El blog de Marc Bernabé

Sakuran

Tuesday, June 2nd, 2009
  • Título: さくらん –Sakuran–
  • Autora: Moyoco Anno
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Evening
  • Años publicación: 2001-03
  • Clasificación: josei, seinen
  • Tomos: 1

Hace ya bastante tiempo me leí este manga de prestado, pero ahora he podido releerlo gracias al regalo de Deirdre y Nerea de Pro Shoujo Spain (¡mil gracias por el detallazo!). Cuando me lo leí por primera vez, igual lo pillé en un mal momento porque por un lado no acabó de gustarme y por el otro hubo algunas escenas que no entendí debido a que los personajes utilizan una variedad del japonés arcaica y encima llena de nociones y conceptos muy del contexto en el que está enmarcada la obra y que desconocía. Ahora, tras la relectura, debo decir que me ha gustado mucho más y lo he pasado muy bien leyéndola, igual porque he pillado el libro con más ganas, porque estoy más rodado con el japonés arcaico después de enfrentarme a la traducción de obras como Ikkyū o Hanzō, o por una mezcla de los dos factores.
Sakuran es la historia de Kiyoha, una “dama de compañía” del barrio de placer de Yoshiwara, en la antigua Edo, durante la época de los samuráis. Aunque no se dice en la obra, calculo que se enmarca sobre el siglo XVIII o a principios del siglo XIX y también diré que, aunque en ningún momento se utiliza la palabra “geisha” en las páginas de este manga, la usaré para que podáis seguir fácilmente mi reseña. En vez de geisha, se usan otros conceptos y palabras que supongo eran los que se usaban en la época, siendo “geisha” una palabra más reciente que engloba a todas estas damas de compañía de hace 200 o 300 años. Uno de los conceptos que más se utilizan, por ejemplo, es el de oiran, que vendría a ser la geisha más cotizada y de más rango de cada una de las casas de placer. Solo las geishas más guapas, elegantes y exitosas podían llegar a ser la oiran de su local, lo que las erigía en la gran capitoste de todas las demás geishas, komuro (niñas que en un momento dado serían geishas), hikikomi (jovencitas que aún no están “en el mercado”) y shinzō (geisha recién puesta “en el mercado”).
Kiyoha es una geisha de lo más peculiar, con un carácter bastante violento y desenfadado muy poco propio de una chica de compañía, pero aun así, debido a su belleza y precisamente a su peculiar carácter, tiene mucho éxito entre los clientes. El tomo se abre con un episodio en el que la oiran del local muere a manos de un cliente enamorado de ella y, muy a su pesar y en contra de su voluntad, nombran oiran a Kiyoha. Es decir, que el manga empieza por el final. A partir de aquí, empieza el gran flashback que durará el resto del tomo y en el que se nos narra la vida de Kiyoha, desde que fue vendida al local cuando aún era solo una niña hasta que se convierte en una geisha cotizada, pasando claro está por el momento en el que la “venden” a su primer cliente en la ceremonia del mizuage.
 

Trabajando…

Actualmente se insiste mucho en decir que las geishas no son prostitutas, sino simples damas de compañía que charlan con los clientes, les distraen, les sirven copas, juegan con ellos y bailan y cantan para ellos. Son, como indica el nombre geisha (芸者) en japonés, “personas 者 artísticas 芸”. Ciertamente, esto es así actualmente, pero en el pasado, además de su arte y su porte, también vendían su cuerpo. Esta obra nos acerca de forma magistral a la forma de vida de estas chicas y a sus dramas internos: desde el esclavismo que representa su venta desde la más tierna infancia hasta el cautiverio total que sufrían detrás de las verjas y portones que mantenían cerrado el barrio de Yoshiwara, pasando por tórridos amoríos (incompatibles con la profesión, por supuesto) y disputas y peleas con las demás geishas del local. Moyoco Anno presenta un gran retrato de la vida en Yoshiwara de esa época muy bien documentado, con mucha gracia y simpatía y con el estilizado estilo de dibujo que caracteriza a la autora de Sugar Sugar Rune y Tokyo Style.
Clasifico este manga como seinen y como josei a la vez por varios motivos. Es seinen porque se publicó en la revista Evening, que es una publicación eminentemente para hombres. Es josei porque Moyoco Anno es una mujer y, como tal, tiene una manera particular de dibujar y presentar los argumentos, una manera que podríamos tildar sin tapujos de “femenina”. La temática también está bastante enfocada al público femenino, por lo que en este aspecto sería josei. Sin embargo, no por eso es una obra que no puedan disfrutar los hombres, ni mucho menos, por lo que, según mi manera de ver las cosas, estaría en la frontera entre el seinen y el josei, del mismo modo que ocurre con Tokyo Style (seinen porque se publicó en una revista seinen, pero josei “de corazón”). Pero bueno, al fin y al cabo esto de “seinen” y “josei” no son más que etiquetas y no creo que valga la pena devanarse los sesos en cosas así: lo importante es que la obra sea buena, y esta lo es.
Aunque Sakuran se compone de un solo tomo, Moyoco Anno retomó la obra en 2005 y empezó una segunda parte en la misma revista Evening, que de momento ha dejado inconclusa e inédita en formato libro. Por otro lado, a los curiosos les encantará saber que en 2007 se realizó una película de imagen real basada en este manga y con el mismo título.

Por cierto, si me permitís un comentario personal (bueno, al fin y al cabo este es un blog personal XD), durante mucho tiempo llegué a aborrecer el tema geishas porque me parecía una temática demasiado mistificada y ellas, demasiado encumbradas en el imaginario de la persona occidental media sobre todo por culpa de la novela y película Memorias de una geisha (¡cuánto daño hizo, y encima con una china en el papel protagonista!). Al fin y al cabo, las geishas no son más que un elemento arcaico dentro de una sociedad, la japonesa, en la que cada vez tienen menos cabida ya que están siendo desplazadas y absorbidas por la vorágine de la modernidad. Son básicamente fósiles de una época ya pasada y se están convirtiendo en simples iconos turísticos sin más valor que el que puede tener ver a un león en la jaula de un zoo (en contraposición a verlo en libertad en la sabana africana).
Sin embargo, esta opinión cambió bastante a raíz de un viaje increíble que tuve la enorme suerte de hacer hace un par de años en compañia de un matrimonio acaudalado que me contrató como cicerone e intérprete durante su viaje a Japón. En este viaje, entre muchas otras experiencias inolvidables que jamás habría imaginado que tendría, tuve la oportunidad de cenar en dos restaurantes de mega-lujo de Kioto, donde este matrimonio contrató a una maiko (aprendiz de geisha) la primera noche y a dos geishas la segunda, que tocaron y bailaron para nosotros. Fue entonces cuando mi opinión sobre las geishas cambió radicalmente, sobre todo gracias a la maiko. Su encanto, su arte para entablar conversación y su porte me dejaron fascinado. Hasta aquel momento, no entendía qué gracia podía tener una mujer maquillada totalmente de blanco, pero os juro que tras charlar un rato con ella eso se difuminó, dejó de tener importancia e incluso llegó a resultar atractivo. Francamente, no me extraña que tantos hombres se hayan enamorado de geishas a lo largo de los siglos. Y encima esa entonación al hablar, ese dialecto de Kioto tan dulce… ¡Buf, impresionante! A mis clientes les encantó la experiencia, claro, porque iban predispuestos favorablemente, pero yo iba en plan escéptico y al final quedé embelesado.

Mi dulce geisha (por cierto, si tenéis Spotify no os perdáis la canción del link, que es LA HOSTIA XDDDD)

Sigo considerando que las geishas son un elemento arcaico, pero ahora temo porque ocurrirá lo obvio, y es que se irán convirtiendo en puros reclamos turísticos. Con mucha pena escuché como la maiko me decía que estaba asistiendo a clases de inglés porque cada vez más venían extranjeros a contratarlas (sobre todo en grupo, con viajes organizados, ¡qué horror!) y necesitaba comunicarse con ellos. ¡Dios, si una de las gracias más evidentes es su entonación y su dulcísimo acento de Kioto! ¡No me las hagas hablar en inglés, que les quitas toda la gracia!
En fin, esta experiencia marcó un antes y un después en mi visión de las geishas y seguramente por eso, ahora que he releído Sakuran tras haberla tenido, me ha gustado e interesado muchísimo más que la primera vez.

Donki kōrin (El advenimiento del instrumento romo)

Thursday, May 28th, 2009
  • Título: 鈍器降臨 – Donki kōrin- (El advenimiento del instrumento romo)
  • Autor: Usamaru Furuya
  • Editorial: Media Factory
  • Revista: Da Vinci
  • Años publicación: 2004
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 1


Un nuevo libro de mi querido Usamaru Furuya que cae comentado en este blog. Se nota que me gusta este autor, ¿eh? Estoy ya por poner una etiqueta llamada “Furuya” para no tener que poner links como haré ahora: Furuya es el autor de obras comentadas en este blog como, por orden de aparición, Chronicles of the Clueless Age, Pi o Happiness.
No me extenderé más sobre cuánto me fascina la imaginación desbordante y el agudo y peculiar sentido del humor de este autor, ni de su capacidad para crear viñetas llenas de poesía prácticamente daliniana y en ocasiones cargadas de mucha mala leche, porque ya lo he hecho en las reseñas anteriores. Así que me limitaré a reseñar esta peculiar obra, titulada Donki Kōrin (El advenimiento del instrumento romo).
Estamos ante una obra que es manga pero no es manga, una especie de híbrido muy curioso que nunca antes había visto. Me explico. Los contenidos recopilados en este primer tomo fueron publicados originalmente en la prestigiosa revista japonesa literaria Da Vinci entre noviembre 1997 y enero de 2004. Los editores de Da Vinci tuvieron el ojo de fichar a un Furuya que había debutado solo tres años antes con la maravillosa Palepoli (un día la comentaré, lo juro, lo que pasa es que la leí de prestado hace años y no tengo el tomo; tendré que comprarlo) para que ilustrara pequeños relatos seleccionados de entre los que mandaban los lectores.
Así, este tomo se compone de 75 unidades divididas en dos páginas cada una: la primera página es un relato corto enviado por un lector, mientras que la segunda es una representación libre de este relato realizada en el formato de cuatro viñetas y con el estilo genialmente variable e imaginativo de las historietas que conformaban Palepoli. Tengo que decir que los manga de Furuya no adaptan fielmente las historietas, sino que en ocasiones las tergiversan, se centran en aspectos muy concretos de ellas, les dan la vuelta, les sacan punta… No sé, es difícil definir lo que hace Furuya sin un ejemplo, así que para eso al final de esta entrada he dejado la traducción de una de estas historietas y su adaptación manga, para que os hagáis a la idea de lo que quiero decir. Por cierto, que de ahí viene el extraño título de la obra, El advenimiento del instrumento romo, que pretende indicar que Furuya golpea con un instrumento romo (como un martillo, mirad las imágenes de la portada) los relatos que le mandan con la intención de “forjarlos” sobre el yunque. Un poco rarito, pero bueno, ellos sabrán.
Ciertamente hay algunas historias un poco raras, pero en general los manga de Furuya son, cómo no, geniales. Uno podría leer solo los manga y seguramente se sentiría satisfecho, pero el hecho de leer primero el relato y luego el cómic hace que el cómic se coloque dentro de un contexto mucho mayor y se disfrute aún más. Esta iniciativa de Da Vinci combinando el relato y el manga me parece muy original. Desconozco si a partir de enero de 2004 siguieron con el mismo proyecto en las páginas de la revista; si fuera así, y contando con que para recopilar este tomo 1 se necesitaron poco más de 5 años de serialización mensual en la revista, el segundo tomo tendría que estar ya al caer después de exactamente ese mismo tiempo, entre 2004 y 2009. Espero que sea así.
El tomo se complementa con unas pocas conversaciones (no muy interesantes, la verdad) entre Furuya y algunos de los autores de los relatos, años después de que su relato fuera seleccionado y diseccionado en forma de manga por el mangaka.

Pues nada, aquí va la traducción de una de las 75 historias que componen este libro.

TEXTO

La rebanada

Hay varias cosas que me habría gustado hacer de niño y que no pude hacer.
A menudo pienso “si hubiese hecho aquello entonces, ahora mismo estaría…” Si pudiera volver a mi infancia con las capacidades intelectuales que tengo ahora, destacaría tanto en los estudios y en los deportes que me tildarían de niño prodigio, me enamoraría dulcemente de la profesora en prácticas y estas cosas…
Pero bueno, todas estas no son más que cosas que le preocupan a uno una vez ha llegado a cierta edad y ha acumulado ciertos conocimientos. Básicamente son pajas mentales.
Y aun así, ciertamente pienso a menudo en una cosa que me habría gustado hacer entonces y que no pude hacer.
Me refiero a salir corriendo de casa hecho un manojo de nervios y con una rebanada de pan en la boca. Debería haberlo hecho, costara lo que costara. Mirar boquiabierto el despertador que me había dejado anoche sin poner, salir de la cama de un brinco, vestirme en un segundo y ponerme la mochila en la espalda sin ni siquiera mirar el horario de clases del día. Por esto ya pasé; prueba superada. El problema viene después, porque por mucho que protestaran mis tripas, por mucho que mis ojos se detuvieran en los tomos de Doraemon tirados por mi habitación, en ningún momento tuve el impulso ni la clarividencia de salir volando de casa con una rebanada de pan en la boca. Y pasaron los años, me hice mayor y nunca llegué a hacerlo.
Si algún día puedo regresar a esa época, me conjuro para ser capaz de hacer el “más difícil todavía”: tres minutos después de salir como una bala de mi casa, decir “¡Maldita sea! ¡¡Esto no es pan, sino tofu frito!!” y volver a casa a por una rebanada de pan.
Esto es lo que he pensado mientras me dedicaba a echar lavavajillas sobre una rebanada mohosa de pan.

Jinta Mizugiwa (prefectura de Miyazaki)

CÓMIC

1.
Fiel al tópico, corro con todas mis fuerzas con una rebanada de pan en la boca.
¡Kiaaah! ¡Que llego tardeeee!
Y grito lo que es tópico.

2.
Al llegar a la esquina decisiva, ¡¡avanzo con todas mis fuerzas sin echar un vistazo al espejo por si viene alguien por el otro lado!!
¿¡Eh!?

3.
Ya han pasado veinte años y pico… Y aún hoy sigo corriendo.
Arf
Afh
Qué raro… ¡¡Esto no debería ser así!!

4.
¡Hoy sí! ¡Tiene que ocurrir!
Arf
Agh
(manga interior) Puuuf / ¡Au! ¿¡Tú tienes ojos en la cara!? / Pe… Perdona… / ¿Estás bien? / Bu-bum / ¡Ah! / Buuufff… / ¡Kyah! ¡Guarro! / O… ¡Oye, que yo no he…!
¡De hoy no pasa sin que tenga un encuentro dramático igual que en los manga!

Bueno, aquí está. ¿Qué os ha parecido? ¿Interesante? Bueno, es bastante friki, para qué negarlo, pero es un buen ejemplo de la genialidad de Furuya Usamaru.

Embalming –The another tale of Frankenstein–

Wednesday, April 1st, 2009
  • Título: エンバーミング Embalming –The another tale of Frankenstein–
  • Autor: Nobuhiro Watsuki
  • Editorial: Shūeisha
  • Revista: Jump SQ
  • Años publicación: 2007-?
  • Clasificación: shōnen, seinen
  • Tomos: 1 (en curso)

Embalming, el nuevo manga de Nobuhiro “Rurouni Kenshin” Watsuki después de Busō Renkin, tuvo el honor de protagonizar la primera portada de la nueva y exitosa revista de Shūeisha Jump SQ, en el mercado desde noviembre de 2007, una revista cuyo elenco de mangaka es realmente apabullante y que cuenta con una calidad, al menos gráfica, deliciosa. Sin duda alguna, se trata de una digna hermana mayor de la Shōnen Jump.
La verdad es que Watsuki parece ser el típico caso de mangaka cuya primera obra determina toda su carrera, ya que desde que consiguió el éxito indiscutible con Rurouni Kenshin ninguna otra de sus historias ha conseguido tener mucho éxito. Embalming, en mi opinión, no es ninguna excepción ya que, a pesar de estar muy bien dibujado, con el atractivo estilo de Watsuki, el argumento no acompaña mucho.
La acción de este manga transcurre en una Europa imaginaria de finales del siglo XIX, una Europa en la que Victor Frankenstein existió en la realidad y tuvo éxito en sus experimentos de crear un hombre artificial, el monstruo de Frankenstein. Así, en este mundo, la tecnología para crear estos seres (llamados “Frankensteins” en el manga) existe y es utilizada con cierta profusión. Al parecer, Embalming narra varias historias separadas que tienen que ver con los Frankensteins, aunque el tomo 1, que es el que me he leído, está casi íntegramente dedicado a una sola de estas historias, la de Fury Flatliner, un joven que de niño sufrió el ataque de un Frankenstein junto a su amigo Allen y que posteriormente es adoptado como sirviente por la familia Weiss junto a Allen.

En lo que se refiere a dibujo, Watsuki está evolucionando muy bien

A mí la historia me pareció más bien confusa y la verdad es que se me hizo pesada de seguir. No llega a estar mal y seguramente tendrá sus fans, pero no me pareció muy original ni especialmente bien narrado, aunque es cierto que el dibujo de Watsuki es muy atractivo y a los fans de su arte les encantará. Por cierto, al término de cada episodio se incluyen extensas notas de Watsuki sobre los personajes y el argumento, así como “conversaciones” entre los personajes en las que se aclaran varios aspectos sobre la cultura europea de finales del siglo XIX (desde el punto de vista de un traductor, una verdadera pesadilla XD). En definitiva, en mi opinión este es un manga más, en absoluto destacable, pero que debido a su temática de acción, su atractivo dibujo y el nombre de su autor, seguramente llegará a Europa y posiblemente gozará de una versión animada.

Gekiga Hyōryū (A la deriva en el gekiga)

Thursday, March 26th, 2009
  • Título: 劇画漂流 –Gekiga Hyōryū– (A la deriva en el gekiga)
  • Autor: Yoshihiro Tatsumi
  • Editorial: Seirin Kōgeisha
  • Revista: Mandarake manga mokuroku / Mandarake ZENBU
  • Años publicación: 1995-2006
  • Clasificación: seinen, autobiografía
  • Tomos: 2

Como buen aficionado a la historia del manga no pude evitar emocionarme cuando me enteré de que en noviembre y diciembre de 2008 se puso a la venta la recopilación en dos tomos de la autobiografía de Yoshihiro Tatsumi, esta Gekiga Hyōryū que fue publicada por entregas entre 1995 y 2006 en los catálogos de manga vintage de la famosa tienda Mandarake. Por cierto, la edición de los tomos conmemora el 50º aniversario de la palabra gekiga (luego explico de qué va esto). Por supuesto, no tardé en hacerme con ella y aquí está mi reseña.
Vivimos tiempos felices los amantes del manga clásico, ya que además, en este mes de marzo se ha puesto a la venta en Japón la tan esperada recuperación de la mítica Shin-Takarajima, La nueva isla del tesoro. Me refiero a la original, la de Shichima Sakai y Osamu Tezuka (en contraposición al “remake” que Tezuka hizo a principios de los años 80 para que se incorporara a sus obras completas y que editó Glénat en España hace un par de años). Por supuesto, esta edición de Shin-Takarajima, la primera desde que se lanzó el manga en 1945, también forma parte de mi colección… concretamente, la edición de lujo (porque han salido dos, la normal y la de lujo, que cuesta 8.000 yenazos pero es… ¡Un peazo lujo!). A ver cuándo tengo un rato para saborear Shin-Takarajima y compararla con el remake ochentero de Tezuka. No dudéis que cuando lo haga aquí habrá la correspondiente reseña.
En fin, no me voy más por las ramas. Empecemos por hablar de quién es Yoshihiro Tatsumi, ¿os parece? En Japón, Tatsumi no es un autor demasiado conocido, la verdad, ni en Occidente tampoco, pero por supuesto tiene sus seguidores. Este histórico autor empezó a trabajar durante los años 50 y destacó por ser uno de los primeros dibujantes que quisieron desmarcarse del manga eminentemente infantil de aquella época para empezar a crear algo que fuera más allá, algo que pudieran disfrutar lectores más adultos. Y fue el que inventó la palabra “gekiga” (dibujos dramáticos), un término que estuvo muy en boga durante los años 60 y 70 pero que luego cayó en desuso y ahora solo se usa para las obras de corte adulto de autores de los años 60 y 70 (por ejemplo, El lobo solitario y su cachorro es un ejemplo perfecto de lo que la palabra gekiga define en el Japón actual).
En los años 50, la palabra “manga” era sinónimo de cómic para niños, de trazo infantiloide y trama simplona (los que hayáis leído Astroboy, por ejemplo, tenéis un buen ejemplo de lo que era un “manga” en la época, y pongo Astroboy como ejemplo porque es prácticamente el único ejemplo que tenemos editado en España de una obra de entonces). Ahora esta percepción ha cambiado mucho y “manga” designa al cómic en general, sea para niños, para jóvenes, o incluso pornográfico. Pero en aquella época, Tatsumi y sus compañeros no querían que sus obras quedaran etiquetadas con la palabra “manga”, ya que ellos hacían “manga que no es manga” (un poco como la reticencia actual de algunos autores a llamar “cómic” a su arte para usar en cambio la expresión “novela gráfica”). Así, para diferenciar su arte de lo que hacían los demás autores de la época, Tatsumi decidió acuñar el término gekiga, una palabra que significa literalmente “dibujos dramáticos”. Pero como he dicho antes, esta palabra cayó en desuso durante los años 80 y pasó a ser sustituida por el término “seinen manga”, es decir, “manga para público adulto”.

El adolescente Tatsumi va a visitar a su admirado Osamu (“dios”) Tezuka, cuando este todavía vivía en la casa de sus padres y apenas acababa de debutar

El gekiga se caracteriza por un trazo realista que huye de los típicos ojos grandes y caricatuzaciones, así como por argumentos muy trabajados y a menudo llenos de dureza, violencia, sexo e incluso de consideraciones de tipo político. Es decir, absolutamente nada que ver con Astroboy y su tropa.
En Gekiga Hyōryū, Tatsumi nos narra una parte de su vida que va desde el fin de la II Guerra Mundial en 1945 hasta principios de los años 60, y lo hace a través de 800 páginas repletas de datos y anécdotas divididas en dos gruesos tomos. A pesar de que es una autobiografía, Tatsumi no utiliza su propio nombre en el cómic, sino que el protagonista se llama “Hiroshi Katsumi”, lo que a mí francamente me parece muy raro, máxime cuando casi todos los demás personajes de la historia sí aparecen con su nombre real. Pero bueno, sus razones tendría…
En el cómic se nos narran por ejemplo los primeros pasos de Tatsumi en el mundo del manga, cómo se quedó alucinado con las obras de Osamu Tezuka en su adolescencia, cómo conoció al propio Tezuka, cómo empezó a publicar algunas historias, etc. Luego pasa a la fundación de la mítica revista-compilación Kage y a su pugna por crear “manga que no es manga” (o sea, lo que luego bautizaría como “gekiga”). Todo esto amenizado con numerosas notas y aclaraciones sobre la sociedad y política japonesa de cada época que trata, lo que resulta muy interesante para contextualizar lo que nos cuenta. En la historia vemos cómo va evolucionando la manera de pensar y de considerar el manga de Tatsumi, a la vez que el propio mercado del manga iba cambiando, sobre todo gracias a la eclosión de las librerías de alquiler (kashi hon’ya), que se alimentaban de los autores y de las editoriales que surgieron a su estela y que generaron un gran mercado en la época.

Puntos a favor:

  • Me ha parecido una obra muy entretenida e interesante y la he devorado.
  • Los numerosos datos que ofrece sobre historia, sociedad y política de la época, que ayudan a contextualizar lo que nos cuenta.
  • ¡¡¡¡Tatsumi es de Osaka y vivía en Hotarugaike, justo al lado de donde vivía yo durante mis tres años en Osaka!!! Las viñetas donde salen los trenes Hankyū, el Hospital Toneyama y toda esa zona me han encantado.
  • Casi todo el manga está en dialecto de Kansai cerrado. Me encanta el dialecto de Kansai.

Puntos en contra:

  • Tiene que gustarte el manga clásico y la historia en general para disfrutar este manga.
  • El manga se acaba justo al entrar los años 60. ¿Qué hay del resto de la vida de Tatsumi?
  • El protagonista se llama Hiroshi Katsumi en vez de Yoshihiro Tatsumi. ¿¡Por qué!?
  • La historia se centra casi exclusivamente en la faceta de Tatsumi como mangaka. Casi no se nos cuenta nada acerca de actividades, sentimientos o problemas fuera de lo que es el mundo del manga.

Por cierto, en primicia os diré que en la solapa de los tomos, donde ponen la biografía de Tatsumi y tal, se dice que “desde incluso antes de que se publicaran estos dos tomos en Japón, se ha decidido ya su publicación en inglés y español, y se espera que se vayan definiendo otras ediciones internacionales muy pronto”. ¿En español? Fíjate, habré descubierto una primicia de alguna editorial sin comerlo ni beberlo. Tiene pinta de Ponent Mon, ¿no? ¿O será La Cúpula, que ha editado algunas obras de Tatsumi? Chi lo sa

Happiness

Tuesday, March 10th, 2009
  • Título: ハピネス–Happiness–
  • Autor: Usamaru Furuya
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Varias
  • Años publicación: 2006
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 1

No, no he abandonado el blog, ni mucho menos… Pero llevo unos meses de trabajo intensísimo y francamente no tengo mucho tiempo para nada. De hecho, ahora mismo me encuentro de nuevo en Tokio y la semana que viene asistiré al Tokyo Anime Fair, y como siempre que estoy aquí, no paro de andar arriba para abajo a la par que sigo haciendo las traducciones (que si no, se me comen las fechas de entrega!). Hace un momento he vuelto de Shimokitazawa, donde he entrado en Village/Vanguard, mi librería-juguetería-tienda de trastos geniales favorita y me he agenciado dos obras más de mi admirado Usamaru Furuya. Y esto me ha recordado que en mi disco duro tenía una reseña de Happiness hecha hace unas semanas y que todavía no había colgado. Pues nada, ¡aquí va!
Después de Chronicles of the Clueless Age y de π (Pi), este es el tercer manga de este autor que comento, algo que no es muy habitual en este blog en el que trato de ofrecer un poco de variedad en todos los sentidos (autores, épocas, géneros…). Pero es que como dije en las reseñas de esos dos otros manga, tengo cierta debilidad por Usamaru Furuya, uno de los mangaka de la última hornada con más variedad de recursos, y no puedo resistir comentar más de sus obras en cuanto les echo la mano encima.

Otro delirio visual del gran Furuya.

En esta ocasión, el manga a comentar se titula Happiness y es un recopilatorio de historias cortas publicadas en varias revistas de varias editoriales entre 2001 y 2006. En total son ocho historias de diversa longitud, aunque más o menos todas ellas tienen en común el hecho de que describen facetas de la vida de turbados jóvenes de la era actual, en especial chicas (muy monas las dibuja, todo hay que decirlo).
Desde una chica obsesionada con Satán a una alumna que tiene una (bastante enfermiza) relación de tipo sexual con su profesor del instituto, pasando por la historia de dos chicos encandilados por la misma chica y que juegan a realizar retratos surrealistas a lo Dalí tomándola a ella como motivo, las historias son de corte bastante oscuro y más que nada deprimente y urbano, en la línea de la obra Jisatsu Club (Suicide Club), del mismo Furuya, que cuenta las vicisitudes de unos suicidas en masa. Hasta se podría definir este estilo como “gótico”, entendiendo por “gótico” la acepción actual de algo de corte más bien oscuro, moderno, urbano, que acaricia la idea de la muerte y es básicamente tenebroso.
Furuya reprime bastante su faceta imaginativa en esta obra. Si Chronicles of the Clueless Age era un festival de la imaginación y la destreza gráfica y π (Pi) era un manga comercial sin demasiado que destacar ni en el plano gráfico ni en el argumental, podría decir que Happiness queda un poco entre medio en este sentido puramente gráfico (aunque por supuesto hay algunas viñetas “a lo Dalí” que son para enmarcar). Aunque en profundidad e implicación del lector está en la línea del mejor Furuya.
En resumen, una compilación de fantásticas historias cortas (al contrario de lo que ocurría con Chronicles…, estas historias cortas carecen de relación entre sí) que, sumando un total de 270 páginas, hacen de este tomo una obra indispensable en tu “Usamaru Furuya-teca”. ¡Qué gran autor!