El blog de Marc Bernabé

Maetel no kimochi (Los sentimientos de Maetel)

Monday, June 2nd, 2008
  • Título: め~てるの気持ち –Maetel no kimochi– (Los sentimientos de Maetel)
  • Autor: Hiroya Oku
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Young Jump
  • Años publicación: 2006-07
  • Clasificación: seinen, costumbrista
  • Tomos: 3

Otro manga sencillito de leer y de reseñar es este Maetel no kimochi, obra de Hiroyu Oka, ampliamente conocido en nuestro país por ser el creador de la violentísima Gantz; y también conocido en el mundillo del manga en general por sus dos comedias románticas tituladas ambas Hen (Raro). No quiero adelantarme a los acontecimientos, pero lo cierto es que los que esperéis que esta obra sea un segundo Gantz saldréis profundamente decepcionados. Si hacéis como yo y simplemente esperáis un manga entretenido, sin grandes pretensiones, entonces lo disfrutaréis y nada más, ya que no es nada del otro mundo. Más bien, yo diría que es totalmente prescindible y que habría pasado sin pena ni gloria si no llevase el nombre de Oku en la portada.
Este manga fue publicado en las páginas de la Young Jump al mismo tiempo que Gantz; esto no significa, como ya he dicho, que comparta temática. De hecho, es todo lo contrario. Da la sensación de ser un pequeño respiro de Hiroya Oku para desintoxicarse del violento mundo de Gantz. La historia es bastante absurda, en realidad. Imagino que sabéis qué son los hikimomori, esos jóvenes japoneses que se encierran en sus cuartos para aislarse del mundo. No voy a extenderme en este tema puesto que la Wikipedia, sin ir más lejos, lo explica mucho mejor que yo.
Pues bien, Maetel no kimochi nos cuenta la historia de la relación de Shintarô, un hikikomori de 30 años con… ¡Su madre adoptiva, más joven que él y con un par de tetas “made by Oku”! Bueno, ya he dicho que el manga era absurdo, o sea que es lo que hay… Sea como sea, el padre del hikikomori, un viudo calvo con gafas, feúcho y pusilánime, acaba ganándose el afecto de una joven y guapísima compañera de trabajo, llamada Haruka, que se casa con él. Al poco, el padre muere, con lo que Haruka se queda en la casa junto al hikikomori, que lleva 15 años sin salir de su habitación y que se niega por supuesto a salir.
– Hola, feo.
– ¿Qué tal, monada?
El hikikomoriy su “mamá”
 

A partir de esta premisa tan poco realista, se desarrolla la historia como ya nos podemos imaginar (tampoco hay que ser un adivino): Haruka se esfuerza por sacar a Shintarô de su aislamiento, mientras Shintarô se empieza a enamorar de ella porque sencillamente es preciosa y amabilísima. En fin, la única pregunta es si Haruka conseguirá romper el grueso caparazón que ha construido Shintarô a su alrededor y si Shintarô conseguirá el amor (carnal, claro) de su madre adoptiva.
El título del manga me mosquea. Por un lado está la referencia a “Maetel”, un nombre ampliamente conocido en el manganime por ser el de la coprotagonista de Ginga Tetsudô 999 (Expreso Galáctico 999), una obra maestra del space opera setentero de Leiji Matsumoto que ojalá nos llegue algún día. Maetel es una mujer alta, misteriosa, guapísima que, no se sabe muy bien por qué (ahí está su gracia y su misterio), acompaña al pequeño Tetsurô en su largo viaje en el expreso galáctico en busca de un cuerpo mecánico. ¿Será esta “Maetel” del título una alegoría a una mujer que cuida de alguien desvalido? No lo sé, ni tampoco Oku lo comenta en ningún lugar, así que supongo que es un detalle que quedará en la incógnita, al menos por el momento. Por otro lado, el título inglés del manga, como podemos ver en la parte inferior de la cubierta, es Love Laughs at Locksmiths, o sea, El amor se ríe de los cerrajeros, que como bien indica Raúl en los comentarios, es un proverbio inglés que viene a decir, más o menos, que el amor puede superar cualquier barrera o algo así (yo no lo conocía).
Como he comentado antes, sin ser del todo un mal manga, sí que para mí es una obra totalmente prescindible y solo recomendada a los muy fans de Hiroya Oku, ya que su dibujo sigue siendo tan bonito y limpio como en Gantz y Haruka es una verdadera monada.

Tokkô no shima (La isla de los kamikaze)

Monday, May 26th, 2008
  • Título: 特攻の島 -Tokkô no shima- (La isla de los kamikaze)
  • Autor: Shyuho Sato
  • Editorial: Kôbunsha
  • Revista: Manga Times
  • Años publicación: 2004-?
  • Clasificación: seinen, bélico
  • Tomos: 1 (en curso)

Esta semana no tengo mucho tiempo que dedicarle al blog, así que de momento, para quitarme el “mono” de escribir (esto del blog engancha), me dedicaré a hacer reseñas cortitas sin relevencia histórica (que tiendo a meter unos rollos de órdago cuando hablo de obras o de autores que dejaron huella ^_^). Espero poder recuperar el ritmo pronto, pero los compromisos acucian y esta semana la tengo bastante ocupada.
El manga que comento en esta ocasión me llamó mucho la atención por ser del mismo autor que Say Hello to Black Jack (SHTBJ), un manga médico que me encanta y que he tenido el placer de traducir. En este caso, Shyuho Sato se desmarca del tema médico y nos sorprende con Tokkô no shima, una obra que narra la tragedia de un soldado japonés en la II Guerra Mundial al que ordenan hacer de kamikaze.
特攻 tokkô o 特攻隊 tokkôtai (literalmente “ataque especial” o “tropas de ataque especial”) era el nombre oficial para los kamikaze, soldados suicidas del ejército imperial japonés que se lanzaban con sus vehículos cargados de bombas sobre los barcos americanos con el objetivo de hundirlos. Cuando uno habla de tokkô (kamikaze) piensa inevitablemente en los aviones, pero lo que poca gente sabe es que también había kamikaze que se abalanzaban sobre el enemigo montados en pequeños submarinos llamados “kaiten“. Este manga narra las peripecias de una tropa en la isla en la que se formaron los pilotos suicidas de los kaiten, y se centra en la figura de un soldado perteneciente a esta tropa llamado Watanabe.
Para los que hayáis leído SHTBJ, el tal Watanabe es una fotocopia de el joven doctor Saitô, ni más ni menos. Se cuestiona la necesidad de realizar estos ataques suicidas, se interroga sobre el dolor que las muertes de sus compañeros y de él mismo causarán a sus familias, indaga en los sentimientos patrióticos de sus compañeros, etc. Y todo eso usando viñetas y situaciones muy similares a las del manga de médicos que ha lanzado a la fama a su autor, llenas de sentimiento, “pasión”, trascendentalidad y gritos desgarradores llenos de desafío. En fin, si no habéis leído SHTBJ quizás no entenderéis esta descripción, pero los que lo hayáis leído creo que captaréis muy bien la idea.

Tan trascendente o más que en SHTBJ:
Watanabe: Comandante… ¿Me permite una pregunta…? ¿No alberga usted dudas sobre el hecho de atacar con el “kaiten”…?
Comandante:No. No tiene sentido desarrollar armas que uno no pueda pilotar por sí mismo… 

Francamente, y aparte de las similaridades con la anterior obra de médicos (lo cual a mí me hizo gracia, pero a la vez me irritó porque vi que este autor no es capaz de cambiar de registro) el manga está muy bien. Narra una parte de la historia bélica japonesa, la de los submarinos suicidas, que es muy poco conocida, y además lo hace desde el punto de vista japonés (lamentablemente, la mayoría de la información que nos llega sobre la Guerra del Pacífico is “made in USA”, con todo lo que esto implica) y se centra mucho en los sentimientos, la búsqueda del porqué, etc. Es decir, que nos pinta a los soldados japoneses como personas, en vez de como máquinas que no piensan y son capaces de suicidarse por su patria porque se lo ordena su superior.
Lo que me escama es que este manga parece haber sido cancelado en Japón, puesto que solo existe un tomo a la venta y en ninguna parte he visto que Shyuho Sato esté continuándolo ni nada. Espero que no lo corte, porque realmente me gustaría mucho saber cómo sigue la historia, porque aparte de ser entretenida, se aprende mucho. ¿Sabíais que los submarinos “kaiten” carecían de escotillas, visores y de todo? Es decir, que los que los pilotaban debían guiarse por cartas marinas, brújulas y cálculos en plan “si he avanzado a tal velocidad durante tanto tiempo, entonces he recorrido tantas millas”. Es decir, que ya de por sí había altas posibilidades de acabar chocando con algún escollo y hundiéndose antes de poder siquiera acercarse al barco enemigo… Un porcentaje espantoso de misiones de “kaiten” acabaron en fracaso y en la muerte de sus tripulantes. Morir hundiendo un barco enemigo podía ser hasta cierto punto aceptable; morir inútilmente chocando contra un arrecife tenía que ser patético, inútil y todo lo que se os ocurra…
Una curiosidad que no deja de escamarme: fijaos en la cubierta del tomo. El nombre del protagonista bordado en el traje, 渡辺, aparece al revés, como si se estuviera viendo en un espejo (las letras están al revés y además aparecen en la parte derecha del pecho, cuando en el interior del manga aparecen a la izquierda y escritas correctamente). No puedo dejar de preguntarme si es un error del diseñador o qué, es que es rarísimo. Aunque dudo que sea un error, ya que las editoriales japonesas suelen ser muy pejigueras con estas cosas…

Kami no ude (El brazo de dios)

Saturday, May 10th, 2008
  • Título: 神の腕 –Kami no Ude- (El brazo de dios)
  • Autor: Jaime Brocal Remohí
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Afternoon
  • Años publicación: 1994
  • Clasificación: seinen, fantasía heroica
  • Tomos: 1

Esta es de momento la única excepción a las normas de este blog que me permito, ya que la obra que reseño en esta ocasión sí ha sido publicada en España. Sin embargo, pese a haber sido publicada en nuestro país, esta obra se merece un puesto de honor en la historia del manga desde el punto de vista español, y por lo tanto merece una reseña.
Tal como comentaba en mi post-investigación Dibujantes occidentales en Japón – El Morning Manga Fellowship-, varios autores españoles publicaron en Japón durante los años 90, aunque solamente tres consiguieron suficiente éxito en sus respectivas revistas como para que sus historias se recopilaran en forma de tomo. Pues me he tomado bastante en serio esta investigación y ya he conseguido un ejemplar de cada uno de estos tres tomos. Es mi intención, por supuesto, reseñarlos los tres, y de hecho uno de ellos ya está figura en este blog: Rosario, de Luis Alberto Maldonado.
Desconozco si anteriormente a Jaime Brocal Remohí, autor de este Kami no Ude, algún otro autor español publicó alguna obra en las páginas de las muchas revistas de manga que existen en el país nipón*. Lo que sí se puede asegurar casi con seguridad es que es este autor valenciano, lamentablemente fallecido en el año 2002, tiene el honor de ser el primer español que consigue que su obra originalmente publicada en una revista japonesa se recopile en forma de tomo. Como decíamos antes, desde ese 1994 en el que se publicó el tomo de Kami no Ude, solo dos españoles más han conseguido emular la gesta.
En lo que respecta al argumento de la obra, Brocal Remohí nos cuenta una historia de espada y brujería protagonizada por “Kaminoude” (brazo de dios), un poderoso guerrero que, nada más empezar la historia, renace de un pozo de lava por orden divina, recibe de boca del dios del viento y el trueno las órdenes de los dioses Izanagi e Izanami, e inmediatamente se pone a luchar contra un insecto gigante. A medida que avanzan las páginas, se empieza a aclarar el confuso inicio: al parecer, Kaminoude es el capitoste de la región de Hidakami, ahora invadida por las hordas del malvado Adorui, general no-muerto de las fuerzas del infierno. Adorui, una especie de esqueleto-zombi vestido de samurái, ha raptado a la bella princesa Yakumo, enamorada de Kaminoude, y pretende hacerla suya. Pero el resucitado Kaminoude intentará frustrar sus malvados planes con el apoyo de los dioses Izanagi e Izanami, señores del firmamento.
Como podéis comprobar, estamos ante un típico tebeo de aventuras de fantasía heroica con protagonista musculoso y bella princesa macizorra muy ligera de ropa, al estilo de Conan el Bárbaro. Y es que es imposible evitar comparar este manga con las aventuras del cimmerio. La particularidad es que Brocal Remohí quiso darle a la historia una ambientación “japonoide”, con elementos de la mitología nipona (como los dioses Izanagi e Izanami), escenarios como castillos o puertas sintoístas “torii” y personajes vestidos con armaduras de samurái. Pero la mezcla es muy extraña y probablemente los lectores japoneses que en su momento leyeron la historia se quedaron perplejos ante algunas escenas. Por ejemplo, es impensable que una princesa japonesa de la época de los samuráis vaya casi desnuda y con los pechos al aire, y mucho menos que abrace y bese “de tornillo” a su querido.

Músculos, zombis y fan-service

Ciertamente, es una obra muy extraña, de estilo enteramente occidental pero publicada en japonés y en Japón, con todo lo que esto implica: lectura del libro al estilo oriental (es decir, al revés), onomatopeyas en japonés, etc. Esta obra pasó sin pena ni gloria por Japón, aunque fue publicada en España en 1995 en comic books por Planeta deAgostini con el título de El brazo de dios. En general, ya bien entrados en el siglo XXI, el público japonés no está todavía preparado para recibir al cómic occidental, y en 1994 todavía lo estaba menos. Así que no me extraña que Kami no Ude no consiguiera éxito: primero por el estilo de dibujo, muy alejado de los cánones estéticos del manga; segundo por la narrativa, que aunque es veloz dista bastante de ser del agrado de los japoneses; y tercero por el argumento, bastante manido y maniqueo, sin profundidad.
Imagino que esto fue un pequeño experimento para Kôdansha, que pretendía abrir mercado con algo totalmente diferente, y la idea que tuvieron fue mirar al extranjero para ver qué encontraban: al parecer, Brocal Remohí fue uno de los primeros autores europeos con los que llegaron a un acuerdo de colaboración y creación de obras inéditas. También aventuro que la tibia respuesta que Kami no Ude recibió en Japón les obligó a enfocar el proyecto de otra manera: en vez de tener a autores extranjeros publicando con su estilo propio (y sus vicios), tal vez sería mejor fichar a prometedores talentos jóvenes, llevarles a Japón con una beca (la Morning Manga Fellowship), y formarles y vigilarles de cerca para que parieran obras “diferentes”, pero con un estilo más cercano al tradicional del manga. Este cambio de enfoque se puede observar claramente en Rosario, donde Maldonado realiza una obra que, formalmente (disposición de página, uso de tramas, etc.), es más manga que cómic español.
Volviendo a la valoración de Kami no Ude, debo decir que no puedo ser imparcial. Ya de por sí la fantasía heroica no es una temática que me guste especialmente, pero es que los cómics de machotes musculosos con espadas pueden conmigo y me aburrí bastante leyéndolo. Eso sí, debo reconocer que Brocal Remohí era un portento dibujando, y seguramente por eso los editores japoneses decidieron publicar su tomo en un tamaño bastante más grande que lo habitual, concretamente en el estándar japonés B5 (
182 × 257 mm), que es el mismo tamaño con el que se publicó originalmente en la revista Afternoon. Imagino que no vieron viable reducir el tamaño del papel porque se perdería detalle y algunas partes quedarían emborronadas.
La tercera y última obra en tomo de autores españoles editada en Japón que reseñaré una vez lea e interiorice será Kabel Imagines (actualización: reseñada aquí), de Juan Carlos Beneyto. Ya aviso que la cosa pinta rara-rara. ^_^

* En el tomo de Kabel Imagines (aparecido en diciembre de 1995) se especifica que la obra fue publicada en la revista Afternoon irregularmente a partir de febrero de 1993. En el tomo de Kami no ude, sin embargo, solo se menciona la fecha de edición del tomo (abril de 1994), sin especificar en qué números concretamente de la revista se publicó. He encontrado referencias de que Kami no ude fue publicado en 1993 en la revista, pero ignoro en qué número empezó y si fue anterior, posterior o simultáneo a Kabel Imagines.

Saint Oniisan (Saint Young Men)

Thursday, May 8th, 2008
  • Título: 聖☆おにいさん –Saint Oniisan– (Saint Young Men)
  • Autor: Hikaru Nakamura
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2007-?
  • Clasificación: seinen, humor
  • Tomos: 1 (en curso)
En mi más reciente viaje a Japón en marzo de este año, volví con las maletas llenas de manga, muchos de los cuales eran para trabajar, otros muchos para mi colección de manga clásico y otros series recientes para leer y estar informado de lo que se cuece en el escenario actual de manga. En esta última categoría, solo dos series me robaron el corazón desde el primer momento y se convirtieron en mis grandes descubrimientos del viaje. La primera ya la comenté en su momento: la inefable y ya licenciada Detroit Metal City, mientras que la segunda no es otra que esta Saint Oniisan.
¿Y de qué va Saint Oniisan? Parodiando el nombre de cierta infame banda ochentera, podría resumirse en “Jesucristo y el Buda buscan piso en Tachikawa”. Una vez pasada la amenaza del fin de siglo, y con todo en paz en los reinos celestiales, Jesucristo y el Buda deciden bajar a la Tierra y compartir un pisito en la ciudad de Tachikawa, a menos de una horita del centro de Tokio, para tomarse unas merecidas vacaciones entre los mortales. Jesucristo es como una versión masculina de la Hachi (Nana Komatsu) de Nana: caprichosón, despistado, un poco vaguete y que se emociona con fruslerías, pero absolutamente adorable. El Buda, por su parte, es responsable y ahorrador, y a veces se enfada con Jesucristo porque le da por comprarse -derrochar, según el Buda-, por ejemplo, un disfraz del Shinsengumi o un set de alfarería. Así, en este plan, ambos vivirán una vida tranquila, sin grandes altibajos, en los que saldrán a comprar al súper, irán a un parque de atracciones, se presentarán a un concurso de gags cómicos a dúo, se lo pasarán en grande en un festival (¡sintoísta! ^_^), y el Buda enseñará a nadar a Jesucristo, por ejemplo.
“¡No me ralles, Buda!”, dijo Jesucristo… XDDD

No hace falta decirlo, este es un manga de humor. Y realmente bueno, me atrevería a decir, ya que a mí, por lo menos, me arrancó muchas sonrisas y otras tantas carcajadas por lo absurdo de las situaciones con componente religioso, sin tabúes pero siempre respetuosamente y sin hacer humor de mal gusto (todo es muy blanco).

Por ejemplo, cuando Jesucristo aprende a nadar, acaba teniendo tanto miedo que abre las aguas en plan Moisés atravesando el Mar Rojo. O cuando Jesucristo vuelve tan contento de la tienda de 24 horas y se jacta ante el Buda de que unas chicas susurraban “ese chico se parece a Johnny Depp”. O cuando el Buda se queja de que los humanos hayan tomado precisamente la (corta) etapa de su vida en la que estaba más gordito como referencia para hacer sus estatuas (¡que él en realidad está mucho más delgado y no tiene esos cachos michelines!). O como cuando Jesucristo se pone muy triste, muy triste, empieza a sangrar por la frente debido a la corona de espinas, mientras que cuando el Buda se enfurece, su aura empieza a brillar cegadoramente. En fin, podría pasarme el día contándoos gags que me han hecho gracia de este primer y, de momento, único tomo, y no terminaría. Además os arruinaría la lectura de esta serie más que recomendable, que espero algún día podamos ver por estos lares.

Lo primero que pensé al ver esta obra en la tienda fue “hostia, un manga sobre el Buda y Jesucristo, qué fuerte, estos japoneses son capaces de hacer un manga sobre cualquier cosa”. Lo segundo fue “pero no han tenido huevos de poner a Mahoma también”. Ja, ja, ¿os imagináis el pollo que se hubiera montado si además de estos dos personajes religiosos hubiesen puesto al profeta del Islam como tercer personaje? Buf, habría sido terrible. En fin, si te gusta el humor blanco y no te importa que se haga humor de ciertos aspectos religiosos, este manga te encantará.

Nonnonbaa to ore – La abuela y yo-

Sunday, April 13th, 2008
  • Título: のんのんばあとオレ -Nonnonbaa to ore (La abuela y yo)
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Chikuma Shobô
  • Revista:
  • Años publicación: 1977
  • Clasificación: Shônen-seinen
  • Tomos: 1

Shigeru Mizuki es uno de los grandes. Nacido en 1922 y todavía en activo a sus 86 añazos, este veteranísimo mangaka participó en la Guerra del Pacífico, donde perdió el brazo izquierdo (lo que significa que ha realizado TODA su extensísima obra con un solo brazo), hizo de “cuentacuentos” por la calle (kamishibai), realizó numerosos encargos para las “librerías de préstamo de manga” (kashihon’ya), se consagró como mangaka de éxito en los años 60 y finalmente se ha erigido como uno de los especialistas más eminentes de Japón en el ámbito de lo paranormal. Investigar la obra de Mizuki a fondo llevaría años debido a lo bestialmente prolífico que ha llegado a ser este autor, en todos los ámbitos de su carrera. Básicamente, podemos destacar tres grandes tendencias en su obra:

  • Yôkai. los “yôkai” (妖怪) son los seres sobrenaturales japoneses. Fantasmas, monstruos, entes espirituales… Es muy difícil definir brevemente al yôkai, porque tampoco son malos ni buenos necesariamente, los hay con formas sólidas y otros etéreos -tipo fantasmas- y también los hay que no hacen nada, simplemente que están ahí. Mizuki, como veremos, es un gran maestro en el arte de lo paranormal, y en todo Japón, incluso a nivel académico, siempre que se menta a grandes estudiosos de lo paranormal surgen de buenas a primeras dos nombres: Kunio Yanagita, el gran padre de la etnología japonesa, y el propio Shigeru Mizuki. Mizuki ha publicado infinidad de obras presentando a los distintos yôkai, como enciclopedias, libros ilustrados, series de televisión, etcétera. Para los curiosos, una de sus recopilaciones de yôkai está en disponible en italiano (Enciclopedia dei mostri giapponesi, Kappa Edizioni) y francés (Yôkai. Dictionnaire des monstres japonais, Pika Éditions). Dentro de esta corriente “fantasmagórica” destaca el manga GeGeGe no Kitarô, tal vez su obra más famosa, que ha sido adaptada a anime (e incluso a película de imagen real) repetidas veces -y que tengo en la lista de obras por reseñar próximamente, permanezcan atentos a este blog-.
  • Histórico y bélico. Debido a su participación como soldado en la II Guerra Mundial, Mizuki ha escrito numerosas obras sobre la propia guerra (tanto en forma de manga como de ensayo), pero no se ha quedado ahí, sino que también tiene obras históricas y hasta una biografía de Adolf Hitler, que Glénat ha anunciado que editará en español, convirtiéndose así en la primera obra de Shigeru Mizuki que aparece en España.
  • Autobiográfico. Estamos ante un autor que no se corta a la hora de contar su pasado, y así tenemos varias obras que narran la vida de Shigeru Mizuki contada por él mismo, sobre todo en forma de manga. Se trata de libros interesantísimos, ya que nos abren la puerta a la totalidad de la era Shôwa (1926-1989) desde la perspectiva de alguien que la vivió de principio a fin. De hecho, su obra autobiográfica más conocida se titula 昭和史 Shôwa-shi (Historia de la era Shôwa).
El manga que tengo el gusto de reseñar en esta ocasión es principalmente autobiográfico, pero también tiene mucho que ver con los yôkai. Nos cuenta la infancia del joven Shigeru en su pueblo natal de Sakai-Minato, en la prefectura de Tottori (Japón “profundo” donde lo haya), y su relación con una anciana vecina llamada Fusa Kageyama, a la que todos conocían con el sobrenombre de “nonnonbaa”. Por lo que he podido investigar, “Nonnon-sama” (señora Nonnon) es como se llamaba en Sakai-Minato a la diosa budista Kannon. “Baa” significa “vieja”, “anciana”, y por lo tanto “nonnonbaa” es una manera dialectal de decir “abuela muy creyente”.
Nonnonbaa fue la que prendió la mecha de la pasión del joven Shigeru (a quien llamaban de pequeño “Gege”) por lo sobrenatural. Esta abuela fue la que le contó todo tipo de historias fantasmales y le fue hablando sobre los diferentes yôkai que existen y cómo hacerles frente (o evitar que se enfaden contigo o incluso propiciar que te echen una mano). La pobre Nonnonbaa se quedó viuda ya bastante anciana y la familia de Mizuki la contrató en primera instancia para hacerse cargo de las tareas del hogar, de ahí que Shigeru y ella reforzaran extraordinariamente el fuerte vínculo que ya tenían de antes, de cuando el joven futuro mangaka iba a visitarla a su casa para que le contara historias.

El joven Shigeru, Nonnonbaa y un yôkai

El manga es básicamente autobiográfico y nos cuenta las peripecias de Shigeru durante su infancia, a principios de los años 30, como por ejemplo las guerras de bandos que había entre los niños de los diferentes barrios, sus experiencias en la escuela y la gente a la que iba conociendo, así como a la alta mortalidad infantil, algo cotidiano y normal en la época, que se presenta como un suceso más, sin ahondar demasiado en el drama. También podemos conocer a su familia, con una madre orgullosa de proceder de una familia “que antaño poseía no sé cuántos almacenes” (como repite varias veces) y un padre bastante vivalavirgen. Es muy interesante ver cómo se vivía en el Japón rural de la preguerra y solo por esto el libro ya vale la pena.
A pesar de presentarnos la infancia del joven Shigeru y su bellísima relación con la entrañable Nonnonbaa, el libro también se permite pequeños desvíos hacia lo fantástico, con la aparición de algunos yôkai. Por un lado, es un poco decepcionante que haya estos retazos de fantasía en la obra, porque se desdibuja su “veracidad” como obra autobiográfica y provoca que el lector dude de si la obra es autobiográfica de verdad o no (me consta que sí). Supongo que se puede considerar a estos desvíos como representaciones de lo que realmente estaba pensando el pequeño Shigeru, es decir, que se pensaba que realmente ahí había un yôkai y que lo estaba viendo.

Este tomo único de 403 páginas es una gozada de principio a fin y lo disfruté como pocos libros me hacen disfrutar. La obra se publicó en dos partes en 1977, directamente en forma de libro (es decir, que no fue prepublicado en ninguna revista, como es lo habitual). Desafortunadamente, no he podido conseguir una edición original de la obra porque son muy difíciles de encontrar y aparte van carísimas. Actualmente, existen dos ediciones recientes disponibles en librerías japonesas: una en formato “bolsillo” publicada por Kôdansha (que es la que yo tengo y cuya portada aparece escaneada al principio del post) y otra en formato “lujo”, que la editorial Kadokawa publicó en 2007 con motivo de la consecución por parte de esta obra del Premio al Mejor Álbum del Festival de Angoulême 2007 (la primera vez que una obra japonesa recibe este premio del prestigioso festival dedicado sobre todo a la “bande dessinée” francobelga). Esta obra de lujo es en formato A4, tremendamente grande y pesada, y también cara (3800 yenes). Yo habría preferido agenciarme esta última edición pero, siendo realistas, su tamaño y peso me tiraron para atrás (que luego esto hay que facturarlo en el avión o enviarlo por correos).
Para los curiosos y en espera de que alguien se decida a publicar esta obra en España (que seguro que alguien lo hace, y más después de la consecución de semejante premio; lo que me extraña es que nadie haya anunciado su licencia todavía), sabed que obviamente está disponible al otro lado de los Pirineos con el título de NonNonBâ (Ed. Cornélius, 2006).