El blog de Marc Bernabé

THERMÆ ROMÆ

Wednesday, February 3rd, 2010
  • Título: テルマエ・ロマエ – THERMÆ ROMÆ–
  • Autor: Mari Yamazaki
  • Editorial: Enterbrain
  • Revista: Comic Beam
  • Años publicación: 2008-?
  • Clasificación: seinen, humor
  • Tomos: 1 (en curso)

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En cada uno de mis viajes a Japón acabo realizando uno o dos “descubrimientos manga” al pasearme por las librerías. No estoy hablando de cómics antiguos o clásicos, sino de obras que han salido nuevas al mercado japonés y, por alguna razón, me llaman la atención cuando las veo expuestas en las librerías. A veces, claro, compro cómics que después descubro que no valen nada la pena, pero en general, si un manga nuevo me llama suficientemente la atención por lo que sea es raro que al leerlo no me guste. Este es el caso de Thermæ Romæ, el descubrimiento de mi viaje más reciente, de diciembre ’09.

Sinceramente, y ahora poneos en mi piel: si os gustase mínimamente el manga y vieseis este libro en la librería, ¿no lo compraríais aunque solo fuera por la portada y el título? Vamos, yo en cuanto lo vi me lo pillé sin pensarlo dos veces, y eso que sabía perfectamente que en aquel momento llevaba ya las maletas demasiado llenas. ¿Una estatua clásica romana con una toalla al hombro y un cubo en la mano, además del título en latín Thermæ Romæ? Impagable.

¿Y de qué va? Lucius Modestus es un arquitecto romano al que le encantan las termas, esos locales en los que los habitantes de la antigua Roma iban a tomarse un baño y a pasar el rato, de forma no muy diferente a la que lo hacen los japoneses en los baños públicos sentō (lamentablemente, en inexorable proceso de extinción) y los balnearios onsen. Sin embargo, durante el reinado del emperador Adriano (la acción empieza en el 128 d.C.), las termas han pasado un poco de moda, por lo que la baja demanda arquitectónica, unida a la obsesión de Lucius por el tema, conducen a su despido del despacho de arquitectos en el que trabaja.

Ensimismado y ciertamente malhumorado por la situación, Lucius se topa con su amigo Marcus, que le sugiere que vayan juntos a relajarse a unas termas. El escultural Lucius, que parece una estatua clásica, se mete en la caliente agua y, en un momento dado, agobiado por el ruido que le envuelve, se sumerge en ella. Una vez dentro, se fija en un agujero que hay en un rincón, va hacia él y… ¡El agujero se lo traga!

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Lucius aparece en unos baños públicos japoneses por primera vez. Y todos flipan.

Inmediatamente después aparece en un sentō (baños públicos) japonés típico, en medio de toda la parroquia de japoneses. Lucius se piensa que se ha colado en los baños reservados a los esclavos, concretamente unos esclavos de una raza a la que él bautiza “la tribu de los cara-plana”, y no deja de flipar con el elevado grado de civilización que demuestran esos presuntos esclavos: la pintura del Fuji en la pared, los anuncios, los cubos, los asientos, las toallas, la leche fresquita de después del baño, los ventiladores, los cestos, los secadores… En definitiva, todo lo típico de un sentō nipón. Al cabo de un rato, tras desmayarse, vuelve a su tiempo, donde decide abrir unas termas copiando en lo posible los trucos de los “cara-plana”, ¡y la idea resulta ser un éxito!

Las otras historias son similares también: Lucius está ensimismado por algo, y mientras se baña protagoniza un viaje en el tiempo al Japón actual, donde se mete en todo tipo de baños: ya hemos visto el sentō en el primer capítulo, pero luego se mete también en balnearios (onsen) en el exterior –con monos y todo–, en baños privados en casas o en una tienda donde tienen una exposición de bañeras y cuartos de baño. Y en cada caso, Lucius vuelve a Roma y copia varias de las ideas de los “cara-plana” con gran éxito… Tanto, ¡que hasta llama la atención del mismísimo emperador Adriano!

El primer capítulo se planteó como una historia corta autoconclusiva publicada en el número de febrero de 2008 de la revista Comic Beam, pero obtuvo cierto éxito y, desde diciembre de 2008, se publica aperiódicamente en forma de serie en la misma revista. Este primer tomo salió a la venta a finales de noviembre de 2009, y al parecer se está vendiendo bastante bien y encima ha sido nominada a los premios Taishō (aún no se había anunciado esto último cuando compré y leí el tomo). La autora, Mari Yamazaki, tiene un perfil curioso, puesto que está casada con un italiano y, tras haber vivido varios años en Italia, actualmente vive en Lisboa. Al parecer, es una apasionada de la historia de la antigua Roma (se nota) y mantiene incluso un blog bastante interesante.

Lo mejor

  • La sola idea ya tiene guasa: ¿un romano viajando en bolas en el tiempo hasta los baños japoneses actuales?
  • Lucius, con su aspecto de estatua clásica y su carácter taciturno, me parece muy gracioso.
  • El dibujo es resultón y los diálogos y situaciones, bastante divertidas.
  • Cada capítulo se complementa con interesantes textos de la autora en los que explica varias cosas sobre las termas y/o la sociedad romana.

Lo peor

  • ¡El planteamiento es básicamente absurdo! ¿¡A quién se le ocurre!? XD
  • La temática y la “filosofía” detrás de la obra, es decir, los baños japoneses, puede resultar demasiado extraña para el lector occidental, por lo que veo extremadamente complicado que este manga se publique fuera de Japón. O bien, si se publica por algún misterio editorial, probablemente será un fracaso en ventas.

Hitler ojisan (Tío Hitler)

Tuesday, February 2nd, 2010
  • Título: ひっとらぁ伯父さん –Hitler ojisan– (Tío Hitler)
  • Autor: Fujiko Fujio Ⓐ
  • Editorial: Asahi Sonorama
  • Revista: Varias
  • Años publicación: 1976 (recopilación en tomo)
  • Clasificación: seinen, humor
  • Tomos: 1

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El hecho de traducir hace unos meses Hitler – La novela gráfica del insigne Shigeru Mizuki hizo que recordara una historia corta que leí hace unos años, creo que en un libro de “leer y tirar” de esos que venden a precio ridículo en las tiendas 24 horas y estaciones de tren japonesas, llamada Hitler ojisan (Tío Hitler), creada por Fujiko Fujio Ⓐ. Como rebuscando en mi biblioteca no logré dar con este libro (seguramente lo tiré en alguna mudanza, ya que la calidad de estos libros es muy mala y no justifica coleccionarlos), decidí comprarlo de nuevo para releerlo, pero esta vez en su formato original.

El título completo de este libro es Black humor kessakushū – Hitler ojisan, es decir, Recopilación de obras maestras de humor negro – Tío Hitler. ¡Y no podía ser más apropiado el título, porque el humor que destilan estas páginas es negro-negro-negro! En el libro se recopila un total de ocho historias cortas publicadas en varias revistas entre finales de los años 60 y mediados de los 70.

Entre estas historias destacan las dos de temática “hitleriana”, Hitler ojisan (que da título al libro) y su secuela, Hitler ojisan no jōnetsuteki-na hibi (El pasional día a día de tío Hitler), aunque las otras seis no les van a la zaga en lo referente a calidad y crudeza. Las dos historias de “tío Hitler” nos presentan a un hombre que se parece al dictador alemán como dos gotas de agua y que viste y se comporta exactamente como él, que de repente llega a un barrio residencial japonés en su Volkswagen escarabajo y se instala como realquilado en casa de los Koike. Poco a poco, el iracundo “tío Hitler” se va imponiendo en el barrio, subyuga a los Koike y crea su propio escuadrón de niños. El final de la historia es bastante bestia, una parodia muy macabra de los campos de concentración y exterminio alemanes.

Esta faceta “bestia” de humor más negro que el carbón es lo que sorprende al leer estas geniales historias, en las que el autor se dejó de correcciones políticas y creó historias fantasiosas inspiradas en las novelas de Roald Dahl y Stanley Ellin. En estas historias no faltan muertes, asesinatos, mala leche e incluso canibalismo, pero todo llevado siempre desde el humor. Y a mí me han encantado.

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Tío Hitler pasando revista a sus tropas: los niños del barrio

Por ejemplo, voy a resumir una de las historias más impactantes para que veáis de qué hablo. La historia se titula Pekin Duck-shiki (Estilo pato Pekín) y nos presenta a un grupo de turistas japoneses que visita Hong Kong junto a su guía, un orondo y sonriente chino. Entre los turistas figura un ex militar japonés, extremadamente rudo y borde, que no se corta un pelo a la hora de relatar en medio de risas las atrocidades que él y sus compañeros efectuaron durante la guerra sino-japonesa de 1937-45. Por ejemplo, en un momento dado explica que durante la masacre de Nankín estuvo decapitando, como si golpeara pelotas de golf, a chinos a los que previamente habían enterrado en el suelo hasta el cuello. Aparte de esto, los turistas japoneses se muestran muy irrespetuosos con lo que ven, arrojan dinero a los niños mendigos y les sacan fotos, etcétera. Mientras tanto, el guía permanece impávido, con la gran sonrisa adornándole la cara. En un momento dado, el guía les lleva a una granja donde crían a patos que serán cocinados como pato Pekín. En esta granja, los patos están enterrados hasta el cuello para que no puedan moverse y son alimentados forzosamente para que engorden. Pese al “horror” que muestran los japoneses ante esta práctica bárbara, eso no les impide sacar fotos y luego atiborrarse de pato Pekín en el restaurante. Al cabo de un rato, el sonriente guía se despide de ellos en el hotel y les aconseja que no vayan a Kowloon City por la noche, ya que es muy peligroso y hay muchas mafias por allí que secuestran a extranjeros. El ex militar, “para macho yo”, pasa de todo y, junto a un joven compañero, decide ir a la zona peligrosa. Allí, unos mafiosos les rodean y les noquean. Al cabo de unas horas, el joven se despierta: está enterrado en el suelo, como uno de esos patos de la granja, y le fuerzan a comer. Aparece el guía sonriente, que resulta ser el jefe de la banda mafiosa, y le informa que le van a dejar allí hasta que su carne se ablande lo suficiente y coja el mejor sabor… Y, ante el horror del joven, el sonriente guía le dice que ya han “probado” al ex militar y que no estaba nada bueno: acto seguido, le acerca una bandeja con la cabeza decapitada del japonés y le dice “¿quiere probar?”

¡Brrrr! Impresionante, ¿verdad? Estas historias macabras resultan muy interesantes, por un lado por el humor negro que destilan, pero por el otro por el ejercicio de reflexión que el autor hace con ellas: ¿estamos dispuestos a dejar que otro Hitler acabe dominándonos? ¿Respetamos suficientemente a los demás? ¿Es lícito cometer según qué atrocidades sin ponerse en la piel de las víctimas? Da que pensar.

No puedo imaginar el “shock” que sufrirían los lectores de la época con estas obras cortas. En aquel momento, el dúo creativo Fujiko Fujio aún trabajaba como una unidad bajo el mismo nombre (no fue hasta 1987 cuando se separaron en Fujiko F. Fujio y Fujiko Fujio Ⓐ), y eran conocidos básicamente por obras de corte infantil y de humor blanco como Obake no Q-tarō, Doraemon o Hattori el ninja. Ahora sabemos que Doraemon fue creado por Fujiko F. Fujio, pero en aquella época firmaban los dos con el mismo nombre, Fujiko Fujio, y así es como apareció esta obra en el mercado. ¿Qué pensaría la gente al ver que “el autor” de Doraemon era capaz de realizar unas historias tan macabras?

Lo mejor

  • Ocho historias muy entretenidas y de lo más tétricas.
  • El estilo de dibujo “doraemonesco” contrasta brutalmente con el contenido macabro.
  • Las historias dan que pensar.
  • En este tomo se publica Kuroi Salesman (El negro vendedor a domicilio), historia corta en la que se basó la mítica serie que actualmente se conoce como Warau salesman (El sonriente vendedor a domicilio), otra genialidad de Fujiko Fujio Ⓐ.

Lo peor

  • ¿No hay más volúmenes de historias cortas de humor negro de Fujiko Fujio? ¡Necesito más dosis!

MangaLand@Zona Negativa #3: MW

Monday, February 1st, 2010

Un post-aviso para decir que hoy se ha publicado en Zona Negativa mi tercera reseña de manga recomendado publicado en España. Esta vez le llega el turno a MW, de Osamu “Dios” Tezuka, y también mini-reseñas de dos obras más imprescindibles del gran maestro: Fénix y Black Jack. Espero que os guste.

El link, aquí: http://www.zonanegativa.com/?p=13117

Dragon Ball – Serie blanca nº 3

Monday, February 1st, 2010

Como cada lunes, seguimos con nuestro repaso a los artículos que amenizaban las ediciones catalana y española de Dragon Ball, y hoy es el turno del número 3 de la colección. Recordemos que esta colección se empezó a publicar en el año 1992, es decir, hace la friolera de 18 años, cuando casi nadie en España sabia nada sobre manga.

En esta ocasión tenemos tres artículos para cada una de las dos ediciones: una columna-presentación de Antonio Martín (editor de Planeta deAgostini en la época), que resulta distinta en la edición española y catalana; un artículo de Alfons Moliné, con su muy recordada sección Manga Manía, idéntica en catalán y castellano, y finalmente dos artículos totalmente distintos. El de la edición catalana firmada por el periodista Jaume Vidal y por el actual director de FICOMIC Carles Santamaria, y el de la edición castellana firmado por Cels Piñol, que nos cuenta anécdotas muy curiosas de la época en la que se ocupaba de responder al teléfono de la redacción de Planeta para contestar las dudas de los fans (qué tiempos aquellos, por cierto). Vamos allá:

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Portada nº 3 serie blanca

VERSIÓN ESPAÑOLA

Columna de Antonio Martín y Manga Manía #1 de Alfons Moliné (1 de 2)

Columna de Antonio Martín y Manga Manía #1 de Alfons Moliné (1 de 2)

Manga Manía #1 de Alfons Moliné (2 de 2)

Manga Manía #1 de Alfons Moliné (2 de 2)

Artículo de Cels Piñol

Artículo de Cels Piñol

VERSIÓN CATALANA

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Columna de Antonio Martín y Manga Manía #1 de Alfons Moliné (1 de 2)

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Manga Manía #1 de Alfons Moliné (2 de 2)

Artículo de Jaume Vaquer y Carles Santamaria

Artículo de Jaume Vidal y Carles Santamaria

BONUS TRACK

Atención a la traducción de la página de Astroboy que nos muestra Alfons en su artículo, porque no sé quién tradujo eso, ¡pero es que el texto está prácticamente inventado! Como curiosidad, os pongo esta misma página traducida por mí mismo y publicada en el tomo 13 de Astroboy que edita Glénat. Podéis comparar ambas traducciones, ¡es que no se parecen en casi nada! ^_^

La página de Astroboy en Krazy Comics (izquierda) y en el tomo 13 de Glénat (derecha)

La página de Astroboy en Krazy Comics (izquierda) y en el tomo 13 de Glénat (derecha)

Hajimete mama ni nareta hi (El día en el que fui madre por primera vez)

Friday, January 29th, 2010
  • Título: はじめてママになれた日 –Hajimete mama ni nareta hi– (El día en el que fui madre por primera vez)
  • Autora: Yukari Kawachi
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Dessert
  • Años publicación: 2006
  • Clasificación: shōjo, josei
  • Tomos: 1

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Hoy estoy muy contento de abrir las puertas del blog a Vero, mi pareja y la madre de mi hija, que comentará un manga. Es la primera vez que cuelgo una reseña que no sea mía y estoy muy contento por ello, ¡además es que ha quedado genial! Espero que os guste. Adelante, Vero:

Como sabéis, Marc y yo hemos sido papis recientemente y estamos descubriendo esta nueva etapa de la vida que cada día nos trae algo nuevo y distinto con una pequeña que cambia y crece a pasos agigantados, y que es capaz de hacernos babear, reír, frustrar, pegar un portazo y volver a babear, todo en menos de una hora. Tan agotador como apasionante. Buena parte del tiempo, pues, en eso estamos.

Una de mis aficiones desde que supimos del embarazo ha sido leer todo lo que cae en mis manos sobre la paternidad, diferentes maneras de enfocarla, teorías de crianza y demás. Como nuestra hija Gemma nos dio la sorpresa en Japón (la rayita azul; ¿o era rosa?), los primeros libros y revistas eran japoneses, y ya en ese punto empezamos a ver que el embarazo y la paternidad se viven de manera bastante distinta en los dos países. Un ejemplo de embarazo, por ejemplo: en España los médicos desaconsejan comer nada crudo por miedo a un posible contagio de una enfermedad llamada toxoplasmosis que puede ser fatal para el bebé; en Japón en cambio, la meca del sushi, a ningún médico se le ocurriría prohibírtelo. Y otro más: en Japón lo estándar es aumentar de peso entre 6 y 9 kilos durante la gestación; en España, los libros sitúan la media normal entre los 10 y los 16 kg.

En resumen, desde que empecé a leer sobre estos temas en publicaciones japonesas ha sido como hacer pasatiempos de “encuentra las 10 diferencias”. Globalmente, la impresión que me llevo es que en Japón se da un enfoque mucho más ingenuo y naif a la paternidad de lo que lo hacemos nosotros y que, así como aquí se vive cada vez más como una aventura compartida, en Japón es todavía maternidad de forma casi exclusiva. Según el almanaque de 2006, el último que tengo a mano, casi el 40% de las mujeres abandona su carrera laboral cuando da a luz al primer hijo (y del 60% restante hay que pensar que una parte ya dejó el trabajo al contraer matrimonio).

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Un bebé no es como una muñequita. Entre otras cosas, no tiene botón de "mute" ni de "OFF"

En estas, Marc se va a Japón el mes pasado y me trae un par de volúmenes de manga sobre el tema: Hajimete mama ni nareta hi (El día en el que fui madre por primera vez), de Yukari Kawachi y Hajimete mama ni naru anata e: 8% no kiseki (Para ti, que eres madre por primera vez: el milagro del 8%), de varias autoras, entre ellas la misma Kawachi. Supongo que pensó que entre tanta teoría y libro sesudo, un poco de ficción no me vendría mal tampoco. ¡Y fue un acierto!

En esta entrada comentaré solo Hajimete mama ni nareta hi. La historia que da nombre al tomo ocupa solo las primeras 75 páginas y narra en primera persona la experiencia de Rika, que recuerda a una madre distante y huraña que la maltrataba física y verbalmente. A los 18 años, Rika conoce a su primer amor y le falta tiempo para irse de casa. El día de su boda se promete a sí misma que el suyo será un hogar alegre. Y cuando al poco tiempo nace su hija Sakura, Rika se desvive por cumplir su promesa. Su meta es convertirse en una madre impecable.

Al principio lo consigue. Pero poco a poco el llanto del bebé, la soledad derivada de la escasa interacción de los primeros meses y la falta de tiempo la desbordan. Se exige tanto a sí misma que no se permite confiar en su marido, ni siquiera para comentarle el maltrato recibido de pequeña. A los nervios y el cansancio acumulados se suma un miedo cerval a convertirse ella misma en una maltratadora para Sakura.

Este sencillo argumento da que pensar en varios sentidos: en primer lugar, Rika se empeña en llevar sobre sus hombros toda la responsabilidad de la crianza del bebé, además del cuidado de la casa y de su esposo. Cierto, en un porcentaje muy alto las madres japonesas abandonan el trabajo para dedicar el 100% de su tiempo al niño. ¿Pero hasta qué punto justifica eso el escaso diálogo y el miedo a compartir inseguridades y flaquezas con la pareja? ¿Y la confianza? ¿Y el apoyarse en el otro? Luego, la figura del maltratador como mala persona o como persona frustrada y simplemente infeliz. Con su propia maternidad, Rika se plantea cómo debió de sentirse su madre cuando ella era pequeña y de algún modo empieza a comprender su transformación en una mujer hosca, amargada y resentida. Y por ende, violenta.

La violencia doméstica (katei bōryoku) y el maltrato infantil (kodomo gyakutai) son dos temas tristemente de actualidad tanto en España como en Japón y ese es el motivo por el que la autora, según explica en el epílogo del libro, decide tratarlos en esta historia. Lo hace no desde una perspectiva censora sino mediante un intento de buscar las causas que los provocan, proponiendo que de alguna manera que cualquiera puede convertirse en un maltratador si no canaliza bien sus emociones negativas que vienen con el paquete de la paternidad (y que pocos explican). Desde luego, la ecuación: responsabilidad de una nueva vida + soledad + inexperiencia + autoexigencia = ¡peligro! Pero bueno, todo con mesura. Personalmente, la historia se me hizo dura de leer y me dejó un regusto amargo, a pesar del inevitable desenlace feliz. Y seguramente esto no me hubiera ocurrido si la hubiera leído antes de ser madre.

Kawachi dedica el resto del volumen a otra historia, Hitori botchi no hōkago (Sola después de clase), la de una adolescente que tiene serios problemas para adaptarse a su nuevo instituto de Tokio cuando trasladan a su padre de Osaka a la capital.

Yukari Kawachi, de 41 años, es una autora de manga shōjo que publica principalmente en la Dessert de Kodansha y de la cual en España conocemos solo Mirai e no tegami (Carta al futuro) de 2002, un volumen único publicado por Planeta deAgostini en la colección “Un manga, un romance”. Hasta el año 2000 dibujaba básicamente historias de amor y fantasía y a partir de entonces añadió el tema de la maternidad en varios tomos, la mayoría autoconclusivos. Tiene un dibujo típicamente shōjo, con todos los elementos emblemáticos del género. La dibujante, me parece a mí, ha crecido con sus lectoras: la evolución temática es clara, aunque estéticamente conserva la esencia del shōjo. Y yo me pregunto: si la estética se mantiene pero, en veinte años más, nos cuenta una historia de amor en la tercera edad… ¿Seguirá siendo shōjo? ^_^ ¡Seguro que las expertas y expertos que leen este blog podéis contestarme a esto!