La Shônen Jump, la revista de manga más vendida del mundo
Información y macro póster en la entrada del recinto
No hace falta decir que nuestra empresa de traducción, Daruma, se encarga de realizar la versión española de muchos mangas de la Shônen Jump, la revista líder en el sector del shônen y la más vendida con diferencia de todas las revistas de manga del mundo. Así, medio por motivos profesionales y medio por curiosidad personal, decidí asistir a la Jump Festa de este año, que se celebraba en Makuhari (Chiba), a una media hora del centro de Tokio, en el centro de convenciones y exposiciones Makuhari Messe, los días 20 y 21 de diciembre. Así, este post es solo una pequeña narración de la visita, espero que os guste.
Sector cosplay: estrecho y abarrotado
La Jump Festa ya se celebra desde hace diez años, por lo que relativamente empieza a ser un evento veterano. Es lo más parecido a un Salón del Manga que existe en Japón, ya que el Comiket, lo más absolutamente bestial que existe, es más bien una macro reunión de fanzineros. Luego, aparte, está el Tokyo Anime Fair o TAF, que se centra en el anime, y el Tokyo Game Show, en los videojuegos. Pero de manga en sí, solo destaca la Jump Festa por encima de otros eventos que pudiera haber (que seguramente los hay, pero son tan pequeños que resultan de escaso o nulo interés).
Leyendo mangas de la Jump Square
en celebración de su primer año de vida
La primera impresión al llegar al recinto fue ESTO ES ENORME. Efectivamente, estamos hablando de tres pabellones enteros, cada uno de ellos tan grande como la Farga si no más (posiblemente más). En total, la superficie de la Jump Festa es más o menos la misma que la de la Japan Expo de París, calculo a ojo. La entrada es gratuita, por lo que evidentemente eso estaba abarrotado y con grandes colas para entrar (suerte que yo tenía acreditación, que si no, fiuuu!).
Panorámica del pabellón 3“Non ti preoccupare, bambino…”
Lo que me flipó es la cantidad de colas que había por todas partes, colas para hacer cualquier cosa: sin ir más lejos, si quieres entrar al recinto te obligan a elegir si quieres entrar a lo que es la Jump Festa o bien ponerte en la cola de comprar el merchandising oficial, que básicamente no es más que lo de siempre, (pegatinas, pósters, tazas, pins, etc.) pero de edición limitada. Cuando yo llegué, sobre las 12 del mediodía, había 150 minutos de espera en la cola del merchandising. ¡¡¡Dos horas y media!!! Y la gente esperando ahí pacientemente en medio del frío invernal.
Stand del videojuego de Claymore. ¡A repartir estopa!
Después, dentro, más de lo mismo: si quieres comprar lo que sea, cola, si quieres probar el videojuego X, cola, si quieres participar en la competición de cartas de Yu-Gi-Oh!, cola, si quieres comprarte una bebida o un poco de comida, cola… Buf! Santa paciencia… Por supuesto, ¡no compré nada de nada ahí dentro!
Escuchando pacientemente la presentación de un nuevo videojuego de Naruto en el stand de Bandai Namco. Todos bien sentaditos, por supuesto.
Probando el nuevo Kingdom Hearts en el stand de Square Enix
La estructura de los pabellones era la siguiente: en dos de los tres, la parte central estaba ocupada por stands de Shûeisha relacionados con la Shônen Jump, y a los alrededores había stands de empresas que trabajan con productos relacionados con los manga de la Jump o productos afines, como por ejemplo Konami, Takara Tomy, Sega, Bandai, 20th Century Fox (promocionando la peli de Dragon Ball), Square Enix, Koei, etc. El tercer pabellón era un poco diferente porque aproximadamente la mitad del mismo estaba ocupado por un escenario y su correspondiente platea, donde aparecerían a charlar varios mangaka (este año, Takeshi Konomi, Masashi Kishimoto, Tite Kubo y Eiichirô Oda, casi ná), actores y actrices de voz y otros famosetes.
Stand de Takara Tomy, donde presentaban los
nuevos videojuegos de Reborn! y Naruto
Un servidor haciendo el ganso… “¡Kuchiyose no jutsu!” XDDD
En cuanto a stands centrales, en uno de ellos había una exposición con numerosos originales de las revistas de la familia Jump (Shônen Jump, Jump Square -que celebraba un año de publicación- y V-Jump). Y cuando digo originales, digo originales de verdad. ¡Una pasada ver esas páginas de Naruto, Gintama, Reborn, One Piece, Tegamibachi, etc., con sus pegotes de Tipp-Ex incluidos! Otro tenía varios stands-dioramas de las series de la Jump, con la comisaría de policía de KochiKame, el templo de yôkais de Nurarihyon no mago, un mega-Gamabunta de Naruto al que podías hacer “kuchiyose” (XDDD), etc. Muy divertido.
Exposición de originales
¡La comisaría de KochiKame!
En otro lugar podías probar los manga para teléfonos móviles adaptados de la Jump y ver muestras de las ediciones internacionales (de España había cuatro –Gintama, Shaman King, Reborn y Bleach català- los cuatro traducidos por Daruma, dos de ellos míos, lo que nos hizo especialmente felices y orgullosos, ya os lo podéis imaginar). En fin… Como curiosidad, al final del evento, hacia la salida, había un stand en el que se ponían a la venta ediciones internacionales (las muestras que Shûeisha obliga a las editoriales extranjeras a mandar a Japón para aprobaciones), al precio que uno quisiera -mínimo cien yenes por tomo-; la idea era que los beneficios obtenidos por esta venta se destinarán a un proyecto de UNICEF.
Stand de venta y beneficiencia de ediciones internacionales
En resumen, la Jump Festa es un salón del manga básicamente participativo y no de compras. Porque básicamente si quieres comprar cosas, tienes que perder medio día haciendo cola a lo bestia (los japoneses son muy aficionados a esto de hacer cola, oye). Es interesante ir, especialmente si eres fan de la Jump, pero yo creo que con una vez basta. Ir, verlo, disfrutarlo, está muy bien, pero repetir solo en caso de ser mega fan.
“¿Qué pasa, tío?” – dijo el estoico Gintoki…
Próxima visita: el Comiket de invierno (28 a 30 de diciembre), junto con el Comiket de verano, posiblemente el evento más friki del mundo entero; la mayor exposición de dôjinshi (fanzines) que te puedes echar a la cara y el sitio con más densidad de otaku y fujoshi por metro cuadrado del universo.
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