El blog de Marc Bernabé

Gyakkyō Nine (Nueve en la adversidad)

Wednesday, April 29th, 2015
  • Título: 逆境ナイン –Gyakkyō Nine– (Nueve en la adversidad)
  • Autor: Kazuhiko Shimamoto
  • Editorial: Tokuma Shoten
  • Revista: Shōnen Captain
  • Años publicación: 1989-91
  • Clasificación: nekketsu, deportivo, béisbol
  • Tomos: 6

gyakkuonine1

Ya hemos hablado en este blog algunas veces sobre obras de Kazuhiko Shimamoto, concretamente Moe yo pen (Arde, plumilla) y Aoi Honoo (Llamas azules) así que sabemos que este autor se especializa en historias con una enorme carga de nekketsu (sangre caliente). El subgénero nekketsu, muchas veces, si no siempre, relacionado directamente con el spokon (sports konjō o “tenacidad deportiva”), recordemos, estuvo muy en boga en los años 70, con la publicación de numerosos mangas deportivos en los que el esfuerzo y la exageración están a la orden del día: entrenamientos asesinos, partidos épicos, lesiones, dramas, recuperaciones milagrosas, y hasta… ¡La misma muerte (en mangas como Astro Kyūdan, el epítome del spokon)!

Pues bien, Shimamoto es un digno heredero del nekketsu, que aplica en todas sus obras, como vimos en Moe yo pen y, en menor medida, en Aoi Honoo, con personajes que se desviven por lo que hacen, siempre dentro de un ambiente gráfico –creado por Shimamoto, claro– que fomenta la “epicidad” y la exageración.

Gyakkyū Nine es una de las obras de la primera etapa profesional del autor, y como tal tiene cierto carácter primitivo comparado con sus obras más recientes, sobre todo Aoi Honoo, pero no por eso desmerece, casi al contrario: el dibujo está lleno de fuerza y el ritmo de lectura es trepidante gracias a páginas con dibujos espectaculares que alientan el nekketsu (tanto, que resulta hasta paródico y cómico, sin duda la intención del autor) junto a poco pero muy intenso texto.

sa

¡A SACO!

La historia comienza cuando, en el instituto Zenryoku (todas las fuerzas), el director amenaza con suprimir el club de béisbol porque no hay dinero para mantener todos los clubs y alguno tiene que desaparecer. Y como el de béisbol no arroja resultados, pues es el elegido. Cuando Tōshi Fukutsu (“inquebrantable ansia de luchar”), el capitán del equipo, se entera, declara que su intención es impedir que el club sea suprimido y, para ello, ganarán ese año el mítico torneo del Kōshien (torneo de béisbol de institutos extremadamente prestigioso en Japón; ganarlo es la meta de un porcentaje enorme de los mangas de béisbol de instituto que existen, como bien sabéis si sois lectores habituales de este blog o conocéis, sin ir más lejos, obras como Touch). Para demostrar su determinación ante esta enorme adversidad (gyakkyō en japonés, palabra que forma parte del título junto a Nine, es decir, “nueve”, el número de jugadores en un equipo de béisbol), Fukutsu promete que derrotarán en un amistoso al instituto Hinode (salida de sol), un poderoso instituto de la zona.

A partir de ese momento empieza un brutal entrenamiento, al triple de la intensidad de lo habitual, pero… empiezan a sucederse las “adversidades”: jugadores que se lesionan, otros que no aguantan el ritmo y se van, otros que tienen exámenes, otros que se hunden moralmente porque les ha dejado la novia… Y al final Fukutsu es el único que aguanta junto al cátcher, pero… en otra desgraciada coincidencia, va y se lesiona de gravedad el brazo, indispensable para lanzar las pelotas ya que es el pítcher del equipo… Aun así, Fukutsu decide que va a presentarse al partido, aunque sea solo y con el brazo inutilizado, y que lo va a ganar… Su determinación espolea al resto del equipo, que de repente se presenta también en la cancha… ¡Y ganan el partido! Pero no por haberlo jugado, sino porque llueve mucho y los del Hinode deciden que prefieren no jugar para evitar lesiones o resfriados innecesarios ante la temporada que se avecina y prefieren dejarse ganar por incomparecencia. Aunque patética, esta cuenta como un victoria, lo que evita que el club sea suprimido y pueda iniciar el sueño de conquistar el Kōshien…

Lo mejor

  • Ritmo trepidante.
  • Muy divertido.
  • Las adversidades que Shimamoto se saca de la manga.

Lo peor

  • A veces hay demasiada intensidad y todo.

Shinryaku! Ika musume (¡Invasión! La chica calamar)

Tuesday, March 10th, 2015
  • Título: 侵略!イカ娘 –Shinryaku! Ika musume– (¡Invasión! La chica calamar)
  • Autor: Masahiro Anbe
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Shōnen Champion
  • Años publicación: 2007-?
  • Clasificación: humor, moe
  • Tomos: 19 (en curso)

ikamusume1

Confieso que me enfrenté a la lectura de este manga con un ánimo muy perezoso: sabía que este título es uno de los iconos del manga comercial enfocado al público otaku, con altas dosis de moe y tal, ideado para gustar a público básicamente masculino y ya más bien crecidito, de 30 años de edad para arriba. Vamos, el típico otaku akihabarensis. O al menos este era mi prejuicio, básicamente alimentado por ver al personaje de marras en entornos muy del gusto de este tipo de público y otras situaciones que me hacían pensar que esto es así.

No creo que mi prejuicio esté equivocado: este es un personaje que gusta mucho a este tipo de público, pero tras haber leído el primer tomo del manga tengo más claro que esta es una serie que empezó como un manga de entretenimiento puro y duro. Con temática moe, sí, pero no específicamente pensada para intentar contentar al público otaku. Ha sido el público otaku el que, probablemente a través del tiempo y de los productos paralelos creados alrededor de esta serie (anime, videojuegos, merchandising de todo tipo…), ha creado el icono basado en el personaje protagonista de este manga.

¿Y de qué va la historia? Pues básicamente cuenta las andanzas de una chica calamar (sic.) que, harta de que el ser humano ensucie su entorno, es decir, el mar, decide salir a la superficie para subyugar al ser humano, conquistar la tierra y evitar que las personas sigan contaminando. Lo que la chica calamar no sabe es que hay miles de millones de seres humanos y que ella es solo una, y que encima no tiene precisamente grandes poderes más que echar tinta por la boca y manejar sus tentáculos-mechones de pelo para golpear fuertemente o sujetar cosas.

ds

¿Qué será esto-de-geso?

La chica calamar sale a la superficie en una playa japonesa y termina, sin comerlo ni beberlo, trabajando como camarera en un chiringuito de playa: ese chiringuito fue su primer objetivo de invasión y no solo no pudo invadirlo sino que encima la obligaron a trabajar para pagar los desperfectos que causó en un muro.

El manga está organizado en pequeños capítulos autoconclusivos de tipo humorístico y la verdad es que es bastante entretenido y terminas encariñándote de él: pese a lo rarísimo del concepto, la chica calamar acaba convirtiéndose en un personaje de lo más entrañable gracias a su ingenuidad y a su manera de hablar, con el uso de la desinencia -(de)geso a final de muchas frases (no significa nada, pero es como un tic del personaje-de-geso, es como si habláramos así adrede-de-geso) y la sobreexplotación del negativo japonés acabado en –ika (konaika? ¿No vienes? Tabenaika? ¿No comes?) etcétera. Ika significa “calamar”.

Lo mejor

  • Como manga de humor y entretenimiento, lo cierto es que está muy bien.
  • El personaje de la chica calamar es gracioso.
  • La propia idea de bombero de hacer un personaje que sea una chica calamar y hacerlo funcionar en un manga ya me parece digna de mención. Olé tus narices, Masahiro Anbe.

Lo peor

  • ¿Intento de invasión por parte de un ser ingenuo, que acaba siendo adoptado por los humanos en una serie de humor? Pues no me suena demasiado coffff-Keroro-cofff, pero bueno.

Aoi Honoo (Llamas azules)

Wednesday, February 18th, 2015
  • Título: アオイホノオ –Aoi Honoo– (Llamas azules)
  • Autor: Kazuhiko Shimamoto
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Young Sunday
  • Años publicación: 2007-?
  • Clasificación: estudiantil, metamanga, semiautobiográfico
  • Tomos: 13 (en curso)

aoihonoo1

Ya sabéis que de vez en cuando encuentro un manga con el que me encariño de forma especial. No sé si es que soy de gustos fáciles o qué, pero existen bastantes obras que consiguen llamar mi atención hasta el punto de disfrutarlas muchísimo mientras las leo. Aoi Honoo es una de ellas. Conocí esta obra cuando unos compañeros empezaron a hablar de ella en Twitter, pero no por el manga, sino por la adaptación a serie de imagen real (dorama) que se había hecho. Tanto la temática como el argumento general me llamaron la atención, así que decidí conseguir el manga para leerlo.

Esta obra es una auténtica maravilla para alguien a quien le gusta el manga y el anime clásico en general, sobre todo de los años 70 y principios de los 80. Narra las peripecias de un joven estudiante, a principios de los años 80, en la Universidad de Bellas Artes de Ōsakka (nombre camuflado para una universidad real, en la que se basa, que es “de Osaka”). Este chico, un chico muy impulsivo y “ardiente” llamado Moyuru Honoo (se podría traducir el nombre como “llamaradas que arden”) es un aspirante a creador de manga, o de anime, todavía no lo tiene claro, y un verdadero otaku de la primera hornada.

Entre los estudiantes de su clase se cuentan nombres que a día de hoy son auténticos referentes del anime, como Hideaki Anno (director de Evangelion, entre otras series) y Hiroyuki Yamaga (director de Wings of Honneamise y fundador y productor en el prestigioso estudio Gainax), entre otros, que no tienen reparo en prestar sus nombres para este manga (de hecho, al final del tomo 1 se incluye una entrañable conversación entre Shimamoto y Anno, en la que Anno confiesa cosas bastante duras sobre el precio que tuvo que pagar por haber conseguido tantísimo éxito con Evangelion). Se supone que el personaje de Honoo es una autoparodia del mismo autor de este manga, Kazuhiko Shimamoto (autor también, por cierto, de Moe yo pen, reseñado en este mismo blog) , lo que convierte a esta obra en una especie de semiautobiografía.

ds

Honoo flipando con la irrupción de Rumiko Takahashi en escena con Urusei Yatsura (Lamu)

El manga está plagado de referencias a todo tipo de mangas y animes de esa época, desde Yamato hasta Maison Ikkoku pasando por Capitán Harlock, Gundam o Ideon, y es una auténtica gozada de leer porque el autor no se limita a hablar o referenciar obras, sino que además utiliza páginas o escenas sacadas de estas mismas obras, algo que no es nada común en Japón, donde son extremadamente prudentes con el tema de los copyrights. Shimamoto debe de tener mucha influencia y prestigio (de hecho es bastante veterano y de trayectoria consagrada) para poder conseguir los permisos necesarios; de lo contrario, no se explica el profuso uso de material ajeno en esta obra.

Aparte del propio valor que tiene como manga entretenidísimo y con muchas referencias a obras de la cultura popular japonesa de esa época, este manga también resulta muy interesante como retrato de cómo eran los otaku de la primera hornada (lo que lo convierte en una especie de Otaku no Video versión manga), sin tener ni de lejos el acceso que podemos tener ahora a todo tipo de material. Sin ir más lejos, al ser los aparatos de vídeo domésticos aparatos de reciente aparición y extremadamente caros, los fans del anime tenían que estar sentados ante el televisor cuando empezaba la emisión de sus programas favoritos, y de lo contrario, pues simplemente se lo perdían. Y no podían, claro está, hacer capturas de pantalla ni nada de lo que ahora nos parece tan obvio y sencillo.

Lo mejor

  • Fantástico si te gusta el metamantga y la historia otaku. Si te gustó Bakuman., no me cabe duda de que con este también disfrutarías muchísimo (aunque habla de una época de hace 30 años).
  • Que Shimamoto utilice escenas reales de anime y páginas reales de mangas (de Rumiko Takahashi, de Mitsuru Adachi, de Leiji Matsumoto, etcétera) con sus personajes tal cual, algo MUY inusual en Japón.

Lo peor

  • No me gusta el diseño de los personajes, sobre todo los pelos del protagonista. Pero bueno, al cabo de pocas páginas ya te olvidas.

Ike! Inachū takkyūbu (¡Adelante! Club de ping-pong de la escuela secundaria Inahō)

Wednesday, February 4th, 2015
  • Título: 行け!稲中卓球部 –Ike! Inachū takkyūbu– (¡Adelante! Club de ping-pong de la escuela secundaria Inahō)
  • Autor: Minoru Furuya
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Young Magazine
  • Años publicación: 1993-96
  • Clasificación: humor absurdo, deporte
  • Tomos: 13

inachu1

Seguramente no lo recordaréis, pero ya os hablé fugazmente de esta obra hace tiempo, cuando reseñé Boku to issho (Junto a mí) en este mismo blog. En el último párrafo de esta reseña, comentaba “Francamente, esperaba un poco más de esta obra. El anterior manga de Furuya, titulado Ike! Inachū takkyūbu (¡Adelante! Club de ping-pong de la escuela secundaria Inahō), goza de bastante popularidad entre varias de mis amistades japonesas, que me lo han recomendado más de una vez, y pensaba que este me gustaría más. Debería darle una oportunidad a Inachū, pero la verdad es que Boku to issho me ha decepcionado bastante.”

Pues bien, ha llegado por fin el momento de darle una oportunidad a Inachū, y la verdad es que en general me ha gustado mucho más que Boku to issho, que fue la obra que su autor hizo a continuación. Inachū es una historia de humor absurdo muy-muy cafre de esas que tango gustan a los japoneses, y que aquí no terminan de ser comprendidas. Escatología, referencias sexuales, situaciones asquerosas y mucho de lo que vendría siendo “caca-culo-pedo-pis”.

La historia nos cuenta las andanzas del peculiar club de ping pong de la escuela secundaria Inahō, que cuenta con seis desarrapados miembros con marcada personalidad, y cuyas interacciones dan pie a las más absurdas situaciones. Maeno es un tipo bajito, con una especie de flequillo, y no es más cerdo y maleducado porque no se entrena. Izawa es muy gracioso porque es un flipadillo admirador de Ashita no Joe, y va siempre con el característico tupé de Joe Yabuki que le cuesta dos botes de gomina al día mantener. Takeda es el capitán del club, y el único –junto con Kinoshita, un guaperillas- que se toma un poco en serio lo que hacen e intenta entrenar y mejorar de verdad. Tanaka es un pringado de campeonato, con un cabezón que recuerda a Masao de Shin Chan, cobarde, pusilánime y siempre se deja llevar. Y finalmente tenemos a Tanabe, de padre yanqui y madre japonesa, un tipo con apariencia de guiri que tumba de espaldas, extremadamente peludo y muy, pero que muy, apestoso. Tanto, que sus compañeros tienen que ponerse tapones en la nariz (sin que él se entere) para poder soportar los horrorosos efluvios que emanan de su cuerpo.

ds

“¡Servicio con el rabo saliéndose!”

Con este elenco de personajes, pues, ya os podéis imaginar que se dan todo tipo de situaciones de lo más rocambolescas, algunas muy escatológicas y chocantes, que a pesar de eso arrancan más de una sonrisa al lector. No se puede decir que esta sea una obra maestra del noveno arte, pero al menos un ratito entretenido pasas viendo una marranada tras otra, al más puro estilo Enomoto (bueno, no tanto XD).

Lo mejor

  • Echarse unas risas con chistes marranos nunca está de menos.
  • Al final terminas cogiéndoles cierto cariño a los personajes.

Lo peor

  • El dibujo es malísimo. Pero bueno, contribuye al cachondeo general.
  • Algunas situaciones están hasta demasiado pasadas de rosca.

Ressentiment

Wednesday, January 28th, 2015
  • Título: ルサンチマン –Ressentiment–
  • Autor: Kengo Hanazawa
  • Editorial: Shōgakukan
  • Revista: Big Comic Spirits
  • Años publicación: 2004-05
  • Clasificación: tragicomedia, mundo virtual, prota patético
  • Tomos: 4

ressentiment1

Conocer al autor Kengo Hanazawa en el pasado Salón del Manga me encantó: me pareció un tipo genial, muy sincero y en realidad muy normal en lo referente a manera de ver la vida y reflejar sus vivencias en sus propios mangas. Lógicamente, Hanazawa ha triunfado gracias a su obra de zombis I am a Hero, que tengo el gusto de traducir para Norma Editorial, y una de las grandes curiosidades de dicha obra es que el protagonista está hecho a imagen y semejanza del propio Hanazawa, que en las diversas entrevistas que tuvo afirmó siempre que cuando más cómodo se siente es cuando se puede asimilar a sus propios personajes. Por eso, siempre ha creado historias con personajes con los que tiene un vínculo, pongamos, mental. En el caso de I am a Hero y también de Boys on the Run, además, el vínculo es también físico, ya que ambos protagonistas se parecen al autor como dos gotas de agua: hasta cierto punto, se puede afirmar –corroborado por Hanazawa– que dichos protagonistas están hechos a imagen y semejanza de él mismo, tanto física como mentalmente.

Antes de dedicarse al manga, Hanazawa no tuvo precisamente una trayectoria brillante: de hecho su primer gran éxito ha sido I am a Hero, con permiso de Boys on the Run, que al parecer no fue mal –de hecho se hizo una película de imagen real y una serie de TV basadas en él– pero tampoco fue un superventas, y se le nota que en estos momentos aún está intentando asimilar el éxito cosechado por su manga de zombis. Así, al tener Hanazawa una base mental más bien de “loser”, lo natural es que sus historias estén protagonizadas por personajes “loser”, de lo más patéticos y con unos modos de pensar más bien ruines, como ya comprobé en Boys on the Run.

Conocer a Hanazawa hizo que me interesara mucho por su obra anterior, lo que me hizo conseguir los tomos de Boys on the Run y disfrutarlos muchísimo. La historia empieza de forma magistral, muy entretenida, y luego baja bastante de intensidad hasta sorprendernos con un final poco convencional, pero la verdad es que disfruté enormemente del “viaje” de leer esos 10 tomos. Y ahora, ansioso de más Hanazawa, he decidido introducirme en su primera obra, Ressentiment, la única que me faltaba por leer de las tres únicas que tiene (sin contar historias cortas, que probablemente alguna ha publicado alguna vez, pero nunca se han recopilado en tomo).

ds

Takurô en su versión virtual (arriba) y real (abajo), intentando ligar con la chica virtual Tsukiko (derecha).

En Ressentiment nos encontramos con un Hanazawa primerizo, muy lejos todavía de la maestría gráfica que demuestra en I am a Hero, y con una historia bastante interesante pero también lejos de los recursos narrativos demostrados en Boys on the Run y, sobre todo, I am a Hero. En definitiva, es una historia bastante justita y que, de no ser por la trayectoria posterior del autor, probablemente nunca me habría llamado la atención como para leerla. Aun así, tengo que decir que, pese a que no me está enganchando tanto como sus otras obras, me está pareciendo un manga fácil de leer y, al ser cuatro tomos solamente, disfrutaré sin problemas hasta el final.

De nuevo, la historia está protagonizada por un loser empedernido, Takurō Sakamoto, que trabaja en una imprenta y es un fracasado total de 30 años de edad, gordo, feo, medio calvo, virgen (con chicas normales, ya que con las de pago sí se ha “estrenado”), que vive con sus padres y básicamente lo tiene todo para no triunfar en absoluto en la vida, ni en el ámbito laboral ni el personal. La historia se ambienta en un “futuro próximo” con respecto al momento en el que se creó la historia (2004-05): en año 2015 (XD), donde todo está básicamente igual salvo por la aparición de unos videojuegos de realidad virtual muy logrados. En estos juegos, te puedes introducir en el mundo que tú desees siempre que tengas el dinero suficiente para pagarte casas, coches e incluso, claro, mujeres (u hombres, imagino) virtuales.

Takurō conoce la existencia de estos juegos gracias a un conocido, que es igual de loser de él pero que tiene una doble vida virtual: dentro del juego, vive en una mansión espectacular y está rodeado por un auténtico harén de chicas a cuál más preciosa, que se desviven por él. Takurō, entonces, decide introducirse también en el juego, y empieza gastándose todos sus ahorros en el hardware necesario y, claro está, en el único software que se puede permitir: una choza en una isla solitaria y una chica llamada Tsukiko, cuyo software encuentra por casualidad, abandonado debajo de una estantería, en la tienda después de mirar y remirar todas las opciones y precios. Takurō configura el programa, se crea su identidad virtual (su propia imagen y semejanza cuando iba al instituto) y se dispone a vivir una vida de ensueño junto a Tsukiko… Pero parece que algo no va bien con la configuración del personaje, ya que hace cosas que no debería hacer…

Lo mejor

  • Una historia entretenida, sin más.

Lo peor

  • El tema de las vidas virtuales está un poco visto.