El blog de Marc Bernabé

Bradherley no basha (Los carros de Bradherley)

Saturday, January 12th, 2008
  • Título: ブラッドハーレーの馬車 -Bradherley no basha- (Los carros de Bradherley)
  • Autor: Hiroaki Samura
  • Editorial: Ohta Shuppan
  • Revista: Manga Erotic F
  • Clasificación: Seinen
  • Tomos: 1
Hiroaki Samura es internacionalmente conocido por ser el autor de la soberbia Mugen no jûnin (La espada del inmortal), una obra que tengo el placer de traducir y que personalmente me fascina. Aparte de su maestría con los lápices, el ritmo narrativo que impone Samura a su obra es capaz de hacer que me cueste despegarme de ella, y eso es algo que pocos autores consiguen conmigo. Por ejemplo, es de los pocos que logra que, al pasar página, a veces me dé incluso un sobresalto (incluso me pasa traduciendo, me pregunto qué pensarán mis compañeros en la oficina las (pocas) veces que me ocurre ^_^). Y es que su capacidad para la sorpresa se ve apoyada por una destreza gráfica que consigue perfectamente transmitir lo que está pasando. Por ejemplo, las crudas escenas de la tortura y violación de Hyakurin en el tomo 10, o la tensión electrizante del interrogatorio en el paso fronterizo del tomo 8, o cuando le revientan el ojo al cabrón de Kagimura Habaki, entre muchas otras, son escenas que se han quedado grabadas a fuego en mi mente.
A juzgar por sus escritos en las solapas y en los extras de la Espada, Hiroaki Samura es un tío raro-raro. Los que sigáis la Espada ya sabréis a qué me refiero. Siempre que sale un tomo nuevo y llega a mis manos, lo primero que hago es mirar a ver si hay extras, porque es una auténtica pesadilla traducirlos. Nunca sabes por dónde te saldrá el hombre, y sus paranoias son tan absolutamente bizarras* que traducirlas es un reto enorme (para un ejemplo, leed los extras del tomo 20, ¡menuda fumada!). Para fumadas, tampoco os perdáis la delirante Ohikkoshi, que tiene detalles dignos de mención. La faceta rarilla de Samura se amplifica cuando uno se entera de que a veces se dedica a dibujar dôjinshi de corte sado-maso (he leído alguno, y ¡buf!) y a hacer ilustraciones para las portadas de una publicación también sado-maso.
A mediados de diciembre, me sorprendió muchísimo saber que iba a salir un nuevo tomo de Samura, éste que comento ahora, puesto que no tenía ninguna noticia de que estuviera publicando ninguna historia aparte de la Espada. Y encima, el tomo sale de la mano de una editorial muy pequeña, Ohta Shuppan, tras haber sido serializado en una revista llamada Manga Erotic F. Como Samura me encanta, les pedí a unos amigos que justamente pasaron las Navidades y el Año Nuevo en Japón (¡thanks, Manu e Irene!) que me lo trajeran, preparado a leer una historia súper heavy en plan hard porno sadomasoquista.

“Chicas Samura” a tutiplén 

Pues sí y no. Sí, porque la historia es muy dura; no, porque apenas hay escenas de sexo o violencia, sólo unas pocas en el primer tercio del libro. Luego he sabido que la revista Manga Erotic F, pese a su título, se dedica principalmente al manga de corte adulto, pero sin recrearse en el sexo explícito, así que ya me cuadra más la cosa. La historia, ambientada en algún lugar semejante a la Inglaterra del siglo XIX (dice Samura en el epílogo que ya estaba harto de dibujar kimonos y que quería probar con vestidos occidentales de época ^_^), nos cuenta la tragedia de las niñas huérfanas de aquel país. La influyente familia Bradherley regenta un prestigioso teatro y, cada año, selecciona a una adolescente huérfana de cada orfanato para que forme parte del mismo. Todas las chicas, ilusionadísimas, pasan sus días en el orfanato intentando mejorarse a sí mismas, practicando canto, baile e interpretación y soñando con que un día llegue el carro de caballos de Bradherley a buscarlas. Sin embargo, tras este bonito panorama se oculta una tremenda verdad: la mayoría de las adolescentes seleccionadas, en vez de ir a la mansión Bradherley, acaban en cárceles del país, donde una vez al año se celebra el “Festival de Pasca”, consistente en echar a las chiquillas en manos de los brutales reclusos para que hagan lo que quieran con ellas. Así, la peregrina teoría dice que los reclusos se amansan y dejan de actuar con violencia y de amotinarse.
El planteamiento del manga es turbador, muy en la línea del Samura más siniestro, pero en vez de recrearse en las escenas más puramente “gore”, lo que hace el autor es centrarse principalmente en el punto de vista de las chicas, presentándonos sus ilusiones y anhelos, para inmediatamente después dejarnos ver cómo esos anhelos acaban hechos añicos de forma brutal a manos de los reclusos y de la crueldad del gobierno de ese país y de los Bradherley. La lectura de este magistral manga no puede dejar indiferente a nadie.
Aparte del argumento en sí, para los fans del dibujo de Samura, y en especial de sus chicas (¡qué absolutamente bonitas las dibuja el tío!), este tomo representa un verdadero caramelo. No sé cuándo tardaremos en verlo publicado por aquí, pero no me cabe ninguna duda de que acabará saliendo. Y ojalá me toque a mí traducirlo.

* Ya sé que la palabra “bizarro”, estrictamente, no significa “raro”, pero me da igual. ^_^

Mister Ajikko, el rey del sushi

Friday, January 11th, 2008
  • Título: ミスター味っ子 -Mister Ajikko, el rey del sushi-
  • Autor: Daisuke Terasawa
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1986-89
  • Clasificación: shônen culinario
  • Tomos: 19
A veces, cuando estoy en plan nostálgico, me sorprendo a mí mismo recordando esas tardes cuando, después de volver del colegio, me sentaba con mi merienda delante de la tele y ponía TV3, la tele catalana, para tragarme una hora o dos de programación juvenil en forma sobre todo de animación japonesa (y series de imagen real francesas, malísimas pero que enganchaban). Con especial cariño recuerdo la época en la que primero echaban Dr. Slump, mi serie favorita de todos los tiempos, seguida de la grandiosa Dragon Ball. Era como un sueño hecho realidad. Sin embargo, llegó el día del fin de Dr. Slump, que fue sustituido por una serie absurda que iba sobre un cocinero que se llamaba Sushi. Todavía no sé si el título de la serie en catalán era El petit xef o El gran Sushi, porque era de las típicas en las que el nombre del protagonista acaba convirtiéndose en el título de facto de la serie. En fin, el cambio me tocó mucho la moral al principio, y debo confesar que odié al papanatas de Sushi con toda mi alma…
Pero eso duró poco, porque en vez de mantener la tele apagada hasta que empezara Dragon Ball, el hombre es un animal de costumbres, y yo seguía llegando del colegio y encendiendo la tele con el bocata de Nocilla en la mano a la misma hora de antes. Al poco, estaba enganchadísimo a las aventuras del bobalicón de Sushi, y conmigo, toda una generación de televidentes catalanes, gallegos y vascos.

Ahora, tantos años después, hemos empezado a traducir por primera vez al castellano esta serie de animación que tanto me enganchó de pequeño. Debo confesar que me lo estoy pasando en grande, porque la serie es tan absurda y absolutamente exagerada que me resulta imposible aborrecerla. Esta nueva traducción significará que, por fin, toda la gente del país podrá disfrutar de las aventuras culinarias de Ajikko. El título de la serie en español, Míster Ajikko, el rey del sushi, será fiel al original y a la vez tendrá un guiño al nombre con el que el personaje es conocido por su antiguo pase por las autonómicas catalana, gallega y vasca.

¡Umaaaaiii zooooo! (¡Delicioooosooooo!)

 

Como la amplísima mayoría de las series de animación japonesas, Mister Ajikko está basado en un manga, que es el que presento en esta ocasión. El manga nos cuenta la historia de Yôichi Ajiyoshi, un niño que se ha quedado huérfano de padre y que, junto a su joven madre, se encarga de mantener a flote la tasca que tienen los dos. Un buen día, un prestigiosísimo crítico culinario, el Rey del Gusto (Aji-ô), pasa por delante de la tasca y, ante la perplejidad de su ayudante, se interesa por el menú de katsudón (cerdo rebozado con huevo sobre una base de arroz) que sirven en la misma. Es el mismo Yôichi quien se encarga de prepararla y, como no podría ser de otra manera, el Rey del Gusto queda impresionado con su destreza.
A partir de este momento, Yôichi se embarca en una carrera de “batallas de sabor” contra grandes cocineros de Japón y todo el mundo, siempre buscando nuevas ideas y trantando de superarse a sí mismo. El manga es bastante más soso que el anime, si tengo que decir la verdad. En el anime, las situaciones son exageradísimas, y no es raro ver a los personajes gritando como locos de placer mientras vuelan en medio de volcanes en erupción cuando prueban un plato de delicioso sabor. ¡Incluso los ingredientes se ponen a luchar entre ellos! Toda esta exageración máxima es lo que hace interesante a esta serie, que por otro lado sería de nulo interés para el público occidental, ya que la mayoría de los platos e ingredientes que aparecen son japoneses u orientales. Batallas de sabores de curry, katsudón, ramen, tenpura, sushi, ¡todo lo que uno pueda imaginar! Pero también de espaguetis, gratinados, pizzas…
Ahora que está tan de moda recuperar series antiguas, quién sabe si alguna vez podremos leer el manga de Ajikko en español… Sin embargo, mejor si veis el anime porque, en esta ocasión y contradiciendo a la mayoría de las veces en las que se anima un manga, los animadores hicieron una labor estupenda y superaron al manga. No tengo ni idea de cuándo se empezará a emitir la serie en la tele, pero estad atentos a vuestras pantallas porque, aunque ya tiene unos añitos y se nota un poco viejecita, engancha como muy pocas series actuales pueden enganchar.
¡Y los amantes del yaoi, no os lo perdáis! Si esta serie fuese más actual, estad seguros de que habría mil millones de dôjinshi poniendo a Yôichi como pareja de los demás personajes masculinos. Porque tanta “amistad ardiente” no puede ser normal…

Munô no hito (El hombre sin talento)

Wednesday, January 9th, 2008
  • Título: 無能の人 -Munô no hito- (El hombre sin talento)
  • Autor: Yoshiharu Tsuge
  • Editorial: Nihon Bungei-sha
  • Revista: Comic Boku
  • Clasificación: Seinen, alternativo, slice-of-life
  • Tomos: 1
Toca hablar de una obra de uno de los autores más curiosos del panorama del manga: Yoshiharu Tsuge. Un autor curioso, extremadamente modesto, encumbrado por los críticos más enterados y prestigiosos pero que, él mismo, no se considera más que un autor del montón, más bien mediocre. Si quieres ser un “gafapasta” del manga, en tu biblioteca no pueden faltar las obras de Tsuge. La lástima es que este hombre es tan modesto que, según tengo entendido, no considera sus obras suficientemente buenas como para que se publiquen en el extranjero y él mismo impide su contratación. Los únicos ejemplos en lengua no japonesa de las obras de Tsuge son su obra corta más célebre, Neji-shiki (Tipo grifo) – en inglés en el número 250 del Comics Journal– y esta misma obra que comento en esta entrada, publicada en Francia en el año 2004 por la editorial Ergo comme X con el título de L’homme sans talent. Habría que preguntarle a Frédéric Boilet cómo demonios convenció a Tsuge para que le dejara negociar y traducir su obra (fallo mío, se me olvidó preguntárselo cuando vino al Salón del Manga el pasado noviembre, tsk!). También fueron traducidas al inglés un par de sus historias cortas, en la revista RAW, en los años 80, pero probablemente son del todo inencontrables actualmente: se trata de Akai Hana (Flores rojas) y Ôba denki mekki kôgyôsho (Taller de galvanoplastia Ôba).
Aunque seas un lector más bien pasivo, como yo (que leo las obras y simplemente las disfruto, sin pararme a pensar mucho en ellas ni tampoco intentar analizarlas a fondo -mi mente es demasiado práctica-), seguro que leer a Tsuge no te deja indiferente. Para mí, éste es su mayor fuerte, porque Tsuge sabe transmitir la melancolía, la tristeza y la soledad, entre otros muchos sentimientos, como nadie. La gran mayoría de su obra consiste en historias cortas de 20 o 30 páginas, muchas de ellas francamente raras y surrealistas… Al terminar de leerlas, uno se queda bastante estupefacto, en plan “¿de qué coño iba esto?” pero, como he comentado antes, siempre se queda un “algo” dentro y uno se sorprende, horas o incluso días después de haberlas leído, pensando en ellas y analizando esa sensación rara, ese regusto, que su lectura ha dejado como poso en la mente. No sé muy bien cómo describirlo, así que lo mejor es que, si esta reseña os llama la atención, intentéis conseguir ese L’homme sans talent francés y ya me diréis qué tal.

Tsuge empezó como ayudante del grandioso Shigeru Mizuki y, tras pasar por una etapa como dibujante a sueldo para la industria del kashihon’ya (librerías de alquiler) haciendo historias de samuráis y tal, luego se apunto al carro de la revista Garo, la que revolucionó el manga en los 60 y lo acercó al público adulto. Fue entonces cuando empezó a mostrar su faceta más intimista, ésta que le ha hecho famoso entre los críticos nipones. Ojo, sólo entre los críticos y los muy entendidos en manga, ya que si le preguntas al japonés medio si le gusta Yoshiharu Tsuge probablemente te dirá “¿lo cuálo?”

Tengo piedraaaas, buenas, bonitas y baratiiiitas

En fin, vaya parrafada, y todavía no he dicho de qué va esta historia. Pues trata sobre un hombre, un perdedor total, que antes se dedicaba a dibujar manga y todos los críticos encumbraban sus historias como “obras de arte”, aunque él no piensa así y piensa que lo que importa es poder ganarse el pan para comer (antes me he dejado en el tintero que Tsuge suele meter bastante chicha autobiográfica en sus historias, especialmente relacionada con su afición a viajar en plan mochilero por el “Japón profundo”). Total, que el hombre es un fracasado total, se queda sin trabajo y, en vez de ir a las editoriales a ver si le encargan algo (como le sugiere su mujer), el tío se dedica a intentar pensar negocietes raros.
Después de varios intentos, descubre un libro sobre piedras ornamentales (algunas de las cuales se pagan muy caras) y decide dedicarse a buscar piedras curiosas o que evoquen paisajes, animales o lo que sea… Lo que pasa es que, como no tiene dinero para ir a sitios donde pueda encontrar buen material, lo hace en el río de cerca de su casa, el que hace de frontera entre Tokio y Kawasaki, y monta el tenderete de venta en la misma orilla del río. Pese a lo que le dice su mujer y varios conocidos de que cómo va a venderle a alguien pedruscos que cualquiera puede recoger ahí mismo del suelo, él sigue en sus trece… Y obviamente, se queda sin vender nada de nada. Mientras tanto, su mujer tiene que deslomarse repartiendo propaganda y el desgraciado de su hijo se asfixia por el asma galopante que padece.

Esto que acabo de comentar abarca tal vez las primeras 50 páginas del tomo. Luego, Tsuge nos presenta otras historias con los mismos protagonistas, unas historias igual de tristes y melancólicas. Incluso en un momento dado nos presenta las anteriores “empresas” del prota y su familia, como el negociete de comprar cámaras de segunda mano, repararlas y revenderlas, entre otras cosas. Cabe comentar que esta historia, de 1985, es una de las últimas obras de manga de Tsuge. Aunque en los últimos años se ha dedicado a escribir ensayos y a intervenir en las películas basadas en sus obras que se han hecho en Japón (curiosamente, hay varias, y son raras-raras-raras, mirad a ver si podéis conseguir la de Neji-shiki porque tiene guasa lo bizarrona que llega a ser ^_^), el hombre confiesa no tener ninguna gana de dibujar más manga. Y es una lástima…

Tera e… (Hacia Terra…)

Sunday, January 6th, 2008
  • Título: 地球へ… (Tera e…) -Hacia Terra…-
  • Autor: Keiko Takemiya
  • Editorial: Asahi Sonorama
  • Revista: Gekkan Manga Shônen
  • Clasificación: Shônen-shôjo
  • Tomos: 5 

Pasamos a comentar una historia más bien típica de ciencia-ficción, pero con la particularidad de que fue realizada a finales de los años 70 por una autora de shôjo, para una revista y un público shônen. Tera e… conoció un revival en el 2007 debido a la creación y emisión de su serie de anime (en 1980 se realizó una película, pero hasta el año pasado no contó con versión televisiva, 30 años después de que se empezara a publicar).
Keiko Takemiya es conocida sobre todo por ser una de las integrantes del grupo Hana no 24 nen gumi (Grupo floreciente del año 24), unas mujeres mangaka que nacieron en 1949 (año 24 de Shôwa) y que, en los años 70, pusieron las bases del shôjo manga actual, revolucionando los cimientos de lo que hasta entonces era el manga para chicas. Otras integrantes de esta histórica generación fueron, por ejemplo, la célebre Riyoko Ikeda (La rosa de Versalles, La ventana de Orfeo) o Motô Hagio. Takemiya también es famosa por ser una de las precursoras del shônen-ai (o boy’s love (BL), yaoi, como lo queráis llamar) con su serie Kaze to ki no uta (La canción del viento y los árboles). Algún día comentaré esta otra serie, ya que la tengo en la pila de lecturas pendientes.
Volviendo a Tera e…, no deja de ser curioso que una de las obras más famosas de Takemiya sea en realidad un shônen. Perocon paliativos, puesto que aunque la temática sea shônen, el estilo de dibujo, los recursos gráficos y la composición de página son 100% shôjo, lo que lo convierte en un híbrido muy curioso y digno de estudio.

Un curioso híbrido shônen-shôjo 

El manga nos sitúa en un futuro lejano en el que la Humanidad se ha extendido por toda la galaxia y cuya sociedad está totalmente controlada por los ordenadores. Los nuevos miembros de la sociedad son concebidos in vitro y mandados al planeta Ataxia, donde se les otorga unos padres adoptivos y se les cría hasta los 16 años. En ese momento, deberán pasar el “chequeo de madurez” y, si no hay ningún problema, serán mandados a otros planetas para que ocupen los puestos que los ordenadores hayan decidido más apropiados para ellos. Sin embargo, existe una nueva raza de seres humanos, los Myu, que cuenta con poderes extrasensoriales y que ha conseguido escapar del yugo de los ordenadores. Sin embargo, pese a sus poderes, los Myu son físicamente muy débiles, teniendo la mayor parte de ellos alguna minusvalía.
El manga se centra en la figura de Jomy Marcus Shin, un joven bastante arrogante que está a punto de someterse al chequeo de madurez pero que -cual el Neo de Matrix– resulta ser “un elegido”, la esperanza de los Myu para conseguir un líder que les guíe hacia Terra, donde construirán su anhelada sociedad lejos del yugo de los ordenadores.
La historia está bastante bien construida, pero si tengo que ser sincero tuve que volver varias veces a leer algunos pasajes o volver páginas atrás porque había momentos que ya no entendía muy bien lo que estaba pasando. Es de las típicas historias que requieren concentración absoluta en el lector y, tal vez porque cuando lo leí no estaba concentrado al 100%, Tera e… no consiguió engancharme demasiado.
Por si tenéis curiosidad, aquí podéis encontrar una reseña mucho mejor que la mía (en inglés), y aquí unas páginas de muestra de la versión inglesa (publicada en febrero de 2007 en los USA).

OreTama (Mis pelotas)

Friday, January 4th, 2008
  • Título: オレたま -OreTama- (Mis pelotas)
  • Autor: Shigemitsu Harada (guión) y Takahiro Seguchi (dibujo)
  • Editorial: Hakusensha
  • Revista: Young Animal Arashi
  • Clasificación: Seinen erótico-festivo
  • Tomos: 1 (en curso)

Como ya decía en la entrada de Mx0, no sólo leo manga “gafapasta”, alternativo o intelectualoide (que me gusta, que conste que no lo digo con desdén), sino que también me gusta estar atento a las novedades más rabiosas de Japón. Evidentemente, con más de 700 novedades mensuales de media (sin contar ediciones recopilatorias en formato bolsillo, “edición perfecta”, etc.), es imposible estar a la última de todo lo que se cuece en el país del sol naciente. Pero sí intento tener la antena puesta para saber qué es lo que más éxito está teniendo o resulta interesante. Por eso, un día leí en algún sitio algo sobre esta novísima serie que sólo lleva un tomo recopilado en Japón: OreTama (Mis pelotas), con el subtítulo “¿¡Que yo tengo que salvar la Tierra, dices!?”
Pasen y vean: estamos en julio del año 2XXX, cuando debe cumplirse la profecía según la cual la reina del infierno llegará a la Tierra para reclamarla como suya y de todos los demonios -y de paso exterminar a la Humanidad-. Cuando la amenaza está a punto de cumplirse, llega un ángel decrépito con el último recurso para impedir el desastre: un poderoso conjuro con el que podrá atrapar a la malvada reina demonio dentro de una bola. Ni corto ni perezoso, el ángel lanza el conjuro… Con tan mala suerte que, en vez de encerrar a la reina en la bola de cristal que tenía preparada, la encierra dentro de los cojones del pobre Kôta que, borrachillo perdido, estaba echando una meadíta en ese lugar. Pero bueno, la cosa no parece tan grave para el bando demoníaco, puesto que es fácil liberar a la reina: basta con hacer que Kôta eyacule. Con este propósito, los del mundo infernal envían a una pequeña demonio “lolita” semidesnuda para que se encargue del tema… Tiene todo un mes para hacerlo -estamos a 1 de julio y la maldición caduca en agosto-, y con ese Kôta que va más quemado que el cenicero de un bingo, en principio lo tiene facilísimo…
Vente p’acá, cordero…

Buf, supongo que comprenderéis que, viendo este plan, no pude resistirme a comprar el primer tomo y leérmelo para ver con mis propios ojos hasta qué cotas de absurdidad podía llegar el manga en cuestión ^_^. Pero oye, la verdad es que no está tan mal. El prota va quemadísimo y se muere por “descargar su arma”, pero ante la amenaza de ser el responsable del fin de la Humanidad, intenta aguantarse por todos los medios. Pero no se lo ponen fácil, porque delante tiene a chicas que están como un queso, como la propia demonieta ingenua Erith, su compañera de curro Minayo -déjala ir, a la chiquilla, que parece que no haya matado ni una mosca en su vida-, la guarrilla súcubo Airin o la propia reina del mal, toda una “dominatrix” vestida de cuero.
Las situaciones son manidas y forzadas, pero con lo absurdo del planteamiento inicial se le perdona al manga eso y más. La verdad es que original no lo es mucho, pero tiene su gracia y se deja leer. Y el dibujante es más que decente y no se corta a la hora de enseñar cacho, ya que de hecho el guión es sólo una excusa para mostrar chicas ligeritas de ropa o directamente en pelotas. La verdad es que me lo pasé bien leyéndolo y recuerda -sí, ya sé, muy de refilón y con menos pedigrí, no me lo tengáis en cuenta- al celebérrimo Golden Boy.
Supongo que tarde o temprano acabaremos viendo este manga por aquí (cosas muuucho peores se han editado). Y añadiré que también tiene números para que se haga un anime basado en él.