El blog de Marc Bernabé

Historie

Tuesday, August 26th, 2008
  • Título: ヒストリエ -Historie-
  • Autor: Hitoshi Iwaaki
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Afternoon
  • Años publicación: 2003-?
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 4 (en curso)


De este manga me habían hablado muy bien (sin ir más lejos, Range Murata me comentó en el pasado Salón del Manga que era de sus preferidos de entre los que se publican actualmente) y por lo tanto me sumergí en su lectura con mucha ilusión. Sin embargo, mi conclusión al acabar de leer el tomo 1 es que me ha dejado bastante indiferente. Tal vez da un giro radical en los siguientes volúmenes, lo ignoro, pero me temo que esto es más una cuestión de esas típicas de “o te gusta, o lo odias, no hay término medio” que otra cosa. En mi caso, no lo he odiado, pero tampoco lo he detestado (o sea, que sí hay termino medio, toma contradicción XDD).

En cualquier caso, esto no es nuevo para mí, ya que también me habían hablado muy bien de su anterior obra, Kiseijû (Parasyte), que cuenta la historia de un chico en cuya mano se aloja un alienígena parásito. Aun así, cuando leí el primer tomo hace unos años también me quedé bastante frío; una sensación muy parecida a la que me ha dejado Historie. Así que, una de dos: o mi problema es que este autor (su dibujo y forma de narrar) no casan con mis gustos, o bien sus historias siempre despegan a partir del segundo o tercer tomo y, como solo le he dado la oportunidad del primero tanto en Kiseijû como en Historie, me estoy perdiendo dos maravillas del manga actual. No lo sé.
Lo que sí sé es que Historie es peculiar en el sentido de que está basado en acontecimientos históricos de fuera del ámbito japonés o del ámbito cercano a Japón que siempre ha tenido mucha influencia en el imaginario japonés (China y Corea, básicamente). Raros son los manga históricos que transcurran fuera de estos dos marcos: tenemos quince mil manga sobre samuráis y señores feudales y diez mil sobre leyendas chinas como la Historia de los tres reinos o la leyenda del Viaje al oeste, pero muy pocos que nos ilustren sobre la historia del imperio romano, los mayas, los khmer o los songhai, por decir algunos grandes imperios de Europa, América, Asia o África.

Las tropas de Macedonia amenazando Cardia

En este sentido, Historie sí que es un manga muy especial, ya que es uno de los pocos que trata sobre el imperio persa de Alejandro Magno, así como sus regiones cercanas, sobre todo la parte griega. Así, Iwaaki nos narra aquí la historia de Eumenes, inteligente general y erudito de la polis griega de Cardia que llegó a ocupar importantes puestos de responsabilidad en el imperio persa durante el reinado de Alejandro Magno, así como después de su muerte.
Como hago habitualmente, solo he leído el primer tomo de la historia, que se centra en la figura del joven Eumenes antes de entrar a las órdenes de Alejandro Magno. Con un “cameo” del filósofo Aristóteles, se nos demuestra que ese chico de aspecto más bien soso y que parece un esclavo huido del yugo de su amo, resulta ser un inteligente chaval que ayuda a Aristóteles y a sus discípulos, perseguidos por soldados persas, a cruzar el estrecho de los Dardanelos desde las costas frente a las ruinas de Troya. En este primer encuentro con Aristóteles es donde se nos presenta verdaderamente el intelecto de Eumenes, ya que sigue sin ningún tipo de problemas la conversación de Aristóteles y ambos discuten sobre el hecho de que la Tierra es en realidad esférica (de ahí la portada del primer tomo). A partir de aquí, Eumenes se separa de Aristóteles y sigue su camino hacia su ciudad natal de Cardia, solo para encontrársela sitiada por las fuerzas de las tropas de Macedonia. Una vez consigue entrar a Cardia, sobre la mitad del primer tomo, empieza un largo flashback que nos narra su infancia y juventud. Imagino que la historia es de las típicas que “empieza por el final” y luego nos narra todos los acontecimientos ocurridos antes de ese momento.
Como he comentado antes, el argumento no es en absoluto malo, más bien al contrario, pero a mí no me termina de enganchar. Y el dibujo de Iwaaki, francamente, es bastante feísta y en ocasiones muy poco dinámico, algo que no ayuda sin duda a que su obra traspase fácilmente las fronteras japonesas. Por ejemplo, Kiseijû se publicó en Francia pero obtuvo un éxito más bien modesto, sin duda debido al dibujo, que es feúcho. Tampoco ayuda el hecho de que, a pesar de que lleva publicándose desde 2003, solo tiene 4 tomos publicados por el momento. Su publicación irregular y a trompicones hace que el ritmo de publicación de tomos sea de menos de uno al año; ciertamente, algo incompatible con la terrible impaciencia de los lectores occidentales de manga, que si no tienen un volumen nuevo de su manga favorito una vez al mes, ya encienden las antorchas para quemar la editorial que se atreva a llevar un ritmo superior al bimestral ^_^.

Moyashimon (Tales of agriculture)

Thursday, July 31st, 2008
  • Título: もやしもん -Moyashimon- (Tales of agriculture)
  • Autor: Masayuki Ishikawa
  • Editorial: Evening
  • Revista: Kôdansha
  • Años publicación: 2004-?
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 7 (en curso)

Hacía ya un tiempo que le tenía echado el ojo a este manga, puesto que lo veía muy destacado en las librerías japonesas, y eso es señal indudable de que es un manga que está gustando y que está consiguiendo éxito entre los lectores. Pero claro, con tantos manga que comprar, uno tiene que ser selectivo y siempre me había resistido a comprarlo… Y es que, si uno lee el argumento (las aventuras de unos estudiantes en una universidad de agricultura, uno de los cuales tiene la facultad de “ver” bacterias y otros microorganismos a ojo desnudo), tampoco es que acabe ardiendo en deseos de comprar ese manga y meterse en el primer Starbucks, Doutor Coffee o similar que haya por la zona para leérselo. Pero cuando uno se entera de que la obra ha ganado este año 2008 el Gran Premio de los Premios Tezuka de Manga (que sería como el equivalente en manga al de “mejor película” de los Óscars) y el Premio Manga Kôdansha ya no puede seguir mostrándose reacio y acaba adquiriéndolo.
Y, cómo no, ha resultado ser una obra divertida, educativa, entretenida y entrañable. Sí señor, Moyashimon es uno de los manga más curiosos que he tenido el placer de leer últimamente, pero a la vez es un manga que se deja leer y entretiene. El argumento va de un par de chavales de provincias que entran como estudiantes a una universidad de agricultura de Tokio. Tadayasu Sawaki es hijo de una familia de tanekôji-ya (un negocio que consiste en criar todo tipo de levaduras y bacterias que se usarán luego en la confección de productos tan básicos para la cocina japonesa como el miso, la salsa de soja, el sake, el shôchû o el mirin). En esa región, a los tanekôji-ya se los llama moyashimon (moyashi son “brotes de soja” y mon sería algo como el sufijo “-ero”, así que sería algo como “brotadesojeros”), y de ahí viene el título del manga. La gracia es que Tadayasu es capaz, desde muy pequeño, de ver bacterias y todo tipo de microorganismos sin necesidad de microscopio. Su amigo de la infancia, con el que entra a la Universidad Agrícola de Tokio, es Kei Yûki, hijo de una familia de fabricantes de sake.
Cuando ambos entran a la universidad, acaban en el seminario del excéntrico profesor Keizô Itsuki, conocido de los padres de ambos y gran estudioso del proceso de la fermentación. El tipo es el típico profe loco de universidad (me recuerda a uno que tuve yo en Osaka) capaz de enterrar una morsa en cuyo interior se han colocado decenas de gaviotas muertas y, tras un período de varias semanas, desenterrarla, sacar las gaviotas y beberse a través de su ano sus entrañas podridas y deshechas en lo que, según él, es el kiviak, un “plato” esquimal (aquí la foto de un friki japo comiendo kiviak, “una comida que le encanta” (sic.))

El niño que veía microbios caricaturescos, ideales para hacer peluches de ellos…

En fin, sin entrar en más detalles de las excéntricas comidas de Itsuki, lo importante es que Sawaki puede ver a simple vista las bacterias y microorganismos, lo que le permite detectar por ejemplo qué tipo de sustancia es la que tiene delante o cuándo una comida está intoxicada solo con ver las bacerias que la pueblan. La gracia es que “ve” a estas bacterias como pequeñas caricaturas súper monas, cada una distinta de la otra (ver página de muestra). El autor detalla al margen, com comentarios jocosos, el nombre real de estas bacterias y nos da una indicación de su “carácer”. Ejemplo: “A. Aceti: se tranquiliza cuando se cristaliza” o “A. Orizae: Se cree que puede hacer casi de todo”.
En cualquier caso, la historia se estructura en torno a la acción de las bacterias o microorganismos que ocurren alrededor del seminario del profesor Itsuki, formado por Tadayasu y Kei, la guapa y fuerte de carácter estudiante Haruka, los “frikis” redomados Misato y Kawahama y la también nueva Hazuki Oikawa. A destacar por ejemplo el episodio de cuando Misato y Kawahama intentan hacer sake ilegalmente, a escondidas de todo el mundo, pero se les fastidia el invento cuando sufren una invasión de bacterias “hiochi“, letales para el sake; o el episodio del conato de intoxicación alimentaria por curry de los nuevos estudiantes de la universidad, un desastre que Tadayasu logra evitar en el último momento gracias a que “ve” en el curry unas bacterias que no deberían estar allí, etc.
Moyashimon también ha sido adaptado al anime, concretamente en una serie de solo 11 episodios emitida en Fuji TV entre octubre y diciembre de 2007. No he tenido el placer de ver el anime, pero estoy seguro de que es una muy buena serie, ya que el manga en el que está basada es de lo más curioso, bizarro y a la vez entretenido.

Neko ramen (Ramen gatuno)

Wednesday, July 16th, 2008
  • Título: 猫ラーメン –Neko ramen– (Ramen gatuno)
  • Autor: Kenji Sonishi
  • Editorial: Mag Garden
  • Revista: Comic Blade Masamune / Comic Blade
  • Años publicación: 2004-?
  • Clasificación: humor
  • Tomos: 3 (en curso)

Tengo que decir que normalmente no soy muy amante de los manga de cuatro viñetas (yon-koma), aunque es cierto que son tremendamente populares en Japón. Muchos de estos cómics, generalmente humorísticos y que constan de solo cuatro viñetas ,se publican únicamente en revistas de tipo quincenal o mensual dedicadas casi en exclusiva a este género, lo que significa que son muy pocos los que consiguen salir de las páginas de la revista y ser publicados en forma de tomo. Durante un año o dos, mientras vivía en Osaka, un editor que trabaja en una editorial japonesa me suscribió a la revista en la que él trabajaba y la recibí en casa cada quince días. La verdad sea dicha, de la revista solo me gustaban un par de series; las demás las encontraba más bien anodinas. También es verdad que el target eran principalmente mujeres jóvenes casadas o a punto de casarse, pero es que a muchas historias no les veía ninguna gracia ni aunque intentara ponerme en la piel del público a la que iban dirigidas.
En todo caso, de vez en cuando sí hay alguna serie de yon-koma que me llama la atención, como esta que reseño ahora. Ahora mismo no recuerdo dónde obtuve la noticia de que algo así existía, pero un día leí un artículo o una reseña en la que se hablaba de un manga protagonizado por un gato que tiene un restaurante de ramen (tallarines en sopa muy populares en Japón). Hay muchas cosas que me gustan y disfruto; de hecho, si me pusiera a hacer una lista, creo que me quedaría bastante larga. Y precisamente, tanto los gatos como los ramen figurarían en esta lista ^_^. Así que no lo pensé dos veces y me agencié el que, por aquel entonces, era el único tomo disponible (actualmente ya hay tres).

Un ejemplo de una página

En fin, el manga es una chorrada, tiene un dibujo bastante malillo, pero la verdad es que tiene algunos gags bastante divertidos. Al fin y al cabo, la calidad del humor prima sobre el dibujo en este tipo de historietas (ver Shin-chan, sin ir más lejos, que no es un yon-koma, pero se acerca bastante al concepto). La cosa va de que un día, un oficinista joven llamado Tanaka ve un restaurante de ramen que se llama “Neko Ramen” (Ramen gatuno), le pica la curiosidad y entra. ¡Cuál es su sorpresa al ver que detrás de la barra está realmente un gato con una cinta para el pelo y un delantal que le da la bienvenida en perfecto japonés! Así es, la premisa es tan tonta como esta: un gato que habla (con los dejes garrulos y expresiones propias de un cocinero de ramen XDD) sirviendo ramen a los clientes. Lo que pasa es que el gato es un poco torpe y no se le da muy bien lo de cocinar los fideos, pero eso no impide a Tanaka visitar con frecuencia el restaurante e interesarse por los progresos de su felino amo. Un amo que, por cierto, es el único gato parlante en el mundo en el que se ambienta la obra, hecho al que nadie (a excepción de Tanaka) parece darle importancia.
La broma es tan tonta como esta, y en esta ocasión parece que la idea ha caído simpática entre el público y el manga se vende muy bien. Los yon-koma tienen este peligro: pueden caer simpáticos y gustar a la gente, o bien pasar totalmente desapercibidos y servir únicamente para rellenar el cupo de páginas que tiene que tener una de las tantas revistas de manga que existen en Japón (305 cabeceras en total, según un recuento de 2005). Neko Ramen es de los primeros, hasta el punto de que se han realizado algunos cortos animados en estilo Flash y se ha anunciado la creación de una película (sin fecha de estreno anunciada aún). Podéis ver las animaciones en la web oficial de la obra (muy currada, por cierto), si hacéis clic encima de la tele, luego en 始める(empezar) y finalmente seleccionáis uno de los episodios de la lista de la izquierda (parece que solo ponen dos a la vez). Ojo, porque si hacéis clic en トップに戻る (volver al inicio), volveréis atrás. ¡Venga, a disfrutar de la chorrada!

Oo-oku (El harén)

Monday, June 30th, 2008
  • Título: 大奥 –Oo-oku– (El harén)
  • Autor: Fumi Yoshinaga
  • Editorial: Hakusensha
  • Revista: Melody
  • Años publicación: 2004-?
  • Clasificación: josei, seinen, histórico
  • Tomos: 3 (en curso)

Este manga no me lo habría comprado si no hubiese sido por su palmarés; y me habría arrepentido, la verdad. No me malinterpretéis: las obras de samuráis me gustan bastante, y de hecho hasta cierto punto me he llegado a “especializar” en traducir obras históricas (La Espada del Inmortal, Kenshin, Sidooh, Gintama, Ryûgetsushô, Ikkyû etc.), pero hay un tipo de obras de época con las que de momento no he congeniado mucho. Me refiero a las típicas series de samuráis de esas que suelen echar en la tele japonesa, como Mito Kômon o similares, donde predomina el diálogo y la acción queda en un segundo o tercer plano. En este tipo de obras, se utiliza un lenguaje “antiguo”, con expresiones bastante rocambolescas y rebuscadas, así como conceptos y cargos de la antigua corte imperial o del gobierno feudal bakufu.
Para que os hagáis a la idea, una frase tipo “Cuidado con el karô, que ha ido al bugyôsho para hablar de la situación en Hatchôbori” no sería demasiado rara en este tipo de obras, pero además adornada con una pátina de expresiones y construcciones gramaticales antiguas actualmente en desuso (el japonés antiguo y el moderno son bastante diferentes). Ahora, debido al rodaje que llevo de tomos y tomos de mangas de samuráis traducidos, puedo ya comenzar a captar de qué va la cosa y saber que la frase anterior se refiere a que se preste atención al miembro del consejo del comandante supremo –shôgun– (karô), porque se ha ido a la oficina del bugyô (traducido como “magistrado”, pero en realidad era una especie de comisario de la policía de la época) para hablar de la situación en la antigua cárcel de la ciudad de Edo -actual Tokio-, situada en la zona de Hatchôbori. Aunque ahora más o menos puedo seguir fluidamente este tipo de conversaciones, sigue sin atraerme demasiado el tema “costumbrismo samurái”, la verdad.
En cualquier caso, la obra que reseño en esta ocasión, Oo-oku, está realizada por Fumi Yoshinaga, autora conocida por sus manga josei, como Antique Bakery, así como por sus obras de boy’s love. Ciertamente, no es una temática que me atraiga demasiado. Sin embargo, Oo-oku consiguió un premio a la excelencia en 2006 del prestigioso Japan Media Arts Festival y fue nominada para los premios Tezuka, auténtica referencia de la industria del manga, en 2007. Había que ver de qué va la cosa, ¿verdad? Y, sinceramente, me ha encantado.
El inicio del manga es bastante soprendente: una misteriosa epidemia se declara en un pueblecito de Japón y se extiende a todo el país en cuestión de pocos años. Curiosamente, la epidemia solo afecta a los hombres, así que la población masculina de Japón queda reducida a una cuarta parte de lo que había sido. Esto provoca, por supuesto, que haya un hombre por cada cuatro mujeres, lo que obliga a las mujeres a hacerse cargo de las riendas del país y a realizar trabajos que hasta el momento habían sido realizados por hombres, como la construcción, herrería, temas militares… Incluso los máximos cargos dentro del gobierno pasan a ser ocupados por mujeres, y el cargo de shôgun acaba recayendo también sobre una mujer. Los hombres se convierten en preciadas piezas de una sociedad matriarcal que les necesita para reproducirse; así, con tal de conseguir “simiente” masculina, las tornas se cambian también en los barrios de placer, como el de Yoshiwara, donde los hombres se acuestan con sus clientas y les “donan” su simiente a cambio de dinero.
Un dibujo austero pero resultón y un guión fluido y adictivo


Como no puede ser de otra manera, tener a un hombre a disposición exclusiva de una mujer se convierte en un gran lujo. Así, la shôgun demuestra su enorme poder con un harén masculino que se dice que cuenta con más de 3000 hombres (aunque en realidad hay unos 800), todos a su exclusivo servicio. Los aposentos de este harén, donde ninguna mujer excepto la shôgun puede entrar, se llaman “oo-oku” (El gran fondo), y existieron en el Japón real del período Edo pero, claro está, con shôguns masculinos y harenes femeninos.
Oo-oku nos cuenta la historia de Yûnoshin Mizuno, hatamoto (samurái de rango bajo al servicio del shôgun) bonachón y amable con todas las mujeres, hasta el punto de que se acuesta con muchas de ellas, feas y guapas, gratuitamente, para “hacerles el favor” de regalarles su simiente. En un momento dado, Mizuno decide ingresar al oo-oku para ayudar a su familia, en una situación económica más bien precaria, y ahí empieza de verdad el manga, que nos cuenta las intrigas del harén masculino, el trato con la shôgun, etc.
Me ha parecido un manga muy interesante, muy bien narrado y apasionante. A pesar del extenso uso de jerga “de época” como la que mento más arriba, tal vez porque ya estoy por fin acostumbrado a ella, o tal vez porque Yoshinaga escribe con una fluidez sorprendente que hace que las distintas intervenciones sean muy sencillas de seguir, devoré el primer tomo y me quedé con ganas de más. El manga, además, está por lo visto estructurado en varias historias autoconclusivas: unas tres cuartas partes del primer tomo las ocupa la historia de Yûnoshin Mizuno, y luego empieza otra historia, igualmente interesante. De hecho, el primer tomo termina con un cliffhanger que provoca ganas de seguir leyendo el segundo volumen inmediatamente (lástima que no lo tenga a mano).
Al ser un josei, el manga está escrito por una mujer y enfocado básicamente a público femenino, aunque eso no quita que cualquiera pueda disfrutar de él. El trazo, sencillo y femenino, puede echar para atrás en el momento de hojear el manga, pero una vez te pones a leer, no desmerece en absoluto el guión. Hay escenas, como por ejemplo un conato de violación entre los hombres del harén, ávidos de sexo, y también algún detalle de amor o afecto homosexual, como era esperable de una autora que destaca por sus obras de boy’s love, pero en absoluto desentonan. De hecho, lo raro sería que este tipo de cosas no ocurrieran en una situación extrema en la que tienes a ochocientos hombres jóvenes encerrados y sin contacto alguno con ninguna mujer que no sea la shôgun. Una shôgun, por cierto, que al principio del manga es una señorona, pero luego pasa a ser una niña que por supuesto no tiene el horno para bollos, y cuatro largos años después, tras la muerte por enfermedad de la shôgun infantil, pasa a ser una mujer bastante pueblerina que, por fin, parece que va a utilizar el oo-oku para su propósito. ¿Quién será el afortunado elegido por la shôgun para pasar la noche?

Soul Eater

Monday, June 9th, 2008
  • Título: ソウルイーター –Soul Eater–
  • Autor: Atsushi Ôkubo
  • Editorial: Square-Enix
  • Revista: Shônen Gangan
  • Años publicación: 2003-?
  • Clasificación: shônen, aventuras
  • Tomos:11 (en curso) 

Voy a redactar y publicar esta reseña cuanto antes porque estoy seguro de que todas las editoriales españolas van detrás de los derechos de este manga y, a la mínima que una de ellas consiga el premio, lo anunciará enseguida. Porque Soul Eater es una de las últimas sensaciones del shônen manga y, sobre todo gracias a su anime, que empezó el pasado abril en Japón, se está haciendo más y más popular a cada día que pasa. Así que, ya que me he leído el primer tomo para saber de qué va el manga, voy a hacer la reseña para que no me la “chafe” la editorial que sea cuando anuncie su licencia.
En fin, varias veces he hablado en este blog de los “sucedáneos” que surgen a raíz del éxito de una obra para chupar rueda de ella. Y si D.Gray-man, en mi humilde opinión, es la respuesta de Shûeisha al éxito de Fullmetal Alchemist, de Square-Enix, ahora es el turno de Square-Enix de chupar rueda de Shûeisha. Porque, por lo que he leído, y aunque hay muchas diferencias, la temática de esta Soul Eater (de Square-Enix) aprovecha muchas de las ideas y temáticas que pueden verse en Bleach (de Shûeisha). Ya veis que originalidad no hay mucha por ahí, y que esto del manga es un negocio como cualquier otro: si algo se pone de moda, ¡cópialo! Ojo, no estoy criticando ni una serie ni la otra, simplemente expongo mi punto de vista, que es personal e intransferible. Eso no quita que Soul Eater me haya sorprendido gratamente y que, en mi opinión, sea uno de los shônen más interesantes que se publican actualmente en Japón. Pero es que el rollo shinigami a mí ya me cansa un poquito, ¿no os pasa a vosotros? Últimamente no paran de salir mangas con shinigami: que si Bleach, que si Death Note, que si Yami no Matsuei -vale, esta es bastante más antigua-, que si Fullmoon… Y ahora Soul Eater. ¡Pelmazos! ^_^

Piños, acción, y chicas monas.

Eso sí, solo he leído el tomo 1 y, por lo que leo por ahí, este tomo es poco más que una recopilación de historias cortas con las que empezó el autor a explorar las posibilidades de la serie y convencer a sus editores de que le dieran un espacio semanal en la revista Shônen Gangan. La serie de verdad, con su argumento lineal y tal, empieza a partir del último capítulo del tomo 1. Aun así, creo que me he hecho una buena idea de las posibilidades de Soul Eater y su desarrollo.
En cualquier caso, Soul Eater es una historia de aventuras de unos aprendices en la escuela de shinigami (dioses de la muerte). Cada uno de los aprendices tiene un arma (o dos), con forma humana. Es decir, el arma tiene aspecto de chico o chica normal que, cuando llega la hora de luchar, adopta forma de arma (guadaña, kusarigama -hoz con cadena-, pistola…). El caso es que estos aprendices tienen que reunir 99 almas de humanos malvados y 1 alma de bruja para conseguir que su arma se convierta en una “guadaña letal” (death scythe) y conseguir así el nivel de shinigami. Así, las tres historias autoconclusivas de este primer tomo nos cuentan las historias de Maka (chica) y su arma Soul Eater (chaval con cara chunga); Black Star (chaval que va “de guais”) y su arma Tsubaki (chica mona atontadita); y finalmente Death the Kid (chaval chulito) y sus dos armas Patty y Liz (chicas cañón). La que más me gustó fue la de Death the Kid, un tío que siempre lo quiere todo perfecto y le entra la paranoia cuando algo no está perfectamente simétrico o alineado.
En fin, ¿qué más os voy a contar? Pues hay piños, acción, y también un poco de humor… La verdad es que la historia no es ningún alarde de originalidad, pero entiendo que pueda gustar a las generaciones jóvenes. En cuanto al dibujo, a mí me ha parecido muy atractivo desde el primer momento. Ôkubo dibuja muy bien y demuestra un dominio de los lápices muy interesante, ya que controla muy bien las escenas de acción, así como los diseños de personajes. Así como Bleach empezó bastante titubeante tanto en el aspecto gráfico como argumental (el tomo 1 no me gustó nada cuando lo leí hace unos años), y Masashi Kishimoto (el dibujante de Naruto) todavía no tiene ni idea de cómo dibujar bien el cuerpo de mujer (la semana pasada estábamos trabajando en la traducción del tomo 38 y, ¡madre mía! qué mal sigue dibujando los desnudos femeninos el tío después de tantos años… XDDD), el dibujante de Soul Eater demuestra mucha seguridad en todos estos aspectos. Porque aunque Ôkubo trabajó como asistente de Randô Ayamine (autor de Getbackers) y tiene otra serie llamada B-ichi (4 tomos), es un dibujante relativamente novel. Es sorprendente que alguien de este perfil consiga un dibujo tan atractivo en un tomo 1.
No creo que tardemos en leer por ahí que alguna editorial ha licenciado esta serie en España, así que los shônen-adictos podéis ir haciendo un hueco en vuestras estanterías, ya que es de las pocas series shônen todavía no licenciadas que tienen cierto atractivo. El anime tampoco creo que se quede sin licenciar; eso sí, en este último caso no creo que vayan tan rápidos y dudo que hasta bien entrado el 2009 alguna distribuidora nos anuncie su licencia para TV, DVD o ambos.