su estilo de dibujo se ve muy elaborado y preciosista, sobre todo si lo comparamos con las demás obras, sobre todo shōnen, de la época, cuando imperaba un estilo mucho menos realista y más caricaturesco.

Este manga, estructurado básicamente en historias autoconclusivas, narra las aventuras de Toshio Utsumi, un detective de la policía obsesionado con un ladrón (más tarde descubre que en realidad son tres chicas) que opera bajo el nombre Cat’s Eye y que siempre avisa con antelación de los robos que va a cometer. Es decir, “el día 20 a las 5 de la tarde iré a robar el diamante Afrodita de la galería John’s”, por ejemplo. Toshio hace tiempo que sale con Hitomi Kisugi, una de tres hermanas, junto a Rui y Ai, que regentan una cafetería llamada… Cat’s Eye.

Las Cat's Eye, ¡en acción!

Las Cat's Eye, ¡en acción!

Y así se va desarrollando la historia, con Toshio contándole a Hitomi los secretos de la policía y los pormenores de las operaciones que van a realizar para “esta vez sí, atrapar a Cat’s Eye”, y Hitomi organizando, no sin falta de remordimientos por traicionar una y otra vez a su novio, los distintos robos, a cuál más elaborado y sorpresivo. Las acciones de robo están muy bien dibujadas y pensadas, y la verdad es que la historia resulta entretenida.

Sin embargo, uno no puede evitar preguntarse cómo puede ser tan absolutamente idiota Toshio: ¿no es capaz de relacionar el nombre de la cafetería con el ladrón? Una vez descubre que Cat’s Eye no es un hombre sino una mujer, ¿no lo relaciona con Hitomi ni sus hermanas? ¿No se da cuenta de que las Cat’s Eye se anticipan a sus movimientos “como si supieran cuántos efectivos policiales hay, dónde están dispuestos y qué medidas de seguridad adicionales hay”? En este sentido, el argumento es demasiado poco creíble. Al menos Hōjō subsana esto poniendo en escena, sobre la mitad del tomo 1, a la inquisitiva detective Mitsuko Asatani, que enseguida empieza a sospechar de las hermanas Kisugi (ante el cabreo del gili de Toshio, por cierto) y a meter la nariz en sus asuntos, lo que añade suspense y emoción a la historia.

En resumen, un manga muy entretenido y recomendable. Qué lástima que Tsukasa Hōjō, al igual que Mitsuru Adachi o Tatsuya Egawa, tenga tan poca suerte en nuestro país, porque es un autor mayúsculo. A ver si algún día se subsana este gran hueco en la bibliografía manga en España.

Lo mejor

  • Historia de ladrones bastante manida, pero entretenidilla.
  • Un dibujo más que decente teniendo en cuenta la época en la que fue creado.
  • Las hermanas Kisugi, a cuál más guapa.
  • La comedia romántica desarrollada entre Toshio y Hitomi.
  • Que yo por fin he descubierto a Hōjō.

Lo peor

  • En general, el argumento se aguanta con pinzas (y gracias).
  • Irrita que Toshio sea tan imbécil e incapaz de atar cabos.
  • Que yo haya tardado tanto en descubrir a Hōjō.

Skip Beat!

Thursday, October 8th, 2009
  • Título: スキッピ・ビート! –Skip Beat!–
  • Autora: Yoshiki Nakamura
  • Editorial: Hakusensha
  • Revista: Hana to Yume
  • Años publicación: 2002-?
  • Clasificación: shōjo, humor
  • Tomos: 22 (en curso)

skipbeat1

Voy a ser claro: las series shōjo pastelosas en general y las series de la revista Hana to Yume en particular no me gustan. La Hana to Yume, al menos en la última década, siempre se ha caracterizado por presentar historias bastante raras, ¿no os parece? Historias con temáticas poco convencionales y directamente extrañas, muchas de ellas con tintes de shōnen-ai, y en general con un estilo de dibujo bastante homogéneo entre ellas que a mí personalmente no me convence. Además, como traductor tampoco me gustan porque suelen tener mucho texto y también textitos escritos a mano por todas partes, por no decir los espantosos y a menudo aburridos free talk de las autoras. Y por último, tampoco me gusta nada el aburrido diseño de las portadas, lomos y solapas, que además siempre es exactamente igual desde hace décadas.

Skip Beat! es una serie de la Hana to Yume y, como tal, no se escapa de tener que sufrir este diseño anodino de portadas, de la cantidad respetable de texto y free talks ni del estilo de dibujo calcado al de tantas otras series de la misma revista. Sin embargo, al menos en el tomo 1, el que he leído, me ha parecido una serie bastante refrescante y, sobre todo, divertida.

Tengo que decir que las series shōjo que disfruto son básicamente las de humor, como por ejemplo Love Com o, sobre todo, las de Mayumi Yokoyama, autora cuyas obras Instituto Bijinzaka y Galism! he tenido el placer de traducir y disfrutar un montón. Yoshiki Nakamura, la autora de Skip Beat!, tiene en mi opinión bastantes similitudes con Mayumi Yokoyama en lo referido al uso de las caricaturas y la exageración gráficas aplicadas al manga. Y es que simplemente hay algunas viñetas que son impagables.

Kyōko Mogami, la protagonista, es una chica tan recatada y trabajadora, que llega a renunciar a estudiar bachillerato para poder dedicar todo su tiempo, día y noche, a trabajar y ganar dinero. Lo que quiere es conseguir fondos para poder pagarse un piso de semilujo y tener dinero para dedicarlo… A cuidar de Shō Fuwa, un guaperas chuleta amigo suyo de la infancia que llegó a Tokio para triunfar en el mundo de la farándula y convertirse en famosete. Un día, Kyōko se entera por casualidad de la verdad: Fuwa la convenció para que le acompañara a Tokio básicamente para que ella le mantuviese y le hiciera de ama de casa. ¡Y ella había sido tan idiota como para consentírselo todo!

Kyōko y Ren Suruga. Nada de humor en esta página.
Kyōko y Ren Suruga. Nada de humor en esta página.

Al enfrentarse a Fuwa, él reconoce la verdad y la deja tirada sin más contemplaciones. Al verse utilizada de tan vil manera, Kyōko sufre un ataque de rabia y jura que se vengará de él: hará lo imposible para conseguir ser una famosilla y lograr así que, un día, Fuwa, se arrepienta de lo que le hizo. De la noche a la mañana, Kyōko se cambia de peinado y de forma de vestir y empieza una carrera que la llevará a ser una artista. Lo primero: presentarse a una audición de la productora rival de la de Fuwa, una productora a la que precisamente pertenece Ren Suruga, otro guaperas que es el gran “rival” de Shō Fuwa…

Mucho humor y muy bien llevado en esta historia. Ahora, esta serie parece estar viviendo una segunda juventud gracias a la reciente versión anime, de 25 episodios, emitida entre octubre de 2008 y marzo de 2009, que ha hecho que esté en boca de todos y cuente incluso con videojuegos y demás. A mí me ha gustado bastante, pero el hecho es que la serie lleva ya 22 tomos publicados y no parece tener visos de finalizar. ¿Consigue Nakamura mantener el ritmo y el humor durante tantos tomos?

Lo mejor

  • Mucho humor y bastante bien llevado
  • Las caricaturas y monigotes que representan los estados de ánimo de la prota
  • El director de la productora LME. A mí me recuerda al director de la escuela de Ranma 1/2 (XD)

Lo peor

  • Shō Fuwa es asqueroso
  • El planteamiento es un poco estúpido y Kyōko es demasiado pava al principio
  • Tanto textito por todas partes pone un poco nervioso