El blog de Marc Bernabé

Ichi-Efu (1F, Crónica de trabajo de la Central Nuclear nº 1 de Fukushima)

Monday, March 23rd, 2015
  • Título: いちえふ・福島第一原子力発電所労働記 –Ichi-Efu – Fukushima Daiichi Genshiryoku Hatsudensho Rōdōki– (1F, Crónica de trabajo de la Central Nuclear nº 1 de Fukushima)
  • Autor: Kazuto Tatsuta
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Morning
  • Años publicación: 2013-?
  • Clasificación: documental
  • Tomos: 2 (en curso)

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Como ya habéis podido comprobar múltiples veces en este blog, el manga japonés es mucho más que Son Gokus y Doraemons: Japón es, con toda seguridad, el único país del mundo en el que el cómic se utiliza de la forma más cercana a su potencial total. Las viñetas tienen un poder increíble, y es que a través del medio del cómic es posible no solo crear obras de ficción cuyo único límite es la imaginación del autor, sino también generar obras de tipo educativo y/o documental de enorme valor en la que la información textual se combina con información gráfica para ayudar a afianzar conceptos en el cerebro de una forma óptima. Si en Occidente el cómic se utiliza básicamente para crear obras de ficción para un tipo de público bastante concreto, en Japón encontramos obras de ficción para todas las edades y género, obras de corte educativo y obras-reportaje de no ficción, como esta o como 11M – El día en el que Japón y yo temblamos.

No sé si conocéis la historia del manga de Mibu – ElBulli (en octubre se publicará oficialmente en España, por cierto, de la mano de Norma Editorial): como comento en la reseña que hice en su día, esta fue una colaboración entre los restaurantes Mibu de Tokio y ElBulli de Ferran Adrià, y “durante la duración del evento se priorizó la degustación de los platos en su punto óptimo y el ambiente de relax y hospitalidad ofrecido por la señora Ishida, por lo que no se permitió sacar ninguna foto ni ningún vídeo de la comida servida. Como sería una pena que todo esto cayera en saco roto, finalmente los Ishida decidieron, unos años después, encargar la creación de un manga donde se contaría la historia de este evento y se detallarían con exactitud los platos cocinados y las reacciones tanto de Ferran Adrià como de los demás comensales”.

Es decir, ante la imposibilidad de realizar fotos ni vídeos y la necesidad de dejar constancia de este acto, se optó por realizar una obra de cómic, que se autopublicaron los propios Ishida, dueños de Mibu. Puramente por escrito habría quedado algo coja la historia, al carecer de imágenes, pero con el cómic este escollo se superaba fácilmente y se conseguía una obra muy visual y entretenida. En Japón es hasta cierto punto natural que se llegue a una conclusión así: en Occidente, sin embargo, sorprende.

Ichi Efu es la crónica en manga de un “limpiador” de la central nuclear Fukushima-1, tristemente famosa en el mundo entero por la gravísima crisis nuclear que provocó a raíz del terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011. Al parecer, Kazuto Tatsuda (seudónimo) el autor de este manga, había intentado en su momento hacer sus pinitos como mangaka profesional, pero nunca había conseguido poder comer de ello (algo mucho más común que los que nos pensamos), con lo cual había ido encadenando trabajos hasta que acabó como limpiador en Fukushima-1. Al terminar su trabajo allí, decidió aprovechar su capacidad de hacer manga para crear una historia corta narrando el día a día de la central y sus trabajadores y la envió al concurso de mangakas noveles Manga Open de Kōdansha, donde consiguió el Gran Premio y el acceso a una serie que se publica todavía hoy, de forma irregular, en la revista Morning. Al no ser posible tomar fotos en el recinto (en realidad en ningún momento se menciona en el manga que no se puedan tomar fotos, pero me parece lo más lógico, y en cualquier caso no puedes entrar y sacar una cámara de fotos de un lugar contaminado de radiación sin descontaminarla antes), una narración en forma de prosa –que seguro que existen– o, como en este caso, en forma de manga, es la única forma de saber qué ocurre exactamente allí dentro. La ventaja del manga es que es puramente visual: el autor describe no solo de forma narrativa, sino también gráfica, las circunstancias de su trabajo y de la central, lo que permite al lector saber exactamente cómo está todo allí.

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Trabajando en el interior de uno de los reactores dañados de Fukushima-1.

Aparte de los nombres de personas y empresas, que el autor procura alterar por si acaso (incluido su propio nombre, ya que firma con seudónimo), todo lo que se cuenta en este manga es supuestamente real. Pongo “supuestamente”, pero lo cierto es que la profusión de detalles que ofrece deja lugar a pocas dudas sobre su autenticidad. En un momento dado, por cierto, deja claro que en ningún momento le hicieron firmar ningún contrato de confidencialidad.

El estilo es muy descriptivo, casi aséptico, lo que me recuerda mucho a obras como En la prisión de Kazuichi Hanawa. El primer capítulo, que es el capítulo piloto que presentó para el concurso, es muy completo en sí mismo, y narra todo lo que los trabajadores tienen que hacer para acceder a la central de Fukushima-1 (por cierto, el título, Ichi Efu, es el número 1 (ichi) y la letra F (efu), ya que es así como los trabajadores llaman a la central nuclear: 1F. Así, a través del manga podemos ver dónde se alojan estos trabajadores, qué tipo de información se les da, en qué vehículos van y, sobre todo, qué trajes protectores usan y de qué forma se los ponen, y también describe el camino desde el J-Village (antiguas instalaciones de fútbol reconvertidas en centro de operaciones de control de daños) hasta la central, pasando por la zona de acceso prohibido, actualmente convertida en un vergel, con vegetación abundante cubriendo las ruinas de las casas arrasadas por el tsunami y los edificios que quedaron en pie, y con animales, como perros y vacas, sueltos. En el caso del autor, pertenecía a un grupo de soldadores a cargo de ir desmantelando instalaciones alrededor de los reactores dañados, y en realidad apenas pueden trabajar en su tarea una hora al día antes de que salten las alarmas de los aparatos detectores de radiación que llevan encima, que se disparan cuando la radiación llega a los límites establecidos por la ley japonesa. Así, podemos decir que los trabajadores se preparan y “despreparan” durante horas para estar realmente trabajando una sola hora.

La obra no emite ningún juicio de valor: simplemente se dedica a describir las tareas de los llamados “limpiadores” y si alguna vez ofrece un testimonio es a través de la boca de algún personaje, como un veterano que ya trabajaba antes del desastre en la central y vivía en las cercanías. Ahora ha perdido su casa, que había construido recientemente, ya que aunque quedó indemne por el terremoto y el tsunami no puede habitar en ella por encontrarse en el área de exclusión, pero se muestra resignado y pone por encima su responsabilidad como trabajador de la central: “este es nuestro problema y tenemos que resolverlo nosotros porque si no, ¿quién lo hará?”, afirma.

La frase promocional del manga, por cierto, es “Este manga no cuenta ‘la verdad’ sobre Fukushima, sino la ‘realidad’ de Fukushima vista por el propio autor”. Dicho así porque, según el autor, abundan los libros y reportajes que afirman narrar “la verdad” sobre Fukushima hablando de horrible radiación asesina, de espeluznantes imágenes en el recinto de Fukushima-1 y de “horribles verdades que oculta el gobierno”, pero que él lo único que vio es gente seria trabajando de forma seria y tomando las debidas precauciones, así como bromeando y contando chistes (de hecho, dice que lo más fastidioso de trabajar como limpiador es cuando te pica la nariz y no te puedes rascar –porque llevan las máscaras protectoras–), como cualquier persona normal: de ahí, lo que él cuenta es “la realidad” de Fukushima.

Lo mejor

  • El manga documental me gusta mucho, y aunque los que son descriptivos como este pueden parecer aburridos a según qué lectores, a mí me encanta, igual que me encantó En la prisión.
  • Ofrece todo lo que ocurre en la central nuclear de Fukushima-1 en la actualidad: cómo se están realizando las tareas de limpieza y desmantelamiento y qué precauciones se toman, así como viñetas que describen cómo es el área de exclusión y qué ocurre en ella.

Lo peor

  • Es un ritmo de lectura muy lento, con mucha información por página, a veces incluso aburrido.

3.11 Boku to Nihon ga furueta hi (11M – El día en el que Japón y yo temblamos)

Monday, April 30th, 2012
  • Título: 3.11僕と日本が震えた日 –3.11 Boku to Nihon ga furueta hi– (11M – El día en el que Japón y yo temblamos)
  • Autor: Miso Suzuki
  • Editorial: Tokuma Shoten
  • Revista: (webcomic)
  • Años publicación: 2011
  • Clasificación: seinen, documental
  • Tomos: 1

En mi último viaje a Japón, en marzo de este año, aproveché, cómo no, para pasear por varias librerías y husmear qué se cuece en el mundo del manga en estos momentos. Ya el primer día, para combatir el jet-lag (excusas…) fui a una de mis preferidas e hice varias compras (ver aquí). Me llamó la atención una pequeña sección dedicada a obras manga relacionadas con el desastre del 11 de marzo de 2011, ese terremoto de magnitud 9 que hizo temblar todo el noreste de Japón y que provocó un tsunami brutal que segó la vida de miles de personas en la costa de Tōhoku, y que también provocó gravísimos problemas en varias centrales nucleares, especialmente en Fukushima-1. Estuve mirando las varias historias presentadas allí y al final seleccioné esta que presento, que es la que me llamó más la atención.

Estamos ante una especie de documental en forma de manga, que fue publicado originalmente en internet y luego recopilado en libro, realizado por Miso Suzuki. En la franja publicitaria que acompaña al tomo se habla de Suzuki como “el gran maestro del cómic-reportaje”. Yo desconocía totalmente el nombre de este autor, pero un amigo japonés que vio el tomo cuando me lo compré sí lo reconoció por su actividad creativa en la revista geek Shūkan ASCII.

El manga, realizado sin ánimo de lucro (al parecer, los beneficios obtenidos por el autor serán donados a ONG que trabajan en tareas de voluntariado en las zonas afectadas), está estructurado en varios capítulos con una temática totalmente diferente cada uno. En ningún caso se trata de narrar lo que ocurrió (en principio, a estas alturas, lo sabemos todos) ni cómo ocurrió, sino las diferentes consecuencias que tuvo el triple desastre, tanto en las zonas directamente afectadas como en otras. Consecuencias, como descubriremos a lo largo del libro, sobre las personas, sobre la economía local y sobre la economía tanto de Japón como del mundo entero.

Sobre las consecuencias del terremoto, Suzuki nos habla por ejemplo de toda la gente que quedó afectada en la zona de la capital (Tokio y alrededores) el mismo día del desastre, que tuvo que volver a casa caminando durante horas debido al cierre por precaución del transporte público. O sobre los efectos en zonas tan cercanas a Tokio como Chiba, con áreas enteras en las que el subsuelo ha quedado tan afectado que muchísimas casas y edificios, algunos de ellos de nueva construcción, han sido declaradas inhabitables, con el grave problema que supone eso para tantas familias, muchas de ellas con hipotecas por pagar.

Sobre los efectos del tsunami, conocemos los problemas que tuvo que afrontar la industria editorial japonesa debido al arrasamiento de una importante factoría de papel o al corte de carreteras que interrumpieron los suministros durante semanas, por no hablar de almacenes inundados (bien por el tsunami, bien por la activación de los aspersores antiincendio) o palets de libros destrozados y caídos al suelo (con el consecuente aplastamiento de los libros, que los hace invendibles).

Consecuencias menos visibles del desastre: graves pérdidas para la industria editorial japonesa

Sobre la radiación, Suzuki dedica varios capítulos a insistir sobre cómo se mide la radioactividad de forma correcta, explicando con todo lujo de detalles el funcionamiento de los contadores Geiger (incluye por ejemplo una historia manga realizada por una especialista y que fue muy popular en internet durante la crisis nuclear: Cómo medir correctamente la radiación, que se puede leer y descargar (en japonés) aquí) y las diferentes máquinas de medición, lo que nos hace llegar a la conclusión de que no podemos hacer mucho caso de mediciones realizadas al tuntún por aficionados. Asimismo, nos informa sobre el efecto de la radiación sobre el medio ambiente en general y sobre los productos alimentarios (verduras, ganado, pesca…), y también hace llegar a la conclusión de que, en general, es perfectamente seguro consumir productos no ya solo japoneses, sino también de la zona afectada (siempre, claro está, que se realicen controles periódicos y exhaustivos por si acaso).

Y todas estas informaciones no nos las da porque sí, desde su punto de vista personal, sino que, como buen autor de documental, narra los encuentros con diferentes especialistas que dan sus opiniones y deja al lector llegar a sus propias conclusiones.

Interesantísimo reportaje en forma de manga, sin duda un género más, el del documental, en el que el cómic se revela como un medio de comunicación tan válido como cualquier otro.

Lo mejor

  • Se aprende un montón.
  • Es ameno y las explicaciones sobre física se siguen mucho mejor con “dibujitos” de por medio.
  • Presenta problemas derivados del triple desastre que a priori quedaron en un segundo o tercer plano, pero que igualmente afectan a miles de personas.
  • El documental, un género más en el que el cómic puede desempeñar un gran papel.

Lo peor

  • En algunas ocasiones se revela como demasiado “localista”, lo que hace el libro poco exportable.