El blog de Marc Bernabé

Munô no hito (El hombre sin talento)

Wednesday, January 9th, 2008
  • Título: 無能の人 -Munô no hito- (El hombre sin talento)
  • Autor: Yoshiharu Tsuge
  • Editorial: Nihon Bungei-sha
  • Revista: Comic Boku
  • Clasificación: Seinen, alternativo, slice-of-life
  • Tomos: 1
Toca hablar de una obra de uno de los autores más curiosos del panorama del manga: Yoshiharu Tsuge. Un autor curioso, extremadamente modesto, encumbrado por los críticos más enterados y prestigiosos pero que, él mismo, no se considera más que un autor del montón, más bien mediocre. Si quieres ser un “gafapasta” del manga, en tu biblioteca no pueden faltar las obras de Tsuge. La lástima es que este hombre es tan modesto que, según tengo entendido, no considera sus obras suficientemente buenas como para que se publiquen en el extranjero y él mismo impide su contratación. Los únicos ejemplos en lengua no japonesa de las obras de Tsuge son su obra corta más célebre, Neji-shiki (Tipo grifo) – en inglés en el número 250 del Comics Journal– y esta misma obra que comento en esta entrada, publicada en Francia en el año 2004 por la editorial Ergo comme X con el título de L’homme sans talent. Habría que preguntarle a Frédéric Boilet cómo demonios convenció a Tsuge para que le dejara negociar y traducir su obra (fallo mío, se me olvidó preguntárselo cuando vino al Salón del Manga el pasado noviembre, tsk!). También fueron traducidas al inglés un par de sus historias cortas, en la revista RAW, en los años 80, pero probablemente son del todo inencontrables actualmente: se trata de Akai Hana (Flores rojas) y Ôba denki mekki kôgyôsho (Taller de galvanoplastia Ôba).
Aunque seas un lector más bien pasivo, como yo (que leo las obras y simplemente las disfruto, sin pararme a pensar mucho en ellas ni tampoco intentar analizarlas a fondo -mi mente es demasiado práctica-), seguro que leer a Tsuge no te deja indiferente. Para mí, éste es su mayor fuerte, porque Tsuge sabe transmitir la melancolía, la tristeza y la soledad, entre otros muchos sentimientos, como nadie. La gran mayoría de su obra consiste en historias cortas de 20 o 30 páginas, muchas de ellas francamente raras y surrealistas… Al terminar de leerlas, uno se queda bastante estupefacto, en plan “¿de qué coño iba esto?” pero, como he comentado antes, siempre se queda un “algo” dentro y uno se sorprende, horas o incluso días después de haberlas leído, pensando en ellas y analizando esa sensación rara, ese regusto, que su lectura ha dejado como poso en la mente. No sé muy bien cómo describirlo, así que lo mejor es que, si esta reseña os llama la atención, intentéis conseguir ese L’homme sans talent francés y ya me diréis qué tal.

Tsuge empezó como ayudante del grandioso Shigeru Mizuki y, tras pasar por una etapa como dibujante a sueldo para la industria del kashihon’ya (librerías de alquiler) haciendo historias de samuráis y tal, luego se apunto al carro de la revista Garo, la que revolucionó el manga en los 60 y lo acercó al público adulto. Fue entonces cuando empezó a mostrar su faceta más intimista, ésta que le ha hecho famoso entre los críticos nipones. Ojo, sólo entre los críticos y los muy entendidos en manga, ya que si le preguntas al japonés medio si le gusta Yoshiharu Tsuge probablemente te dirá “¿lo cuálo?”

Tengo piedraaaas, buenas, bonitas y baratiiiitas

En fin, vaya parrafada, y todavía no he dicho de qué va esta historia. Pues trata sobre un hombre, un perdedor total, que antes se dedicaba a dibujar manga y todos los críticos encumbraban sus historias como “obras de arte”, aunque él no piensa así y piensa que lo que importa es poder ganarse el pan para comer (antes me he dejado en el tintero que Tsuge suele meter bastante chicha autobiográfica en sus historias, especialmente relacionada con su afición a viajar en plan mochilero por el “Japón profundo”). Total, que el hombre es un fracasado total, se queda sin trabajo y, en vez de ir a las editoriales a ver si le encargan algo (como le sugiere su mujer), el tío se dedica a intentar pensar negocietes raros.
Después de varios intentos, descubre un libro sobre piedras ornamentales (algunas de las cuales se pagan muy caras) y decide dedicarse a buscar piedras curiosas o que evoquen paisajes, animales o lo que sea… Lo que pasa es que, como no tiene dinero para ir a sitios donde pueda encontrar buen material, lo hace en el río de cerca de su casa, el que hace de frontera entre Tokio y Kawasaki, y monta el tenderete de venta en la misma orilla del río. Pese a lo que le dice su mujer y varios conocidos de que cómo va a venderle a alguien pedruscos que cualquiera puede recoger ahí mismo del suelo, él sigue en sus trece… Y obviamente, se queda sin vender nada de nada. Mientras tanto, su mujer tiene que deslomarse repartiendo propaganda y el desgraciado de su hijo se asfixia por el asma galopante que padece.

Esto que acabo de comentar abarca tal vez las primeras 50 páginas del tomo. Luego, Tsuge nos presenta otras historias con los mismos protagonistas, unas historias igual de tristes y melancólicas. Incluso en un momento dado nos presenta las anteriores “empresas” del prota y su familia, como el negociete de comprar cámaras de segunda mano, repararlas y revenderlas, entre otras cosas. Cabe comentar que esta historia, de 1985, es una de las últimas obras de manga de Tsuge. Aunque en los últimos años se ha dedicado a escribir ensayos y a intervenir en las películas basadas en sus obras que se han hecho en Japón (curiosamente, hay varias, y son raras-raras-raras, mirad a ver si podéis conseguir la de Neji-shiki porque tiene guasa lo bizarrona que llega a ser ^_^), el hombre confiesa no tener ninguna gana de dibujar más manga. Y es una lástima…

OreTama (Mis pelotas)

Friday, January 4th, 2008
  • Título: オレたま -OreTama- (Mis pelotas)
  • Autor: Shigemitsu Harada (guión) y Takahiro Seguchi (dibujo)
  • Editorial: Hakusensha
  • Revista: Young Animal Arashi
  • Clasificación: Seinen erótico-festivo
  • Tomos: 1 (en curso)

Como ya decía en la entrada de Mx0, no sólo leo manga “gafapasta”, alternativo o intelectualoide (que me gusta, que conste que no lo digo con desdén), sino que también me gusta estar atento a las novedades más rabiosas de Japón. Evidentemente, con más de 700 novedades mensuales de media (sin contar ediciones recopilatorias en formato bolsillo, “edición perfecta”, etc.), es imposible estar a la última de todo lo que se cuece en el país del sol naciente. Pero sí intento tener la antena puesta para saber qué es lo que más éxito está teniendo o resulta interesante. Por eso, un día leí en algún sitio algo sobre esta novísima serie que sólo lleva un tomo recopilado en Japón: OreTama (Mis pelotas), con el subtítulo “¿¡Que yo tengo que salvar la Tierra, dices!?”
Pasen y vean: estamos en julio del año 2XXX, cuando debe cumplirse la profecía según la cual la reina del infierno llegará a la Tierra para reclamarla como suya y de todos los demonios -y de paso exterminar a la Humanidad-. Cuando la amenaza está a punto de cumplirse, llega un ángel decrépito con el último recurso para impedir el desastre: un poderoso conjuro con el que podrá atrapar a la malvada reina demonio dentro de una bola. Ni corto ni perezoso, el ángel lanza el conjuro… Con tan mala suerte que, en vez de encerrar a la reina en la bola de cristal que tenía preparada, la encierra dentro de los cojones del pobre Kôta que, borrachillo perdido, estaba echando una meadíta en ese lugar. Pero bueno, la cosa no parece tan grave para el bando demoníaco, puesto que es fácil liberar a la reina: basta con hacer que Kôta eyacule. Con este propósito, los del mundo infernal envían a una pequeña demonio “lolita” semidesnuda para que se encargue del tema… Tiene todo un mes para hacerlo -estamos a 1 de julio y la maldición caduca en agosto-, y con ese Kôta que va más quemado que el cenicero de un bingo, en principio lo tiene facilísimo…
Vente p’acá, cordero…

Buf, supongo que comprenderéis que, viendo este plan, no pude resistirme a comprar el primer tomo y leérmelo para ver con mis propios ojos hasta qué cotas de absurdidad podía llegar el manga en cuestión ^_^. Pero oye, la verdad es que no está tan mal. El prota va quemadísimo y se muere por “descargar su arma”, pero ante la amenaza de ser el responsable del fin de la Humanidad, intenta aguantarse por todos los medios. Pero no se lo ponen fácil, porque delante tiene a chicas que están como un queso, como la propia demonieta ingenua Erith, su compañera de curro Minayo -déjala ir, a la chiquilla, que parece que no haya matado ni una mosca en su vida-, la guarrilla súcubo Airin o la propia reina del mal, toda una “dominatrix” vestida de cuero.
Las situaciones son manidas y forzadas, pero con lo absurdo del planteamiento inicial se le perdona al manga eso y más. La verdad es que original no lo es mucho, pero tiene su gracia y se deja leer. Y el dibujante es más que decente y no se corta a la hora de enseñar cacho, ya que de hecho el guión es sólo una excusa para mostrar chicas ligeritas de ropa o directamente en pelotas. La verdad es que me lo pasé bien leyéndolo y recuerda -sí, ya sé, muy de refilón y con menos pedigrí, no me lo tengáis en cuenta- al celebérrimo Golden Boy.
Supongo que tarde o temprano acabaremos viendo este manga por aquí (cosas muuucho peores se han editado). Y añadiré que también tiene números para que se haga un anime basado en él.

 

Munakata Kyôju Ikôroku

Wednesday, December 26th, 2007
  • Título: 宗像教授異考録 Munakata Kyôju Ikôroku
  • Autor: Yukinobu Hoshino
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Big Comic
  • Clasificación: Seinen
  • Tomos: 6 (en curso)


Uno de los autores más completos e incomprensiblemente casi desconocidos en Occidente (por el momento, esperemos) es Yukinobu Hoshino. Autor de la imprescindible serie de ciencia-ficción filosófica 2001 Sen’ya Monogatari (Las 2001 Noches) -que fue publicada hace muchos años en EE.UU.-, Hoshino no tiene todavía ninguna obra publicada en España. Y eso a pesar de que posee una capacidad de dibujo sublime y una magistral puesta en escena que recuerda al estilo de Yasuhiko Yoshikazu.
Munakata Kyôju Ikôroku (Crónicas sobre pensamientos distintos del profesor Munakata) es una serie rara, así directamente. Nos cuenta las andanzas por el archipiélago nipón del profesor Munakata (un tipo corpulento, calvo, con bigote y de estilo de vestir similar al de Black Jack con sombrero bombín), especialista en folklore japonés. Munakata investiga sobre antiguos ritos, descubre los verdaderos orígenes de ancestrales leyendas y realiza fabulosos hallazgos arqueológicos.
A mí me encanta porque me fascina el folklore japonés, sus leyendas y sus detalles oscuros ante los que el mismísimo Lovecraft palidecería. Una de mis asignaturas favoritas durante el máster de japonología que realicé en la Universidad de Estudios Extranjeros de Osaka era precisamente la de folklore, del peculiar profesor Shunsuke Okunishi. En principio creo que la clase iba sobre cultura japonesa o algo así, pero en realidad Okunishi siempre se iba por las ramas y nos contaba todo tipo de leyendas, historias y datos arcanos que podían explicar costumbres actuales de los japoneses (y de los occidentales). Okunishi es uno de los poquísimos “folkloristas” que existen actualmente en Japón y sus erráticas clases me fascinaban. No puedo evitar relacionar al profesor Okunishi con el Munakata de esta obra, la verdad. Aunque sé perfectamente, conociendo a Okunishi, que me diría con su cerrado acento de Kansai que “esto del Munakata éste que te lees es una soberana gilipollez”, no puedo evitar disfrutar como un enano de esta lectura.

En realidad, esta serie es una secuela de Munakata Kyôju Denkikô (Pensamientos extraños del profesor Munakata), publicada en seis tomos por la editorial Ushio. Sólo he podido conseguir el tomo 1 de esta primera serie, y tras leerlo puedo decir que es muchísimo más fantástica y “fumada” que la nueva serie. Ikôroku intenta ser más realista (aunque sus momentos de fantasmada sí tiene), mientras que Denkikô es bastante más cogida por los pelos. No obstante, a la mínima que pueda me haré con los cinco tomos restantes de Denkikô, ya que mi alma de folklorista me los pide.
Ambas series, pero sobre todo Ikôroku, tienen un interés bajo para los lectores occidentales, básicamente porque hablan principalmente de leyendas y misterios puramente nipones. Me imagino que, si llegaran a editarse, necesitarían extensos artículos complementarios que explicaran mejor el trasfondo de cada historia. Y aun así, dudo que muchos de los actuales lectores de manga mostraran interés por estas obras.