El blog de Marc Bernabé

Aokishi (El caballero azul)

Thursday, April 15th, 2010
  • Título: 青騎士 –Aokishi– (El caballero azul)
  • Autor: Osamu Tezuka (historia original) / Akira Himekawa (guión)
  • Editorial: Kadokawa Shoten
  • Revista: Kerokero Ace
  • Años publicación: 2009-10
  • Clasificación: aventuras, ciencia-ficción
  • Tomos: 1

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Cuando en Japón alguien tiene una buena idea, invariablemente surgen imitadores que “copian” el concepto. En ocasiones llegan incluso a mejorarlo, pero lo normal es que la “copia” sea solo eso, una simple copia sin mucho valor en sí misma. En el mundo del manga ocurre exactamente lo mismo: cuando una idea o una temática consigue cierto éxito o se pone de moda, al poco empiezan a salir otros manga realizados por otras editoriales que recuerdan tremendamente a la idea original.

Pluto es uno de los mayores éxitos del manga de los últimos años. Realizado por el magistral Naoki Urasawa, Pluto es una adaptación moderna de una de las historias autoconclusivas que componen Tetsuwan Atom (Astroboy), una de las obras más conocidas de Osamu Tezuka, el “dios” del manga. La originalidad de Pluto no radica solamente en el atractivo rediseño de los personajes al estilo Urasawa, ni siquiera en la traslación de algunas temáticas modernas –como el tema de la guerra de Irak y las “armas de destrucción masiva” – en el hilo narrativo de la historia. Para mí, la originalidad de esta obra radica principalmente en una magistral reestructuración en todos los aspectos que hizo posible que un argumento pensado originalmente para público infantil, bastante plano y aburrido para los estándares de hoy en día, se convirtiera en una historia de enorme profundidad, con grandes interrogantes de tipo filosófico (¿qué es la vida? ¿dónde está la frontera de lo que denominamos “ser humano”?…) y ético (¿un robot tan evolucionado como para ser casi indistinguible de un ser humano es una simple máquina? ¿puede tener derechos?…). Pluto es, en definitiva, un gran manga de corte seinen cuyas raíces se encuentran en un manga shōnen bastante plano basado en luchas entre robots, sin duda una de las historias más simples de las que se recopilan en Astroboy.

Pues bien, el éxito de Pluto ha sido copiado por Kadokawa Shoten, que entre noviembre de 2009 y marzo de 2010 encargó a Akira Himekawa el remake de otro episodio de Astroboy: Aokishi (El caballero azul), cuya versión original, por cierto, podéis leer en el tomo 19 de Astroboy editado por Glénat España. Para ser un poco más justo, quiero decir también que me parece que esta versión es más que nada no tanto un intento de aprovecharse del éxito de Pluto (que también) como un truco para “chupar rueda” del estreno de la película americana de animación 3D Astroboy realizada por Imagi Studios (que, por cierto, fue un fracaso absoluto a nivel mundial y ni siquiera ha llegado a estrenarse en España).

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Astroboy y el Caballero Azul, diseños muy parecidos a los originales de Tezuka, pero con un "look" mucho más moderno.

Aokishi narra la historia de un robot que decide montar una revolución para conseguir una nación independiente para los robots, en la que los seres mecánicos podrán vivir en paz y gozarán de derechos. Sin embargo, los humanos cuentan con la “ayuda” de Astroboy, que se enfrentará al rebelde para intentar convencerle de que lo mejor es convivir con el ser humano en vez de enfrentarse a él. Sin duda, es una temática bastante profunda para la época en la que fue concebida la historia, a principios de los años 60.

No obstante, si Pluto tiene el mérito de dar una vuelta de tuerca importante a la obra original en la que está basado (El mejor robot sobre la faz de la Tierra, tomo 3 de Astroboy de Glénat), con un trabajo importante a la hora de rediseñar los personajes y recomponer el guión para darle un toque adulto y lleno de implicaciones, Aokishi para mí es un fracaso absoluto en estos aspectos.

En el epílogo del tomo 2 de Pluto, Macoto Tezka (hijo y heredero de Osamu Tezuka) narra el proceso preliminar de creación de la obra, y cómo él exigió y colló a Urasawa para que hiciera algo original, para que no se limitara a adaptar la obra de su padre, sino que le diera un toque propio. Incluso llega a insinuar que si Urasawa no llega a hacerle caso, no le habría dado permiso para hacer Pluto. Tras leer esto, uno piensa que no tiene que ser fácil trabajar con este tipo de material, que adaptar a Tezuka es una tarea reservada solo para unos pocos elegidos. Cuál fue mi sorpresa al leer Aokishi y constatar que Akira Himekawa ha hecho todo lo que Tezka no permitió hacer a Urasawa: no solo los diseños de personajes son extremadamente parecidos a los originales de Urasawa, sino que la historia en sí es calcada. Cierto, Himekawa se permite algunas licencias y alguna “puesta al día” de algunos temas, pero esencialmente la historia es exactamente la misma. Desconozco los motivos por los que Tezka fue tan duro con Urasawa y en cambio dejó vía libre a Himekawa; tal vez una de las razones sea que la versión moderna de Aokishi se publicó en una revista para público infantil y, claro está, tampoco se podía hacer gran cosa con el argumento ni poner en él temas demasiado profundos o filosóficos.

En cualquier caso, Aokishi no me parece un manga para recomendar: teniendo la historia original de Osamu Tezuka, ¿para qué quieres leer un remake realizado por un autor moderno? Como no sea para leer la historia con un estilo de dibujo acorde con los tiempos que corren (y el dibujo ciertamente es lo de menos), francamente no tiene ningún sentido. Mejor la historia original.

Lo mejor

  • Un intento para acercar a los chavales de hoy en día a todo un icono de la cultura popular japonesa: Astroboy.
  • El dibujo no está mal. El rediseño moderno de los personajes está interesante.

Lo peor

  • Remake casi calcado de la historia original. ¿Para qué quieres un remake teniendo la historia original?
  • El dibujo está bien pero tampoco es excelente.
  • La historia en sí es anticuadilla y resulta incluso aburrida.

Edición original de Shin Takarajima – El coleccionismo de manga

Tuesday, March 30th, 2010

Acabo de ver linkada en La cárcel de papel esta noticia de El País en la que se habla de que el nº 1 de la revista Action Comics, de 1938, ha sido vendido en una subasta por 1,5 millones de dólares (1,114 millones de euros).

Esto me recuerda que el otro día precisamente vi por segunda vez en mi vida un ejemplar original de Shin Takarajima de Osamu Tezuka a la venta. Esta obra, de 1947, marcó un antes y un después en la historia del manga, y hasta cierto punto es comparable a este nº 1 de Action Comics donde apareció Superman por primera vez y se estableció el concepto del superhéroe. Shin Takarajima (La nueva isla del tesoro), guionizada por Shichima Sakai y dibujada por Osamu Tezuka, revolucionó el mundo del manga hasta el punto de que influenció a numerosos jóvenes creadores y puso las bases de todo lo que vendría después.

La primera vez que vi un ejemplar de Shin Takarajima fue en el año 2001 en el Mandarake de Nakano y recuerdo que rondaba los 650.000 yenes (5216 euros). Este domingo vi el segundo, en el Mandarake de Akihabara, a un precio de 420.000 yenes (3370 euros), o sea, mejor de precio. Cierto que este segundo ejemplar no es una primera edición y no parece estar en muy buen estado, lo que sin duda merma su valor. Tal vez también se haya devaluado un poco al salir el año pasado, por primerísima vez, una edición símil de esta obra -la que había hasta el momento, editada por Glénat en España, es una versión redibujada por el mismo Tezuka a principios de los años 80, que aprovechó para realizar varios cambios y “arreglar” cosas que Sakai le había cambiado-.

Shintaka

En cualquier caso, decir que Shin Takarajima no es el manga más caro que existe: el que se cotiza más es Utopia, la opera prima del dúo Fujiko Fujio, que en aquel entonces firmaban como Ashizuka Fujio, y creo recordar que su precio ronda el millón de yenes, tal vez millón y medio. La segunda obra más cotizada puede ser Shin Takarajima o bien Rocketman, el manga con el que Shigeru Mizuki debutó en el campo de los libros de alquiler (kashihon) después de haberse dedicado al kamishibai (teatrillo con ilustraciones). En casa tengo un libro que habla sobre estas cosas, así que hablo de memoria al no tenerlo a mano ahora, pero creo que iban por aquí los tiros. Por cierto, jamás he visto a la venta un ejemplar de Utopia ni de Rocketman, y de Shin Takarajima he visto solo 2 en 9 años, o sea que no son precisamente abundantes.

Da qué pensar, ¿verdad? Cierto que pagar 5000 euros por un manga es una burrada, pero… ¿Un millón y medio por un cómic? Buf… Estos occidentales están locos.

En general, coleccionar manga antiguo es una afición de lo más sana y donde en general no se dan casos de especulación como en el cómic americano. Es decir, puedes perfectamente encontrar material de a partir de los años 60 a precios más que aceptables, a veces increíbles (1 euro, 2 euros, 3 euros…), lo que hace que sea muy fácil y agradable hacerte tu pequeña colección con tus “tesoritos”, de ahí que yo esté aficionado a esto. Desde luego, con el cómic americano jamás habría podido hacer algo así.

(Por cierto, esta foto que adjunto es del domingo, o sea que es posible que el cómic aún esté a la venta. Si algún inversor quiere comprarlo -puede ser una gran inversión cuando los japoneses se den -más- cuenta del valor de su patrimonio comiquero-, me ofrezco para ir a comprarlo y enviarlo, así que ya sabéis ^_^)

Lugares tezukianos de interés: Tezuka Pro y Estatua de Astroboy

Friday, March 12th, 2010

En esta ocasión no voy a hablaros de ningún museo, sino de dos lugares relacionados con la figura del gran “dios” del manga, Osamu Tezuka: la sede de la empresa que él fundó, en Tokio, y una estatua de Astroboy situada en la escuela en la que estudió, cerca de Osaka. Además, también añadiré un pequeño “bonus track”.

SEDE DE TEZUKA PRODUCTIONS

  • Nombre del lugar: 手塚プロダクション本社 –Tezuka Production Honsha– Sede de Tezuka Productions
  • Dirección: 4-32-11 Takadanobaba, Shinjuku-ku, Tokio 169-0075 (Google Maps)
  • Cómo ir: A unos 10-15 minutos a pie de la estación Takadanobaba (líneas Yamanote de JR, Shinjuku de Seibu o Tōzai de metro).
  • Precio:
  • Horario:
  • Web (en japonés): http://tezukaosamu.net/
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Exterior de la sede de Tezuka Productions

Esta primera visita es un poco chorras porque apenas se puede ver nada: consiste en ir a la sede de la empresa que fundó en 1968 Osamu Tezuka para gestionar su actividad como mangaka: Tezuka Productions. Esta empresa se ocupa actualmente, más de 20 años después del fallecimiento de su fundador, de gestionar los derechos de la enorme obra legada por el “dios” del manga tanto para el mercado nacional como el internacional. Tezuka Productions es también un estudio de animación que aún hoy sigue produciendo series, no necesariamente basadas en la obra de Osamu Tezuka.

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Detalles del edificio de Tezuka Productions

La sede de Tezuka Productions está situada en medio de una tranquila zona residencial cercana a la estación de Takadanobaba, una estación importante que forma parte del anillo de la línea Yamanote, la columna vertebral (con permiso de la línea Chūō) de la capital japonesa. Como la relación de Tezuka con Takadanobaba es realmente larga, es curioso comprobar que la distintiva musiquilla de aviso de entrada y salida de trenes de la estación de JR no es otra que, ¡el opening de la serie original de televisión de Astroboy (1963-66)! Cada una de las estaciones de la línea Yamanote tiene un sonido distinto, y Takadanobaba eligió en 2003 (año del “nacimiento” del personaje) a su “hijo predilecto” Astroboy.

Es recomendable realizar el paseo hacia el edificio pasando por la avenida Waseda, ya que está decorada con banderines dedicados a la obra de Osamu Tezuka: así, podemos ver a Black Jack, a Sharaku de Mitsume ga tooru, a Zafiro de La princesa caballero, al mismo Astroboy y a Leo, protagonista de Jungle Taitei (El emperador de la jungla).

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Distintos banderines adornan la calle Waseda. De izquierda a derecha, Jungle Taitei, La princesa caballero y Mitsume ga tooru.

¿El edificio en sí? Pues… La verdad es que no tiene gran cosa de especial, ya que no se puede entrar como visitante (o igual sí, no sé, pero yo no lo intenté) y desde fuera poca cosa se puede ver aparte de unos pocos detalles como una pequeña estatua de Astroboy y poca cosa más. Aun así, para los “tezukadictos” este puede ser un paseo bastante interesante, ni que sea solo para ir a rendir pleitesía a un lugar en el que Tezuka pasó muchas horas y sin duda creó muchas obras imperecederas.

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Más detallitos: el cartel de la oficina, la indicación de "puerta de entrada de trabajadores" con una caricatura de Tezuka y una estatuilla de Astroboy.

ESTATUA DE ASTROBOY

  • Nombre del lugar: 大阪教育大学附属池田小学校(アトム像) –Ōsaka Kyōiku Daigaku Fuzoku Ikeda Shōgakkō– Escuela primaria de Ikeda, dependiente de la Universidad Kyōiku de Osaka (estatua de Astroboy)
  • Dirección: 1-5-1 Midorigaoka, Ikeda City, Osaka-fu 563-0026 (Google Maps)
  • Cómo ir: A unos 20-25 minutos a pie de la estación de Ikeda (línea Takarazuka de Hankyū).
  • Precio:
  • Horario: Horario lectivo de la escuela (9 AM – 17 PM aprox., solo entre semana)
  • Web (en japonés): http://www.ikeda-e.oku.ed.jp/
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El edificio principal del colegio. La estatua de Astroboy se encuentra ahí en la entrada.

La segunda visita relacionada con Osamu Tezuka está “un poco” lejos de la primera, concretamente en las cercanías de la ciudad de Osaka. En otoño de 2008, la Escuela primaria de Ikeda decidió colocar una preciosa estatua de Astroboy en la entrada de su edificio principal. Y os preguntaréis: ¿por qué esta escuela? ¿Y por qué motivo decidieron gastarse la pasta en una estatua?

La respuesta a la primera pregunta es que esta fue la escuela donde Tezuka estudió de pequeño. Así, nació en Toyonaka, pasó su infancia en Takarazuka, pero estudió los cursos de primaria en Ikeda (Toyonaka y Takarazuka están a unos 20 minutos en tren, e Ikeda queda justo en medio).

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Primer plano de la preciosa estatua

La respuesta a la segunda pregunta es más complicada: resulta que en 2001, esta escuela sufrió un brutal ataque por parte de un enajenado mental, Mamoru Takuma, que entró con un cuchillo y se cargó a ocho niños, hiriendo a otros quince. El indiscriminado asesinato hizo correr ríos de tinta y horrorizó al país. Así que la dirección de la escuela, en parte como homenaje al ex alumno Tezuka, en parte como celebración por el centenario de la fundación de la escuela, y en parte para animar a los alumnos después de la brutal masacre, decidió poner esta estatua.

Cuando me enteré de la noticia de la colocación de esta estatua, no podía creérmelo, ya que la escuela está situada muy cerca de donde Vero y yo solíamos vivir durante nuestra estancia de tres años estudiando sendos másters: vivíamos muy cerca de la estación de Ishibashi y de vez en cuando solíamos dar largos paseos a pie hasta la siguiente estación en dirección norte, la estación de Ikeda. ¡Esta escuela está situada justo en medio de este camino que recorrimos tantas veces!

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Varios planos de la estatua desde diferentes ángulos

La casualidad quiso que, en diciembre de 2008, en conmemoración de nuestro inminente “10º aniversario de nuestra primera llegada a Japón”, planeáramos un tour que nos llevó por todos los sitios especiales de nuestra vida en Japón: nuestro pisito en Kioto y la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto (y los lugares que frecuentábamos cuando vivíamos allí); mi apartamento cutre en Yokohama y la oficina donde trabajé durante el Mundial de Fútbol; el pisito de Ikeda (Osaka), las universidades donde estudiamos y, por supuesto, el mítico paseo Ishibashi-Ikeda. Así que aprovechamos este trayecto para acercarnos a la escuela, donde solo un par de meses antes se había inaugurado la estatua.

No hace falta decir que fliparon al vernos. Dos extranjeros querían ver la estatua de Astroboy. Claro está, después de la amarga experiencia de siete años antes, las medidas de seguridad de la escuela eran notables: en la entrada había un vigilante (viejecito, eso sí) que nos paró y nos preguntó amablemente qué queríamos. Al decirle lo de la estatua, se quedó bastante alucinado pero aun así llamó a dirección para explicarles el caso. Después de unas cuantas reverencias dirigidas al interlocutor al otro lado del auricular y tantas otras explicaciones, finalmente nos dejaron pasar, no sin antes rellenar un formulario donde debíamos poner nuestros datos y darnos unos “pases” que debíamos llevar todo el rato colgados del cuello.

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Frikeando, que es gerundio

La estatua en sí es preciosa. No muy grande, pero realmente bonita. Representa a Astroboy dándole un emotivo abrazo al planeta Tierra, que lleva la inscripción “I love the Earth and all creatures on it” (Amo a la Tierra y a todas las criaturas sobre ella).

No creo que valga la pena ir expresamente a ver la estatua de marras, pero… Si quieres ir a visitar el Museo Tezuka en Takarazuka y te sobran un par de horas, siempre puedes apearte en la estación de Ikeda, a medio camino entre Umeda (Osaka) y Takarazuka, y darte el paseíllo para tener una experiencia “tezukiana” aún más intensa si cabe. Prepárate, eso sí, para tener que explicarle al vigilante que quieres ver la estatua y que solo estarás unos minutos nada más.

BONUS TRACK

Y termino con una curiosidad bastante tonta. Tezuka es conocido por sus obras de manga y también por sus anime, claro está, pero… ¿Cuántos de vosotros sabíais que también tuvo una faceta de escultor?

La única escultura destacada de Osamu Tezuka (no sé si hizo alguna más) está expuesta de forma permanente en el Museo Municipal de Kawasaki (Kawasaki-shi Shimin Museum) (aquí, información en inglés de cómo ir, ojo que es bastante complicadillo).

Se trata de una escultura bastante peculiar, ya que cuando te acercas, se iluminan las caras que adornan su superficie y se escuchan risotadas enlatadas. Y es que el título de la escultura es “Warai” (Risas). Tezuka realizó esta obra, de 4 metros de altura, en 1988, solo un año antes de su muerte, y la cedió al Museo Municipal de Kawasaki en el año de su inauguración.

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Warai, por Osamu Tezuka

Este museo resulta bastante interesante para el aficionado al manga porque en él se han celebrado numerosas exposiciones relacionadas con el cómic japonés. Es tal vez el museo que, hasta la inauguración del flamante Museo Internacional del Manga de Kioto, ha dado más importancia al manga desde hace muchos años. Yo, sin ir más lejos, estuve allí en marzo de 2008 para ir a una exposición interesantísima sobre manga shōjo, y aproveché la visita para ver la peculiar estatua del maestro, que… La verdad, es un poco aberrante, ¿no? XDDD

Más fotos del prototipo (en tamaño más pequeño) y cosas aquí.

Museo conmemorativo Osamu Tezuka

Monday, June 29th, 2009
  • Nombre del museo: Museo conmemorativo Osamu Tezuka
  • Dirección: Mukogawa-chō 7-6-5, Takarazuka-shi, Hyōgo (Google Maps)
  • Cómo ir: A unos 10 minutos a pie de las estaciones Takarazuka (líneas Hankyū Takarazuka y JR Hyōgo) y Takarazuka-minamiguchi (línea Hankyū Takarazuka)
  • Precio: 500 yenes (adultos), 400 yenes (estudiantes) o 100 yenes (niños)
  • Horario: De 9.30 a 17.00. Admisiones hasta las 16.30. Cerrado los miércoles no festivos y la época de fin e inicio de año, además de otras ocasiones excepcionales.
  • Web (solo en japonés): http://tezukaosamu.net/jp/museum/index.html

Después de presentar al museo más pionero dedicado al manga, el Museo municipal de arte tebeístico de Saitama y el segundo en liza, el Museo de Arte Machiko Hasegawa, es justo seguir esta serie dedicada a museos y lugares relacionados con el manga con el centro dedicado al mismísimo “dios” del manga, Osamu Tezuka.
Este museo, llamado en japonés 手塚治虫記念館 Tezuka Osamu Kinenkan, es decir, “Museo conmemorativo Osamu Tezuka”, en inglés recibe el nombre oficial de The Osamu Tezuka Manga Museum. Fue inaugurado en 1994, cinco años después de la muerte del autor más influyente en el cómic de Japón. Destaco la fecha porque, para mí, marca el pistoletazo de salida para la construcción de numerosos otros museos, centros y demás dedicados a dibujantes de manga, muertos o vivo, por toda la geografía japonesa, como por ejemplo los dos museos dedicados a Shōtarō Ishinomori, uno de los cuales ya comenté en este post o muchos otros que iré comentando en próximas ocasiones.

La entrada del museo

No sé si vale la pena explicar mucho sobre este museo, ya que si habéis estado en Japón probablemente lo habréis visitado, y si no pues seguramente habréis leído artículos o visto fotos sobre él en varios medios, ya que se trata de un lugar bastante bien conocido “otakumente” hablando. Para mí, se trata de un lugar especial, ya que he estado en él por lo menos cinco o seis veces. La primera fue en 1999, en mi primera estancia en Japón, cuando vivía en Kioto, y más tarde, a partir de 2002, como estuve viviendo tres años en la zona de Ishibashi, a solo 20 minutos en tren de Takarazuka, muchas veces fui para acompañar a amigos a visitarlo o simplemente para dar un paseo. Así, se podría decir que “me lo sé de memoria”.
El museo, como acabo de decir, está en la ciudad de Takarazuka, que es donde el autor se crió al mudarse allí sus padres cuando él era aún muy pequeño. Takarazuka es fácilmente accesible desde Osaka (unos 35 minutos, directo desde Umeda en los trenes Hankyū) y desde Kioto (una hora y pico, transbordos incluidos, desde JR Kyoto con JR o desde Kawaramachi con Hankyū).

Techo decorado con algunos personajes tezukianos, con Astroboy en el centro

En Takarazuka, Tezuka desarrolló dos de sus grandes pasiones: los insectos y el teatro-cabaret de estilo Takarazuka. El chaval se pasaba horas persiguiendo a mariposas y escarabajos por los bosques de Takarazuka y luego los clasificaba, los dibujaba y los estudiaba. Le gustaban tanto que incorporó el kanji de “insecto” (虫) a su seudónimo como autor, es decir 手塚治虫 (Tezuka Osamu). En realidad se llamaba 手塚治, que se lee exactamente igual, “Tezuka Osamu”.
En cuanto al teatro-cabaret de Takarazuka, es un invento bastante particular, ya que es un tipo de teatro musical extremadamente kitsch en el que solo participan mujeres, incluso para los papeles de hombres. Este teatro gustaba muchísimo a Tezuka y a su madre, algo que serviría de inspiración años después para crear el gran icono del manga shōjo Ribon no kishi (La princesa caballero / Chopy y la princesa).

Un joven lector del dios del manga

En fin, vamos al museo en sí. Recomiendo bajar en la estación de Takarazuka más que en la de Takarazuka-minamiguchi. Aunque pueda parecer que la segunda está más cerca, en realidad más o menos las dos están a la misma distancia. Lo bueno que tiene bajar en Takarazuka es que para llegar al museo tienes que pasar por una avenida de lo más sui generis (la arquitectura de los edificios de la zona es de risa) y también pasar por delante del famoso Teatro-Cabaret de Takarazuka. Con suerte, igual ves pasar a una de las actrices, seguida por un montón de mujeres (las fans suelen ser femeninas) que la siguen con gran reverencia y en silencio, sacando fotos de vez en cuando pero sin decir ni pío. Yo lo vi un día y no podía casi aguantarme la risa de lo esperpéntico del espectáculo.
El edificio del museo no es gran cosa. Destaca una cúpula pintada con los colores del arco iris y poco más. La entrada está bastante bien, ya que en el pequeño jardín destaca por encima de todo una gran estatua del ave fénix (hi no tori) en la que es obligatorio sacarse una foto. En el suelo veremos las huellas de las “manos” de varios personajes de Tezuka, entre ellas Astroboy, Black Jack, Zafiro, Mostacho, etc…

La estatua del fénix (iz.) y un niño comparando su pie con la huella de Dororo (der)

Una vez dentro, pagamos la entrada y nos recreamos en la decoración del vestíbulo, con un gran Astroboy en el techo, y las paredes y el techo decoradas en plan medieval, siguiendo la estética de Ribon no Kishi. Justo delante, una estatua de Astroboy que nos da la bienvenida, una pequeña vitrina con merchandising vintage relacionado con las obras de Tezuka, y un ascensor y unas escaleras, que van arriba y abajo.
Pero antes, pasemos a la izquierda, donde una especie de cápsulas de cristal nos cuentan, mediante objetos, la vida y obra de Osamu Tezuka. Entre varios objetos expuestos, recuerdo vivamente las gafas de pasta y la boina tan entrañables que siempre llevaba el autor, varios originales de sus obras y también cuadernos de apuntes de cuando, de niño, dibujaba insectos o creaba sencillos cómics que ya contaban con una calidad increíble para la época y la edad del chaval. Esta zona, pese a que es pequeñita, es la más interesante del museo, al menos para mí. La lástima de todo esto es que, pese a tratarse del museo dedicado al “dios” del manga, todos los textos, incluido el sencillo catálogo que venden, están en perfecto japonés. ¡Incluso la web está solo en japonés en pleno año 2009! La verdad es que esto me parece bastante penoso.

La zona de exposición principal

Destaco asimismo un televisor puesto al fondo de la sala donde varios mangaka, algunos de ellos ya difuntos (como Ishinomori o Fujio F. Fujiko) hablan sobre Tezuka. También en japonés a pelo, claro. Y finalmente, al fondo de esta primera planta hay un pequeño cine donde se pasan algunos cortos que solo se pueden ver aquí. La primera vez que fui, en 1999, vi un interesantísimo documental sobre Tezuka, pero desde entonces lo han sustituido por estos cortos que, a ver, mal no están, pero a mi modo de ver tampoco resultan tan interesantes como aquel documental.

¡Las legendarias boina y gafas!

Siguiendo la visita, pasamos a la planta superior, donde lo primero que vemos es una zona en la que se realizan exposiciones temporales no necesariamente relacionadas con Osamu Tezuka. Que yo recuerde de haber ido, una vez había una sobre Takashi Yanase (autor de Anpanman), otra sobre el anime de Astroboy de 2003, que estaba a punto de estrenarse, y la última vez que fui había una que me encantó sobre adaptaciones manga de obras de Tezuka realizadas por otros autores, con (agárrense que vienen curvas) originales de Pluto de Urasawa. Dios mío, si las páginas de Urasawa impresas en un tomo ya quitan el hipo, ¡los originales son IMPRESIONANTES! ¡Qué nivel de detalle le pone el tío en cada viñeta, madre mía…! He revisado mi archivo de fotos y no encuentro ninguna de Pluto, por lo que deduzco que las fotos en esa zona estarían prohibidas aquel día… ¡Mecachis!
El día de la exposición de Astroboy, por cierto, fui por una frikada muy-muy grande. Concretamente, era el día 7 de abril de 2003… ¡El día en el que nació Astroboy según especificó Tezuka en la historia original dibujada en los años 50! Me hacía ilusión ir al Museo Tezuka aquel día en concreto, porque esperaba que se realizaría algún evento especial, pero no. Como mucho, había uno disfrazado de Astroboy paseándose por ahí y un pequeño montaje en el que se veía a un muñeco de Astroboy levantándose de la mesa de operaciones donde fue creado, pero creo que esto no era más que atrezo para la exposición sobre el anime de Astroboy y no tenía demasiado que ver con el día nacimiento en sí. Qué sosos son los japoneses a veces, ¿eh?

La biblioteca (arriba) y el nacimiento de Astroboy (abajo)

Bueno, un poco más allá se encuentra la tienda de recuerdos, con merchandising de Tezuka que no resulta tan especial ya que se puede encontrar en otros lugares. También hay una biblioteca con la obra del autor (incluidas ediciones extranjeras, entre ellas las españolas de Buda, Black Jack o Adolf) en la que uno puede coger el libro que quiera y leerlo libremente. Y, para entretenerse, unos ordenadores con un montón de información sobre Tezuka, incluidos juegos y episodios y cortos de anime que realizó su estudio de animación. Para finalizar la visita a esta planta, una pared repleta de portadas de obras suyas y unas mesas en las que, tras comprar un refresco o un café en una máquina expendedora, puedes sentarte a tomarte un respiro.

El taller de anime está supervisado por un modelo a tamaño real de un caricatuzado Tezuka

Finalmente, bajamos las escaleras (o usamos el ascensor) y pasamos a la planta inferior, el sótano, que está ocupado íntegramente por una especie de estudio de animación capitaneado por una figura a tamaño real de Osamu Tezuka, versión caricatura. En este estudio puedes realizar tu propia animación y está casi siempre lleno de niños. Esto es lo que más ha cambiado en el museo, ya que en mi primera visita lo único que había eran unas mesas de luz. Las azafatas te daban varios papelitos en los que tenías que dibujar tu obra, procurando que el dibujo tuviera movimiento de un papel a otro, y luego ellas escaneaban los papelitos y montaban tu “anime”, que se pasaba en las pantallas de la sala. Actualmente, el proceso es por ordenador enteramente.

El antes y el después de la zona de confección de anime. En 1999 (arriba, sí ese soy yo XD) y en 2004 (abajo)

Pues aquí llega la visita. Se trata de un museo de tamaño mediano, que tampoco es gran cosa, pero no es una mala visita que tan solo ocupará medio día, desplazamiento desde Osaka o Kioto incluido. El gran problema de este museo, al igual que prácticamente todos los demás centros relacionados con el manga, es que está todo en japonés solamente, incluido el catálogo, por lo que o vas con alguien que sepa japonés, o te llevas algún libro escrito en español o inglés sobre Tezuka para ir siguiendo las exposiciones, o te resignas e intentas disfrutar de la visita “mirando los dibujitos”.
Bueno, ¿qué os ha parecido la visita? Aún tengo otros lugares relacionados con Tezuka que me gustaría comentar, por cierto, pero mejor lo dejo para otra ocasión. A partir de ahora seré menos “cuadriculado” en estos posts y simplemente comentaré lugares o museos sin ningún orden en particular, pero hasta este momento me sentía obligado a empezar “por el principio” con estos tres museos, el de Rakuten Kitazawa, el de Machiko Hasegawa y el de Osamu Tezuka. ¿Alguna preferencia en particular para la próxima visita?

Bonus track: una entrevista que me hicieron en un periódico japonés en 2003 cuya foto está sacada delante de la estatua del fénix

Osamu Tezuka

Thursday, May 29th, 2008

Atención: este post está escrito bajo el antiguo formato de “Adivina qué mangaka es”, en el que se presentaba una foto antigua del mangaka y el lector debía adivinar de quién se trata. Ahora el formato ha cambiado, pero dejo la redacción del artículo tal cual.

Vuelve vuestra sección favorita, en la que presentamos fotos de famosos dibujantes de manga, primero del año catapum y luego, después del link “Leer el post entero”, fotos más actuales. Vamos a ver, ¿quién es este adorable bebé?

¿Cómo? ¿Que es muy difícil? Ya, pero es que si lo pongo más fácil lo adivinaréis enseguida… En fin, otra pista:


Bueno, imagino que ya habrá quien lo haya pillado, ¿no? Vale, no lo estoy poniendo demasiado fácil, pero es que este señor es inconfundible y cualquier otra foto chafaría la sorpresa… En fin, haz clic aquí debajo, en “Lee el post entero”, para salir de dudas:

Time machine: muchos años más tarde…

¡Arrodillaos, oh, pobres mortales, ante el Dios del manga!

Ahora supongo que sí, ¿no? Esa boina, esas gafas de pasta y ese narizón son totalmente inconfundibles. Por si todavía queda algún despistado por ahí, este señor es Osamu Tezuka, el Dios del manga, el que propició que el cómic japonés (¡y su animación también!) sea lo que es ahora. Hace unos años escribí una biografía suya en tres partes para una revista llamada Daicon que desgraciadamente no pasó del número 0, así que gran parte de la biografía se quedó inédita. Igual algún día, si os interesa, la recupero para este blog.
Tezuka nació en 1928 y falleció en 1989, dejando tras de sí un enorme legado y obras capitales para entender la industria del manga tal como es ahora. Leer obras como Adolf, Buda, Black Jack o Fénix es, aparte de un grandísimo placer, tener la oportunidad de apreciar obras capitales que han hecho del manga lo que es ahora.
La primera foto es de cuando tenía 1 o 2 años, sobre 1930, mientras que la segunda es de cuando estudiaba secundaria, en 1947, precisamente el año en el que se publicaría Shin-Takarajima (La nueva isla del tesoro), obra capital en la historia del manga moderno. Tezuka publicó Shin-Takarajima a la jovencísima edad de 19 años, cuando tenía el aspecto de pipiolo integral de la segunda foto, y a partir de ahí protagonizó una carrera que duró poco más de 40 años durante la que publicó más de 130.000 páginas y, directa o indirectamente, propició la creación de cientos de horas de animación.