El blog de Marc Bernabé

Ozu Yasujirô no nazo (El misterio de Yasujirô Ozu)

Friday, September 26th, 2008
  • Título: 小津安二郎の謎 -Ozu Yasujirô no nazo- (El misterio de Yasujirô Ozu)
  • Autor: Masahiro Sonomura (guión) / Mariko Nakamura (dibujo)
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Big Comic Spirits
  • Años publicación: 1999
  • Clasificación: seinen, biografía
  • Tomos: 1


Pues nada, todo lo bueno se acaba y mis vacaciones no iban a ser una excepción. Toca volver al trabajo y a la rutina diaria, algo que tampoco me desagrada, francamente. Me encanta viajar y perderme por el mundo, pero también disfruto del día a día normal. En fin, reanudemos el blog con una nueva reseña.
A riesgo de sonar “gafapasta”, diré que me encantan las películas de Yasujirô Ozu, considerado uno de los tres grandes directores de cine clásico de Japón junto con Akira Kurosawa y Kenji Mizoguchi. Exacto, estoy hablando de un director de cine cuyas películas más memorables se rodaron en los años 50 (aunque estaba trabajando como director desde los años 30), la amplia mayoría de ellas en blanco y negro y más lentas de desarrollo que el caballo del malo.
Aunque tampoco, por supuesto, le hago ascos a Akira Kurosawa (en Mizoguchi, Naruse, etc. todavía no he entrado), mi favorito de largo en el cine clásico japonés es Ozu. Y esto es porque este director siempre realizó películas contemporáneas a sí mismo, en las que la acción no se desarrolla en el Japón feudal, sino en el Japón de los años 30, 40, 50 o 60 (según el año en el que se rodara la película de turno). Y esta particularidad de su cine, que se centra en las relaciones humanas sobre todo entre familiares, permite abrir una ventana incomparable y totalmente real a un Japón que ya no existe.
Este aspecto es el que a mí me fascina de las películas de Ozu: cómo vivían los japoneses de los años 50, cómo vestían, cómo se comportaban, ¡cómo hablaban! Realmente, en solo 50 años, Japón ha cambiado una barbaridad si comparamos la actualidad con lo que vemos en las pelis de Ozu… ¡Parecían aligenígenas! Esa reverencias, esa sumisión de la mujer, siempre con una sonrisa (muchas veces forzada) en la cara, esas relaciones entre los jóvenes o entre los mayores, o entre mayores y jóvenes, esa manera de hablar con una distinción tan clara entre el lenguaje de los hombres y el de las mujeres, entre el japonés formal y el informal (distinciones que se mantienen hoy en día, pero no de forma tan patente ya que las diferencias se han ido limando con el tiempo). Vamos, para mí, que me gusta el tema clásico y soy un apasionado de la era Shôwa (1926-89), estas películas son verdaderas maravillas.
Porque de acuerdo que una película te cuenta la melancolía de un padre al ver marcharse a su hija de casa para contraer matrimonio (arreglado, por supuesto), otra te cuenta un pique entre dos hermanas y otra las peripecias de unos niños para poder ver la televisión, ¡ese aparato revolucionario que solo unos pocos privilegiados pueden tener…! Sí, las historias pueden parecer anodinas, pero no lo son tanto; y el ritmo de Ozu es lento, lentísimo, pero también absorbente.
Ozu era famoso por su técnica de grabar “desde la altura del tatami”, es decir, con la cámara muy baja. Aquí vemos una escena de la grabación de Banshun (Primavera tardía, 1949) donde vemos claramente la posición de la cámara y el director. En la última viñeta, Ozu le da instrucciones al actor Chishû Ryû en la memorable última escena de la peli.
En cualquier caso, como se suele decir, si hay algo, es muy posible que exista un manga sobre ese algo. Y cómo no, existe una biografía de Ozu en forma de cómic, este Ozu Yasujirô no nazo (El misterio de Yasujirô Ozu). Como me dijo un amigo cuando le hablé de este libro, “ah, sí, el misterio de Ozu, sí, claro. Pues es, a saber; poner la cámara a ras de suelo, hablar múuu bajito y moverse múuu despacito”. XDD.
De hecho, es el primer libro de un proyecto de Shôgakukan que iba a ser dedicado a varios directores de cine, pero imagino que no les fue demasiado bien porque solo sacaron dos libros más: el de Akira Kurosawa y uno dedicado a Sadao Yamanaka.
El cómic empieza con la visita a Japón de un famoso director de Hollywood, Leslie O. Stan, que contacta con la editorial Shôgakukan para que le ayude durante su visita de incógnito al país a cambio de una exclusiva sobre su visita. La editorial le encarga a la joven Noriko que cuide de Stan y le ayude en todo lo posible; al cabo de poco de llegar Stan, Noriko descubre que su visita se debe a que es un gran apasionado de Yasujirô Ozu y quiere aprender todo lo posible sobre su persona. Así, lo primero que hacen es ir a Kamakura, donde reposa Ozu en una tumba en cuya lápida solo figura el kanji 無 (la “nada”). Por cierto, yo también fui una vez al templo Enryakuji para presentar mis respetos al gran maestro en su tumba… Sí, friki que es uno…
Bueno, sigamos. Stan se queda patidifuso al ver la tumba con el kanji de “la nada” inscrito y se pregunta por qué demonios ese concepto figura en su lápida, en vez de su apellido como sería normal… Así, Stan, Noriko y el joven Hirayama, que se incorpora muy pronto a la historia, realizarán una investigación para averiguar más sobre Ozu, indagar sobre su vida, los conceptos detrás de sus películas, etc. Para ello, se entrevistan con varios actores de la época, técnicos, gente que le conoció (todos gente real, a los que los autores del libro investigaron e incorporaron luego al cómic), lugares que frecuentó, etcétera.
El resultado es un libro muy ameno que nos cuenta la vida de Ozu, sus experiencias, su forma de trabajar, su filosofía y su visión del cine, así como varias anécdotas de sus películas más famosas, como Tokyo Monogatari (Historias de Tokio), considerada su obra maestra. A mí me ha parecido un libro muy interesante. El de Kurosawa también me lo leí hace tiempo y también me gustó mucho, pero este de Ozu es especial para mí, ya que me ofrece una visión de pájaro sobre la persona detrás de esas películas que me fascinan.
Realmente, el cómic es un medio ideal para realizar biografías: uno consigue gozar de una cantidad ingente de datos en forma de texto, pero también de imágenes (muchas de ellas sacadas de fotos reales) para hacerse una idea excelente de cómo fue la vida de una persona. Con las posibilidades que tiene el cómic, no deja de ser bastante irritante que solo en Japón se utilice en todo su potencial didáctico.

Historie

Tuesday, August 26th, 2008
  • Título: ヒストリエ -Historie-
  • Autor: Hitoshi Iwaaki
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Afternoon
  • Años publicación: 2003-?
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 4 (en curso)


De este manga me habían hablado muy bien (sin ir más lejos, Range Murata me comentó en el pasado Salón del Manga que era de sus preferidos de entre los que se publican actualmente) y por lo tanto me sumergí en su lectura con mucha ilusión. Sin embargo, mi conclusión al acabar de leer el tomo 1 es que me ha dejado bastante indiferente. Tal vez da un giro radical en los siguientes volúmenes, lo ignoro, pero me temo que esto es más una cuestión de esas típicas de “o te gusta, o lo odias, no hay término medio” que otra cosa. En mi caso, no lo he odiado, pero tampoco lo he detestado (o sea, que sí hay termino medio, toma contradicción XDD).

En cualquier caso, esto no es nuevo para mí, ya que también me habían hablado muy bien de su anterior obra, Kiseijû (Parasyte), que cuenta la historia de un chico en cuya mano se aloja un alienígena parásito. Aun así, cuando leí el primer tomo hace unos años también me quedé bastante frío; una sensación muy parecida a la que me ha dejado Historie. Así que, una de dos: o mi problema es que este autor (su dibujo y forma de narrar) no casan con mis gustos, o bien sus historias siempre despegan a partir del segundo o tercer tomo y, como solo le he dado la oportunidad del primero tanto en Kiseijû como en Historie, me estoy perdiendo dos maravillas del manga actual. No lo sé.
Lo que sí sé es que Historie es peculiar en el sentido de que está basado en acontecimientos históricos de fuera del ámbito japonés o del ámbito cercano a Japón que siempre ha tenido mucha influencia en el imaginario japonés (China y Corea, básicamente). Raros son los manga históricos que transcurran fuera de estos dos marcos: tenemos quince mil manga sobre samuráis y señores feudales y diez mil sobre leyendas chinas como la Historia de los tres reinos o la leyenda del Viaje al oeste, pero muy pocos que nos ilustren sobre la historia del imperio romano, los mayas, los khmer o los songhai, por decir algunos grandes imperios de Europa, América, Asia o África.

Las tropas de Macedonia amenazando Cardia

En este sentido, Historie sí que es un manga muy especial, ya que es uno de los pocos que trata sobre el imperio persa de Alejandro Magno, así como sus regiones cercanas, sobre todo la parte griega. Así, Iwaaki nos narra aquí la historia de Eumenes, inteligente general y erudito de la polis griega de Cardia que llegó a ocupar importantes puestos de responsabilidad en el imperio persa durante el reinado de Alejandro Magno, así como después de su muerte.
Como hago habitualmente, solo he leído el primer tomo de la historia, que se centra en la figura del joven Eumenes antes de entrar a las órdenes de Alejandro Magno. Con un “cameo” del filósofo Aristóteles, se nos demuestra que ese chico de aspecto más bien soso y que parece un esclavo huido del yugo de su amo, resulta ser un inteligente chaval que ayuda a Aristóteles y a sus discípulos, perseguidos por soldados persas, a cruzar el estrecho de los Dardanelos desde las costas frente a las ruinas de Troya. En este primer encuentro con Aristóteles es donde se nos presenta verdaderamente el intelecto de Eumenes, ya que sigue sin ningún tipo de problemas la conversación de Aristóteles y ambos discuten sobre el hecho de que la Tierra es en realidad esférica (de ahí la portada del primer tomo). A partir de aquí, Eumenes se separa de Aristóteles y sigue su camino hacia su ciudad natal de Cardia, solo para encontrársela sitiada por las fuerzas de las tropas de Macedonia. Una vez consigue entrar a Cardia, sobre la mitad del primer tomo, empieza un largo flashback que nos narra su infancia y juventud. Imagino que la historia es de las típicas que “empieza por el final” y luego nos narra todos los acontecimientos ocurridos antes de ese momento.
Como he comentado antes, el argumento no es en absoluto malo, más bien al contrario, pero a mí no me termina de enganchar. Y el dibujo de Iwaaki, francamente, es bastante feísta y en ocasiones muy poco dinámico, algo que no ayuda sin duda a que su obra traspase fácilmente las fronteras japonesas. Por ejemplo, Kiseijû se publicó en Francia pero obtuvo un éxito más bien modesto, sin duda debido al dibujo, que es feúcho. Tampoco ayuda el hecho de que, a pesar de que lleva publicándose desde 2003, solo tiene 4 tomos publicados por el momento. Su publicación irregular y a trompicones hace que el ritmo de publicación de tomos sea de menos de uno al año; ciertamente, algo incompatible con la terrible impaciencia de los lectores occidentales de manga, que si no tienen un volumen nuevo de su manga favorito una vez al mes, ya encienden las antorchas para quemar la editorial que se atreva a llevar un ritmo superior al bimestral ^_^.

Sarusuberi (Espumilla)

Saturday, August 23rd, 2008
  • Título: 百日紅 –Sarusuberi– (Espumilla)
  • Autor: Hinako Sugiura
  • Editorial: Jitsugyô no Nihon-sha
  • Revista: Manga Sunday
  • Años publicación: 1983-88
  • Clasificación: seinen, histórico, costumbrista
  • Tomos: 3

Ahora hacía un tiempo que no ponía un manga “gafapasta”, ¿verdad? ¡Pues nada, esto hay que remediarlo! Últimamente le estoy cogiendo el gustillo a esto de los manga de tipo costumbrista ambientados en el Japón feudal, y eso que no hace tanto que no me gustaba este tipo de obras. Hace poco, leí y disfruté muchísimo con Oo-oku y ahora es el turno de esta Sarusuberi. Voy a ser sincero y diré que me costó lo suyo entrar en esta obra. La adquirí tras leer una referencia a ella donde se la ponía por las nubes y se la describía como una obra maestra de la literatura manga. Lo cierto es que, en un primer momento, solo pude leerme medio tomo hasta que lo acabé dejando aparcado. Sin embargo, recientemente le he dado una segunda oportunidad y, ahora sí, he podido disfrutarla como se merece.
Sarusuberi nos cuenta retales de la vida del gran maestro del ukiyo-e (grabados tradicionales japoneses del período Edo) Hokusai Katsushika, de su hija Oei y de la gente de su alrededor, en la Edo (antigua Tokio) de mediados del siglo XIX, cuando el maestro ya era bastante mayor. Hokusai, como muchos sabréis, es el “inventor” de la palabra “manga”: fue él quien publicó una serie de libros de bocetos semicómicos a los que tituló Hokusai Manga (Dibujos irresponsables de Hokusai), que obtuvieron un gran éxito y que provocaron que la palabra manga fuera asociada a partir de aquel momento con las caricaturas o dibujos cómicos y, con el tiempo, al propio cómic.
La autora de esta obra, Hinako Sugiura, tuvo una vida lamentablemente corta (falleció en 2005 a los 46 años), pero intensa. Apasionada del período Edo, inició su carrera en el mundo del manga especializándose en obras de cómic con estilo de dibujo “a lo ukiyo-e” en la histórica revista alternativa Garo, lo que le valió hacerse un nombre en el mundillo “gafapasta” del manga en los años 80. Tuvo una carrera muy corta como mangaka, ya que en 1993 anunció que dejaba la plumilla para dedicarse a la pasión de su vida, que era el estudio de la cultura popular del período Edo (1600-1868). Como investigadora y especialista, Sugiura también destacó mucho: escribió numerosos libros y ensayos y colaboró en programas de televisión, en los que a menudo aparecía vestida con kimono. En realidad, tras su muerte se descubrió que en 1993 se le había diagnosticado cáncer y sus médicos le recomendaron que dejara la estresante y agotadora profesión de mangaka para realizar otro tipo de tareas menos exigentes y poder dedicarse mejor a luchar contra la enfermedad.

El maestro Hokusai, dibujando un dragón

Sarusuberi es una obra un poco especial. Por un lado, nos cuenta pequeños episodios de la vida de Hokusai y su entorno, presentándonos al maestro como un viejo excéntrico, muy curioso y francamente genial; un verdadero torbellino de creatividad. No en vano, el título de la obra hace referencia a semejante torrente creativo: Sarusuberi es una planta de origen oriental que, según he podido investigar, en español recibe el nombre de “espumilla” o “árbol de Júpiter”. Su nombre científico es Lagerstroemia indica. Al parecer, se trata de una planta que da flores grandes, en cantidad muy generosa, en un momento dado. Luego se les caen todas de golpe y a continuación vuelve a florecer de nuevo esplendorosa y abundantemente. Así pues, esta planta pasa a simbolizar la pasión creativa de Hokusai.
Las historias son curiosas: tal vez por esto me costó entrar en el manga la primera vez, ya que me esperaba otra cosa muy distinta (no sé exactamente qué esperaba, pero lo que me encontré me desconcertó e hizo que no pudiera entrar). Son pequeños relatos de tipo costumbrista, que nos narran episodios de la vida del viejo Hokusai. Lo que pasa es que, en ocasiones, mezcla pequeños detalles fantásticos en la historia (por ejemplo, en un momento dado, un hombre muerto cuyo rostro estaba inmortalizando Hokusai en su lecho de muerte se levanta y mira fijamente al pintor) que a mí personalmente me dejaron con un gran interrogante flotando sobre la cabeza. Sin embargo, también es verdad que, una vez entras y consigues que la obra te abra sus puertas, puedes disfrutar mucho más de su sutileza y su gracia.
El dibujo también en peculiar, ya que es bastante sencillo, pero tiene un aire “a lo ukiyo-e” muy interesante; difícil al principio, entrañable una vez te acostumbras. De hecho, las preciosas portadillas que abren cada historia están dibujadas con un estilo 100% ukiyo-e y realmente son estampas preciosas. En definitiva, esta es una obra recomendada para los “gafapastas” de pro, y más si están interesados en cómo se vivía en la primera mitad del siglo XIX en la antigua Edo y en conocer más sobre la figura del excéntrico Hokusai, su hija y sus discípulos. Los amantes del shônen, el shôjo romanticón o los seinen de acción, abstenerse. Solo recomendado para fans de Taniguchi y similares.

π (Pi)

Monday, August 18th, 2008
  • Título: π -パイ- -Pai- (Pi)
  • Autor: Usamaru Furuya
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Big Comics
  • Años publicación: 2002-05
  • Clasificación: shônen, seinen
  • Tomos: 9

En mi reseña de Chronicles of the Clueless Age ya expresé mi deseo de obtener más obras de este genio de lo visual que es Usamaru Furuya. Ese desparpajo gráfico que muestra el autor en su opera prima Palepoli y en Chronicles me dejaron anonadado, así que ni corto ni perezoso, procuré hacerme con alguno más de sus manga. Aunque Furuya es un autor que se siente muy cómodo en historias de un solo tomo, o a lo sumo de dos, su manga más popular (o, al menos, el más sencillo de encontrar en las librerías japonesas) es este π, que se publicó en la “primera división” del manga seinen, concretamente en la revista Big Comics, y terminó en 2005 con un total de nueve tomos.
Y después de leer el primer tomo, tengo un par de cosas que decir: primero, que los que esperen al Furuya más creativo gráficamente hablando, con esas metáforas visuales tan increíbles, así como al Furuya de argumentos surrealistas y profundos, se sentirán defraudados. Y segundo, que es una excelente obra de entretenimiento que me hizo pasar un muy buen rato mientras la leía.
Antes de empezar a explicar de qué va el manga en sí, hay que hacer una pequeña explicación sobre su título, que es ni más ni menos que el símbolo matemático π, es decir, el famoso “pi” (3,1416…). Lo que pasa es que en japonés se pronuncia “pai”, lo que a su vez recuerda a la palabra “oppai”, que significa “tetas”.
Habiendo explicado esto, se entenderá mejor el argumento. Yumeto Sawaki es un estudiante de bachillerato guaperas, bien vestido, con el pelo teñido de rubio, silencioso y taciturno. Un verdadero misterio que lleva de cabeza a todas sus compañeras. Lo que nadie sabe es que, hasta hace muy poco, Yumeto era un friki seboso, feo y baboso que lleva toda la vida obsesionado con la relación entre las tetas y el número “pi”. Según su sesuda teoría, a la que lleva dedicadas más de diez libretas llenas de ecuaciones, gráficos y fórmulas matemáticas, la teta perfecta es la que más cerca está del número “pi”. Asimismo, su obsesión por los pechos le lleva a convertirse en dibujante de pin-ups de chicas con las tetas al aire, un mundillo en el que llega a ser bastante famoso, aunque no tanto como el célebre Chigusa (que aparecerá también como personaje).

La relación entre los pechos y el número pi…

Pero claro, para demostrar su teoría en el aspecto práctico necesita ver y palpar pechos en primera persona, así que se pone a pensar… ¿Cuáles son las probabilidades de que, con su aspecto actual, consiga encontrar y gozar de las tetas perfectas de sus sueños? Respuesta: cero pelotero. Así, Yumeto se esfuerza a lo bestia hasta finalmente conseguir un aspecto de play-boy increíble. Por fuera, pues, es un guaperas que se las lleva de calle, pero por dentro sigue siendo ese friki obsesionado con los pechos. A todo esto no hay más que sumarle a la guapísima Jun Tamura, que tiene un trauma desde que un pervertido la sobó en un tren y no soporta que los chicos la miren lascivamente. Según Yumeto, Tamura podría ser la propietaria de sus codiciadas tetas “pi”, pero por otro lado una de sus letales “patadas voladoras” podría matar a cualquiera…
Y así se desarrolla una historia de humor picante que realmente se hace muy amena de leer. Francamente, es una obra comercial a más no poder que está a años luz del mejor Furuya, pero resulta muy divertida. Aunque Furuya no se prodiga demasiado en sus metáforas visuales, de vez en cuando se marca algún destello genial que hace subir un poco el nivel general de la obra. Resumiendo: no mata, pero se deja leer.
Como último apunte, destacar que el argumento, las situaciones y la forma de representar al “friki interno” del protagonista me parece muy similar al de Tonari no Yaoi-chan, por lo que o bien es pura casualidad, o bien la dibujante de Tonari se inspiró bastante en π a la hora de crear su obra.

Kaikisen (Regreso al mar)

Thursday, August 14th, 2008
  • Título: 海帰線 -Kaikisen- (Regreso al mar)
  • Autor: Satoshi Kon
  • Editorial: Bijutsu Shuppansha
  • Revista: Young Magazine
  • Años publicación: 1990
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 1

Este manga es otra de las pocas excepciones a mis propias reglas que me permito, ya que sí cuenta con una edición en España. Sin embargo, al ser una edición tan antigua e inencontrable, he decidido tratarlo como si fuera uno más de los manga inéditos que presento aquí. Efectivamente, esta obra de Satoshi Kon fue publicada por Planeta deAgostini en diciembre de 1994, en los albores de la historia del manga en España, y de momento no se conocen planes ni intenciones de publicarla de nuevo.
Como ya habréis deducido si seguís habitualmente este blog, a mí lo que realmente me gusta y me fascina es el manga, el “papel”, los libros, las historietas, las viñetas la tinta sobre el papel. Muchos relacionan el manga con su “hijo”, el anime, y lo colocan al mismo nivel: si te gusta el manga, forzosamente tiene que gustarte el anime. Bien, en mi caso no es así. Mentiría si dijera que odio el anime, que no me gusta nada, etc. Pero francamente no me fascina y si me das a elegir entre leer un manga y ver el anime basado en él, siempre elegiré el manga. Como todo, siempre hay excepciones, y generalmente lo que son películas de animación originales (en contraposición a las series) me gustan mucho y tengo una colección bastante decente de ellas. Y, aparte de la mayoría de las películas de Ghibli (cómo no), el director con el que más disfruto y cuyas películas adquiero siempre que sale alguna nueva es Satoshi Kon.
Sigo a este director desde la inquietante Perfect Blue, su opera prima, y no me he perdido nada de lo que ha hecho: Millenium Actress (fascinante, mi favorita de Kon), Tokyo Godfathers (entrañable) y Paprika (la más rara y la que menos me ha gustado hasta el momento), pasando por supuesto por la estupenda serie de 13 episodios Paranoia Agent, tremendamente bien realizada. Sin embargo, lo que no es tan conocido es que Satoshi Kon fue ayudante de Katsuhiro Otomo en los años 80 y debutó en el mundo del manga, brevemente, antes de pasarse al anime, campo en el que finalmente ha triunfado.
Sin embargo, su paso por el manga fue más bien poco prolífico ya que, aparte de algunas historias cortas, solo dos obras suyas han sido publicadas en tomo: la adaptación al manga de la película de imagen real de Katsuhiro Otomo World Apartment Horror y la obra que reseño en esta ocasión, Kaikisen (Regreso al mar). Kaikisen fue publicada durante el año 1990 en la revista Young Magazine, de Kôdansha, y recopilada en forma de tomo en el mismo año. Su calidad gráfica y argumental es tal que, a pesar de ser Satoshi Kon un perfecto desconocido que todavía no había presentado ninguna película como director de animación, la obra fue publicada en España, Hong Kong y Taiwan (1994) y en Italia (1998). Curiosamente, en Francia no se publicó hasta 2004, cuando Kon ya era un consagrado director de animación.

Un estilo de dibujo ciertamente muy “otomesco”

Kaikisen nos cuenta la historia de Yôsuke, un chaval que vive en un pequeño pueblo costero y que es el hijo del sacerdote del santuario sintoísta. Yôsuke, influenciado por su abuelo, se dedica una vez a la semana a cambiar el agua de mar en la que debe estar permanentemente empapada la preciosa joya que se guarda en el santuario. Dice la leyenda que esta joya, el “huevo de la sirena”, fue confiada hace mucho tiempo al santuario: a cambio de custodiarla, cuidarla debidamente y cumplir la promesa de devolverla al mar en ciclos de 60 años, el misterioso ser marino medio humano, medio pez velará por la seguridad del pueblo.
A todo esto, debido a una tragedia que se nos explica bastante avanzado el manga, el padre de Yôsuke, sacerdote del santuario, se empeña en que el pueblo debe ser modernizado y se asocia con una empresa constructora bastante mafias que tiene el plan de transformar radicalmente el pequeño pueblo de pescadores en un esperpéntico conglomerado turístico de hormigón. Con esta premisa, pues comienza una apasionante historia alrededor de la conveniencia o no de abrazar el progreso y de respetar o no promesas antiguas. Con un trasfondo de misterio y fantasía y un precioso dibujo muy en el estilo del mejor Otomo (realmente se nota que Kon aprendió a las órdenes del creador de Akira), esta historia de un solo tomo consigue atrapar y fascinar al lector.
La edición que tengo yo fue realizada por la editorial Bijutsu Shuppansha en 1999 y, lamentablemente, en estos 9 años que han pasado desde entonces, ninguna otra editorial japonesa se ha decidido a reeditar este gran manga. No sé si ya estaba en la edición de 1990 de Kôdansha, pero en esta edición de Bijutsu Shuppansha se incluye también, como “bonus”, una historia corta titulada Kinchô no natsu (El verano de los nervios) que francamente deja mucho que desear: precipitada, confusa y poco creíble. Aunque, por supuesto, tiene su valor como una muestra más de la escasa producción manga de este gran maestro de la animación.
Siendo como es Satoshi Kon un director consagrado de anime, me extraña que ninguna editorial española haya decidido rescatar esta obra en los últimos años. El gancho que tiene el nombre de Kon, así como sus cuatro películas y su serie de TV como director, llamarían sin duda la atención de muchos lectores. ¡A ver si con este post consigo reactivar un poco el interés, ¿no?! ^_^